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Tierra del Fuego, Retratos y Paisajes

La Corporación Patrimonio Cultural de Chile en conjunto con la empresa Larraín Vial presentan el libro “Tierra del fuego, retratos y paisajes”, un ensayo fotográfico que retrata a descendientes de los pueblos ancestrales que habitan actualmente Tierra del fuego, a través del lente del destacado fotógrafo Max Donoso.

La Corporación Patrimonio Cultural de Chile en conjunto con la empresa Larraín Vial presentan el libro “Tierra del fuego, retratos y paisajes”, un ensayo fotográfico que retrata a descendientes de los pueblos ancestrales que habitan actualmente Tierra del fuego, a través del lente del destacado fotógrafo Max Donoso.

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Typus Orbis Terrarum. En Abraham

Ortelius, Theatrum orbis terrarum: opus

nunc denuò ab ipso auctore, recognitum,

multisquè locis castigatum..., Amberes,

Apud Ant. Coppenium Diest, 1573.

Colección: Biblioteca Nacional de Chile

Encuentro de tripulantes de

la expedición de Thomas

Cavendish con pueblos

originarios de la región

magallánica (1586). En Twee

vermaarde scheeps-togten

van Thomas Candisch, engels

edelman, De eerste rond-om de

geheelen Aard-kloot, Gedaan in

the jaar 1586..., Leiden, Pieter

Vander Aa, 1706.

Colección: Biblioteca Nacional

de Chile

completó el planeta, haciendo posible entonces la creación del

«fin del mundo», es decir, Tierra del Fuego.

Aunque Magallanes logró superar, como muchos otros después,

los desafíos que la naturaleza del extremo sur de América

impone, el relato de las duras condiciones geográficas de la región

la transformaron en el escenario privilegiado de la aventura de

la humanidad por dilatar el mundo conocido, un factor estructural

y permanente en la historia. También lo fue la colaboración

que los europeos recibieron de los pueblos originarios, pues el

contacto entre grupos humanos, pueblos y culturas es otra de las

constantes de la evolución histórica de la humanidad, incluso si se

da de modo violento y dramático. Así, nombres como Patagonia

y Tierra del Fuego, otorgados por los europeos a partir de expresiones

culturales de sus pueblos originarios, tienen en los habitantes

existentes en la región desde tiempos inmemoriales, en

sus formas y costumbres, el origen de topónimos de significado

e impacto mundial, también imperecederos, que alimentan la

curiosidad permanentemente.

UN PAISAJE SOBERBIO Y SALVAJE

En las instrucciones que recibió Robert Fitz-Roy del almirantazgo

inglés para su comisión de reconocimiento y exploración

del extremo sur de América, al aludir a Tierra del Fuego e islas y

canales circundantes se refieren a tareas que se verificarán en

«la región más inhóspita» o en «lóbregas regiones», advirtiendo

al hidrógrafo que en la parte oriental del estrecho había bastante

más trabajo que hacer, pues la costa fueguina desde el Seno del

Almirantazgo hasta el cabo Orange no había sido «tocada».

Rumbo a Tierra del Fuego, luego de visitar las islas que llama

Falkland (hoy Malvinas), el capitán Fitz-Roy relata que en la travesía

su nave enfrentó fuertes vientos del sur, furiosas y repetidas

turbonadas y tiempo frío, a pesar de que ya estaban en verano.

Acercándose a tierra por el cabo Domingo, fondeó frente a Santa

Inés, maniobra que demoró pues una fuerte marejada que fluía

hacia la costa no sólo la dificultó, sino que creó una situación

peligrosa para la nave por el riesgo de encallar en la costa. Así,

con esta breve descripción, reveló algunos de los elementos que

hacían siempre riesgosa la navegación por la región, a los que

agregó el mal tiempo, rompientes, fuerte marea creciente, viento

y una alta marejada.

La descripción de las costas de Tierra del Fuego en el extremo

sur de la isla grande, con riscos y montañas boscosas, altas y

abruptas que ascienden desde el agua profunda, llevan a Fitz-Roy

a hablar del «negro precipicio» que, creía, amenazaba su nave, la

que también estaba sometida a los efectos de una mar gruesa y

fuerte temporal. Su retrato del cielo al ponerse el sol, de aspecto

rojizo con nubes que pasaban sobre la cima de las montañas en

masas rasgadas y separadas, presagio de un temporal que el barómetro

confirmaba, antecede a su confesión de que su tripulación

se encontraba cansada e impaciente a causa del mal tiempo de

la región, el que incluía sucesivas y gigantescas olas, ráfagas de

viento, granizo y lluvia. Este escenario lleva a Fitz-Roy a aludir

a los navegantes que lo antecedieron en las aguas que rodeaban

el cabo de Hornos que, como George Anson en el siglo XVIII,

debieron enfrentar durísimas condiciones de navegación en

buques desvencijados, con ineficientes tripulaciones y en costas

desconocidas que, efectivamente, él era el primero en explorar de

manera cuidadosa y sistemática. El conocimiento acumulado de

la zona lo llevó a afirmar que la Tierra del Fuego abarca todas las

islas hacia el sur del estrecho de Magallanes, hasta tan lejos como

las islas Diego Ramírez; un territorio compuesto por diversos paisajes

según el lugar en que se encuentren, si en el interior de la

isla grande, en el litoral o en medio de los canales. Así, Fitz-Roy

describe un territorio abierto, bastante llano, con colinas ocasionales

y las que llama cordilleras de cimas niveladas, que denomina

estepas, con muy pocos árboles y agua escasa.

Por su parte, la porción nororiental de Tierra del Fuego ofrece

boscosas montañas en las islas suroccidentales que se suceden

hacia la región nororiental bajo la forma de colinas de moderada

altura, parcialmente cubiertas de monte; a su vez, hacia el

norte se presentan extensiones niveladas casi libres de bosque,

pero cubiertas con hierbas aptas para el pastoreo de ganado.

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