DESDE MI VITRINA DE CRISTAL, de Jaime Cannobbio, TOMO 6

HISTORIA DE LA PRIMERA COMPAÑÍA DEL CUERPO DE BOMBEROS DE SANTIAGO
La inscripción en el Libro Rojo constituye uno de los actos más relevantes dentro de la Primera, toda vez que
los padres adquieren el compromiso por los hijos o descendientes de instruirlos desde pequeños de lo que
significa nuestra institución dentro de la comunidad. Serán ellos, junto a los padrinos, quienes enseñen lo que
es la amistad, la disciplina y la mística que rodea a nuestra Compañía, serán ellos el ejemplo que reciban los
niños para que el día de mañana al ingresar a nuestras filas sepan guardar y proteger a nuestra institución
como otrora lo hicieron sus mayores. En la medida en que ellos respondan a este llamado serán dignos de
estar inscritos en el Libro Rojo.
En el presente año se incorporaron a la Compañía los voluntarios que al nacer fueron inscritos por sus padre o
abuelos:
Paulo Meza Arellano
Jorge Vicuña Montes
La Biblioteca
Nuestra Compañía puede mostrar con orgullo ante las demás Compañías una biblioteca con numerosos
volúmenes aportados por sus voluntarios. Este recinto ubicado como todos sabemos, en el segundo piso
(actual Capitanía Gustavo Prieto H,). Fue iniciativa de nuestro voluntario Marcelo Jarpa Y. quien se las
ingenió para conseguir la sala en que funciona la Biblioteca la que se ha convertido en un lugar acogedor para
estar y conversar de diversos temas. Durante el presente año los libros han incrementado los ya existentes de
tal modo que resulta difícil exponerlos como corresponde. Habrá que comprar un nuevo estante para los
libros a fin de que no se dañen. La Primera consciente de esfuerzo e importancia que significa contar con una
biblioteca, acordó en sesión de Compañía, que la Junta de Oficiales nombre un Bibliotecario que se haga
responsable de este patrimonio. La Junta en cumplimiento de este mandato, designó para el año 1991 al
voluntario Marcelo Jarpa Y. como Bibliotecario en reconocimiento a su labor y entusiasmo por crear la
biblioteca. La Compañía debe saber que este esfuerzo no ha sido en vano toda vez, que numerosos
voluntarios activos han solicitado libros para leer. Solo queda por cumplir una parte del acuerdo de
Compañía, cual es fijar un horario de funcionamiento. La verdad que no es necesario ya que el Bibliotecario
nos informó que el horario es el siguiente: Abre puntualmente cuando él llega y cierra exactamente cuando él
se retira, jamás antes, por consiguiente, ese es el horario de funcionamiento.
Conclusiones
Don José, don Wenceslao, a ustedes he relatado lo ocurrido durante este año de 1991, son las alegrías y penas
de nuestra Compañía, he querido participarles de su vida porque quienes hoy vivimos somos responsables de
nuestros actos ante ustedes sus fundadores. De la lectura de esta memoria es posible conocer los hechos más
relevantes, pero ella no dice todo, aún hay más, y por eso os he invocado.
Con pena diré que el Secretario, por segundo año consecutivo debe señalar que la Primera sufre una profunda
crisis que afecta su propia existencia, hemos perdido el rumbo, hemos perdido nuestra identidad, hemos
perdido la razón misma de existir. Somos un brazo sin rumbo ni timón, un barco a la deriva y ya se divisan en
lontananza los acantilados que nos destrozarán.
Sabrán ustedes que la renuncia de todos los Oficiales en día 4 de Abril respondió a ese sentimiento de
frustración e impotencia que experimenta todo ser que se ve impedido de actuar por carecer de apoyo y,
estimando que estaban sobrepasados prefirieron, en un gesto que los enaltece como Primerinos, renunciar y
entregar el mando de la Compañía a quienes creyeran ser capaces de señalar el verdadero rumbo ante la
obscura realidad. Han transcurrido los meses, y aunque mucho se ha hecho, es insuficiente, la colaboración es
baja y solo un pequeño grupo ha llevado la carga del duro trabajo. La obscuridad aún persiste, los murmullos
han traspasado la amistad. La permisividad ha quebrantado la disciplina, el desconocimiento de la razón de
nuestra existencia, extinguido la mística. Usted don José, que dejó sus actividades comerciales que le
permitían una vida tranquila y sin sobresaltos, ingresó a la Bomba del Oriente para luchar por una noble
causa, servir a la comunidad sin esperar recompensa alguna, usted don Wenceslao, que como otros sintieron
el sufrimiento de haber perdido en el holocausto de la Iglesia de la Compañía a su querida hermana y verla
impotente como las llamas la consumían, dejó también su bienestar económico y su inmensa fortuna labrada
172 TOMO 6 - 1987 A 2000