DESDE MI VITRINA DE CRISTAL, de Jaime Cannobbio, TOMO 6

HISTORIA DE LA PRIMERA COMPAÑÍA DEL CUERPO DE BOMBEROS DE SANTIAGO
vislumbren soluciones, pareciera que la bomba propiamente tal a pocos nos interesa, no así la parte social, y
que tampoco atrae a muchos a juzgar por la escasa concurrencia a las comidas Primerinas.
¿Entonces qué nos queda?, un bello Cuartel que semeja un sepulcro blanqueado, señores voluntarios hemos
llegado a creer que ser Primerino es cantar a voz en cuello la Primerina acompañado de Santa Rita en la Casa
del Sr. Undurraga en su Fundo de Tarapacá? ¿es eso ser Primerino?, señores, se repite la más grande de las
falacias, los hombres pasan las Instituciones quedan; falso, porque en la medida que los hombres que
pertenecen a esa Institución no saben defenderla con su honor, en esa medida las debilitan hasta llevarlas a la
muerte. Señores, tanto hablamos de nuestros descendientes y yo les pregunto, a los hijos de voluntarios, ¿es
esto lo que les dejaron sus padres?, ¿es esto lo que quieren dejarles de herencia a sus hijos?, medítenlo. Yo no
tengo ese problema, pero créanmelo, si lo tuviera, no podría dormir pensando en la Primera que recibirán mis
hijos, quiero para ellos una Primera que sea la continuadora del espíritu de mis antecesores, quiero para ellos
lo mejor que pueda darles como Primerino, para mis hijos lo mejor, ¿y ustedes?
(Dado lo crudo de este análisis se envió una carta personalizada a los honorarios que no asistieron a este
ejercicio la cual generó gran molestia entre los honorarios más antiguos y que se planteó en sesión del 29 de
Diciembre. Tanto las quejas como las intenciones fueron zanjadas, pero termina generando un objetivo
inverso, el cual es mejorar la participación en las necesidades de la Compañía).
Conclusiones
Señores Primerinos, ayer invoqué el nombre de nuestros queridos fundadores para rendirles cuenta de la
marcha de la Primera y para darles su ayuda espiritual. Hoy no lo haré, precisamente por ese cariño que
siento por ellos que me impiden darles un bochorno que no merecen, he preferido en cambio dirigirle mis
palabras a aquellos jóvenes que un día espero golpeen las puertas de nuestro Cuartel para ser los seguidores
fieles de nuestros fundadores. He querido que escuchen estas palabras que brotan de lo más profundo de mi
corazón.
Jóvenes del futuro hace ya 129 años que, en un día de fervor religioso, en que seres queridos oraban en la
intimidad del Templo de la Compañía, una llama traicionera prendió los velos del altar. Han pasado muchos
ya muchos años, y también muchos hombres han recogido ese grito de desafío para integrar nuestras filas,
muchos hombres han caído por amor a ese prójimo que no conocieron, pero que a través de nuestra
Institución amaron; han pasado los años, pero jamás tantos como para desconocer el llamado que hicieron
nuestros creadores ya que nosotros plasmamos con nuestro juramento.
Jóvenes del futuro, hoy vivimos en un mundo de extremo egoísmo y materialismo, en donde pareciera no
haber lugar para nosotros, pero lo más triste, es reconocer que ese mundo pareciera habernos penetrado
infiltrándose en lo más profundo de los corazones Primerinos. Ya no demostramos con nuestras acciones
deseos de sacrificarnos por el prójimo, pareciera que la mística se les extinguió, aquella mística que les
infunda en todo momento valor por darse por nuestra causa, valor para trabajar por nuestra Primera, en fin,
para ser fieles continuadores de aquellos que nos precedieron. Jóvenes del futuro puedo asegurarle a ustedes
que hay Primerinos que aún sienten el llamado de nuestro juramento, como un imperativo del espíritu y que
poseen un profundo amor por los valores inherentes a nuestro Cuerpo de Bomberos que están dispuestos a
seguir luchando hasta que sus vidas se extingan, pero debo decirles con pena, esos hombres están cansados,
no ven en sus pares, ese motivo que a ellos les impulsa a seguir luchando, están desilusionados, están
apenados de sentirse marginados en este mundo de egoísmo y materialismo, en su propia casa.
Esos hombres que aman a su Institución y a su Primera, están animados de una fuerza interna tan poderosa
que a pesar de sus flaquezas están dispuestos a luchar para entregarles a ustedes una Institución como aquella
que nuestros fundadores crearon, llena de esperanza y amor por el prójimo.
Estos hombres no desean que ustedes digan que por culpa de ellos no podrán golpear las puertas de nuestra
casa, porque no supieron defender como hombres lo que sus mayores les legaron con orgullo, muy por el
196 TOMO 6 - 1987 A 2000