Memoria Local #3
MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia, creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio del pasado local.
MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia, creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio del pasado local.
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MEMORIA
LOCAL
REVISTA DE LOS CENTROS DE HISTORIA
DE ANTIOQUIA
ACERCA DE LA REVISTA
COMITÉ EDITORIAL
MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia,
creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos
inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio
del pasado local. La calidad de los artículos se asegura mediante un proceso
de evaluación interno, el cual es realizado por su Comité Editorial.
La revista cuenta con la siguiente estructura: un director y un comité editorial
conformado por los representantes de los centros de historia de El
Retiro, Fredonia, San Vicente Ferrer, Itagüí, San Jerónimo y la Ciudad de
Antioquia, además de un delegado de la Academia Antioqueña de Historia.
Las secciones son las siguientes: La carta a los lectores o presentación que
informa sobre el contenido del número y la pertinencia del tema que se está
tratando; la sección de artículos que divulga resultados de investigación y
balances historiográficos, un personaje invitado, quien, mediante una entrevista,
conoceremos a fondo y de manera personal su vida y obra; por
último las reseñas y los ensayos bibliográficos que ponen en perspectiva
publicaciones historiográficas consideradas importantes.
DIRECTOR
Rodrigo Campuzano Cuartas, Centro de Historia El Retiro
EDITORES:
Daniel José Acevedo Arango Centro de Historia El Retiro
Juan Guillermo Toro Martínez Centro de Historia de la ciudad
de
Antioquia
Maria Amantina Osorio Ramírez Centro de Historia de Itagüí
Guillermo Zuluaga Ceballos
Centro de Historia San Vicente
Ferrer
Antonio María Estrada Saldarriaga Centro de Historia de Fredonia
Patricia Franco Olmos
Centro de Historia San Jerónimo
Luis Fenando Múnera López Academia Antioqueña de Historia
MEMORIA LOCAL pretende contribuir al desarrollo de la disciplina
histórica en un país que necesita fortalecer su estudio para una mejor comprensión
de su entorno social, político, económico y cultural. En este sentido
fomenta la investigación de la historia local en nuestros pueblos
TABLA DE CONTENIDO
Carta a los Lectores 8-9
ARTÍCULOS Historia de los Oficios- Volumen 3
Felipe Vélez Pérez 12-23
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos
sobre una tradición viva
Cristian F. Ramírez Giraldo 24-43
Historia del comercio en El Santuario
Miguel Ángel Arroyave Restrepo-Esteban Orozco Viana 44-53
El arte de reconstruir la historia con las manos
Antonio Estrada Saldarriaga 54-68
El oficio o profesión de Maestro
Escuela de Patrimonio de La Estrella 70-88
El artesano del Telar de la Cabuya
Juan Carmelo Martínez Restrepo "Juan Mares" 90-100
El aserrío con serrucho de cola
Luis Alfonso Salas Cardona 102-115
Historia laboral en Abriaquí
Julián González Ríos 116-125
Imágenes momentáneas: una mirada al oficio
ceramista de El Carmen de Viboral
Centro de Historia de Girardota 126-142
La producción de la panela: una tradición de Girardota
Fernando Castaño Cuartas 144-162
Los Luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Nancy Milena Isaza Cañaveral 164-171
Oficios de un pueblo cafetero:
Betania, Antioquia
Centro de Historia de Jericó 172-197
El Guarniel jericoano
Luis Orlando Luján Villegas 198-209
Huellas en la trama de la confección:tejiendo
sociedad desde las máquinas de coser industriales
Daniel Acevedo Arango 210-237
Los alquimistas de la madera: historia
de la ebanistería en El Retiro
Eduin Marín Mejía 238-248
El oficio del guaquero
Guillermo Zuluaga Ceballos 250-255
Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela
PERSONAJE INVITADO
Rodrigo Campuzano Cuartas 256-263
Personaje invitado: Manuel Uribe Ángel
RESEÑAS
Daniel Acevedo Arango 264-268
Geografía General y compendio histórico
del estado de Antioquia
6
7
CARTA A LOS LECTORES
He aquí un fragmento del pasado de nuestros pueblos: el oficio de los
artesanos. Muchas historias perviven, además de sudores, técnicas y vidas
desconocidas al interior del trabajo diario de variados personajes: zapateros,
ceramistas, guarnieleros, luthiers, aserradores, carpinteros, comerciantes y
otros más que descubrirán quienes recorren estas páginas. Aquí hay tradiciones
conservadas y extinguidas. Son estos los oficios que, en su cotidianidad,
en su largo trajinar a través de los tiempos, han hecho parte de la identidad de
los antioqueños. El rescate de estas vidas privadas ha valido la pena porque
la historia de Antioquia los ha dejado de lado y ellas están impregnadas de
sentidos propios de la vida cultural de los pueblos
Preceden a la llegada de la economía industrial y, a la vez, la acompañan.
No provienen de la Escuela de Artes y Oficios, sino de la creatividad empírica
de los campesinos y colonos. La máquina no es la protagonista central,
pero ella también fue adaptada. Las elaboraciones, a la vez de tradicionales,
evolucionaron en su técnica y herramientas. Los oficios se heredaron y están
inscritos en las historias de las familias. No hay grandes hombres famosos,
pero sí gentes bien conocidas localmente por sus servicios a las comunidades.
identidad local. Encontrarlos hoy día es difícil, pero persisten, continúan, es
incierto su futuro y pervive en la memoria oral de los ancianos. Memoria
Local: Revista de los Centros de Historia de Antioquia con esta edición
ha querido hacerles un reconocimiento. Por lo antes dicho creemos que lo
merece y esperamos que quienes lo lean lo reconozcan también.
En la última parte de la revista se hace un homenaje a la figura emblemática
del doctor Manuel Uribe Ángel. Se invita al lector para conocer aspectos
de su personalidad a detenerse en la entrevista imaginaria que se le realiza
y en la presentación de su obra magna: Geografía General y Compendio
Histórico del Estado de Antioquia
RODRIGO CAMPUZANO CUARTAS
Director
DANIEL ACEVEDO ARANGO
Editor
En ocasiones las prácticas artesanales han llevado a la inspiración musical,
a la lírica, a la expresión literaria y hasta la pintura cuando así se ha extendido
su presencia, la idealización reconoce su importancia. Numerosas tradiciones
y fiestas asociadas a los oficios, y eventualmente hoy día, son símbolos de
8
9
HISTORIA DE
LOS OFICIOS
EN ANTIOQUIA
10
11
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
Luis Felipe Vélez Pérez
LA ZAPATERÍA EN RIONEGRO:
APUNTES HISTÓRICOS SOBRE
UNA TRADICIÓN VIVA
RESUMEN
El oficio de zapatero ha sido importante
en la historia de Rionegro durante siglos.
A él se vincularon múltiples familias
humildes que incluyeron artesanos, esclavos,
mujeres, jóvenes e incluso niños.
Sus zapaterías se hicieron tradicionales
y dieron fama a Rionegro como carta de
presentación debido a la perfección y calidad
de los zapatos. Existieron la colonia
y existen aún como un patrimonio a la vez
material e inmaterial invaluable. Huellas
históricas de su larga vigencia constan en
el Archivo de la Casa de la Convención y
en este artículo se han recogido algunas
para mostrar la intimidad de sus muchos
contenidos y lo valioso que son.
Palabras claves: artesanos, zapaterías,
esclavos, comercio, gremio, guerra de
Independencia
LUIS FELIPE
VÉLEZ PÉREZ
SHOEMAKING IN RIONEGRO: HIS-
TORICAL NOTES ON A LIVING
TRADITION
SUMMARY
The shoemaking trade has been important
in the history of Rionegro for centuries.
Many humble families were linked to it,
including artisans, slaves, women, young
people and even children. Their shoe shops
became traditional and gave fame to Rionegro
as a letter of introduction due to the
perfection and quality of the shoes. They
existed during the colony and still exist
as an invaluable material and immaterial
heritage. Historical records of their long
existence are kept in the Archives of the
Casa de la Convención and in this article
we have collected some of them to show the
intimacy of their many contents and how
valuable they are
Key words: artisans, shoemakers,
slaves, trade, guild, war of independence,
war of independence
Historiador egresado de la Universidad Nacional, director del Archivo Histórico de
Rionegro y docente
Correo de contacto: lfvelezp@unal.edu.co
LA ZAPATERÍA EN RIONEGRO: APUNTES HISTÓRICOS SOBRE
UNA TRADICIÓN VIVA
La técnica de fabricación de zapato artesanal es uno de los saberes más
representativos de la tradición rionegrera. Junto con la carpintería, la siembra
de flores y la construcción de silletas, la fabricación de arepas caseras,
entre otros, la fabricación artesanal de calzado ocupa un sitio privilegiado en
las expresiones inmateriales del patrimonio de la ciudad. ¿Pero cómo llegó
a ser esta práctica tan destacada en Rionegro? ¿Qué cambios y transformaciones
sufrió en su trasegar histórico? ¿Por qué fue tan particular dentro de
la sociedad?
Es posible que desde la génesis de la parroquia de San Nicolás en el
siglo XVII ya hubiera personas en esta localidad que se encargaran de la
fabricación de zapatos. Sin embargo, solamente se han encontrado registros
documentales sobre zapateros en la segunda mitad del siglo XVIII. Para
entonces, personas de diverso tipo se dedicaban a este oficio como una forma
de sustento. Se les llamaba artesanos y constituían un estamento social
diferenciado dentro de la sociedad rionegrera. Es decir, se distinguían principalmente
por las actividades que realizaban y una tendencia a ser mayoritariamente
pobres, a pesar de ser un conjunto de población muy numeroso.
Los artesanos eran zapateros, carpinteros, talabarteros, herreros, sastres,
pintores y plateros, entre otros oficios, que comúnmente formaban gremios
o asociaciones de trabajo, cooperación y articulación. Existía una jerarquía
dentro de los gremios: siempre había un oficial mayor o maestro mayor
del oficio, después estaban los oficiales y finalmente los aprendices y ayudantes,
quienes debían pasar varias pruebas antes de convertirse en oficiales
12
13
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
de cualquiera de estas artes manuales. Asimismo, los gremios de artesanos
estaban constituidos por personas de todo tipo: negros, indios, mulatos y, en
general, las castas, como se denominaba a ese grupo donde estaban los sujetos
de distinta procedencia social y caracterizados por su mestizaje.
¿Cómo se fortaleció el oficio de zapatero a finales del periodo colonial?
Con el crecimiento de la población a finales del siglo XVIII, comenzaron
a aparecer necesidades asociadas a los oficios y las ocupaciones de las
personas. Al conformarse el cabildo de Rionegro en la década de 1780, existió
una preocupación constante por controlar la mendicidad, la vagancia, el
ocio y el desempleo de las personas. En 1786, por ejemplo, el defensor y
padre de menores Joaquín Londoño señalaba al cabildo de la ciudad que el
ideal de la quietud y la tranquilidad de la población requería el empleo y
la ocupación de todas las personas en edad para trabajar, por lo que solicitó
que se sacaran del poder de las familias a los jóvenes ociosos y se les enseñara,
además de la doctrina cristiana, oficios como la zapatería, la herrería y
la carpintería. 1 La solicitud iba orientada a precaver el ocio y la vagancia y
generar mayor productividad económica y circulación de bienes materiales,
como era el ideal borbónico a finales del siglo XVIII.
Es posible conocer cómo se daba el aprendizaje de la zapatería entre
finales del periodo colonial y los inicios de la república. Durante los primeros
años de la época de la independencia, Francisco Pinela entregó a su
hijo Juan al ciudadano Miguel Escobar, quien era oficial de zapatero, con
el propósito de que este le enseñara su oficio. El contrato consistió en que
el joven estuviera durante cinco años sujeto al zapatero: tres aprendiendo y
los otros dos trabajando en el oficio para pagarle la enseñanza. Esto incluía
el mantenimiento del aprendiz con la comida y el vestido. Así lo cumplió
1 Archivo Histórico de Rionegro, (AHR). Gobierno, tomo 16, f. 190r-v.
14
Luis Felipe Vélez Pérez
el zapatero Escobar hasta que el joven Pinela fue reclutado por el Estado,
con el propósito de servirse de él para la guerra de independencia. Tiempo
después, el padre del aprendiz dijo al zapatero que ya no quería que su hijo
siguiera en el oficio, y lo tomó para sí. El zapatero Escobar demandó que no
se le habían pagado los tres años que lo había mantenido y toda la enseñanza
del oficio que le había proporcionado, para que, en 1816, cuando estaba
haciendo esa denuncia, el joven Juan Pinela ya fuera un oficial de zapatería,
puesto al servicio de Sinforoso García Salgar. 2
Los oficios de los artesanos los acompañaban generalmente durante
toda su vida. Una vez adquirido un oficio o un saber, las personas se entregaban
a esa práctica y enseñaban su conocimiento a sus hijos y cercanos, para
que en algún momento pudieran valerse de ese conocimiento para vivir. El
saber de un oficial de zapatería se extendía por lo común a toda su familia,
y tal vez la poca riqueza que los oficiales lograban acumular consistía en
sus herramientas y su conocimiento puesto al servicio de la fabricación de
distintos objetos y obras físicas. En 1813 ocurrió, por ejemplo, que Eugenio
Uribe vendió la herramienta de zapatería de su hermano difunto Juan Ignacio
Uribe, con el propósito de pagar los derechos de la iglesia, la sepultura,
el hábito, el entierro y todo lo demás anexo. Esta suma equivalía a catorce
castellanos aproximadamente. 3
Durante estos años de la independencia se produjo la reorganización
del gremio de los artesanos de zapatería, puesto que presumiblemente muchas
personas habían comenzado a ejercer el oficio sin el examen previo ni
el conocimiento correspondiente por parte del maestro mayor de zapatería y
el cabildo de la ciudad. Al teniente del maestro mayor de zapatería Antonio
2 AHR, Gobierno, tomo 22, ff. 210r-211r.
3 “Contiene la distribución de catorce castellanos en que fue vendida la herramienta de
zapatería de Juan Ignacio Uribe, invertidos en pagos del entierro por Eugenio de Uribe. Año
de 1813. Juzgado de segundo voto”, en AHR, Gobierno, tomo 249, ff. 1r-11v.
15
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
Marulanda se le encargó la realización de dicho examen, que se llevó a cabo
congregando a los oficiales y zapateros en una tienda pública de la ciudad
durante cierto tiempo y verificando visualmente y por medio de la prueba
tangible de la fabricación de zapatos que efectivamente tuvieran la destreza
para hacer parte del gremio de zapateros de la ciudad. La prueba ocupó un
mes y medio aproximadamente, pues incluyó todos los preliminares, el proceso,
la confección, la construcción y la entrega de cada obra y por parte de
cada uno de los examinados, que según el zapatero Marulanda eran bastantes.
Y agregaba:
16
[…]Entre los oficiales de zapatería ejercen este oficio con tienda
pública algunos esclavos que solo se sujetan a su amo, y esta circunstancia
me obliga a hacerlo presente a vuestra señoría para
que se sirva disponer que todo oficial con tienda pública quede
sujeto al examen e inspección del maestro mayor, así en este
acto como en lo sucesivo en la parte que toque al discernimiento
y crítica de su profesión. 4 […]
Que negros esclavos practicaran la zapatería en Rionegro y tuvieran
una tienda pública en la ciudad para 1817 constituye un aspecto muy relevante
para analizar desde una perspectiva sociológica, política y económica. Tal
vez habría que remontarse a la segunda mitad del siglo XVIII, para entender
por qué razón los esclavos podían tener oficio de zapateros. Las relaciones
sociales que produjo la explotación minera en el valle de San Nicolás en
este periodo generó que la sujeción de la mano de obra esclava fuera menos
rigurosa, haciendo que los esclavos pudieran tener uno, dos y hasta más días
a la semana, o cada cierto tiempo, en que eran libres. Esa libertad justamente
los obligaba a tener que ganarse su sustento en otro tipo de actividades, por
lo cual parece que la mayoría de ellos se inscribieron en distintos gremios de
artesanos y aprendieron oficios como la zapatería.
4 AHR, Gobierno, tomo 22, ff. 262r-263r.
Luis Felipe Vélez Pérez
¿Qué circunstancias ocurrieron para que los esclavos pudieran tener
esta actividad económica iniciando el siglo XIX? Es una pregunta que
implica estudiar el fenómeno en relación con las necesidades económicas
de esta población y, al mismo tiempo, las necesidades materiales de quienes
compraban o adquirían zapatos. En cualquier caso, este hecho evidencia que
la zapatería ya era un oficio muy popular, conocido y practicado en Rionegro
durante los años de las guerras de independencia.
Justamente en este contexto se solicitó la fabricación de 2000 alpargatas
en Rionegro y otros puntos de Antioquia, con el fin de calzar a las tropas
patriotas. En 1815, estando en Rionegro el francés Manuel de Serviez,
solicitó al cabildo enterarse y vigilar la realización de este pedido, que tenía
carácter de urgencia, tanto por el tiempo como por la necesidad de vestir
adecuadamente los soldados de los ejércitos. 5 Una cantidad tan grande de
alpargatas solamente podía ser satisfecha por una gran cantidad de zapateros
o fabricantes de este calzado, lo que muestra, entonces, que el gremio
era numeroso y la actividad se mostraba demandada y buscada.
Durante todo el curso del siglo XIX, la zapatería permaneció como
una actividad atractiva para el sostenimiento económico de distintas familias.
En este quehacer, además de los fabricantes, comenzaron a aparecer los
tratantes, intermediarios y negociantes, con quienes se desataron distintos
conflictos y querellas. El 29 de marzo de 1867, el negociante Zenón Parra
afirmó que le había mandado a hacer unos botines a Julián Pineda hace un
tiempo y que este se los había entregado. Y luego aceptó la demanda que lo
obligaba a pagar seis pesos que adeudaba al zapatero. 6 Asimismo, un año
después Joaquina Cardona demandó a Pedro José Orozco, para que se le
obligara al pago de dos pesos y dos reales que hace mucho tiempo le debía,
5 AHR, Gobierno, tomo 26, f. 86r-v.
6 AHR, Gobierno, tomo 119, ff. 324r-327r.
17
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
procedentes de seis pares de alpargatas que le dio para vender a razón de
tres reales cada par. 7 Y finalmente, en 1899, Maximiliano Caicedo solicitó
ante el alcalde municipal de Rionegro exigir a Rafael Silva la devolución
de 60 centavos que le había entregado para la reparación del cosido de un
calzado y que después de mucho tiempo seguía sin entregarle. 8
Estos pleitos permiten comprender cómo la fabricación de calzado
en Rionegro se incorporó progresivamente en el centro de las actividades
económicas para el siglo XIX. En los registros del Archivo Histórico de
Rionegro, los conflictos entre zapateros o por razones relacionadas con el
calzado son, por lo general, más frecuentes en comparación con los pleitos
en los que figuraban otro tipo de artesanos y trabajadores de oficios distintos.
No obstante, aún es necesario indagar mucho más sobre cómo los
distintos cambios económicos y políticos del contexto nacional y regional
impactaron la configuración del oficio de la zapatería durante el siglo XIX.
Para la segunda mitad de ese siglo no se hablaba en los documentos
de indios, negros y otro tipo de personas, pero ciertamente continuaban
apareciendo actores distintos en el intercambio económico y comercial del
zapato, así como todo tipo de agentes. Se encontraban, entonces, los negociantes,
los fabricantes y reparadores, los agentes de comisión que viajaban
a otros lugares para comerciar y, muy importante, las mujeres. Estas se
involucraron tanto en la construcción de zapatos como en su comercialización
e intercambio. También el mercado se amplió considerablemente y el
zapato rionegrero se distribuyó por todo el oriente antioqueño, el norte de
Caldas y otros lugares del país.
Por ejemplo, el 13 de agosto de 1929, se presentó en la Alcaldía Mu-
7 AHR, Gobierno, tomo 119, ff. 311r-312v.
8 AHR, Gobierno, tomo 145, f. 159r.
18
Luis Felipe Vélez Pérez
nicipal de Rionegro Simeón Restrepo, vecino del distrito, y denunció criminalmente
a Delio Cardona por el delito de abuso de confianza. Manifestó
que el lunes, 29 de julio de ese año, se había presentado en su casa Delio
Cardona diciéndole que iba para San Carlos con una obra de calzado del señor
Pedro Valencia, y que si él (Simeón) quería darle otros pares para llevar
y sacarles alguna ganancia. Simeón le dio 18 pares de zapatillas de charol
propias para mujer y agregó que se los ponía a tres pesos oro cada uno. Si
no los venía, le dijo que le llevara los restantes, pero si le quedaban cuatro
o cinco pares los diera a dos pesos oro con ochenta centavos, para que no
tuviera que cargarlos de regreso. El domingo 11 de agosto llegó Cardona de
regreso y mandó a decirle a Simeón que en Cascajo, cerca de Marinilla, lo
habían atacado y le habían quitado todo lo que traía y que por ese motivo no
podía darle el dinero. Simeón manifestó que a Cardona no lo habían atacado
y que lo que quería era privarlo de su dinero, que eran 54 pesos oro, valor
de los 18 pares de calzado a tres pesos oro cada uno. 9 Este pleito se extendió
por casi dos años, y permite retratar varios aspectos de lo que significaba
la zapatería en Rionegro para el siglo XX: un oficio de subsistencia de familias,
una actividad de producción para la exportación, un trabajo de articulación
de diferentes niveles económicos (producción, comercialización,
distribución, etc.).
Rionegro se convirtió en el centro de la fabricación y la comercialización
de zapatos y todo tipo de calzado en el oriente antioqueño y el departamento
durante buena parte del siglo XX. Desde mujeres viudas como
Rosenda Palacio hasta jóvenes de 15 años como Jesús Antonio Castrillón; 10
y desde zapateros que vivían en Belén, como Antonio Flórez, hasta otros
9 AHR, Gobierno, tomo 151, ff. 591r, 593v. Sumario contra Delio Cardona por abuso de confianza al no
pagarle a Simón Restrepo 18 pares de zapatos que le entregó para vender, 1929-1931.
10 AHR, Gobierno, caja 274, carpeta 1, ff. 21v-22r; “Solicitud de Rosenda Palacio reclamando un calzado.
Mayo 1904”, en AHR, Gobierno, caja 256, carpeta 6, f. 164r.
19
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
que vivían en Quebrada Arriba, como Manuel Peláez, 11 una significativa
cantidad de habitantes de Rionegro se vieron implicados de alguna manera
en el oficio de la zapatería.
Hasta en Bogotá se supo en la década de 1930 sobre el potencial y la
capacidad de los fabricantes de zapatos de Rionegro, como se lee en una
comunicación dirigida en 1934 al alcalde de la ciudad por parte del Jefe
de la Oficina de Trabajo del Ministerio de Industria. En ella se comunicaba
la devolución a José Cardona, fabricante de calzado de Rionegro, de
la colección de formularios estadísticos. 12 Asimismo, un año después, el
Ministerio de Guerra de Colombia solicitaba a través del Departamento
Administrativo reducir el valor de la cotización para la adquisición de
calzado nacional, en lugar de mandar a traerlo del exterior. 13 De alguna
manera, el calzado rionegrero se había convertido en un referente del zapato
nacional para la década de 1930.
El establecimiento y el funcionamiento de las zapaterías fue regulado
por la misma municipalidad de Rionegro, que se encargaba de cobrar
y registrar los derechos de talleres y negocios de calzado. Así, en 1930 se
notificó a Alejandro Ramírez la deuda que tenía con el pago de los derechos
de zapatería, 14 y con cualquier persona o familia que manejara este
tipo de negocios se hacía el mismo procedimiento. Aunque en Rionegro
se podían encontrar talleres y negocios de zapatería en distintos lugares,
la mayor parte se concentró hacia el costado norte de la iglesia de San Nicolás
y a un costado de la histórica Casa de la Maestranza. La calle pasó
a llamarse con el tiempo Calle de la Zapatería, y después de que Carlos
Luis Felipe Vélez Pérez
Uribe Echeverri abriera un pasaje en los bajos de la Maestranza, este pasaje
pasó a llamarse el Pasaje de la Zapatería. Aunque este fue el centro de la
comercialización del calzado, lo cierto es que los artesanos generalmente
tenían su taller en la casa donde vivían, pues les ahorraba el pago de alquileres
y les permitía vincular más fácilmente al trabajo al resto de la familia
(esposa, hijos y otros parientes).
Los procedimientos y las herramientas de trabajo para el siglo XX
eran muy diversos, y también se daba la distribución social y sexual del
trabajo. Las mujeres y los niños solían guarnecer, cocer y decorar los zapatos.
Los dueños de los talleres administraban y gestionaban los pedidos y
encargos de la población. Y los aprendices o trabajadores de los talleres se
dedicaban al resto de la construcción del calzado, ya fuera en casa o taller
del patrón o también podía ser en sus propias casas. Entre los materiales
usados por los artesanos se encontraban moscas, puntillas, piedras de amolar,
tenazas, cortafríos, cuchillas, planchas, saca hormas, bisagras para los
bordes, pinzas, martillos, vidrio de raspar, cuchillos, pegante, etc. 15
A mediados de siglo XX hubo varias propuestas e iniciativas para
institucionalizar una fiesta típica de Rionegro, como se venía haciendo en
otros lugares de Antioquia. Se pensó en la fiesta de las flores y la fiesta
del maíz, pero finalmente el Concejo Municipal de Rionegro, por medio
del Acuerdo No. 17 de 1965, institucionalizó la Fiesta Anual del Zapato. 16
Esta tuvo como propósito servir de base para la educación pública en este
saber tradicional, por lo que a la postre terminó siendo parte del currículo
lúdico-práctico del Instituto Técnico Industrial de Rionegro, donde final-
11 AHR, Gobierno, caja 270, carpeta 1, f. 163r.
12 AHR, Gobierno, caja 261, carpeta 2, f. 112r.
13 AHR, Gobierno, caja 261, carpeta 4, f. 29r.
14 AHR, Gobierno, caja 260, carpeta 7, ff. 229r-230r.
15 Juan Camilo Martínez Aristizábal (comp.), Rionegro: las transformaciones económicas y sus impactos
en la cultura. Aproximaciones desde la memoria oral (Rionegro: Alcaldía de Rionegro, 2015), 108.
16 Acuerdo No. 17 (19 de marzo) de 1965, “Por la cual se decreta la Fiesta Anual del Zapato”, en Archivo
Central del Concejo de Rionegro, Acuerdos.
20
21
La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva
Luis Felipe Vélez Pérez
mente desapareció.
El rápido proceso de industrialización en Rionegro durante la segunda
mitad del siglo XX fue quitando protagonismo al zapato artesanal, que
se fabricaba desde el periodo colonial en la ciudad. La producción serial y
en masa, la apertura económica de la década de 1990, el establecimiento
de industrias e instituciones comerciales en Rionegro y la importación
de productos extranjeros provocaron el rápido declive de esta tradición
durante las últimas décadas del siglo XX, hasta dejar apenas un puñado
de zapateros tradicionales, quienes actualmente portan un conocimiento
valiosísimo sobre la forma como se hacía antiguamente el calzado. Además,
si bien reconocen el desequilibrio en la competencia, han encontrado
la forma de mantener viva una práctica ancestral que ha acompañado el
desarrollo de la ciudad durante más de 200 años.
BIBLIOGRAFÍA
Acuerdo No. 17 (19 de marzo) de 1965, “Por la cual se decreta la Fiesta Anual del
Zapato”, en Archivo Central del Concejo de Rionegro, Acuerdos.
Archivo Histórico de Rionegro, fondo Gobierno. Tomos: 16 22, 26, 119, 145,
151, 249. Cajas: 274, carpeta 1; 256, carpeta 6.
Martínez Aristizábal, J.C. (comp.) (2015), Rionegro: las transformaciones económicas
y sus impactos en la cultura. Aproximaciones desde la memoria oral,
Rionegro: Alcaldía de Rionegro.
22
23
Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
HISTORIA DEL COMERCIO EN
EL SANTUARIO: Entre velas y
campanarios: el orgullo de ser lo
que se es
HISTORY OF COMMERCE IN EL
SANTUARIO: Between candles and
bell towers: the pride of being what
you are
HISTORIA DEL COMERCIO EN EL SANTUARIO: Entre velas y
campanarios: el orgullo de ser lo que se es
RESUMEN
El artículo presenta la tradición comercial
de los habitantes de El Santuario y muestra
la amplitud de su diversidad a lo largo del
tiempo. Empieza en el siglo XIX y llega
hasta hoy día. Se comparten algunas de
las publicidades más representativas para
ilustrar el ingenio de los comerciantes
y expone como los santuarianos se han
distinguido como personas trabajadoras y
emprendedoras que buscaban todo tipo de
posibilidades comerciales, de importación
y exportación, para potenciar sus negocios.
Finalmente construye sobre esta tradición
una explicación según la cual han emergido
en el contexto de Antioquia y Colombia
como personas brillantes en los negocios
contemporáneos del comercio.
Palabras claves: Venecia, época prehispánica,
colonización, haciendas, parroquia,
paisaje
CRISTIAN F.
RAMIREZ
GIRALDO
SUMMARY
The article presents the commercial tradition
of the inhabitants of El Santuario
and shows the extent of its diversity
throughout time. It begins in the XIX
century and arrives until today. It shares
some of the most representative advertisements
to illustrate the merchants'
ingenuity and exposes how Santuarianos
have been distinguished as hardworking
and enterprising people that
looked for all kind of commercial possibilities,
import and export, to promote
their business. Finally, he builds on this
tradition an explanation according to
which they have emerged in the context
of Antioquia and Colombia as brilliant
people in the contemporary business of
commerce.
Key words: Venice, pre-Hispanic times,
colonization, farms, parish, landscape
Cristian Felipe Ramírez Giraldo es estudiante del pregrado de Historia de la
Universidad de Antioquia. Promotor y guía en el Museo Histórico General José
María Córdova y en el Museo Artístico Guillermo Zuluaga “Montecristo”, ambas
instituciones en el municipio de El Santuario.
Dirigió el proyecto “Historia que renace: una experiencia de extensión del Museo
Histórico del General José María Córdova a la ruralidad santuariana”, realizado
con apoyo del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia.
El Santuario fue provincial porque no tenía caminos de acceso a su
zona urbana, o mejor decir, a sus pocas casas desde otras zonas del departamento.
Marinilla, El Peñol o El Carmen, pueblos vecinos, eran en realidad
casi tan alejados como cualquier otra región del país. Caminos no había
propiamente, y los pocos que existían eran impracticables. A lomo de mula
o de arrieros se iba a otros lugares a ejercer, por ejemplo, el comercio, algo
que no se realizaba en El Santuario donde aún existía el trueque y la subsistencia
del “pan-coger”, es decir, donde se comía lo que la misma familia
cultivaba. Y no sólo era un pueblo provincial, sino también cohibido, en
tanto fue la Iglesia la que marcó el rumbo moral, cultural, intelectual y social
de sus habitantes.
Uno de los oficios más importantes que caracterizan a este municipio
del Oriente antioqueño es el comercio. Al respecto, el historiador Diego
Duque Pérez, analizando los censos de 1851 y 1864, nos afirma que para el
primer año solo figuraban como comerciantes siete personas, y que disminuyeron
a tres en un lapso de poco más de una década, exactamente para
1864 1 . Más que comercio, lo que hubo fue una fuerte movilidad social y una
migración para mejorar las condiciones materiales de vida. Era necesario
buscar las oportunidades donde estuviesen presentes. Aunque además de
movilidad de personas y familias, hubo también una movilidad o cambio
1 Duque Pérez, Diego Alexander. (2019). Algunas consideraciones económicas y sociales de una
comunidad de campesinos antioqueños a mediados del siglo XIX: El caso de El Santuario. Una
aproximación histórica a través de los censos de 1851 y 1865. En: Informe de gestión Concejo
Municipal 2019. El Santuario, Antioquia: 39.
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
de oficios, puesto que quien ayer era comerciante, hoy podía ser perfectamente
agricultor y mañana carnicero, como el caso ocurrido en 1864 con
don Ramón Castaño.
Se cambiaba de ocupación, no de mentalidad, ni más faltaba. Los
hijos debían ser criados en el Santo temor de Dios y dentro del seno de la
Madre Iglesia Católica, y a falta de patrimonios sólidos, los hijos pensaban
que la mejor herencia o legado de los padres era el ejemplo y la religión,
fuerte patrón moral que hoy se conserva.
Los pioneros
Los primeros años del XX se caracterizaron por el hecho de la migración
en búsqueda de operaciones comerciales, pues aquí se mantenía el
trueque. Sin embargo, según la Monografía de El Santuario de 1988: “Ya
para las primeras décadas del siglo XX teníamos en El Santuario “importadores
directos” del exterior que compraban productos en otros países, llegaban
al interior por el río Magdalena hasta Puerto Nare y de ahí los traían a
El Santuario en mulas o bueyes…” 2 . Figuras como Miguel Antonio Hoyos
-cuyo establecimiento comercial estaba en la esquina noroccidental de la
Plaza- empezaron a descollar, importando paños, sedas, perfumes, vestidos,
sombreros y demás productos que harían parte de las nuevas indumentarias
de los santuarianos, mismos productos que marcarían un nuevo modelo de
estratificación social. Se hizo de ese modo indispensable pensar en ropajes
que fuesen diferentes de los habituales, sobre todo para las fechas especiales
y días de guarda, que correspondían con sus creencias religiosas. Los
días de la Semana Santa eran para el “estrén”.
2 Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988: 102.
Miguel Antonio Hoyos, importante comerciante y fundador de la Escuela de la vereda Bodegas
Otros importadores fueron Jesús Antonio Ramírez, Julio Gómez,
Manuel Serna y Felipe Gómez, los más potentados de esos tiempos. Aparte
de ser importadores de productos del exterior, fueron personas con audacia
para los negocios y de gran arrojo. Vieron posibilidades interesantes en la
incursión de nuevos productos alimenticios como la panela, el plátano y
la yuca, que son propios de tierra caliente y no se producían en esta zona.
Eran ellos quienes traían esos productos desde Cocorná y los empezaban a
vender en pequeños puestos ubicados sobre la acera occidental de la Plaza
Principal. El plátano, la yuca, la panela y algunas frutas empezaron a ser
conocidas y manipuladas por las manos de las mujeres de ese entonces,
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
encargadas de las labores gastronómicas en el hogar.
Este comercio en la Plaza Principal era algo austero y sencillo.
Pocos víveres y quincallas se vendían, pero se vieron fortalecidas ante el
anuncio de que se podían explorar otras fuentes de comercio como la venta
de ganado, animales, producciones artesanales, entre otros aspectos. Esto
duró hasta bien entrado el siglo XX. El Concejo Municipal fijó el día de
mercado los viernes y así permaneció varios años. Los mercados públicos
y la instalación de los toldos se fueron fortaleciendo como consecuencia
de las Exposiciones Agrícolas e Industriales que el Centro León XIII y la
Sociedad de Mejoras Públicas realizaban cada año desde la década de los
20, en donde se exponían los productos y las diferentes obras artesanales
hechas en el municipio. Esto sirvió también como incentivo para crear un
ambiente propicio para la creación de empresas que sacaran de la postración
económica al municipio. De igual manera, si los santuarianos tenían su
propio mercado, eso evitaría que tuviesen que viajar a Cocorná a vender sus
productos, muchas veces perdiendo dinero por las dificultades conocidas
del transporte y la inseguridad de la venta.
Ese comercio que lentamente se desarrolló en el Parque Principal,
hizo que aquellos potentados fuesen adquiriendo fincas en Cocorná, con el
ánimo de producir los alimentos que no se conocían en tierra fría. Por lo anterior,
Orlando Vásquez A. nos afirma que “los ricos de ese entonces tenían
casa en el marco de la Plaza y finca en Cocorná…” 3 , mostrando que el comercio
se incentivó en parte por la exploración de nuevos territorios y por
3 Entrevista realizada por Edison David Ramírez y Cristian Ramírez a Orlando Augusto Vásquez
Aristizábal, 01 de octubre del 2020, El Santuario Antioquia, Colombia.
Cristian F. Ramírez Giraldo
el conocimiento de las oportunidades que ofrecían. El cultivo de la panela
en Cocorná, por ejemplo, fue incentivado por estos potentados y por los
curas de ambos municipios como estrategia económica y de generación de
empleo. Estas tierras eran llamadas “estancias” y uno de los mayores poseedores
era Francisco Serna Pineda, nacido en 1879 y fallecido en 1956,
al igual que Cesareo Tobón, hombre de alta fortuna, mecenas al igual de la
construcción del templo San Judas Tadeo.
Otros productos
Nuevos establecimientos comerciales iban surgiendo. Cabe destacar
las panaderías de Clemente Giraldo y de Juan de Dios Zuluaga, donde
exhibían y vendían sus bizcochuelos y panes. Estos productos se iban convirtiendo
poco a poco en la nueva dieta de los habitantes, hasta ese momento
sólo caracterizada por el predominio del maíz. Ya el trigo lo estaba
reemplazando, lo que años posteriores vendría a ocupar el predominio del
arroz. Para la década de los 30 del XX, la Panadería Oriente, propiedad
de Roberto Olarte Gómez, sería punto referencial para las compras de los
hogares santuarianos. En la vereda El Retiro ya se hacían buñuelos desde
principios de siglo, pero eran hechos con maíz, del cual habían de tres
clases: amarillo -para la mazamorra-; blanquillo -una especie de arroz de
Castilla-; y capio -que eran con los que se hacía la natilla, el pan de queso,
los bizcochos de teja y los buñuelos- 4 . Esta tradición se ha heredado de
generación en generación, y comer un buñuelo hoy en la Plaza Principal,
con café y una buena compañía, es un privilegio que ningún santuariano
4 Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988: 86
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo”
se niega.
América tenía como producto insignia el maíz; Europa, el trigo;
Asia, el arroz. Pero es precisamente la globalización la que pone de manera
difusa estas fronteras gastronómicas. Quizá no se exportaba maíz,
pues aún seguía siendo un producto de alto consumo local y de enormes
posibilidades tanto estéticas como alimenticias. Pero una élite del país estaba
empezando a irrumpir con fuerza en el mundo de las importaciones,
y los productos que se empezaban a consumir vendrían a aportar nuevos
nutrientes a las mesas de las familias santuarianas. No se puede olvidar el
auge enorme de los precios del café, que, aunque no se producían en estas
tierras, permitieron el enriquecimiento de personas aguerridas y arriesgadas
que expusieron su comodidad provinciana por el ánimo de lucro.
El ámbito de exportaciones e importaciones y de las balanzas comerciales
eran claves para poner a la sociedad en el mundo y para conocer
otros tipos de sociabilidad. Por ello, se sabe que para el año 1929, ya
se estaba vislumbrando una diversificación no solo cultural sino también
material en el municipio. Mejores condiciones de vida estaban facilitando
una mayor circulación del dinero y nuevas propuestas de comercio emergían
a partir de estas condiciones. Talleres de fotografías, como el creado
por Floro Ezequiel Zuluaga, posteriormente llamada Gusto y arte; de
ebanistería, por Marco Tulio Pineda y Roberto Pineda Duque -joven que
a la postre será un importante músico y compositor en el país-, además
de nuevas variedades en las ofertas materiales del municipio, evidencian
lo anterior.
Tesón y riesgo
El caso de Jesús A. Yepes, en principio administrador del comercio La
Gaviota y posteriormente un hábil distribuidor con su venta de ataúdes, éstos
hechos por ebanistas locales y vendidos en su Almacén Bolívar “a precio de
costo”, es algo particular. Es la mayor muestra de la dinámica comercial en
que el municipio estaba entrando. Se sabe, por ejemplo, que tuvo que liquidar
una sociedad comercial en el municipio y que los productos fueron rematados
a precios bajísimos, lo que posteriormente permitió la ampliación de su fortuna
al igual que el aumento de su clientela. Más tarde, instaló una casa en el
barrio La Judea, que serviría de hospedaje para los visitantes y turistas. Ese
fino sentido y visión para los negocios eran propios de Jesús Yepes, quien también
tendría en el marco de la Plaza Principal un negocio que tenía por nombre
las iniciales de su nombre: JAY, que fue el primer almacén en El Santuario en
innovar en la economía y explorar lo que hoy es llamado “ventas por club”. Su
almacén La Gaviota, si bien no siguió siendo de su propiedad, duró muchos
años más en el costado norte de la Plaza Principal, ya siendo propiedad de
Félix Zuluaga Gómez.
El papel de Jesús A. Yepes como comerciante se complementa con el
de intermediario en un sector que hasta el momento no había sido explotado
ni potenciado, como lo es el aspecto fúnebre, pues se sabe que vendía ataúdes
que encargaba a los ebanistas locales. Este papel de intermediario de transacciones
económicas lo hace ver como una de las personalidades más importantes
en el ámbito local en el tema financiero y comercial. Don Jesús Antonio
Yepes tuvo muchas casas, las cuales ponía en arrendamiento siendo uno de los
pioneros en el lucro de la propiedad raíz.
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
De igual manera, según El Santuariano, de septiembre de 1931, se
conoce de la presencia de otros establecimientos no comerciales, pero sí por
lo menos que eran medio de sustento económico. Entre ellas tenemos como
particularidad la agencia mortuoria (funeraria) de don Miguel Mejía, que
hacía parte de todo un circuito económico, entre el ebanista, la Iglesia y el
sepulturero.
Publicidad del Almacén La Gaviota 5
5 Órgano de la Sociedad de Mejoras Públicas. (1925). Periódico El Santuariano N°59. El Santuario, Antioquia.
Por su parte, con un ánimo menos lucrativo, pero no por ello menos
importante en el aspecto comercial del municipio, estaban los establecimientos
que empezaban a suplir los gustos de las personas. No es que fuesen
necesidades básicas, pero sí pequeños lujos que la sociedad santuariana empezaba
a conocer y de los que querían hacer parte: la fotografía. Estos talleres
fueron iniciados en la década de los treinta por el reconocido maestro,
pintor, escultor y literato Floro Ezequiel Zuluaga, quien fue pionero, entre
otras cuestiones, de la radio en el municipio, instalando unos parlantes en
la esquina nororiental del marco de la Plaza Principal, en su propia casa,
para dar a conocer al pueblo los nuevos adelantos y progresos del mundo
y de los que El Santuario no estaba haciendo parte. Radio Santuario fue el
nombre dado a su iniciativa en el año de 1938. Floro Ezequiel, cual si fuese
un Melquíades macondiano, trajo con su visión mucha parte del progreso
material y cultural del municipio, y la instalación de su taller de fotografía,
posteriormente llamada Gusto y Arte, fue clave para explorar otras dinámicas
del comercio y para poner a las bellas artes como una necesidad del pueblo y,
por ende, un modo de sustento para las futuras generaciones, muchas de los
cuales verían a través de las cámaras fotográficas no sólo su subsistencia sino
la de la memoria visual del pueblo. Entre ellos están Luis Eduardo Ramírez,
Jesús Antonio Botero y ya en épocas más actuales Antonio Giraldo Z.
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
La fotografía fue prueba de la inventiva del comercio y los variados
álbumes que reposan en las casas de los abuelos son muestra dada de un lujo
en ese momento que se volvió necesario suplir.
La publicidad bien hecha
Sigifredo Gómez Gómez había nacido el 20 de enero de 1897 y se
tituló de médico en la Universidad de Antioquia. Fue de las pocas personas
que, además de poder contar son estudios universitarios, hizo su especialización
en España, finalizando los años 20. Con el apoyo de su padre, don
Esmaragdo Gómez, se tituló en el país ibérico y llegó a El Santuario a aplicar
todos sus conocimientos en pro de la salud de la localidad. Fue presidente
de la Sociedad de Mejoras Públicas, médico del pueblo, Administrador de la
Revista El Santuariano y con dotes comerciales interesantes: tuvo su propia
droguería -donde siempre vendía los medicamentos que él mismo recetabay
fue un impulsor, junto con Monseñor Ignacio Botero, de la creación del
actual Hospital, en 1935.
Además, como administrador de El Santuariano, promocionaba sus
propios productos, como Forzán, que era vendido como un poderoso antipalúdico
y embellecedor, y era de esos medicamentos que servían para todo y
curaban lo que fuese.
Publicidad de Forzán, vendido por el doctor Sigifredo Gómez.
El Santuariano, marzo de 1936, N. 147
Publicidad del Jarabe indiano, vendido por el doctor Sigifredo Gómez.
El Santuariano, junio de 1937. N. 158
Esas estrategias publicitarias eran importantes, porque fomentaron
igualmente la creación de farmacias. Aunque en el siglo XIX existieran
algunas boticas, éstas eran muy rústicas, en tanto no había una institucionalidad
que regularizara y reglamentara los medicamentos. Había personas
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
sin estudios médicos que recetaban, y algunas hierbas y plantas servían
para paliar algunos dolores y molestias, aunque no para la eliminación de
enfermedades, como se evidencia por la alta morbilidad y mortalidad infantil
de aquellos tiempos. Tenemos entonces que para 1856 hubo una primera
botica del señor Ramón Zuluaga Hoyos, quien era encargado de vender
algunos paliativos generales para todas las personas, como las Píldoras del
Dr. Brandreth 6 , que es una equivalencia al Forzán de Sigifredo Gómez, solo
que este último estaba facultado para recetar. También el Jarabe indiano,
propio para el reumatismo, era parte de una estrategia publicitaria para incentivar
la venta de esos productos médicos.
En la esquina nororiental de la Plaza Principal, para mediados de
los años 30 del siglo pasado, estaba el negocio de telas y paños del señor
Nelo Serna, quien con el título de su pauta Cayó Madrid pone como algo
picaresco el tema publicitario, al decir que la caída de la capital española
estaba tan cerca como la venida de la Semana Santa, y que por ello su local
comercial era importante en tanto le suplía a los habitantes las necesidades
que tenían que ver con los vestidos para estas épocas. Es clave resaltar que
en ese momento España se encontraba en plena Guerra Civil, por lo cual su
publicidad no deja de tener un marcado tinte político.
Las mismas casas que elaboraban sus productos, si bien les faltó
para ser consideradas industrias, por lo menos tenían su factor comercial a
flor de piel pues ellos mismos vendían sus productos. Se muestra el caso,
por ejemplo, de la Chocolatería San Judas que ofrecía sus chocolates San
José y El Avión y que fueron fuente de energía y nutrientes para los cuerpos
laboriosos de los campesinos santuarianos.
De igual manera, con una alta complicidad de los hombres de la
época, doña Ligia Bonnet, madame Bonnet, instaló a una cuadra de la Plaza
Principal una casa de citas con mujeres traídas desde Rionegro, las cuales
cumplían las más atrevidas y osadas fantasías de los caballeros del lugar.
Madame Bonnet no tuvo empeño en pedir en arriendo al párroco de la época,
Monseñor Ignacio Botero, que le habilitara el espacio para realizar su
emprendimiento y fue así como lentamente fue cambiando la mentalidad
en una época en la que la pureza y la buena moral hacían parte del imperativo
categórico de los santuarianos. Cumplida en los pagos (pues clientes
no faltaban), Madame Bonnet fue consiguiendo mujeres más variadas. Sin
embargo, el cura Botero no tuvo otro remedio más que pedirle que desalojara
la casona, la cual estaba sirviendo de lugar de perdición para sus
habitantes, a lo cual la gran matrona rionegrera no tuvo más remedio que
oponerse puesto que su comercio estaba siendo rentable. Cuenta al respecto
don Orlando Vásquez que él, siendo aún un monaguillo, fue enviado por
Monseñor Botero para llevarle a doña Ligia Bonnet el recado de su despido,
a lo cual ella se opuso vehementemente: “que el cura le manda decir que
si no se va a ir, le caerá un rayo en la casona”. El mismo día, con un cielo
nublado y con amenaza de lluvia y tormenta, cayó en horas de la tarde un
rayo que partió casi de tajo buena parte de esa edificación de tapia y madera
en la que hombres y mujeres se entregaban a los placeres carnales. Al día
siguiente del rayo y la borrasca, la casa yacía abandonada, posiblemente
con una Ligia Bonet asustada y unas mujeres santiguándose y admirando
juntas los dotes predictivos de Monseñor Ignacio Botero.
6 Quintero Q., Demetrio. Historia y memoria de El Santuario. Ed. Carlos Ciro, 2019
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
por el rito católico.
La posibilidad de enriquecimiento de la población santuariana se
vio favorecida en gran medida por la prolongación de los saberes y el relevo
generacional sobre todo en el tema familiar. Era muy común que ciertas
familias, con un saber aprendido por sus antecesores, fueran destacadas en
ciertas ramas. Por ejemplo podemos poner el caso de los Quintero, familia
de peluqueros que instalaron sus primeros lugares comerciales en el siglo
XX y muchos de los cuales siguieron la tradición hasta que la competencia
del lugar evidenció que en la salida del país estaban las nuevas posibilidades
de mejorar las condiciones económicas de vida.
Lo que queda para el recuerdo
El Santuariano, febrero de 1937. N. 156
Sorprende sobremanera que la característica natural del santuariano
como personaje intrépido y arriesgado fuese algo tan poco común en
los temas de la moral, es decir, que a pesar de ser un comerciante nato no
viese otras medidas de posibilidad más allá que las que eran patrocinadas y
aprobadas por la iglesia católica. Tuvo que ser una foránea como doña Ligia
Bonnet quien inculcó y mostró otras posibilidades de lucro. Vale contar de
igual manera que los primeros hoteles que se instalaron en el municipio debían
ser aprobados por el cura del momento y que exigían, si era una pareja
la que solicitaba la habitación, la partida de matrimonio, el cual debía ser
El lento progreso de los años, que por el retrovisor se ven cortas
y de rápido avance, fue dando lugar a otros establecimientos comerciales
y emprendimientos que no serían lo suficientemente abordados en estas
páginas. Quizás se pueda resaltar la marquetería y ventas de pinturas de
don Francisco Javier Gómez, ubicada en una esquina entre la calle Córdoba
y la carrera Gómez Duque, a pocos metros de la iglesia principal, o el
granero La Abundancia, de don Jesús Antonio Naranjo, o el de Maximiliano
Hoyos, en la Plaza Principal, esquina noroccidental. Recordar en estas
páginas a tenderos como José Jesús Serna o Noé Zuluaga es imperativo
para entender la historia local. Sobreviven algunas tiendas que recuerdan
tiempos idos: la de Argemiro Naranjo, sobre la calle Bolívar, a pocos metros
de lo que fue el Hotel Córdoba; o la de Los Paulas, aquellos Gómez
descendientes de la estirpe de Eusebio María Gómez y su hijo Filemón.
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
Porque si de establecimientos comerciales se habla tampoco puede
menospreciarse la importancia del kiosco, propiedad de la Sociedad de Mejoras
Públicas, ubicado en el centro de la Plaza Principal, donde tardearon y
compartieron más de un ancestro nuestro. Ni los estancos donde los jóvenes
osados se iban a tomar unas copas, esquivando o burlando el rígido canon
moral establecido por Monseñor Botero o por el Pbro. Luis Rodolfo Gómez,
pero con la comicidad del sacatinero. Aquí se puede recordar a “Machucho”,
entre la Bolívar y la Gómez Duque, donde los jóvenes jugaban al billar, conversaban
y planeaban sus tretas amorosas.
Aún se conserva, con carácter altivo y renovándose al compás de los
tiempos, el Almacén El Baratón, con el cual don Delio Zuluaga se hizo un
nombre entre los personajes ilustres del municipio, por su carácter enérgico
y emprendedor. Quedarán de igual modo grabada para la historia local la
agencia de abarrotes de don Félix Botero, lugar donde se compraba el periódico
y donde llegaba la información casi al mismo momento que se emitía:
fue aquí donde se supo por vez primera la noticia de la muerte de Jorge Eliécer
Gaitán, la tarde de mercado de un viernes 9 de abril de 1948 7 .
El Santuariano, abril de 1949. N. 253
El Santuariano, noviembre 1949. N. 259
Por estas páginas, se puede hacer un tour por la historia y las calles
del municipio. Diremos como Filemón de J. Gómez lo dijo en 1947:
7 Ramírez Salazar, José Blas (2000). Breve nota sobre el 9 de abril de 1948 en El Santuario. En: Perfiles
Históricos N°22. Órgano del Centro de Historia de El Santuario. El Santuario, Antioquia: 118.
[…]Recorrí los almacenes de mercancías y admiré el surtido y el movimiento
de las ventas de Don Javier Gómez de Don Jesús A. Yepes,
de Don José Dolores Giraldo, de Don Delio Zuluaga, de Don Felipe
Gómez, de Don Nelo Serna, y de Don Francisco Gómez […] Tiendas
como la de Jesús Antonio Naranjo, de Don Félix Botero, la de Don
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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.
Cristian F. Ramírez Giraldo
Luis Enrique Gómez, la de Don Tiberio Castaño, la de Don Lubín Hoyos,
la de Don Salvador Ramírez, la de Don Miguel Ángel Gómez, la
de Don José Jesús Serna, la de Don Felipe Zuluaga, la de Doña Tulia
Serna v. de Z.[…] 8
Se puede recordar también a lo largo de los años de vida municipal
el café de Francisco Luis Salazar y el de Julio Gómez, o la tienda de lienzos
de Joaquín Gómez, de telas de José María Hoyos o de mantas, ruanas y
sombreros de Jesús Salazar. De igual manera, quedarán para el recuerdo los
emprendimientos en el sector de La Judea de don Arturo Escobar. Todo lo
anterior, aunado a las nuevas necesidades que el municipio iba experimentando,
sucumbió a los embates del tiempo, y tal vez sea necesidad de estas
páginas rescatar un poco de la memoria que ya las arquitecturas patrimoniales
han borrado. Nuevos cambios, otras dinámicas, variadas necesidades se
han visto reflejadas con un tema tan particular como el comercio, el cual no
puede verse aislado de los otros aspectos económicos del municipio, sino
que son complementos fundamentales para crear una idea de municipalidad.
BIBLIOGRAFÍA
Duque Pérez, Diego Alexander. (2019). Algunas consideraciones económicas y
sociales de una comunidad de campesinos antioqueños a mediados del siglo XIX:
El caso de El Santuario. Una aproximación histórica a través de los censos de
1851 y 1865. En: Informe de gestión Concejo Municipal 2019. El Santuario, Antioquia.
Entrevista realizada por Edison David Ramírez y Cristian Ramírez a Orlando Augusto
Vásquez Aristizábal, 01 de octubre del 2020, El Santuario Antioquia, Colombia.
Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988
Órgano de la Sociedad de Mejoras Públicas. (1925). Periódico El Santuariano
N°59. El Santuario, Antioquia.
Quintero Q., Demetrio. Historia y memoria de El Santuario. Ed. Carlos Ciro, 2019
Ramírez Salazar, José Blas (2000). Breve nota sobre el 9 de abril de 1948 en El
Santuario. En: Perfiles Históricos N°22. Órgano del Centro de Historia de El Santuario.
El Santuario, Antioquia.
8 Escritos selectos de Filemón de J Gómez. Segunda carta de don Marco Juan Castaño (1947). Sociedad
de Mejoras Públicas de El Santuario. Litoimpresos, 1992: 220
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El arte de construir la historia con las manos
Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana
EL ARTE DE CONSTRUIR LA HIS-
TORIA CON LAS MANOS
RESUMEN
THE ART OF BUILDING HISTORY
WITH THE HANDS
SUMMARY
EL ARTE DE CONSTRUIR LA HISTORIA CON LAS MANOS
Ser restaurador, un admirable y escaso
oficio que pone al servicio de los ciudadanos
el patrimonio arquitectónico, da
segundas oportunidades a la historia y
nos permite leer de forma tangible nuestra
identidad como territorios. En el Retiro,
en una vieja casona, el señor Oscar
Correa, un artesano restaurador del papel
antiguo del siglo XIX, ha hecho una labor
encomiable para preservar la identidad
de una casa vieja, donde la existencia
de sus propietarios trascurrió en cuartos
decorados bellamente con este artístico
material con que se cubrió las paredes de
sus habitaciones y sala principal.
Palabras claves: restauración del papel
de colgadura, tapia, mural, patrimonio,
arquitectura.
Being a restorer, an admirable and scarce
profession that puts architectural heritage
at the service of citizens, gives second
chances to history and allows us to
read in a tangible way our identity as territories.
In El Retiro, in an old mansion,
Mr. Oscar Correa, an artisan restorer of
antique paper from the XIX century, has
done a commendable job to preserve the
identity of an old house, where the existence
of its owners was spent in rooms
beautifully decorated with this artistic
material that covered the walls of their
rooms and main hall.
Keywords: wallpaper restoration, tapia,
mural, heritage, architecture.
En muchos municipios del Oriente Antioqueño aún se conserva dentro
de sus centenarias casonas de tapias vestigios decorativos de una época
pasada, pintorescos detalles ornamentales elaborados en madera y yeso,
murales y papeles de colgadura, cuya exquisitez deleitaba las miradas de
los moradores y visitantes que se paseaban por aquellos salones que fueron
testigos de grandes acontecimientos.
Este año, en que se exponen los oficios que marcaron en épocas pasadas
a nuestra sociedad, queremos presentar aquí un oficio que ha renacido
en las últimas décadas para los municipios de la región; hombres que se
encargan de restaurar aquellas magníficas obras ya maltratadas por el paso
del tiempo, siendo talentosos restauradores de tapias, murales y papeles de
colgadura que han tomado un papel significativo sobre nuestro patrimonio
arquitectónico, son estos artistas los que se encargan de devolverle ese valor
ancestral a esas magníficas obras y prolongarlas a través del tiempo.
MIGUEL ANGEL
ARROYAVE
RESTREPO-
ESTEBAN OROZ-
CO VIANA
44
Miguel Angel Arroyave Restrepo
Estudiante de historia, Universidad Nacional de Colombia
Esteban Orozco Viana
Comunicador y relacionista corporativo, Universidad de Medellín
Acompañamos una restauración de papeles de colgadura en una casa
vieja del municipio de El Retiro, Antioquia; el encargado, el señor Oscar
Correa nos explicó como es el arte de devolverle la vida a esos deslumbrantes
papeles que adornan la sala principal de la casa. Óscar es un restaurador
empírico, hace más de 27 años se dedica a restaurar casas, casonas, edificaciones
y grandes obras de la arquitectura del país, sus manos ágiles y
45
El arte de construir la historia con las manos
movimientos perfectos lo han llevado a descubrir murales ocultos, cubiertos
hasta con 7 capas de pintura.
Con él apreciamos de cerca el minucioso trabajo que realiza el restaurador
para lograr recuperar los trozos de papel maltratados por tanto ajetreo
que se vive en una casona antigua. Óscar nos explicó con detenimiento
y paciencia cómo se ejecutaba este bello arte antiguamente y cómo se
lograban esos acabados tan magníficos trabajando solo con los precarios
materiales que en la época se disponía.
El restaurador nos llevó a recorrer con sus historias cada uno de los
lugares donde ha puesto en marcha su oficio, nos contó cómo la mayoría de
sus trabajos han sido en edificaciones de tapia y bahareque, con unas pocas
excepciones en ladrillo y cemento, porque este material se comenzó a utilizar
en Colombia a partir de la década de 1930; nos explicó, además, cómo
se revestían las tapias (elaboradas de tierra pisada y con un acabado muy
rústico) con un pañete elaborado con tierra, paja y boñiga, esta tenía que ser
de caballo, pues la vaca al tener cuatro estómagos pulveriza demasiado la
paja, lo cual no hace el caballo al tener un solo estómago; “eran unos artistas
para hacer ese pañete” nos decía el restaurador, ya que el pañete debía alisarse
muy bien e implicaba perfección. Por otro lado, los papeles requerían
de un minucioso trabajo a la hora de ser instalados, “hay que plancharlos y
extenderlos muy cuidadosamente por su material delicado, además se debían
cerciorar que en sus bordes encajaran perfectamente los grabados del
papel.”
Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana
Oscar nos narró sobre los pasos que se deben seguir a la hora de
comenzar a realizar una restauración, los cuales varían según el tipo de edificación
y las necesidades concretas que allí se encuentren. Dichos pasos
son: el estudio estratigráfico, eliminación de las capas de pintura agregadas,
consolidación, tratamiento de fisuras, nivelación, soporte de yeso, reintegros
de faltantes de color, protección y conservación, además también
se pueden realizar restauraciones de colores en baldosas de estilo republicano.
El estudio estratigráfico se define como la acción de decapar las
diferentes capas de pintura que ha tenido una edificación y según sea el
caso se trata de llegar hasta la primera capa de pintura o la más antigua que
posea, esto sirve para asentar un registro fidedigno de cuáles son las capas
halladas en la actualidad, sirviendo de referencia a los restauradores futuros
cuando quieran hacer una nueva propuesta cromática para la edificación.
Mediante el estudio estratigráfico se conocen cada una de las capas
de pintura o de papel de colgadura que han habido a lo largo de los años
en dicha edificación, también se pueden encontrar murales u otro tipo de
decoraciones como laminillas de oro y demás; lo ideal en la restauración
es que se vuelva al primer color decorativo que se le aplicó a la casa, en
caso de que se halle un mural se deben retirar todas las capas de pintura
que haya sobre él y realizar restituciones de pintura sobre los faltantes que
tenga el mural.
46
47
El arte de construir la historia con las manos
Ejemplo de una cala estratigráfica; ventana de exploración en la cual se evidencian los
estratos de color que se encuentran en una superficie.
En los casos de restauración de papel de colgadura se debe realizar
una minuciosa revisión de la superficie, ya que las grietas y humedades
deben ser rellenadas y tratadas antes de proceder a recuperar el papel, en la
mayoría de casos el deterioro del papel obliga a cubrir los tramos faltantes
con otros trozos de papel de la época hallados en espacios no recuperados,
habitualmente también se pintan los tramos faltantes con cal-arena mezclada
con un pigmento que se asemeje al color predominante del papel de
colgadura.
Otro trabajo muy interesante de restauración es el de los acueductos
y acequias, sobre esto nos contó el restaurador varias historias relacionadas
con acueductos antiguos que fueron encontrados mientras se
realizaban trabajos de construcción, de estas destacamos el caso del pabellón
del agua en Medellín, que eran grandes cámaras elaboradas en adobe
macizo diseñadas para albergar grandes cantidades de agua, que servía
Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana
como desarenadero antes de llevar el agua a los hogares, se encontró también
bajo dos metros de tierra un tanque que hacía parte de ese mismo
sistema, que era utilizado por los bomberos de la ciudad para recolectar
el agua con que se apagaban los incendios de la ciudad. En estos casos la
prioridad es proteger y conservar la estructura y sus materiales originales,
el proceso de conservación de los ladrillos macizos y cualquier plaqueta
o loza elaborada en barro cocido, debe comenzar eliminando los hongos
y microorganismos que se ven comúnmente en estos materiales, más aún
cuando llevan tanto tiempo sin ningún cuidado, luego se debe aplicar un
producto para ayudar a consolidar la pieza y ayudar a que esta no se siga
desmoronando, y finalmente se aplica un hidrófugo que permite a la pieza
transpirar y la hace impermeable al agua.
El señor Oscar Correa es un artista contemporáneo sin duda, tiene
el don en sus manos de recuperar la vida en aquellos lugares donde
el tiempo arrasó con ella, preservando la personalidad, y postergando la
historia para aquellos quienes no pudieron vivirla y deleitarse en carne
propia; Oscar nos narra cómo este bello arte se ha ido a pique con las últimas
generaciones, dejando un sinsabor, pues es el acervo arquitectónico y
estructural de las épocas pasadas de nuestro antiguo departamento, el que
agoniza entre elefante de cemento y esa mala costumbre de la que sufren
las ciudades de borrarse a sí mismas; podemos decir que quizás la soga en
el cuello fue la incorporación de los nuevos materiales de construcción que
trajo la modernidad consigo, los altos costos que implica una restauración,
o la falta de empatía y amor por nuestras raíces; podemos seguir buscando
una razón culpable a la imparable marcha del tiempo y el modernismo
arrasador, pero en este espacio está para conmemorar y resaltar el gran
48
49
El arte de construir la historia con las manos
valor de las personas que como Oscar, son profesionales en su oficio, guardianes,
protectores y restauradores de la memoria.
Con este artista como validador de esta realidad que viene atravesando
nuestro territorio, llegamos a grandes conclusiones sobre la importancia
del cuidado de nuestro patrimonio arquitectónico, pues este es un elemento
tangible de nuestra cultura y tradiciones, es la estructura vital de la identidad
de cada territorio.
Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana
al día de hoy en unos pocos, y como son ellos los encargados de preservar
dicha riqueza colectiva para las futuras generaciones; estos artífices con sus
acciones están dando nuevas oportunidades a libros abiertos que no solo
nos narran y permiten descifrar su pasado, sino que también nos permiten
reconstruir la historia a través de los materiales y sistemas constructivos de
cada una de las obras que intervienen. Sin lugar a dudas, es un quehacer que
implica mucha responsabilidad, que se realiza con ética y profesionalismo,
pues sobre sus espaldas está el peso de recuperar y dejar en claro el verdadero
testimonio de nuestros antepasados.
También parte de la apropiación simbólica de cada individuo, y de la
falta de conciencia, educación e interés por la conservación de la memoria
colectiva que implican estos lugares, y el no acudir a tiempo donde artistas
que como Oscar, entran a intervenir y darles una segunda oportunidad. Muy
particularmente en Antioquia hablábamos sobre la falta de dichos elementos
de apego que nos aglutinan en la actualidad, no hay elementos fuertemente
coherentes que nos permitan identificarnos con la vitalidad trascendente que
alguna vez cubrió muchos de los municipios antioqueños y los espacios que
los vieron crecer y dieron abrigo toda una vida, espacios que hoy en día, son
solares y edificaciones que se imponen sobre las grandes casonas y palacios
que estuvieron en pie. Desafortunadamente nos enseñaron que todo se ha
convertido en una u otra forma en dinero. Y por eso decimos sin pensarlo:
“eso ya está viejo, tumbemos”, desde el desconocimiento, pero con una actitud
déspota.
Luego de escuchar al señor Oscar Correa con la pasión que habla
sobre su centenario oficio, no cabe lugar a dudas como su bella labor recae
Oscar Darío Correa Gutiérrez
50
51
El arte de construir la historia con las manos
Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana
BIBLIOGRAFÍA
Entrevista a Oscar Darío Correa Gutiérrez, emprendedor técnico en restauración
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53
El oficio o profesión de Maestro
EL OFICIO O PROFESIÓN DE
MAESTRO
THE TEACHING PROFESSION
Antonio Estrada Saldarriaga
EL OFICIO O PROFESIÓN DE MAESTRO
RESUMEN
El ejercicio del magisterio, la gran pasión
de mi existencia, la ejerzo desde mis primeros
años de juventud y lo abono cada
día por mi tarea en la Normal Superior
que me graduó. Por esto en la propuesta de
“Memoria Local” relativa a la Historia del
Trabajo en los pueblos, asumo el del oficio
o profesión que encarna la figura del
“Maestro”, personaje que se encuentra en
cada pequeña o grande comunidad. En él
destaco la etimología del término, definiciones
de pedagogos; ubico igualmente la
evolución de la educación en Colombia,
en Antioquia y retomo el papel de las normales
como formadoras de educadores.
Finalmente hago un puntual análisis de lo
que ha sido mi vida y experiencias desde lo
pedagógico, ejercicio profesional, compromiso
comunitario, acciones desde lo sindical,
pero siempre dejando muy en claro mi
profunda vocación como maestro de toda
la vida.
Palabras clave: Magisterio, pedagogía,
didáctica, educación, estatuto, sindicato
ANTONIO ES-
TRADA
SALDARRIAGA
54
SUMMARY
The practice of teaching, the great passion
of my existence, I have practiced it since
my early years of youth and I fertilize it
every day through my work in the Normal
Superior that graduated me. Therefore, in
the proposal of "Local Memory" related
to the History of Work in the towns, I assume
that of the trade or profession that
embodies the figure of the "Teacher", a
character that is found in every small or
large community. In it I highlight the etymology
of the term, definitions of pedagogues;
I also locate the evolution of education
in Colombia, in Antioquia and take
up the role of the Normal Schools as educators.
Finally, I make a punctual analysis
of what has been my life and experiences
from the pedagogical, the professional
exercise, the community commitment, the
actions from the guild, but always leaving
very clear my deep vocation as a lifelong
teacher.
Key words: Teaching, pedagogy, didactics,
education, statute, union
Maestro de la Normal de Fredonia. Licenciado en Educación Geografía e Historia
de la U. de A. Magíster en Educación y Desarrollo Comunitario de la Universidad
Surcolombiana. Doctor en Pedagogía de la Master Advanced University de Florida
USA. Titulado en Periodismo. Presidente del Centro de Historia de Fredonia y Vicepresidente
del Centro de Historia de Venecia. Rector de la Escuela Normal Superior
Mariano Ospina Rodríguez de Fredonia.
Correo: antonio.paisa@hotmail.com
Cel. 3117478594
Sin lugar a dudas, que la tarea del magisterio o de la docencia tiene
una indiscutida importancia histórica para el mundo, para el país, y en el
caso de nuestro departamento desde sus inicios, como tarea, labor u oficio y
cumplida en una escuela enclavada en nuestras montañas, ha nacido con los
distritos municipales; para las comunidades urbanas y rurales la presencia
y la figura del “Maestro”, tiene igualmente un sitial muy destacado en su
desarrollo social.
Maestro del latín Magíster, es el que está más experimentado en
una actividad cualquiera y por eso dirige y ordena. La palabra magis (más),
se asocia con una raíz indoeuropea meg -, presente en el griego es grande,
importante, como en acromegalia y magisterio. Ter procede del latín ter,
tres veces.
Para la historia de la humanidad Sócrates era el gran maestro que
daba luz a las ideas; su sistema la mayeútica, era el arte de “dar luz a las
ideas”.
Para Vigotsky el docente es un guía, un facilitador que da las herramientas
para que el estudiante pueda desenvolverse y así adquirir el conocimiento,
que le ayudará a desarrollarse cognitivamente.
Según Paulo Freire, el gran pedagogo crítico social brasilero, la función
del maestro es enseñar, pero no de cualquier manera, sino con una
preparación científica que le permita ser consciente de su intencionalidad
55
El oficio o profesión de Maestro
ética y política con una actitud progresista.
Mirando nuestros albores coloniales, en el texto Crónica del desarraigo,
Historia del maestro en Colombia, de Alberto Martínez Boom y
otros en: Una cartilla Singular y refiriéndose al primer maestro en la capital
y un documento de la época que: “La “Cartilla Lacónica” nos ofrece, al
igual que todos los documentos que hemos recuperado en esta historia, una
doble dimensión: continuar la descripción de la vida del maestro Torres y,
paralelamente, lanzar una mirada hacia aquella lejana y atractiva sociedad
colonial de finales del siglo XVIII. Su lectura nos permite escuchar una vez
más al maestro Agustín, pero esta vez ya no llorando sus urgencias ante
el poder, sino ahora hablando desde el ejercicio de un saber que lo afirma
como maestro de primeras letras y como un intelectual que piensa y escribe
sobre su quehacer diario. La cartilla se constituye entonces en un acontecimiento
discursivo sin precedentes para aquel momento, en el que el acto de
escribir estaba restringido una preclara élite y la circulación de impresos,
celosamente controlada por el poder civil y eclesiástico..
En este sentido Don Agustín representaba una fisura, un quiebre que
nos ofrece la ilusión del maestro como intelectual, disputando un lugar a
la ilustración criolla y española; un pliegue en la historia, una “rareza” en
aquel ámbito donde el maestro era, a pesar de todo el discurso, un personaje
de tercera categoría al cual se le había otorgado algún modesto puesto debajo
del ocupado por las autoridades virreinales, por el estamento eclesiástico
y por la intelectualidad de la época, en la rigurosa pirámide jerárquica que
daba forma y sentido a la sociedad colonial. Aunque el maestro recibía también
el nombre de Director de Escuela, su actividad al interior de ella estaba
totalmente controlada y dirigida por las autoridades civiles y eclesiásticas:
56
Antonio Estrada Saldarriaga
A las primeras debía su nombramiento y de ellas dependía su permanencia
en el cargo, por lo tanto su comportamiento dentro y fuera de la escuela era
seguido de cerca por funcionarios del Cabildo o Ayuntamiento; a las segundas
debía su aprobación moral, su “bendición” como sujeto virtuoso.
Curas y burócratas definían así las condiciones morales y de saber
para el ejercicio de la enseñanza: los procedimientos, los saberes, los fines
de tal oficio y el estatuto del sujeto de la enseñanza.
Ahora bien, antes que las calidades intelectuales, los esfuerzos y
méritos de un maestro, la cartilla se nos presenta como una superficie sobre
la cual aparece dibujado un saber: el saber de la “aritmética práctica”,
un saber profundamente práctico que dice de los acontecimientos de la
vida diaria por su articulación estrecha con ellos. La incipiente actividad
comercial y mercantil asociada con la ignorancia de las primeras letras
y la aritmética por parte de la gran mayoría de la población, planteaban
la necesidad de unos elementos mínimos de instrucción para afrontar de
mejor manera las actividades cotidianas y en este sentido la “arismética
práctica” cumplía un papel importantísimo, pues su función, básicamente
instrumental, consistía en resolver ciertas necesidades de orden doméstico
y comercial”.
En otro acápite donde se plantea, Una ilusión: El maestro intelectual
leemos: “Desde sus inicios el magisterio de las primeras letras aparece
marcado, como una huella congénita, por la ilusión de un estatuto
intelectual. “Como formador de las mentes de los niños, como guías en su
dirección por las sendas de la subordinación, obediencia y respeto a las potestades
legales” al maestro se le deben guardar “todas las honras, gracias,
57
El oficio o profesión de Maestro
preeminencias, franquezas y libertades que le corresponden sin que le falte
cosa alguna”.
Su trabajo” debe ser mirado por el público con la veneración y el
respeto que merece una ocupación tan respetable, como que de ella depende
la felicidad pública”; por lo cual, ningún sujeto, sea de la clase o
condición que sea, tendrá facultad para reprehender, amenazar, e insultar
al maestro”. (Josef Ignacio Ortega, Gobernador de Popayán, 1776.)
El maestro de escuela ha sido mendigo de su salario…”…el qual
no ha ni motivo para que se me retenga por ser legítimamente ganado con
mi sudor y trabajo necesario al socorro de mis urgencias y asistencia de mi
familia”. (Manuel Ramírez, maestro de Escuela de Popayán, 1792)
Para el proceso de formación de maestros, las grandes adalides han
sido las escuelas normales, aunque en algunas épocas de falta de quién
enseñara a niños y jóvenes, se han nombrado bachilleres o profesionales
de áreas distintas a la educación y apenas en el siglo veinte se crean las
facultades de educación en las universidades.
La creación de las normales en la naciente república nuestra se debe
al General Francisco de Paula Santander en 1821.
Entre 1821 – 1826 Sebastián Mora y Pedro Comettant fueron encomendados
por el ejecutivo para “establecer escuelas normales de enseñanza
mutua e instruir a maestros para que las multiplicaran lo más que fuera
posible”. Mora fundó en 1821 la primera escuela de enseñanza mutua en
Bogotá. La enseñanza mutua, también conocida como lancasteriana o monitorial,
era un método en el que los alumnos formando grupos de ocho,
Antonio Estrada Saldarriaga
corría a cargo no del maestro, como sucedía en los sistemas individual o simultáneo,
sino de otros alumnos aventajados, que habían sido previamente
formados con tal fin.
En 1844 advertida la escasez de maestros y la falta de preparación
de los existentes, el gobierno dictó el Decreto de 2 de noviembre de este
año, mediante el cual se ordenó el establecimiento de las escuelas normales
en cada capital de provincia de la república.
En el ejercicio del magisterio el papel de la mujer ha sido supremamente
destacado, al punto que en la actualidad los índices estadísticos
demuestran que ellas son la gran mayoría. Por eso es interesante recordar
que las Escuelas Normales Femeninas en Colombia surgieron a partir de
1872, con el fin de formar maestras idóneas para los niveles de primaria y
para planteles de su mismo género. La creación de esas instituciones fue la
respuesta al movimiento mundial en favor de la educación de la mujer de
la época.
Para el caso de nuestro departamento, los antioqueños, dijo con
memorable motivo un ilustre educador y poeta el Dr. José Joaquín Casas,
“antes de erigir estatuas se empeñan en educar varones que las merezcan;
saben escribir historia, pero antes son maestros en hacerla”.
Tan pronto Fray Sebastián de Mora abrió su escuela en Bogotá
(1821), se pasaron circulares a las Provincias para que enviaran a instruirse
en el sistema lancasteriano y en las materias propias de la enseñanza primaria
a jóvenes que, restituidos más tarde a su tierra natal, fueran allí los
fundadores de la escuela nueva.
58
59
El oficio o profesión de Maestro
[…]Dos jóvenes distinguidos acudieron en noble emulación ante el
Intendente de Antioquia en solicitud de la honra de ser los primeros
en pararse para cooperar a la redención intelectual de su patria:
José María Martínez Pardo, propuesto por el Cabildo de la ciudad
de Antioquia, y Víctor Gómez, por el de Medellín; el segundo fue
favorecido, por cerca de un año oyó las lecciones de Mr. Comettant
y del Sr. Triana y volvió a Medellín apercibido por la noble lucha
que embargó su vida[…]. (Julio César García Valencia, Historia de
la Instrucción Pública en Antioquia. 1962).
60
A mis manos llegó un documento que quiero transcribir porque es
todo un testimonio de casos ciertos de contratación bien particular en relación
al caso del ejercicio de una maestra.
Contrato de Maestras en 1923
Este es un acuerdo entre la Señorita----------------------------
-----------------------maestra y el Consejo de Educación de la
Escuela-----------------------------------por la cual la señorita--
------------------------------------acuerda impartir clases durante
un período de ocho meses a partir del---------------------------
--de septiembre de 1923. El Consejo de Educación acuerda
pagar a la señorita----------------------------------la cantidad de
($ 75) mensuales.
La Señorita-------------------------------------------------------------
--------acuerda:
1.- No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado
y sin efectos si la maestra se casa.
2.- No andar en compañía de hombres.
3.- Estar en su casa entre las 6:00 de la tarde y las 6:00 de la
mañana, a menos que sea para atender función escolar.
4.- No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.
5.- No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso
del Presidente del Consejo de Delegados.
6.- No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente
anulado y sin efectos si se encontrara a la maestra fumando.
7.- No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará
automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la
maestra bebiendo cerveza, vino o whisky.
8.- No viajar en coche o automóvil con ningún hombre, excepto
su hermano o su padre.
9.- No vestir ropas de colores brillantes.
10.- No teñirse el pelo.
11.- Usar al menos dos enaguas.
12.- No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros
por encima de los tobillos.
13.- Mantener limpia el aula.
14.- Barrer el suelo al menos una vez al día.
15.- Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con
agua caliente.
16.- Limpiar la pizarra al menos una vez al día.
17.- Encender el fuego a las 7:00 de modo que la habitación
esté caliente a las 8:00 cuando lleguen los niños.
18.- No usar polvos faciales, ni maquillajes, ni pintarse los
labios.
Mis Apreciadas y Valoradas Experiencias Personales
Antonio Estrada Saldarriaga
De la ya larga experiencia de 47 años cumplidos como maestro y
con trabajo docente en la básica primaria, básica secundaria, media vocacional,
maestro consejero en escuela anexa, programa de formación complementaria
PFC (formación de maestros), en los CLEI o formación de
adultos, docente universitario, puedo hacer interesantes aportes sobre el
ejercicio de la labor docente y hoy como Directivo Docente, en este caso
61
El oficio o profesión de Maestro
Antonio Estrada Saldarriaga
de Rector.
con normales ubicadas estratégicamente en las subregiones y entre los
municipios que han contado con este beneficio relacionamos: Turbo, Abejorral,
San Pedro de los Milagros, Yolombó, San Jerónimo, Jericó, Urrao,
Amagá, Santa Bárbara, Fredonia, Rionegro, Copacabana, Envigado, San
Roque, Sopetrán, Caucasia, Puerto Berrío, además del CEFA y la Normal
de Varones de Medellín.
Quienes ejercimos bajo la normatividad de la Constitución de
1886, tuvimos la poderosa influencia de la iglesia, con asistencia casi obligatoria
a misa, desfiles en las fiestas religiosas como el Corpus Christi,
fiestas patronales, Cruzada Eucarística, evaluaciones finales de religión y
catecismo a los estudiantes con la presencia de los sacerdotes.
En el caso de los maestros de primaria para ascender del segundo
al primer grado, se debía acreditar una constancia de aprobación de buena
ciudadanía del cura párroco de la población.
Antes de la expedición del Estatuto Docente, Decreto 2277 de 1979,
se tenían pocas garantías laborales, los pagos de los salarios y prestaciones
sociales llegaban con períodos retardados; hubo infortunadas épocas en las
que parte del salario se cancelaba con botellas de licor, ya que las nóminas
del magisterio se cancelaban en las oficinas de rentas departamentales.
Una conclusión de carácter técnico es que las Escuelas Normales
Superiores, son las que aportan en mayor grado y calidad la pedagogía
y la didáctica. Las facultades de educación de las universidades hacen
mayor énfasis en las áreas del conocimiento en las licenciaturas, como
en los casos de matemáticas, lengua castellana, inglés, historia, filosofía,
entre otros.
Las organizaciones sindicales más antiguas ADIDA (Asociación
de Institutores de Antioquia) y la desparecida PROAS (Asociación de
Profesores de Secundaria) y después ASDEM (Asociación de educadores
de Medellín) y USDIDEA (Unión Sindical de Directivos Docentes de
Antioquia), han dado duras y largas batallas gremiales, como el paro de
1979 por la expedición del Estatuto Docente, por un salario profesional
digno, por la salud de los maestros y su núcleo familiar, por la defensa de
la educación pública con calidad, por la capacitación, por la mejora en la
infraestructura física de los establecimientos, por el restaurante escolar,
entre otros aspectos en los pliegos de solicitudes a los gobiernos municipales,
departamentales y nacionales.
Para la formación de los futuros maestros Antioquia ha contado
La expedición del Decreto 1278 de 2002, por el cual se expide el
62
63
El oficio o profesión de Maestro
Estatuto de profesionalización docente, para los educadores que se vinculen
a partir de su vigencia para desempeñar cargos docentes al servicio
del Estado, en los niveles de preescolar, básica y media o a quienes sean
asimilados, ha contado con la oposición sindical por los obstáculos en el
acenso en el escalafón; además la Federación Colombiana de Trabajadores
de la Educación FECODE, reclama la expedición de un estatuto
único, que cobije igualmente a todos los maestros colombianos.
Hace unos 20 años se apreciaba más la vocación de quienes ejercían
como maestros y gozaban de mayor respetabilidad y aprecio social y
comunitario. El horario de trabajo en los planteles educativos era de 8:00
de la mañana a 4:00 o 5:00 de la tarde, en otras épocas incluso se trabajaba
medio día los sábados y se asistía a misa en comunidad los domingos.
Hoy son apenas 6 horas máximo, incluidos allí los descansos pedagógicos,
lo que hace que niños y jóvenes estén poco tiempo escolarizados y a
merced de una calle llena de peligros y con muy poco acompañamiento
de padres y madres que trabajan.
En las zonas rurales los docentes de otrora vivían en las escuelas
o en casas de las veredas o corregimientos; eran la presencia del Estado
en las comunidades alejadas de los centros poblados, eran su representante
con trabajo en las acciones comunales, equipos deportivos, grupos de
teatro, catequesis, enfermeros de primeros auxilios y los de la educación
nocturna de adultos, además de líderes en convites y festivales.
Preocupa que como hoy pueden ejercer la docencia profesionales
de cualquier área del conocimiento (odontólogos, químicos, economistas,
contadores), laboren estas personas como maestros sin tener fundamentos
Antonio Estrada Saldarriaga
pedagógicos, didácticos, psicológicos y lo más grave sin vocación, parra
una profesión que es casi una misión o un apostolado.
Una problemática muy actual es lo complejo de manejar en las
aulas la convivencia escolar; en épocas pretéritas las órdenes del maestro
se acataban sin discusión, ellos incluso castigaban a los párvulos;
hoy los chicos son rebeldes, con dificultades acatan las orientaciones de
los padres; son agresivos con sus condiscípulos, docentes y aún con los
directivos, casos se han dado incluso de agresión física.
La profesión del docente se ha vuelto de alto riesgo como en
el caso del periodismo. Una investigación de la Fundación Compartir
reveló que entre 1958 y 2018 en todo el país 1579 maestros han sido víctimas
directas del conflicto, según el informe el 67.3% de los docentes
víctimas fueron asesinados en forma selectiva.
Para la Federación de Trabajadores de la Educación FECODE,
mil maestros fueron asesinados entre 1986 y 2010, lo que significaría
una persecución y exterminio contra líderes sindicales del sector educativo.
En conclusión, para quienes amamos esta profesión, para quienes
vivimos con pasión este reto diario de construir nación con niños,
jóvenes y adultos desde el conocimiento y la formación, consideramos
que se nos quedan en las mejores intenciones los sueños de un maestro
intelectual, líder en las comunidades, como un sujeto público de conocida
probidad, del maestro apóstol, que ame su materia humana de trabajo
reflejada en la cara alegre de un niño, en la necesidad de jóvenes des-
64
65
El oficio o profesión de Maestro
Antonio Estrada Saldarriaga
concertados.
bajo su falda pulcra:
Usted tenía los ojos grandes
Como los soles que pintaba en el tablero.
Qué habrá sido de sus primitivos sustos
y de esos labios tejiendo
los rosados sonidos de mi-ma-má-me-mi-ma.
¿Qué calle agrietará su sueño
y su rostro fresco a las ocho de la mañana?
¿Dónde estarán esos dedos malabaristas de alfabetos?
¿Dónde el aroma de su cuerpo
que sigue impregnando
Mis pupitres cotidianos?
La ternurita creativa con cara de niña, luz para el maestro.
Señorita Gilma boca de vocales
Usted escribió en mi cartilla
la primera E de escalofrío
Usted se llevó mis ojos rodando
tras de sus muslos morenos
Usted embriagó mi sangre
con la primera A de asombro
y enredó en su pelo mi primera cometa
Señorita Gilma boca de vocales.
Ser maestro es todo un ejercicio poético, que ni la propia sociedad
ha valorado y estimulado en su real dimensión, por eso todos los
días me enternece más, el poeta Everardo Rendón, cuando escribió a su
primera maestra Gilma Benítez L.:
LA MAESTRA DE ESCUELA
Usted tenía las manos de ternura y tiza
Señorita Gilma.
Qué lección tan preciosa escondía
66
67
El oficio o profesión de Maestro
BIBLIOGRAFÍA
García, J.C. (1962). Historia de la instrucción pública en Antioquia. Segunda
Edición. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín
.
Martínez Boom, A. y Castro J.O., Noguera C.E. (1995). Crónica del desarraigo.
Historia del maestro en Colombia. Santafé de Bogotá D.C. Cooperativa Editorial
Magisterio.
Estrada Saldarriaga, A.M. (1999). Escuela Lúdica. El recreo o negociación de
las pausas pedagógicas, una estrategia didáctica en la educación. Medellín. Impresión
Jaidel.
68
69
El artesano del telar de la cabuya
EL ARTESANO DEL TELAR DE
LA CABUYA
THE CABUYA WEAVING
ARTISAN
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
EL ARTE DEL TELAR DE LA CABUYA
RESUMEN
He aquí una historia artesanal muy
antigua y bella hoy desaparecida. Su
protagonista son los sembradores y
los fabricantes de cabuya, costales
alpargatas y números artículos fabricados
con esta fuerte fibra natural.
El municipio de la Estrella nació
con esta esta tradición y fue durante
muchos años un brillante productor.
Sus gentes llegaron a ser artesanos
expertos y hábiles y la modernidad
industrial los hizo desaparecer. La
Estrella artesanal paso a ser un municipio
diferente, La Estrella de los
obreros fabriles.
SUMMARY
Here is a very old and beautiful handicraft
history that has disappeared
today. Its protagonist are the sowers
and manufacturers of cabuya, sacks,
espadrilles and many articles made
with this strong natural fiber. The municipality
of La Estrella was born with
this tradition and was for many years
a brilliant producer. Its people became
expert and skilled artisans and the industrial
modernity made them disappear.
La Estrella became a different
municipality, La Estrella of the factory
workers.
1. La Tradición Oral:
“Recuento de los años de mi niñez cuando floreció este arte en La Estrella”
Telar de Cabuya. Municipio La Estrella, Antioquia. Area Metropolitana del Valle de Aburra. Año
1989.
Palabras claves: Cabuya, artesano,
tradición oral, fabricación, herramientas
ESCUELA DE
PATRIMO-
NIO DE LA
ESTRELLA
Key words: Cabuya, artisan, oral tradition,
manufacture, tools.
Integrantes de la Escuela de Patrimonio de La Estrella:
"Vigías Forjadores de Paz"
[…]Bueno niños voy a contarles algo de la historia de este pueblo y
por qué estoy sentado aquí al pie de esta penca. Nosotros los abuelos
ya conocemos esta historia, pero queremos que ustedes los niños la
conozcan y vayan propagándola a través de los tiempos. La penca
representa la historia de la industria de la cabuya en La Estrella. Con
la que se forjaron todos nuestros hogares, que era el sustento
para el diario vivir de todos los Siderenses[…]
Con estas palabras uno de nuestros abuelos, quien ha acompañado
el proyecto de Vigías desde sus inicios (a quien se le conoce como el Poeta
Viajero. Darío Mesa hoy arribando a sus 81 años de edad) inicia cada
vez que puede, el diálogo con grupos de niños y jóvenes en etapa escolar.
70
71
El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
Con quienes se cruza por los espacios que para él son los lugares ideales
para encontrarse con su propia historia, en este caso el parque principal de
su municipio del alma La Estrella, Antioquia
Fotografía Dario Mesa Poeta Viajero. Panorámica Centro Poblado Pueblo Viejo. Municipio La
Estrella, Antioquia. Año 2022.
Fotografía Dario Mesa Poeta Viajero. Charla con Estudiantes Institución Educativa Bernardo
Arango Macías. Fuente Parque Principal Municipio La Estrella. Año 2022
Y comenta cada que tiene la oportunidad:
[…]¡Van a pasar los años y el pueblo nada que le da la importancia
a los sucesos de la creación del municipio, a sus personajes, a los
lugares patrimoniales, a los oficios que forjaron este rinconcito al
sur del Valle de Aburrá![…].
Y continúa;
[…]Todo municipio para crecer necesita personas que lo quieran,
ciudadanos que no sólo piensen en lo propio sino en los demás; que
aporten en la creación de la sociedad. Los voy a invitar para que hagamos
un paseo por nuestro pasado. Síganme con su pensamiento e
imaginación por esta hermosa Estrella[…].
[…]Hablo lo que sé, hablo lo que vi, porque lo viví”. Eran
los años 50, La Estrella era un pueblo que llevaba muy poco tiempo
en la conformación del poblado en el nuevo sitio, cerca a la vía
principal, al rio Medellín, con fuentes de agua importantes como:
Quebrada Grande , La Bermejala , La Estrella , La Ospina y otras
más . Sus calles eran de tierra, las casas de un solo piso la mayoría,
obviamente no éramos muchos los habitantes. El transcurrir en este
apacible pueblo era de una calma casi total. Nuestra vida transcurría
entre la levantada muy temprano, acudir a la misa de 6 am, salir a
tomar un tinto con los amigos y luego disponernos a los quehaceres
con la familia, entrte ellos trabajo con la cabuya . Claro, obviamente
en tiempo de estudio, cumplir con la asistencia a clases desde
muy tempranas horas hasta la tarde, pues teníamos doble jornada. En
nuestro pueblo como en todos, existieron oficios, unos que ya desaparecieron
y otros muy pocos, que aún perduran: zapatero, boticario,
carnicero, sastre, fotógrafo, peluquero entre otros, pero en el municipio
de La Estrella el oficio ancestral más importante fue El Artesano
del Telar de la Cabuya.[…] 1
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1 Información brindada por Darío Mesa “Poeta Viajero” Municipio La Estrella, Antioquia. Año 2022.
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
2. Reseña histórica: El Oficio de la Cabuya en el Municipio de La
Estrella, Antioquia
Taller de telares de cabuya. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la cabuya y otros
oficios.
Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. Año 2003.
La cabuya fue una de las tradiciones aborígenes que más se mantuvo
vigente hasta casi finales del siglo XX. Para el año 1850 era normal ver
a los pobladores hilando cabuya en la plaza principal. En los inicios de esta
labor transformaban en fibras las pencas. 2 Una de las herramientas más
utilizadas era El Carrizo, una rustica herramienta que servía para desfibrar
las pencas de fique, y consistía en dos palos delgados, atados entre sí,
formando un ángulo muy agudo. Ubicaban la penca entre los dos palos y
al mismo tiempo apretaban con una mano, y tiraban con la otra de la hoja.
Con este aparato manual, un obrero experto, extraía en promedio quince
libras de fibra diariamente. 3
2 Álvaro Restrepo Euse . Historia de Antioquia. Desde la Conquista hasta el año 1900. Imprenta Oficial
de Antioquia. Medellín. 1903: 253.
3 Álvarez Uribe, Ignacio. Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Editorial Bedout, Medellín.
1938: 39.
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
Adela Molina maniobrando La Taraba. Centro Poblado Mayor La Tablaza. Proyecto
Memoria Visual Corporación Ancón. 2004.
Cerco Pencas de Fique. Centro Poblado Mayor Pueblo Viejo. Autor: Herney Tobón Mejía. Año
2021
Madejas de cabuya , Palacio Nacional del Fique , Guarne . Fot Escuela de Patrimonio año 2017
Fique , Palacio Nacional del fique , Guarne . Foto Escuela de Patrimonio año 2017
En la economía agrícola del año 1911 figuraba en tercer lugar el
cultivo del fique con dos mil kilos anuales. Lo cual daba a entender, que
el insumo para la producción de sacos de cabuya, provenía principalmente
de otros municipios. Demostrando más la utilidad de la mano de
obra para la manufactura, que para el cultivo de la penca o maguey. 4
En el año 1912 la posición del municipio en la industria de la cabuya,
en el departamento de Antioquia era resaltada en los anuarios estadísticos
y publicaciones periódicas. La cabuya servía, para la elaboración de
costales, alpargatas, arritrancos, cinchas, enjalmas, hisopos, mochilas, entre
otros elementos útiles par a la vida cotidiana.
4 Boletín Estadístico. Departamento de Antioquia. N.4, 1912: 376.
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
sacos de cabuya en el departamento, con un total de 236.000 sacos. En
segundo lugar, se encontraba La Estrella, con una producción de 178.103
sacos, según el promedio anual reportado. 8
En la década de 1920 se introdujo la rueca a los trabajos con la cabuya,
de esta manera la labor del hilado se individualizo en los talleres de
telares de cabuya. 5 En el año de 1930 funcionaban más de cien telares en
la población. Este mismo año la compañía norteamericana Hard – Rand
Inc, resaltaban la calidad de los costales de cabuya producidos en La
Estrella. Rafael Rivera H. Escribió en el libro El Cultivo de la Cabuya
en Antioquia, en el año 1931:
[…]El número de brazos que pueden ocuparse tanto en las labores
del cultivo de la cabuya como en la fabricación de sacos, de la cual
derivan su subsistencia numerosas familias en las poblaciones de
Guarne y La Estrella, es otro de los más interesantes aspectos de
esta industria[…]. 6
En 1935, La Estrella ocupaba el primer lugar en el departamento
de Antioquia; con una producción de 393 mil sacos de cabuya. 7 En el año
1938, el Municipio de Guarne ocupó el primer lugar en la producción de
5 Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. La Memoria Económica en La Estrella: Al vaivén de la
cabuya y otros oficios. Serie 3 proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín.
2003: 11, 13.
6 Cultivo de la Cabuya en Antioquia.Secretaria de Agricultura yFomento. Imprenta Oficial.
Medellín.1931: 3, 4.
7 Anuario Estadístico de Antioquia. Medellín. 1930.
Cabuyeros Plaza Principal La Estrella. De izquierda a derecha sentados: Deogracias Torres,
Francisco Luis Mejia “Pacho Mejia” y Juan Mejia. Año 1934. Fuente: Caminos de la Memoria
Siderense. Herney Tobón Mejía.
A comienzos de la década de 1940 y hasta la década de 1970 empezaron
a llegar al municipio carros escalera cargados de tela y sacos de
cabuya de segunda. Material traido de otros lugares del país, para el oficio
de desbaratar y añadir cabuya y volverla a pasar por el telar. Era un método
de reciclaje de la cabuya que aprovechaba la experiencia y la mano de
obra de los telares de cabuya en La Estrella. 9 No obstante, esta tradición
económica de la cabuya se mantuvo presente hasta finales de la década
de 1980, cuando se da la crisis e este sector agroindustrial en el país. El
8 Ignacio Alvarez Uribe. Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Tipografía Bedout. Medellín.
1938 9.
9 Corporación Ancón. Alcaldia La Estrella. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la cabuya
y otros oficios. Serie 3. proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín. 2003: 20.
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
periódico El Colombiano de Medellín, publicaba diferentes artículos referentes
a esta situación que afectaba notablemente la economía local del
Municipio. El 17 de enero de 1983, un artículo de prensa se tituló así: Los
Cabuyeros Traicionados. 10 Además, se publicaba lo siguiente para el 7
de febrero del mismo año: Para el fique – financiación y mercadeo, sus
problemas por fin el gobierno pone sus ojos en la crisis de este sector. 11
3. Las fases del proceso de la cabuya
3.1. La planta de donde proviene la cabuya
en muchos lugares. Ella es una planta de hojas que nacen desde la raíz,
largas, triangulares, carnosas, terminadas en un fuerte aguijón y con flores
amarillentas en ramillete sobre un tallo central; hoy se cultiva en la
zona andina, principalmente en Antioquia, Boyacá, Cauca, Cundinamarca,
Nariño y Santander. 12
El fique fue considerado la segunda fibra en importancia después
del algodón. Cabe anotar que esta penca fue utilizada como punto de referencia
para definir linderos entre terrenos vecinos. También la iglesia
católica diseminó la planta cuando solicitaba a los feligreses la siembra de
la misma. Cuentan los abuelos del municipio que posiblemente el primer
lugar de la aparicion de la del fique o donde se conoció fue en Pueblo Viejo,
el lugar donde nace el Municipio de La Estrella hace más de 330 años
y que ahora es Centro Poblado Mayor. Luego los pobladores se trasladan
al lugar donde está hoy la zona urbana y la centralidad del municipio, en
donde se encontraron también varias sembrados de penca de cabuya, aquí
empezó la industria manufacturera, a partir de proceso artesanal.
Dibujo realizado en taller por jóvenes del programa UAI. Municipio La Estrella. Año 2017
El fique es el nombre de la fibra vegetal con la que se ha conformado
la urdimbre cultural y económica de diferentes regiones del país.
Como se expresa anteriormente, fue con la llegada de los españoles que
se da a conocer esta labor llevada a cabo por nuestros aborígenes, quienes
cultivaban esta planta y utilizaban su fibra de muy distintas formas y
3.2. El proceso y la transformación del fique
Inicialmente se cortan las pencas que ya han alcanzado un cierto
grado de inclinación y un tamaño adecuado, se llevan y se apilan para que
sean desfibradas con la ayuda de una máquina o en algunos casos de forma
manual, con un carrizo.
10 Periódico El Colombiano. Medellín. Lunes 17 de enero de 1983: 4-A.
11 Periódico El Colombiano. Medellín. Lunes 7 de febrero de 1983: 7-A.
12 Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la
cabuya y otros oficios. Serie 3. proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín.
2003: 11, 17, 20, 22.
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
después de hilar. La materia prima era traida de Guarne y otros municipios
con esta elaboraban los largos hilos de cabuya , que congregaba las
familias en torno a la unión de los pedazos de la misma.
Dibujo realizado en taller por jovenes del programa UAI Municipio La Estrella. Año 2017.
Posteriormente cada penca se toma y se pasa por esta máquina,
una y otra vez hasta que se obtenga la fibra libre de la mayor cantidad de
savia. Luego se lava en pozos de agua (de 12 a 15 horas) buscando retirar
los remanentes de savia y posteriormente se apila para seguir con el
proceso de secado, el cual se hace al sol en cuerdas o sobre piedras. Si se
quiere una fibra bien blanca, se expone más tiempo, pues se considera que
el sereno de la noche favorece muy bien el blanqueado. 13
3.3 Manufactura con la fibra o cabuya
Luego del proceso de lavado y secado de la fibra, las grandes madejas
se transforman en hilos, por medio de la “carreta¨ con la que se
torcía. En el caso del municipio de La Estrella como en muchos lugares ,
se presentaron dos etapas: La primera el trabajo artesanal con la cabuya
13 Fuente virtual consultada: Vivo boreal.com
Dibujo realizado en taller por jovenes del programa UAI. Municipio La Estrella. Año 2017
Fue la tradicional Calle Quinta (Actual Calle 80 Sur), en estos momentos
llamada como la Calle Pobre, la protagonista con sus familias
de este inusual suceso. Cada familia torcía su pedazo de cabuya y se lo
pasaba a otra, eran momentos de unión entre familias, de diálogos sobre
el municipio. “Al hilar, lo que se formaba con el huso o taraba no era
simplemente la hebra. Era la vida en pleno desarrollo creativo la que se
hilaba . Hilar en la calle era tejer la vida , compartir sueños , acompañar
desdichas , solidarizarse, reir , hablar . Era tramar complicidades . En esa
actividad se concentraba la energía de la vida . El huso en movimiento
, la torsión de las hebras de fique, eran un un acto de rememoración
de tiempos pasados y de saberes heredados ” Esta labor la hacían las
mujeres, los hombres esperaban en los telares para fabricar los costales y
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El artesano del telar de la cabuya
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
demás, tiempo después las mujeres hacían también parte de ese trabajo.
La segunda, era la reutilización de pedazos de costales que sobraban,
muchos metros de esta tela llegaban donde las familias que desbarataban
y volvían a unir en “una tira larga ¨; luego las envolvían de diferentes
maneras, entre ellas en la parte superior de un taburete para después de
varias vueltas la retiraban y amarraban fomando pequeñas madejas. Por
último, se llevaba las madejas a los telares luego se amarraba y se pasaba
a la envolvedora, después a la mesa del telar donde finalmente se hacían
los costales. 14
Las familias precursoras en este arte, tecnificado de acuerdo al
tiempo eran los Quiroz, los Giles, los Mejía, los Arenas y los Toro. La
Estrella durante muchos año tuvo una industria de mucho auge dado que
era en gran medida importante para algunas empresas de tipo industrial en
14 Ibid.
el departamento, tanto que las personas dedicadas al trabajo de la cabuya
en la Estrella , eran contratadas por empresas como Coltejer, para que
enseñaran a sus empleados a hacer los nudos y así poder elaborarlos en
las confecciones a las que se dedicaba la empresa. Los costales tuvieron
muchos usos, entre los que se destacan el empaque del café, maíz y otros
granos. Tiempo después del gran auge se utilizó como grandes bolsas para
cargar los productos de los hogares. Es de anotar que fueron los arrieros y
sus proveedores quienes dieron el mayor uso a cada elemento fabricado
con esta fibra. Otro de los aspectos fue el vínculo con la devoción a la Virgen
y que cobra importancia al momento de su coronación en Septiembre
13 de 1959, una de las familias que en este tiempo lideraba la industria de
la cabuya de “una forma más moderna “era la familia Toro, quienes adornaron
con artículos elaborados con cabuya, el carro de la coronación de la
virgen y por supuesto los atuendos de la Virgen, esto trajo en este tiempo
mucho renombre a la labor con la cabuya.
4. Se extingue esta gran labor y se extinguen los artesanos de los telares
y de la cabuya
Con el tiempo esa labor fue desapareciendo los telares se pudrieron
en los solares de las casas y el legado sólo descansa en las fuentes históricas
y en la memoria de algunos siderenses que como don Darío ven el
paso del tiempo cómo resistencia al olvido. El mundo del trabajo manufacturero
del tejido de la cabuya se extinguió rápidamente mientras la nueva
tecnología irrumpía multiplicándose a altas velocidades. En tanto, los
artesanos desaparecían lentamente como especies animales exóticas los
obreros se multiplicaban como liebres. Centenares de hombres y mujeres
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El artesano del telar de la cabuya
del municipio terminaron trabajando en las grandes textileras de Antioquia,
como: Coltejer, Fabricato, Tejicondor, Alfa y en la nueva Empresa
de empaques de polipropileno Empaques S.A. La Estrella pasó de ser un
pueblo de artesanos, a ser un pueblo de obreros.
Para mediados de los años 80 ya no existía en La Estrella un solo
telar en funcionamiento, el tikiti taquete se había apagado. Bastidores,
carretas, madereros, ruecas, marcos, envolvedoras, pedales,carretes, romanas,
lanzaderas, en fin telares enteros desaparecieron junto con los
portadores de estos saberes ancestrales, quienes buscaron otras formas de
sustento
Texto de los inicios de la Empres de Empaques Villa Fátima
[…] Después de la fonda y carnicería La España, de Santiago Tirado,
se situaba la casa finca Villa Fátima, donde funcionaban los
telares de cabuya de Luis H. Toro, nacido en La Estrella el 24 de diciembre
de 1889. Fue personero municipal y concejal del municipio
de La Estrella. Cofundador de la Compañía de Empaques S.A. tenía
un continuo movimiento comercial debido a su cercanía a la plaza
principal. Por esta calle funcionaba además la casita del carbón o
carbonería de Arturo Gutiérrez, la peluquería de Suso Londoño y
la carpintería de los Londoño. También vivía en esta calle “Kiko
González”, quien hacía velas de cebo y manejaba una carretilla de
bestia, haciendo viajes desde La Estrella hasta Itagüí, Envigado y la
plaza de Cisneros en Medellín. […]
Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz
Entre datos, material fotográficos, testimonios, diálogos, revisión
de evidencias y webgrafías deducimos que el municipio de La Estrella
fue pionero en aplicar la Economía Circular en la transformación de la
cabuya .
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El artesano del telar de la cabuya
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Uribe, I. (1938). Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Medellín:
Editorial Bedout
Anuario Estadístico de Antioquia. Medellín. 1930.
Boletín Estadístico (1912). Departamento de Antioquia. N.4.
Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella (2003). La Memoria Económica en
La Estrella: Al vaivén de la cabuya y otros oficios. Medellín, Serie 3 proyecto
Memoria Cultural.
Entrevista a Darío Mesa “Poeta Viajero” Municipio La Estrella, Antioquia. Año
2022.
El Colombiano. Medellín, 17 de enero de 1983: 4-A y 7 de febrero de 1983:
7-A.
Restrepo Euse, A. (1903). Historia de Antioquia. Desde la Conquista hasta el
año 1900. Medellín, Imprenta Oficial.
Secretaria de Agricultura y Fomento (1931). Cultivo de la Cabuya en Antioquia
Medellín: Imprenta Oficia
Vivo boreal.com: fuente virtual consultada.
Oficio del fogonero
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El aserrío con serrucho de cola
EL ASERRÍO CON SERRUCHO DE
COLA
SAWING WITH A TAIL SAW
Juan Mares
EL ASERRÍO CON SERRUCHO DE COLA
RESUMEN
SUMMARY
Esta historia tiene madera y de la buena,
serrucho de cola, recuerdos, tertulia,
campo y monte. En una palabra, oficio y
trabajo y del duro. He aquí a Urabá no la
del banano, sino la del caracolí, el abarco,
el cativo y muchas más. También la
técnica y el saber figuran y porque no
unos buenos tragos para saber contar
historias de la memoria.
Palabras claves:Memoria histórica,
Urabá, Aserrío, serrucho de cola, técnica
maderera, riqueza forestal
This story has wood and good wood, tail
saw, memories, get-togethers, field and
mountain. In a word, trade and hard work.
This is Urabá, not the one of the banana,
but the one of the snail, the abarco, the
cativo and many more. Also the technique
and the knowledge are included
and why not some good drinks to know
how to tell stories of memory.
Keywords:Historical memory, Urabá,
sawmill, tail saw, lumber technique, forest
wealth.
JUAN CARMELO
MARTÍNEZ
RESTREPO
(JUAN MARES)
90
Juan Mares (Seudónimo de Juan Carmelo Martínez Restrepo),
nació en Guatapé, Antioquia, el 3 de noviembre de 1951. Licenciado
en Español y Literatura por la Universidad de Antioquia.
Poeta, ensayista y profesor universitario. Fue director de
La Casa de la Cultura de Apartadó, donde reside desde 1968.
Es presidente del Centro de Historia de Apartadó, Miembro
fundador del Taller de Escritores Urabá Escribe y de la revista
Kalu.
Actualmente es profesor de cátedra en la Universidad de Antioquía
(Sede Urabá).
Luis Eduardo Martínez Giraldo y Carlos Arturo Mogollón. En este caso, una viga de árbol hermoso
(así le decían a este árbol), especial para tablas y listones
Cuando alguna vez en los alojamientos de machosolo en una finca
bananera de Urabá entre tertulias de viernes por la noche, cuando el sábado
siguiente no había pago ni anuncios de embarque, salió a colación entre los
trabajadores que cuál era el oficio más duro y rudo que les había tocado en la
vida. Todos éramos hombres adultos, trajeados de muchos lugares del país,
llegados por la ola verde de las posibilidades de trabajo bien remunerado, en
91
El aserrío con serrucho de cola
comparación de los lugares de donde venían: Chocó adentro, de las sabanas
de Sucre, Córdoba y Bolívar; del interior de Antioquia y el eje cafetero;
y desde luego, de las bananeras del departamento del Magdalena, expertos
en los diferentes oficios para el cultivo y cosecha del banano o musácea
paradisiaca.
Y la competencia se debatió entre la del oficio de palero para abrir
canales, cunetas y botalones; el de la arriería tanto de carga larga como
redonda y de jolones, el de la hachería, que aunque más rudo que el de la
pala, era por temporadas cuando se acercaba el verano; y el del aserrío.
Se definió que el más rudo era el del aserrío con serrucho de cola,
puesto que este requería de la siguiente parafernalia: hacha, machete, pala,
pico o barretón o cavador, que de todas las formas se le nombraba; de
una gualla que unas veces era de cabuya gruesa o de acero galvanizado
en otras, o que algunos aserradores la tejían de la penca del abarco o del
vela’ecuba (con esta última penca, el problema es que cuando se secaba
y luego humedecida olía a pedo suelto en rincón de brujas; la plomada
para nivelar la troza y los andamios, el trabador (triscador) para graduar
los dientes del serrucho, el nivel para ajustar la posición de la madera en
general cuando ello se requería; La escuadra, igual para medir distancias
entre una hilada uy otra; una piola de algodón con la que se empapaba de
una tinta que se preparaba con carbón de baterías eveready, zumo de limón
y oxido de las limas con que se afilaban los serruchos (unas vieja costumbre
gitana y de trotamundos , según las parlanchinas lenguas, copiaron los
aserradores; con esa tinta para pintar las líneas por donde iba a pasar el
serrucho cortando los listones, las varetas, los bloques o las tablas, según
Juan Mares
el propósito; por supuesto, del serrucho de cola y el trocero: uno se usaba a
lo largo de la troza y el otro para dividirlas. La tinta con el carbón de batería
y el zumo de limón servía, además para darle segunda y hasta tercera vida
a las limas para “mecear” los serruchos, digamos, afilarlos. Era indispensable
el trabador o triscador para que al afilar el serrucho se le pudiera dar la
forma adecuada para afilar los dientes acerados, de manera tal que el serrucho
no se atascara según la madera se fuese a cortar. Pues el mismo filo y
traba a los dientes del serrucho no se les podía aplicar a todas las maderas
y si eran tozas nudosas también variaban el filo y la traba.
Para armar el entable se cortaba madera por troncos en concordancia
con rigor de la troza, dos soleras, varios madrinos y los amarres se hacían
con bejucos de pitigua, potré o con la penca que sacaban del velecuba
o de los abarcos o piloncillos que aserraban.
La mina de oro la constituían el abarco, el caracolí, el jenené o
cagüí, el cedro guino, el bálsamo, el cativo, el canime, el amarillo, el hermoso,
el fresno y el nazareno o brasilete. También un árbol que le decían
sangre e’ toro para sacar tablas (árbol de xilemas rosados que para uno no
conocedor lo camuflaban como de cedro).
Así fue que me acordé del oficio más rudo que experimenté en la
vida. Ya no se asierra con serrucho e’cola. Dicha herramienta era un serrucho
largo para manejarlo entre dos personas, tanto el uno como el otro
necesitaban “cogerse los tiros”, es decir, armonizar el ritmo para tirar y
arrastrar el serrucho a flor de la madera para que no se trancara y fuese a
tumbar al cabezalero de no ir a romperse la cabeza o hacer que le rompiera
92
93
El aserrío con serrucho de cola
la cara o golpeara las gónadas del colero. Era un ejercicio de armonizar
las fuerzas en el tira y hale del serrucho. Un asunto de parejas bien coordinadas.
El aserrador, lo primero que hacía era seleccionar el árbol para
tumbarlo con el hacha. Había que saber hacerlo, principalmente conocer
las tres caídas básicas de un árbol para ser derribado; primero, para dónde
tendía a ser más corriente el viento, si en la mañana o en la tarde, para
qué lado soplaba Eolo, y calcular su fuerza, si era fuerte o leve; segundo
hacia donde pesaban más las ramas o para donde tendía la curva del árbol;
tercero, de qué lado se le hacía el corte de abertura; el boquete ancho, para
por último darle en la parte contraria, o cerca del gavilán del corte. Esto se
hacía teniendo en cuenta los dos conocimientos anteriores
.
Un entable de aserrío requería andamios, vigas, soleras, madrinos,
diablos, cuñas, y cuando el sol daba en pleno por la desforestada en la
caída del árbol para aserrar se armaba un “sobresol” o más corriente un
“cubresol” o ramada con caballete de cualquier palma tras dos varas largas
de extremo a extremo de la troza, y además para que cuando llovía les
sirviera de escampadero. Cuando no, era una especie de troja alta, cubierta
de palmas tan solo para cubrirse del sol.
Había casos en que era necesario el garitero que llevaba los almuerzos
puesto que a la pareja de aserradores se les llevaba el fiambre en
zarapa, un calabazado de agua a cada aserrador y una panela a cada uno.
El aserrío con serrucho ‘e’cola demanda los siguientes componentes:
el cabezalero que es el que va sobre la troza y que le corresponde tirar
Juan Mares
el serrucho a flor de la madera para que no se atranque ni dañe los dientes
del serrucho, encaracola los brazos mientras deja ir peinando la herramienta
en armonía con el colero que es quien hala el serrucho en la parte de
abajo en dirección contraria al cabezalero. El colero le correspondía manejar
la calavera y estarla cuñando cada que se hacía necesario, puesto que
en el ajetreo, se va desajustando y para ello tiene un mazo de macana que
a pequeños golpes ajusta. El cabezalero levanta el serrucho por sobre la
cabeza mientras no le pierde el ojo al hilo sobre el que va el corte, mientras
que el colero atrae el serrucho hacia el medio de sus piernas, que estratégicamente
separa mientras un pie va adelante y el otro atrás como si fuese
dando un paso, arrastrando sobre el piso el aserrín que va cayendo. A su
vez está ojo avizor a la plomada al extremo opuesto, que cuelga indicando
la línea de arriba. Y así armonizan en el tira y hale en el subir y bajar del
serrucho.
Un aspecto es el, digamos, el ajuar del aserrador de tierra caliente,
que fue el que conocí. Mi padre aserraba descamisado y era cabezalero,
cuando empezaba a sudar a chorros se le llenaba la espalda de una abejita
que parecía un mosca lame sudores y en los descansos se secaba con una
toalla a manera de dulceabrigo o “sufridor” que también usaban para poner
al hombro mientras sacaban la madera deshilada a la cama donde la
recogería el arriero. Regularmente usaba sombrero cuando le daba el sol,
algunas veces observé en otros aserradores que improvisaban un sombrero
con tres o dos hojas de iraca recortadas y amarradas por los peciolos como
un pequeño bohío sobre la cabeza. A veces se amarraban un trapo a manera
de pañoleta que se quitaban para sacarse un poco de sudor. En cuanto al
colero casi siempre usaban cachucha beisbolera para cubrirse un poco del
aserrín.
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El aserrío con serrucho de cola
El señor Arturo Mogollón, un tolimense venido a estos lugares
del Alto Sinú, desde los parajes de Puerto Berrío, siempre fue el compañero
de aserrío de mi padre, usaba una mulera y un poncho que ponía
sobre los dientes del serrucho cuando lo iba a afilar, pues se cuadraba de
medio lado recostado a la hoja del serrucho para darle mayor estabilidad
y a su vez protegerse de los dientes del serrucho. La cachucha era casi
que imprescindible en la mayoría de los aserradores coleros.
Otra tarea de los dos aserradores era preparar la “cama”, un escarpado
que se organizaba poniendo en el piso una especie de estera de
orillos para proteger del comején , de manera temporal y que se inmunizaba
previamente con ACPM, para arrumar la madera aserrada según
el propósito ya en tablas, tablones, listones o varetas, para que luego de
preparar la trocha por donde debía entrar el arriero con las mulas pudiese
sacar el producto a buen puerto, puesto que, en esos tiempos de aserrador,
no había ni carreteable para transporte en vehículo. Había lugares
donde se podía sacar arrastrada con bueyes, abriendo amplios caminos a
rula, pico y pala.
Cuando por cualquier circunstancia la troza se iba a la parte baja
del entable, había que molinearlas con fuertes guallas que para el caso,
se buscaba ayuda de otros aserradores. Cuando la troza quedaba en la
parte arriba del entable era más fácil la tarea, puesto que se aseguraba en
los árboles de la parte de arriba para dejar rodar con sumo cuidado no se
fuera a ir la troza al cañón o quebrada y el trabajo sería más duro como
se explica antes.
Juan Mares
Traigo a colación para aportar otros referentes, según un ensayo
sobre Los aserradores y el aserrío, de Héctor López - López y Nicol Julieth
Rodríguez Urrea, de donde sustraigo varias líneas que en su conjunto
retratan un poco el oficio del aserrío: “el trabajo lo ejercían hombres
mayores que se habían perfeccionado en este oficio a través del “ensayo
y error”, además de que era heredado de padres a hijos. /…los orillos o
cantoneras colocados junto al aserrín, las hachas, los hilos o piolas untados
de azul de metileno o carbón, los serruchos troceros y los serruchos
hileros o tableros / en Antioquia también se empapaba la pita o cuerda
delgada en polvo de limas viejas disuelto en agua. Colocaba una puntilla
en los dos extremos para amarrar en cada uno de ellos la pita untada, /
Quien se guiaba por esta línea era el cabezalero, mientras que el colero
debía orientar el serrucho de acuerdo con la plomada / todo se amarraba
con bejucos. “A mí me decía -afirma Gustavo- vaya tráigame el bejuco
carare (Aristolochia sprucei), el que huele a feo, y yo iba al monte, lo
conseguía y con él amarrábamos todo lo que hacíamos en el aserrío.”
Aunque en Chaparral, los aserradores - según don Mario- construían un
rancho para dormir cerca del aserrío cubierto con hojas de cola de pato o
iraca (Carludovica palmata Ruiz & Pav)… /… En primer lugar, quisiéramos
puntualizar en que la diversidad cultural de Colombia es abismal y,
aunque aparentemente se han escuchado aserradores de diferentes regiones,
todos ellos tienen origen antioqueño, por lo cual el eje transversal
de análisis en esta ocasión como ya se ha expuesto anteriormente, será
la colonización antioqueña.” Hasta aquí esa experiencia en cuerpo ajeno
para decir desde otras orillas lo mismo con distinta guasca.
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El aserrío con serrucho de cola
Juan Mares
Barretón: Instrumento formado por un
mango de madera y una paleta cortante
de hierro para hacer hoyos y sembrar
Plomada Para guiar al colero en el corte
de la troza o del hilar de los bloques.
(Bloques que a veces se hilaban de ambos
lados ya para listones, varetas, tablas o
listones.
Cabezales o manubrios de un trocero
Aunque le faltan los dientes del gavilán
un serrucho histórico
Triscador o trabadores: Elementos para
dar trabas a los dientes del serrucho según
el árbol se fuese a aserrar.
Pala para acondicionar el entable y la
cama donde se arrumaba la madera
Rula o machete para desbrozar malezas
y arbustos
Igual se utilizaba para medir las líneas
entre tabla y tabla o vareta y vareta, La
escuadra de carpintería
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El aserrío con serrucho de cola
BIBLIOGRAFÍA
Entrevista a Arturo Mogollón
Héctor López - López y Nicol Julieth Rodríguez Urrea, (s.f.), Los aserradores y
el aserrío. Medellín: Corporación Universitaria Minuto de Dios.
Memoria personal del autor
Oficio de Hojalatero
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Historia laboral en Abriaquí
RESUMEN
HISTORIA LABORAL EN
ABRIAQUÍ
Al hacer un análisis que identifique los
arduos trabajos y los oficios más comunes
que se han desarrollado en nuestra
historia local; encontraremos unas
antiquísimas ocupaciones que fueron el
punto de partida, de unos procesos que
con el paso de los años se han superado,
para darle vía libre a una producción
técnicamente más viable de una adecuada
explotación. La constancia laboral
de nuestros ancestros, aguerridos
migrantes paisas, ha permitido conocer
desde el tiempo pretérito hasta hoy, un
verdadero progreso social, con incidencia
directa en la vida regional del
occidente antioqueño. El compromiso
directo ha sido en los sectores: minero,
agrícola, pecuario, comercial, industrial
y artesanal; con buenos resultados que
reflejan el ánimo laboral, la superficie
del territorio, los pisos térmicos (frio y
hacia templado) y las posibilidades de
intercambiar productos, con los centros
de consumo y posteriores oportunidades
de industrialización y exportación.
Palabras clave: trabajos, oficios, producción,
ancestros, progreso
LUIS ALFONSO
SALAS CAR-
DONA
LABOR HISTORY IN ABRIAQUÍ
SUMMARY
When making an analysis that identifies
the arduous works and the most common
trades that have been developed in
our local history; we will find some very
ancient occupations that were the starting
point of some processes that with the passage
of time have been overcome, to give
free way to a technically more viable production
of an adequate exploitation. The
labor perseverance of our ancestors, hardy
migrants from the paisas, has allowed
us to know from the past until today, a
real social progress, with direct impact
on the regional life of western Antioquia.
The direct commitment has been in the
mining, agricultural, livestock, commercial,
industrial and handicraft sectors,
with good results that reflect the labor
spirit, the surface of the territory, the
thermal floors (cold and temperate) and
the possibilities of exchanging products
with the centers of consumption and subsequent
industrialization and export opportunities.
Keywords: jobs, trades, production, ancestors,
progress.
Miembro del Centro de Historia del municipio de Abriaquí.
Correo electrónico: salasecheverry@gmail.com
Luis Alfonso Salas Cardona
HISTORIA LABORAL EN ABRIAQUÍ
Introducción
El compendio histórico de los arduos trabajos y de los diversos oficios
domésticos, que se han desarrollado en la jurisdicción del actual municipio
de Abriaquí, en un periodo que supera los dos siglos de experimentada
permanencia; surgen de una indiscutible y tripartita herencia humana. En
primer lugar partimos de las prácticas ancestrales del indígena de la raza
Catia que se desempeñaba muy bien en la orfebrería y en su antigua agricultura.
Posteriormente fue el blanco Español quien trajo variedad de semillas
agrícolas y especies pecuarias, como también sus tendencias comerciales;
para hacer un gran establecimiento en el nuevo continente. Y por último se
contó con el aporte laboral del avezado esclavo Africano, conocedor de las
faenas productivas en el hemisferio oriental.
El cúmulo laboral y productivo que se identificaba en el Nuevo Reino
de Granada durante el siglo XVIII, lo conocía y lo practicaba el otrora ciudadano
del común, surgido de la fusión racial (indígena, Español y esclavo
Africano) y según los anales de la historia, los terrenos baldíos denominados
Abriaquí, en donde ya habían practicado unas primeras y ligeras aberturas,
fueron denunciados ante la gobernación de la provincia de Antioquia, con el
propósito de ser recibidos en calidad de adjudicatarios. Efectivamente así
sucedió el día 3 de octubre de 1.795; cuando después del reconocimiento,
avalúo y medición, se concluyó satisfactoriamente este proceso.
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Historia laboral en Abriaquí
Luis Alfonso Salas Cardona
Del libro: Historia geográfica del Estado Soberano de Antioquia,
del médico e historiador Manuel Uribe Ángel, se conoce que los beneficiarios
de las adjudicaciones de los terrenos baldíos denominados
Abriaquí, fueron cinco consanguíneos de apellidos Urrego: Francisco,
Marcelo, Santos, Manuel Antonio y Salvador. También José y Francisco
Hernández, al igual que Sabino Sepúlveda y Marcos Benitez. Estos migrantes
de Santafe de Antioquia, se comprometieron a seguir abriendo
el espeso bosque, como contraprestación al reconocimiento jurídico que
habían obtenido.
Estos primeros colonos criollos, ya con el privilegio de ser dueños
jurídicos de las tierras de Abriaquí, continuaron en su afán de hacer
aberturas a golpes de hacha y una vez que talaban el espeso bosque,
aprovechaban los veranos de principios de cada año, para quemar cuando
habían derribado y así poder establecer sus cosechas de maíz y frijol. Estos
singulares personajes, tenían ya acumulada una grandiosa experiencia
agrícola, que provenía de las prácticas ancestrales en América latina,
más las novedosas enseñanzas que llegaron del viejo continente, todo lo
cual se transmitía de generación en generación. Este nuevo y despejado
escenario, no era solo para establecer cultivos, sino que también se construían
los famosos ranchos, que servían de alojamiento humano y para
almacenar los frutos de sus cosechas.
En estas instancias históricas, se reflejó la fortaleza de los antiguos
pobladores, para enfrentar las más duras faenas en la jurisdicción.
Empezando por los guapos hacheros (trabajador con hacha) y los aserradores
con serrucho. En la actualidad ambas labores han sido remplazadas
por las modernas motosierras. Antiguamente daban apertura y
arreglaban los caminos peatonales y de herradura, con barra, pico y pala.
Se dieron a conocer los experimentados y aguerridos paleros, Así mismo
y con los referenciadas herramientas, hacían el banqueo para las casas de
habitación y demás construcciones. Hoy estos trabajos están asignados a
las contemporáneas retroscabadoras (grandes y pequeñas).
El siglo XIX, correspondió al periodo de importantes acontecimientos
que se orientaban hacia el progreso y la prosperidad. En 1821 es
fundada la población de Abriaquí. En 1871, Abriaquí es definido como
fracción del distrito de Cañasgordas y 1874, se conoce la importante noticia
de la apertura de la escuela pública en la fracción de Abriaquí. Todas
estas vicisitudes estimulaban el arribo de nuevos migrantes pobladores,
que lógicamente se distribuían en nuestros campos y veredas, con el fin
de continuar con nuevas aberturas y así permitir la aparición de posteriores
trabajos, al igual que diversos oficios domésticos.
La centuria del siglo XX, fue decisiva en todos los aspectos laborales
que ostentara ya el nuevo municipio de Abriaquí a partir de 1.912.
Una superficie de 290 km cuadrados y con 16 veredas, es habitada por
familias genuinamente campesinas. La región sigue con su apogeo aurífero
y Abriaquí no podía ser la excepción. El trabajo extenuante para
extraer el material rocoso y obtener el oro de veta, ha estado asignado a la
fortaleza del hombre minero; mientras que lavar arenas del río Herradura
ó sus afluentes, para lograr el oro de aluvión, es más proporcional a las
capacidades de algunas señoras ribereñas y aún para adolecentes y jóvenes
que comienzan a trabajar. A estos últimos personajes se les reconoce
el oficio de barequeros.
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Historia laboral en Abriaquí
Luis Alfonso Salas Cardona
El sector minero de la localidad, ha tenido una importante evolución.
Los mineros tradicionales o informales, cuentan buenos arrastres,
para el proceso de trituración del material rocoso. Han contado con el
acompañamiento de la secretaria departamental de minas y ha sido posible
que accedan a la formalización y legalización a través de los respectivos
títulos mineros. En la vereda La Antigua, hace varias décadas funciona
la empresa minera “El Porvenir” en donde precisamente y por una
gran furia de la naturaleza, el pasado 6 de Abril de 2022, se conoció que
14 trabajadores, fueron victimas mortales de esta infortunada fecha.
Antes de la reforma constitucional de 1.968, el gobierno departamental
a través de la dirección de cominos, dependiente de la denominada
secretaria de obras públicas (hoy secretaria de infraestructura) se
encargaba de la apertura, modificación y sostenimiento de los caminos
de herradura intermunicipales. Para el caso de Abriaquí, entre 1.940 y
1.950, se modificó el camino Abriaquí-Cañasgordas desde esta cabecera
hasta el paraje travesías. También se dio apertura al camino hacia el
vecino municipio de Urrao, por la vereda San José. Estos referenciados
procesos los asistió el ingeniero don Jesús Quevedo. En la actualidad
está responsabilidad le corresponde a cada ente territorial, hasta sus respectivos
limites. En otrora a quien responsabilizaban del personal contratado
para dichas labores, ostentaba el cargo de sobrestante.
La base del desarrollo para el caso local en Abriaquí, se le atribuye
indiscutiblemente al hombre agricultor; convertida esta actividad
en la mejor y única alternativa de sobrevivencia. En un principio y después
de intervenir el bosque secundario (tumbarlo) lo cual se denomina
como el hacer roserias, se establecen nuevamente los cultivos de maíz y
frijol. Posteriormente a estas actividades, el terreno se va facilitando para
otras siembras, como el establecer pasturas para la explotación pecuaria.
También se permite hacer cultivos limpios como: café, caña, papa,
yuca, arracacha; todo esto de gran utilidad para la alimentación humana.
Con el azadón como herramienta preparaban el terreno para dichas cosechas.
Con machete cortaban la maleza que competían con las pasturas
ya existentes, para la alimentación animal. Hoy es utilizada la guadaña
y la fumigación en reemplazo de las mencionadas labores (guadañeros y
fumigadores).
En cuanto a la construcción de casas de habitación y locales comerciales,
con las tradicionales tapias de tierra de buena calidad; surgieron
los tapieros, es decir esas personas expertas en estos trabajos. Quienes se
fueron acostumbrando a trabajar con arenas, adobe, baldosa, baldocin: se
les califica en el rango de oficial de construcción, siendo oficial calificado,
aquella persona que desarrolla planos. Y quienes se han encargado de
trabajar con madera para fabricar taburetes ( hoy reemplazados por sillas
plásticas) mesas, camas, las antiguas cómodas para guardar ropa, ataúdes,
mamparas y techos, se les ha llamado carpinteros. En estas ocupaciones
fueron famosos en nuestro medio, Juan Francisco Cruz y Don Jesús
María Palacio, cuyos recuerdos de verdaderas obras de arte, perduran en
el templo parroquia. Quién se perfecciona en trabajos con madera se le
denomina ebanista.
Ya con la explotación pecuaria en desarrollo en nuestra localidad,
abundaron las ocupaciones para el hombre campesino. La doma de equi-
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Historia laboral en Abriaquí
Luis Alfonso Salas Cardona
nos requirió de expertos amansadores y arrendadores, al igual que los
famosos herreros (para herrar las bestias). En el caso de los bovinos, surgieron
los vaqueros, personas capaces de lidiar estos animales. También
los renombrados ordeñadores y no podía faltar la figura del lechero que
en la mayoría de los casos era un muchacho empezando a trabajar, que se
encargaba de llevar y distribuir la leche en su destino final. Para el caso
particular de Abriaquí, existe desde 1970, el automotor que se ha encargado
de recoger las canecas con leche y llevarlas a la planta de enfriamiento
en Frontino. En la actualidad la leche es refrigerada en las fincas ó en
los tanques comunitarios, un carrotanque recoge día de pormedio dicha
producción; pero el acostumbrado transporte del carro lechero continúa
diariamente haciendo la ruta Frontino-Abriaquí-Frontino.
El trabajo del arriero ha representado un hito histórico en el desarrollo
local. Hay que entenderlo desde sus varios puntos de vista. Los
arrieros de ganado, han movilizado bovinos a diferentes destinos: Frontino,
Cañasgordas, Caicedo, Urrao e incluso hasta Medellín, haciendo
entrega en el corregimiento de San Cristobal. Esto sucedía en la década
1940-1950 (testimonio de don German Villa Gómez). Estas jornadas tardaban
aproximadamente una semana. También los arrieros de cerdos, en
cuatro jornadas desde Abriaquí a Santafe de Antioquia pasando por el corregimiento
de Tonuscoarriba, del negociante don Toribio Palacio. Otros
arrieros de bueyes y mulas, sacaban la producción de granos (frijol, maíz,
café) hacia las plazas de Frontino y Cañasgordas y de regreso entraban el
abarrote para las tiendas en esta cabecera municipal, incluidas las gaseosas
y cerveza, empacadas estas botellas de vidrio en costales de cabuya.
También los arrieros de hoy, movilizan los bloques de madera desde los
aserrios, hasta las vías carreteables. Además, los arrieros transportan la
caña panelera desde el corte hasta las respectivas máquinas. El proceso
de la panela, tiene otros oficios como: fogonero, hornero, contrahornero,
gavetero y empacador.
Quesitero o remesero, quién compraba quesos, quesitos y mantequillas,
para revender en los municipios vecinos. Tendero, persona que
atiende público en su tienda. También cantinero, para la venta de licores
y cacharrero, el de surtido variado. Panadero de oficio, quién ha traído
parva para vender ó se instala en la localidad, para producirla. Frutera,
señora Santafereña que cada ocho días venia a ofrecer sus productos.
También existía el tradicional peluquero del pueblo, hoy remplazado por
modernas barberías. Fontanero, asistente del acueducto y alcantarillado
y además encargado de colocar y retirar el servicio de energía, cuando
la planta generadora era de carácter municipal. Guardian de la cárcel,
cuando el municipio tenia su propio centro penitenciario. Celador, para
determinado sector ó para algún bién valioso. Telefonista, anterior a la
telefonía móvil. Telegrafista, cuando la comunicación era vía telégrafo,
oficina fusionada con los correos nacionales, para el caso de Abriaquí.
También existieron los cargos de administrador de rentas departamentales
y recaudador de impuestos nacionales.
Muchos oficios se han conocidos en nuestro medio, como el relojero
(venta y arreglo de relojes) el lotero (vendedor de lotería) chancero,
se generalizó cuando la venta del chance era manual. El boletero, boletas
para rifas. Hotelera, señora del tiempo préterito que habría las puertas de
su hotel. Pintor de brocha e isopo(de cabuya) quién embellecía puertas,
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Historia laboral en Abriaquí
Luis Alfonso Salas Cardona
ventanas, sócalos y paredes. Carretillero, quién hacia trasteos. Electricista,
con algunos conocimientos en el tema y no estaba calificado como
en la actualidad. Cotero ó bultiador para la movilización de objetos pesados.
Gallero, dedicado a la crianza y cuidado de los gallos de pelea.
La empleada de casa, inicialmente conocida como la cocinera ó sirvienta.
El radiotécnico, con algunos conocimientos en la materia. Desaparecido
hoy, el oficio de algunas señoras que elaboraban el famoso jabón de tierra,
que por muchos años hizo las veces de los más modernos y actuales
shampoos y acondicionadores del cuero cabelludo. Hoy tampoco existe
el policía escolar.
En relación con el tema de salud, se tiene en Abriaquí que solo a
partir de 1960, se abrieron las puertas del primer centro de atención con
médico y enfermera. Pero anterior a estos importantes momentos, las
dificultades perduraron por muchos años. De allí que surgieron las famosas
parteras, es decir señoras de probada experiencia que acompañaban a
las maternas en esos rigurosos momentos del parto. También estuvieron
vigentes los denominados raiceros, o sea personas que suministraban remedios
para las dolencias que aquejaban al paciente; basados en plantas
naturales. De igual manera, se conoció el concurso del señor dentista
que periódicamente visitaba la localidad, para dar alivio y atención a los
dolores dentales a través de las extracciones generalmente.
En cuanto a la parte religiosa, los señores párrocos en su mayoría,
han aceptado la participación del sacristán, persona que hace presencia
frecuente en el templo, para colaborar en la celebración de los oficios
religiosos y ha contemplado de manera tradicional el toque de las campanas.
El corista, encargado de los cantos religiosos, en la celebración
eucarística, trisagio, hora santa. Los acólitos, esos niños y adolecentes
que inician las procesiones portando los ciriales y están presentes en las
misas. Así mismo el campo santo local, ha contado con el concurso del
indispensable sepulturero. También en las últimas seis décadas, se ha
caracterizado la figura del animero, durante el mes de noviembre.
Décadas atrás, en Abriaquí había producción de cabuya, cuyas
pencas se beneficiaban de manera rudimentaria, por medio del antiquísimo
carrizo (artefacto de madera con dos puntas superiores y una bisagra
de unión). Este producto bien secado lo utilizaban los denominados cabuyeros,
para hacer jíqueras (mochilas) costales, costalejas, alpargatas,
lazos y accesorios para las enjalmas (pretal, retranco, cinchas). En este
oficio se destacó el señor Ramón Cardona Cardona, de la vereda la Antigua
y muchos otros paisanos. En nuestra localidad, también han existido
artesanos que han trabajado muy bien el llamado bejuco de cestillo, para
fabricar canastas, cocos cafeteros (hoy plásticos) cocos pequeños para
sembrar maíz, frijol y el antiguo canasto para las arepas de las casas campesinas
y pueblerinas de la época.
La evolución experimentada a través de la tecnología y el progreso
comercial, han opacado unas primeras actuaciones; que se han renovado
por exigencias de la época contemporánea, cuyo modernismo marca la
diferencia. El fotógrafo que revelaba a blanco y negro, desapareció. Los
sastres y las modistas de antes, no son competentes con las empresas que
producen en grande y maquilan. Así mismo el carnicero y el matarife de
antaño, están relevados por los actuales frigoríficos. El empírico farma-
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Historia laboral en Abriaquí
Luis Alfonso Salas Cardona
ceuta, lo reemplazó el regente de farmacia. El zapatero, lo absorvieron
las importaciones de calzados y la producción nacional empresarial. El
trabajo del gañan y su yunta de bueyes , hoy lo hace el tractor y el pobre
tinterillo que se ganaba unos pesos con la antigua maquina de escribir,
haciendo memoriales, cartas, peticiones y respuestas para los despachos
administrativos y judiciales, ya no es competente ante los profesionales
del derecho. También se redujeron las labores del enjalmero, el talabartero
y han surgido conductores mecánicos, inseminadores, tractoristas,
motociclistas; entré muchas otras ocupaciones.
Al evaluar el progreso de las personas que han empezado en determinados
trabajos u oficios en calidad de auxiliares, se encuentra un
cúmulo de experiencias que los convierten en seres idóneos y competentes
laboralmente. Se han conocido quienes se inician como ayudantes de
construcción y finalmente resultan como excelentes oficiales. Otros de
igual manera han escalado en la carpintería y ebanistería. Los ayudantes
de carro se han patentado y son los mejores conductores y en el caso de
las labores de finca, han surgido los compañeros del mayordomo, como
buenos administradores en la fortuita necesidad de reemplazo. Así que el
trabajo constante y los permanentes oficios, se han vivido desde el núcleo
familiar y los resultados se manifiestan por si solos, en el amplio periodo
que contempla nuestra historia local.
Como novedad del siglo XXI, han sido las oportunidades de establecer
en la jurisdicción de Abriaquí, cultivos de aguacate hass, granadilla,
gulupa (curuba) y uchuva, con miras a llevar estas producciones a
los mercados internacionales, en donde la demanda es bien amplia. Estas
opciones son factibles por ese clima frio que poseen las alturas del municipio,
el disfrute del abundante recurso hídrico y sobretodo por la riqueza
edáfica que se tiene a disposición.
Con este ligero análisis de las tantas ocupaciones (trabajos y oficios)
que se han desarrollado en nuestra historia local; hemos transcurrido
por un amplio periodo, que se inicio en el más lejano anonimato y que con
el paso de los siglos, permitió dilucidar el amplio y prospero progreso que
adquiere toda sociedad en vía de desarrollo. Muchas generaciones han
contribuido con sus aportes contemporáneos, para el engrandecimiento
del ente territorial, que ha sido testigo de excepción de quienes y en que
momentos determinados de la historia; se han decidido a entregar sus
desinteresados tributos, en favor del progreso comunitario, que se ostenta
en esta actual centuria de la humanidad.
Así que no fueron en vano el entusiasmo y la bizarría que acompañaban
a los primeros colonos criollos que se quisieron establecer en
la superficie de Abriaquí. Ellos vinieron a trabajar, irrumpiendo ante las
grandes dificultades que caracterizaban este selvático lugar del occidente
antioqueño. Sabían a ciencia cierta que tenían que disponer de su aguerrida
capacidad laboral, porque en esta jurisdicción todo estaba por hacer.
Tenían a su disposición el milenario camino indígena que comunicaba el
valle del cauca (Santafé de Antioquia) con el valle de musinga grande hacia
murrí y urabá por el sector de río verde. Pero la constancia de dichos
personajes, empezó a significar buenos resultados, como la fundación del
poblado de Abriaquí en 1821; lo cual dio origen a una nueva perspectiva
urbanística. Los posteriores reconocimientos jurídicos y eclesiásticos de
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Historia laboral en Abriaquí
la localidad, paulatinamente fueron acompañando el fervor ciudadano,
para que esas iniciales acometidas de prosperidad y progreso, después de
dos siglos de incansables luchas, lucieran en la recóndita municipalidad
que también se le conoce como remanso de paz y sana convivencia.
Luis Alfonso Salas Cardona
BIBLIOGRAFÍA
Uribe Ángel, M. (1895), Geografía general del Estado de Antioquia en
Colombia. Medellín: Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia
Zapata Cuerca, H (1941) Monografías de Antioquia. Medellín: Cervecería
Unión.
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Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral
IMÁGENES MOMENTÁNEAS: UNA
MIRADA AL OFICIO CERAMISTA
DE EL CARMEN DE VIBORAL
MOMENTARY IMAGES: A LOOK AT
THE POTTERY TRADE IN El CARMEN
DE VIBORAL
Julián González Ríos
IMÁGENES MOMENTÁNEAS: UNA MIRADA AL OFICIO
CERAMISTA DE EL CARMEN DE VIBORAL
RESUMEN
Este escrito desatiende la necesidad de
explicar la historia, presentar personajes
o el orden de los sucesos. Pero su base
se encuentra allí: en la suma expresiva
de experiencias humanas que permitieron
que el oficio de la cerámica de El
Carmen de Viboral sea lo que es. Hablar
del oficio ceramista es hablar de la historia
de hombres y mujeres forjadores
de tradición, a su vez, significa hablar
de la historia de una época: del pasado
concreto y de un presente cuyas formas
están por ser comprendidas. Esta es pues
una aproximación a la identificación de
rasgos esenciales del oficio ceramista y
de su importancia e influencia en el orden
local como elemento orientador de
la construcción identitaria del pueblo.
Palabras clave: Cerámica, El Carmen
de Viboral, Experiencia artesanal, Patrimonio,
Plan Especial de Salvaguardia.
SUMMARY
This writing disregards the need to explain
history, present characters or the
order of events. But its basis is there: in
the expressive sum of human experiences
that allowed the pottery trade of El Carmen
de Viboral to be what it is. To speak
of the pottery trade is to speak of the history
of men and women forgers of tradition,
at the same time, it means to speak
of the history of an epoch: of the concrete
past and of a present whose forms are yet
to be understood. This is therefore an approach
to the identification of essential
features of the pottery trade and its importance
and influence in the local order
as a guiding element in the construction
of the town's identity.
Key words: Ceramics, El Carmen de Viboral,
Artisan experience, Heritage, Special
Safeguarding Plan.
Miembro del Centro de Historia El Carmen de Viboral
“La cerámica es ciencia, es arte, pero sobre todo es sentimiento”
(Enrique Montoya Ramírez, ceramista carmelitano).
I
El Carmen de Viboral es uno de los centros de producción artesanal
cerámica más representativos del país. Desde finales del siglo XIX miles de
manos han dado forma a un oficio que expresa rasgos particulares de la identidad
municipal. Sin embargo, también es una muestra de la contribución de
las artesanas y los artesanos carmelitanos a la cultura del país. Una cultura
que se manifiesta en la diversidad creativa, la capacidad de producción y
adaptación en respuesta a condiciones geográficas, ambientales y sociales
del territorio.
El oficio ceramista en El Carmen presenta peculiaridades en su desarrollo
histórico y en su expresión estilística que lo hace destacar en el panorama
nacional. Surge en un medio que, si bien tiene antecedentes de producción
de cerámica indígena, hasta hoy, no tenemos pruebas de que exista una
línea clara de continuidad frente a estos desarrollos previos y los actuales
más allá de la relación frente al aprovechamiento de materias primas locales.
La expresión actual de la cerámica de El Carmen, puede caracterizarse como
proveniente de un impulso de carácter económico-empresarial en una época
influida por el crecimiento de la incipiente industria colombiana.
116
JULIÁN
GONZÁLEZ
RÍOS
Correo electrónico: juliangonzalezr53@gmail.com
La instalación y desarrollo del oficio ceramista en El Carmen pasa
por considerar una serie de influencias complementarias: (1) los antecedentes
de producción de cerámica en el Oriente Antioqueño en la segunda mitad
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Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral
del siglo XIX en los municipios de Rionegro, Vahos y El Santuario, (2)
la fundación de Cerámica Antioqueña en el municipio de Caldas, (3) la
llegada al municipio de personas con conocimiento técnicos del proceso
productivo y (4) la riqueza natural del territorio carmelitano que puso a
disposición arcillas, minerales (cuarzo, feldespato y caolines), fuentes de
agua para generar la fuerza hidráulica y el funcionamiento mecánico de
los talleres y bosques maderables que operaron como combustible para el
funcionamiento de los hornos.
Durante la mayor parte del siglo XX, el oficio se desarrolló en un
escenario que combinó aspectos de la producción “industrial” con una
marcada orientación artesanal, en razón del carácter otorgado a los objetos.
En su trasegar, la cerámica se consolidó como un medio de expresión
artístico y de la cultura local a través del ejercicio de la decoración: un
elemento diferenciador que implica una toma de posición frente a la cultura
moderna, toda vez que dota de cualidades especiales a los objetos
y da apertura a que trasciendan la frontera de lo efímero: aquello que se
consume y se desecha.
Julián González Ríos
también por el aporte en la representación cultural local, a la memoria, al
legado de las generaciones pasadas y a la historia de decenas de familias
que durante años se han relacionado con el oficio.
II
Resulta imposible concebir el estado actual del oficio sin la manera
como los primeros ceramistas comenzaron a dar forma al mundo conocido.
Solo en el saber colectivo, en el cual se han sumado en el tiempo y el
espacio múltiples saberes individuales alrededor de unas técnicas, de unas
formas que siguen transitando hacia su madurez, se puede hablar de la
existencia de una cultura ceramista local.
En este sentido, la historia no es solo una memoria que conserva:
es una memoria que renace para sustentar una forma de vida, para perfeccionar
un oficio desde las raíces populares que se aferran al sentido comunitario
de construir con los otros en el acto de reconocerlo como lleno
de significado y expresión, hecho que lo convierte en factor de identidad
y de pertenencia.
Por el contrario, parte de lo que sustenta la decoración es la relación
y el protagonismo que otorga a los impulsos orgánicos de la creación
manual donde todo no es uniforme, exacto, o medible y en su lugar lleva
presente la impronta de la personalidad humana: de tiempos y ritmos
personales e irregulares y de una expresividad idiosincrática que a partir
de la experiencia de vida de sus creadoras y creadores habla de un espacio
concreto: de su historia, paisajes, jardines, etc. Así pues, la cerámica
adquiere valor, no solamente en lo estético, artístico y utilitario, sino
La continua y renovada cadena de aprendices, artesanos, maestros
que desempeñan el oficio ceramista, revela el entramado de iniciación hacia
el eterno y siempre inacabado proceso de adquisición de habilidades y
su perfeccionamiento en cualquiera de las múltiples dimensiones del saber
artesanal.
Esencialmente, la cerámica es el proceso de muchos pequeños procesos,
por lo tanto, es la suma del desarrollo de muchos oficios: la fabrica-
118
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Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral
Julián González Ríos
ción de moldes, el forjado, torneado o vaciado de las piezas, el proceso de
lavado y pulido, la decoración, el esmaltado, el horneado, entre otros.
Esta forma de arte implica establecer un diálogo estrecho, día
a día, con las herramientas y las materias primas; requiere conocer las
propiedades de arcillas de cualidades diferentes, de los colores, de los
esmaltes y su punto de fusión, de las reacciones al conjugar todos los
elementos, de la elección de temperaturas y los modos de cocción adecuados.
Este saber proviene de la capacidad del artesano para conocer su
medio, de aplicar lo recomendado y lo aprendido, pero especialmente, de
no dejar de interpretar su experiencia de vida, su experiencia artesanal.
Dedicarse al oficio ceramista (pero en general a la labor artesanal)
equivale a no dejarse inhibir por el método y la técnica. Esta condición es
más próxima a la reformulación constante de los problemas: la rotura o
desgaste de los moldes, el craquelado de las piezas por una mala formulación
de la pasta, la preparación de un esmalte, el grado de temperatura
de una quema… y pone de manifiesto que el conocimiento cabal de una
forma de hacer, puede llevar toda una vida.
específica, de la paciencia de artesanas y artesanos que en su relación con
la arcilla la transforman en algo especial, una forma que encierra contenidos
artísticos y sociales. Ese objeto refleja los cambios de una época, del
oficio mismo y su avance en el desarrollo de la técnica y su apropiación
histórica. En este sentido, la cerámica carmelitana es una representación
significativa de la cultura popular; de más de 120 años de ensayos, de
formular, probar, adaptar, cambiar y permanecer.
III
El oficio ceramista de El Carmen de Viboral, ha florecido durante
las últimas décadas de la mano de la decoración. Esta estabilización y
profundización técnica y estilística es relativamente reciente. Entre las
décadas de 1970 y 1990 el oficio sufrió una crisis sin precedentes que se
extendió de forma agónica hasta provocar el cierre de casi todas las fábricas
y talleres existentes. Ese contexto de crisis generó diversas acciones
en un intento por generar condiciones de sostenibilidad del oficio entre
las que se cuentan: la diversificación de la producción, innovaciones en
diseño, trabajo con barro de una sola quema y el énfasis de la decoración
bajo esmalte.
Ese es el reflejo de la «experiencia artesanal»: el momento en que
el pasado influye en el presente, lo afecta y define la capacidad de abordar
futuras experiencias donde el conocimiento previo es puesto a prueba.
Un plato, un pocillo, una matera, un salero o cualquier pieza producida
en El Carmen es síntesis de los esfuerzos pasados y presentes,
es resultado de un patrón cultural de producción, de una mirada estética
El cambio de siglo trajo intentos de resurgimiento y formalización
empresarial del oficio; si bien los hornos se apagaron el fuego no se extinguió.
El oficio se sustentó de la mano de pequeñas unidades productivas
de tipo familiar: talleres caseros encabezados principalmente por las artesanas
y los artesanos más antiguos. Durante esta nueva etapa el camino a
seguir era claro: hablar de cerámica carmelitana era hacerlo de cerámica
utilitaria decorada a mano.
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121
Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral
Julián González Ríos
Actualmente esta técnica, aunque no comprende la totalidad de
las expresiones artesanales del municipio, vale para otorgarle un amplio
reconocimiento más allá del plano nacional. La decoración de motivos
florales se ha convertido en una impronta inconfundible incluso con relación
a los demás escenarios de producción cerámica del país a la vez
que resalta como una expresión auténtica de la región y que dialoga con
la biodiversidad local.
La cerámica carmelitana constituye el segmento material de una
cultura que no se reduce al simple objeto y que combina lo funcionalutilitario
con lo artístico. De esta manera y en relación con el valor que le
otorga la decoración a mano, su utilidad no está encasillada como mero
objeto de contemplación estética (de colección o exposición) y, por el
contrario, conserva la utilidad que define su propósito y modo de uso
.
Sus características estéticas personifican solo una dimensión del
sistema del objeto en general, pero si es el punto de referencia más notable
para hablar de las representaciones compartidas de la cultura local y
lo que la define como única dentro del estilo artesanal carmelitano, o sea,
es un factor que denota identidad y pertenencia.
IV
Actualmente, parte del sector artesanal de la cerámica de El Carmen
de Viboral y la ciudadanía trabajan por la inclusión de la cerámica en
la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Una oportunidad para actualizar la relación con el pasado del oficio y
ampliar la comprensión de esta manifestación cultural, además de fortalecer
la discusión sobre la posibilidad de argumentar su valor y formas de
expresión patrimonial.
Es necesario abrir las discusiones acerca del complejo sistema de
símbolos de identidad que el pueblo crea o preserva a través del tiempo
alrededor de la cerámica. Hacer notar que el patrimonio no reposa en los
museos: es algo más amplio, diverso y vital que incluye los patrones culturales
que se han ido formando y que identifican a una comunidad humana
como poseedora de una identidad específica.
Esta conservación no significa cerrar las puertas a la modernización.
Significa entender que hay que enfrentar desafíos en el futuro, un futuro
que puede ser ahora y que debe pasar por atender las particularidades
del oficio en la localidad.
El oficio de la decoración sentó bases para la afirmación y el desarrollo
de las distintas expresiones culturales del municipio por medio de
la cerámica, e indirectamente permite pensar la cuestión de la identidad
como un proyecto reflexivo que recoge una narrativa de la historia (pasada
y presente) capaz de sintetizar los sentidos de una tradición susceptible
de una constante re-significación.
La cerámica carmelitana es una expresión cultural diversa; evidentemente
tiene matices que permiten establecer diferencias alrededor
de variables como las técnicas o la implementación de procesos distintos
en su cadena de valor. En este punto, se ha hecho notable la pretensión
de establecer una diferenciación entre cerámica tradicional y cerámica
contemporánea, que pasa por alto la matriz del surgimiento de ambas: que
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Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral
Julián González Ríos
se sustentan en las raíces de un legado compartido con todas las personas
que cimentaron la tradición.
BIBLIOGRAFÍA
El autor no considero pertinente incluir bibliografía
La antigua tensión tradición–modernidad se refleja cuando los defensores
de la primera sienten que otros se apropiaran de algo que fundamentaron,
mientras los segundos piensan que los otros obstaculizan
el progreso, el avance hacia nuevas formas. Mientras tanto ninguno reemplaza
al otro y ambos siguen creando, construyendo y conservando el
mismo mundo de orientación artesanal.
De fondo, existe una diferencia significativa: el grupo de hacedores
de cerámica contemporánea es el pilar del oficio y de la cultura
artesanal en el futuro. En esta medida, para ambos es importante poner en
relación sus contenidos como medida para el fortalecimiento y las posibilidades
de la cerámica a largo plazo. Para tal fin, es necesario establecer
cambios en las bases sobre las cuales interactúan unos y otros en aras de
la legitimación del sector y del oficio.
Así, el pasado se convierte en presente y el oficio se ve influenciado
por ideas distintas que incorporan nuevos ritmos y posibilidades al
oficio y, sin embargo, como dijo Octavio Paz:
[…]transcurre con los días, fluye con nosotros, se gasta poco a
poco, no busca a la muerte ni la niega: la acepta. Entre el tiempo
acelerado de la técnica, la artesanía es el latido del tiempo humano[…].
124
125
La producción de Panela: una tradición de Girardota
LA PRODUCCIÓN DE PANELA:
UNA TRADICIÓN DE
GIRARDOTA
THE PRODUCTION OF PANELA: A
TRADITION OF GIRARDOTA
Centro de Historia de Girardota
LA PRODUCCIÓN DE PANELA: UNA TRADICIÓN DE
GIRARDOTA
RESUMEN
He aquí una síntesis de muchos años de
la historia de trabajo la elaboración de la
panela en los trapiches de Girardota, un
pueblo en que muchos de sus habitantes
han cultivado la caña de azúcar por generaciones.
Bien se puede señalar que los
remotos orígenes son coloniales cuando
los españoles privatizaron el territorio,
establecieron haciendas ganaderas y
cañeras. Luego la explotación de la caña
se impuso como patrón agrario, una
herencia que trascendió al siglo XIX y
XX, sin quererse decir que esa trayectoria
fuese invariable; más bien ha estado
atravesada por múltiples circunstancias.
Palabras Claves: Agricultura de la caña
de azúcar; trapiche, oficios, nutrición
SUMMARY
Here is a synthesis of many years of the
working history of panela production in
the sugar mills of Girardota, a town where
many of its inhabitants have cultivated
sugar cane for generations. It can well be
pointed out that the remote origins are colonial
when the Spaniards privatized the
territory, established cattle and sugar cane
ranches. Then the exploitation of sugar
cane was imposed as an agrarian pattern,
a legacy that transcended the nineteenth
and twentieth centuries, without meaning
that this trajectory was invariable; rather,
it has been crossed by multiple circumstances.
Keywords: Sugar cane agriculture; sugar
mill, trades, nutrition
El municipio de Girardota, (ubicado al norte del Área Metropolitana
del Valle de Aburrá, a una distancia de 26 kilómetros de Medellín)
mide hoy día 82 km² y su zona urbana es de aproximadamente 1,5 km².
Mucho tiempo antes, en el año de 1.843 en él predominaba la vida campesina
y en ella predominaba la actividad ganadera y agrícola. Ésta última,
se centraba en el cultivo de la caña panelera, maíz, plátano, yuca y café.
La siembra extensiva de caña de azúcar se desarrollaba principalmente
para la producción de panela y otros derivados, como el aguardiente y la
melaza. No se sabe cuanta tierra estaba ocupada los cañaduzales y cuantos
trapiches existían, pero la tradición hacia que se sembrara en los pequeños
medidos y mayores propietarios. En una fecha posterior la actividad
porque ocupaba aproximadamente 24 km² del territorio equivalente a un
28% de las tierras de producción agrícola y junto a caña de azúcar estaba
el maíz y el plátano. Hoy día se reconoce que desde épocas coloniales y
hasta muy entrado el siglo XX, los trapiches, como industria artesanal,
marcaron las pautas de las actividades económicas y sociales.
CENTRO DE
HISTORIA DE
GIRARDOTA
126
Miembros del Centro de Historia de Girardota
El articulo es una creación colectiva de todos sus integrantes: Jesús
E. Cadavid Mesa, Nayive Henao Zuleta, Valentina Úsuga Monroy,
Juan de Dios Cadavid Cadavid, Ruth Meneses Saldarriaga, Martín E.
Castrillón Cadavid y José Arturo Gómez Vásquez
La evidencia histórica muestra que 40 trapiches paneleros hasta
mediados del siglo XX producían 40.000 cargas de panela cuya comercialización
era amplia; el producto iba a muchos pueblos del Oriente Antioqueño
y se abastecía el mercado de Medellín. A partir de entonces un lento
proceso decadente se experimentó. Esta exclusividad en la producción se
da hasta que Girardota comenzó ese tránsito hacia lo que Arturo Escobar,
antropólogo colombiano, reconoce como “el modelo desarrollista”; lo que
127
La producción de Panela: una tradición de Girardota
Centro de Historia de Girardota
se conoce, como la “industrialización”. En la página web del municipio
de Girardota se rescata que: “si bien es cierto que, el primer renglón económico
del municipio hoy en día es la industria, éste no olvida su tradición
panelera”. 1
En Girardota, la panela se ha elaborado en los trapiches con el
mismo sistema de producción con el que comenzó hace casi tres siglos.
Los trapiches, siguen ubicados en la zona rural del municipio, donde se
extienden aún los minifundios de caña. La cifra de trapiches activos, según
la Secretaría de Agricultura, es de 19. Algunos censos hasta mediados
del siglo pasado hablaban de 16, otros para la misma época de 40.
Pero, según un informe de la Asociación de Paneleros y Cultivadores de
Caña de Girardota, hasta el año 2.012 había 27 que están distribuidos en
11 veredas del municipio. Lo cierto es que, en 2.014, según versiones de
la misma Asociación, en Girardota, son cada vez menos los trapiches que
funcionan a cabalidad.
Historia de los Trapiches y de la formación de la Asociación de Paneleros
La historia de los trapiches comienza con uno de los principales
personajes, José María Sierra Sierra, que siempre se ha conocido como
“Don Pepe Sierra”. Cuando sólo tenía 14 años, se inició en el mundo de
la agricultura y el trabajo del campo, con especial énfasis en la produc-
1 De ahí que, en los últimos años el objetivo ha sido mantener los trapiches como atractivos turísticos,
tradicionales y de contribución económica de las familias paneleras. De esta manera, han intervenido entes
administrativos como las secretarias de: Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente; La de Salud y
la de Gobierno, con el fin de mejorar las condiciones físicas y de bioseguridad de los trapiches existentes.
ción de la caña de azúcar. Comenzó el negocio de la panela en el viejo
trapiche de “sangre”, que durante la molienda, era movido por mulas.
A los 20 años y ante el progreso de otros trapiches, entre ellos el de los
Londoño que estaba ubicado en el Hatillo (Barbosa – Antioquia), lo llevó
a construir el trapiche del Sacatín, que fue muy novedoso en su época,
porque utilizaba la fuerza hidráulica de la quebrada cercana, para darle el
movimiento a la rueda de agua y realizar así la molienda de la caña. 2 Don
Pepe Sierra no sólo se dedicó al cultivo de la caña y producción de panela,
también incursionó en el comercio local del municipio de Girardota y
se convirtió en un personaje representativo de emprendimiento, como se
diría hoy en día.
Importancia económica, cultural y política de la producción panelera
La cultura panelera existe por herencia familiar, los padres heredaban
a sus hijos la responsabilidad de conservar los cultivos de caña
y de elaborar la panela cada semana. El trapiche de Valentín Carmona,
es un ejemplo de esta tradición de generaciones en la vereda Los Encenillos.
Cuando don Valentín murió, pasó a ser de su hijo José de la Cruz
Carmona Castro. Mario, otro hijo de don Valentín Carmona, con el fin de
mejorar la calidad de la panela decidió construir otro trapiche en la vereda
Jamundí. Su propósito fue siempre mejorar los procesos de elaboración
de la misma y, hacer más eficiente la molienda. Para lograrlo, utilizó la
misma técnica que empleó don Pepe Sierra, la de un molino hidráulico.
También, tiene presente las actuales especificaciones técnicas y de salu-
2 Este proceso es muy diferente al de la rueda Pelton, que se emplea para darle movimiento a los
generadores que producen corriente eléctrica.
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129
La producción de Panela: una tradición de Girardota
bridad pública que exige el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos
y Alimentos (INVIMA), para que su producción sea apta.
Centro de Historia de Girardota
hacen parte de la infancia y adolescencia, de la mayoría de los girardotanos.
En compañía de vecinos, amigos y familiares se hacían largas caminatas
nocturnas, que alumbraban las estrellas y en medio de historias
de terror y risas, la intención era disfrutar de las mieles que regalaban los
señores paneleros a todo aquel que pasara por su trapiche; poco a poco,
se fue arraigando esta costumbre, que, desde antaño, se conoce como ir
a “melar”, así se le decía a este tradicional paseo. A dicho paseo, se llevaba
una olla, cucharas, y como insumos, el pan y el bicarbonato, que se
necesitaban para compartir. Ir a melar era toda una experiencia, que se
podía repetir cada ocho o cada quince días, en casi cualquier vereda de
este próspero municipio.
Y ¿cómo no ser próspero?, si la industria panelera fue una de
las que dio empleo y sació el hambre de los muchos que poblaron estas
montañas. Sistema impuesto o no, la verdad de la caña de azúcar y de la
panela se lee a la luz de hombres y mujeres que “a punta de aguapanela”
supieron dar forma a este pueblo, a los collados o colinas que cultivaron
y a las muchas bocas que alimentaron.
Molino Hidráulico, en el Trapiche Jamundí los Rieles, de la familia Zuleta (2020).
Después de muchos años de tradición familiar en la elaboración de
la panela algunos trapiches fueron desapareciendo, por diversas razones:
El Tratado de Libre Comercio (T. L. C), precios elevados de los insumos
agrícolas, contaminación ambiental y el cambio climático, abandono gubernamental
del campesinado colombiano y ni qué decir del desplazamiento
forzado. No obstante, los trapiches de Girardota son lugares que
Los trapiches son laboratorios, lugares donde lo que entra no sale
igual (dígase humano o caña) y, sobre todo, porque una molienda nunca
es igual a la otra. Los tubos de ensayo son esos enormes fondos (pailas)
que calientan, hierven, cocinan y transforman los diferentes estados del
líquido que sale de la caña; los trapicheros son los científicos, grandes
conocedores de colores, olores, texturas y temperaturas. Entrar a un trapiche
es viajar a partir de una dimensión que satisface los sentidos, es
disfrutar de un lugar en el mundo que endulza y calienta.
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La producción de Panela: una tradición de Girardota
Centro de Historia de Girardota
La trascendencia económica, cultural y política de la producción
de la panela en el desarrollo del municipio de Girardota, se refleja hoy
en día, en este tejido social que aún conserva un alto porcentaje de esos
valores y principios que hacen que este municipio sea uno de los mejores
vivideros del Área Metropolitana. Los establecimientos educativos del
municipio, al igual que los hogares girardotanos, siguen en la formación
de educar para el ser. Para no extinguir este bello producto que ha sido
determinante para la vida cotidiana de Girardota, porque gana confianza
para que el municipio progrese ostensiblemente, y para muchas otras personas
que llegan hasta él. Los profesionales girardotanos, llevan en su A.
D. N. el acerbo de la responsabilidad, la honradez, la creatividad, la solidaridad,
el ser emprendedores y, ante todo, el amor por su terruño, como
lo enseñaron nuestros ancestros; que inclusive, ni tierra vendían, ¡antes
compraban!, todo esto, aunado a un arroyador sentido de pertenencia.
Es interesante reflexionar, sobre cómo se han incrementado no
sólo en cantidad, sino también en calidad, los valores culturales de su
gente, porque cada día quieren superar a sus mayores, los de aquellas gestas
artísticas, que muy empíricamente en esos cañaduzales, difundieron
habilidades como el canto, la música instrumental, la copla, la trova y las
representaciones teatrales; tanto que éstas últimas, se reflejan en el Sainete
de la vereda San Andrés. A propósito de lo anterior, el Sainete de dicha
vereda, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Departamento
de Antioquia en el año 2.018, logro que se obtuviera en su mayor parte,
por el empuje de jóvenes de este terruño. Así pues, los grupos musicales
de Girardota, han traspasado también los confines de su patria chica, lo
mismo ha ocurrido con muchas otras manifestaciones artísticas, culturales
y deportivas.
Sociopolíticamente, nuestro municipio, no se ha escapado a los
vejámenes que han sido un adefesio para la buena convivencia y progreso
de esta tierra, por parte de algunos representantes de sectores partidistas
que desde hace muchos años han ocasionado diversas dificultades,
tropiezos y sinsabores en varios aspectos (social, económico, artístico
y otros), lo que ha evitado que se tenga una mejor calidad de vida municipal.
Como también, algunos otros han aunado esfuerzos de forma
integral en pro del desarrollo del municipio.
Estadísticas y Comercialización de la Panela
Actualmente Girardota tiene 100 familias campesinas productoras
de caña, que representa el 8.7% de los productores totales en el
municipio. Por otra parte, se han identificado 132 campesinos que tienen
cultivos de caña como complemento de otros sistemas productivos
agropecuarios. Las veredas con más sistemas de cultivo de caña son: Los
Encenillos (41%), La Meseta (24%) y San Andrés (13%). (Figura 1).
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La producción de Panela: una tradición de Girardota
Centro de Historia de Girardota
Figura 1. Distribución porcentual de los sistemas de caña por vereda.
El 69% de los cañicultores son hombres y el 31% mujeres. Del
total de productores se identificó que el 13% han sido víctimas del conflicto
armado, los cuales se ubican en la zona suroriental del municipio;
especialmente, en la vereda Los Encenillos. A continuación, se presenta
el mapa de calor con la ubicación de los sistemas productivos de caña
(figura 2), se identificó que la zona sureste del municipio posee la mayor
concentración de sistemas productivos que se dedican a la caña (Plataforma
Web IN-OVA BI Girardota).
Figura 2. Mapa de calor de los sistemas de caña en el municipio de Girardota.
Para el cultivo se tienen destinados 102 hectáreas, que se distribuyen
por veredas de la siguiente manera: Los Encenillos tiene aproximadamente
48, La Meseta posees aproximadamente 20 y San Andrés
dispone de 10.
La elaboración de la panela, se realiza por lo general en pequeñas
fábricas que comúnmente se denominan trapiches, en procesos de agroindustria
rural que involucra a múltiples trabajadores agrícolas. En este
proceso se usan tres vasijas de cobre o bronce.
En la primera, comienza la cocción del líquido proveniente de la
caña (guarapo no fermentado); en la segunda se va traspasando la espu-
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La producción de Panela: una tradición de Girardota
ma y otras impurezas del hervor de la primera; y así consecutivamente
desde la segunda hasta la tercera.
El Valor Nutricional y Medicinal de la Panela
La panela tiene un importante valor nutricional en la alimentación
debido al alto contenido de sales minerales. Es un edulcorante más natural
porque no ha sido refinada y aún conserva sus propiedades. Por el contrario,
el azúcar blanco, sí es un producto que se refina y sólo es fuente de
carbohidratos; por lo anterior, la panela es una buena alternativa a la hora
de endulzar bebidas o elaborar recetas de repostería.
Su principal ingrediente es la sacarosa, que varía entre un 75 y un
85%, tiene menos calorías que el azúcar blanco, porque contiene de 310 a
350 calorías por 100 gramos, frente a 400 calorías que contiene el azúcar
blanco. No obstante, hay que dejar claro que, aunque la panela cuenta
con sustancias como el fósforo o el potasio, apenas hay aporte nutricional
porque la cantidad que tomamos de esta es mínima. Si atendemos a la
Organización de Consumidores y Usuarios (O. C, U.), “las cantidades de
estos nutrientes son tan pequeñas que no podemos considerar que sea más
saludable que el azúcar blanco”.
Entre los beneficios a la salud se destacan los siguientes:
1. Energía rápida e inmediata: por la fructuosa y sacarosa que contiene,
es rica en carbohidratos, que le aportan al cuerpo energía al instante.
2. Rica en vitaminas: contiene de los grupos A, B (B1, B2, B3, B12), C
(ácido ascórbico), D y E.
3. Alto contenido de minerales: para que nuestro organismo funcione
Centro de Historia de Girardota
bien, se requieren el sodio, calcio, hierro, magnesio, cobre, fósforo,
potasio y zinc; entre otros.
4. Ideal para la salud ósea y dental: resulta un gran alimento para proteger
el sistema óseo humano y los dientes, porque es rica en calcio.
5. Sirve de tratamiento para la anemia: gracias a su amplio aporte en
nutrientes, se recomienda cuando se padece anemia ó falta el hierro
en el organismo por algún otro motivo.
6. Refuerza nuestro sistema inmunológico: la panela tiene un aporte de
vitaminas y minerales que nos ayudan a mejorar el sistema inmunológico
de forma natural.
7. Reduce la glucosa en la sangre: es un alimento que endulza las comidas
de forma natural y saludable; por tal motivo, la glucosa en la
sangre, se reduce de forma notoria.
8. Además, la panela suele tomarse con agua caliente y limón para aliviar
resfriados y disminuir los síntomas del malestar. A diferencia del
azúcar blanco no cuenta con ningún tipo de aditivo químico, que es
fruto del proceso de refinación. Por ejemplo, el agua de panela fría
es utilizada con frecuencia por algunos deportistas como una bebida
hidratante natural, que refresca, aporta calorías, sales minerales para
un mejor rendimiento corporal y una mayor resistencia física.
9. Igualmente, se han descubierto propiedades hidratantes y cicatrizantes
de la panela para el tratamiento de las úlceras varicosas y la sinusitis.
Asimismo, la este ancestral alimento, se usa en diversas formas
o presentaciones en productos alimenticios, cosméticos, industriales
y otros.
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La producción de Panela: una tradición de Girardota
Centro de Historia de Girardota
Algunas Contraindicaciones
Se debe tener claro que, aunque es un endulzante natural, es un
alimento dulce; por lo tanto, debemos cuidar nuestra salud y no abusar
de ella:
• La salud dental: así como sucede con el azúcar blanco, un
alto consumo de la panela, puede afectar los dientes y propiciar la
aparición de caries.
• Genera más hambre: cuando consumimos algún tipo de
azúcar en exceso, se altera la leptina, que es la hormona que regula
la sensación de hambre. Por ende, si nos excedemos, nos genera
ansiedad de comer más.
• Aumento de peso: si sobre pasamos el consumo de panela
y aunque tenga menos calorías que el azúcar blanco, puede subirnos
de peso.
• No es ideal para las personas con diabetes: es un alimento
muy rico en azúcares, por tal motivo, los pacientes diabéticos, deben
evitar su consumo al máximo.
Anexo 1
Los oficios en los Trapiches Paneleros
1. Agricultor: es el que desyerba, pica la tierra y siembra la
semilla de la caña, vuelve a desyerbar y a aporcar la caña.
2. Cortador de caña: es la persona que corta la caña, más o
menos de 80 centímetros, le quita el cogollo que sirve para alimentar a las
vacas, mulas y caballos.
3. El sacador de caña: éste, recoge la caña que corta el anterior
y la amontona en un solo punto que sea de fácil acceso, para que el
próximo la cargue sin inconvenientes.
4. El arriero: transporta la caña desde el cañaduzal hasta el
molino, trapiche, o máquina de moler.
5. El arrima – caña: es el que toma la caña desde donde la
dejó el arriero y la acerca al molino.
6. El mete – caña o molinero: es el encargado de meterle la
caña al molino para extraerle el jugo o guarapo que va al pozuelo (cajón
de madera).
7. El ripiero: es la persona que recoge el bagazo que sale
del molino y lo almacena en determinado sitio que se llama bagacera,
para que se seque y sirva más tarde como combustible para el horno.
8. El materialista: es el que le lleva el bagazo seco a la boca
del horno.
9. El atizador: es el encargado de que el horno mantenga un
determinado fuego, que no sea demasiado fuerte porque se quema la miel
y que no sea muy poco, para que la miel se cocine bien.
10. Contra hornero: es el que le adiciona el cadillo al jugo
de la caña para purificar el guarapo, le saca los sucios (descachaza) y lo
pasa poco a poco a las pailas o fondos para comenzar el proceso de la
panela.
11. El hornero: es el que recibe el guarapo ya limpio y lo va
pasando a los fondos siguientes para ir dándole el punto a la miel que más
tarde se convierte en la panela. Esta persona debe saber darle diferentes
puntos o tiempos según el producto que se espera sacar, porque el punto
debe ser muy exacto; así por ejemplo: si es la miel, o si la deja un poco
más para sacar la melcocha de la que se hacen los blanquiados, el punto
para sacar la panela en pan, o la panela granulada o en polvo, y así según
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La producción de Panela: una tradición de Girardota
Centro de Historia de Girardota
sea el producto que se hará.
12. El pesador: es la persona que comienza a batir la miel
ya muy espesa para convertirla en panes de panela o en panela en polvo;
es decir, también debe saber darle bien el punto. Cuando la miel ya está
lista para sacar la panela en panes, vierte esta miel muy espesa sobre unos
moldes hechos de madera y cuya altura, longitud y anchura sean ajustadas,
para que el producto que salga de allí pese exactamente una libra.
Aunque, anteriormente el ajuste lo daban unos moldes (cocos) hechos de
madera, que se cortaban con determinada medida para que al llenarlos
diera exactamente una libra.
13. El envolvedor: es el encargado de poner las libras de panela
en determinado punto para que se enfríen y se envuelvan. Anteriormente,
se hacía en hojas de plátano seco desvenadas, se empacaban en
costales de cabuya y cada costal contenía 24 pares.
14. El empacador: hoy en día, es el encargado de empacar la
panela por pares, en papel plástico, para formar paquetes o pacas de de 12
pares, que se envuelven en papel craf.
15. El transportador: es el encargado de cargar la panela en
un carro y llevarla a un depósito o distribuirla entre los diferentes compradores.
BIBLIOGRAFIA
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C. A., & Martínez Marín, S. G. (2020). Análisis de la cadena de valor de la panela
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Cea, 3(06).
Referencias Orales
Fuentes orales de los miembros del Centro de Historia de Girardota y Extensionistas
de la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio ambiente de
140
141
La producción de Panela: una tradición de Girardota
Girardota.
Entrevista al presidente de la Asociación de Paneleros del municipio de Girardota
el señor Mario Carmona.
Entrevista a Humberto Valencia Arias, productor de panela de la vereda Manga
Arriba
El oficio del Barbero
142
143
Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
LOS LUTHIERES DE MARINILLA:
UN OFICIO ANCESTRAL
THE LUTHIERS OF MARINILLA:
AN ANCESTRAL TRADE
Fernando Castaño Cuartas
LOS LUTHIERES DE MARINILLA : UN OFICIO ANCESTRAL
RESUMEN
SUMMARY
¿Cómo se fabricaron y se fabrican los
instrumentos musicales de cuerda en
Marinilla? ¿Quiénes fueron los protagonistas
de esta larga tradición artesanal?
¿Cómo fue su técnica de fabricación?
¿Cuál ha sido su prestigió? He aquí todo
ello expuesto. Los luthieres fabricantes,
restauradores y músicos notables cuya
labor es un patrimonio cultural invaluable
para Marinilla. La fabricación de
guitarras, tiples y liras de manera artesanal
ha identificado a Marinilla en el
concierto Nacional como cuna de luthieres
y ha impulsado la cultura musical
de este pueblo hasta tal punto que ha
sido llamada “Ciudad con alma musical”.
Palabras Claves: guitarra, instrumentos,
tallador, ebanista, artesanal, tiple,
liras
How were and are stringed musical instruments
made in Marinilla? Who were
the protagonists of this long artisan tradition?
How was their manufacturing
technique? What has been their prestige?
Here is all this exposed. The luthier makers,
restorers and remarkable musicians
whose work is an invaluable cultural heritage
for Marinilla. The manufacture of
guitars, tiples and lyres in an artisan way
has identified Marinilla in the National
concert as a cradle of luthiers and has
boosted the musical culture of this town
to such an extent that it has been called
"City with musical soul".
Keywords: guitar, instruments, carver,
cabinetmaker, artisan, tiple, lyres
FERNANDO
CASTAÑO
CUARTAS
Miembro de la Corporación Centro Académico de Historia San José
de la Marinilla
Esta tradición de luthieres se lo debemos a la familia Arbeláez que,
si bien provenían de San Vicente Ferrer, eran representantes de una familia
con ancestros marinillos, ya que don Vicente Arbeláez Vallejo tatarabuelo
de Isaac Arbeláez, era vecino de esta localidad, quien se casó el 17
de junio de 1787 en Marinilla con María Ignacia González Gómez, hija de
Javier González y Basilia Gómez Jiménez.
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
La historia de los luthieres en Marinilla empieza en 1860 cuando
llega a san Vicente Ferrer un ebanista español de Apellido Flores. Este
había sido contratado por el Señor cura párroco de San Vicente Ferrer
para tallar el altar mayor del templo que estaba en construcción. Don Isaac
Arbeláez, siendo un niño de tan solo 8 años, se hizo amigo del tallador
quien lo acogió como ayudante. Estando en esto, se percató que el ebanista
en sus ratos libres se dedicaba a fabricar guitarras y a tocarlas. Por lo
que le pidió que le enseñara este arte, tanto de su fabricación como para
interpretarlas. Isaac, prodigó de una gran inteligencia, aprendió ambos
oficios el de guitarrista y el de luthier.
Fernando Castaño Cuartas
Eduardo Arbeláez Gómez, Roberto Arbeláez Gómez, Emilio Arbeláez
Gómez, Gerardo Arbeláez Gómez, María del Rosario Arbeláez Gómez,
María Benilda Arbeláez Gómez, María del Carmen Arbeláez Gómez,
Eleázar Arbeláez Gómez, Francisco Eladio Arbeláez Gómez
Isaac trajo de San Vicente Ferrer a Marinilla su fábrica de instrumentos
de cuerdas especialmente Guitarras. La fabricación de guitarras
de manera artesanal es un proceso delicado que requiere de muchas experticias
de parte del fabricante ya que de su habilidad depende la calidad
sonora del instrumento. Empieza con la fabricación del aro que implica
colocar a la pieza de madera en una formaleta que le da la forma a la caja
de resonancia con la cintura. Cuando se tiene esta parte bien formada se
retira de la formaleta y se le coloca la tapa de fondo. El siguiente paso es
colocarle el mástil el cual en un extremo tiene la pala lugar donde posteriormente
se colocarán las clavijas y el soque con el que se fija a la caja.
Al mástil se le colocan los trastes. Después se coloca la tapa anterior con
la boca y el puente donde se fijarán las cuerdas.
Isaac Arbeláez se vino de su patria chica, San Vicente, y a la edad
de 25 años se casó el 14 de octubre de 1877, con su prima de Marinilla,
María del Rosario Gómez Arbeláez, hija de Jesús Gómez y Francisca
Arbeláez. De este Matrimonio tuvo 10 hijos: Lázaro Arbeláez Gómez,
La pintura es algo importante. Anteriormente se hacia con una brocha,
pero hoy se hace con una pistola. Esto le da un mejor acabado y una
mejor presentación al instrumento; pero le tapa los poros de la madera lo
que le resta sonoridad al instrumento al ser ejecutado. Cuando la pintura
se seca, es tiempo de colocar las clavijas y después de ello las cuerdas,
dando por terminado el proceso. En su fábrica no solo hacián guitarras,
sino también: tiples y liras.
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Fernando Castaño Cuartas
que venía de Popayán con alguna frecuencia. Se le vendieron guitarras al
Dueto de Antaño, al Dueto Garzón y Collazos, a Obdulio y Julián, a Ríos y
Macias, a Alfonso Vieco (familiar del maestro Carlos Vieco Ortiz), a Emilio
Vargas (de El Santuario padre del humorista Vargas Vil). Además, vendimos
instrumentos musicales a escuelas y universidades. El taller donde
fabricábamos los instrumentos de cuerda se convertía en un tertuliadero
musical cuando venían artistas a probar y comprar algún instrumento musical.
Lástima que no teníamos oportunidad de gravar estas sesiones, pues
llegaba músicos de muy buena calidad.
De los hijos de Don Isaac: Lázaro, Eduardo, Roberto, Emilio,
Gerardo y Eladio heredaron el oficio de luthier de su padre. Ellos además
de fabricar las guitarras las ejecutaban.
En 1946 Luis Arbeláez Saldarriaga, nieto de don Isaac e hijo de
Lázaro Arbeláez y Carlota Saldarriaga, con tan solo 13 años empieza a
fabricar sus propias guitarras y más tarde formaría su propio taller, fábrica
de guitarras Ensueño, la cual sería la fuente de sus futuros ingresos
familiares. Eran muchas las personas y artistas las que venían a comprar,
instrumentos a la fábrica. Podemos mencionar: Jesús Zapata un lirista
bastante bueno de Medellín quien compró muchas liras, un comerciante
En Palabras de Luis: “Mi papá tocaba muy bien el tiple, la guitarra
y la lira. En los últimos 40 o 50 años de su vida, los dedicó a la fabricación
de guitarras y les quedaba bien hechas, lógico que, al tocar el tiple o la lira,
tal vez su digitación no era muy buena, pero los pasillitos, los bambuquitos
que de pronto tocaba le sonaban bien, yo era capaz de acompañárselos.
Mi padre leía nota.
Siendo mi padre muy joven, aún sin casarse, en los años 1913 estuvo
en Aguadas (Caldas), porque allí eran conocidos los instrumentos musicales
de Marinilla y quiso fabricar guitarras allí. Don lázaro estudió con
los hermanos Hernández: Francisco, Gonzalo y Héctor. Quienes conformaban
en grupo musical en Aguadas; quienes habían aprendido de unos
tíos suyos pertenecientes del grupo musical “Los Grillos”. En Marinilla,
don Lázaro, continuó sus estudios musicales con Luis Pérez, flautista, y
Manuel Arcila, Saxofonista.
Issac Arbeláez, padre de Lázaro, fue por el a Aguadas, quien vino y
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Fernando Castaño Cuartas
posteriormente se casó con Carlota en Marinilla en 1915. En 1920, Lázaro
con su esposa Carlota se trasladó al sector de la Dalia, lugar donde
aún hoy se encuentra la fábrica de guitarras Ensueño.
Aparte de elaborar Instrumentos de cuerda mi padre construyo
unos pequeños pianos que sonaban bien. Él tenia algo muy especial y era
que él tocaba el piano por nota y no a oído, como también lo hacía con
los otros instrumentos de cuerda como la guitarra, el tiple y la lira. Mi
padre era músico profesional no aficionado. Él podía demorarse un mes
fabricando un pianito, tiempo que gastaba en construir la parte de ebanistería,
los aditamentos para colocar las cuerdas y las teclas y después
afinar el instrumento de acuerdo con la escala musical y dejarlo listo para
su ejecución.
En tiempos en que era muy costoso y difícil adquirir pianos, estos
pequeños teclados resultaban como una buena alternativa. Fue así como
casi toda mi familia aprendió a tocar en ellos. Un hermano de mi padre,
Emilio, comentaba que, en su juventud con el pequeño piano fabricado
por mi padre, se defendió muy bien tocándolo en los mejores hoteles del
país.
En Colombia se han hecho pianos de muy buena calidad, mi padre
empezó a fabricar esos pianitos en el campo cuando no tenía nada
que hacer. Y los hacía por goma. Él se puso a investigar sobre el teclado
de los pianos y logró organizar la escala musical y fabricar unos pequeños
pianos. Estos gustaban, pues, muchos venían a verlos. Tan pronto
los observaban y apreciaban su sonoridad, pedían que se los envolvieran
para llevárselo. Esa especie de juguete fue tan apreciada que muchos de
ellos salieron del país, especialmente para Francia y Estados Unidos.
Además de mi familia muchas personas aprendieron a tocar en
esos pequeños pianos, como el maestro Miguel Ángel Ramírez Gómez,
quien fuera músico corista de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la
Asunción de Marinilla por varios años. También aprendió en uno de estos
pianitos Luis Ángel Ramírez Álzate, quien musicalizó el himno de Marinilla
y fue fundador y director de la Banda Sinfónica de Armenia, Quindío.
Otros que aprendieron música en estos pequeños instrumentos fueron
Roberto Pineda Duque del El Santuario, quién le hizo propaganda a los
pianitos llevándolo a una exposición en El Santuario en 1935 logrando
un reconocimiento. Y Lázaro Ramírez, corista de El Retiro, Antioquia.
El maestro Jaime Llano Gonzáles quiso llevarse uno de estos pianitos
A mi me satisface decir y repetir que en mi familia hubo muchos,
entre primos, tíos y los que usted quiera que aprendieron a tocar en esos
pequeños pianos que hizo mi padre”
Según Sergio García, Luthier, hijo de Gonzalo Neftalí García y
nieto de Ernesto García, otro san vicentino que llegó a vivir a Marinilla:
“Luis Arbeláez Saldarriaga heredó la fábrica de su padre que más tarde la
llamó Ensueño y su hermano Gerardo Arbeláez Saldarriaga, se independizó
y montó la fábrica llamada la Sonora. Carlos Arbeláez Saldarriaga,
continuaría también por su cuenta, creando instrumentos, guitarras para
niños.”
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Fernando Castaño Cuartas
Orlando Tamayo trabajaba con don Lázaro y sus hijos, posteriormente
se independiza con su empresa llamada la Sinfónica, pues, es así
como se convierte en un verdadero luthier o fabricante de instrumentos de
cuerda. Este es el legado de don Lázaro Arbeláez.
Dice don Gerardo Arbeláez, hijo de don lázaro, que en su fábrica
de instrumentos de cuerda la Sonora se utiliza el pino y para instrumentos
finos se usa el pino importado.
A finales de los años 60 llegaron a Marinilla unos gringos que
decían pertenecer a los Cuerpos de Paz, financiados por el programa de
la Alianza para el Progreso. Ellos se enteraron de la fábrica de guitarra y
pianos y fueron allí a comprar algunos y pedir que les enseñaran a fabricarlos.
Continuando con el legado de los Arbeláez, tenemos a Luis Adolfo
Arbeláez hijo de don Luis Arbeláez, nieto a su vez de don lázaro Arbeláez
y bisnieto de don Isaac Arbeláez. Desde 1987, Luis Adolfo ha estado
con su padre Luis, en un principio aprendiendo de él y logrando ser un
verdadero luthier, elaborando productos sonoros de muy buena calidad.
Actualmente Luis Adolfo, aparte de ser un luthier, continúa con
la difusión de instrumentos ancestrales. Ha evolucionado utilizando maderas
más refinadas para su fabricación, propiciando la diversificación en
el surtido de los 3 instrumentos tradicionales de la música andina colombiana.
Además del surtido de instrumentos de cuerda del almacén taller
Ensueño incluye otros insumos musicales como métodos para aprender a
tocar instrumentos de cuerda, la línea de teclados, baterías, etc.
Carlos Andres Arbeláez, tataranieto de don Isaac, es hijo de Luis
Adolfo Arbeláez, es otro luthier que creció con su abuelo Luis y su padre
Luis Adolfo. Dice Carlos que él venía los fines de semana y que se quedaba
pegando palitos y mirando como trabajaban su padre y su abuelo.
Actualmente Carlos trabaja con su padre y su abuelo en el almacén taller
Ensueño impulsando los instrumentos tradicionales elaborados con madera
refinada como palo santo, abeto alemán, palo de rosa, ébano y cedro
rojo. En su taller se hacen guitarras, tiples, bandolas, charangos, ukeleles,
cuatros y tres cubano y que no hay nada más bueno que vivir haciendo
estos instrumentos. Carlos Andres Arbeláez participó como expositor en
la más reciente edición Expoartesano 2018, feria a la que fue invitado por
la gobernación de Antioquia y Artesanías de Colombia.
Otro restaurador de instrumentos de cuerda o luthier fue don Luis
Eduardo Orozco en los 50s 60s quien era un hombre tan talentoso que
ejerció simultáneamente 3 oficios: Polvorero, músico y carpintero restaurador
de instrumentos de cuerda, o sea luthier. Como polvorero fue importante
en Marinilla, manejaba muy bien el carbón molido, clorato para
la pólvora de chispa, aluminio para la pólvora brillante, además, utilizaba
el azufre, el clorato y el antimonio para la pólvora detonante, pues, todo
el mundo le conocía como Luis Enrique Orozco el polvorero. Su pólvora,
era destinada especialmente, para las fiestas religiosas en Marinilla, o sea
para los juegos de pólvora del 15 de agosto y los juegos de pólvora de la
virgen del Carmen.
En algún año estando en los juegos de pólvora en homenaje a la
virgen del Carmen, perdió el dedo pulgar de la mano izquierda por no
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
dejar que se quemara la estampa de la Virgen, le explotó una recámara y
esto no fue impedimento para seguir interpretando la lira.
El otro oficio de Luisito Orozco fue el de carpintero o restaurador
de instrumentos de cuerda, luthier. La materia prima para los trabajos de
madera la conseguía en la misma fábrica de guitarras de los Arbeláez, en
la Dalia, pues, le compraba las guitarras, las liras y los tiples dañados o
deshechos, entonces, Luisito Orozco, como por arte de magia los restauraba.
En algunas ocasiones cuando algún comprador de un instrumento
de cuerdas no encontraba la guitarra, tiple, lira ideal en la fábrica de los
Arbeláez, el mismo don Luis Arbeláez le recomendaba a su cliente que
fuera al taller de Luisito Orosco el polvorero y allí encontrará el instrumento
musical de muy buena calidad.
El tercer oficio de Luisito Orozco era el de músico pues con su
buen oído restauraba e interpretaba instrumentos de cuerda especialmente
la lira. Su música era empírica y aprendió a interpretar los instrumentos
de cuerda a oído, enseñó a tocar lira y tiple a varias personas como
al maestro John Castaño Cuartas. Su humilde taller de carpintero y restaurador
de instrumentos de cuerda era convertido en un salón de música
donde iban sus amigos a ensayar para las serenatas, vísperas de matrimonios,
romerías o lo que hoy llamamos festivales.
Otro legado de los Arbeláez es el requintista y tiplista Pedro León
Quintero Cardona. El canto y el Sonido de los pájaros lo motivaron a ir
Fernando Castaño Cuartas
a la música, pues su padrino Lisímaco le reforzó el amor a ella regalándole
un tiple para que se entretuviera surrunguiándolo. El primer dueto
musical de su infancia lo conformó con su hermano Rafael, ambos de 7 y
6 años e interpretaban aquella canción que decía: “Canta, canta palomita
blanca que tu dicha es tanta que hasta mi alma llora”, de José Alfredo
Jiménez. Pedro León aprendió a fabricar guitarras con los señores Gerardo,
Luis Arbeláez y Oscar Tamayo. Gracias a ellos aprendió a tocar guitarra,
tiple y lira, convirtiéndose en un gran requintista y tiplista a oído.
Pedro León el momento de quería fabricar un instrumento musical
de cuerda y luego interpretarlo.” La curiosidad mató al gato. Yo salía
de mi casa y me iba para la fábrica de guitarras de don Gerardo Arbeláez.
Me paraba en la ventana a observar, veía que Don Gerardo sacaba codal
al diapasón de la guitarra. Esto me llamaba la atención. Se convirtió en
algo cotidiano pararme frente a la ventana, hasta que alguna vez Don
Gerardo me preguntó cuál era mi nombre, y le respondí que Pedro León
Quintero Cardona. Luego don Gerardo me dijo: “Venga y me le da una
barridita a la carpintería”. Yo ingresé y le hice el barrido, pero cuando
terminaba el último tramo, ya había residuo de madera otra vez. Después
de darme la oportunidad de entrar al taller, me puso a pulir las guitarras
con papel de lija.
Más tarde, Don Gerardo me envió a la fábrica de Luis Arbeláez,
hoy Ensueño. Allí me recibieron Don Luis, Carlos (su hermano) y Orlando
Tamayo y como ya tenia un poco de conocimiento musical, fui
nombrado afinador a oído de instrumentos musicales de la fábrica de
guitarras de Luis Arbeláez por algún tiempo.
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Fernando Castaño Cuartas
Orlando Tamayo, quien trabajaba con don Luis se independizó,
creando el taller La Sinfónica y me fui allí con él, como ayudante mejorando
la calidad de los instrumentos de cuerda.
En 1997 hice una exposición de Instrumentos musicales de cuerda
que yo fabriqué como: Guitarras, cítaras, instrumentos de percusión,
instrumentos de viento, instrumentos de choque, maracas, flautas de
caña, kenas y panderetas, entre otras. Esta exposición se realizó en la
Casa de la Cultura José Duque Gómez de Marinilla.
Don Orlando Tamayo y yo hicimos un alto en la construcción de
instrumentos de cuerda y nos dedicamos a otra clase de artesanías como
elaborar repisas, charoles de madera, entre otros. Meses más tarde retomamos
de nuevo la fabricación de instrumentos de cuerda. Como bien
había dicho, yo aprendí totalmente de manera artesanal la fabricación
de instrumentos de cuerda empleando cedro, cedrillo pino, entre otras.
Ramón de Posada y muchos otros.
Pedro León creó grupos musicales de talla municipal, departamental
y nacional. Entre ellos estaban :
• El trío Quintero, que participó con Vargas Vil, actuó en el
programa Serenata de Teleantioquia, participó en festivales como
Antioquia le Canta a Colombia, difundiendo nuestra música y grabaron
con los Marinillos como intérpretes y marco musical
• El trío Soledad cuyo objetivo era promover la música en
todos los medios sociales.
• El Trío Romances que ha estado en vigencia por más de
25 años interpretando música variada.
Es de advertir que pedro León a través de estos grupos musicales
y coros interpretaba el requinto y el tiple, convirtiéndose en uno de los
mejores requintista y tiplista de Marinilla y la región.
Al yo darme cuenta que en la ejecución de estos instrumentos
(guitarra, tiple, lira) me desempeñaba mucho mejor, decidí hacer un alto
en la fabricación de instrumentos de cuerda y me he dedicado solamente
al estudio e interpretación musical de estos instrumentos”.
Pedro León como buen amante de la música, la promovió entre
los niños, creando coros escuelas y colegios de Marinilla, con énfasis
por el amor a la música colombiana. Entre los coros que creó estaban:
Estrellitas de Oriente de la casa de la cultura, Cariñositas musicales de
la Anexa de la Normal Rafael maría Giraldo, coro de la Escuela Jorge
Sergio García Muñoz es un luthier de la generación moderna, ha
tocado la guitarra desde muy joven y su inquietud por fabricar guitarras
comenzó hace, más bien, poco tiempo. Sergio es historiador y con esto
ha podido investigar los diferentes constructores desde Antonio de Torres
que le dio la forma actual a la guitarra, a Herman Hauser, a Robert
Souchet, a Daniel Friederich y a John Bogdanovich, entre otros. Dice
Sergio que al interpretar la guitarra clásica lo motivó a fabricarla. Su
viaje a España, donde visitó algunos talleres de luthiers, le dio ciertos
conceptos para fabricar sus guitarras.
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Según Sergio que al él interpretar la guitarra clásica lo motivó
a fabricarla. La técnica que emplea para la fabricación de guitarras es
la tradicional española, además de algunas implementaciones más modernas
o innovaciones que han sugerido algunos constructores de renombre.
Él, en la construcción o elaboración de los instrumentos, utilizó
solamente maderas macizas como ébano, cedro, palo santo de la india,
abeto alemán y abetos canadienses, también, trabajó con maderas de la
región. Generalmente fabrica guitarras por encargo y siempre pienza en
la persona que manda hacer la guitarra, o sea, cada guitarra va dirigida
a un cliente especial, cada detalle de la guitarra es elegido por el cliente
y en consecuencia cada guitarra es fabricada completamente a mano.
Las guitarras de Sergio García son de renombre nacional e internacional,
pues, le ha construido guitarras al cantautor colombiano Pala lo
mismo que a Andrés Correa, al cantante uruguayo Jorge Drexler le hizo
una guitarra renacentista, a Daniel Uribe uno de los mejores arreglistas
de temas interpretados en guitarra y al cantautor colombiano Alejo García.
Fernando Castaño Cuartas
Sergio nunca acaba de recibir conocimientos de otros para perfeccionar
sus guitarras como de Luis Adolfo Arbeláez, de Pedro Hernández
de El Santuario, de León Vásquez de Medellín o de la misma internet.
Un legado de Sergio García Muñoz es su alumno Deiber Jaramillo
Soto quien ha estado formándose como luthier. La formación musical
de Deiber, desde tocar un instrumento de viento en la banda Incoomar,
tocar guitarra y cantar ha sido un gran aporte como garantía para construir
guitarras de muy buena calidad, actividad que viene desarrollando
desde el año 2017.
Según Deiber Jaramillo: “Mi maestro Sergio García es un hombre
admirable, lleno de paciencia y sencillez, que ha dedicado parte de su
tiempo en compartir sus experiencias conmigo. Sus consejos, sus libros
y sus palabras de ánimo me han ayudado a no desistir en este bello oficio
de luthier. Gracias a él, ya he fabricado algunos instrumentos de cuerda
empleando abeto alemán, cedro canadiense, palo santo de la india y ciprés”.
Según el maestro John Castaño Cuartas que gracias a la presencia
de la fábrica de instrumentos de cuerdas de los Arbeláez en Marinilla
desde el siglo XIX, es común la existencia de grupos o conjuntos conformados
por la tríada de tiple, bandola o lira y guitarra, que quizás estos
grupos de este tipo se encontraban principalmente en las veredas, pues,
primero emigraron del campo y luego fueron penetrando en el ámbito
urbano.
Como ejemplo de algunos grupos tradicionales musicales de Marinilla
tenemos a los Silillos integrado por los hermanos Pedro Nel, Carlos,
Eleuterio o Teyo, Sabino y José Zapata Villegas. Manejaban muy
bien la guitarra acompañada de sus voces. Desde los años cincuenta, interpretaban
música variada en distintas ocasiones como romerías, vísperas
de matrimonios, cumpleaños, etc.
La radio y las casas disqueras contribuyeron mucho en la difusión
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
Fernando Castaño Cuartas
de nuestra música tocada en instrumentos de cuerda de la fábrica de los
Arbeláez. La familia campesina, Zapata Villegas o sea los Silillos, no
disponía de la vitrola de la época para escuchar música, entonces, tenían
que venir del campo al pueblo a ensayar, aprender y escuchar sus canciones
en el piano del tradicional Café Colombia del Caratejo. Fueron
muchas las monedas que tuvieron que echarle al piano para aprenderse
las canciones de la época y así poder atender su demanda en la mayoría
de los eventos sociales que se daban en Marinilla y en el casco rural.
Otro grupo tradicional fue el de Los Arbelaices (Los Arbeláez)
integrado por Rafaelito Arbeláez El Cojo interpretando la lira. Juan de la
Cruz y su hijo interpretando la guitarra y el tiple. Sus integrantes eran albañiles
quienes después de trabajar fuertemente, se dedicaban a ensayar
para atender las demandas en romerías, serenatas, vísperas de matrimonios,
cumpleaños, etc.
La fábrica de guitarras de los Arbeláez de La Dalia motivó a mucha
gente a aprender a tocar guitarra, tiple o lira. No faltaba en una casa
uno de estos instrumentos o los tres colgados en alguna parte esperando
ser tocados por alguien de esa casa. Es de recordar que el luthier Lázaro
Arbeláez andaba y replicaba la procesión, es decir, él cogía la lira y en
compañía de sus hijos Luis y Gerardo con guitarra y tiple en mano, punteaba
hábilmente un pasillo o bambuco, convirtiéndose este trío musical
como grupo de estudio o de control de calidad para darle el visto bueno a
todos los instrumentos que vendía. Posteriormente, después de la muerte
de su padre Lázaro, don Luis con su guitarra, Gerardo con el Tiple y otros
amigos de guitarra y acordeón conforman un maravilloso grupo musical
para participar en serenatas, romerías y fiestas de Marinilla y poblaciones
vecinas. Se puede decir que los Arbeláez fabrican el instrumento de
cuerdas, lo interpretan y, además, cantan.
La fábrica de guitarras de Marinilla, también, motivó el surgimiento
de amantes de la música como el luthier Luisito Orozco gran
intérprete de la lira a oído y maestro, Horacio Henao renombrado lirista
a oído, campesino y maestro de maestros, el gran intérprete de la guitarra
y maestro Chulo Duque a quien llamábamos cariñosamente Chorizo por
su figura, Jairo Galeano gran intérprete de la guitarra y cantante, Pedro
León Quintero gran intérprete del requinto y maestro, y muchos más que
enriquecieron no sólo la música colombiana, sino también, motivaron la
interpretación con instrumentos de cuerdas nativos.
La Escuela de música y Bellas Artes Luis Carlos García Gómez
de Marinilla rinde homenaje a la guitarra, al tiple y a la lira o bandola a
través de la Estudiantina Melodías y Cuerdas y exalta nuestra música a
través del Festival de Música Andina Colombiana John Rodrigo Castaño
Cuartas y de otros eventos musicales, artísticos y culturales de Marinilla.
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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral
BIBLIOGAFRÍA
Memorial Oral de varios Luthiers:
• Luis Arbeláez Saldarriaga
• Sergio García Muñoz
• Gerardo Arbeláez
• Pedro León Quintero
• Deiber Jaramillo
Entre otros
El cuatrista José Marcelino Quiñones, con su cuatro hecho por la familia Franquiz de Cabo
Rojo
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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia
OFICIOS DE UN PUEBLO
CAFETERO: BETANIA, ANTIOQUIA
TRADES OF A COFFEE GROWING
TOWN: BETANIA, ANTIOQUIA
Nancy Milena Isaza Cañaveral
OFICIOS DE UN PUEBLO CAFETERO: BETANIA, ANTIOQUIA
RESUMEN
El articulo busca sintetizar la cultura
cafetera y campesina de Betania. Para
ello recorre sus tradiciones, la participación
de la familia, las festividades, el
comercio y la arriería.
Resalta, además, los valores de los habitantes
del pueblo.
Palabras clave: café, agricultura,
comercio cafetero, festividades, vida
familiar
SUMMARY
The article seeks to synthesize the coffee
and peasant culture of Betania. For this
purpose, it reviews its traditions, the participation
of the family, the festivities,
the commerce and the muleteer's trade.
It also highlights the values of the town's
inhabitants.
Key words: coffee, agriculture, coffee
trade, festivities, family life.
Se desarrolla entre las familias betaneños a través de la historia y
de muchas generaciones, el oficio más tradicional de nuestra gente, el oficio
del que han vivido toda una vida, hombres y mujeres, jóvenes y niños
y nuestros abuelos; familias enteras se preparan cada año para recolectar
el fruto maduro producto del sudor, fruto rojo y dulce como la miel, fruto
de la esperanza, el café. ¿Cómo explicar esta uniformidad? La razón fundamental
es que el pueblo desde su inicio se formó por décadas con sus
gentes obteniendo del cultivo del café la financiación de su subsistencia.
En efecto su territorio fue colonizado durante el curso de difusión acelerada
de este cultivo dentro del contexto del dinamismo expansivo de la
economía del Suroeste y establecido el café este patrón agrario permanece
invariable hasta el presente.
NANCY MILENA
ISAZA
CAÑAVERAL
Poeta y escritora de Betania.
Correo electrónico: milen41781@gmail.com
Un indicio del dominio que representa el café en su agricultura es
esta referencia anotada por Heriberto Zapata Cuencar en su referenciado
libro sobre el conjunto de los pueblos antioqueños: “Betania ocupa el tercer
lugar en Antioquia como productor de café con más de 500.000 arrobas
por año (Zapata Cuencar,1978,54)”. Uno de los aportes a la cultura
cafetera Betaneña, la han hecho en Betania los trabajadores trashumantes
que llegan, en los últimos meses del año, a recolección de la cosecha. Y
para resaltar algo bonito de nuestro folclor es la música tradicional campesina,
interpretada por los recolectores de café, mientras hacen su trabajo,
esto seguramente influyo positivamente en el surgimiento de las Fiestas de
la música Guasca. Fiestas tradicionales de nuestro pueblo. Cantos y sonidos
guasqueros en medio del fruto maduro del café. Por Orlando Betancur
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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia
Restrepo. (aportes de la cultura del café)
El dato, aunque antiguo, y hoy día puede ser que no sea tal el
lugar ocupado, sí destaca la generalización de un producto en un pueblo
que lo tiene inscrito en la larga duración de su existencia. El citado autor
agrega que en él además se producían 185 cargas de yuca, 35.000 de panela
y existía un número indeterminado, al parecer no alto, de vacunos.
Lo que estas referencias conjuntas pueden deducirse es que los
betaneños son en esencia hombres y mujeres esencialmente campesinas
y este carácter se desagrega en un variado repertorio de trabajos, no por
cierto exclusivos sino afines a pueblos vecinos de la región suroeste.
Nancy Milena Isaza Cañaveral
al campo, a realizar sus labores culturales oficio de preparar la tierra para
depositar en ella la esperanza, se llevan a sus familias y juntos golpean
la tierra con amor con fe, no importa el imponente sol o la implacable
lluvia que azota sin clemencia sus espaldas, el oficio de un pueblo en
su mayoría cafetero, todo gira en torno a ello ese amor por la tierra, por
recoger los frutos de cada cosecha de cada sembradío motiva el hombre
que despierta cada mañana y mira con gusto como florece, madura y se
ve el fruto su esfuerzo.
No podemos dejar de mencionar que nuestros ancestros también
vivieron el oficio de la arriería como parte de nuestra cultura, hombre
berracos y luchadores recorrían estrechos y pantanosos caminos arriando
sus mulas, llevando y trayendo consigo historias y sueños. El comercio
pueblerino, las tiendas y el mercado popular oficios que no podemos dejar
de nombrar ese bello arte vender de negociar.
Fundada el 29 de julio de 1889 por decreto la Parroquia de Betania
se da inicio a una historia a una generación a una rasa de gente pujante,
sencilla y trabajadora, a los pies de los farallones y bañados por las
frías aguas de sus ríos el pedral, guadalejo y el rio taparto. Se riega por
esta zona un manto verde de sembrados de café, hombres que desde antes
de salir el sol preparan sus cuerpos y sus elementos de trabajo para salir
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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia
Entre esas familias seguramente se encuentra ese anciano canoso
ya cansado de la lucha ese que al hablar se le nota la nostalgia y en su
mirada esconde historias de las que nunca talvez hablo, algunos cuentan
de ese oficio del que orgullosos se siente cuando con sus mulas salían
por esos caminos llevando carga frutos, cosechas y equipajes de familias
que se iban para otras tierras, estos hombre caminantes, bebedores por
naturaleza y orgullosos de su oficio dejaron una historia una, de la que
siempre tendremos que hablar.
Se debe de tener en cuenta que las tradiciones de los oficios de
largas generaciones podrían estar delegadas a una cultura y podemos
hablar de aquellos oficios como el que pasa en las mañanas con su aturdidora
voz despertando a más de uno ¡¡ buñuelos buñuelos¡! o el que
dedico toda su vida a vender mazamorra, como dejar de hablar del señor
de las boletas y que tal a que tipo que se encarga de hacer disque política
y se la pasa sentado en el parque hablando mal del contrincante solo porque
recibe una bonificación en dinero y que cada siclo político cambia
de partido, es que viéndolo bien hay de oficios a oficios; el joven de los
mandados tradicional de una cultura pueblerina y la señora que su oficio
es saber todo lo que pasa en el pueblo, ( yo no es que sea chismosa pero
dar información no es pecado)
Nancy Milena Isaza Cañaveral
Nuestros campesinos abrazadores de una tierra dadora de esperanza
una tierra donde brotan sueños, familias luchadoras trabajadoras
ellas reflejan en sus rostros el orgullo por el oficio de hacer que de la
tierra broten frutos y se coseche el mejor café del mundo café con sabor
a farallón café con aroma a esperanza, oficios de una raza de una región
Betaneños cafeteros de corazón.
Nos orgullecemos de pertenecer a una raza de gente pujante, es
eso que hacemos y en lo que creemos lo que nos permite dejar una huella
para futuras generaciones, nuestros antepasados, nuestros padre y abuelos
nos dejaron de herencia una tierra una semilla y es deber nuestro
honrarlos haciendo florecer los campos y cosechar frutos para todos, el
oficio más noble más limpio y honesto de una comunidad que da fe y se
orgullece de ser cafetero por naturaleza y por herencia.
La tienda, el mercado de plaza, oficio de comercializar los productos
del campo, yuca, maíz, tomate, cebolla, cilantro, limones, naranjas,
plátanos, se venden por acá por allá más que un oficio y un arte, una
tradición que se deja de generación en generación.
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169
Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia
Nancy Milena Isaza Cañaveral
BIBLIOGRAFÍA
Heriberto Zapata Cuencar (1978). Libro sobre el conjunto de los pueblos antioqueños.
Medellín: Cervecería Unión
Orlando Betancur Restrepo: Historias, crónicas, y cuentos (2019). Medellín:
Academia Antioqueña de Historia
Biografía de tiempos difíciles. Aportes de la cultura Cafetera (s.f) (s.e)
RESEÑA FOTOGRÁFICA
Hugo Villegas
Jota valencia
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El guarniel Jericoano
EL GUARNIEL JERICOANO
THE JERICOANO GUARNIEL
Centro de Historia de Jericó
EL GUARNIEL JERICOANO
RESUMEN
Una de las más importantes tradiciones
artesanales de Jericó es la fabricación
del carriel. La historia de su fabricación
no posee casi un comienzo, pues está
inscrita en la cultura antioqueña de su
arriería. Muchos jericoanos se han desempeñado
como artesanos y han perfeccionado
la técnica a lo largo del tiempo.
Hoy día representa una carta de
presentación del pueblo ante Antioquia,
el país y los visitantes extranjeros. En
este artículo se tocan breves aspectos de
lo mucho que habría que decir de esta
larga tradición.
SUMMARY
One of the most important handicraft traditions
of Jericho is the manufacture of
the carriel. The history of its manufacture
has almost no beginning, since it is
inscribed in the Antioquian culture of its
muleteers. Many Jericoans have worked
as artisans and have perfected the technique
over time. Today it represents a
letter of introduction of the town to Antioquia,
the country and foreign visitors.
This article touches on brief aspects of
the many things that should be said about
this long tradition.
INTRODUCCIÓN GENERAL QUE SE HAYA RECOPILADA EN
LA MONOGRAFÍA DE JERICÓ
EL CARRIEL – EL GUARNIEL
Palabras Clave: Carriel, artesanía, arriería,
talabartería, patrimonio.
Keywords: Carriel, handicrafts, muleteering,
saddlery, heritage.
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CENTRO DE
HISTORIA DE
JERICO
Miembros del Centro de Historia de Jericó
La palabra Guarniel o Carriel; en nuestro idioma, significa bolsa
de cuero para portar objetos adecuados a su dimensión, del mismo modo,
en el idioma inglés la expresión “Carry all” (carga todo), hace referencia
a este accesorio, además en el lenguaje francés “Cartier” significa bolso
de cazador; para reseñar este artículo en cuero. Podemos sintetizar que la
forma exclusiva del carriel antioqueño, es una inspiración basada en los
diseños traídos de diversas naciones a tierras colombianas y que se ajustó
a nuestro territorio y a las necesidades del arriero de la época, gracias a
la fauna de esta región, abundante en especies como la nutria, el tigrillo y
perro de monte; pieles con las que se fabricaban en esos inicios los carrieles,
“eso también da un precedente que por la proliferación de este tipo de
173
animales en Jericó se procesaban y se fabricaban los carrieles”.
Más o menos desde 1880 se fabrica este artículo de cuero en Jericó,
totalmente hecho a mano, antes realizado en piel de nutria y tigrillo,
ahora por protección de estos animales, los carrieles jericoanos son confeccionados
en piel de becerro. Conocidos mundialmente por su acabado
perfecto, estos carrieles poseen doce bolsillos, algunos muy secretos en
donde los abuelos escondían sus intimidades. En él se carga el yesquero,
el tabaco, las cartas, el espejo, la barbera, los dados... en fin, todas
aquellas cosas que un buen paisa debe llevar consigo a todos lados. Son
cosidos con hilo verde, en la tapa llevan dos franjas, una amarilla, otra
roja, colores de la bandera municipal. Su nomenclatura va de 0 a 12, ahí
su tamaño y número de bolsillos.
El carriel se fabricó por la necesidad que tuvieron los arrieros de
llevar una bolsa donde cargar sus objetos personales y herramientas de
su rutina diaria, portando en él, desde un espejo pequeño, una peinilla, jabón
de tierra, y la barbera, objetos que usaba para su aseo personal, hasta
un martillo pequeño, tenazas, clavos de herrar y herraduras como esos
utensilios básicos para su labor, siendo el carriel un accesorio indispensable
para ellos. Según investigaciones, se puede afirmar que el carriel
tiene sus inicios en Jericó desde que los primeros colonos entre los que
se presume llegó la familia Calle, en cabeza del señor Luis Eduardo Calle
Lotero al municipio en la época de la fundación, a él se le referencia
como uno de los pioneros, quien aprendió de su padre este arte ancestral
de elaborar carrieles, relata su hijo Sigifredo Calle Arango en el reportaje
del periodista Hernán Escobar para el periódico El Colombiano (1962).
Por su parte, Don Sigifredo Calle, fue al igual que su padre, uno
de esos artesanos que con su trabajo forjó la grandeza de este accesorio
emblemático de los arrieros, nacido en la ciudad de Jericó. En 1935, Calle
Arango se desplazó a Envigado para seguir con el oficio que aprendió de
su padre y abuelo en Jericó (El Colombiano, 1962). El señor Apolonio
Arango, quien era familiar de María Dolores Arango, esposa de Calle Lotero,
aprendió de este último la fabricación del carriel de Jericó; Apolonio
tenía su taller ubicado arriba de la calle cien (100) escalas, el señor Arango
fue conocido ampliamente en el municipio por la elaboración de carrieles,
tuvo su guarnielería hasta cerca de los años de 1950.
De acuerdo con la cronología de los fabricantes de éste… “El escapulario
de la raza” como lo llamó el poeta Ernesto González, podemos
ubicar al Señor Rafael (Lito) Velásquez, sucesor de los hermanos Rubén y
Jesús Santamaría a finales de los años 40, quienes por aquellos días tenían
su taller de fabricación ubicado en la carrera quinta con calle tercera. Allí,
trabajaban con el señor Lito Velásquez, Gildardo Uribe, Darío de Jesús
Agudelo Bermúdez y Luis Eduardo Gil Moreno; todos de procedencia
jericoana; estos dos últimos y como lo expresa Agudelo Bermúdez, aprendieron
el oficio de manos del mentado Gildardo Uribe. Por estos mismos
días, el señor Darío Rodríguez Porras aprendía su elaboración de los Hermanos
Santamaría, quienes no dejaron descendencia que continuará con
este arte de ancestros. En 1984, don Darío Rodríguez se independiza y
como anécdota cuenta su hijo Henry, “que inició su taller con una letra de
cambio por valor de $100,000”.
Darío Agudelo Bermúdez es en este momento de la historia del
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carriel, (2020), el fabricante más antiguo de esta tradición, quien se dedicó
a su manufactura desde la edad de 15 años. A sus 84 años relata con
orgullo Don Darío que fue maestro de sus hijos: Rubén, John Jairo, Saulo
Antonio, Rigoberto y Oliverio, y que además, tuvo la oportunidad de
transmitir ese conocimiento no solo a su familia, sino también a Alfonso
Vélez, Jorge y Augusto Gil Moreno; quienes aún se dedican a este oficio,
hijos de Luis Eduardo Gil quien trabajó con él, después de que Lito Velásquez
cerrará su fábrica. Es importante anotar, que los hijos de Agudelo
Bermúdez continúan con la construcción de este emblemático elemento
antioqueño, cada uno de ellos tiene su propia fábrica de carrieles donde
dos de sus herederos Rubén y Saulo Antonio compartieron este saber con
sus descendientes. Llegando a la familia Agudelo, la tercera generación
dedicada al comercio y confección del carriel jericoano tres hijos de Saulo
Antonio: Saulo Emilio, Juan Sebastián y Santiago Agudelo Cardona,
y dos mujeres hijas de Rubén: Carolina y Alejandra Agudelo Gaviria.
Don Darío Agudelo, sus hijos y nietos guarnieleros en la calle de 100 escalas- 2019.
Esta familia representativa en la historia de este símbolo ancestral
de una raza y una cultura, sigue llevando en alto el nombre de Jericó,
Don Darío recibió por parte de Artesanías de Colombia la “Medalla a
la Maestría Artesanal” en 1987, al igual que su hijo Rubén en 2016,
máxima distinción entregada a los artesanos colombianos. También a
Saulo Antonio por parte del Honorable Concejo de Jericó, recibe la declaración
a “Mejor Guarnielero” en 2017. Al igual que sus mayores,
Juan Sebastián, Carolina y Alejandra por parte de la misma entidad, son
exaltados como “Nueva generación de guarnieleros” en 2016. En 2019
a Santiago, La Casa de la Cultura de Jericó, en el marco de la semana de
la cultura le hace un reconocimiento como “Mejor Artesano”.
Se resume entonces que desde los albores jericoanos, han existido
talabarterías y guarnielerías muy representativas como Arango, Santamaría,
Velásquez, Agudelo y Rodríguez. En 1888 por ejemplo, aparece un
puesto público en la plaza de venta de carrieles, propiedad del señor Rafael
Duque. Se nombra al señor Luis Eduardo Calle Lotero como pionero
con su primer taller en los años de 1900, le sucedió el señor Apolonio
Arango, taller ubicado arriba de cien escalas, fabricó carrieles más o menos
hasta 1950. Por esta época elaboraron también carrieles los hermanos
Eugenio y Jesús Santamaría, auténticos jericoanos.
El señor Carlos Klinkert Correa de ascendencia alemana y casado
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con Rosa Laura Echeverri (13 hijos), fabricaba otro tipo de carriel en
cuero liso y amarillo de forma rectangular con riata argollada y de la
misma piel. El señor Rafael Velásquez Moncada sucesor de los Santamaría
tuvo su taller en la famosa calle de El Chorizo, esquina de la calle de
Rincón Santo, con él trabajaron los señores Eduardo Gil, Darío Agudelo
y Gildardo Uribe, los tres jericoanos. Ese taller luego fue trasladado a la
plaza principal esquina de la carrera cuarta con calle séptima, en la década
del setenta el señor Velásquez se trasladó a Medellín con su familia.
Otro fabricante consagrado fue Norberto González Garcés cuyo taller
estuvo cerca al Teatro Santamaría y luego en el sector de El Faro, hubo
otro fabricante de apellido Betancur quien tuvo su taller en uno de los
locales de la Terraza.
En la misma carrera quinta, Carrera Santamaría han estado ubicados
tradicionalmente las talabarterías: Darío Agudelo e hijos, Darío
Rodríguez, Alfonso Vélez y Arturo Carvajal. Don Gonzalo Espinal, hábil
fabricante de aperos, fue ese otro gran artesano del cuero cuyas sillas
de montar y otros accesorios eran exportados a México y Venezuela.
El Honorable Concejo Municipal por medio del Acuerdo 078 del
21 de mayo de 1973 creó la “Orden del Carriel Jericoano” la cual sería
entregada en acto público a personas o entidades que hayan contribuido
a enaltecer a Jericó. Posteriormente, mediante Acuerdo 013 de mayo
30 de 2009, la misma Corporación declaró el Carriel como “Patrimonio
Cultural del Municipio”. Para esta época de 2020, existen más de nueve
talleres de ingeniosos y dedicados hombres que elaboran a mano este
bello bolso de cuero y otra serie de accesorios símbolos de Jericó, Antioquia
y la Nación.
Este poema escrito en 1995 por el poeta jericoano Hugo Martínez
hace gala de esta prenda local:
Soy jericoano y tengo secretos y secretas…
de nutria y becerros y tigres, llevo piel;
me lleno los bolsillos de estampas y de aretas,
los dados, los tabacos, yesqueros y piedra fiel.
Soy cofre del arriero de fuertes manos prietas
que arrea su mulada, seguida de un lebrel;
también a veces cargo revólver, puñaletas
y cartas amorosas más dulces que la miel !
Me gustan las mujeres sencillas y risueñas,
que acarician mi felpa con sus manos sedeñas
y esculcan mis cubiertas por ver si hay un joyel !
Y ostento con orgullo mi típico diseño,
portátil escariño que guarda con empeño
la historia titulada: Fiesta del Carriel !
En el año 2020, el Representante Cámara oriundo de Jericó Juan
Fernando Espinal Ramírez en compañía de otros Congresistas, presentaron
un Proyecto de Ley pretendiendo que el Carriel (Guarniel), fuera
declarado como “Patrimonio Cultural de la Nación”, además declarar el
día 15 de agosto de cada anualidad como Día Nacional del Carriel, bus-
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caba este Proyecto que se levante en Jericó un monumento alusivo a
este símbolo artesanal para enriquecer la cultura y el arte a la vez que se
inmortaliza este elemento y adicional, que la próxima moneda que emita
el Banco de la República timbre también el carriel.
Este Proyecto se constituye en un reconocimiento a la labor auténtica
de años atrás y hasta el presente de varias familias que han preservado
este elemento simbólico; aportaron insumos para la exposición
de motivos Sebastián, Carolina y Alejandra Agudelo, Henry Rodríguez,
Juan David Vélez y la Junta Directiva del Centro de Historia (2020). El
proyecto fue aprobado en tercer debate el 1 de octubre de 2020.
¡ ...Hasta el Santo Padre se ha colgado un Carriel jericoano!
El carriel jericoano ha logrado llegar al mundo entero y a estar
en las manos de altos jerarcas de la Iglesia Católica; como el Papa Pio
XII (1958), Pablo VI (1968), Juan Pablo II (1984-1986-2004) y el Papa
Francisco (2017). También de celebridades de talla mundial, así como figuras
del ámbito político y empresarios a nivel nacional e internacional,
entregado a esas personas como emblema de las costumbres de la región
antioqueña, dado que en Jericó se ha plasmado la identidad del carriel,
mostrando el talento e ingenio que tienen sus artesanos como muestra de
la enorme creatividad que los caracteriza.
Papa Juan Pablo II - Papa Francisco.
En la entrevista realizada al Sacerdote Nabor Suárez manifiesta:
“Tuve la oportunidad de colgarle el carriel al Santo Padre, y luego a varios
personajes condecorados con la orden del carriel jericoano; el Padre
Carlos E. Mesa expresó estas palabras significativas cuando recibió el
carriel:
“No os imagináis la emoción con que en este día recibo
yo la condecoración, siempre muy estimada nunca por mi soñada,
de la orden del carriel de Jericó la estimo tanto que la he querido
venir a esta ceremonia con otra condecoración que me llena de
orgullo al tiempo que me sonroja mi medalla de miembro de la
Real Academia Española porque en mi estimación las considero
iguales: Una condesa mi españolismo del alma y de letras de toda
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la vida, la otra condesa mi antioqueñismo raizal, el amor a la tierra.
La medalla es el símbolo de mi hispanidad espiritual y literaria
de mí de Cervantes, de mí Teresa de Jesús, de mis prosistas y de
mis poetas en clásicos. El carriel en Antioquia, sus caminos, sus
yarumos, sus coplas, sus haciendas, sus maizales. Antioquia la de
Epifanio, de Gregorio, de Marco Fidel Antioquia de los Mesas de
mis Gómez, de mis Restrepos. El carriel de Jericó es el carriel por
excelencia de Antioquia, el prototipo y el monarca de los carrieles
de Antioquia el carriel es el guardián de símbolos eternos.” .
Elaboración: Es preciso resaltar que su fabricación es de forma
artesanal, totalmente a mano y con la ayuda de herramientas manuales
como: cuchilla de marroquinería, moldes de lata, tijeras, tenazas, saca bocados,
martillo, prensa manual, aguja capotera, lezna, compás, regla, punzón
y piedra de amolar; usadas en la mesa de trabajo o banco.
Don Darío Agudelo. Guernielero de tradición quien aún vive en Jericó.
Del mismo modo, el artesano puede usar herramientas mecánicas
siempre que la fuerza directa del hombre siga siendo el elemento más importante
en el proceso del carriel. Desde inicios del siglo XX que llegaron
maquinas importadas (Singer y Pfaff) al municipio pasó de ser cosido a
mano a la utilización de estas herramientas en su fabricación.
Además, se utilizan una serie de cueros o pieles ya procesados para
la elaboración de esta alforja de arrieros, esta materia prima se obtiene de
las curtimbres. En el carriel de Jericó se utilizan poco o nada sintéticos, sin
embargo, se afirma que el verdadero y legítimo carriel es todo en cuero.
Los materiales usados en la elaboración del carriel jericoano son
los siguientes: Charol cuero brillante, cuero al pelo, cuero napa negro,
cuero colegial rojo, vaqueta de tanino , cuero tula amarillo, cuero forro,
cuero traslucido color claro, odena, argollas de acero de una pulgada, cremallera
de 20 cm, remaches, ojáleles y pegantes. Para armar un carriel,
el tiempo puede variar entre uno o dos días de trabajo, dependiendo de la
experticia, los materiales, equipos de trabajo o herramientas; pero lo más
importante son los acabados y la calidad del producto final.
Investigación:
Muchos hemos escuchado en nuestro estado infantil o juvenil por
parte de nuestros padres o adultos cercanos: “vaya coja oficio, póngase a
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hacer algo”. Ese oficio era el hacer algo útil con las manos, remunerado
o no, que nos alejara del ocio y la pereza. Era la forma más ágil que encontraban
los progenitores de ir disciplinando el cuerpo y la mente de sus
vástagos, ocupando el tiempo libre en labores manuales y posiblemente
ir escogiendo ese futuro laboral en un arte disponible en el lugar de habitación
familiar, vecinal o regional. Si buscamos el término “oficio”, en
alguna enciclopedia del siglo XIX encontramos que: el oficio viene del
lat. officium, el cual es una ocupación a la que habitualmente se dedica
una persona para ganarse la subsistencia o más comúnmente el ejercicio
de un arte mecánica. “…los hogares y los hornos, las artes y oficios…, lograrán
la abundancia y baratura, etc.”, Jovellanos. A más de otras acciones
relacionadas con escritos o acciones judiciales o eclesiásticas. En estos
tiempos en cualquier buscador de la Web o diccionario en papel encontramos
que el oficio es una actividad laboral habitual que requiere esfuerzo
manual o esfuerzo físico.
El oficio es la ocupación del tiempo propio en la elaboración o reparación
de algún bien para sí o para alguien. Esa acción del hacer emerge
con la aparición del homo faber y el homo habilis, el ser que fabrica los
utensilios y organiza su hábitat. Allí no solo son las manos, sino la habilidad
de transformar objetos para el beneficio del ser humano. Hay una conexión
entre manos y mente que permite el crear, o mejor dicho, las manos
creativas que posibilitaron el desarrollo artesanal y cultural del hombre
sobre la tierra. El artesano es el hacedor con las manos por excelencia, su
oficio es ser y hacer en el mismo espacio la creación de la civilización.
Según Sennet, citando a Hesiodo:
[...] Hefesto junto a Atenas… oficios ilustres enseño a los
hombres que moran sobre la tierra, quienes antes en grutas de las
montañas habitaban como fieras, pero ahora, habiendo aprendido
oficios gracias a Hefesto, famoso por su ingenio, con holgura, en
tanto se suceden los años, su vida pasa sin cuidado, en sus propias
casas… Hefesto es el artesano como dador de paz y productor de
civilización[...] (Sennet, R. El artesano, pp. 33,34).
Gran parte de la historia de la humanidad ha emergido con el hacer
y ha continuado con él, el artesano ha sido fundamental en esa construcción
de futuros en cada era y etapa histórica que hemos construido en el
trascurso de los años terrestres. Esas rupturas sociales y culturales que la
humanidad ha padecido han posibilitado progresos y desarrollos humanos.
El oficio del artesano encontró su obstáculo más grande con la llegada
de la Revolución Industrial, iniciada en Londres entre 1760 y 1840 y
diseminada por todo el orbe, mecanizó el hacer y posibilitó el nacimiento
de una clase social que desbancaría al artesano, la del obrero que emerge
para ocupar su lugar con la aparición de la producción fabril.
La normalización e institucionalización del individuo moderno
implicó un cambio radical en las formas de producir bienes y servicios,
se pasa de la mano a la máquina, de producir uno a uno a producir en
serie. La masificación es la constante. Aparecen nuevos oficios ligados a
la máquina y al uso de los combustibles fósiles que revolucionaron cada
rincón de nuestra cotidianidad. Los espacios comienzan a homogenizarse,
a acercarse, a desvanecerse en las ciudades, las cuales empiezan a crecer
en habitantes, lo cual se hace necesario para atender la demanda creciente
de obreros y consumidores.
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El artesano fue desbancado y arrinconado en pequeños espacios
y los gremios comienzan a diluirse en los sindicatos obreros. Colombia
no fue ajeno a dicho suceso, aunque no con la intensidad de estos países
del norte. El proceso fue lento y con bastante resistencia por los cambios
propuestos desde los sectores políticos y gubernamentales. En Colombia a
mediados del siglo XIX, rondaba en el ambiente la necesidad de tener una
Escuela de Artes y Oficios, pero fue en 1869 y bajo la tutela de Pedro Justo
Berrio que se crea la Escuela, la cual comienza a funcionar en 1871.
El objeto de la Escuela era “formar artesanos instruidos, laboriosos
y honrados, que con su conducta sirvan de ejemplo y que con sus
conocimientos contribuyan al adelantamiento de la industria en el Estado,
y à la reforma de las clases trabajadoras” (Artículo 1º. Reglamento de la
Escuela de Artes y Oficios del Estado Soberano de Antioquia (Medellín,
Imprenta del Estado, 1870)”. La estructura curricular tenía dos grandes
bloques, el teórico el cual estaba conformado por gramática castellana,
escritura, dibujo y matemáticas, Mecánica industrial y elemental de Física
y de Química. Y la parte práctica contaba con mecánica, herrería, fundición,
modelería, carpintería, ebanistería, cerrajería, calderería, hojalatería,
talabartería, sastrería, platería, carretería.
La institucionalización de la labor artesanal fue iniciada para fortalecer
esa incipiente industrialización que comenzaba a darse por estos
lares, era el desligue de la ruralidad, de la tradición para entrar a esa modernidad
anhelada de grandes ciudades, comportamientos urbanos y la
maquinización que se veía venir con el nuevo siglo. Las escuelas reemplazan
a la tradición de aprendices en los talleres, a los padres y madres que
enseñaban a sus hijos desde pequeños. Esa oralidad y enseñanza práctica,
pasa a los libros y cuadernos. La mente se despega de las manos, es decir,
esa relación creativa y empírica de las manos da paso a esa creación a
priori de la mente científica.
La tradición da paso a la modernidad y a la modernización del
mundo. La industria comienza a desplazar a muchos de los oficios artesanos
que venían desde muy atrás, relegando a muchos a la historia o a los
anaqueles de anticuarios y demás. Las palabras, usos y costumbres relacionadas
con ese bien relegado, también comienzan a desaparecer de enciclopedias
y diccionarios para darle paso a lo nuevo. Hay algunas prácticas
que subsisten, no hay manera de moldearlas y troquelarlas para fabricarlas
en serie, continúan en las manos de viejos artesanos que las transmiten a
familiares e interesados y que subsisten hasta ahora por la terquedad del
hacer o por la nostalgia del consumidor. Jericó municipio fundado en la
mitad del siglo XIX en las montañas del Suroeste antioqueño por el señor
Santiago Santamaría, es una muestra clara de esa tensión entre tradición
y modernidad que se estaba dando en el mundo occidental después de la
“Revolución Francesa”. Un poco antes de 1850 comienza a erigirse La
Aldea de Piedras y como caso recurrente en muchos pueblos recién fundados,
cambia de sitio y de nombre hasta encontrar su lugar en la tierra
como en su denominación. Jericó en su sitio actual.
La empresa colonizadora de Don Santiago Santamaría, fruto de la
concesión Echeverri, comienza el trazado de calles y avenidas, la ubicación
de las casas y el amueblamiento urbano. Las gentes que llegaron con
él o poco después, traían sus fortunas, sus familias y conocimientos para
construir una gran ciudad. Como pueblo alejado de la gran capital Medellín,
debía de arribar con lo necesario para producir y colmar las necesi-
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dades de los jericoanos. Llegaron con la primera avanzada los artesanos,
aquellos que con sus manos ayudarían a construir sus casas y lo necesario
para habitarlas. La llegada a estas tierras no era fácil, dejando la ribera del
río Cauca, había que enfrentar un escarpado rocoso bastante alto y extenso,
los arrieros, junto con sus mulas fueron los grandes protagonistas de
la gesta colonizadora. Por sus manos y lomos pasaron los bienes muebles
de los nuevos habitantes.
Según el libro de censos de los oficios de Jericó de 1863, había
para la fecha 83 artesanos, un número considerable para colmar las necesidades
de sus habitantes. Sastres, albañiles, carpinteros, talabarteros, etc.
Dichos oficios permitieron que la ciudad fuese creciendo a un buen ritmo.
En la mente de aquellos fundadores, muchos con vínculos con Europa por
estudios o negocios, estaba un Jericó moderno y en buen uso de las nuevas
tecnologías del momento.
A finales del siglo XIX y principios del XX Jericó comienza una
entrada en la modernización con paso firme, para 1906 contaba con luz
eléctrica, el segundo municipio del departamento en tenerla, se iniciaban
industrias textiles, de alimentos, del cuero, etc. Fue departamento, es sede
de la Diócesis. Sin carretera de entrada para 1906 tenía un auto que circulaba
por el municipio. Tenía imprenta, había varios periódicos, colegios
y liceos de reconocida trayectoria tanto laicos como religiosos, construyó
el teatro Santamaría donde se presentaban revistas musicales y obras extranjeras
y nacionales.
Había un flujo importante de gentes hacia Jericó que traían consigo
las últimas novedades. Jericó, una ciudad en medio de la ruralidad,
en la cual aún hoy encontramos reductos de arrieros emulando un pasado
lleno de historias y porte de mercancías, siempre en tensión y comunión
con esa modernidad esquiva, no permite que su pasado se diluya en las
páginas de la historiografía social y cultural de Antioquia. Hoy “Pueblo
Patrimonio de Colombia” mantiene vivo y activo el oficio del artesano
guarnielero como en sus primeros años.
El “Guarniel” o “Carriel” prenda necesaria en el oficio del arriero,
que más tarde hizo parte de la indumentaria de campesinos y ganaderos,
hoy es usado también por aquellos urbanitas que quieren identificarse con
esa cultura antioqueña pueblerina. Es un bolso que ya no solo es exclusividad
del hombre, sino que la mujer se lo ha apropiado y lo usa como una
prenda para su labor o como lujo. Buscar la fuente del guarniel es tarea
titánica y seguramente quedará inconclusa.
¿De dónde viene el bolso, el vocablo, su uso? En aproximaciones
hechas por académicos, artesanos o ensayistas, nos remiten al viejo
continente: España, Francia, Alemania, más aún, van hasta África. Su
nombre iniciático: Bursaca o burjaca, garniel o guarniel, o simplemente
carriel al que acercan al vocablo anglosajón Carry Hall, bolso para llevar
de todo. En sus primeros momentos los andariegos portaban un bolso de
cuero que colgaba de sus hombros y llegaba casi hasta la rodilla, era la
Burjaca: “Bolsa grande de cuero que los peregrinos o mendigos solían
llevar debajo del brazo izquierdo colgando de una correa, cinta o cordel
desde el hombro derecho, y en la cual metían el pan y las demás cosas que
les daban de limosna”.
Luego fue apareciendo en la literatura entre los siglos XV y XIX
el vocablo guarniel: “Bolsa de cuero que traen los arrieros sujeta al cinto,
con separaciones, para llevar papel, dinero, etc.”, “bolsa de cuero, especie
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de burjaca, pendiente del cinto y con varias divisiones. II 2. Cinturón del
que pende esa bolsa”, “Bolsa de cuero pendiente del cinto y con varias
divisiones”.
Posteriormente en el siglo XX es incorporada la palabra carrieli
a la RAE: “(Del prov. Carnier, morral de caza, de carn, carne). M Col.
Y Ven. Garniel (bolsa de cuero). Indudablemente hay una relación muy
estrecha entre guarniel y carriel que a la larga son lo mismo, pero la signatura
guarniel ha quedado relegada a ciertos espacios y localidades. La
antropóloga Sandra Turbay, citando a Jaime Sierra García “…El carriel es
una derivación de los bolsos o sacos de cuero que se usaban en España.
Parece que la palabra carriel se deriva del inglés carry (llevar) y all (todo),
expresión empleada por los extranjeros que, al llegar a Antioquia, observaban
esta bolsa de cuero”.
La génesis de vocablo carriel posiblemente provenga de la vocalización
al español de ese anglicismo, al asemejar el guarniel al bolso
citado por los extranjeros. Se sabe que la arriería fue importante para el
desarrollo de Jericó, para poder mantener este oficio activo, se requería de
talabarteros que pudiesen fabricar y arreglar los aparejos de las bestias,
además de cubrir las necesidades del arriero en cuanto a su indumentaria
de cuero como los bolsos.
Es de aclarar que el guarnielero solo fabrica guarnieles. En Jericó
hay varias guarnielerías que continúan con el legado de aquellos primeros
artesanos llegados al territorio en el siglo XIX. Es difícil datar la fecha
exacta de la fabricación del guarniel en Jericó, pero podríamos aproximarlo
con la familia de don Sigifredo Calle, guarnielero radicado en Envigado,
Antioquia.
El oficio de guarnielero es transmitido de generación en generación
o en algunos casos, los maestros recibían aprendices, los cuales pagaban
para que se les enseñase el oficio, estos recibían la formación durante
un periodo de tiempo hasta que aprendieran a hacer los guarnieles sin ayuda,
luego pasaban a trabajar en el taller o en el mejor de los casos salían a
montar sus propios talleres en algún rincón de sus casas para luego salir a
venderlos a las plazas o dejarlos consignados en algún almacén.
Se sabe también que muchos de ellos fabricaban los carrieles para
alguna guarnielería afamada. Sigifredo Calle, nacido en 1921, aprende el
oficio guarnielero de su padre Luis Eduardo Calle, este a su vez lo aprende
de su padre. Son tres generaciones en Jericó que fabricaban los guarnieles.
Esto nos lleva a finales del siglo XIX cuando el abuelo de Sigifredo
ya fabricaba y le enseñaba a Luis Eduardo. Hasta acá encontramos una
familia bastante importante porqué de ese momento en adelante surgirán
en la tercera década del siglo XX, dos escuelas guarnieleras que perduran
hasta hoy en Jericó. Según Sigifredo Calle, su padre Luis instala su taller
de guarnielería en Jericó en los años 20. Su hijo Sigifredo Calle Arango,
luego de aprender el oficio de guarnielero parte a la ciudad de Envigado
en 1935, monta allí su guarnielería, convirtiéndose en uno de los mejores
de su oficio.
Tiempo después arriba a la Atenas del Suroeste don Apolonio
Arango, familiar de la esposa de Luis Eduardo y monta un taller en la
parte superior de cien escalas. Los carrieles tenían felpada la lengüeta y el
mentón. Dato curioso porqué allí se afirma que el guarniel sufre algunas
modificaciones de como se venía haciendo anteriormente. “Se decía que
los guarnieles de Apolonio eran de los mejores que se fabricaban en Jeri-
190
191
có”, con el aprenden varios artesanos guarnieleros de Jericó como son los
Santamaría y otros. Por otro lado, en la década del 30 del siglo pasado,
un gran comercializador de artículos de talabartería, marroquinería y de
guarnieles, denominado el “taller de Lito Vásquez”, ocupaba gran cantidad
de mano artesana, allí trabajaba como jefe el señor Gildardo Uribe.
El señor Uribe era un caso especial, nadie sabe dónde aprendió el
oficio de guarnielero, pero ahí estaba como gran maestro enseñando a los
aprendices. Él era un personaje que hacía de todo, arreglaba máquinas de
cualquier tipo, se aventuraba con el reloj de la catedral, con los carros.
Sus últimos años los terminó como profesor de mecánica en el Liceo San
José. Gildardo cobraba 100 pesos de la época para enseñar el arte guarnielero.
En dicho taller entra como aprendiz el joven Darío Agudelo, luego
de dejar el trabajo en la tierra. Era un muchacho bastante aventajado y en
poco tiempo, según su hijo Rubén, en tres meses ya armaba un guarniel
completo. Darío pasa reemplazar a Gildardo en el taller y poco tiempo
después monta su taller independiente. El taller de guarnielería Agudelo
arropa a sus hijos y a otras personas que querían aprender el arte de la
guarnielería.
Hasta acá hay dos ramas de la fabricación del guarniel jericoano,
distinguido por sus colores en sus costuras con hilos rojos y amarillos asemejando
la bandera del municipio. Su tapa frontal peluda con piel de nutria,
tigrillo, perro de monte o becerro. Uno, el de los herederos artesanos
de Apolonio Arango y los Santamaría y por el otro lado los de Gildardo
Uribe en los que se inscribe Darío Agudelo.
El artesano guarnielero que se visibiliza como iniciador de la guarnielería
en Jericó es Luis Eduardo Calle. Hay muchos nombres y apellidos
que quedaron relegados por la fama de algunos, o porque se marcharon
a otras tierras buscando mejores mercados, en fin, para ellos el reconocimiento
necesario. En Jericó actualmente hay varios guarnieleros que
vienen de una tradición familiar, tienen sus talleres y sus puntos de venta
cerca del marco de la plaza principal. Hay otros tantos que laboran desde
sus casas o pequeños tallercitos por fuera de la vista de paseantes y visitantes.
Muchos de ellos surten los almacenes del municipio o a comercializadores
que los distribuyen a todo el país o el extranjero.
Hay jericoanos o habitantes de este municipio aprendiendo el arte
de la guarnielería. Es de resaltar que dicho oficio solo era practicado por
hombres, según se dice: es una labor muy dura para una mujer por los
cortes y la fuerza que hay que hacer al fabricarlos. Muchas mujeres desde
hace más o menos 20 o 30 años participan en los talleres como ayudantes
y pocas pasan de allí. Solamente hay tres o cuatro mujeres las que fabrican
un guarniel en su totalidad. Según la investigación de José Manuel Restrepo:
Origen del carriel en Envigado y de Sandra Turbay: Marroquinería del
carriel en Envigado, destacan algunos nombres como los pioneros de la
guarnielería en Jericó: Apolonio Arango, Sigifredo Calle Arango, Víctor
Calle Arango, Rubén Santamaría (padre e Hijo), Eugenio Santamaría, Jesús
Santamaría, Jorge Gil, Luis Osorio, Orlando Atehortúa, Gildardo Uribe,
Antonio Jesús Mesa Caballero, Darío Agudelo Bermúdez, Raúl Cañas,
Darío Rodríguez Porras, Hernando Tamayo Porras, Arturo Rojas.
Es de anotar que muchos de ellos en sus inicios aparecen con vínculos
muy fuertes entre Envigado y Jericó. En la actualidad hay tres mujeres
guarnieleras: las hermanas Carolina y Alejandra Agudelo hijas de
Rubén Agudelo y nietas de Darío Agudelo, su taller no continuó con el
192
193
nombre de Agudelo, sino que optaron por una marca propia “CarrielArte”.
Bibiana Aprendió de y su desarrollo como guarnielera se dio en. (XXX).
Los talleres donde se fabrican los guarnieles prácticamente siguen siendo
los mismos desde su inicio.
Hasta antes del siglo XIX y principios del XX todos los guarnieles
eran cosidos a mano y con el cáñamo como materia prima, eran más
bruscos en su terminado. En los años 20 del siglo pasado llegan al país las
máquinas guarnecedoras, las cuales les permitió a los artesanos agilizar la
costura de los guarnieles, más tarde aparece la máquina devastadora para
pulir las pieles. Los cuchillos, tijeras, lijas, martillo, tenazas, agujas; los
bancos de corte, los butacos siguen prácticamente su función guarnielera.
al lado derecho por medio de una faja suspendida al hombro izquierdo
cruzando el pecho y la espalda.
Úsanlo, no sólo los arrieros, sino toda especie de gentes. Con todo, bien
será preferir GUARNIEL”.
Encontramos también ayudantes y aprendices como en el siglo
pasado que esperan la oportunidad de terminar un guarniel completo y
montar su propio taller. Me gustaría terminar con alguna discusión que se
dio a finales del siglo XIX sobre el bolso de cuero que ya comenzaba a
mostrarse por todo el territorio y que era de obligada conversación entre
los hombres.
Una de ellas a nivel académico si nos permitimos llamarlo así,
fue el libro de Rafael Uribe Uribe, notas sobre el provincialismo de 1887,
donde describe el vocablo: “CARRIEL - Ni guarniel (bolsa de cuero que
traen los arrieros sujeta al cinto, con separaciones para llevar papel, dinero,
etc.) ni menos garniel (cinto de los arrieros al que llevan cosidas unas
bolsitas para guardar el dinero) , corresponden por completo a nuestro carriel,
que es una bolsa con compartimientos, cubierta a lo exterior de piel
de nutria o de otros animales, o con bordados de lana; cuelga por lo común
194
195
BIBLIOGRAFÍA
ESCOBAR, Hernán. En: El Colombiano, agosto de 1960, p. 9 Libro de Censos.
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Enero-diciembre, 1991. No. 13-24 TURBAY, Sandra. (1986) Marroquinería del
carriel antioqueño en el municipio de Envigado, Colombia. Artesanías de Colombia.
ZAPATA ROJAS, Lázaro Alberto. Mi carriel y varias cuscas. (spi) ZEROLO,
Elías; DE TORO, Miguel e ISAZA, Emiliano. (1895) Diccionario enciclopédico
de la lengua castellana. París, Garnier Hermanos, Libreros, Editores.
ENTREVISTAS Rubén Agudelo, Henry Rodríguez Santiago Agudelo Carolina
Agudelo Alejandra Agudelo.
196
197
Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
HUELLAS EN LA TRAMA DE LA
CONFECCIÓN: Tejiendo sociedad desde
las máquinas de coser industriales
TRACES IN THE CLOTHING FABRIC:
weaving society from industrial sewing machines
Luis Orlando Luján Villegas
HUELLAS EN LA TRAMA DE LA CONFECCIÓN: Tejiendo sociedad
desde las máquinas de coser industriales
RESUMEN
SUMMARY
La historia de los oficios pueblerinos en
Antioquia esta representa a través de los
zapateros, obreros textiles, confeccionistas,
alfareros, orfebres, mazamorreros, carpinteros,
entre otros. Brindarles una valoración
y reconocimiento, en clave de patrimonio
cultural, permite comprender la contribución
hecha a la identidad de una sociedad.
Consecuente con lo anterior, el artículo estudia
el oficio de la confección en la ciudad
de Itagüí, durante el siglo XX, visto desde la
tecnología que representaron las máquinas
de coser industriales. Es por eso que presenta
el Museo Hilos de Historia, lugar donde
reposa una colección de 150 máquinas que
sirven de apoyo y fuente de consulta; luego
precisa el planeamiento, según el cual, esta
colección hace parte del patrimonio cultural
mueble de carácter utilitario. Por último,
ubica la Vía de la Moda, en Itagüí, como un
escenario que permite comprender -a modo
de ejemplo- el tejido social que la tecnología
de las máquinas de coser propició durante el
siglo XX.
Palabras claves: Museo, máquinas de coser,
industria textil, Itagüí.
LUIS ORLANDO
LUJÁN
198
VILLEGAS
The history of village trades in Antioquia is
represented through shoemakers, textile workers,
garment makers, potters, goldsmiths, mazamorreros,
carpenters, among others. To give
them an appreciation and recognition, in terms
of cultural heritage, allows to understand the
contribution made to the identity of a society.
Consistent with the above, the article studies
the trade of dressmaking in the city of Itagüí,
during the twentieth century, seen from the
perspective of the technology represented
by industrial sewing machines. That is why
it presents the Hilos de Historia Museum, a
place where a collection of 150 machines that
serve as support and source of consultation
rests; then it specifies the planning, according
to which, this collection is part of the movable
cultural heritage of utilitarian character. Finally,
it locates the Vía de la Moda, in Itagüí, as
a scenario that allows to understand -as an example-
the social fabric that the technology of
sewing machines propitiated during the 20th
century.
Key words: Museum, sewing machines, textile
industry, Itagüí.
Historiador de la Universidad de Antioquia. Miembro de Número del
Centro de Historia de Itagüí (CHI)
Correo electrónico: lujanorlando54@gmail.com.
Tel: 311 775 2061
Museo Hilos de Historia
El Museo Hilos de Historia lo componen 150 máquinas de coser
industriales del siglo XX (ver fotos 1 y 2) 1 . Con piezas de repuesto y
catálogos, dan cuenta del proceso de industrialización del sector textilconfección
y de la innovación tecnológica, en empresas como Rosellón,
Everfit, Coltejer, Leonisa, Inversiones El Cid, entre otras.
La adquisición de la colección data de la década del 90, cuando
su dueño, el señor Francisco Daniel Patiño Martínez, 2 decide aprovechar
su valor histórico, estético y simbólico y las exhibe ocasionalmente. En
el año 2013 inició la labor con muestras itinerantes en algunas casas de
la cultura, pasando por el Museo El Castillo y Centros comerciales de la
ciudad. Resultado de ello, ha tenido reconocimiento en distintos medios
de comunicación, tanto escritos como visuales. 3
1 Algunas ideas expuestas en el presente artículo se encuentran en la investigación: Luján Villegas, L.
O. (2019). Hilos de Historia. Tecnología de la confección y tejido social en Itagüí, siglo XX. Medellín: Instituto
de Cultura y Patrimonio de Antioquia. También se puede descargar en el siguiente enlace: https://drive.
google.com/file/d/1c6tX_CKP0oNg8BY1qPJzSHUMkVdlEFxR/view
2 Francisco Patiño es oriundo de Santa Rosa de Osos y criado en Don Matías; formado por el SENA
como mecánico de máquinas de confección industrial; también tiene experiencia como confeccionista con
la empresa Inversiones JDL S.A.S., y con una marca propia de ropa infantil llamada TRINA.
3 Cfr. PERIÓDICO EL COLOMBIANO. Las máquinas de coser hilan este museo, 5 de diciembre de 2021:
https://www.facebook.com/ElColombiano/videos/334239651846518
https://www.facebook.com/watch/?v=334239651846518
https://www.youtube.com/watch?v=p64qovb0xbg&t=7s
https://www.elcolombiano.com/multimedia/videos/museo-de-maquinas-de-coser-en-antioquia-MH16
117821?fbclid=IwAR23pTVstTvtzP3tGeH857UsHPBPiPRDVP64DphuKEwZYBZ_lCp9TG1vMZA
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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
Luis Orlando Luján Villegas
que no cuenta con más preservación en sus objetos que estos. En suma, representa
un espacio para la experimentación y comprensión de los procesos
de la confección, que contribuyen a entender el desarrollo tecnológico
de las máquinas de coser industriales, y la consolidación del tejido social.
Foto 1. Frontis del Museo Hilos de Historia, 2022
El Museo cuenta con las siguientes actividades: recorridos pedagógicos
por las cuatro salas que lo componen; talleres sobre historia de
la confección en Antioquia; y talleres básicos sobre tejido y confección.
Durante los meses que faltan del año 2022 se exhibe una muestra parcial
de la colección, distribuida en cuatro salas: pantalón, saco, familiar y del
blue jeans, que se describen en los siguientes párrafos:
Sala del pantalón. La mayoría de máquinas que reposan en esta
sala son mecánicas, es decir, que el operador realizaba el 88% de actividades
de manera manual: levantar el présatelas, cortar el hilo, rematar,
posicionar la aguja; un ejemplo que destaca lo anterior es la máquina
SINGER, de los años 30 (posee un motor original, de baja velocidad y
embrague mecánico). Mientras que la máquina DÜRKOPP ADLER AG,
de los años 80, requiere de ayudas eléctricas para su funcionamiento, pues
el operador realiza el 60% de los ordenamientos manuales.
Foto 2. Máquina Union Special, modelo Class 7400, para puntada cadeneta a cuatro
hilos, de los años 20.
Hoy día, el Museo Hilos de Historia funciona, de manera permanente,
en el municipio de Envigado (carrera 24E # 40Sur-40, barrio El
Salado) y es parte de la memoria y la identidad del patrimonio industrial
antioqueño, un campo de su historia económica de gran importancia, pero
Sala del saco. Las máquinas que componen esta sala permiten conocer,
de primera mano, la dinámica de la confección que se insertó en el
territorio nacional. En 1852 llegaron a Cartagena y Bogotá las primeras
máquinas de coser textil para el uso doméstico, ejemplares provenientes
del diseño patentado por el norteamericano Elias Howe. En la capital antioqueña
el acercamiento a la tecnología textil se desarrolló en los inicios
del siglo XX, mediante las acciones de inversionistas y empresarios que
200
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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
Luis Orlando Luján Villegas
identificaron en el ámbito de las telas un promisorio frente de acción.
En 1903 se fundó en Medellín la empresa Compañía Antioqueña
de Tejidos, y en 1907 la Compañía Colombiana de Tejidos. Durante los
decenios siguientes se crearon numerosas fábricas de textiles. Todo esto
fue en Medellín y sus alrededores. Estas nuevas fábricas fueron el germen
de lo que, pasado el tiempo, llegaría a ser la industria fabril más importante
del país: el sector textil y de la confección. Con estas industrias llegarían
elementos técnicos nuevos: la máquina para hilandería, los telares con
lanzadera, los procesos y equipos de tintorería y acabados, las máquinas
estampadoras, los oficios propios de la industria.
Sala familiar. Las máquinas y utensilios que la conforman definen
un espacio para la memoria, de encuentro familiar que evoca el sonido de
la máquina manipulada por la abuela. La línea del zigzag que luce la prenda
que vistieron los antioqueños a lo largo del siglo XX. También fue el
medio propicio para realizar los proyectos de vida de muchas familias, al
respecto Francisco Patiño describe el proyecto de doña Fanny Mosquera
en el siguiente párrafo:
[…]Hace ya 20 años que doña Fanny cogió por
primera vez una máquina de coser, sin saber que
esa sería la puerta a una vida llena de “muchas
bendiciones”, como diría ella. Cuando su esposo
se marchó, los niños aún estaban muy pequeños
y ella, que nunca había trabajado por fuera de su
hogar, decidió encargarse económica y emocionalmente
de su familia. Así que con el empuje
que siempre la ha caracterizado, logró ingresar
al mundo de las confecciones y allí se quedó por
dos razones; la primera es que se enamoró profundamente
de su trabajo y la segunda, aún más
importante, es que a través de éste pudo cumplir
sus dos grandes sueños: tener una casa propia y
hacer de sus hijos unos profesionales. […]
Sala blue jeans. Compuesta por un conjunto de máquinas de coser
industriales que reflejan la confección de una de las prendas más usadas en
el mundo, y que recibe varios nombres: jeans, denim, vaquero, tejano. En
Antioquia se asentaron confeccionistas en la década del ochenta, un ejemplo
lo constituye la Vía de la Moda de Itagüí, e hicieron del blue jeans una
mercancía de exportación. Algunas máquinas que componen esta sala son:
la remachadora, de los años 80; la ojaladora de lágrima, de los años 70; la
presilladora, de los años 60; y la empretinadora de los años 60.
Máquinas de coser industriales: patrimonio cultural mueble
La colección de máquinas de coser industriales del siglo XX, que
componen el Museo Hilos de Historia, se clasifica como manifestación
del patrimonio cultural mueble, de carácter utilitario. Al respecto, el Ministerio
de Cultura puntualiza que entre los bienes utilitarios se encuentra
el patrimonio tecnológico:
[…]Por formar conjunto de bienes de distintas
épocas, usados para los procesos de producción
y transformación de otros bienes que comprenden
máquinas, equipo, artefactos, aparatos e
instrumentos de laboratorios, herramientas de
talleres de oficios, tanto las adquiridas como las
manufacturadas por los mismos operadores.
Los objetos que son producto de la creatividad
humana con fines utilitarios pueden pertenecer
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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
Luis Orlando Luján Villegas
al ámbito privado o público y ser de uso religioso,
militar, civil o institucional, ya sea generalizado
o especializado. […] (Ministerio de Cultura,
2005, pp. 55-56)
Atendiendo especificaciones del Ministerio de Cultura relativas a
destinación o actividad de los bienes utilitarios, la colección de máquinas
de coser industrial se ubica entre los “utensilios, instrumentos, herramientas
de trabajo, equipos tecnológicos y máquinas”, entendiendo por tales:
[…]Objetos, instrumentos o accesorios empleados
para trabajar en diversos oficios o realizar un
trabajo manual, transformar energía o aumentar
la potencia del organismo humano. De acuerdo
con la fuerza que requieren para su funcionamiento,
las herramientas pueden ser manuales,
eléctricas o neumáticas.
Algunas máquinas pueden ser accionadas manualmente
o con energía como por ejemplo una
máquina de coser. […] (Ministerio de Cultura,
2005, pp. 59-60)
Al considerar la colección privada de máquinas de coser un patrimonio
cultural mueble, de carácter utilitario, el presente texto se constituye
en una oportunidad para aportar a la valoración contextualizada que
ello implica, y es por ello que la Vía de la Moda, ubicada en la ciudad de
Itagüí, es un ejemplo paradigmático de dicha valoración, razón por la cual
se presentan algunas ideas en el siguiente acápite.
La Vía de la Moda
Las máquinas de coser industriales hicieron parte de la tecnología
que las grandes empresas textileras usaron en su producción, estudios realizados
por Poveda Ramos (2000) así lo indican. El primer reconocimiento
que dicha tecnología tuvo dentro de las investigaciones y estudios sociales
es en tanto hizo parte del proceso de industrialización en Antioquia a lo
largo del siglo XX; el surgimiento de este proceso ha sido reconstruido
en sus aspectos esenciales en obras como, por ejemplo, La industrialización
en Antioquia. Génesis y consolidación, de Fernando Botero Herrera
(2003); y otras de sus etapas o fases fueron y siguen siendo a su vez razón
de ser para múltiples grupos de investigación en la región antioqueña,
siendo relevante entre ellos el Grupo de Historia Empresarial EAFIT.
Una línea diferente de estudio, si bien derivada de la industrialización
en la región antioqueña, es la innovación tecnológica (telares,
máquinas de coser, motores eléctricos, entre otros); un claro representante
de ella es el ingeniero químico y electricista Gabriel Poveda Ramos;
para él, estas innovaciones son de vieja data, y han venido desde Europa
o desde Estados Unidos, y no han nacido en fábricas del país, ni en sus
laboratorios. Sin embargo, se trata de un campo en el que escasean las investigaciones.
Mucho más escasas, casi podría decirse nulas, son las que
se han ocupado del uso de las máquinas de coser industrial en un contexto
determinado, extendiendo su análisis y valoración hasta repensar su significado
social y cultural.
Es por eso que se define como ejemplo al municipio de Itagüí, y
de manera particular la escala espacial comercial que lleva por nombre la
Vía de la Moda (ver foto 3). Vía icónica que en las dos últimas décadas
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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
del siglo XX fue ´peregrinación comercial´ de nacionales y extranjeros,
ya que era el punto de producción “único en el país por la concentración
de fábricas, almacenes y precios ofrecidos” (entrevista a Ana Ramírez).
Luis Orlando Luján Villegas
para los textileros y confeccionistas grandes. Reconocido este viraje en
el propósito de Inexmoda, los sectores excluidos se organizaron para dar
vida a nuevos proyectos que los aglutinaran, y es ahí cuando se originó
el proyecto Vía de la Moda en Itagüí (Betancur, Stienen y Urán, 2001, p.
122).
Foto 3. La Vía de la Moda comprendía desde la entrada del municipio de Itagüí, carrera
52D, hasta la calle 77, e incluía dos centros comerciales: el Centro Nacional de Confección y
Moda, y el Súper Centro de la Moda.Tomado de: Periódico El Mundo, Especial Suplemento, 27
de noviembre de 1998, p. 10.
206
La historia económica también recuerda que a comienzos de la
década de los 80, la llamada carretera vieja de Itagüí cruzaba en medio de
tejares, los cuales fueron demolidos abriendo paso a la ubicación de varias
fábricas de confección, detrás de las cuales llegaron almacenes especializados
que poco a poco llevaron a bautizar el sector con el nombre de
Vía de la Moda. A partir de las fuentes disponibles se sabe que dicha Vía
emerge en la coyuntura de Inexmoda, creada por la ciudad de Medellín en
El Poblado, en 1987. La percepción de los confeccionistas de Medellín,
inicialmente, vio en Inexmoda una organización para los sectores medios
de la cadena productiva, que luego pasó a promover y apoyar proyectos
Este importante punto de comercio nació como respuesta a las demandas
de ropa casual del mercado nacional. Entre los fundadores de esta
Vía se encuentran Ana Ramírez, del almacén: Hello Kitty, y Guillermo
Villada, del almacén: Las Camisetas. Villada (citado por el periódico El
Mundo, en 1998), señaló que “los primeros en llegar y comenzar la historia
del sector son, entre otros, la familia Rodríguez y Juan Guillermo
Correa…” (p. 7). En sus comienzos, a finales de 1989, los locales fueron
entregados en concesión a los industriales, y en 1993 se vendieron como
propiedad horizontal. Los dos centros comerciales que concentraron el
radio de acción del proyecto: Centro Nacional de Confección y Moda y
Súper Centro de la Moda, atraían a potenciales clientes con el eslogan:
“En marcas y precios somos los mejores”. Con estas instalaciones, los
compradores empezaron a llegar para adquirir ropa a precios económicos
y el sitio se convirtió en un atractivo para mayoristas y minoristas que
venían de otras ciudades de Colombia, e incluso de otros países, a surtir
sus negocios. 4
4 El fenómeno del narcoterrorismo, unido a la apertura económica y al incremento del
contrabando, afectaron profundamente la competitividad de la Vía de la Moda. Hoy
persiste en su oferta como “Área de Desarrollo Naranja”, pero con unas condiciones muy
diferentes a las de su “época dorada”, y más con un perfil comercial que manufacturero.
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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales
Luis Orlando Luján Villegas
Colofón
El artículo se aproxima al estudio del patrimonio cultural mueble
que representó la tecnología de las máquinas de coser industriales. Remite
a la historia y memoria del sector de la confección, en un escenario
particular como la Vía de la Moda. En este contexto, para el señor Francisco
Patiño estas máquinas “han sido cómplices de miles de mujeres y
hombres que llegaron al mundo de las confecciones, buscando un futuro
mejor para su familia y que terminaron enamorándose de su labor, porque
entendieron que más que vestuario, estaban tejiendo sociedad”. Sociedad
que, hoy en día, debe garantizar la valoración, protección, promoción, sostenibilidad
y apropiación del patrimonio cultural mueble que representan.
BIBLIOGRAFÍA
Entrevistas:
Francisco Daniel Patiño Martínez, en las instalaciones de la Subsecretaría de
Cultura de Itagüí, el 16 de mayo de 2019.
Ana Ramírez el 23 de junio de 2019 en su residencia.
Visita a Museo:
Museo Hilos de Historia, ubicado en la carrera 24E # 40Sur-40, barrio El Salado,
Envigado.
Periódico:
El Mundo, Suplemento Especial, 20 de noviembre de 1998.
General:
Betancur, M.; Stienen, A. y Urán O. (2001). Globalización cadenas productivas
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Poveda Ramos, G. (2000). Tecnología y desarrollo industrial Colombia, 1960-
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208
209
Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
LOS ALQUIMISTAS DE LA MADE-
RA: Historia de la Ebanistería en
El Retiro
THE ALCHEMISTS OF WOOD: The
History of Cabinetmaking in El Retiro
Daniel Acevedo Arango
LOS ALQUIMISTAS DE LA MADERA: Historia de la Ebanistería
en El Retiro
RESUMEN
SUMMARY
Introducción
La tradición del trabajo de la madera en
El Retiro es una de las más representativas
de Antioquia. Comenzada desde finales
del siglo XIX, se conserva hoy en
día después de tanto tiempo y constituye
un símbolo del municipio. Ha tenido diversos
representantes que han dejado
su legado y han trasmitido su saber de
generación en generación. Los muebles
producidos de El Retiro tienen un reconocimiento
nacional e internacional.
Palabras clave: Ebanisterías,
Carpinterías, Muebles, Aserradores,
Talleres, Patrimonio,
The tradition of woodworking in El Retiro
is one of the most representative of Antioquia.
Begun at the end of the 19th century,
it is still preserved today after such a
long time and constitutes a symbol of the
municipality. It has had several representatives
who have left their legacy and have
transmitted their knowledge from generation
to generation. The furniture produced
in El Retiro has national and international
recognition.
Keywords: Cabinetmaking, Carpentry,
Furniture, Sawmills, Workshops, Heritage
Cuando se entra por primera vez al Retiro, la primera imagen con
la que se encuentra el foráneo es con la división de dos calles y algunas
unidades residenciales, además de un par de montañas que permanecen
férreas en el horizonte. Pero la segunda imagen, aquella que permanecerá
más en su memoria es, sin duda, la cantidad de talleres de ebanistería y
carpintería que hay en el municipio. Más aún, profundo en sus recuerdos,
permanecerá el olor de la madera, que está siendo trabajada y moldeada
para dar lugar a muebles de todo tipo, prácticos, fuertes y de una riqueza
ornamental única. La industria del mueble es hoy por hoy la principal
fuente de empleo y progreso de los guarceños. La calidad de los muebles:
armarios, camas, mesas, bibliotecas, marcos, sofás, entre otros, resalta por
el trabajo de su técnica. Esto ha implicado un reconocimiento nacional, e
incluso internacional, de la excelencia del trabajo de nuestros ebanistas.
DANIEL
ACEVEDO
ARANGO
Historiador de la Universidad Nacional, director del Centro de Historia
de El Retiro y miembro correspondiente de la Academia Antioqueña
de Historia
Pero la revolución de la industria del mueble va más allá del aspecto
económico y de reconocimiento. La presencia de talleres, ebanisterías,
carpinterías, marqueterías y tapicerías de variada índole permeó profundamente
la mentalidad, la cultura y la identidad de los guarceños. La madera
estaba allí, en múltiples expresiones, como tradiciones, fiestas, canciones,
pinturas, poemas, como un elemento material que creaba lazos de comunidad
y forjaba subjetividades de carácter fuerte. El taller era la escuela de
muchos guarceños, quienes allí encontraban no sólo un medio de sustento,
sino profundos aprendizajes para la vida. Los ebanistas, grandes maestros,
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
eran personajes que desfilaban por el pueblo y se ganaban el respeto por
la agilidad de su garlopa y su serrucho. La madera es y sigue siendo un
elemento articulador, formador y constructor, motivo de orgullo, que da
forma al rostro de nuestro Guarzo.
Daniel Acevedo Arango
algunas de sus obras combinaba, y se refleja en sus trabajos de las puertas
y dinteles con flores talladas, aves y figuras mitológicas, racimos de
frutas en los balcones. Es común ver en los portones figuras de uvas y
rostro de faunos o sátiros.
Los primeros talladores
Su origen se remonta a finales del siglo XIX cuando los primeros
grandes talladores como Eliseo Tangarife y Anatolio Peláez, dejaron una
huella importante en el trabajo de la madera, al hacer magníficos balcones,
portones y ventanas con diseños únicos. Tangarife, llamado el Miguelangel
de la montaña, residió varios años en el municipio de El Retiro
y allí dejo una profunda huella. También en otros distritos parroquiales
como Rionegro, Salamina y otros más del Oriente Antioqueño, en pleno
apogeo de la colonización antioqueña del sur. De origen indígena, el legendario
tallador, hacía sátiros, faunos y toda clase de bodegones en sus
diseños para las familias más prestantes. De su mano quedan vestigios
como el balcón de los Arias, la puerta de la capilla del cementerio y los
confesionarios del templo de Nuestra Señora del Rosario. Posteriormente,
el artista se trasladó a Salamina, donde ayudó a erigir muchos inmuebles
que hoy son patrimonio arquitectónico de la nación. A partir de allí se
abrirían las primeras carpinterías, aunque con un énfasis muy local y de
construcción.
El 13 de octubre de 1866 nació en el resguardo indígena de San
Antonio de Pereira de Rionegro, hijo natural de Juana Tangarife y desde
muy joven mostró un increíble talento. Logró dominar la técnica para la
utilización de maderas, como roble, guadua, sauce, pino y cedro, que en
A muy temprana edad fue traído y contratado por el presbítero
José Vicente Calad Ardila para realizar en El Retiro trabajos especiales
de talla en el altar mayor del templo parroquial, como también sus maravillosas
figuras demoníacas para el cementerio. Fue por esta época que
trabajo en el taller de Nicéforo Calvo, quien tenía un prestigioso taller
y fue su primer maestro. Posteriormente, asistió esporádicamente a la
Escuela de Artes y Oficios de Medellín, sin interrumpir su labor en el taller.
Allí tuvo contactos con los maestros Enrique Hausler, alemán nacido
en Maguncia y Eugenio Lutts, francés procedente de la Escuela Central
de París, entre otros. (Macías Vásquez, 2021, p. 62). Bien decía Manuel
Uribe Ángel, refiriéndose a la vasta preparación que allí recibieron muchos
aprendices: “ebanistas tenemos para quienes es practicable la tarea
de construir órganos y pianos”
Algunos vestigios de su trabajo se conservan en El Retiro en tallas
como los balcones de los Arias; tallas en honor al cura de la casa la
de los Jaramillo Mejía, hoy de los Villa; puertas, contra portones y balcones
de la casa de los Mejía Ochoa, hoy de los Urreas; puertas, ventanas,
balcones contra portón de la casa de doña María Rosa Vallejo Mejía, hoy
casa cural, entre otros. Fue en su época orgullo de El Retiro haber podido
contar con él y con algunos trabajos que siguieron labrando sus discípulos.
No todos sus trabajos se hicieron durante su estancia en el pueblo,
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
algunos fueron posteriores cuando ya vivía en Salamina.
¿Cómo llegó a este lugar? su amigo y cura rionegrero José Joaquín
Barco Ángel, durante su ejercicio como cura párroco de Salamina, lo llevo
a trabajar en su parroquia. No sólo eso, lo recomendó en diferentes lugares
de asentamiento de la colonización antioqueña del sur, donde pudo hacer
diversos trabajos. No es baladí pensar que Eliseo pudo desarrollar su
grandioso don gracias el apoyo de la Iglesia, institución que fue su principal
mecenas. En Salamina, Eliseo pudo desarrollar a plenitud su talento,
llegando a ser considerado como el Miguel Ángel de la talla y la joya o
gloria, uno de los personajes referentes en la historia de este municipio
Su estilo fue muy propio y de bastante carga en el detalle, de fácil
reconocimiento en el detalle del calado para puertas, ventanas y balcones
y que son referentes de la arquitectura republicana. El arte de Eliseo, cargado
de faunos y sátiros, criaturas propias de la mitología griega, fue mal
leído, en algunas ocasiones, en pueblos como El Retiro y Salamina, de
una amplia tradición católica. Se asoció su talla con criaturas demoniacas
y espíritus del inframundo. Esto costó que, en los portones de muchas
casas antiguas, muchos de estos mal llamados “diablos” fueran retirados,
ante la superstición. En El Retiro solo permanece uno de ellos, en una
casa del parque. En Salamina algunos más, siendo uno de los más trabajados
aquel que se encuentra en el portón de la casa de la cultura. Sin
duda, Eliseo quería destacar, en los gestos de estos personajes, la fiesta,
la risa, la burla, elementos necesarios en una sociedad tan conservadora
y poco dada a admitir un quiebre en su cotidianidad republicana.
Eliseo Tangarife, cortesía Omar David Ríos.
Pero su trabajo no sólo dejo vestigios importantes sino que influenció
a otros talladores de la época, con quienes se relacionó e incluso
trabajó conjuntamente. Sembró una semilla en El Guarzo, una inquietud,
la más bella de las flores, una orquídea o un clavel, que pronto no tardaría
en florecer y traer luz a los hogares de los guarceños. Resaltan otros
forjadores de la madera importantes como Pablo Aristizábal, Anatolio
Peláez y Rodrigo Cuartas. Este último, de origen guarceño, realizó gran
parte de los portones y ventanas de nuestro municipio, en un estilo de
talla caracterizado por columnas con superficies cuadradas, calados con
rombos y la presencia de pequeños abanicos. Tal como se vio en la investigación
de Omar David Ríos, queda, incólume, una obra de Cuartas,
aquella enorme puerta de madera, que abre la capilla de San José, a los
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
guarceños que los domingos se entregan en silencio a los rezos silenciosos.
Principios del siglo XX: Los primeros maestros
A principios del siglo XX se puso de moda cierto tipo de muebles
fabricados en raíces. Uno de los primeros en trabajar este estilo fue el
docente Gabriel Mejía Vallejo, quien aunque no era carpintero de profesión,
usó su conocimiento empírico para forjar sofás, aguamaniles y pequeñas
repisas. Las raíces conservaban su forma original y al juntarlas se
buscaba cierta armonía que permitiera al mueble ser práctico y ágil para
su uso. Estos muebles tenían también cierto aire aristocrático que correspondía
con una moda que, en aquellos momentos, había en algunos
países europeos. La escuela del trabajo con raíces se conservó y muchos
siguieron su estela. Aún hoy en Carrizales se encuentran algunos talleres
que trabajan este tipo de madera.
Por otro lado, Nepomuceno Botero, otro artífice de la madera, se
especializó en la fabricación de ataúdes en un pueblo donde la muerte
aparecía con frecuencia, fruto de las epidemias y las enfermedades que
se propagaron a principios del XX. El trabajo de fabricar un ataúd implicaba
una visión diferente a la de un carpintero tradicional, pues el sitio
del reposo eterno, debía ser digno, el hogar del cuerpo de los durmientes.
Allí aparecían las tallas, los modelos únicos, un trabajo artesanal que
requería tiempo y dedicación. Mientras “Ceno” fabricaba con su garlopa
y serrucho aquellas cámaras fúnebres, sus hijos, entre ellos Don José María
y Don Rafael lo observaban. Aprendían el oficio y experimentaban,
a su vez, con las posibilidades que la madera tenía. Muy pronto allí se
gestaría una gran revolución.
La primera revolución: Muebles el Pino
No sería sino hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo
pasado cuando se abrieron los primeros grandes talleres de ebanistería
y carpintería en el municipio. El Retiro se encontraba inmerso en una
crisis debido a la quiebra y cierre de las salinas, antigua fuente principal
de producción económica. Era necesario reformular, renovarse, buscar
nuevos trayectos. Pero, ¿cómo comenzó todo? El más famoso de los talleres
y uno de los primeros en abrir sus puertas fue, quizás, “Muebles El
Pino”, que se ubicó en la vanguardia de la producción del mueble. Don
José María Botero, “Pepe” Botero, su fundador, descubrió una forma de
trabajar la madera del pino ciprés para que no se rajara, buscando así
obtener un producto de una calidad mucho mayor. La madera de pino
ciprés, hasta ese momento, generaba una gran desconfianza, porque con
los métodos de trabajo que en ese entonces existían los muebles fabricados
con tal madera tenían una vida útil muy breve. Don Pepe descubrió
que esto se debía al mal secado y arregló el problema. La revolución que
inició permitió que su modelo de producción se expandiera y empezará
un boom, alrededor de la industria del mueble, que aún hoy trae muchos
réditos a la comunidad.
El pino crecía en abundancia en varias de las veredas del municipio
y su madera era muy accesible. Esta especie que no era nativa se
sembraba principalmente en potreros y lotes que ya habían sido talados
para la ganadería y la minería de sal. Fue una solución temporal debido
a que, cuando se acabó la madera de bosque nativo para alimentar los
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
calderos de las salinas, tocó reemplazar los árboles con cipreses y pinos
pátula. Posteriormente, en los potreros de Normandía y la parte alta de
Fizebad también se implementó un extenso cultivo del preciado árbol. El
ciprés era el mismo que pintó Van Gogh, como una llama encendida durante
su asilo en el manicomio de Saint-Paul-de-Mausole, y que producía
una madera única.
Esta solución conecta, indudablemente, la crisis de las salinas
como el origen de la principal materia prima de la nueva manufactura
que, poco a poco, se fortalecía en el pueblo. La oportunidad de negocio
fue aprovechada no sólo por los ebanistas sino también por terratenientes
y pequeños propietarios que encontraron una posibilidad de ganancia.
En Puente Peláez, por ejemplo, el Dr. Álvaro Restrepo tuvo una gran
siembra de pino pátula del que también se hacía papel, y muchas familias
campesinas cercanas vivían de aserrar y trabajar la madera.
Pero, ciertamente, trabajar el ciprés y el pino era un desafío que
sólo los mejores artífices de la madera podían llevar a cabo. No cualquiera
podía entrar allí, sólo los verdaderos artesanos, de quienes Richard
Sennet dijo: “en ellos la práctica se encarna y se funde con su ser” (Sennet,
2021). Había un ritual, un encuentro sagrado que empezaba desde
el momento mismo que la madera era cortada. Los aserradores sabían
que el pino sólo debía cortarse en cuarto menguante, pues sólo así, según
cuentan algunos ancianos ebanistas, la madera absorbía las mejores
propiedades y estaba lista para forjar muebles duraderos. Pero había algo
más en el fondo: un profundo conocimiento empírico sobre los árboles,
la naturaleza y sus ciclos.
El pino, cortado por los fornidos aserradores, era traído por mulas,
a través de trochas y caminos de herradura, que lo desembocaban en
algunos de los talleres del pueblo. Don Pepe, solía sacar la madera al aire
libre y ponerla a secar naturalmente; acostados, los troncos recibían la
luz del sol, en un proceso que podía durar varios meses. Luego, cuando
estaba lista, el artífice tomaba su garlopa y su serrucho y empezaba a
trabajar. Su labor no era fácil pues el pino no se dejaba manipular por
cualquier incauto. De allí, producto de esa suerte de alquimia antigua,
salían camas, armarios, muebles de sala, comedores, escritorios, sillas y
butacas. El vestigio del acto creativo era el aserrín que luego, guardado
en costales, terminaba en los establos de alguna finca de las veredas del
sur.
Don Pepe abrió su taller con tan solo tres trabajadores, en la carrera
21 a tres cuadras del parque, pero pronto su número aumentaría
exponencialmente, convirtiéndose en fuente de empleo y transformación
social. El ebanista fue un visionario que vio más allá de las posibilidades
de su época. Autodidacta, aprendió su oficio de su padre y de una
formación netamente empírica. Según Carlos Rendón, uno de sus antiguos
trabajadores, Don Pepe era un hombre hermético respecto a algunos
aspectos de su técnica, y muchos de los secretos que hicieron famoso a
“Muebles el Pino” desaparecieron para siempre con su partida, otros,
como un excelente maestro, los trasmitió a sus trabajadores y discípulos
quienes los aplicarían en sus nuevos talleres. El hechicero ebanista se
paraba junto al banco con su garlopa, su regla y su serrucho y era capaz
de transformar un joven pino ciprés en la más elegante cama digna de la
aristocracia francesa.
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
para que el negocio prosperara y los clientes se sintieran cómodos al visitar
el taller. Este modelo de pensamiento y trabajo del viejo maestro fue
imitado por sus empleados y su familia y, aún se conserva, en muchos de
las ebanisterías del municipio.
Don Pepe Botero, por Edison Castañeda, “Nene”
Casa Museo de El Retiro
Rodrigo Maya Blandón en su libro “Perfiles y Crónica Guarceñas
del Retiro Bicentenario” hace énfasis en que la política de trabajo
de Don Pepe era de un orden absoluto, que pasaba por tener un espacio
bien aseado, el cual arreglaba todos los sábados con sus empleados para
asegurar la productividad. Establecía una exigente rutina: barrer, organizar,
que cada cosa estuviera en el espacio designado. Esto trascendía el
espacio físico y pasaba también al plano de la documentación, había que
tener las cuentas claras, anotadas en recibos o en un pequeño cuaderno,
organizadas por nombre o fechas de encargo. El orden era fundamental
Otra característica que se le atribuye a Don Pepe es su buen humor.
Rafael Botero, su hermano, lo describe, con una sonrisa, como un
“charlatán” y “burletero”, como una persona que a través del humor generaba
una mayor empatía con la gente. Era reconocida su cualidad de
hacer bromas y ponerle apodos a sus empleados y algunos de sus clientes
más cercanos. Los apodos estaban dados por características fisiológicas o
aspectos de la personalidad del sujeto: “Doctor Gallón, Teta Roja, Mango
Peludo, Flecha Cagada, Matuto, Chocha Fría” y su recordado “jovencito”
que aplicaba a todos los nuevos trabajadores. Más allá del humor
vinculado a estos apodos, que implicaban que la risa era un eco constante
en las paredes de la mueblería, había también otro hecho: el profundo
conocimiento que tenía Don Pepe de sus clientes y su personal, de sus
pasiones, de sus gustos y sus miedos.
El maestro de acuerdo a la personalidad del comprador era capaz
de moldear un mueble. Esta conexión era llevada a la garlopa, al color, al
molde, a la madera, lo que hacía que cada mueble fuera único y que los
clientes, emocionados, volvieran una y otra vez a solicitar sus servicios.
Algunas familias de la elite y la clase media alta de las grandes ciudades
como Bogotá, Medellín, Barranquilla o Cali no dudaban en encargar
muebles a Don Pepe por la fama de su técnica y su calidad. Pero más
importante aún, porque el viejo ebanista sabía crear el mueble indicado
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
para ubicar en el espacio indicado y ser usado por la persona indicada.
Algunas de las obras del hechicero aún permanecen y tienen el
registro de su trabajo. La más conocida, quizás, es las escaleras del coro,
en forma de caracol, de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Esta
obra, hecha en conjunto con sus hermanos y su padre Nepomuceno Botero,
es testimonio de calidad, técnica y servicio a la comunidad. También
el primer Quiosco que tuvo el parque, cilíndrico, fue realizado por las
hábiles manos de Don Pepe. Pero también se conservan muchas camas,
armarios, mesas y muebles de todo tipo en muchas de las casas de los
guarceños y la primera impresión es que aún parece como si los hubieran
fabricado ayer, el paso del tiempo no les afecta. Rafael Botero dice en
son de broma: “Los muebles eran tan finos que la gente se aburría con
ellos, de lo refinados que eran”. Don Pepe fue, aparte de un visionario, un
maestro para toda una generación, un maestro ebanista considerado por
muchos patrimonio moral que dejo profundas enseñanzas no sólo sobre
el trabajo con la madera, sino también a nivel ético y humano.
Primer Quiosco de El Retiro
Archivo Fotos Antiguas de El Retiro
Daniel Acevedo Arango
La cultura de la madera
Lo que vino después en la historia de la industria del Mueble es
la expansión: los alumnos de Don Pepe, y otros soñadores que vinieron
atraídos por el boom, abrieron nuevas ebanisterías, carpinterías y marqueterías,
expandieron el modelo y buscaron seguir su propia ruta de
explotación y moldeamiento de la madera. Se destacan: “Los Compas”,
de Antonio Castaño, quien vino procedente de Marinilla y es reconocido
por su modelo de “La Alcoba 46”, además de ser el primer tornero
que tuvo el municipio; “Muebles el Nogal”, de Luis García, “El Joven”,
“Muebles Serna” de Gabriel Serna, el Taller de Jairo Mejía “Resurrección”
y “Muebles Estilo” de León Villa, “El Tío”. Cada uno le dio su
sello personal y el negocio del mueble se sumergió en una era de apogeo
y prosperidad.
A medida que se expandieron los talleres muchas familias se insertaron
en la floreciente economía de las ebanisterías. Al pavimentarse
la vía de acceso al municipio en los años 50s se propició el ingreso de
potenciales compradores. Ciertamente, así funcionó: la mayoría de los
clientes no eran de El Retiro sino de Rionegro, Llanogrande, Marinilla,
El Vallé del Aburrá y la costa atlántica. Este fenómeno se debió principalmente
primero al voz a voz que se iba pasando de clientes satisfechos que
evocaban en sus viajes la calidad de los muebles guarceños y segundo a
que los habitantes de El Retiro tenían, casi siempre, un familiar ebanista
o peón en los talleres que les hacía el trabajo a un precio más reducido o
gratuitamente, mientras que los muebles de exhibición se dejaban para
los clientes foráneos. La relación con el cliente, en esta primera época,
era clara: el cliente traía las medidas y el tipo de mueble que quería, el
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
ebanista trabajaba a partir de un esbozo, de una primera imagen, con la
que armaba el mueble. Aunque podía hacer sus propias propuestas.
Por otro lado, a pesar de que ya se habían introducido algunas máquinas,
el trabajo de la madera seguía siendo muy artesanal y la presencia
de herramientas como la garlopa, el serrucho y el cepillo seguía siendo
imprescindible. Esto permitía, en cierto modo, que la huella del ebanista
o el artista fuera más perceptible. Pero, a su vez, implicaba un oficio de
una amplia dedicación, con jornadas laborales extensas, con susceptibilidad
de accidentes y enfermedades por el polvo. Los productos podían
demorarse varias semanas o meses antes de llegar al cliente que lo había
solicitado. La talla aún tenía sus buenos representantes y algunos de ellos
se asociaron a las primeras ebanisterías, haciendo del oficio un arte, pero
a su vez un trabajo ciertamente exigente. No todos lograban adaptarse a
él, pero muchos jóvenes del pueblo buscando una oportunidad de sobresalir
y alimentar a sus familias encontraron en la garlopa una respuesta
a su necesidad. Se dice, incluso, que hijos de campesinos, se trasladaron
al casco urbano buscando una oportunidad de entrar. Lo que implicó un
alto flujo de población rural migrante al pueblo.
una identidad acorde con los nuevos tiempos y el ebanista, la mayoría de
ellos llamados por algún apodo, pasaron a formar parte de los personajes
habituales que deambulaban por el pueblo.
Ebanistería Los Compas
Fotos antiguas de El Retiro
La economía del municipio de El Retiro empezó a girar alrededor
de la industria del mueble y la mayoría de sus habitantes se asociaron al
circuito de la madera, no solo como ebanistas, sino también como aserradores,
cultivadores de pino, arrieros, comerciantes, tapiceros, entre otros.
Familias enteras encontraron un lugar en la naciente industria y vieron
allí una posibilidad. Talleres enteros se especializaron en algún tipo de
madera, mueble o diseño particular. Poco a poco se iba construyendo
Actual imagen de San José
Parroquia de San José
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Dos manifestaciones culturales surgen en aquella época como
testimonio de unión y de apoyo a consolidación de la tradición. Lo primero
es que los ebanistas y carpinteros se apropiaron de las Fiestas de
San José, como un evento religioso en el que confluían la devoción católica,
ampliamente presente en todos los talleres, y la música, la alegría
y el encuentro. San José era un santo ampliamente venerado y su culto
en la región se remite al mismo Don Ignacio Castañeda quien, a finales
del siglo XVIII, hizo establecer una capilla pajiza para sus esclavos a la
que le otorgó el nombre del santo de su devoción. Fue una feliz coincidencia,
pues San José, como padre putativo de Jesús, es el patrono de
todos los carpinteros y ebanistas. Las fiestas de San José contenían varios
momentos: un oficio religioso, una procesión con San José, reunión de
ebanistas y carpinteros alrededor de la música, el licor y el baile. Era una
ruptura en la cotidianidad, en la larga jornada laboral del ebanista, donde
se consolidaban vínculos de amistad y apoyo en el gremio. Estas fiestas
estuvieron a cargo primero de Zeno Botero, luego Don Pepe su hijo y finalmente
Matías Botero, su nieto, pasando de generación en generación.
Daniel Acevedo Arango
travesura, de juego de doble sentido, y evoca la alegría y el baile como
elementos ineludibles de la fiesta.
Pacho trajo la idea de la canción de El Beque desde Ecuador,
compuso la letra y la música y la adaptó para las fiestas de El Retiro.
La canción claramente era una alegoría a la tradición maderera, al carpintero,
a las fiestas de El Retiro y a toda la alegría de la población y en
especial de la familia García. Durante las fiestas, en el desfile del 28,
Al Beque se le incorporaban una mezcla de diferentes tipos de tragos,
la cual se iban bebiendo los participantes de la comparsa al ritmo de la
música y mientras realizaban el recorrido. Más de uno de los bebedores
tradicionales del pueblo le gustaba participar de la comparsa.
Lo segundo fue la irrupción del Beque en la escena cultural y en
las fiestas tradicionales. Esta es una canción compuesta por el compositor
Francisco “Pacho” García, mediante la adaptación de una melodía
con una letra propia del folklore local. El Beque habla de un niño que va
a pedirle a un carpintero que le haga un beque, una pieza de madera o
peltre cóncava que normalmente se usaba para orinar y se guardaba bajo
la cama. El niño pide que le hagan el Beque de comino, una madera que,
ciertamente, era una de las mejores y que se usaba en la realización de
muebles de mucha calidad. La canción tiene una suerte de picardía, de
Video de El Beque
Link:https://www.youtube.com/watch?v=Q_zHnxN6-pY&ab_channel=ElRetiro-
Antioquia-Alcald%C3%Ada
La segunda revolución: Andina de Muebles
La segunda revolución la empezó Don Juan Ignacio Mejía, quien
vino procedente de Medellín y en 1974 creó Andina de Muebles. Los
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
tiempos estaban cambiando, la irrupción de la tecnología, la globalización
y maquinaria avanzada como la sierra y el sinfín implicaba un nuevo
modelo de explotación de la madera y de la forja del mueble. Don Juan
Ignacio abrió su taller cerca al Paso del Toro, en la vereda el Carmen, y
desde el principio fue una preocupación constante encontrar una estética
propia de calidad, alejada de las tradicionales ebanisterías de pino del
municipio. Lo primero que hizo fue arriesgarse a explotar otras maderas
diferentes que abundaban en la región como el nazareno, el guayacán, el
algarrobo y el siempreviva. El pino era una madera difícil de trabajar a
nivel industrial. Su idea era romper con los diseños tradicionales y abrir
potencias de producción de mueble que hasta ahora no se habían considerado.
Esa fue esa la clave de su revolución: un diseño innovador, más
en relación con el mercado global. Fue la vanguardia necesaria en un
momento que se necesitaba que la industria se amoldara a los nuevos
tiempos. Es por esa época en que se empieza a hablar de “Empresa del
Mueble” en lugar de “Taller de ebanistería”.
Don Ignacio, al igual que Don Pepe, se convirtió en un maestro y
un referente importante de la industria por su humanismo e innovación.
Muchos ebanistas que tienen talleres hoy en el municipio fueron sus
alumnos, quienes lo recuerdan no solo por sus enseñanzas, sino también
por su entrega, desapego y amor por sus empleados, a quienes ayudaba
siempre que podía con préstamos y consejos. Tanto era así que llego a
ofrecerles a algunos de ellos lotes de tierra para que hicieran sus casas
y los pagaran con el valor de las cesantías. Su trato era cordial, ameno e
Daniel Acevedo Arango
implantaba en la cotidianidad un ambiente de trabajo único y agradable.
Era tanto el cariño que le tenían los trabajadores que, luego de haberle
montado sindicato y pedir algunas reivindicaciones laborales, decidieron
desmontarlo, arrepentidos, por respeto a Don Ignacio y su familia, y lo
que ya habían recibido de su mano.
Andina contó en sus mejores tiempos con más de 80 trabajadores,
muchos ebanistas que tienen hoy taller en el municipio aprendieron
el oficio en las jornadas de trabajo en la fábrica. Entre ellos. La fábrica
contaba con un equipo que incluía no solo armadores y pulidores, sino
también torneros, talladores, pintores, tapiceros y toda clase de oficios,
logrando quizás el equipo de trabajo más completo que ha tenido algún
taller en El Retiro. Los trabajadores se integraban en numerosos planes
sociales y de recreación que incluían un equipo de futbol que ganó varios
campeonatos locales, una estudiantina dirigida por el maestro Luciano
Bravo — Ignacio Mejía eran un gran melómano— y varios paseos a diversos
lugares. Estos planes eran impulsados por el mismo Don Ignacio,
quien, se cuenta, tenía un amplio afecto por sus trabajadores y creía que
si mantenía una armonía y una estabilidad emocional en ellos, el trabajo
rendiría mucho más. Es una constante en la entrevista realizada a varios
ebanistas que surge el dicho “un jefe como esos ya no hay ni habrá en El
Retiro”
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
tan sólo unas pocas horas, fue hecha en Andina de Muebles. La cama tenía
un diseño especial y un trabajo de talla adecuado para la dignidad del
mandatario. Más allá de la anécdota, que ciertamente es llamativa, lo que
denota es la relevancia que tenía el trabajo de la madera y del mueble en
El Retiro que ya adquiría connotaciones nacionales e internacionales. Lugares
tan lejanos como Coveñas, Cartagena o Santa Marta abastecían los
muebles de sus hoteles, restaurantes y lugares turísticos con muebles tanto
de Andina, como de otras ebanisterías del municipio. Varios ebanistas
se desplazaban a estos lugares a construir, amoldar y adecuar espacios.
Andina de Muebles, 1982-1986
Archivo Fotos Antiguas de El Retiro
Dos circunstancias favorables aumentaron el potencial mercado
de la industria del mueble en El Retiro. Uno fue la creación del Embalse
de la Fe, en funcionamiento desde principios de los años 70s, y lo otro la
aparición del aeropuerto José María Córdova en 1985. Ambos fenómenos
atrajeron turistas y foráneos a la región del oriente, ávidos de consumir
servicios y comprar muebles de buena calidad. Andina aprovechó
las ventajas del ingreso de turistas y foráneos y una era dorada empezó.
El Retiro había dejado de ser ya un pueblo perdido en las montañas y
ahora era un centro importante de manufactura maderera. Su cercanía al
Valle del Aburrá permitía además un constante flujo de armarios, camas,
mesas, sillas, escritorios, salas, entre otros.
Se cuenta que en el año de 1986 durante la visita del sumo pontífice
Juan Pablo II a la ciudad de Medellín, la cama en la que durmió, por
Mientras Andina le apostaba a la innovación, los nuevos diseños,
el uso de otras maderas y la industrialización del mueble, los viejos talleres
de la zona urbana tuvieron una pequeña crisis. El pino dejo de ser
rentable principalmente por la dificultad y lentitud para ser secado en un
horno industrial lo que lo hacía poco competitivo, aunque también incidió
el mal manejo que daban algunos ebanistas, el problema ambiental
de su consumo de recursos hídricos y la misma demanda que cada vez
solicitaba más muebles en cedro o roble. Algunos se adaptaron al cambio,
pero el viejo Don Pepe, hasta el final, se resistió a cambiar el pino por
alguna otra madera. Lo que generó que en sus últimos años Muebles el
Pino tuviera un momento de dificultad y finalmente con la muerte de Don
Pepe en el 2006 no pudiera sobrevivir. Su hijo Matías, quien hace trabajos
de marquetería, siguió encargado de manejar las fiestas de San José.
Don Juan Ignacio Mejía murió en 1997 y Don Pepe Botero murió
en el 2006. Desgraciadamente ninguno de los dos negocios pudo sobrevivir
a la muerte del fundador. El local de “Muebles el Pino” se alquiló
a otros ebanistas y “Andina de Muebles” cerró debido a varios motivos,
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
entre ellos el secuestro de Camilo Mejía, hijo de don Juan Ignacio, y su
señora por parte del ELN en el 2001. El legado de ambos personajes no
puede medirse entonces por los espacios que habitaron o la materialidad
que se aún se conserva producida por su mano maestra, sino por lo que
forjaron y moldearon con su garlopa en los corazones de todos los guarceños,
los cuales pulieron con su conocimientos, su disciplina, su cariño
y sus sueños de progreso.
Nuevos modelos de trabajo
En 1994, a medida que pasaba la época de gloria de Andina, un
nuevo signo parecía augurar un nuevo futuro para la historia del mueble.
Algunos ebanistas, entre ellos Cola y Matías Botero decidieron iniciar el
proyecto de la construcción de una enorme cruz en todo el cerro, acompañado
de un viacrucis para impulsar las peregrinaciones en el viernes
santo. El traslado de materiales fue toda una hazaña que implicaba numerosos
viajes entre el pueblo y la cima de la montaña. El símbolo de la
cruz era significativo para unos trabajadores de la madera fuertemente
católicos, que veían allí la protección de Dios sobre nuestro pueblo. Pero
también, es el símbolo del cambio, de la transformación, de la muerte
que lleva a la resurrección. Y pronto, a pesar de la crisis, surgirían nuevas
propuestas que traerían de nuevo las ebanisterías a un primer plano. Era
un augurio de una nueva época.
Construcción de la cruz, 1994.Archivo fotos antiguas de El Retiro
Por otro lado, la apertura del aeropuerto y el crecimiento de flujo
vehicular en la vía de Las Palmas-La Fe implicaron que, invadiendo la
vía, no siempre de manera legal, surgieran varios talleres de ebanistería.
Estos ebanistas aprovecharon su entorno y trabajaron principalmente
pino, raíces y muebles rústicos. Pero con el tiempo el panorama se amplió
a materiales como el mimbre o maderas foráneas. Estos talleres pretendían
aprovechar el flujo de clientes, muchos de ellos extranjeros, procedentes
de otros lugares. Las veredas Carrizales, Normandía, Los Salados
y Don Diego fueron los principales ejes de estos talleres rurales. Este
cambio sin duda llevo que muchos campesinos que ejercían la mayordomía
o la agricultura se formaran de manera empírica en el arte de la forja
de la madera y abrieran sus propios espacios de venta.
232
233
Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Mientras tanto en la zona urbana, abierto en 1978 Muebles de
Oriente, de Darío Gómez, es probablemente una de las más grandes e
importantes ebanisterías del presente y una de las más completas. Empezó
como un taller pequeño y ahora tiene un nivel de trabajadores y espacios
que se acerca al que logró Andina de Muebles en su momento, con
amplias instalaciones. Darío le ha apostado por una fuerte capacitación
técnica de sus empleados y de él mismo, diseños innovadores y a la vanguardia,
la compra de maquinaria en la avanzada tecnológica del trabajo
de la madera y sobre todo, lo más representativo, un nuevo modelo de
trabajo: el modelo de procesos.
Este se basa en una división del trabajo del mueble en varias acciones,
desde que llega la madera al taller hasta que sale convertida en
mueble. Los trabajadores se van rotando entre los diferentes procesos,
muy al estilo de aquel modelo utópico de trabajo que propuso Fourier a
mediados del siglo XIX, y aportando en todos los campos. Esto permite
que el trabajador se mantenga activo y no se aburra de estar siempre inserto
en la misma acción repetitiva. Hay varias salas, cada una con un proceso
respectivo, donde los trabajadores se reparten el trabajo en diferentes
horarios. Se pasa de la llegada de la madera, pasando por la destajada de
los enormes troncos de madera, para pasar luego al proceso de corte en
la sijin, la sierra y otras máquinas. Le siguen el secado, el ensamblaje,
el pulido, la pintura y, algunos casos, el mueble finaliza en la tapicería.
El resultado es exhibido en amplios espacios que simulan perfectamente
una galería de arte y donde los clientes se deleitan soñando con su alcoba
idealizada.
Daniel Acevedo Arango
Muebles de Oriente
Otro modelo interesante es el que implementaron ebanisterías
como Muebles el Atajo y que pronto se dispersó por las veredas de Carrizales,
Los Salados y Don Diego. La apuesta fue clara: ante el inminente
aumento de zonas de parcelación e ingreso de habitantes pudientes del
Valle del Aburra, se hace necesario un diseño que sea propicio. El mueble
rústico y campestre, con su encanto propio, hecho con maderas recogidas
de las riveras de quebradas y ríos, pronto se convierte en un éxito.
La primera ebanistería que le apuesta a este tipo de diseños es Muebles
El Atajo, que se llamaba así por situarse cerca de un “atajo” para llegar
rápidamente a El Retiro, por la María, sin pasar por la fe.
Los muebles eran ensamblados con polines del Ferrocarril de Antioquia,
los cuales son de amplia calidad al aguantar el peso y el paso de
una locomotora. Al principio fue un método ingenioso de reusar estos
recursos abandonados y permitía ensamblar muebles resistentes y duraderos.
Pero el Estado pronto cayó en cuenta y tomó medidas para evitar
que los polines fuesen robados y debieron ser reemplazados con otro
material. Con el tiempo han surgido otras ebanisterías que han seguido
este modelo, como Muebles Travesía en Don Diego. El aumento de parcelaciones
y restaurantes ha permitido un auge notable de este negocio
y de las ebanisterías que se encuentran, sobre todo, en la vía que va del
aeropuerto hasta las palmas, pasando por Don diego y la Fe.
Aún quedan algunos desafíos y adversidades por resolver como el
relevo generacional y el excesivo costo de algunas materias primas. Pero
estamos seguros nuestros ebanistas sabrán afrontar el reto y estarán listos
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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro
Daniel Acevedo Arango
para afrontar los tiempos que vienen. Pues bien vale la pena. Hoy por hoy,
el presente de la Industria del Mueble no puede ser más alentador.
El Retiro se ha posicionado a nivel nacional e internacional como
una de las industrias alrededor de la madera más sólidas y de mayor técnica
y calidad en su oficio. Nuestros ebanistas son reconocidos y solicitados
en gran parte del territorio nacional. Los talleres se han multiplicado y
se reproducen por todo el territorio guarceño. Se calcula que hay más de
ochenta y con el crecimiento demográfico acelerado de los últimos años
bien podrían aumentar mucho más. Es la principal fuente de empleo de
muchos jóvenes en El Retiro y uno de los referentes de identidad más
destacados de la comunidad. Se encuentran muebles de todos los estilos
y para todos los gustos: coloniales, rústicos, republicanos, modernos,
posmodernos. El olor de la madera seca y el ruido de las sierras se han
convertido en constantes que permanecen en la cotidianidad y el imaginario
colectivo guarceño, no sólo por ser parte de su identidad, sino por ser
potencias y huellas de su espíritu luchador e inconmensurable.
BIBLIOGRAFIA
- Agudelo de Peláez, Marta (2013). El Retiro: Miradas al pasado. Medellín:
Litoimpresos y servicios
- Entrevistas orales a varios ebanistas y carpinteros y sus familiares, entre
ellos Rafael Botero, Matías Botero, Jair Castaño, Tulio Ramírez, entre otros.
- Investigación sobre talladores de El Retiro, Omar David Ríos (Inédito)
- Macías Vásquez, Fernando (2021). Eliseo Tangarife, el Miguel Ángel
de la Cordillera
- Maya Blandón, Rodrigo (2014). Perfiles y crónicas guarceñas de El Retiro
Bicentenario. El Retiro: Alcaldía de El Retiro
- Revista Distritos (Octubre- Diciembre 1969), N. 17. Medellín
- Sennet, Richard (2009). El artesano. Barcelona: Anagrama
236
237
El oficio del guaquero
EL OFICIO DEL GUAQUERO
RESUMEN
SUMMARY
THE GUAQUERO'S TRADE
Eduin Marín Mejía
EL OFICIO DEL GUAQUERO
La guaquería es un oficio institucionalizado
en Antioquia desde la misma
llegada de los españoles a tierras antioqueñas.
En el siglo XIX, el médico Uribe
Ángel, al ver su importancia, la incluyó
en su magna obra geográfica como parte
introductoria del compendio histórico
que escribió. Su práctica ha implicado
una percepción cultural frente a los vestigios
buscados, al mismo tiempo que
una técnica para localizar las guacas y
los entierros. Su difusión a lo largo de la
historia antioqueña se corresponde con
un pasado prehispánico extensivo y rico
culturalmente.
Palabras clave: Guaquero, anticuario,
Manuel Uribe Ángel, imaginario cultural
The guaquería is an institutionalized trade
in Antioquia since the arrival of the Spaniards
to Antioquia. In the 19th century, the
physician Uribe Angel, seeing its importance,
included it in his great geographical
work as an introductory part of the
historical compendium he wrote. Its practice
has implied a cultural perception of
the vestiges sought, as well as a technique
for locating guacas and burials. Its diffusion
throughout Antioquian history corresponds
to an extensive and culturally rich
pre-Hispanic past.
Keywords: Guaquero, antiquarian, Manuel
Uribe Angel, cultural imaginary.
La guaquería nace en los albores de la Conquista Española, son los
mismos soldados y capitanes de cada una de las jornadas los que obligan a
los indígenas a desenterrar las tumbas de sus ancestros, para ello los amenazan
con cortarles las orejas, nariz o llevarlos a la horca; en el Oriente
de Antioquia las jornadas del capitán Asencio Salinas de Loyola son desastrosas,
ni que decir las de Pedroso, cada uno de ellos con sus caudillos
promovían el saqueo de las tumbas, el capitán Hernando de Cafra Centeno
seguido por Francisco de Ospina complementan la lista, para el Occidente
de Antioquia sobresalen los Heredias y Rodas; estas tierras intervenidas
quedaban entre los dos ríos: Cauca y Magdalena, llamadas las del Pancenú
y Zenú, territorios ricos en el mineral de oro. Según el cronista Fray
Pedro de Aguado, los indígenas de estas zonas utilizaron brazaletes, orejeras
y pectorales en oro. Costumbre entre los indígenas era enterrar a sus
familiares con toda clase de atuendos. Es poco lo que se encuentra en los
archivos departamentales sobre la guaquería, pero se sabe por documentos
de Crónicas de Indias que los indígenas tenían la costumbres de enterrar
en sus sementeras algunos de estos objetos fabricados en oro a los cuales
llamaban “santillos” (Aguado, Fray).
EDUIN MARÍN
MEJÍA
Historiador
Indígenas de otras partes de Colombia que salen en las expediciones
con los conquistadores hacia las tierras orientales de Antioquia,
utilizan sus conocimientos para guaquear, este tipo de costumbres pasó
a los mestizos, con el tiempo, a la población en general. La guaquería es
tan antigua como la Conquista española. El oro se había convertido en una
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239
El oficio del guaquero
moneda exquisita en el Nuevo Reino de Granada, tenerlo en las manos
era asegurar la comida del día, además con él se podían dar ciertos lujos.
Tiempo después en la época de la Colonia siglo XVII y con la
Colonización Antioqueña del siglo XIX, la guaquería incrementó su poder
destructivo en las tumbas indígenas ancestrales que sobrevivieron a
la Conquista, fueron muchos los pueblos guaqueados en el Oriente de
Antioquia y otros pueblos del sur del departamento. El Museo del Oro
en Bogotá, cuenta con este tipo de piezas arqueológicas, entre las más
famosas está el Poporo Quimbaya y algunos objetos como narigueras de
diferentes estilos, anzuelos, pectorales, bastones de mando. Objetos con
alto valor simbólico pasados de generación en generación entre las diferentes
culturas prehispánicas.
Lo que ha ocasionado la guaquería en general, es el daño a los
depósitos arqueológicos y a su legado cultural. Una de las peores herramientas
que genera destrucción a los yacimientos es la media caña, artefacto
construido con un metal hueco y alargado cilíndrico que se soporta
con un madero de tres o más metros de largo, con él se excava la tierra, se
mira el color, si posee fragmentos de vasijas es prometedor, el sitio se va
ahondando hasta llegar a un espacio hueco a una profundidad de 2 o más
metros, esto señala un hipogeo, es decir, una cámara subterránea, luego se
procede a ensanchar el hueco en grandes proporciones, algunos de ellos
los hacen escalonados.
Allí, en lo profundo, yacen entre vasijas de barro y metates, las
maravillas del pasado precolombino. Este material luego se vende en las
Eduin Marín Mejía
prenderías a un valor bajo, luego las piezas van a manos de coleccionistas
que pagan monetariamente alto el valor de los objetos, estos también los
venden a personas extranjeras, así es cómo gran parte de estos objetos
de la cultura material han viajado por todo el mundo, gran parte de estas
piezas se encuentran en España, Francia, Inglaterra, Alemania, se ha establecido
un comercio ilegal y lucrativo de grandes proporciones producto
de la guaquería. Sin embargo, a esto hay que añadir que también algunas
personas y arqueólogos que han trabajado en la recuperación de objetos
arqueológicos, se han dedicado a negociar las piezas que sacan de los yacimientos,
no los reportan en los informes, se ha establecido un comercio
lucrativo de las piezas recuperadas; realmente falta compromiso con el
legado cultural de los pueblos precolombinos en casi todas las partes de
Colombia por parte de los guaqueros y personas dedicadas al oficio de la
arqueología, así mismo de los entes de control.
El guaquero para poder desenterrar una guaca se tiene que enfrentar
a un sinnúmero de demonios que yacen en su cabeza. En cierta
ocasión, uno de ellos manifestó que antes de desenterrar la guaca, tiene
que poner a jugar naipes a los duendes que la cuidan, le ponen comidas y
bebidas, mientras los guaqueros van abriendo el hueco, finalmente, cuando
se saca la huaca se le deja una ofrenda para que los espíritus no se molesten
o entren en sus cuerpos. Aseguran que algunos de sus compañeros
han salido afectados después de sacar una guaca, y ello es debido a que
poseen una avaricia muy grande, inclusive muchos de ellos han perdido
la vida, a otros los persiguen las enfermedades. A las piezas arqueológicas
les hacen baños de purificación.
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241
El oficio del guaquero
Los huecos de las guacas a más de 5 metros son los más peligrosos,
si el terreno está desestabilizado puede tapar a quien esté dentro de
él, como muchas veces ha pasado. Otros guaqueros por excelencia son
los maquinistas que hacen adecuaciones para construcciones o carreteras.
En cierta ocasión, un maquinista hizo la adecuación para una cancha de
fútbol en la vereda de Campo Alegre del municipio de Cocorná, realizó
una explanación, una de las llantas de la máquina se hundió y destapó un
hipogeo, un trabajador ingresó a él y le empezó a pasar cuanta vasija y
objetos habían, el sitio tenía un sinnúmero de piezas arqueológicas importantes
que quedaron en las manos del maquinista y de las personas que allí
fueron, algunas de esas piezas se recuperaron y hoy están en el museo de
arqueología del municipio, no obstante, piezas con alto contenido patrimonial
fueron negociadas.
Otro maquinista compró un detector de metales, por intermedio
de él ha sacado piezas arqueológicas; las historias de estos señores con
respecto a la guaquería son cuantiosas. Ninguna región se ha salvado de
la guaquería, las piezas arqueológicas son desbordantes. Existe un video
impresionantes donde se muestra una guaca extraída en las inmediaciones
del río Samaná, cerca al municipio de Argelia, el sitio estaba invadido por
mucha naturaleza, pero en él sobresalían unas barricadas y unos huecos
estilo mojones, los guaqueros inspeccionaron el sitio y empezaron con la
excavación, aproximadamente a 7 metros de profundidad hallaron una
vasija de barro grande, en ella habían los restos óseos de un aborigen, un
lado de la vasija estaba una piedra mazamorrera cuadrada que contenía
un collar largo, estaba diseñada con diferentes piezas en oro pequeñas,
entre las que sobresalían mazorcas, ardillas y yoyos, la pieza arqueológica
Eduin Marín Mejía
fue vendida por fragmentos en más de trescientos cincuenta millones de
pesos. Dependiendo a como está el gramo de oro se vende la pieza. En
algunos municipios del Occidente de Antioquia se han hallado hipogeos
con cantidades exageradas de piezas arqueológicas, los guaqueros las sacan
de los municipios y las negocian a precios no tan altos, para ellos lo
importante es cubrir parte del mercado gastado y tiempo empleado, recuperar
económicamente el esfuerzo es lo importante.
De otro lado, esto de la guaquería es complejo porque cuenta con
personas que trabajan el espiritismo, recurren a prácticas chamánicas para
conectarse con los espíritus que cuidan las guacas, así mismo, hacen riegos
en sus cuerpos y en los sitios para purificarlos, practicas que han pasado
de guaqueros a guaqueros. Son muchos y exagerados los días que pasa
un guaquero en los yacimientos arqueológicos, ello con el fin de sacar una
suerte. Cuando salen decepcionados es común que entre ellos se echen la
culpa del fracaso por no haber desenterrado de la guaca. El decir de muchos
de ellos es que cuando la guaca se esconde o se profundiza es porque
algunos de sus compañeros no están purificados, no hicieron los baños
respectivos y tienen mucha avaricia. Hay que anotar que es peligroso estar
cerca donde ellos están trabajando, pues no les gusta que los vean en su
ejercicio. Parte de los dineros obtenidos por las guacas son empleados en
licor y fiestas clandestinas, entre otras cosas.
La guaquería perjudica la historia precolombina porque es trabajada
por personas que no tienen ninguna formación arqueológica e histórica,
los guaqueros buscan hacer su agosto, obtener un patrimonio económico
mediante la venta de las piezas, muchas de ellas son falsas y no
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El oficio del guaquero
pertenecen a ningún yacimiento, otras son verdaderas y viajan al exterior;
el comercio de piezas en el mercado “Negro” es exagerado, como excedido
los objetos falsos que en ciertas ocasiones se han convertido en un
patrimonio local o nacional, adicionalmente, los guaqueros destruyen los
perfiles estratigráficos, hacen difícil el conocimiento de la posible flora y
fauna de la región en la antigüedad debido a la alteración de los suelos.
Finalmente, el historiador y médico Uribe Ángel en el “Compendio
de Histórico del Estado de Antioquia en Colombia”, publicó a finales
del siglo XIX un corto ensayo sobre las practicas cotidianas del guaquero,
notifica este trabajo es arduo, ensayo que es un aporte invaluable a la
historiografía antioqueña y que vale la pena leer. Para él es preocupante
el daño a las piezas cerámicas, asegura que lo único que le importa al
guaquero es la pieza fabricada en oro, las piezas en cerámica se fragmentaban
y tenían poco valor. En ese tiempo el artefacto más utilizado por los
guaqueros para desenterrar las guacas era la hoz o el famoso tacizo, instrumento
metálico que era empleado como regatón. Otros guaqueros no
desechan las piezas de cerámica, ni mucho menos los objetos fabricados o
talladas en piedras como las hachas de manos. Muchas de las tumbas son
tipo Cancel, es decir, están cubiertas por lajas de piedra alargadas donde
introducen el cuerpo completo del difunto. Otras son tipo dolmen, pero
también están las que son en cámara lateral a profundidad de un metro,
son características de la fase Butantán, tumbas elaboradas desde el siglo
VII de Nuestra Era hasta el siglo XII aproximadamente. Este tipo de sepulturas
son características para las zonas del Magdalena Medio, mientras
que las tumbas tipo Cancel son comunes para el Occidente de Antioquia.
Eduin Marín Mejía
Los grupos de guaquería lo conforman diferentes personas de
municipios de Antioquia, casi siempre existe un señor acaudalado que
patrocina las expediciones, da el mercado y el dinero. Las guacas son
buscadas en partes altas y planas en su mayoría, o donde aparece una luz
resplandeciente estilo fogata, allí dicen que asustan o se escuchan ruidos
extraños, estos son los sitios preferidos para buscarlas, especialmente el
trabajo se hace empezando la noche. Algunos de los guaqueros han trabajado
con arqueólogos profesionales. Los guaqueros viajan de región en
región como fantasmas, tienen sus contactos con otros de otras latitudes,
muchos de ellos necesitan de sus servicios porque las guacas son complejas
y enormes.
Últimamente y para recordar, en el siglo XIX los coleccionistas de
piezas arqueológicas en Antioquia tenían almacenes clandestinos donde
las vendían, éstas se iban principalmente al extranjero. Arqueólogos de
profesión de otros países que han llegado a Colombia sacaron piezas
arqueológicas para sus respectivos países. Un evento bochornoso fue
el de un presidente, Carlos Holguín, colombiano que dio unas piezas
nombrado como el tesoro “Quimbaya” a una reina de España en el siglo
XIX.
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El oficio del guaquero
Eduin Marín Mejía
Piezas arqueológicas de la Sierra Nevada, colecciones particulares.
Mascarás precolombinas. Museo del Oro de Bogotá.
Piezas arqueológicas precolombinas narigueras. Colecciones particulares.
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El oficio del guaquero
BIBLIOGRAFÍA
Memoria Oral de guaqueros de Cocorná
Piezas arqueológicas del Museo del Oro de Bogotá y de colecciones privadas
Uribe Ángel, Manuel (1885). Geografía general y compendio histórico del Estado
de Antioquia en Colombia. París, Imprenta de Víctor Goupy y Jourdan.
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Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela
EVOCANDO A DOÑA ESNEDA, LA
MAESTRA DE ESCUELA
EVOKING DOÑA ESNEDA, THE
SCHOOLTEACHER
Guillermo Zuluaga Ceballos
EVOCANDO A DOÑA ESNEDA, LA MAESTRA DE ESCUELA
RESUMEN
Este es el registro de un recuerdo, de un
recuerdo grato. De un oficio de pueblo
humilde y esencial. De quien forma la
primera infancia: la maestra.
Dona Esneda, una de tantas de esa época
en que ellas durante días, meses y años
recibían de las familias campesinas sus
pequeños frutos humanos para darles
forma, para introducirlos en el mundo.
No es más que eso este registro, un
homenaje, una añoranza, un símbolo del
pasado local.
Palabras claves: recuerdos, maestra,
homenaje
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GUILLERMO
ZULUZGA
CEBALLOS
SUMMARY
This is the record of a memory, of a pleasant
memory. Of a humble and essential
village profession. Of the one who shapes
early childhood: the teacher. Dona Esneda,
one of so many of that time in which
for days, months and years they received
from the peasant families their little human
fruits to shape them, to introduce
them to the world. This record is nothing
more than that, a tribute, a longing, a
symbol of the local past
Keywords:memories, teacher, tributes
Comunicador Social, Magister en Historia, autor de varias
obras entre ellas 24 Negro, 6 a 0 el Futbol en Colombia, 2900-
1948 y Camino a Versalles.
Ha sido miembro del Centro de Historia de San Vicente Ferrer.
El comienzo y final de un recuerdo de infancia
Fue quizá la mujer más importante de mi vida. Descontando, por supuesto,
a mi madre que me trajo al mundo y a mi abuela que me guio en los
primeros años. A doña Esneda le debo gran parte de mi ser y de mi esencia.
Doña Esneda fue mi profesora en la escuela primaria. La pinto con
los colores de la nostalgia y la veo: una mujer de rostro redondo, no muy
alta, aunque en la niñez a todos los vemos grandes, y de manos delicadas.
Fue mi profesora por tres años largos y digo que a ella le debo todo porque
fue la mujer que me enseñó a leer, y ese es un asunto clave en la vida de
cualquier persona, pero más para quienes dedicamos nuestra vida a las ciencias
sociales y a este arte de ensartar palabras e imágenes. Mi madre y mi
abuela, entonces, me dieron raíces, pero doña Esneda, desde que me empezó
a hacer entender que un dibujo que yo veía en el tablero, seguido de otro y
de otro, tenían un sonido y cierta lógica, me dio alas para echar a volar mi
imaginación más allá de esa anodina escuela rural donde pasaba la mayoría
de mi tiempo, y valga decirlo donde pasé mis mejores años.
Evoco a doña Esneda porque ella además de su capacidad para enseñarnos
materias básicas de ese entonces: Matemática, Sociales, Ciencias,
Religión (católica, por supuesto), Educación Física, Estética, Canto, nos enseñaba
asuntos importantes de la vida, como la puntualidad, el respeto por
el otro, la solidaridad, el amor por la Patria, y aunque éramos un grupo
numeroso, cada uno recibía un trato preferencial. En los cumpleaños alguna
251
Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela
Guillermo Zuluaga Ceballos
golosina le llevaba a quien fuera el celebrante, y a la hora de reprender lo
hacía con calma, nunca con castigos exagerados. Cómo olvidar que una
tarde, a principios de 1980, a mis escasos cinco años, recién comenzaba
a estudiar y en horas de la tarde me venció el cansancio y entonces ella
sacó a todos mis compañeritos y les dio la clase en el patio para que no
interrumpieran mi sueño. Así que doña Esneda no nos enseñaba sino que
con su ejemplo y sus acciones nos demostraba y nos formaba. Ella no
hablaba de caricias, ella nos acariciaba con sus gestos.
enviadas a remotas veredas a enseñar lo básico. En muchas veces llegaban
a esas zonas, los domingos en la tarde o los lunes en la mañana, a pie
o a lomo de mula y en la misma escuela comían y dormían y solo regresaban
a sus lugares de origen los viernes en la tarde. Pero estando en esas
veredas eran más que las profesoras: a muchas las recuerdan como “las
segundas mamás” y se convertían en el faro de las comunidades: hacían
parte de la Acción comunal, participaban o lideraban acciones sociales,
cívicas, solidarias, daban consejos matrimoniales, atendían en muchas
veces partos y llevaban en sus faltriqueras medicinas que en esos parajes
no se encontraban.
Si en los pueblos mandaba el Párroco o el boticario o el Alcalde,
en las veredas el poder estaba en las maestras de escuela, poder que casi
siempre fue utilizado con un sentido humanista. Para ellas el servicio social
era parte de su misión como educadoras. Y ellas eran el ejemplo a
seguir de muchos niños y jóvenes.
Réplica de escuela antigua, Casa de los Abuelos Sonsón
Doña Esneda hacía parte de un grupo de mujeres a las que este
país no les ha agradecido lo suficiente: era una de las tantas maestras rurales,
a quienes mucha gente se refería como “Señoritas”; su formación
era en Escuelas normalistas, o en muchas veces solo eran chicas que si
acaso hacían una primaria y se insertaban en el sistema educativo y eran
Una tarde de lunes o de martes de principios de 1983, doña Esneda
nos puso la tarea para el día siguiente. Rezamos una breve oración, como
era costumbre a cada tarde, y salimos para la casa. Al día siguiente esperamos
que llegara para la clase de las ocho, pero no apareció en el carro
en que puntualmente llegaba. Al rato la profesora de otro grupo, nos dijo
que ella había muerto la noche anterior, ya ni recuerdo si de un derrame
o de un infarto, qué importa. Yo no entendía qué significaba eso: lo que sí
tuve claro fue que nunca más volveríamos a tenerla y también tengo tan
cierto el sentimiento de tristeza que me recorrió mi alma, como también
el alma colectiva de ese zona, que se demoró mucho para reponerse, pese
252
253
Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela
Guillermo Zuluaga Ceballos
a que enviaron una entusiasta y joven profesora para reemplazarla en sus
labores. Ese resto de año no fue para mi el mismo, ni para ninguno de
los compañeritos que nos habíamos acostumbrado a su trato amable y
generoso.
BIBLIOGRAFÍA
¿Qué más bibliografía que los recuerdos personales de una primera
infancia escolar?
En estos tiempos de inmediatez y de tecnología quizá no se alcance
a dimensionar lo que aquellas mujeres significaron. Sin embargo,
no podemos dejar que las borrascas de la memoria pasen por alto a unas
mujeres que serían clave en la formación de tantos colombianos. Felicitaciones
en su Día, y por ese, su apostolado.
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Rodrigo Campuzano Cuartas
PERSONAJE
INVITADO
MANUEL URIBE ÁNGEL
“ENTREVISTA IMAGINARIA AL DOCTOR MANUELITO”
Rodrigo Campuzano Cuartas
Centro de Historia El Retiro
El doctor Manuel Uribe Ángel cumple 200 años de haber nacido. Vivió 82,
entre 1822 y 1904, y muchos más ha permanecido en la memoria de los
antioqueños. La revista Memoria Local ha querido rendirle un reconocimiento
por medio de esta entrevista imaginaria, en que el mismo doctor
Manuelito se refiere a unos cuantos rasgos de su manera de pensar. Dejarlo
expresarse quizás sea la mejor forma de hacer que el lector se interese por
leerlo y se forme un concepto sobre realmente cuál fue su dimensión como
ser humano.
MEMORIA LOCAL (ML): Una pregunta básica doctor. A usted se le
reconoce como un buen escritor; ¿qué temas prefiere para escribir?
MANUEL URIBE ÁNGEL
MANUEL URIBE ANGEL(MUA). — “Muy conveniente es que los
escritores públicos trabajen de preferencia sobre asuntos importantes y de
notoria utilidad para los lectores; pero sucede frecuentemente, que escribir
sobre materias morales, metafísicas o de pura ciencia, llega a fatigar de tal
manera la organización del escritor, que la tarea se torna de difícil a enfermiza.
Lo único que es verdaderamente higiénico, lo solo que hace reposar el espíritu,
es seguir el método francés relativo a escritos sobre cosas pequeñas;
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257
Personaje invitado: Manuel Uribe Angel
sobre puerilidades de la vida, que son leídas a veces por el solo placer
de gastar tiempo y que leídas, ni fatigan la mente, ni quebrantan el corazón,
ni entristecen el alma.”
ML: Doctor Manuelito, ¿para que escribió una la Geografía General
y un Compendio Histórico del Estado de Antioquia?
MUA: - He encontrado en la historia un saber que hace muchos
años me ha llamado la atención y no he recuerdo desde hace cuando leo
sobre ella. En nuestro país los pueblos de otras regiones de la Unido
Colombiana tienen la ventaja de contar con obras que narren su pasado,
pero según mi parecer el Estado de Antioquia carece de ese material
fundamental, por tanto con gran dificultad y trabajo, sacando tiempo de
mi oficio como médico, ya avanzado en mi edad, he logrado escribir la
geografía general de mi tierra y también la he complementado con un
compendio histórico que cuenta cómo fue la llegada de los españoles y
el establecimiento de lo que fue la provincia de Antioquia
“Mi labor ha sido larga y penosa, y si bien no he hecho de ella objeto
exclusivo de mis estudios, sí he tratado de reunir todo lo que alude a
la historia de nuestra Conquista. Sin embargo, debo confesar que por
minuciosas que hayan sido mis investigaciones, no he podido llenar los
vacíos que a cada paso encontrará el lector, en lo que hoy público”
Ofrezco mi esfuerzo a la “juventud colombiana, me he propuesto dos
cosas: primera, hacer la manifestación última de mi constante amor a
esa parte distinguida de nuestra nación; y segunda, abrir una puerta para
nuevos estudios que considero provechosos al porvenir de mi patria”.
Rodrigo Campuzano Cuartas
Una última anotación, “mi obra nada tiene de cientifica y soy el primero
en reconocer que, tanto en la forma como en el fondo, es sumamente
defectuosa. Como no soy sabio, no puedo expresarme con autoridad de
tal, y al trabajar sobre un país tan poco conocido y tan mal estudiado,
mis aseveraciones no pueden salir del campo de lo condicional y aproximativo”
ML: Doctor Manuelito, ¿cuál es su opinión sobre el comportamiento
de los jóvenes que en su época iban a estudiar a Europa?
MUA - “ Mucho llama la atención entre nosotros la gran mayoría de
jóvenes que van a Europa y que vuelven lo mismo que se fueron. Vulgarmente
se dice que viajan como baules, y la generalidad de la gente
se burlan de ellos, sin para bastante la consideración en un grupo de
mocetones que vienen con el revolver montado, en estoque en tercia y
cuarta, que escupen por el colmillo y pisan la capa del vecino para ver
si aceptan riña. Francamente, no se conoce en esta pobre América una
cuestión más difícil de resolver que la de mandar los jóvenes a países
extranjeros con el propósito de educarlos. Si son muy jovencitos, olvidan
padre, madre, hermanos, lengua y hasta patria; si mayorcitos, se
entregan de ordinario al libertinaje.
Hay honrosas excepciones. Los que conocen un poco a Europa, saben
que Londres, París y demás ciudades populosas de aquel Continente,
son centros de corrupción, en que ni la respetable inocencia del niño, ni
la caduca impotencia del anciano se hallan libres de contagio, y saben,
por tanto, que en esta materia los americanos deben ser prudentes y
cautelosos.”
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Personaje invitado: Manuel Uribe Angel
ML: Usted fue en el siglo XIX un gran viajero. Para hacer una idea
sobre las condiciones en que se viajaba por Antioquia En sus recorridos
¿Recuerda alguna posada en especial donde le haya tocado
pernoctar?
MUA: - Pasé por muchas y no todas eran iguales. Recuerdo una,
saliendo de la Ceja del Tambo. “La posada está casi llena de cargas; el
corredor igualmente, y no hay precaución bastante que nos exente de
tanta suciedad. El potrero para las bestias es de difícil acceso, y el agua
potable para preparar nuestros alimentos está a gran distancia. Nos hallamos
calados y, sin embargo, estamos como los marinos que en alta
mar ven vacíos sus toneles y arden de sed. La jornada ha sido violenta,
pero tenemos la dicha de haber preservado de mojarse hasta los huesos
a nuestras queridas mitades.”
ML: ¿Cuál fue medio de transporte que predominó?
MUA: Le respondo con unas comparaciones: “Que los asiáticos se queden
con sus elefantes, los egipcios y árabes con sus camellos y todos
los pueblos de la tierra con sus caballos; pero que por Dios dejen las
mulas para los antioqueños. Sin tal semoviente la vida es dificilísima,
casi incomprensible en esta comarca.”
ML: Dr. Manuelito, usted por qué escribió y se interesó tanto por la
nigua?
MUA: - A sí fue uno de los males propios de esta tierra. La padecieron
los españoles y luego los extranjeros que nos visitaban; ni se
diga los antioqueños. Prefirió a los desaseados y por ello estuvo más
presente en la plebe que en los de clase acomodada.
Rodrigo Campuzano Cuartas
“La primera operación que ejecuta la nigua es la de procurarse punto de
adhesión en la piel. Una vez prendida abre campaña (…) y si además
hubiere incuria en extraerla, en lugar de una habrá muchas.”
“Cuéntase de un fraile que en viaje hecho desde América a Europa, se
propuso llevar la viejo continente semilla del animalito americano por
medio de los huevos contenidos en uno que llevaba en el dedo gordo
del pie. La nigua creció monstruosamente durante la travesía, rompió la
cubierta, se unceró (…) apareció la gangrena que mató al padre, quien
parece haber pagado con la vida sus malas intenciones.”
Un niguatero se conoce a distancia por su caminado: “andan temerosos,
tuercen los pies; abren o ajuntan las piernas, inclinan el busto; se ladean
a izquierda y derecha (…).
Por último algo, no todo por motivos de espacio, sobre el curativo: “para
los casos comunes los mejores cirujanos (…) son los niños y las mujeres
inteligentes, porque las operacioncitas que se ejecutan piden claridad de
vista, ligereza de pulso, sensibilidad exquisita y destreza de movimientos.”
Ya se imagina el instrumental a usar: “espinas vegetales de nogal y
de palmera; alfileres comunes o de plata u oro; agujas de coser; un cortaplumas
de buen filo y buena punta, o un bisturí recto.”
.
ML: Doctor, usted es una caja de música, se nos quedan muchos temas
por fuera y ojalá nos pueda acompañar en otra ocasión; en verdad
lo admiramos. Debemos concluir la entrevista y si quiere anotar algo
más, con mucho gusto.
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Personaje invitado: Manuel Uribe Angel
Rodrigo Campuzano Cuartas
MUA: La vida me llevo por muchos caminos y a todos los que conocí
en la tierras donde estuve les hable con amabilidad; igual presté mis
servicios como médico desinteresadamente, leí bastante pero nunca me
consideré un sabio y en realidad mis conocimientos no llegaron a ese
nivel; creo haber sido un buen cristiano y un buen antioqueño; ame a
mi tierra y siempre fui optimista sobre ella; siempre fui prudente en lo
que dije y escribí porque la verdad total solo la tiene Dios; creo haber
cumplido mi deber de ser humano.
Gracias a la revista por dejarme expresar ante las gentes de un tiempo
que no conocí
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GEOGRAFÍA GENERAL Y COMPENDIO HISTÓRICO DEL
ESTADO DE ANTIOQUIA
Manuel Uribe Ángel
Por: Daniel Acevedo Arango
RESEÑAS
No se sabe cuándo el Doctor Manuel Uribe Ángel, emprendió la tarea
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Geografía General y compendio histórico del estado de Antioquia
Daniel Acevedo Arango
de escribir una Geografía General y Compendio Histórico del Estado de
Antioquia, pero se conoce su fecha y ciudad de publicación: París, 1885
. La obra la dividió en tres partes, las dos primeras sobre geografía y la
tercera sobre historia. Sus extensiones fueron así: primera de la página
uno a la 99 denominada Geografía Física; la segunda, bien extensa, de
la página 101 a la 493 y la llamó Geografía Descriptiva; por último, la
tercera parte del libro, denominada Compendio Histórico, comprendió de
la página 495 a la 764.
El motivo por el cual la geografía descriptiva tuvo mayor extensión se
debió a haberse propuesto la caracterización de todos los distritos municipales
existentes; más exactamente su descripción de los pueblos le implicó
escribir 309 páginas y, aunque fue concreto al presentarlas, eran numerosas
las localidades. Bien puede anotarse que describirlas fue lo más
laborioso de su trabajo puesto que la información disponible, difícil de
encontrar, resultó ser desigual e insuficiente según el pueblo, un limitante
que pesó respecto a su intensión de exponer de forma uniforme cada uno.
Al ser el médico, un hombre leído, en los tres campos: la literatura, la
geografía y la historia, encontró la asociación y buscó un diálogo constante
entre la trilogía de expresiones en muchos de sus textos. Su estilo
es ameno y, en algunos casos, acompañado de figuras literarias que hacen
más agradable la lectura.
El concepto Geografía General, fraccionado en física y descriptiva, se
correspondió a la forma como en el siglo XIX se escribían los libros de
esta disciplina, con una perspectiva de registrar las evidencias observadas
al recorrer el territorio. Fueron inventarios de percepciones buscadas exponer
de la forma más impersonal posible sin considerar las interrelaciones
entre los componentes y en especial ser humano-naturaleza. Hoy en
día este último vínculo para la geografía moderna es esencial, pero otra
cosa era el siglo XIX. Aún así cuando Uribe Ángel se enfrentó a la gran
responsabilidad de dar cuenta de toda la cantidad de pueblos que existían
en Antioquia le fue imposible que el sello de su percepción valorativa no
estuviese presente. Inició la descripción de los poblados con datos geográficos
para luego pasar a señalar particularidades. Algunas de ellas fueron:
fisonomía del Centro Urbano, Clima, límites, hidrografía, economía
costumbres, población, personajes representativos y otros aspectos más.
En su Compendio se enfocó en la forma como los conquistadores lograron,
después de muchas dificultades, incorporar al dominio de la corona
española el territorio que dio nacimiento a la provincia llamada Antioquia,
por tanto, no incluyó la trayectoria posterior que iba desde buena
parte del siglo XVII hasta finales del XIX. El recorrido que presentó
sobre la fase de conquista estuvo precedido por una caracterización de
los indígenas prehispánicos y el oficio de la guaquería. Probablemente
motivado por el auge de la anticuaria en su medio social, donde los objetos
hallados eran vestigios de una época misteriosa y admirable.
La Geografía y Compendio Histórico del Estado de Antioquia se dirigió
principalmente a la juventud y al hombre común y corriente en busca de
incentivar el conocimiento sobre la naturaleza del territorio y el pasado
de su terruño. Otra cosa fue el resultado que decepcionó al médico por
la poca acogida popular e institucional. Sin embargo, en los círculos intelectuales
fue bien recibida. Como siempre la brecha existente, entre su
personalidad intelectual y el individuo corriente fue más insalvable que
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Geografía General y compendio histórico del estado de Antioquia
rota.
Hoy en día la obra de Uribe Ángel pervive y es un referente indispensable
de la historiografía regional. Nos ayuda a comprender como se
pensaba la Antioquia de su tiempo y así debe ser asumida. Sobre ella hay
que construir la actual historia de nuestros pueblos. Se puede considerar
como una puerta que se abre al pasado. Es frágil y solida al mismo tiempo.
Fue construida con la precariedad de un intelectual multifacético y
creativo, consciente de un deber moral para mejorar la calidad cultural
de su pueblo según él entendió el camino que debía recorrer.
Bibliografía
¬Uribe Ángel, Manuel (1885). Geografía general y compedio histórico
del Estado de Antioquia en Colombia. París, Imprenta de Víctor Goupy
y Jourdan.
Uribe Ángel, Manuel (2007). Recuerdos de un viaje de Medellín a Bogotá.
Medellín: Universidad de Antioquia.
Tamayo O, D.H. y Botero R., H. (compiladores). Manuel Uribe Ángel
Narrador. Medellín: Universidad de Antioquia
REVISTA MEMORIA LOCAL
REVISTA DE LOS CENTROS DE HISTORIA DE ANTIOQUIA
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