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Memoria Local #3

MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia, creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio del pasado local.

MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia, creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio del pasado local.

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MEMORIA

LOCAL

REVISTA DE LOS CENTROS DE HISTORIA

DE ANTIOQUIA



ACERCA DE LA REVISTA

COMITÉ EDITORIAL

MEMORIA LOCAL es la revista de los Centros de Historia de Antioquia,

creada en el segundo semestre del 2021. Su objetivo es difundir artículos

inéditos que presenten reflexiones académicas relacionadas con el estudio

del pasado local. La calidad de los artículos se asegura mediante un proceso

de evaluación interno, el cual es realizado por su Comité Editorial.

La revista cuenta con la siguiente estructura: un director y un comité editorial

conformado por los representantes de los centros de historia de El

Retiro, Fredonia, San Vicente Ferrer, Itagüí, San Jerónimo y la Ciudad de

Antioquia, además de un delegado de la Academia Antioqueña de Historia.

Las secciones son las siguientes: La carta a los lectores o presentación que

informa sobre el contenido del número y la pertinencia del tema que se está

tratando; la sección de artículos que divulga resultados de investigación y

balances historiográficos, un personaje invitado, quien, mediante una entrevista,

conoceremos a fondo y de manera personal su vida y obra; por

último las reseñas y los ensayos bibliográficos que ponen en perspectiva

publicaciones historiográficas consideradas importantes.

DIRECTOR

Rodrigo Campuzano Cuartas, Centro de Historia El Retiro

EDITORES:

Daniel José Acevedo Arango Centro de Historia El Retiro

Juan Guillermo Toro Martínez Centro de Historia de la ciudad

de

Antioquia

Maria Amantina Osorio Ramírez Centro de Historia de Itagüí

Guillermo Zuluaga Ceballos

Centro de Historia San Vicente

Ferrer

Antonio María Estrada Saldarriaga Centro de Historia de Fredonia

Patricia Franco Olmos

Centro de Historia San Jerónimo

Luis Fenando Múnera López Academia Antioqueña de Historia

MEMORIA LOCAL pretende contribuir al desarrollo de la disciplina

histórica en un país que necesita fortalecer su estudio para una mejor comprensión

de su entorno social, político, económico y cultural. En este sentido

fomenta la investigación de la historia local en nuestros pueblos



TABLA DE CONTENIDO

Carta a los Lectores 8-9

ARTÍCULOS Historia de los Oficios- Volumen 3

Felipe Vélez Pérez 12-23

La zapatería en Rionegro: apuntes históricos

sobre una tradición viva

Cristian F. Ramírez Giraldo 24-43

Historia del comercio en El Santuario

Miguel Ángel Arroyave Restrepo-Esteban Orozco Viana 44-53

El arte de reconstruir la historia con las manos

Antonio Estrada Saldarriaga 54-68

El oficio o profesión de Maestro

Escuela de Patrimonio de La Estrella 70-88

El artesano del Telar de la Cabuya

Juan Carmelo Martínez Restrepo "Juan Mares" 90-100

El aserrío con serrucho de cola

Luis Alfonso Salas Cardona 102-115

Historia laboral en Abriaquí

Julián González Ríos 116-125

Imágenes momentáneas: una mirada al oficio

ceramista de El Carmen de Viboral

Centro de Historia de Girardota 126-142

La producción de la panela: una tradición de Girardota

Fernando Castaño Cuartas 144-162

Los Luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Nancy Milena Isaza Cañaveral 164-171

Oficios de un pueblo cafetero:

Betania, Antioquia

Centro de Historia de Jericó 172-197

El Guarniel jericoano

Luis Orlando Luján Villegas 198-209

Huellas en la trama de la confección:tejiendo

sociedad desde las máquinas de coser industriales

Daniel Acevedo Arango 210-237

Los alquimistas de la madera: historia

de la ebanistería en El Retiro

Eduin Marín Mejía 238-248

El oficio del guaquero

Guillermo Zuluaga Ceballos 250-255

Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela

PERSONAJE INVITADO

Rodrigo Campuzano Cuartas 256-263

Personaje invitado: Manuel Uribe Ángel

RESEÑAS

Daniel Acevedo Arango 264-268

Geografía General y compendio histórico

del estado de Antioquia

6

7



CARTA A LOS LECTORES

He aquí un fragmento del pasado de nuestros pueblos: el oficio de los

artesanos. Muchas historias perviven, además de sudores, técnicas y vidas

desconocidas al interior del trabajo diario de variados personajes: zapateros,

ceramistas, guarnieleros, luthiers, aserradores, carpinteros, comerciantes y

otros más que descubrirán quienes recorren estas páginas. Aquí hay tradiciones

conservadas y extinguidas. Son estos los oficios que, en su cotidianidad,

en su largo trajinar a través de los tiempos, han hecho parte de la identidad de

los antioqueños. El rescate de estas vidas privadas ha valido la pena porque

la historia de Antioquia los ha dejado de lado y ellas están impregnadas de

sentidos propios de la vida cultural de los pueblos

Preceden a la llegada de la economía industrial y, a la vez, la acompañan.

No provienen de la Escuela de Artes y Oficios, sino de la creatividad empírica

de los campesinos y colonos. La máquina no es la protagonista central,

pero ella también fue adaptada. Las elaboraciones, a la vez de tradicionales,

evolucionaron en su técnica y herramientas. Los oficios se heredaron y están

inscritos en las historias de las familias. No hay grandes hombres famosos,

pero sí gentes bien conocidas localmente por sus servicios a las comunidades.

identidad local. Encontrarlos hoy día es difícil, pero persisten, continúan, es

incierto su futuro y pervive en la memoria oral de los ancianos. Memoria

Local: Revista de los Centros de Historia de Antioquia con esta edición

ha querido hacerles un reconocimiento. Por lo antes dicho creemos que lo

merece y esperamos que quienes lo lean lo reconozcan también.

En la última parte de la revista se hace un homenaje a la figura emblemática

del doctor Manuel Uribe Ángel. Se invita al lector para conocer aspectos

de su personalidad a detenerse en la entrevista imaginaria que se le realiza

y en la presentación de su obra magna: Geografía General y Compendio

Histórico del Estado de Antioquia

RODRIGO CAMPUZANO CUARTAS

Director

DANIEL ACEVEDO ARANGO

Editor

En ocasiones las prácticas artesanales han llevado a la inspiración musical,

a la lírica, a la expresión literaria y hasta la pintura cuando así se ha extendido

su presencia, la idealización reconoce su importancia. Numerosas tradiciones

y fiestas asociadas a los oficios, y eventualmente hoy día, son símbolos de

8

9



HISTORIA DE

LOS OFICIOS

EN ANTIOQUIA

10

11



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

Luis Felipe Vélez Pérez

LA ZAPATERÍA EN RIONEGRO:

APUNTES HISTÓRICOS SOBRE

UNA TRADICIÓN VIVA

RESUMEN

El oficio de zapatero ha sido importante

en la historia de Rionegro durante siglos.

A él se vincularon múltiples familias

humildes que incluyeron artesanos, esclavos,

mujeres, jóvenes e incluso niños.

Sus zapaterías se hicieron tradicionales

y dieron fama a Rionegro como carta de

presentación debido a la perfección y calidad

de los zapatos. Existieron la colonia

y existen aún como un patrimonio a la vez

material e inmaterial invaluable. Huellas

históricas de su larga vigencia constan en

el Archivo de la Casa de la Convención y

en este artículo se han recogido algunas

para mostrar la intimidad de sus muchos

contenidos y lo valioso que son.

Palabras claves: artesanos, zapaterías,

esclavos, comercio, gremio, guerra de

Independencia

LUIS FELIPE

VÉLEZ PÉREZ

SHOEMAKING IN RIONEGRO: HIS-

TORICAL NOTES ON A LIVING

TRADITION

SUMMARY

The shoemaking trade has been important

in the history of Rionegro for centuries.

Many humble families were linked to it,

including artisans, slaves, women, young

people and even children. Their shoe shops

became traditional and gave fame to Rionegro

as a letter of introduction due to the

perfection and quality of the shoes. They

existed during the colony and still exist

as an invaluable material and immaterial

heritage. Historical records of their long

existence are kept in the Archives of the

Casa de la Convención and in this article

we have collected some of them to show the

intimacy of their many contents and how

valuable they are

Key words: artisans, shoemakers,

slaves, trade, guild, war of independence,

war of independence

Historiador egresado de la Universidad Nacional, director del Archivo Histórico de

Rionegro y docente

Correo de contacto: lfvelezp@unal.edu.co

LA ZAPATERÍA EN RIONEGRO: APUNTES HISTÓRICOS SOBRE

UNA TRADICIÓN VIVA

La técnica de fabricación de zapato artesanal es uno de los saberes más

representativos de la tradición rionegrera. Junto con la carpintería, la siembra

de flores y la construcción de silletas, la fabricación de arepas caseras,

entre otros, la fabricación artesanal de calzado ocupa un sitio privilegiado en

las expresiones inmateriales del patrimonio de la ciudad. ¿Pero cómo llegó

a ser esta práctica tan destacada en Rionegro? ¿Qué cambios y transformaciones

sufrió en su trasegar histórico? ¿Por qué fue tan particular dentro de

la sociedad?

Es posible que desde la génesis de la parroquia de San Nicolás en el

siglo XVII ya hubiera personas en esta localidad que se encargaran de la

fabricación de zapatos. Sin embargo, solamente se han encontrado registros

documentales sobre zapateros en la segunda mitad del siglo XVIII. Para

entonces, personas de diverso tipo se dedicaban a este oficio como una forma

de sustento. Se les llamaba artesanos y constituían un estamento social

diferenciado dentro de la sociedad rionegrera. Es decir, se distinguían principalmente

por las actividades que realizaban y una tendencia a ser mayoritariamente

pobres, a pesar de ser un conjunto de población muy numeroso.

Los artesanos eran zapateros, carpinteros, talabarteros, herreros, sastres,

pintores y plateros, entre otros oficios, que comúnmente formaban gremios

o asociaciones de trabajo, cooperación y articulación. Existía una jerarquía

dentro de los gremios: siempre había un oficial mayor o maestro mayor

del oficio, después estaban los oficiales y finalmente los aprendices y ayudantes,

quienes debían pasar varias pruebas antes de convertirse en oficiales

12

13



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

de cualquiera de estas artes manuales. Asimismo, los gremios de artesanos

estaban constituidos por personas de todo tipo: negros, indios, mulatos y, en

general, las castas, como se denominaba a ese grupo donde estaban los sujetos

de distinta procedencia social y caracterizados por su mestizaje.

¿Cómo se fortaleció el oficio de zapatero a finales del periodo colonial?

Con el crecimiento de la población a finales del siglo XVIII, comenzaron

a aparecer necesidades asociadas a los oficios y las ocupaciones de las

personas. Al conformarse el cabildo de Rionegro en la década de 1780, existió

una preocupación constante por controlar la mendicidad, la vagancia, el

ocio y el desempleo de las personas. En 1786, por ejemplo, el defensor y

padre de menores Joaquín Londoño señalaba al cabildo de la ciudad que el

ideal de la quietud y la tranquilidad de la población requería el empleo y

la ocupación de todas las personas en edad para trabajar, por lo que solicitó

que se sacaran del poder de las familias a los jóvenes ociosos y se les enseñara,

además de la doctrina cristiana, oficios como la zapatería, la herrería y

la carpintería. 1 La solicitud iba orientada a precaver el ocio y la vagancia y

generar mayor productividad económica y circulación de bienes materiales,

como era el ideal borbónico a finales del siglo XVIII.

Es posible conocer cómo se daba el aprendizaje de la zapatería entre

finales del periodo colonial y los inicios de la república. Durante los primeros

años de la época de la independencia, Francisco Pinela entregó a su

hijo Juan al ciudadano Miguel Escobar, quien era oficial de zapatero, con

el propósito de que este le enseñara su oficio. El contrato consistió en que

el joven estuviera durante cinco años sujeto al zapatero: tres aprendiendo y

los otros dos trabajando en el oficio para pagarle la enseñanza. Esto incluía

el mantenimiento del aprendiz con la comida y el vestido. Así lo cumplió

1 Archivo Histórico de Rionegro, (AHR). Gobierno, tomo 16, f. 190r-v.

14

Luis Felipe Vélez Pérez

el zapatero Escobar hasta que el joven Pinela fue reclutado por el Estado,

con el propósito de servirse de él para la guerra de independencia. Tiempo

después, el padre del aprendiz dijo al zapatero que ya no quería que su hijo

siguiera en el oficio, y lo tomó para sí. El zapatero Escobar demandó que no

se le habían pagado los tres años que lo había mantenido y toda la enseñanza

del oficio que le había proporcionado, para que, en 1816, cuando estaba

haciendo esa denuncia, el joven Juan Pinela ya fuera un oficial de zapatería,

puesto al servicio de Sinforoso García Salgar. 2

Los oficios de los artesanos los acompañaban generalmente durante

toda su vida. Una vez adquirido un oficio o un saber, las personas se entregaban

a esa práctica y enseñaban su conocimiento a sus hijos y cercanos, para

que en algún momento pudieran valerse de ese conocimiento para vivir. El

saber de un oficial de zapatería se extendía por lo común a toda su familia,

y tal vez la poca riqueza que los oficiales lograban acumular consistía en

sus herramientas y su conocimiento puesto al servicio de la fabricación de

distintos objetos y obras físicas. En 1813 ocurrió, por ejemplo, que Eugenio

Uribe vendió la herramienta de zapatería de su hermano difunto Juan Ignacio

Uribe, con el propósito de pagar los derechos de la iglesia, la sepultura,

el hábito, el entierro y todo lo demás anexo. Esta suma equivalía a catorce

castellanos aproximadamente. 3

Durante estos años de la independencia se produjo la reorganización

del gremio de los artesanos de zapatería, puesto que presumiblemente muchas

personas habían comenzado a ejercer el oficio sin el examen previo ni

el conocimiento correspondiente por parte del maestro mayor de zapatería y

el cabildo de la ciudad. Al teniente del maestro mayor de zapatería Antonio

2 AHR, Gobierno, tomo 22, ff. 210r-211r.

3 “Contiene la distribución de catorce castellanos en que fue vendida la herramienta de

zapatería de Juan Ignacio Uribe, invertidos en pagos del entierro por Eugenio de Uribe. Año

de 1813. Juzgado de segundo voto”, en AHR, Gobierno, tomo 249, ff. 1r-11v.

15



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

Marulanda se le encargó la realización de dicho examen, que se llevó a cabo

congregando a los oficiales y zapateros en una tienda pública de la ciudad

durante cierto tiempo y verificando visualmente y por medio de la prueba

tangible de la fabricación de zapatos que efectivamente tuvieran la destreza

para hacer parte del gremio de zapateros de la ciudad. La prueba ocupó un

mes y medio aproximadamente, pues incluyó todos los preliminares, el proceso,

la confección, la construcción y la entrega de cada obra y por parte de

cada uno de los examinados, que según el zapatero Marulanda eran bastantes.

Y agregaba:

16

[…]Entre los oficiales de zapatería ejercen este oficio con tienda

pública algunos esclavos que solo se sujetan a su amo, y esta circunstancia

me obliga a hacerlo presente a vuestra señoría para

que se sirva disponer que todo oficial con tienda pública quede

sujeto al examen e inspección del maestro mayor, así en este

acto como en lo sucesivo en la parte que toque al discernimiento

y crítica de su profesión. 4 […]

Que negros esclavos practicaran la zapatería en Rionegro y tuvieran

una tienda pública en la ciudad para 1817 constituye un aspecto muy relevante

para analizar desde una perspectiva sociológica, política y económica. Tal

vez habría que remontarse a la segunda mitad del siglo XVIII, para entender

por qué razón los esclavos podían tener oficio de zapateros. Las relaciones

sociales que produjo la explotación minera en el valle de San Nicolás en

este periodo generó que la sujeción de la mano de obra esclava fuera menos

rigurosa, haciendo que los esclavos pudieran tener uno, dos y hasta más días

a la semana, o cada cierto tiempo, en que eran libres. Esa libertad justamente

los obligaba a tener que ganarse su sustento en otro tipo de actividades, por

lo cual parece que la mayoría de ellos se inscribieron en distintos gremios de

artesanos y aprendieron oficios como la zapatería.

4 AHR, Gobierno, tomo 22, ff. 262r-263r.

Luis Felipe Vélez Pérez

¿Qué circunstancias ocurrieron para que los esclavos pudieran tener

esta actividad económica iniciando el siglo XIX? Es una pregunta que

implica estudiar el fenómeno en relación con las necesidades económicas

de esta población y, al mismo tiempo, las necesidades materiales de quienes

compraban o adquirían zapatos. En cualquier caso, este hecho evidencia que

la zapatería ya era un oficio muy popular, conocido y practicado en Rionegro

durante los años de las guerras de independencia.

Justamente en este contexto se solicitó la fabricación de 2000 alpargatas

en Rionegro y otros puntos de Antioquia, con el fin de calzar a las tropas

patriotas. En 1815, estando en Rionegro el francés Manuel de Serviez,

solicitó al cabildo enterarse y vigilar la realización de este pedido, que tenía

carácter de urgencia, tanto por el tiempo como por la necesidad de vestir

adecuadamente los soldados de los ejércitos. 5 Una cantidad tan grande de

alpargatas solamente podía ser satisfecha por una gran cantidad de zapateros

o fabricantes de este calzado, lo que muestra, entonces, que el gremio

era numeroso y la actividad se mostraba demandada y buscada.

Durante todo el curso del siglo XIX, la zapatería permaneció como

una actividad atractiva para el sostenimiento económico de distintas familias.

En este quehacer, además de los fabricantes, comenzaron a aparecer los

tratantes, intermediarios y negociantes, con quienes se desataron distintos

conflictos y querellas. El 29 de marzo de 1867, el negociante Zenón Parra

afirmó que le había mandado a hacer unos botines a Julián Pineda hace un

tiempo y que este se los había entregado. Y luego aceptó la demanda que lo

obligaba a pagar seis pesos que adeudaba al zapatero. 6 Asimismo, un año

después Joaquina Cardona demandó a Pedro José Orozco, para que se le

obligara al pago de dos pesos y dos reales que hace mucho tiempo le debía,

5 AHR, Gobierno, tomo 26, f. 86r-v.

6 AHR, Gobierno, tomo 119, ff. 324r-327r.

17



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

procedentes de seis pares de alpargatas que le dio para vender a razón de

tres reales cada par. 7 Y finalmente, en 1899, Maximiliano Caicedo solicitó

ante el alcalde municipal de Rionegro exigir a Rafael Silva la devolución

de 60 centavos que le había entregado para la reparación del cosido de un

calzado y que después de mucho tiempo seguía sin entregarle. 8

Estos pleitos permiten comprender cómo la fabricación de calzado

en Rionegro se incorporó progresivamente en el centro de las actividades

económicas para el siglo XIX. En los registros del Archivo Histórico de

Rionegro, los conflictos entre zapateros o por razones relacionadas con el

calzado son, por lo general, más frecuentes en comparación con los pleitos

en los que figuraban otro tipo de artesanos y trabajadores de oficios distintos.

No obstante, aún es necesario indagar mucho más sobre cómo los

distintos cambios económicos y políticos del contexto nacional y regional

impactaron la configuración del oficio de la zapatería durante el siglo XIX.

Para la segunda mitad de ese siglo no se hablaba en los documentos

de indios, negros y otro tipo de personas, pero ciertamente continuaban

apareciendo actores distintos en el intercambio económico y comercial del

zapato, así como todo tipo de agentes. Se encontraban, entonces, los negociantes,

los fabricantes y reparadores, los agentes de comisión que viajaban

a otros lugares para comerciar y, muy importante, las mujeres. Estas se

involucraron tanto en la construcción de zapatos como en su comercialización

e intercambio. También el mercado se amplió considerablemente y el

zapato rionegrero se distribuyó por todo el oriente antioqueño, el norte de

Caldas y otros lugares del país.

Por ejemplo, el 13 de agosto de 1929, se presentó en la Alcaldía Mu-

7 AHR, Gobierno, tomo 119, ff. 311r-312v.

8 AHR, Gobierno, tomo 145, f. 159r.

18

Luis Felipe Vélez Pérez

nicipal de Rionegro Simeón Restrepo, vecino del distrito, y denunció criminalmente

a Delio Cardona por el delito de abuso de confianza. Manifestó

que el lunes, 29 de julio de ese año, se había presentado en su casa Delio

Cardona diciéndole que iba para San Carlos con una obra de calzado del señor

Pedro Valencia, y que si él (Simeón) quería darle otros pares para llevar

y sacarles alguna ganancia. Simeón le dio 18 pares de zapatillas de charol

propias para mujer y agregó que se los ponía a tres pesos oro cada uno. Si

no los venía, le dijo que le llevara los restantes, pero si le quedaban cuatro

o cinco pares los diera a dos pesos oro con ochenta centavos, para que no

tuviera que cargarlos de regreso. El domingo 11 de agosto llegó Cardona de

regreso y mandó a decirle a Simeón que en Cascajo, cerca de Marinilla, lo

habían atacado y le habían quitado todo lo que traía y que por ese motivo no

podía darle el dinero. Simeón manifestó que a Cardona no lo habían atacado

y que lo que quería era privarlo de su dinero, que eran 54 pesos oro, valor

de los 18 pares de calzado a tres pesos oro cada uno. 9 Este pleito se extendió

por casi dos años, y permite retratar varios aspectos de lo que significaba

la zapatería en Rionegro para el siglo XX: un oficio de subsistencia de familias,

una actividad de producción para la exportación, un trabajo de articulación

de diferentes niveles económicos (producción, comercialización,

distribución, etc.).

Rionegro se convirtió en el centro de la fabricación y la comercialización

de zapatos y todo tipo de calzado en el oriente antioqueño y el departamento

durante buena parte del siglo XX. Desde mujeres viudas como

Rosenda Palacio hasta jóvenes de 15 años como Jesús Antonio Castrillón; 10

y desde zapateros que vivían en Belén, como Antonio Flórez, hasta otros

9 AHR, Gobierno, tomo 151, ff. 591r, 593v. Sumario contra Delio Cardona por abuso de confianza al no

pagarle a Simón Restrepo 18 pares de zapatos que le entregó para vender, 1929-1931.

10 AHR, Gobierno, caja 274, carpeta 1, ff. 21v-22r; “Solicitud de Rosenda Palacio reclamando un calzado.

Mayo 1904”, en AHR, Gobierno, caja 256, carpeta 6, f. 164r.

19



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

que vivían en Quebrada Arriba, como Manuel Peláez, 11 una significativa

cantidad de habitantes de Rionegro se vieron implicados de alguna manera

en el oficio de la zapatería.

Hasta en Bogotá se supo en la década de 1930 sobre el potencial y la

capacidad de los fabricantes de zapatos de Rionegro, como se lee en una

comunicación dirigida en 1934 al alcalde de la ciudad por parte del Jefe

de la Oficina de Trabajo del Ministerio de Industria. En ella se comunicaba

la devolución a José Cardona, fabricante de calzado de Rionegro, de

la colección de formularios estadísticos. 12 Asimismo, un año después, el

Ministerio de Guerra de Colombia solicitaba a través del Departamento

Administrativo reducir el valor de la cotización para la adquisición de

calzado nacional, en lugar de mandar a traerlo del exterior. 13 De alguna

manera, el calzado rionegrero se había convertido en un referente del zapato

nacional para la década de 1930.

El establecimiento y el funcionamiento de las zapaterías fue regulado

por la misma municipalidad de Rionegro, que se encargaba de cobrar

y registrar los derechos de talleres y negocios de calzado. Así, en 1930 se

notificó a Alejandro Ramírez la deuda que tenía con el pago de los derechos

de zapatería, 14 y con cualquier persona o familia que manejara este

tipo de negocios se hacía el mismo procedimiento. Aunque en Rionegro

se podían encontrar talleres y negocios de zapatería en distintos lugares,

la mayor parte se concentró hacia el costado norte de la iglesia de San Nicolás

y a un costado de la histórica Casa de la Maestranza. La calle pasó

a llamarse con el tiempo Calle de la Zapatería, y después de que Carlos

Luis Felipe Vélez Pérez

Uribe Echeverri abriera un pasaje en los bajos de la Maestranza, este pasaje

pasó a llamarse el Pasaje de la Zapatería. Aunque este fue el centro de la

comercialización del calzado, lo cierto es que los artesanos generalmente

tenían su taller en la casa donde vivían, pues les ahorraba el pago de alquileres

y les permitía vincular más fácilmente al trabajo al resto de la familia

(esposa, hijos y otros parientes).

Los procedimientos y las herramientas de trabajo para el siglo XX

eran muy diversos, y también se daba la distribución social y sexual del

trabajo. Las mujeres y los niños solían guarnecer, cocer y decorar los zapatos.

Los dueños de los talleres administraban y gestionaban los pedidos y

encargos de la población. Y los aprendices o trabajadores de los talleres se

dedicaban al resto de la construcción del calzado, ya fuera en casa o taller

del patrón o también podía ser en sus propias casas. Entre los materiales

usados por los artesanos se encontraban moscas, puntillas, piedras de amolar,

tenazas, cortafríos, cuchillas, planchas, saca hormas, bisagras para los

bordes, pinzas, martillos, vidrio de raspar, cuchillos, pegante, etc. 15

A mediados de siglo XX hubo varias propuestas e iniciativas para

institucionalizar una fiesta típica de Rionegro, como se venía haciendo en

otros lugares de Antioquia. Se pensó en la fiesta de las flores y la fiesta

del maíz, pero finalmente el Concejo Municipal de Rionegro, por medio

del Acuerdo No. 17 de 1965, institucionalizó la Fiesta Anual del Zapato. 16

Esta tuvo como propósito servir de base para la educación pública en este

saber tradicional, por lo que a la postre terminó siendo parte del currículo

lúdico-práctico del Instituto Técnico Industrial de Rionegro, donde final-

11 AHR, Gobierno, caja 270, carpeta 1, f. 163r.

12 AHR, Gobierno, caja 261, carpeta 2, f. 112r.

13 AHR, Gobierno, caja 261, carpeta 4, f. 29r.

14 AHR, Gobierno, caja 260, carpeta 7, ff. 229r-230r.

15 Juan Camilo Martínez Aristizábal (comp.), Rionegro: las transformaciones económicas y sus impactos

en la cultura. Aproximaciones desde la memoria oral (Rionegro: Alcaldía de Rionegro, 2015), 108.

16 Acuerdo No. 17 (19 de marzo) de 1965, “Por la cual se decreta la Fiesta Anual del Zapato”, en Archivo

Central del Concejo de Rionegro, Acuerdos.

20

21



La zapatería en Rionegro: apuntes históricos sobre una tradición viva

Luis Felipe Vélez Pérez

mente desapareció.

El rápido proceso de industrialización en Rionegro durante la segunda

mitad del siglo XX fue quitando protagonismo al zapato artesanal, que

se fabricaba desde el periodo colonial en la ciudad. La producción serial y

en masa, la apertura económica de la década de 1990, el establecimiento

de industrias e instituciones comerciales en Rionegro y la importación

de productos extranjeros provocaron el rápido declive de esta tradición

durante las últimas décadas del siglo XX, hasta dejar apenas un puñado

de zapateros tradicionales, quienes actualmente portan un conocimiento

valiosísimo sobre la forma como se hacía antiguamente el calzado. Además,

si bien reconocen el desequilibrio en la competencia, han encontrado

la forma de mantener viva una práctica ancestral que ha acompañado el

desarrollo de la ciudad durante más de 200 años.

BIBLIOGRAFÍA

Acuerdo No. 17 (19 de marzo) de 1965, “Por la cual se decreta la Fiesta Anual del

Zapato”, en Archivo Central del Concejo de Rionegro, Acuerdos.

Archivo Histórico de Rionegro, fondo Gobierno. Tomos: 16 22, 26, 119, 145,

151, 249. Cajas: 274, carpeta 1; 256, carpeta 6.

Martínez Aristizábal, J.C. (comp.) (2015), Rionegro: las transformaciones económicas

y sus impactos en la cultura. Aproximaciones desde la memoria oral,

Rionegro: Alcaldía de Rionegro.

22

23



Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

HISTORIA DEL COMERCIO EN

EL SANTUARIO: Entre velas y

campanarios: el orgullo de ser lo

que se es

HISTORY OF COMMERCE IN EL

SANTUARIO: Between candles and

bell towers: the pride of being what

you are

HISTORIA DEL COMERCIO EN EL SANTUARIO: Entre velas y

campanarios: el orgullo de ser lo que se es

RESUMEN

El artículo presenta la tradición comercial

de los habitantes de El Santuario y muestra

la amplitud de su diversidad a lo largo del

tiempo. Empieza en el siglo XIX y llega

hasta hoy día. Se comparten algunas de

las publicidades más representativas para

ilustrar el ingenio de los comerciantes

y expone como los santuarianos se han

distinguido como personas trabajadoras y

emprendedoras que buscaban todo tipo de

posibilidades comerciales, de importación

y exportación, para potenciar sus negocios.

Finalmente construye sobre esta tradición

una explicación según la cual han emergido

en el contexto de Antioquia y Colombia

como personas brillantes en los negocios

contemporáneos del comercio.

Palabras claves: Venecia, época prehispánica,

colonización, haciendas, parroquia,

paisaje

CRISTIAN F.

RAMIREZ

GIRALDO

SUMMARY

The article presents the commercial tradition

of the inhabitants of El Santuario

and shows the extent of its diversity

throughout time. It begins in the XIX

century and arrives until today. It shares

some of the most representative advertisements

to illustrate the merchants'

ingenuity and exposes how Santuarianos

have been distinguished as hardworking

and enterprising people that

looked for all kind of commercial possibilities,

import and export, to promote

their business. Finally, he builds on this

tradition an explanation according to

which they have emerged in the context

of Antioquia and Colombia as brilliant

people in the contemporary business of

commerce.

Key words: Venice, pre-Hispanic times,

colonization, farms, parish, landscape

Cristian Felipe Ramírez Giraldo es estudiante del pregrado de Historia de la

Universidad de Antioquia. Promotor y guía en el Museo Histórico General José

María Córdova y en el Museo Artístico Guillermo Zuluaga “Montecristo”, ambas

instituciones en el municipio de El Santuario.

Dirigió el proyecto “Historia que renace: una experiencia de extensión del Museo

Histórico del General José María Córdova a la ruralidad santuariana”, realizado

con apoyo del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia.

El Santuario fue provincial porque no tenía caminos de acceso a su

zona urbana, o mejor decir, a sus pocas casas desde otras zonas del departamento.

Marinilla, El Peñol o El Carmen, pueblos vecinos, eran en realidad

casi tan alejados como cualquier otra región del país. Caminos no había

propiamente, y los pocos que existían eran impracticables. A lomo de mula

o de arrieros se iba a otros lugares a ejercer, por ejemplo, el comercio, algo

que no se realizaba en El Santuario donde aún existía el trueque y la subsistencia

del “pan-coger”, es decir, donde se comía lo que la misma familia

cultivaba. Y no sólo era un pueblo provincial, sino también cohibido, en

tanto fue la Iglesia la que marcó el rumbo moral, cultural, intelectual y social

de sus habitantes.

Uno de los oficios más importantes que caracterizan a este municipio

del Oriente antioqueño es el comercio. Al respecto, el historiador Diego

Duque Pérez, analizando los censos de 1851 y 1864, nos afirma que para el

primer año solo figuraban como comerciantes siete personas, y que disminuyeron

a tres en un lapso de poco más de una década, exactamente para

1864 1 . Más que comercio, lo que hubo fue una fuerte movilidad social y una

migración para mejorar las condiciones materiales de vida. Era necesario

buscar las oportunidades donde estuviesen presentes. Aunque además de

movilidad de personas y familias, hubo también una movilidad o cambio

1 Duque Pérez, Diego Alexander. (2019). Algunas consideraciones económicas y sociales de una

comunidad de campesinos antioqueños a mediados del siglo XIX: El caso de El Santuario. Una

aproximación histórica a través de los censos de 1851 y 1865. En: Informe de gestión Concejo

Municipal 2019. El Santuario, Antioquia: 39.

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

de oficios, puesto que quien ayer era comerciante, hoy podía ser perfectamente

agricultor y mañana carnicero, como el caso ocurrido en 1864 con

don Ramón Castaño.

Se cambiaba de ocupación, no de mentalidad, ni más faltaba. Los

hijos debían ser criados en el Santo temor de Dios y dentro del seno de la

Madre Iglesia Católica, y a falta de patrimonios sólidos, los hijos pensaban

que la mejor herencia o legado de los padres era el ejemplo y la religión,

fuerte patrón moral que hoy se conserva.

Los pioneros

Los primeros años del XX se caracterizaron por el hecho de la migración

en búsqueda de operaciones comerciales, pues aquí se mantenía el

trueque. Sin embargo, según la Monografía de El Santuario de 1988: “Ya

para las primeras décadas del siglo XX teníamos en El Santuario “importadores

directos” del exterior que compraban productos en otros países, llegaban

al interior por el río Magdalena hasta Puerto Nare y de ahí los traían a

El Santuario en mulas o bueyes…” 2 . Figuras como Miguel Antonio Hoyos

-cuyo establecimiento comercial estaba en la esquina noroccidental de la

Plaza- empezaron a descollar, importando paños, sedas, perfumes, vestidos,

sombreros y demás productos que harían parte de las nuevas indumentarias

de los santuarianos, mismos productos que marcarían un nuevo modelo de

estratificación social. Se hizo de ese modo indispensable pensar en ropajes

que fuesen diferentes de los habituales, sobre todo para las fechas especiales

y días de guarda, que correspondían con sus creencias religiosas. Los

días de la Semana Santa eran para el “estrén”.

2 Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988: 102.

Miguel Antonio Hoyos, importante comerciante y fundador de la Escuela de la vereda Bodegas

Otros importadores fueron Jesús Antonio Ramírez, Julio Gómez,

Manuel Serna y Felipe Gómez, los más potentados de esos tiempos. Aparte

de ser importadores de productos del exterior, fueron personas con audacia

para los negocios y de gran arrojo. Vieron posibilidades interesantes en la

incursión de nuevos productos alimenticios como la panela, el plátano y

la yuca, que son propios de tierra caliente y no se producían en esta zona.

Eran ellos quienes traían esos productos desde Cocorná y los empezaban a

vender en pequeños puestos ubicados sobre la acera occidental de la Plaza

Principal. El plátano, la yuca, la panela y algunas frutas empezaron a ser

conocidas y manipuladas por las manos de las mujeres de ese entonces,

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

encargadas de las labores gastronómicas en el hogar.

Este comercio en la Plaza Principal era algo austero y sencillo.

Pocos víveres y quincallas se vendían, pero se vieron fortalecidas ante el

anuncio de que se podían explorar otras fuentes de comercio como la venta

de ganado, animales, producciones artesanales, entre otros aspectos. Esto

duró hasta bien entrado el siglo XX. El Concejo Municipal fijó el día de

mercado los viernes y así permaneció varios años. Los mercados públicos

y la instalación de los toldos se fueron fortaleciendo como consecuencia

de las Exposiciones Agrícolas e Industriales que el Centro León XIII y la

Sociedad de Mejoras Públicas realizaban cada año desde la década de los

20, en donde se exponían los productos y las diferentes obras artesanales

hechas en el municipio. Esto sirvió también como incentivo para crear un

ambiente propicio para la creación de empresas que sacaran de la postración

económica al municipio. De igual manera, si los santuarianos tenían su

propio mercado, eso evitaría que tuviesen que viajar a Cocorná a vender sus

productos, muchas veces perdiendo dinero por las dificultades conocidas

del transporte y la inseguridad de la venta.

Ese comercio que lentamente se desarrolló en el Parque Principal,

hizo que aquellos potentados fuesen adquiriendo fincas en Cocorná, con el

ánimo de producir los alimentos que no se conocían en tierra fría. Por lo anterior,

Orlando Vásquez A. nos afirma que “los ricos de ese entonces tenían

casa en el marco de la Plaza y finca en Cocorná…” 3 , mostrando que el comercio

se incentivó en parte por la exploración de nuevos territorios y por

3 Entrevista realizada por Edison David Ramírez y Cristian Ramírez a Orlando Augusto Vásquez

Aristizábal, 01 de octubre del 2020, El Santuario Antioquia, Colombia.

Cristian F. Ramírez Giraldo

el conocimiento de las oportunidades que ofrecían. El cultivo de la panela

en Cocorná, por ejemplo, fue incentivado por estos potentados y por los

curas de ambos municipios como estrategia económica y de generación de

empleo. Estas tierras eran llamadas “estancias” y uno de los mayores poseedores

era Francisco Serna Pineda, nacido en 1879 y fallecido en 1956,

al igual que Cesareo Tobón, hombre de alta fortuna, mecenas al igual de la

construcción del templo San Judas Tadeo.

Otros productos

Nuevos establecimientos comerciales iban surgiendo. Cabe destacar

las panaderías de Clemente Giraldo y de Juan de Dios Zuluaga, donde

exhibían y vendían sus bizcochuelos y panes. Estos productos se iban convirtiendo

poco a poco en la nueva dieta de los habitantes, hasta ese momento

sólo caracterizada por el predominio del maíz. Ya el trigo lo estaba

reemplazando, lo que años posteriores vendría a ocupar el predominio del

arroz. Para la década de los 30 del XX, la Panadería Oriente, propiedad

de Roberto Olarte Gómez, sería punto referencial para las compras de los

hogares santuarianos. En la vereda El Retiro ya se hacían buñuelos desde

principios de siglo, pero eran hechos con maíz, del cual habían de tres

clases: amarillo -para la mazamorra-; blanquillo -una especie de arroz de

Castilla-; y capio -que eran con los que se hacía la natilla, el pan de queso,

los bizcochos de teja y los buñuelos- 4 . Esta tradición se ha heredado de

generación en generación, y comer un buñuelo hoy en la Plaza Principal,

con café y una buena compañía, es un privilegio que ningún santuariano

4 Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988: 86

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo”

se niega.

América tenía como producto insignia el maíz; Europa, el trigo;

Asia, el arroz. Pero es precisamente la globalización la que pone de manera

difusa estas fronteras gastronómicas. Quizá no se exportaba maíz,

pues aún seguía siendo un producto de alto consumo local y de enormes

posibilidades tanto estéticas como alimenticias. Pero una élite del país estaba

empezando a irrumpir con fuerza en el mundo de las importaciones,

y los productos que se empezaban a consumir vendrían a aportar nuevos

nutrientes a las mesas de las familias santuarianas. No se puede olvidar el

auge enorme de los precios del café, que, aunque no se producían en estas

tierras, permitieron el enriquecimiento de personas aguerridas y arriesgadas

que expusieron su comodidad provinciana por el ánimo de lucro.

El ámbito de exportaciones e importaciones y de las balanzas comerciales

eran claves para poner a la sociedad en el mundo y para conocer

otros tipos de sociabilidad. Por ello, se sabe que para el año 1929, ya

se estaba vislumbrando una diversificación no solo cultural sino también

material en el municipio. Mejores condiciones de vida estaban facilitando

una mayor circulación del dinero y nuevas propuestas de comercio emergían

a partir de estas condiciones. Talleres de fotografías, como el creado

por Floro Ezequiel Zuluaga, posteriormente llamada Gusto y arte; de

ebanistería, por Marco Tulio Pineda y Roberto Pineda Duque -joven que

a la postre será un importante músico y compositor en el país-, además

de nuevas variedades en las ofertas materiales del municipio, evidencian

lo anterior.

Tesón y riesgo

El caso de Jesús A. Yepes, en principio administrador del comercio La

Gaviota y posteriormente un hábil distribuidor con su venta de ataúdes, éstos

hechos por ebanistas locales y vendidos en su Almacén Bolívar “a precio de

costo”, es algo particular. Es la mayor muestra de la dinámica comercial en

que el municipio estaba entrando. Se sabe, por ejemplo, que tuvo que liquidar

una sociedad comercial en el municipio y que los productos fueron rematados

a precios bajísimos, lo que posteriormente permitió la ampliación de su fortuna

al igual que el aumento de su clientela. Más tarde, instaló una casa en el

barrio La Judea, que serviría de hospedaje para los visitantes y turistas. Ese

fino sentido y visión para los negocios eran propios de Jesús Yepes, quien también

tendría en el marco de la Plaza Principal un negocio que tenía por nombre

las iniciales de su nombre: JAY, que fue el primer almacén en El Santuario en

innovar en la economía y explorar lo que hoy es llamado “ventas por club”. Su

almacén La Gaviota, si bien no siguió siendo de su propiedad, duró muchos

años más en el costado norte de la Plaza Principal, ya siendo propiedad de

Félix Zuluaga Gómez.

El papel de Jesús A. Yepes como comerciante se complementa con el

de intermediario en un sector que hasta el momento no había sido explotado

ni potenciado, como lo es el aspecto fúnebre, pues se sabe que vendía ataúdes

que encargaba a los ebanistas locales. Este papel de intermediario de transacciones

económicas lo hace ver como una de las personalidades más importantes

en el ámbito local en el tema financiero y comercial. Don Jesús Antonio

Yepes tuvo muchas casas, las cuales ponía en arrendamiento siendo uno de los

pioneros en el lucro de la propiedad raíz.

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

De igual manera, según El Santuariano, de septiembre de 1931, se

conoce de la presencia de otros establecimientos no comerciales, pero sí por

lo menos que eran medio de sustento económico. Entre ellas tenemos como

particularidad la agencia mortuoria (funeraria) de don Miguel Mejía, que

hacía parte de todo un circuito económico, entre el ebanista, la Iglesia y el

sepulturero.

Publicidad del Almacén La Gaviota 5

5 Órgano de la Sociedad de Mejoras Públicas. (1925). Periódico El Santuariano N°59. El Santuario, Antioquia.

Por su parte, con un ánimo menos lucrativo, pero no por ello menos

importante en el aspecto comercial del municipio, estaban los establecimientos

que empezaban a suplir los gustos de las personas. No es que fuesen

necesidades básicas, pero sí pequeños lujos que la sociedad santuariana empezaba

a conocer y de los que querían hacer parte: la fotografía. Estos talleres

fueron iniciados en la década de los treinta por el reconocido maestro,

pintor, escultor y literato Floro Ezequiel Zuluaga, quien fue pionero, entre

otras cuestiones, de la radio en el municipio, instalando unos parlantes en

la esquina nororiental del marco de la Plaza Principal, en su propia casa,

para dar a conocer al pueblo los nuevos adelantos y progresos del mundo

y de los que El Santuario no estaba haciendo parte. Radio Santuario fue el

nombre dado a su iniciativa en el año de 1938. Floro Ezequiel, cual si fuese

un Melquíades macondiano, trajo con su visión mucha parte del progreso

material y cultural del municipio, y la instalación de su taller de fotografía,

posteriormente llamada Gusto y Arte, fue clave para explorar otras dinámicas

del comercio y para poner a las bellas artes como una necesidad del pueblo y,

por ende, un modo de sustento para las futuras generaciones, muchas de los

cuales verían a través de las cámaras fotográficas no sólo su subsistencia sino

la de la memoria visual del pueblo. Entre ellos están Luis Eduardo Ramírez,

Jesús Antonio Botero y ya en épocas más actuales Antonio Giraldo Z.

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

La fotografía fue prueba de la inventiva del comercio y los variados

álbumes que reposan en las casas de los abuelos son muestra dada de un lujo

en ese momento que se volvió necesario suplir.

La publicidad bien hecha

Sigifredo Gómez Gómez había nacido el 20 de enero de 1897 y se

tituló de médico en la Universidad de Antioquia. Fue de las pocas personas

que, además de poder contar son estudios universitarios, hizo su especialización

en España, finalizando los años 20. Con el apoyo de su padre, don

Esmaragdo Gómez, se tituló en el país ibérico y llegó a El Santuario a aplicar

todos sus conocimientos en pro de la salud de la localidad. Fue presidente

de la Sociedad de Mejoras Públicas, médico del pueblo, Administrador de la

Revista El Santuariano y con dotes comerciales interesantes: tuvo su propia

droguería -donde siempre vendía los medicamentos que él mismo recetabay

fue un impulsor, junto con Monseñor Ignacio Botero, de la creación del

actual Hospital, en 1935.

Además, como administrador de El Santuariano, promocionaba sus

propios productos, como Forzán, que era vendido como un poderoso antipalúdico

y embellecedor, y era de esos medicamentos que servían para todo y

curaban lo que fuese.

Publicidad de Forzán, vendido por el doctor Sigifredo Gómez.

El Santuariano, marzo de 1936, N. 147

Publicidad del Jarabe indiano, vendido por el doctor Sigifredo Gómez.

El Santuariano, junio de 1937. N. 158

Esas estrategias publicitarias eran importantes, porque fomentaron

igualmente la creación de farmacias. Aunque en el siglo XIX existieran

algunas boticas, éstas eran muy rústicas, en tanto no había una institucionalidad

que regularizara y reglamentara los medicamentos. Había personas

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

sin estudios médicos que recetaban, y algunas hierbas y plantas servían

para paliar algunos dolores y molestias, aunque no para la eliminación de

enfermedades, como se evidencia por la alta morbilidad y mortalidad infantil

de aquellos tiempos. Tenemos entonces que para 1856 hubo una primera

botica del señor Ramón Zuluaga Hoyos, quien era encargado de vender

algunos paliativos generales para todas las personas, como las Píldoras del

Dr. Brandreth 6 , que es una equivalencia al Forzán de Sigifredo Gómez, solo

que este último estaba facultado para recetar. También el Jarabe indiano,

propio para el reumatismo, era parte de una estrategia publicitaria para incentivar

la venta de esos productos médicos.

En la esquina nororiental de la Plaza Principal, para mediados de

los años 30 del siglo pasado, estaba el negocio de telas y paños del señor

Nelo Serna, quien con el título de su pauta Cayó Madrid pone como algo

picaresco el tema publicitario, al decir que la caída de la capital española

estaba tan cerca como la venida de la Semana Santa, y que por ello su local

comercial era importante en tanto le suplía a los habitantes las necesidades

que tenían que ver con los vestidos para estas épocas. Es clave resaltar que

en ese momento España se encontraba en plena Guerra Civil, por lo cual su

publicidad no deja de tener un marcado tinte político.

Las mismas casas que elaboraban sus productos, si bien les faltó

para ser consideradas industrias, por lo menos tenían su factor comercial a

flor de piel pues ellos mismos vendían sus productos. Se muestra el caso,

por ejemplo, de la Chocolatería San Judas que ofrecía sus chocolates San

José y El Avión y que fueron fuente de energía y nutrientes para los cuerpos

laboriosos de los campesinos santuarianos.

De igual manera, con una alta complicidad de los hombres de la

época, doña Ligia Bonnet, madame Bonnet, instaló a una cuadra de la Plaza

Principal una casa de citas con mujeres traídas desde Rionegro, las cuales

cumplían las más atrevidas y osadas fantasías de los caballeros del lugar.

Madame Bonnet no tuvo empeño en pedir en arriendo al párroco de la época,

Monseñor Ignacio Botero, que le habilitara el espacio para realizar su

emprendimiento y fue así como lentamente fue cambiando la mentalidad

en una época en la que la pureza y la buena moral hacían parte del imperativo

categórico de los santuarianos. Cumplida en los pagos (pues clientes

no faltaban), Madame Bonnet fue consiguiendo mujeres más variadas. Sin

embargo, el cura Botero no tuvo otro remedio más que pedirle que desalojara

la casona, la cual estaba sirviendo de lugar de perdición para sus

habitantes, a lo cual la gran matrona rionegrera no tuvo más remedio que

oponerse puesto que su comercio estaba siendo rentable. Cuenta al respecto

don Orlando Vásquez que él, siendo aún un monaguillo, fue enviado por

Monseñor Botero para llevarle a doña Ligia Bonnet el recado de su despido,

a lo cual ella se opuso vehementemente: “que el cura le manda decir que

si no se va a ir, le caerá un rayo en la casona”. El mismo día, con un cielo

nublado y con amenaza de lluvia y tormenta, cayó en horas de la tarde un

rayo que partió casi de tajo buena parte de esa edificación de tapia y madera

en la que hombres y mujeres se entregaban a los placeres carnales. Al día

siguiente del rayo y la borrasca, la casa yacía abandonada, posiblemente

con una Ligia Bonet asustada y unas mujeres santiguándose y admirando

juntas los dotes predictivos de Monseñor Ignacio Botero.

6 Quintero Q., Demetrio. Historia y memoria de El Santuario. Ed. Carlos Ciro, 2019

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

por el rito católico.

La posibilidad de enriquecimiento de la población santuariana se

vio favorecida en gran medida por la prolongación de los saberes y el relevo

generacional sobre todo en el tema familiar. Era muy común que ciertas

familias, con un saber aprendido por sus antecesores, fueran destacadas en

ciertas ramas. Por ejemplo podemos poner el caso de los Quintero, familia

de peluqueros que instalaron sus primeros lugares comerciales en el siglo

XX y muchos de los cuales siguieron la tradición hasta que la competencia

del lugar evidenció que en la salida del país estaban las nuevas posibilidades

de mejorar las condiciones económicas de vida.

Lo que queda para el recuerdo

El Santuariano, febrero de 1937. N. 156

Sorprende sobremanera que la característica natural del santuariano

como personaje intrépido y arriesgado fuese algo tan poco común en

los temas de la moral, es decir, que a pesar de ser un comerciante nato no

viese otras medidas de posibilidad más allá que las que eran patrocinadas y

aprobadas por la iglesia católica. Tuvo que ser una foránea como doña Ligia

Bonnet quien inculcó y mostró otras posibilidades de lucro. Vale contar de

igual manera que los primeros hoteles que se instalaron en el municipio debían

ser aprobados por el cura del momento y que exigían, si era una pareja

la que solicitaba la habitación, la partida de matrimonio, el cual debía ser

El lento progreso de los años, que por el retrovisor se ven cortas

y de rápido avance, fue dando lugar a otros establecimientos comerciales

y emprendimientos que no serían lo suficientemente abordados en estas

páginas. Quizás se pueda resaltar la marquetería y ventas de pinturas de

don Francisco Javier Gómez, ubicada en una esquina entre la calle Córdoba

y la carrera Gómez Duque, a pocos metros de la iglesia principal, o el

granero La Abundancia, de don Jesús Antonio Naranjo, o el de Maximiliano

Hoyos, en la Plaza Principal, esquina noroccidental. Recordar en estas

páginas a tenderos como José Jesús Serna o Noé Zuluaga es imperativo

para entender la historia local. Sobreviven algunas tiendas que recuerdan

tiempos idos: la de Argemiro Naranjo, sobre la calle Bolívar, a pocos metros

de lo que fue el Hotel Córdoba; o la de Los Paulas, aquellos Gómez

descendientes de la estirpe de Eusebio María Gómez y su hijo Filemón.

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

Porque si de establecimientos comerciales se habla tampoco puede

menospreciarse la importancia del kiosco, propiedad de la Sociedad de Mejoras

Públicas, ubicado en el centro de la Plaza Principal, donde tardearon y

compartieron más de un ancestro nuestro. Ni los estancos donde los jóvenes

osados se iban a tomar unas copas, esquivando o burlando el rígido canon

moral establecido por Monseñor Botero o por el Pbro. Luis Rodolfo Gómez,

pero con la comicidad del sacatinero. Aquí se puede recordar a “Machucho”,

entre la Bolívar y la Gómez Duque, donde los jóvenes jugaban al billar, conversaban

y planeaban sus tretas amorosas.

Aún se conserva, con carácter altivo y renovándose al compás de los

tiempos, el Almacén El Baratón, con el cual don Delio Zuluaga se hizo un

nombre entre los personajes ilustres del municipio, por su carácter enérgico

y emprendedor. Quedarán de igual modo grabada para la historia local la

agencia de abarrotes de don Félix Botero, lugar donde se compraba el periódico

y donde llegaba la información casi al mismo momento que se emitía:

fue aquí donde se supo por vez primera la noticia de la muerte de Jorge Eliécer

Gaitán, la tarde de mercado de un viernes 9 de abril de 1948 7 .

El Santuariano, abril de 1949. N. 253

El Santuariano, noviembre 1949. N. 259

Por estas páginas, se puede hacer un tour por la historia y las calles

del municipio. Diremos como Filemón de J. Gómez lo dijo en 1947:

7 Ramírez Salazar, José Blas (2000). Breve nota sobre el 9 de abril de 1948 en El Santuario. En: Perfiles

Históricos N°22. Órgano del Centro de Historia de El Santuario. El Santuario, Antioquia: 118.

[…]Recorrí los almacenes de mercancías y admiré el surtido y el movimiento

de las ventas de Don Javier Gómez de Don Jesús A. Yepes,

de Don José Dolores Giraldo, de Don Delio Zuluaga, de Don Felipe

Gómez, de Don Nelo Serna, y de Don Francisco Gómez […] Tiendas

como la de Jesús Antonio Naranjo, de Don Félix Botero, la de Don

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Historia del comercio en El Santuario: entre velas y campanarios: el orgullo de ser lo que se es.

Cristian F. Ramírez Giraldo

Luis Enrique Gómez, la de Don Tiberio Castaño, la de Don Lubín Hoyos,

la de Don Salvador Ramírez, la de Don Miguel Ángel Gómez, la

de Don José Jesús Serna, la de Don Felipe Zuluaga, la de Doña Tulia

Serna v. de Z.[…] 8

Se puede recordar también a lo largo de los años de vida municipal

el café de Francisco Luis Salazar y el de Julio Gómez, o la tienda de lienzos

de Joaquín Gómez, de telas de José María Hoyos o de mantas, ruanas y

sombreros de Jesús Salazar. De igual manera, quedarán para el recuerdo los

emprendimientos en el sector de La Judea de don Arturo Escobar. Todo lo

anterior, aunado a las nuevas necesidades que el municipio iba experimentando,

sucumbió a los embates del tiempo, y tal vez sea necesidad de estas

páginas rescatar un poco de la memoria que ya las arquitecturas patrimoniales

han borrado. Nuevos cambios, otras dinámicas, variadas necesidades se

han visto reflejadas con un tema tan particular como el comercio, el cual no

puede verse aislado de los otros aspectos económicos del municipio, sino

que son complementos fundamentales para crear una idea de municipalidad.

BIBLIOGRAFÍA

Duque Pérez, Diego Alexander. (2019). Algunas consideraciones económicas y

sociales de una comunidad de campesinos antioqueños a mediados del siglo XIX:

El caso de El Santuario. Una aproximación histórica a través de los censos de

1851 y 1865. En: Informe de gestión Concejo Municipal 2019. El Santuario, Antioquia.

Entrevista realizada por Edison David Ramírez y Cristian Ramírez a Orlando Augusto

Vásquez Aristizábal, 01 de octubre del 2020, El Santuario Antioquia, Colombia.

Monografía de El Santuario. Concejo Municipal 1986-1988. 1988

Órgano de la Sociedad de Mejoras Públicas. (1925). Periódico El Santuariano

N°59. El Santuario, Antioquia.

Quintero Q., Demetrio. Historia y memoria de El Santuario. Ed. Carlos Ciro, 2019

Ramírez Salazar, José Blas (2000). Breve nota sobre el 9 de abril de 1948 en El

Santuario. En: Perfiles Históricos N°22. Órgano del Centro de Historia de El Santuario.

El Santuario, Antioquia.

8 Escritos selectos de Filemón de J Gómez. Segunda carta de don Marco Juan Castaño (1947). Sociedad

de Mejoras Públicas de El Santuario. Litoimpresos, 1992: 220

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El arte de construir la historia con las manos

Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana

EL ARTE DE CONSTRUIR LA HIS-

TORIA CON LAS MANOS

RESUMEN

THE ART OF BUILDING HISTORY

WITH THE HANDS

SUMMARY

EL ARTE DE CONSTRUIR LA HISTORIA CON LAS MANOS

Ser restaurador, un admirable y escaso

oficio que pone al servicio de los ciudadanos

el patrimonio arquitectónico, da

segundas oportunidades a la historia y

nos permite leer de forma tangible nuestra

identidad como territorios. En el Retiro,

en una vieja casona, el señor Oscar

Correa, un artesano restaurador del papel

antiguo del siglo XIX, ha hecho una labor

encomiable para preservar la identidad

de una casa vieja, donde la existencia

de sus propietarios trascurrió en cuartos

decorados bellamente con este artístico

material con que se cubrió las paredes de

sus habitaciones y sala principal.

Palabras claves: restauración del papel

de colgadura, tapia, mural, patrimonio,

arquitectura.

Being a restorer, an admirable and scarce

profession that puts architectural heritage

at the service of citizens, gives second

chances to history and allows us to

read in a tangible way our identity as territories.

In El Retiro, in an old mansion,

Mr. Oscar Correa, an artisan restorer of

antique paper from the XIX century, has

done a commendable job to preserve the

identity of an old house, where the existence

of its owners was spent in rooms

beautifully decorated with this artistic

material that covered the walls of their

rooms and main hall.

Keywords: wallpaper restoration, tapia,

mural, heritage, architecture.

En muchos municipios del Oriente Antioqueño aún se conserva dentro

de sus centenarias casonas de tapias vestigios decorativos de una época

pasada, pintorescos detalles ornamentales elaborados en madera y yeso,

murales y papeles de colgadura, cuya exquisitez deleitaba las miradas de

los moradores y visitantes que se paseaban por aquellos salones que fueron

testigos de grandes acontecimientos.

Este año, en que se exponen los oficios que marcaron en épocas pasadas

a nuestra sociedad, queremos presentar aquí un oficio que ha renacido

en las últimas décadas para los municipios de la región; hombres que se

encargan de restaurar aquellas magníficas obras ya maltratadas por el paso

del tiempo, siendo talentosos restauradores de tapias, murales y papeles de

colgadura que han tomado un papel significativo sobre nuestro patrimonio

arquitectónico, son estos artistas los que se encargan de devolverle ese valor

ancestral a esas magníficas obras y prolongarlas a través del tiempo.

MIGUEL ANGEL

ARROYAVE

RESTREPO-

ESTEBAN OROZ-

CO VIANA

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Miguel Angel Arroyave Restrepo

Estudiante de historia, Universidad Nacional de Colombia

Esteban Orozco Viana

Comunicador y relacionista corporativo, Universidad de Medellín

Acompañamos una restauración de papeles de colgadura en una casa

vieja del municipio de El Retiro, Antioquia; el encargado, el señor Oscar

Correa nos explicó como es el arte de devolverle la vida a esos deslumbrantes

papeles que adornan la sala principal de la casa. Óscar es un restaurador

empírico, hace más de 27 años se dedica a restaurar casas, casonas, edificaciones

y grandes obras de la arquitectura del país, sus manos ágiles y

45



El arte de construir la historia con las manos

movimientos perfectos lo han llevado a descubrir murales ocultos, cubiertos

hasta con 7 capas de pintura.

Con él apreciamos de cerca el minucioso trabajo que realiza el restaurador

para lograr recuperar los trozos de papel maltratados por tanto ajetreo

que se vive en una casona antigua. Óscar nos explicó con detenimiento

y paciencia cómo se ejecutaba este bello arte antiguamente y cómo se

lograban esos acabados tan magníficos trabajando solo con los precarios

materiales que en la época se disponía.

El restaurador nos llevó a recorrer con sus historias cada uno de los

lugares donde ha puesto en marcha su oficio, nos contó cómo la mayoría de

sus trabajos han sido en edificaciones de tapia y bahareque, con unas pocas

excepciones en ladrillo y cemento, porque este material se comenzó a utilizar

en Colombia a partir de la década de 1930; nos explicó, además, cómo

se revestían las tapias (elaboradas de tierra pisada y con un acabado muy

rústico) con un pañete elaborado con tierra, paja y boñiga, esta tenía que ser

de caballo, pues la vaca al tener cuatro estómagos pulveriza demasiado la

paja, lo cual no hace el caballo al tener un solo estómago; “eran unos artistas

para hacer ese pañete” nos decía el restaurador, ya que el pañete debía alisarse

muy bien e implicaba perfección. Por otro lado, los papeles requerían

de un minucioso trabajo a la hora de ser instalados, “hay que plancharlos y

extenderlos muy cuidadosamente por su material delicado, además se debían

cerciorar que en sus bordes encajaran perfectamente los grabados del

papel.”

Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana

Oscar nos narró sobre los pasos que se deben seguir a la hora de

comenzar a realizar una restauración, los cuales varían según el tipo de edificación

y las necesidades concretas que allí se encuentren. Dichos pasos

son: el estudio estratigráfico, eliminación de las capas de pintura agregadas,

consolidación, tratamiento de fisuras, nivelación, soporte de yeso, reintegros

de faltantes de color, protección y conservación, además también

se pueden realizar restauraciones de colores en baldosas de estilo republicano.

El estudio estratigráfico se define como la acción de decapar las

diferentes capas de pintura que ha tenido una edificación y según sea el

caso se trata de llegar hasta la primera capa de pintura o la más antigua que

posea, esto sirve para asentar un registro fidedigno de cuáles son las capas

halladas en la actualidad, sirviendo de referencia a los restauradores futuros

cuando quieran hacer una nueva propuesta cromática para la edificación.

Mediante el estudio estratigráfico se conocen cada una de las capas

de pintura o de papel de colgadura que han habido a lo largo de los años

en dicha edificación, también se pueden encontrar murales u otro tipo de

decoraciones como laminillas de oro y demás; lo ideal en la restauración

es que se vuelva al primer color decorativo que se le aplicó a la casa, en

caso de que se halle un mural se deben retirar todas las capas de pintura

que haya sobre él y realizar restituciones de pintura sobre los faltantes que

tenga el mural.

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47



El arte de construir la historia con las manos

Ejemplo de una cala estratigráfica; ventana de exploración en la cual se evidencian los

estratos de color que se encuentran en una superficie.

En los casos de restauración de papel de colgadura se debe realizar

una minuciosa revisión de la superficie, ya que las grietas y humedades

deben ser rellenadas y tratadas antes de proceder a recuperar el papel, en la

mayoría de casos el deterioro del papel obliga a cubrir los tramos faltantes

con otros trozos de papel de la época hallados en espacios no recuperados,

habitualmente también se pintan los tramos faltantes con cal-arena mezclada

con un pigmento que se asemeje al color predominante del papel de

colgadura.

Otro trabajo muy interesante de restauración es el de los acueductos

y acequias, sobre esto nos contó el restaurador varias historias relacionadas

con acueductos antiguos que fueron encontrados mientras se

realizaban trabajos de construcción, de estas destacamos el caso del pabellón

del agua en Medellín, que eran grandes cámaras elaboradas en adobe

macizo diseñadas para albergar grandes cantidades de agua, que servía

Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana

como desarenadero antes de llevar el agua a los hogares, se encontró también

bajo dos metros de tierra un tanque que hacía parte de ese mismo

sistema, que era utilizado por los bomberos de la ciudad para recolectar

el agua con que se apagaban los incendios de la ciudad. En estos casos la

prioridad es proteger y conservar la estructura y sus materiales originales,

el proceso de conservación de los ladrillos macizos y cualquier plaqueta

o loza elaborada en barro cocido, debe comenzar eliminando los hongos

y microorganismos que se ven comúnmente en estos materiales, más aún

cuando llevan tanto tiempo sin ningún cuidado, luego se debe aplicar un

producto para ayudar a consolidar la pieza y ayudar a que esta no se siga

desmoronando, y finalmente se aplica un hidrófugo que permite a la pieza

transpirar y la hace impermeable al agua.

El señor Oscar Correa es un artista contemporáneo sin duda, tiene

el don en sus manos de recuperar la vida en aquellos lugares donde

el tiempo arrasó con ella, preservando la personalidad, y postergando la

historia para aquellos quienes no pudieron vivirla y deleitarse en carne

propia; Oscar nos narra cómo este bello arte se ha ido a pique con las últimas

generaciones, dejando un sinsabor, pues es el acervo arquitectónico y

estructural de las épocas pasadas de nuestro antiguo departamento, el que

agoniza entre elefante de cemento y esa mala costumbre de la que sufren

las ciudades de borrarse a sí mismas; podemos decir que quizás la soga en

el cuello fue la incorporación de los nuevos materiales de construcción que

trajo la modernidad consigo, los altos costos que implica una restauración,

o la falta de empatía y amor por nuestras raíces; podemos seguir buscando

una razón culpable a la imparable marcha del tiempo y el modernismo

arrasador, pero en este espacio está para conmemorar y resaltar el gran

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49



El arte de construir la historia con las manos

valor de las personas que como Oscar, son profesionales en su oficio, guardianes,

protectores y restauradores de la memoria.

Con este artista como validador de esta realidad que viene atravesando

nuestro territorio, llegamos a grandes conclusiones sobre la importancia

del cuidado de nuestro patrimonio arquitectónico, pues este es un elemento

tangible de nuestra cultura y tradiciones, es la estructura vital de la identidad

de cada territorio.

Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana

al día de hoy en unos pocos, y como son ellos los encargados de preservar

dicha riqueza colectiva para las futuras generaciones; estos artífices con sus

acciones están dando nuevas oportunidades a libros abiertos que no solo

nos narran y permiten descifrar su pasado, sino que también nos permiten

reconstruir la historia a través de los materiales y sistemas constructivos de

cada una de las obras que intervienen. Sin lugar a dudas, es un quehacer que

implica mucha responsabilidad, que se realiza con ética y profesionalismo,

pues sobre sus espaldas está el peso de recuperar y dejar en claro el verdadero

testimonio de nuestros antepasados.

También parte de la apropiación simbólica de cada individuo, y de la

falta de conciencia, educación e interés por la conservación de la memoria

colectiva que implican estos lugares, y el no acudir a tiempo donde artistas

que como Oscar, entran a intervenir y darles una segunda oportunidad. Muy

particularmente en Antioquia hablábamos sobre la falta de dichos elementos

de apego que nos aglutinan en la actualidad, no hay elementos fuertemente

coherentes que nos permitan identificarnos con la vitalidad trascendente que

alguna vez cubrió muchos de los municipios antioqueños y los espacios que

los vieron crecer y dieron abrigo toda una vida, espacios que hoy en día, son

solares y edificaciones que se imponen sobre las grandes casonas y palacios

que estuvieron en pie. Desafortunadamente nos enseñaron que todo se ha

convertido en una u otra forma en dinero. Y por eso decimos sin pensarlo:

“eso ya está viejo, tumbemos”, desde el desconocimiento, pero con una actitud

déspota.

Luego de escuchar al señor Oscar Correa con la pasión que habla

sobre su centenario oficio, no cabe lugar a dudas como su bella labor recae

Oscar Darío Correa Gutiérrez

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51



El arte de construir la historia con las manos

Miguel Angel Arroyave Restrepo- Esteban Orozco Viana

BIBLIOGRAFÍA

Entrevista a Oscar Darío Correa Gutiérrez, emprendedor técnico en restauración

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53



El oficio o profesión de Maestro

EL OFICIO O PROFESIÓN DE

MAESTRO

THE TEACHING PROFESSION

Antonio Estrada Saldarriaga

EL OFICIO O PROFESIÓN DE MAESTRO

RESUMEN

El ejercicio del magisterio, la gran pasión

de mi existencia, la ejerzo desde mis primeros

años de juventud y lo abono cada

día por mi tarea en la Normal Superior

que me graduó. Por esto en la propuesta de

“Memoria Local” relativa a la Historia del

Trabajo en los pueblos, asumo el del oficio

o profesión que encarna la figura del

“Maestro”, personaje que se encuentra en

cada pequeña o grande comunidad. En él

destaco la etimología del término, definiciones

de pedagogos; ubico igualmente la

evolución de la educación en Colombia,

en Antioquia y retomo el papel de las normales

como formadoras de educadores.

Finalmente hago un puntual análisis de lo

que ha sido mi vida y experiencias desde lo

pedagógico, ejercicio profesional, compromiso

comunitario, acciones desde lo sindical,

pero siempre dejando muy en claro mi

profunda vocación como maestro de toda

la vida.

Palabras clave: Magisterio, pedagogía,

didáctica, educación, estatuto, sindicato

ANTONIO ES-

TRADA

SALDARRIAGA

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SUMMARY

The practice of teaching, the great passion

of my existence, I have practiced it since

my early years of youth and I fertilize it

every day through my work in the Normal

Superior that graduated me. Therefore, in

the proposal of "Local Memory" related

to the History of Work in the towns, I assume

that of the trade or profession that

embodies the figure of the "Teacher", a

character that is found in every small or

large community. In it I highlight the etymology

of the term, definitions of pedagogues;

I also locate the evolution of education

in Colombia, in Antioquia and take

up the role of the Normal Schools as educators.

Finally, I make a punctual analysis

of what has been my life and experiences

from the pedagogical, the professional

exercise, the community commitment, the

actions from the guild, but always leaving

very clear my deep vocation as a lifelong

teacher.

Key words: Teaching, pedagogy, didactics,

education, statute, union

Maestro de la Normal de Fredonia. Licenciado en Educación Geografía e Historia

de la U. de A. Magíster en Educación y Desarrollo Comunitario de la Universidad

Surcolombiana. Doctor en Pedagogía de la Master Advanced University de Florida

USA. Titulado en Periodismo. Presidente del Centro de Historia de Fredonia y Vicepresidente

del Centro de Historia de Venecia. Rector de la Escuela Normal Superior

Mariano Ospina Rodríguez de Fredonia.

Correo: antonio.paisa@hotmail.com

Cel. 3117478594

Sin lugar a dudas, que la tarea del magisterio o de la docencia tiene

una indiscutida importancia histórica para el mundo, para el país, y en el

caso de nuestro departamento desde sus inicios, como tarea, labor u oficio y

cumplida en una escuela enclavada en nuestras montañas, ha nacido con los

distritos municipales; para las comunidades urbanas y rurales la presencia

y la figura del “Maestro”, tiene igualmente un sitial muy destacado en su

desarrollo social.

Maestro del latín Magíster, es el que está más experimentado en

una actividad cualquiera y por eso dirige y ordena. La palabra magis (más),

se asocia con una raíz indoeuropea meg -, presente en el griego es grande,

importante, como en acromegalia y magisterio. Ter procede del latín ter,

tres veces.

Para la historia de la humanidad Sócrates era el gran maestro que

daba luz a las ideas; su sistema la mayeútica, era el arte de “dar luz a las

ideas”.

Para Vigotsky el docente es un guía, un facilitador que da las herramientas

para que el estudiante pueda desenvolverse y así adquirir el conocimiento,

que le ayudará a desarrollarse cognitivamente.

Según Paulo Freire, el gran pedagogo crítico social brasilero, la función

del maestro es enseñar, pero no de cualquier manera, sino con una

preparación científica que le permita ser consciente de su intencionalidad

55



El oficio o profesión de Maestro

ética y política con una actitud progresista.

Mirando nuestros albores coloniales, en el texto Crónica del desarraigo,

Historia del maestro en Colombia, de Alberto Martínez Boom y

otros en: Una cartilla Singular y refiriéndose al primer maestro en la capital

y un documento de la época que: “La “Cartilla Lacónica” nos ofrece, al

igual que todos los documentos que hemos recuperado en esta historia, una

doble dimensión: continuar la descripción de la vida del maestro Torres y,

paralelamente, lanzar una mirada hacia aquella lejana y atractiva sociedad

colonial de finales del siglo XVIII. Su lectura nos permite escuchar una vez

más al maestro Agustín, pero esta vez ya no llorando sus urgencias ante

el poder, sino ahora hablando desde el ejercicio de un saber que lo afirma

como maestro de primeras letras y como un intelectual que piensa y escribe

sobre su quehacer diario. La cartilla se constituye entonces en un acontecimiento

discursivo sin precedentes para aquel momento, en el que el acto de

escribir estaba restringido una preclara élite y la circulación de impresos,

celosamente controlada por el poder civil y eclesiástico..

En este sentido Don Agustín representaba una fisura, un quiebre que

nos ofrece la ilusión del maestro como intelectual, disputando un lugar a

la ilustración criolla y española; un pliegue en la historia, una “rareza” en

aquel ámbito donde el maestro era, a pesar de todo el discurso, un personaje

de tercera categoría al cual se le había otorgado algún modesto puesto debajo

del ocupado por las autoridades virreinales, por el estamento eclesiástico

y por la intelectualidad de la época, en la rigurosa pirámide jerárquica que

daba forma y sentido a la sociedad colonial. Aunque el maestro recibía también

el nombre de Director de Escuela, su actividad al interior de ella estaba

totalmente controlada y dirigida por las autoridades civiles y eclesiásticas:

56

Antonio Estrada Saldarriaga

A las primeras debía su nombramiento y de ellas dependía su permanencia

en el cargo, por lo tanto su comportamiento dentro y fuera de la escuela era

seguido de cerca por funcionarios del Cabildo o Ayuntamiento; a las segundas

debía su aprobación moral, su “bendición” como sujeto virtuoso.

Curas y burócratas definían así las condiciones morales y de saber

para el ejercicio de la enseñanza: los procedimientos, los saberes, los fines

de tal oficio y el estatuto del sujeto de la enseñanza.

Ahora bien, antes que las calidades intelectuales, los esfuerzos y

méritos de un maestro, la cartilla se nos presenta como una superficie sobre

la cual aparece dibujado un saber: el saber de la “aritmética práctica”,

un saber profundamente práctico que dice de los acontecimientos de la

vida diaria por su articulación estrecha con ellos. La incipiente actividad

comercial y mercantil asociada con la ignorancia de las primeras letras

y la aritmética por parte de la gran mayoría de la población, planteaban

la necesidad de unos elementos mínimos de instrucción para afrontar de

mejor manera las actividades cotidianas y en este sentido la “arismética

práctica” cumplía un papel importantísimo, pues su función, básicamente

instrumental, consistía en resolver ciertas necesidades de orden doméstico

y comercial”.

En otro acápite donde se plantea, Una ilusión: El maestro intelectual

leemos: “Desde sus inicios el magisterio de las primeras letras aparece

marcado, como una huella congénita, por la ilusión de un estatuto

intelectual. “Como formador de las mentes de los niños, como guías en su

dirección por las sendas de la subordinación, obediencia y respeto a las potestades

legales” al maestro se le deben guardar “todas las honras, gracias,

57



El oficio o profesión de Maestro

preeminencias, franquezas y libertades que le corresponden sin que le falte

cosa alguna”.

Su trabajo” debe ser mirado por el público con la veneración y el

respeto que merece una ocupación tan respetable, como que de ella depende

la felicidad pública”; por lo cual, ningún sujeto, sea de la clase o

condición que sea, tendrá facultad para reprehender, amenazar, e insultar

al maestro”. (Josef Ignacio Ortega, Gobernador de Popayán, 1776.)

El maestro de escuela ha sido mendigo de su salario…”…el qual

no ha ni motivo para que se me retenga por ser legítimamente ganado con

mi sudor y trabajo necesario al socorro de mis urgencias y asistencia de mi

familia”. (Manuel Ramírez, maestro de Escuela de Popayán, 1792)

Para el proceso de formación de maestros, las grandes adalides han

sido las escuelas normales, aunque en algunas épocas de falta de quién

enseñara a niños y jóvenes, se han nombrado bachilleres o profesionales

de áreas distintas a la educación y apenas en el siglo veinte se crean las

facultades de educación en las universidades.

La creación de las normales en la naciente república nuestra se debe

al General Francisco de Paula Santander en 1821.

Entre 1821 – 1826 Sebastián Mora y Pedro Comettant fueron encomendados

por el ejecutivo para “establecer escuelas normales de enseñanza

mutua e instruir a maestros para que las multiplicaran lo más que fuera

posible”. Mora fundó en 1821 la primera escuela de enseñanza mutua en

Bogotá. La enseñanza mutua, también conocida como lancasteriana o monitorial,

era un método en el que los alumnos formando grupos de ocho,

Antonio Estrada Saldarriaga

corría a cargo no del maestro, como sucedía en los sistemas individual o simultáneo,

sino de otros alumnos aventajados, que habían sido previamente

formados con tal fin.

En 1844 advertida la escasez de maestros y la falta de preparación

de los existentes, el gobierno dictó el Decreto de 2 de noviembre de este

año, mediante el cual se ordenó el establecimiento de las escuelas normales

en cada capital de provincia de la república.

En el ejercicio del magisterio el papel de la mujer ha sido supremamente

destacado, al punto que en la actualidad los índices estadísticos

demuestran que ellas son la gran mayoría. Por eso es interesante recordar

que las Escuelas Normales Femeninas en Colombia surgieron a partir de

1872, con el fin de formar maestras idóneas para los niveles de primaria y

para planteles de su mismo género. La creación de esas instituciones fue la

respuesta al movimiento mundial en favor de la educación de la mujer de

la época.

Para el caso de nuestro departamento, los antioqueños, dijo con

memorable motivo un ilustre educador y poeta el Dr. José Joaquín Casas,

“antes de erigir estatuas se empeñan en educar varones que las merezcan;

saben escribir historia, pero antes son maestros en hacerla”.

Tan pronto Fray Sebastián de Mora abrió su escuela en Bogotá

(1821), se pasaron circulares a las Provincias para que enviaran a instruirse

en el sistema lancasteriano y en las materias propias de la enseñanza primaria

a jóvenes que, restituidos más tarde a su tierra natal, fueran allí los

fundadores de la escuela nueva.

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El oficio o profesión de Maestro

[…]Dos jóvenes distinguidos acudieron en noble emulación ante el

Intendente de Antioquia en solicitud de la honra de ser los primeros

en pararse para cooperar a la redención intelectual de su patria:

José María Martínez Pardo, propuesto por el Cabildo de la ciudad

de Antioquia, y Víctor Gómez, por el de Medellín; el segundo fue

favorecido, por cerca de un año oyó las lecciones de Mr. Comettant

y del Sr. Triana y volvió a Medellín apercibido por la noble lucha

que embargó su vida[…]. (Julio César García Valencia, Historia de

la Instrucción Pública en Antioquia. 1962).

60

A mis manos llegó un documento que quiero transcribir porque es

todo un testimonio de casos ciertos de contratación bien particular en relación

al caso del ejercicio de una maestra.

Contrato de Maestras en 1923

Este es un acuerdo entre la Señorita----------------------------

-----------------------maestra y el Consejo de Educación de la

Escuela-----------------------------------por la cual la señorita--

------------------------------------acuerda impartir clases durante

un período de ocho meses a partir del---------------------------

--de septiembre de 1923. El Consejo de Educación acuerda

pagar a la señorita----------------------------------la cantidad de

($ 75) mensuales.

La Señorita-------------------------------------------------------------

--------acuerda:

1.- No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado

y sin efectos si la maestra se casa.

2.- No andar en compañía de hombres.

3.- Estar en su casa entre las 6:00 de la tarde y las 6:00 de la

mañana, a menos que sea para atender función escolar.

4.- No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.

5.- No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso

del Presidente del Consejo de Delegados.

6.- No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente

anulado y sin efectos si se encontrara a la maestra fumando.

7.- No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará

automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la

maestra bebiendo cerveza, vino o whisky.

8.- No viajar en coche o automóvil con ningún hombre, excepto

su hermano o su padre.

9.- No vestir ropas de colores brillantes.

10.- No teñirse el pelo.

11.- Usar al menos dos enaguas.

12.- No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros

por encima de los tobillos.

13.- Mantener limpia el aula.

14.- Barrer el suelo al menos una vez al día.

15.- Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con

agua caliente.

16.- Limpiar la pizarra al menos una vez al día.

17.- Encender el fuego a las 7:00 de modo que la habitación

esté caliente a las 8:00 cuando lleguen los niños.

18.- No usar polvos faciales, ni maquillajes, ni pintarse los

labios.

Mis Apreciadas y Valoradas Experiencias Personales

Antonio Estrada Saldarriaga

De la ya larga experiencia de 47 años cumplidos como maestro y

con trabajo docente en la básica primaria, básica secundaria, media vocacional,

maestro consejero en escuela anexa, programa de formación complementaria

PFC (formación de maestros), en los CLEI o formación de

adultos, docente universitario, puedo hacer interesantes aportes sobre el

ejercicio de la labor docente y hoy como Directivo Docente, en este caso

61



El oficio o profesión de Maestro

Antonio Estrada Saldarriaga

de Rector.

con normales ubicadas estratégicamente en las subregiones y entre los

municipios que han contado con este beneficio relacionamos: Turbo, Abejorral,

San Pedro de los Milagros, Yolombó, San Jerónimo, Jericó, Urrao,

Amagá, Santa Bárbara, Fredonia, Rionegro, Copacabana, Envigado, San

Roque, Sopetrán, Caucasia, Puerto Berrío, además del CEFA y la Normal

de Varones de Medellín.

Quienes ejercimos bajo la normatividad de la Constitución de

1886, tuvimos la poderosa influencia de la iglesia, con asistencia casi obligatoria

a misa, desfiles en las fiestas religiosas como el Corpus Christi,

fiestas patronales, Cruzada Eucarística, evaluaciones finales de religión y

catecismo a los estudiantes con la presencia de los sacerdotes.

En el caso de los maestros de primaria para ascender del segundo

al primer grado, se debía acreditar una constancia de aprobación de buena

ciudadanía del cura párroco de la población.

Antes de la expedición del Estatuto Docente, Decreto 2277 de 1979,

se tenían pocas garantías laborales, los pagos de los salarios y prestaciones

sociales llegaban con períodos retardados; hubo infortunadas épocas en las

que parte del salario se cancelaba con botellas de licor, ya que las nóminas

del magisterio se cancelaban en las oficinas de rentas departamentales.

Una conclusión de carácter técnico es que las Escuelas Normales

Superiores, son las que aportan en mayor grado y calidad la pedagogía

y la didáctica. Las facultades de educación de las universidades hacen

mayor énfasis en las áreas del conocimiento en las licenciaturas, como

en los casos de matemáticas, lengua castellana, inglés, historia, filosofía,

entre otros.

Las organizaciones sindicales más antiguas ADIDA (Asociación

de Institutores de Antioquia) y la desparecida PROAS (Asociación de

Profesores de Secundaria) y después ASDEM (Asociación de educadores

de Medellín) y USDIDEA (Unión Sindical de Directivos Docentes de

Antioquia), han dado duras y largas batallas gremiales, como el paro de

1979 por la expedición del Estatuto Docente, por un salario profesional

digno, por la salud de los maestros y su núcleo familiar, por la defensa de

la educación pública con calidad, por la capacitación, por la mejora en la

infraestructura física de los establecimientos, por el restaurante escolar,

entre otros aspectos en los pliegos de solicitudes a los gobiernos municipales,

departamentales y nacionales.

Para la formación de los futuros maestros Antioquia ha contado

La expedición del Decreto 1278 de 2002, por el cual se expide el

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63



El oficio o profesión de Maestro

Estatuto de profesionalización docente, para los educadores que se vinculen

a partir de su vigencia para desempeñar cargos docentes al servicio

del Estado, en los niveles de preescolar, básica y media o a quienes sean

asimilados, ha contado con la oposición sindical por los obstáculos en el

acenso en el escalafón; además la Federación Colombiana de Trabajadores

de la Educación FECODE, reclama la expedición de un estatuto

único, que cobije igualmente a todos los maestros colombianos.

Hace unos 20 años se apreciaba más la vocación de quienes ejercían

como maestros y gozaban de mayor respetabilidad y aprecio social y

comunitario. El horario de trabajo en los planteles educativos era de 8:00

de la mañana a 4:00 o 5:00 de la tarde, en otras épocas incluso se trabajaba

medio día los sábados y se asistía a misa en comunidad los domingos.

Hoy son apenas 6 horas máximo, incluidos allí los descansos pedagógicos,

lo que hace que niños y jóvenes estén poco tiempo escolarizados y a

merced de una calle llena de peligros y con muy poco acompañamiento

de padres y madres que trabajan.

En las zonas rurales los docentes de otrora vivían en las escuelas

o en casas de las veredas o corregimientos; eran la presencia del Estado

en las comunidades alejadas de los centros poblados, eran su representante

con trabajo en las acciones comunales, equipos deportivos, grupos de

teatro, catequesis, enfermeros de primeros auxilios y los de la educación

nocturna de adultos, además de líderes en convites y festivales.

Preocupa que como hoy pueden ejercer la docencia profesionales

de cualquier área del conocimiento (odontólogos, químicos, economistas,

contadores), laboren estas personas como maestros sin tener fundamentos

Antonio Estrada Saldarriaga

pedagógicos, didácticos, psicológicos y lo más grave sin vocación, parra

una profesión que es casi una misión o un apostolado.

Una problemática muy actual es lo complejo de manejar en las

aulas la convivencia escolar; en épocas pretéritas las órdenes del maestro

se acataban sin discusión, ellos incluso castigaban a los párvulos;

hoy los chicos son rebeldes, con dificultades acatan las orientaciones de

los padres; son agresivos con sus condiscípulos, docentes y aún con los

directivos, casos se han dado incluso de agresión física.

La profesión del docente se ha vuelto de alto riesgo como en

el caso del periodismo. Una investigación de la Fundación Compartir

reveló que entre 1958 y 2018 en todo el país 1579 maestros han sido víctimas

directas del conflicto, según el informe el 67.3% de los docentes

víctimas fueron asesinados en forma selectiva.

Para la Federación de Trabajadores de la Educación FECODE,

mil maestros fueron asesinados entre 1986 y 2010, lo que significaría

una persecución y exterminio contra líderes sindicales del sector educativo.

En conclusión, para quienes amamos esta profesión, para quienes

vivimos con pasión este reto diario de construir nación con niños,

jóvenes y adultos desde el conocimiento y la formación, consideramos

que se nos quedan en las mejores intenciones los sueños de un maestro

intelectual, líder en las comunidades, como un sujeto público de conocida

probidad, del maestro apóstol, que ame su materia humana de trabajo

reflejada en la cara alegre de un niño, en la necesidad de jóvenes des-

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El oficio o profesión de Maestro

Antonio Estrada Saldarriaga

concertados.

bajo su falda pulcra:

Usted tenía los ojos grandes

Como los soles que pintaba en el tablero.

Qué habrá sido de sus primitivos sustos

y de esos labios tejiendo

los rosados sonidos de mi-ma-má-me-mi-ma.

¿Qué calle agrietará su sueño

y su rostro fresco a las ocho de la mañana?

¿Dónde estarán esos dedos malabaristas de alfabetos?

¿Dónde el aroma de su cuerpo

que sigue impregnando

Mis pupitres cotidianos?

La ternurita creativa con cara de niña, luz para el maestro.

Señorita Gilma boca de vocales

Usted escribió en mi cartilla

la primera E de escalofrío

Usted se llevó mis ojos rodando

tras de sus muslos morenos

Usted embriagó mi sangre

con la primera A de asombro

y enredó en su pelo mi primera cometa

Señorita Gilma boca de vocales.

Ser maestro es todo un ejercicio poético, que ni la propia sociedad

ha valorado y estimulado en su real dimensión, por eso todos los

días me enternece más, el poeta Everardo Rendón, cuando escribió a su

primera maestra Gilma Benítez L.:

LA MAESTRA DE ESCUELA

Usted tenía las manos de ternura y tiza

Señorita Gilma.

Qué lección tan preciosa escondía

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El oficio o profesión de Maestro

BIBLIOGRAFÍA

García, J.C. (1962). Historia de la instrucción pública en Antioquia. Segunda

Edición. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín

.

Martínez Boom, A. y Castro J.O., Noguera C.E. (1995). Crónica del desarraigo.

Historia del maestro en Colombia. Santafé de Bogotá D.C. Cooperativa Editorial

Magisterio.

Estrada Saldarriaga, A.M. (1999). Escuela Lúdica. El recreo o negociación de

las pausas pedagógicas, una estrategia didáctica en la educación. Medellín. Impresión

Jaidel.

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69



El artesano del telar de la cabuya

EL ARTESANO DEL TELAR DE

LA CABUYA

THE CABUYA WEAVING

ARTISAN

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

EL ARTE DEL TELAR DE LA CABUYA

RESUMEN

He aquí una historia artesanal muy

antigua y bella hoy desaparecida. Su

protagonista son los sembradores y

los fabricantes de cabuya, costales

alpargatas y números artículos fabricados

con esta fuerte fibra natural.

El municipio de la Estrella nació

con esta esta tradición y fue durante

muchos años un brillante productor.

Sus gentes llegaron a ser artesanos

expertos y hábiles y la modernidad

industrial los hizo desaparecer. La

Estrella artesanal paso a ser un municipio

diferente, La Estrella de los

obreros fabriles.

SUMMARY

Here is a very old and beautiful handicraft

history that has disappeared

today. Its protagonist are the sowers

and manufacturers of cabuya, sacks,

espadrilles and many articles made

with this strong natural fiber. The municipality

of La Estrella was born with

this tradition and was for many years

a brilliant producer. Its people became

expert and skilled artisans and the industrial

modernity made them disappear.

La Estrella became a different

municipality, La Estrella of the factory

workers.

1. La Tradición Oral:

“Recuento de los años de mi niñez cuando floreció este arte en La Estrella”

Telar de Cabuya. Municipio La Estrella, Antioquia. Area Metropolitana del Valle de Aburra. Año

1989.

Palabras claves: Cabuya, artesano,

tradición oral, fabricación, herramientas

ESCUELA DE

PATRIMO-

NIO DE LA

ESTRELLA

Key words: Cabuya, artisan, oral tradition,

manufacture, tools.

Integrantes de la Escuela de Patrimonio de La Estrella:

"Vigías Forjadores de Paz"

[…]Bueno niños voy a contarles algo de la historia de este pueblo y

por qué estoy sentado aquí al pie de esta penca. Nosotros los abuelos

ya conocemos esta historia, pero queremos que ustedes los niños la

conozcan y vayan propagándola a través de los tiempos. La penca

representa la historia de la industria de la cabuya en La Estrella. Con

la que se forjaron todos nuestros hogares, que era el sustento

para el diario vivir de todos los Siderenses[…]

Con estas palabras uno de nuestros abuelos, quien ha acompañado

el proyecto de Vigías desde sus inicios (a quien se le conoce como el Poeta

Viajero. Darío Mesa hoy arribando a sus 81 años de edad) inicia cada

vez que puede, el diálogo con grupos de niños y jóvenes en etapa escolar.

70

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

Con quienes se cruza por los espacios que para él son los lugares ideales

para encontrarse con su propia historia, en este caso el parque principal de

su municipio del alma La Estrella, Antioquia

Fotografía Dario Mesa Poeta Viajero. Panorámica Centro Poblado Pueblo Viejo. Municipio La

Estrella, Antioquia. Año 2022.

Fotografía Dario Mesa Poeta Viajero. Charla con Estudiantes Institución Educativa Bernardo

Arango Macías. Fuente Parque Principal Municipio La Estrella. Año 2022

Y comenta cada que tiene la oportunidad:

[…]¡Van a pasar los años y el pueblo nada que le da la importancia

a los sucesos de la creación del municipio, a sus personajes, a los

lugares patrimoniales, a los oficios que forjaron este rinconcito al

sur del Valle de Aburrá![…].

Y continúa;

[…]Todo municipio para crecer necesita personas que lo quieran,

ciudadanos que no sólo piensen en lo propio sino en los demás; que

aporten en la creación de la sociedad. Los voy a invitar para que hagamos

un paseo por nuestro pasado. Síganme con su pensamiento e

imaginación por esta hermosa Estrella[…].

[…]Hablo lo que sé, hablo lo que vi, porque lo viví”. Eran

los años 50, La Estrella era un pueblo que llevaba muy poco tiempo

en la conformación del poblado en el nuevo sitio, cerca a la vía

principal, al rio Medellín, con fuentes de agua importantes como:

Quebrada Grande , La Bermejala , La Estrella , La Ospina y otras

más . Sus calles eran de tierra, las casas de un solo piso la mayoría,

obviamente no éramos muchos los habitantes. El transcurrir en este

apacible pueblo era de una calma casi total. Nuestra vida transcurría

entre la levantada muy temprano, acudir a la misa de 6 am, salir a

tomar un tinto con los amigos y luego disponernos a los quehaceres

con la familia, entrte ellos trabajo con la cabuya . Claro, obviamente

en tiempo de estudio, cumplir con la asistencia a clases desde

muy tempranas horas hasta la tarde, pues teníamos doble jornada. En

nuestro pueblo como en todos, existieron oficios, unos que ya desaparecieron

y otros muy pocos, que aún perduran: zapatero, boticario,

carnicero, sastre, fotógrafo, peluquero entre otros, pero en el municipio

de La Estrella el oficio ancestral más importante fue El Artesano

del Telar de la Cabuya.[…] 1

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1 Información brindada por Darío Mesa “Poeta Viajero” Municipio La Estrella, Antioquia. Año 2022.

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

2. Reseña histórica: El Oficio de la Cabuya en el Municipio de La

Estrella, Antioquia

Taller de telares de cabuya. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la cabuya y otros

oficios.

Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. Año 2003.

La cabuya fue una de las tradiciones aborígenes que más se mantuvo

vigente hasta casi finales del siglo XX. Para el año 1850 era normal ver

a los pobladores hilando cabuya en la plaza principal. En los inicios de esta

labor transformaban en fibras las pencas. 2 Una de las herramientas más

utilizadas era El Carrizo, una rustica herramienta que servía para desfibrar

las pencas de fique, y consistía en dos palos delgados, atados entre sí,

formando un ángulo muy agudo. Ubicaban la penca entre los dos palos y

al mismo tiempo apretaban con una mano, y tiraban con la otra de la hoja.

Con este aparato manual, un obrero experto, extraía en promedio quince

libras de fibra diariamente. 3

2 Álvaro Restrepo Euse . Historia de Antioquia. Desde la Conquista hasta el año 1900. Imprenta Oficial

de Antioquia. Medellín. 1903: 253.

3 Álvarez Uribe, Ignacio. Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Editorial Bedout, Medellín.

1938: 39.

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

Adela Molina maniobrando La Taraba. Centro Poblado Mayor La Tablaza. Proyecto

Memoria Visual Corporación Ancón. 2004.

Cerco Pencas de Fique. Centro Poblado Mayor Pueblo Viejo. Autor: Herney Tobón Mejía. Año

2021

Madejas de cabuya , Palacio Nacional del Fique , Guarne . Fot Escuela de Patrimonio año 2017

Fique , Palacio Nacional del fique , Guarne . Foto Escuela de Patrimonio año 2017

En la economía agrícola del año 1911 figuraba en tercer lugar el

cultivo del fique con dos mil kilos anuales. Lo cual daba a entender, que

el insumo para la producción de sacos de cabuya, provenía principalmente

de otros municipios. Demostrando más la utilidad de la mano de

obra para la manufactura, que para el cultivo de la penca o maguey. 4

En el año 1912 la posición del municipio en la industria de la cabuya,

en el departamento de Antioquia era resaltada en los anuarios estadísticos

y publicaciones periódicas. La cabuya servía, para la elaboración de

costales, alpargatas, arritrancos, cinchas, enjalmas, hisopos, mochilas, entre

otros elementos útiles par a la vida cotidiana.

4 Boletín Estadístico. Departamento de Antioquia. N.4, 1912: 376.

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

sacos de cabuya en el departamento, con un total de 236.000 sacos. En

segundo lugar, se encontraba La Estrella, con una producción de 178.103

sacos, según el promedio anual reportado. 8

En la década de 1920 se introdujo la rueca a los trabajos con la cabuya,

de esta manera la labor del hilado se individualizo en los talleres de

telares de cabuya. 5 En el año de 1930 funcionaban más de cien telares en

la población. Este mismo año la compañía norteamericana Hard – Rand

Inc, resaltaban la calidad de los costales de cabuya producidos en La

Estrella. Rafael Rivera H. Escribió en el libro El Cultivo de la Cabuya

en Antioquia, en el año 1931:

[…]El número de brazos que pueden ocuparse tanto en las labores

del cultivo de la cabuya como en la fabricación de sacos, de la cual

derivan su subsistencia numerosas familias en las poblaciones de

Guarne y La Estrella, es otro de los más interesantes aspectos de

esta industria[…]. 6

En 1935, La Estrella ocupaba el primer lugar en el departamento

de Antioquia; con una producción de 393 mil sacos de cabuya. 7 En el año

1938, el Municipio de Guarne ocupó el primer lugar en la producción de

5 Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. La Memoria Económica en La Estrella: Al vaivén de la

cabuya y otros oficios. Serie 3 proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín.

2003: 11, 13.

6 Cultivo de la Cabuya en Antioquia.Secretaria de Agricultura yFomento. Imprenta Oficial.

Medellín.1931: 3, 4.

7 Anuario Estadístico de Antioquia. Medellín. 1930.

Cabuyeros Plaza Principal La Estrella. De izquierda a derecha sentados: Deogracias Torres,

Francisco Luis Mejia “Pacho Mejia” y Juan Mejia. Año 1934. Fuente: Caminos de la Memoria

Siderense. Herney Tobón Mejía.

A comienzos de la década de 1940 y hasta la década de 1970 empezaron

a llegar al municipio carros escalera cargados de tela y sacos de

cabuya de segunda. Material traido de otros lugares del país, para el oficio

de desbaratar y añadir cabuya y volverla a pasar por el telar. Era un método

de reciclaje de la cabuya que aprovechaba la experiencia y la mano de

obra de los telares de cabuya en La Estrella. 9 No obstante, esta tradición

económica de la cabuya se mantuvo presente hasta finales de la década

de 1980, cuando se da la crisis e este sector agroindustrial en el país. El

8 Ignacio Alvarez Uribe. Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Tipografía Bedout. Medellín.

1938 9.

9 Corporación Ancón. Alcaldia La Estrella. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la cabuya

y otros oficios. Serie 3. proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín. 2003: 20.

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

periódico El Colombiano de Medellín, publicaba diferentes artículos referentes

a esta situación que afectaba notablemente la economía local del

Municipio. El 17 de enero de 1983, un artículo de prensa se tituló así: Los

Cabuyeros Traicionados. 10 Además, se publicaba lo siguiente para el 7

de febrero del mismo año: Para el fique – financiación y mercadeo, sus

problemas por fin el gobierno pone sus ojos en la crisis de este sector. 11

3. Las fases del proceso de la cabuya

3.1. La planta de donde proviene la cabuya

en muchos lugares. Ella es una planta de hojas que nacen desde la raíz,

largas, triangulares, carnosas, terminadas en un fuerte aguijón y con flores

amarillentas en ramillete sobre un tallo central; hoy se cultiva en la

zona andina, principalmente en Antioquia, Boyacá, Cauca, Cundinamarca,

Nariño y Santander. 12

El fique fue considerado la segunda fibra en importancia después

del algodón. Cabe anotar que esta penca fue utilizada como punto de referencia

para definir linderos entre terrenos vecinos. También la iglesia

católica diseminó la planta cuando solicitaba a los feligreses la siembra de

la misma. Cuentan los abuelos del municipio que posiblemente el primer

lugar de la aparicion de la del fique o donde se conoció fue en Pueblo Viejo,

el lugar donde nace el Municipio de La Estrella hace más de 330 años

y que ahora es Centro Poblado Mayor. Luego los pobladores se trasladan

al lugar donde está hoy la zona urbana y la centralidad del municipio, en

donde se encontraron también varias sembrados de penca de cabuya, aquí

empezó la industria manufacturera, a partir de proceso artesanal.

Dibujo realizado en taller por jóvenes del programa UAI. Municipio La Estrella. Año 2017

El fique es el nombre de la fibra vegetal con la que se ha conformado

la urdimbre cultural y económica de diferentes regiones del país.

Como se expresa anteriormente, fue con la llegada de los españoles que

se da a conocer esta labor llevada a cabo por nuestros aborígenes, quienes

cultivaban esta planta y utilizaban su fibra de muy distintas formas y

3.2. El proceso y la transformación del fique

Inicialmente se cortan las pencas que ya han alcanzado un cierto

grado de inclinación y un tamaño adecuado, se llevan y se apilan para que

sean desfibradas con la ayuda de una máquina o en algunos casos de forma

manual, con un carrizo.

10 Periódico El Colombiano. Medellín. Lunes 17 de enero de 1983: 4-A.

11 Periódico El Colombiano. Medellín. Lunes 7 de febrero de 1983: 7-A.

12 Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella. La memoria económica en La Estrella: Al vaivén de la

cabuya y otros oficios. Serie 3. proyecto memoria cultural. COPY Net Comunicación Integral, Medellín.

2003: 11, 17, 20, 22.

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

después de hilar. La materia prima era traida de Guarne y otros municipios

con esta elaboraban los largos hilos de cabuya , que congregaba las

familias en torno a la unión de los pedazos de la misma.

Dibujo realizado en taller por jovenes del programa UAI Municipio La Estrella. Año 2017.

Posteriormente cada penca se toma y se pasa por esta máquina,

una y otra vez hasta que se obtenga la fibra libre de la mayor cantidad de

savia. Luego se lava en pozos de agua (de 12 a 15 horas) buscando retirar

los remanentes de savia y posteriormente se apila para seguir con el

proceso de secado, el cual se hace al sol en cuerdas o sobre piedras. Si se

quiere una fibra bien blanca, se expone más tiempo, pues se considera que

el sereno de la noche favorece muy bien el blanqueado. 13

3.3 Manufactura con la fibra o cabuya

Luego del proceso de lavado y secado de la fibra, las grandes madejas

se transforman en hilos, por medio de la “carreta¨ con la que se

torcía. En el caso del municipio de La Estrella como en muchos lugares ,

se presentaron dos etapas: La primera el trabajo artesanal con la cabuya

13 Fuente virtual consultada: Vivo boreal.com

Dibujo realizado en taller por jovenes del programa UAI. Municipio La Estrella. Año 2017

Fue la tradicional Calle Quinta (Actual Calle 80 Sur), en estos momentos

llamada como la Calle Pobre, la protagonista con sus familias

de este inusual suceso. Cada familia torcía su pedazo de cabuya y se lo

pasaba a otra, eran momentos de unión entre familias, de diálogos sobre

el municipio. “Al hilar, lo que se formaba con el huso o taraba no era

simplemente la hebra. Era la vida en pleno desarrollo creativo la que se

hilaba . Hilar en la calle era tejer la vida , compartir sueños , acompañar

desdichas , solidarizarse, reir , hablar . Era tramar complicidades . En esa

actividad se concentraba la energía de la vida . El huso en movimiento

, la torsión de las hebras de fique, eran un un acto de rememoración

de tiempos pasados y de saberes heredados ” Esta labor la hacían las

mujeres, los hombres esperaban en los telares para fabricar los costales y

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El artesano del telar de la cabuya

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

demás, tiempo después las mujeres hacían también parte de ese trabajo.

La segunda, era la reutilización de pedazos de costales que sobraban,

muchos metros de esta tela llegaban donde las familias que desbarataban

y volvían a unir en “una tira larga ¨; luego las envolvían de diferentes

maneras, entre ellas en la parte superior de un taburete para después de

varias vueltas la retiraban y amarraban fomando pequeñas madejas. Por

último, se llevaba las madejas a los telares luego se amarraba y se pasaba

a la envolvedora, después a la mesa del telar donde finalmente se hacían

los costales. 14

Las familias precursoras en este arte, tecnificado de acuerdo al

tiempo eran los Quiroz, los Giles, los Mejía, los Arenas y los Toro. La

Estrella durante muchos año tuvo una industria de mucho auge dado que

era en gran medida importante para algunas empresas de tipo industrial en

14 Ibid.

el departamento, tanto que las personas dedicadas al trabajo de la cabuya

en la Estrella , eran contratadas por empresas como Coltejer, para que

enseñaran a sus empleados a hacer los nudos y así poder elaborarlos en

las confecciones a las que se dedicaba la empresa. Los costales tuvieron

muchos usos, entre los que se destacan el empaque del café, maíz y otros

granos. Tiempo después del gran auge se utilizó como grandes bolsas para

cargar los productos de los hogares. Es de anotar que fueron los arrieros y

sus proveedores quienes dieron el mayor uso a cada elemento fabricado

con esta fibra. Otro de los aspectos fue el vínculo con la devoción a la Virgen

y que cobra importancia al momento de su coronación en Septiembre

13 de 1959, una de las familias que en este tiempo lideraba la industria de

la cabuya de “una forma más moderna “era la familia Toro, quienes adornaron

con artículos elaborados con cabuya, el carro de la coronación de la

virgen y por supuesto los atuendos de la Virgen, esto trajo en este tiempo

mucho renombre a la labor con la cabuya.

4. Se extingue esta gran labor y se extinguen los artesanos de los telares

y de la cabuya

Con el tiempo esa labor fue desapareciendo los telares se pudrieron

en los solares de las casas y el legado sólo descansa en las fuentes históricas

y en la memoria de algunos siderenses que como don Darío ven el

paso del tiempo cómo resistencia al olvido. El mundo del trabajo manufacturero

del tejido de la cabuya se extinguió rápidamente mientras la nueva

tecnología irrumpía multiplicándose a altas velocidades. En tanto, los

artesanos desaparecían lentamente como especies animales exóticas los

obreros se multiplicaban como liebres. Centenares de hombres y mujeres

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El artesano del telar de la cabuya

del municipio terminaron trabajando en las grandes textileras de Antioquia,

como: Coltejer, Fabricato, Tejicondor, Alfa y en la nueva Empresa

de empaques de polipropileno Empaques S.A. La Estrella pasó de ser un

pueblo de artesanos, a ser un pueblo de obreros.

Para mediados de los años 80 ya no existía en La Estrella un solo

telar en funcionamiento, el tikiti taquete se había apagado. Bastidores,

carretas, madereros, ruecas, marcos, envolvedoras, pedales,carretes, romanas,

lanzaderas, en fin telares enteros desaparecieron junto con los

portadores de estos saberes ancestrales, quienes buscaron otras formas de

sustento

Texto de los inicios de la Empres de Empaques Villa Fátima

[…] Después de la fonda y carnicería La España, de Santiago Tirado,

se situaba la casa finca Villa Fátima, donde funcionaban los

telares de cabuya de Luis H. Toro, nacido en La Estrella el 24 de diciembre

de 1889. Fue personero municipal y concejal del municipio

de La Estrella. Cofundador de la Compañía de Empaques S.A. tenía

un continuo movimiento comercial debido a su cercanía a la plaza

principal. Por esta calle funcionaba además la casita del carbón o

carbonería de Arturo Gutiérrez, la peluquería de Suso Londoño y

la carpintería de los Londoño. También vivía en esta calle “Kiko

González”, quien hacía velas de cebo y manejaba una carretilla de

bestia, haciendo viajes desde La Estrella hasta Itagüí, Envigado y la

plaza de Cisneros en Medellín. […]

Escuela de patrimonio de La Estrella: Vigías forjadores de Paz

Entre datos, material fotográficos, testimonios, diálogos, revisión

de evidencias y webgrafías deducimos que el municipio de La Estrella

fue pionero en aplicar la Economía Circular en la transformación de la

cabuya .

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El artesano del telar de la cabuya

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez Uribe, I. (1938). Anotaciones sobre la industria de la Cabuya. Medellín:

Editorial Bedout

Anuario Estadístico de Antioquia. Medellín. 1930.

Boletín Estadístico (1912). Departamento de Antioquia. N.4.

Corporación Ancón. Alcaldía La Estrella (2003). La Memoria Económica en

La Estrella: Al vaivén de la cabuya y otros oficios. Medellín, Serie 3 proyecto

Memoria Cultural.

Entrevista a Darío Mesa “Poeta Viajero” Municipio La Estrella, Antioquia. Año

2022.

El Colombiano. Medellín, 17 de enero de 1983: 4-A y 7 de febrero de 1983:

7-A.

Restrepo Euse, A. (1903). Historia de Antioquia. Desde la Conquista hasta el

año 1900. Medellín, Imprenta Oficial.

Secretaria de Agricultura y Fomento (1931). Cultivo de la Cabuya en Antioquia

Medellín: Imprenta Oficia

Vivo boreal.com: fuente virtual consultada.

Oficio del fogonero

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El aserrío con serrucho de cola

EL ASERRÍO CON SERRUCHO DE

COLA

SAWING WITH A TAIL SAW

Juan Mares

EL ASERRÍO CON SERRUCHO DE COLA

RESUMEN

SUMMARY

Esta historia tiene madera y de la buena,

serrucho de cola, recuerdos, tertulia,

campo y monte. En una palabra, oficio y

trabajo y del duro. He aquí a Urabá no la

del banano, sino la del caracolí, el abarco,

el cativo y muchas más. También la

técnica y el saber figuran y porque no

unos buenos tragos para saber contar

historias de la memoria.

Palabras claves:Memoria histórica,

Urabá, Aserrío, serrucho de cola, técnica

maderera, riqueza forestal

This story has wood and good wood, tail

saw, memories, get-togethers, field and

mountain. In a word, trade and hard work.

This is Urabá, not the one of the banana,

but the one of the snail, the abarco, the

cativo and many more. Also the technique

and the knowledge are included

and why not some good drinks to know

how to tell stories of memory.

Keywords:Historical memory, Urabá,

sawmill, tail saw, lumber technique, forest

wealth.

JUAN CARMELO

MARTÍNEZ

RESTREPO

(JUAN MARES)

90

Juan Mares (Seudónimo de Juan Carmelo Martínez Restrepo),

nació en Guatapé, Antioquia, el 3 de noviembre de 1951. Licenciado

en Español y Literatura por la Universidad de Antioquia.

Poeta, ensayista y profesor universitario. Fue director de

La Casa de la Cultura de Apartadó, donde reside desde 1968.

Es presidente del Centro de Historia de Apartadó, Miembro

fundador del Taller de Escritores Urabá Escribe y de la revista

Kalu.

Actualmente es profesor de cátedra en la Universidad de Antioquía

(Sede Urabá).

Luis Eduardo Martínez Giraldo y Carlos Arturo Mogollón. En este caso, una viga de árbol hermoso

(así le decían a este árbol), especial para tablas y listones

Cuando alguna vez en los alojamientos de machosolo en una finca

bananera de Urabá entre tertulias de viernes por la noche, cuando el sábado

siguiente no había pago ni anuncios de embarque, salió a colación entre los

trabajadores que cuál era el oficio más duro y rudo que les había tocado en la

vida. Todos éramos hombres adultos, trajeados de muchos lugares del país,

llegados por la ola verde de las posibilidades de trabajo bien remunerado, en

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El aserrío con serrucho de cola

comparación de los lugares de donde venían: Chocó adentro, de las sabanas

de Sucre, Córdoba y Bolívar; del interior de Antioquia y el eje cafetero;

y desde luego, de las bananeras del departamento del Magdalena, expertos

en los diferentes oficios para el cultivo y cosecha del banano o musácea

paradisiaca.

Y la competencia se debatió entre la del oficio de palero para abrir

canales, cunetas y botalones; el de la arriería tanto de carga larga como

redonda y de jolones, el de la hachería, que aunque más rudo que el de la

pala, era por temporadas cuando se acercaba el verano; y el del aserrío.

Se definió que el más rudo era el del aserrío con serrucho de cola,

puesto que este requería de la siguiente parafernalia: hacha, machete, pala,

pico o barretón o cavador, que de todas las formas se le nombraba; de

una gualla que unas veces era de cabuya gruesa o de acero galvanizado

en otras, o que algunos aserradores la tejían de la penca del abarco o del

vela’ecuba (con esta última penca, el problema es que cuando se secaba

y luego humedecida olía a pedo suelto en rincón de brujas; la plomada

para nivelar la troza y los andamios, el trabador (triscador) para graduar

los dientes del serrucho, el nivel para ajustar la posición de la madera en

general cuando ello se requería; La escuadra, igual para medir distancias

entre una hilada uy otra; una piola de algodón con la que se empapaba de

una tinta que se preparaba con carbón de baterías eveready, zumo de limón

y oxido de las limas con que se afilaban los serruchos (unas vieja costumbre

gitana y de trotamundos , según las parlanchinas lenguas, copiaron los

aserradores; con esa tinta para pintar las líneas por donde iba a pasar el

serrucho cortando los listones, las varetas, los bloques o las tablas, según

Juan Mares

el propósito; por supuesto, del serrucho de cola y el trocero: uno se usaba a

lo largo de la troza y el otro para dividirlas. La tinta con el carbón de batería

y el zumo de limón servía, además para darle segunda y hasta tercera vida

a las limas para “mecear” los serruchos, digamos, afilarlos. Era indispensable

el trabador o triscador para que al afilar el serrucho se le pudiera dar la

forma adecuada para afilar los dientes acerados, de manera tal que el serrucho

no se atascara según la madera se fuese a cortar. Pues el mismo filo y

traba a los dientes del serrucho no se les podía aplicar a todas las maderas

y si eran tozas nudosas también variaban el filo y la traba.

Para armar el entable se cortaba madera por troncos en concordancia

con rigor de la troza, dos soleras, varios madrinos y los amarres se hacían

con bejucos de pitigua, potré o con la penca que sacaban del velecuba

o de los abarcos o piloncillos que aserraban.

La mina de oro la constituían el abarco, el caracolí, el jenené o

cagüí, el cedro guino, el bálsamo, el cativo, el canime, el amarillo, el hermoso,

el fresno y el nazareno o brasilete. También un árbol que le decían

sangre e’ toro para sacar tablas (árbol de xilemas rosados que para uno no

conocedor lo camuflaban como de cedro).

Así fue que me acordé del oficio más rudo que experimenté en la

vida. Ya no se asierra con serrucho e’cola. Dicha herramienta era un serrucho

largo para manejarlo entre dos personas, tanto el uno como el otro

necesitaban “cogerse los tiros”, es decir, armonizar el ritmo para tirar y

arrastrar el serrucho a flor de la madera para que no se trancara y fuese a

tumbar al cabezalero de no ir a romperse la cabeza o hacer que le rompiera

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El aserrío con serrucho de cola

la cara o golpeara las gónadas del colero. Era un ejercicio de armonizar

las fuerzas en el tira y hale del serrucho. Un asunto de parejas bien coordinadas.

El aserrador, lo primero que hacía era seleccionar el árbol para

tumbarlo con el hacha. Había que saber hacerlo, principalmente conocer

las tres caídas básicas de un árbol para ser derribado; primero, para dónde

tendía a ser más corriente el viento, si en la mañana o en la tarde, para

qué lado soplaba Eolo, y calcular su fuerza, si era fuerte o leve; segundo

hacia donde pesaban más las ramas o para donde tendía la curva del árbol;

tercero, de qué lado se le hacía el corte de abertura; el boquete ancho, para

por último darle en la parte contraria, o cerca del gavilán del corte. Esto se

hacía teniendo en cuenta los dos conocimientos anteriores

.

Un entable de aserrío requería andamios, vigas, soleras, madrinos,

diablos, cuñas, y cuando el sol daba en pleno por la desforestada en la

caída del árbol para aserrar se armaba un “sobresol” o más corriente un

“cubresol” o ramada con caballete de cualquier palma tras dos varas largas

de extremo a extremo de la troza, y además para que cuando llovía les

sirviera de escampadero. Cuando no, era una especie de troja alta, cubierta

de palmas tan solo para cubrirse del sol.

Había casos en que era necesario el garitero que llevaba los almuerzos

puesto que a la pareja de aserradores se les llevaba el fiambre en

zarapa, un calabazado de agua a cada aserrador y una panela a cada uno.

El aserrío con serrucho ‘e’cola demanda los siguientes componentes:

el cabezalero que es el que va sobre la troza y que le corresponde tirar

Juan Mares

el serrucho a flor de la madera para que no se atranque ni dañe los dientes

del serrucho, encaracola los brazos mientras deja ir peinando la herramienta

en armonía con el colero que es quien hala el serrucho en la parte de

abajo en dirección contraria al cabezalero. El colero le correspondía manejar

la calavera y estarla cuñando cada que se hacía necesario, puesto que

en el ajetreo, se va desajustando y para ello tiene un mazo de macana que

a pequeños golpes ajusta. El cabezalero levanta el serrucho por sobre la

cabeza mientras no le pierde el ojo al hilo sobre el que va el corte, mientras

que el colero atrae el serrucho hacia el medio de sus piernas, que estratégicamente

separa mientras un pie va adelante y el otro atrás como si fuese

dando un paso, arrastrando sobre el piso el aserrín que va cayendo. A su

vez está ojo avizor a la plomada al extremo opuesto, que cuelga indicando

la línea de arriba. Y así armonizan en el tira y hale en el subir y bajar del

serrucho.

Un aspecto es el, digamos, el ajuar del aserrador de tierra caliente,

que fue el que conocí. Mi padre aserraba descamisado y era cabezalero,

cuando empezaba a sudar a chorros se le llenaba la espalda de una abejita

que parecía un mosca lame sudores y en los descansos se secaba con una

toalla a manera de dulceabrigo o “sufridor” que también usaban para poner

al hombro mientras sacaban la madera deshilada a la cama donde la

recogería el arriero. Regularmente usaba sombrero cuando le daba el sol,

algunas veces observé en otros aserradores que improvisaban un sombrero

con tres o dos hojas de iraca recortadas y amarradas por los peciolos como

un pequeño bohío sobre la cabeza. A veces se amarraban un trapo a manera

de pañoleta que se quitaban para sacarse un poco de sudor. En cuanto al

colero casi siempre usaban cachucha beisbolera para cubrirse un poco del

aserrín.

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El aserrío con serrucho de cola

El señor Arturo Mogollón, un tolimense venido a estos lugares

del Alto Sinú, desde los parajes de Puerto Berrío, siempre fue el compañero

de aserrío de mi padre, usaba una mulera y un poncho que ponía

sobre los dientes del serrucho cuando lo iba a afilar, pues se cuadraba de

medio lado recostado a la hoja del serrucho para darle mayor estabilidad

y a su vez protegerse de los dientes del serrucho. La cachucha era casi

que imprescindible en la mayoría de los aserradores coleros.

Otra tarea de los dos aserradores era preparar la “cama”, un escarpado

que se organizaba poniendo en el piso una especie de estera de

orillos para proteger del comején , de manera temporal y que se inmunizaba

previamente con ACPM, para arrumar la madera aserrada según

el propósito ya en tablas, tablones, listones o varetas, para que luego de

preparar la trocha por donde debía entrar el arriero con las mulas pudiese

sacar el producto a buen puerto, puesto que, en esos tiempos de aserrador,

no había ni carreteable para transporte en vehículo. Había lugares

donde se podía sacar arrastrada con bueyes, abriendo amplios caminos a

rula, pico y pala.

Cuando por cualquier circunstancia la troza se iba a la parte baja

del entable, había que molinearlas con fuertes guallas que para el caso,

se buscaba ayuda de otros aserradores. Cuando la troza quedaba en la

parte arriba del entable era más fácil la tarea, puesto que se aseguraba en

los árboles de la parte de arriba para dejar rodar con sumo cuidado no se

fuera a ir la troza al cañón o quebrada y el trabajo sería más duro como

se explica antes.

Juan Mares

Traigo a colación para aportar otros referentes, según un ensayo

sobre Los aserradores y el aserrío, de Héctor López - López y Nicol Julieth

Rodríguez Urrea, de donde sustraigo varias líneas que en su conjunto

retratan un poco el oficio del aserrío: “el trabajo lo ejercían hombres

mayores que se habían perfeccionado en este oficio a través del “ensayo

y error”, además de que era heredado de padres a hijos. /…los orillos o

cantoneras colocados junto al aserrín, las hachas, los hilos o piolas untados

de azul de metileno o carbón, los serruchos troceros y los serruchos

hileros o tableros / en Antioquia también se empapaba la pita o cuerda

delgada en polvo de limas viejas disuelto en agua. Colocaba una puntilla

en los dos extremos para amarrar en cada uno de ellos la pita untada, /

Quien se guiaba por esta línea era el cabezalero, mientras que el colero

debía orientar el serrucho de acuerdo con la plomada / todo se amarraba

con bejucos. “A mí me decía -afirma Gustavo- vaya tráigame el bejuco

carare (Aristolochia sprucei), el que huele a feo, y yo iba al monte, lo

conseguía y con él amarrábamos todo lo que hacíamos en el aserrío.”

Aunque en Chaparral, los aserradores - según don Mario- construían un

rancho para dormir cerca del aserrío cubierto con hojas de cola de pato o

iraca (Carludovica palmata Ruiz & Pav)… /… En primer lugar, quisiéramos

puntualizar en que la diversidad cultural de Colombia es abismal y,

aunque aparentemente se han escuchado aserradores de diferentes regiones,

todos ellos tienen origen antioqueño, por lo cual el eje transversal

de análisis en esta ocasión como ya se ha expuesto anteriormente, será

la colonización antioqueña.” Hasta aquí esa experiencia en cuerpo ajeno

para decir desde otras orillas lo mismo con distinta guasca.

96

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El aserrío con serrucho de cola

Juan Mares

Barretón: Instrumento formado por un

mango de madera y una paleta cortante

de hierro para hacer hoyos y sembrar

Plomada Para guiar al colero en el corte

de la troza o del hilar de los bloques.

(Bloques que a veces se hilaban de ambos

lados ya para listones, varetas, tablas o

listones.

Cabezales o manubrios de un trocero

Aunque le faltan los dientes del gavilán

un serrucho histórico

Triscador o trabadores: Elementos para

dar trabas a los dientes del serrucho según

el árbol se fuese a aserrar.

Pala para acondicionar el entable y la

cama donde se arrumaba la madera

Rula o machete para desbrozar malezas

y arbustos

Igual se utilizaba para medir las líneas

entre tabla y tabla o vareta y vareta, La

escuadra de carpintería

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El aserrío con serrucho de cola

BIBLIOGRAFÍA

Entrevista a Arturo Mogollón

Héctor López - López y Nicol Julieth Rodríguez Urrea, (s.f.), Los aserradores y

el aserrío. Medellín: Corporación Universitaria Minuto de Dios.

Memoria personal del autor

Oficio de Hojalatero

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Historia laboral en Abriaquí

RESUMEN

HISTORIA LABORAL EN

ABRIAQUÍ

Al hacer un análisis que identifique los

arduos trabajos y los oficios más comunes

que se han desarrollado en nuestra

historia local; encontraremos unas

antiquísimas ocupaciones que fueron el

punto de partida, de unos procesos que

con el paso de los años se han superado,

para darle vía libre a una producción

técnicamente más viable de una adecuada

explotación. La constancia laboral

de nuestros ancestros, aguerridos

migrantes paisas, ha permitido conocer

desde el tiempo pretérito hasta hoy, un

verdadero progreso social, con incidencia

directa en la vida regional del

occidente antioqueño. El compromiso

directo ha sido en los sectores: minero,

agrícola, pecuario, comercial, industrial

y artesanal; con buenos resultados que

reflejan el ánimo laboral, la superficie

del territorio, los pisos térmicos (frio y

hacia templado) y las posibilidades de

intercambiar productos, con los centros

de consumo y posteriores oportunidades

de industrialización y exportación.

Palabras clave: trabajos, oficios, producción,

ancestros, progreso

LUIS ALFONSO

SALAS CAR-

DONA

LABOR HISTORY IN ABRIAQUÍ

SUMMARY

When making an analysis that identifies

the arduous works and the most common

trades that have been developed in

our local history; we will find some very

ancient occupations that were the starting

point of some processes that with the passage

of time have been overcome, to give

free way to a technically more viable production

of an adequate exploitation. The

labor perseverance of our ancestors, hardy

migrants from the paisas, has allowed

us to know from the past until today, a

real social progress, with direct impact

on the regional life of western Antioquia.

The direct commitment has been in the

mining, agricultural, livestock, commercial,

industrial and handicraft sectors,

with good results that reflect the labor

spirit, the surface of the territory, the

thermal floors (cold and temperate) and

the possibilities of exchanging products

with the centers of consumption and subsequent

industrialization and export opportunities.

Keywords: jobs, trades, production, ancestors,

progress.

Miembro del Centro de Historia del municipio de Abriaquí.

Correo electrónico: salasecheverry@gmail.com

Luis Alfonso Salas Cardona

HISTORIA LABORAL EN ABRIAQUÍ

Introducción

El compendio histórico de los arduos trabajos y de los diversos oficios

domésticos, que se han desarrollado en la jurisdicción del actual municipio

de Abriaquí, en un periodo que supera los dos siglos de experimentada

permanencia; surgen de una indiscutible y tripartita herencia humana. En

primer lugar partimos de las prácticas ancestrales del indígena de la raza

Catia que se desempeñaba muy bien en la orfebrería y en su antigua agricultura.

Posteriormente fue el blanco Español quien trajo variedad de semillas

agrícolas y especies pecuarias, como también sus tendencias comerciales;

para hacer un gran establecimiento en el nuevo continente. Y por último se

contó con el aporte laboral del avezado esclavo Africano, conocedor de las

faenas productivas en el hemisferio oriental.

El cúmulo laboral y productivo que se identificaba en el Nuevo Reino

de Granada durante el siglo XVIII, lo conocía y lo practicaba el otrora ciudadano

del común, surgido de la fusión racial (indígena, Español y esclavo

Africano) y según los anales de la historia, los terrenos baldíos denominados

Abriaquí, en donde ya habían practicado unas primeras y ligeras aberturas,

fueron denunciados ante la gobernación de la provincia de Antioquia, con el

propósito de ser recibidos en calidad de adjudicatarios. Efectivamente así

sucedió el día 3 de octubre de 1.795; cuando después del reconocimiento,

avalúo y medición, se concluyó satisfactoriamente este proceso.

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Historia laboral en Abriaquí

Luis Alfonso Salas Cardona

Del libro: Historia geográfica del Estado Soberano de Antioquia,

del médico e historiador Manuel Uribe Ángel, se conoce que los beneficiarios

de las adjudicaciones de los terrenos baldíos denominados

Abriaquí, fueron cinco consanguíneos de apellidos Urrego: Francisco,

Marcelo, Santos, Manuel Antonio y Salvador. También José y Francisco

Hernández, al igual que Sabino Sepúlveda y Marcos Benitez. Estos migrantes

de Santafe de Antioquia, se comprometieron a seguir abriendo

el espeso bosque, como contraprestación al reconocimiento jurídico que

habían obtenido.

Estos primeros colonos criollos, ya con el privilegio de ser dueños

jurídicos de las tierras de Abriaquí, continuaron en su afán de hacer

aberturas a golpes de hacha y una vez que talaban el espeso bosque,

aprovechaban los veranos de principios de cada año, para quemar cuando

habían derribado y así poder establecer sus cosechas de maíz y frijol. Estos

singulares personajes, tenían ya acumulada una grandiosa experiencia

agrícola, que provenía de las prácticas ancestrales en América latina,

más las novedosas enseñanzas que llegaron del viejo continente, todo lo

cual se transmitía de generación en generación. Este nuevo y despejado

escenario, no era solo para establecer cultivos, sino que también se construían

los famosos ranchos, que servían de alojamiento humano y para

almacenar los frutos de sus cosechas.

En estas instancias históricas, se reflejó la fortaleza de los antiguos

pobladores, para enfrentar las más duras faenas en la jurisdicción.

Empezando por los guapos hacheros (trabajador con hacha) y los aserradores

con serrucho. En la actualidad ambas labores han sido remplazadas

por las modernas motosierras. Antiguamente daban apertura y

arreglaban los caminos peatonales y de herradura, con barra, pico y pala.

Se dieron a conocer los experimentados y aguerridos paleros, Así mismo

y con los referenciadas herramientas, hacían el banqueo para las casas de

habitación y demás construcciones. Hoy estos trabajos están asignados a

las contemporáneas retroscabadoras (grandes y pequeñas).

El siglo XIX, correspondió al periodo de importantes acontecimientos

que se orientaban hacia el progreso y la prosperidad. En 1821 es

fundada la población de Abriaquí. En 1871, Abriaquí es definido como

fracción del distrito de Cañasgordas y 1874, se conoce la importante noticia

de la apertura de la escuela pública en la fracción de Abriaquí. Todas

estas vicisitudes estimulaban el arribo de nuevos migrantes pobladores,

que lógicamente se distribuían en nuestros campos y veredas, con el fin

de continuar con nuevas aberturas y así permitir la aparición de posteriores

trabajos, al igual que diversos oficios domésticos.

La centuria del siglo XX, fue decisiva en todos los aspectos laborales

que ostentara ya el nuevo municipio de Abriaquí a partir de 1.912.

Una superficie de 290 km cuadrados y con 16 veredas, es habitada por

familias genuinamente campesinas. La región sigue con su apogeo aurífero

y Abriaquí no podía ser la excepción. El trabajo extenuante para

extraer el material rocoso y obtener el oro de veta, ha estado asignado a la

fortaleza del hombre minero; mientras que lavar arenas del río Herradura

ó sus afluentes, para lograr el oro de aluvión, es más proporcional a las

capacidades de algunas señoras ribereñas y aún para adolecentes y jóvenes

que comienzan a trabajar. A estos últimos personajes se les reconoce

el oficio de barequeros.

104

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Historia laboral en Abriaquí

Luis Alfonso Salas Cardona

El sector minero de la localidad, ha tenido una importante evolución.

Los mineros tradicionales o informales, cuentan buenos arrastres,

para el proceso de trituración del material rocoso. Han contado con el

acompañamiento de la secretaria departamental de minas y ha sido posible

que accedan a la formalización y legalización a través de los respectivos

títulos mineros. En la vereda La Antigua, hace varias décadas funciona

la empresa minera “El Porvenir” en donde precisamente y por una

gran furia de la naturaleza, el pasado 6 de Abril de 2022, se conoció que

14 trabajadores, fueron victimas mortales de esta infortunada fecha.

Antes de la reforma constitucional de 1.968, el gobierno departamental

a través de la dirección de cominos, dependiente de la denominada

secretaria de obras públicas (hoy secretaria de infraestructura) se

encargaba de la apertura, modificación y sostenimiento de los caminos

de herradura intermunicipales. Para el caso de Abriaquí, entre 1.940 y

1.950, se modificó el camino Abriaquí-Cañasgordas desde esta cabecera

hasta el paraje travesías. También se dio apertura al camino hacia el

vecino municipio de Urrao, por la vereda San José. Estos referenciados

procesos los asistió el ingeniero don Jesús Quevedo. En la actualidad

está responsabilidad le corresponde a cada ente territorial, hasta sus respectivos

limites. En otrora a quien responsabilizaban del personal contratado

para dichas labores, ostentaba el cargo de sobrestante.

La base del desarrollo para el caso local en Abriaquí, se le atribuye

indiscutiblemente al hombre agricultor; convertida esta actividad

en la mejor y única alternativa de sobrevivencia. En un principio y después

de intervenir el bosque secundario (tumbarlo) lo cual se denomina

como el hacer roserias, se establecen nuevamente los cultivos de maíz y

frijol. Posteriormente a estas actividades, el terreno se va facilitando para

otras siembras, como el establecer pasturas para la explotación pecuaria.

También se permite hacer cultivos limpios como: café, caña, papa,

yuca, arracacha; todo esto de gran utilidad para la alimentación humana.

Con el azadón como herramienta preparaban el terreno para dichas cosechas.

Con machete cortaban la maleza que competían con las pasturas

ya existentes, para la alimentación animal. Hoy es utilizada la guadaña

y la fumigación en reemplazo de las mencionadas labores (guadañeros y

fumigadores).

En cuanto a la construcción de casas de habitación y locales comerciales,

con las tradicionales tapias de tierra de buena calidad; surgieron

los tapieros, es decir esas personas expertas en estos trabajos. Quienes se

fueron acostumbrando a trabajar con arenas, adobe, baldosa, baldocin: se

les califica en el rango de oficial de construcción, siendo oficial calificado,

aquella persona que desarrolla planos. Y quienes se han encargado de

trabajar con madera para fabricar taburetes ( hoy reemplazados por sillas

plásticas) mesas, camas, las antiguas cómodas para guardar ropa, ataúdes,

mamparas y techos, se les ha llamado carpinteros. En estas ocupaciones

fueron famosos en nuestro medio, Juan Francisco Cruz y Don Jesús

María Palacio, cuyos recuerdos de verdaderas obras de arte, perduran en

el templo parroquia. Quién se perfecciona en trabajos con madera se le

denomina ebanista.

Ya con la explotación pecuaria en desarrollo en nuestra localidad,

abundaron las ocupaciones para el hombre campesino. La doma de equi-

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Historia laboral en Abriaquí

Luis Alfonso Salas Cardona

nos requirió de expertos amansadores y arrendadores, al igual que los

famosos herreros (para herrar las bestias). En el caso de los bovinos, surgieron

los vaqueros, personas capaces de lidiar estos animales. También

los renombrados ordeñadores y no podía faltar la figura del lechero que

en la mayoría de los casos era un muchacho empezando a trabajar, que se

encargaba de llevar y distribuir la leche en su destino final. Para el caso

particular de Abriaquí, existe desde 1970, el automotor que se ha encargado

de recoger las canecas con leche y llevarlas a la planta de enfriamiento

en Frontino. En la actualidad la leche es refrigerada en las fincas ó en

los tanques comunitarios, un carrotanque recoge día de pormedio dicha

producción; pero el acostumbrado transporte del carro lechero continúa

diariamente haciendo la ruta Frontino-Abriaquí-Frontino.

El trabajo del arriero ha representado un hito histórico en el desarrollo

local. Hay que entenderlo desde sus varios puntos de vista. Los

arrieros de ganado, han movilizado bovinos a diferentes destinos: Frontino,

Cañasgordas, Caicedo, Urrao e incluso hasta Medellín, haciendo

entrega en el corregimiento de San Cristobal. Esto sucedía en la década

1940-1950 (testimonio de don German Villa Gómez). Estas jornadas tardaban

aproximadamente una semana. También los arrieros de cerdos, en

cuatro jornadas desde Abriaquí a Santafe de Antioquia pasando por el corregimiento

de Tonuscoarriba, del negociante don Toribio Palacio. Otros

arrieros de bueyes y mulas, sacaban la producción de granos (frijol, maíz,

café) hacia las plazas de Frontino y Cañasgordas y de regreso entraban el

abarrote para las tiendas en esta cabecera municipal, incluidas las gaseosas

y cerveza, empacadas estas botellas de vidrio en costales de cabuya.

También los arrieros de hoy, movilizan los bloques de madera desde los

aserrios, hasta las vías carreteables. Además, los arrieros transportan la

caña panelera desde el corte hasta las respectivas máquinas. El proceso

de la panela, tiene otros oficios como: fogonero, hornero, contrahornero,

gavetero y empacador.

Quesitero o remesero, quién compraba quesos, quesitos y mantequillas,

para revender en los municipios vecinos. Tendero, persona que

atiende público en su tienda. También cantinero, para la venta de licores

y cacharrero, el de surtido variado. Panadero de oficio, quién ha traído

parva para vender ó se instala en la localidad, para producirla. Frutera,

señora Santafereña que cada ocho días venia a ofrecer sus productos.

También existía el tradicional peluquero del pueblo, hoy remplazado por

modernas barberías. Fontanero, asistente del acueducto y alcantarillado

y además encargado de colocar y retirar el servicio de energía, cuando

la planta generadora era de carácter municipal. Guardian de la cárcel,

cuando el municipio tenia su propio centro penitenciario. Celador, para

determinado sector ó para algún bién valioso. Telefonista, anterior a la

telefonía móvil. Telegrafista, cuando la comunicación era vía telégrafo,

oficina fusionada con los correos nacionales, para el caso de Abriaquí.

También existieron los cargos de administrador de rentas departamentales

y recaudador de impuestos nacionales.

Muchos oficios se han conocidos en nuestro medio, como el relojero

(venta y arreglo de relojes) el lotero (vendedor de lotería) chancero,

se generalizó cuando la venta del chance era manual. El boletero, boletas

para rifas. Hotelera, señora del tiempo préterito que habría las puertas de

su hotel. Pintor de brocha e isopo(de cabuya) quién embellecía puertas,

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Historia laboral en Abriaquí

Luis Alfonso Salas Cardona

ventanas, sócalos y paredes. Carretillero, quién hacia trasteos. Electricista,

con algunos conocimientos en el tema y no estaba calificado como

en la actualidad. Cotero ó bultiador para la movilización de objetos pesados.

Gallero, dedicado a la crianza y cuidado de los gallos de pelea.

La empleada de casa, inicialmente conocida como la cocinera ó sirvienta.

El radiotécnico, con algunos conocimientos en la materia. Desaparecido

hoy, el oficio de algunas señoras que elaboraban el famoso jabón de tierra,

que por muchos años hizo las veces de los más modernos y actuales

shampoos y acondicionadores del cuero cabelludo. Hoy tampoco existe

el policía escolar.

En relación con el tema de salud, se tiene en Abriaquí que solo a

partir de 1960, se abrieron las puertas del primer centro de atención con

médico y enfermera. Pero anterior a estos importantes momentos, las

dificultades perduraron por muchos años. De allí que surgieron las famosas

parteras, es decir señoras de probada experiencia que acompañaban a

las maternas en esos rigurosos momentos del parto. También estuvieron

vigentes los denominados raiceros, o sea personas que suministraban remedios

para las dolencias que aquejaban al paciente; basados en plantas

naturales. De igual manera, se conoció el concurso del señor dentista

que periódicamente visitaba la localidad, para dar alivio y atención a los

dolores dentales a través de las extracciones generalmente.

En cuanto a la parte religiosa, los señores párrocos en su mayoría,

han aceptado la participación del sacristán, persona que hace presencia

frecuente en el templo, para colaborar en la celebración de los oficios

religiosos y ha contemplado de manera tradicional el toque de las campanas.

El corista, encargado de los cantos religiosos, en la celebración

eucarística, trisagio, hora santa. Los acólitos, esos niños y adolecentes

que inician las procesiones portando los ciriales y están presentes en las

misas. Así mismo el campo santo local, ha contado con el concurso del

indispensable sepulturero. También en las últimas seis décadas, se ha

caracterizado la figura del animero, durante el mes de noviembre.

Décadas atrás, en Abriaquí había producción de cabuya, cuyas

pencas se beneficiaban de manera rudimentaria, por medio del antiquísimo

carrizo (artefacto de madera con dos puntas superiores y una bisagra

de unión). Este producto bien secado lo utilizaban los denominados cabuyeros,

para hacer jíqueras (mochilas) costales, costalejas, alpargatas,

lazos y accesorios para las enjalmas (pretal, retranco, cinchas). En este

oficio se destacó el señor Ramón Cardona Cardona, de la vereda la Antigua

y muchos otros paisanos. En nuestra localidad, también han existido

artesanos que han trabajado muy bien el llamado bejuco de cestillo, para

fabricar canastas, cocos cafeteros (hoy plásticos) cocos pequeños para

sembrar maíz, frijol y el antiguo canasto para las arepas de las casas campesinas

y pueblerinas de la época.

La evolución experimentada a través de la tecnología y el progreso

comercial, han opacado unas primeras actuaciones; que se han renovado

por exigencias de la época contemporánea, cuyo modernismo marca la

diferencia. El fotógrafo que revelaba a blanco y negro, desapareció. Los

sastres y las modistas de antes, no son competentes con las empresas que

producen en grande y maquilan. Así mismo el carnicero y el matarife de

antaño, están relevados por los actuales frigoríficos. El empírico farma-

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Historia laboral en Abriaquí

Luis Alfonso Salas Cardona

ceuta, lo reemplazó el regente de farmacia. El zapatero, lo absorvieron

las importaciones de calzados y la producción nacional empresarial. El

trabajo del gañan y su yunta de bueyes , hoy lo hace el tractor y el pobre

tinterillo que se ganaba unos pesos con la antigua maquina de escribir,

haciendo memoriales, cartas, peticiones y respuestas para los despachos

administrativos y judiciales, ya no es competente ante los profesionales

del derecho. También se redujeron las labores del enjalmero, el talabartero

y han surgido conductores mecánicos, inseminadores, tractoristas,

motociclistas; entré muchas otras ocupaciones.

Al evaluar el progreso de las personas que han empezado en determinados

trabajos u oficios en calidad de auxiliares, se encuentra un

cúmulo de experiencias que los convierten en seres idóneos y competentes

laboralmente. Se han conocido quienes se inician como ayudantes de

construcción y finalmente resultan como excelentes oficiales. Otros de

igual manera han escalado en la carpintería y ebanistería. Los ayudantes

de carro se han patentado y son los mejores conductores y en el caso de

las labores de finca, han surgido los compañeros del mayordomo, como

buenos administradores en la fortuita necesidad de reemplazo. Así que el

trabajo constante y los permanentes oficios, se han vivido desde el núcleo

familiar y los resultados se manifiestan por si solos, en el amplio periodo

que contempla nuestra historia local.

Como novedad del siglo XXI, han sido las oportunidades de establecer

en la jurisdicción de Abriaquí, cultivos de aguacate hass, granadilla,

gulupa (curuba) y uchuva, con miras a llevar estas producciones a

los mercados internacionales, en donde la demanda es bien amplia. Estas

opciones son factibles por ese clima frio que poseen las alturas del municipio,

el disfrute del abundante recurso hídrico y sobretodo por la riqueza

edáfica que se tiene a disposición.

Con este ligero análisis de las tantas ocupaciones (trabajos y oficios)

que se han desarrollado en nuestra historia local; hemos transcurrido

por un amplio periodo, que se inicio en el más lejano anonimato y que con

el paso de los siglos, permitió dilucidar el amplio y prospero progreso que

adquiere toda sociedad en vía de desarrollo. Muchas generaciones han

contribuido con sus aportes contemporáneos, para el engrandecimiento

del ente territorial, que ha sido testigo de excepción de quienes y en que

momentos determinados de la historia; se han decidido a entregar sus

desinteresados tributos, en favor del progreso comunitario, que se ostenta

en esta actual centuria de la humanidad.

Así que no fueron en vano el entusiasmo y la bizarría que acompañaban

a los primeros colonos criollos que se quisieron establecer en

la superficie de Abriaquí. Ellos vinieron a trabajar, irrumpiendo ante las

grandes dificultades que caracterizaban este selvático lugar del occidente

antioqueño. Sabían a ciencia cierta que tenían que disponer de su aguerrida

capacidad laboral, porque en esta jurisdicción todo estaba por hacer.

Tenían a su disposición el milenario camino indígena que comunicaba el

valle del cauca (Santafé de Antioquia) con el valle de musinga grande hacia

murrí y urabá por el sector de río verde. Pero la constancia de dichos

personajes, empezó a significar buenos resultados, como la fundación del

poblado de Abriaquí en 1821; lo cual dio origen a una nueva perspectiva

urbanística. Los posteriores reconocimientos jurídicos y eclesiásticos de

112

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Historia laboral en Abriaquí

la localidad, paulatinamente fueron acompañando el fervor ciudadano,

para que esas iniciales acometidas de prosperidad y progreso, después de

dos siglos de incansables luchas, lucieran en la recóndita municipalidad

que también se le conoce como remanso de paz y sana convivencia.

Luis Alfonso Salas Cardona

BIBLIOGRAFÍA

Uribe Ángel, M. (1895), Geografía general del Estado de Antioquia en

Colombia. Medellín: Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia

Zapata Cuerca, H (1941) Monografías de Antioquia. Medellín: Cervecería

Unión.

114

115



Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral

IMÁGENES MOMENTÁNEAS: UNA

MIRADA AL OFICIO CERAMISTA

DE EL CARMEN DE VIBORAL

MOMENTARY IMAGES: A LOOK AT

THE POTTERY TRADE IN El CARMEN

DE VIBORAL

Julián González Ríos

IMÁGENES MOMENTÁNEAS: UNA MIRADA AL OFICIO

CERAMISTA DE EL CARMEN DE VIBORAL

RESUMEN

Este escrito desatiende la necesidad de

explicar la historia, presentar personajes

o el orden de los sucesos. Pero su base

se encuentra allí: en la suma expresiva

de experiencias humanas que permitieron

que el oficio de la cerámica de El

Carmen de Viboral sea lo que es. Hablar

del oficio ceramista es hablar de la historia

de hombres y mujeres forjadores

de tradición, a su vez, significa hablar

de la historia de una época: del pasado

concreto y de un presente cuyas formas

están por ser comprendidas. Esta es pues

una aproximación a la identificación de

rasgos esenciales del oficio ceramista y

de su importancia e influencia en el orden

local como elemento orientador de

la construcción identitaria del pueblo.

Palabras clave: Cerámica, El Carmen

de Viboral, Experiencia artesanal, Patrimonio,

Plan Especial de Salvaguardia.

SUMMARY

This writing disregards the need to explain

history, present characters or the

order of events. But its basis is there: in

the expressive sum of human experiences

that allowed the pottery trade of El Carmen

de Viboral to be what it is. To speak

of the pottery trade is to speak of the history

of men and women forgers of tradition,

at the same time, it means to speak

of the history of an epoch: of the concrete

past and of a present whose forms are yet

to be understood. This is therefore an approach

to the identification of essential

features of the pottery trade and its importance

and influence in the local order

as a guiding element in the construction

of the town's identity.

Key words: Ceramics, El Carmen de Viboral,

Artisan experience, Heritage, Special

Safeguarding Plan.

Miembro del Centro de Historia El Carmen de Viboral

“La cerámica es ciencia, es arte, pero sobre todo es sentimiento”

(Enrique Montoya Ramírez, ceramista carmelitano).

I

El Carmen de Viboral es uno de los centros de producción artesanal

cerámica más representativos del país. Desde finales del siglo XIX miles de

manos han dado forma a un oficio que expresa rasgos particulares de la identidad

municipal. Sin embargo, también es una muestra de la contribución de

las artesanas y los artesanos carmelitanos a la cultura del país. Una cultura

que se manifiesta en la diversidad creativa, la capacidad de producción y

adaptación en respuesta a condiciones geográficas, ambientales y sociales

del territorio.

El oficio ceramista en El Carmen presenta peculiaridades en su desarrollo

histórico y en su expresión estilística que lo hace destacar en el panorama

nacional. Surge en un medio que, si bien tiene antecedentes de producción

de cerámica indígena, hasta hoy, no tenemos pruebas de que exista una

línea clara de continuidad frente a estos desarrollos previos y los actuales

más allá de la relación frente al aprovechamiento de materias primas locales.

La expresión actual de la cerámica de El Carmen, puede caracterizarse como

proveniente de un impulso de carácter económico-empresarial en una época

influida por el crecimiento de la incipiente industria colombiana.

116

JULIÁN

GONZÁLEZ

RÍOS

Correo electrónico: juliangonzalezr53@gmail.com

La instalación y desarrollo del oficio ceramista en El Carmen pasa

por considerar una serie de influencias complementarias: (1) los antecedentes

de producción de cerámica en el Oriente Antioqueño en la segunda mitad

117



Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral

del siglo XIX en los municipios de Rionegro, Vahos y El Santuario, (2)

la fundación de Cerámica Antioqueña en el municipio de Caldas, (3) la

llegada al municipio de personas con conocimiento técnicos del proceso

productivo y (4) la riqueza natural del territorio carmelitano que puso a

disposición arcillas, minerales (cuarzo, feldespato y caolines), fuentes de

agua para generar la fuerza hidráulica y el funcionamiento mecánico de

los talleres y bosques maderables que operaron como combustible para el

funcionamiento de los hornos.

Durante la mayor parte del siglo XX, el oficio se desarrolló en un

escenario que combinó aspectos de la producción “industrial” con una

marcada orientación artesanal, en razón del carácter otorgado a los objetos.

En su trasegar, la cerámica se consolidó como un medio de expresión

artístico y de la cultura local a través del ejercicio de la decoración: un

elemento diferenciador que implica una toma de posición frente a la cultura

moderna, toda vez que dota de cualidades especiales a los objetos

y da apertura a que trasciendan la frontera de lo efímero: aquello que se

consume y se desecha.

Julián González Ríos

también por el aporte en la representación cultural local, a la memoria, al

legado de las generaciones pasadas y a la historia de decenas de familias

que durante años se han relacionado con el oficio.

II

Resulta imposible concebir el estado actual del oficio sin la manera

como los primeros ceramistas comenzaron a dar forma al mundo conocido.

Solo en el saber colectivo, en el cual se han sumado en el tiempo y el

espacio múltiples saberes individuales alrededor de unas técnicas, de unas

formas que siguen transitando hacia su madurez, se puede hablar de la

existencia de una cultura ceramista local.

En este sentido, la historia no es solo una memoria que conserva:

es una memoria que renace para sustentar una forma de vida, para perfeccionar

un oficio desde las raíces populares que se aferran al sentido comunitario

de construir con los otros en el acto de reconocerlo como lleno

de significado y expresión, hecho que lo convierte en factor de identidad

y de pertenencia.

Por el contrario, parte de lo que sustenta la decoración es la relación

y el protagonismo que otorga a los impulsos orgánicos de la creación

manual donde todo no es uniforme, exacto, o medible y en su lugar lleva

presente la impronta de la personalidad humana: de tiempos y ritmos

personales e irregulares y de una expresividad idiosincrática que a partir

de la experiencia de vida de sus creadoras y creadores habla de un espacio

concreto: de su historia, paisajes, jardines, etc. Así pues, la cerámica

adquiere valor, no solamente en lo estético, artístico y utilitario, sino

La continua y renovada cadena de aprendices, artesanos, maestros

que desempeñan el oficio ceramista, revela el entramado de iniciación hacia

el eterno y siempre inacabado proceso de adquisición de habilidades y

su perfeccionamiento en cualquiera de las múltiples dimensiones del saber

artesanal.

Esencialmente, la cerámica es el proceso de muchos pequeños procesos,

por lo tanto, es la suma del desarrollo de muchos oficios: la fabrica-

118

119



Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral

Julián González Ríos

ción de moldes, el forjado, torneado o vaciado de las piezas, el proceso de

lavado y pulido, la decoración, el esmaltado, el horneado, entre otros.

Esta forma de arte implica establecer un diálogo estrecho, día

a día, con las herramientas y las materias primas; requiere conocer las

propiedades de arcillas de cualidades diferentes, de los colores, de los

esmaltes y su punto de fusión, de las reacciones al conjugar todos los

elementos, de la elección de temperaturas y los modos de cocción adecuados.

Este saber proviene de la capacidad del artesano para conocer su

medio, de aplicar lo recomendado y lo aprendido, pero especialmente, de

no dejar de interpretar su experiencia de vida, su experiencia artesanal.

Dedicarse al oficio ceramista (pero en general a la labor artesanal)

equivale a no dejarse inhibir por el método y la técnica. Esta condición es

más próxima a la reformulación constante de los problemas: la rotura o

desgaste de los moldes, el craquelado de las piezas por una mala formulación

de la pasta, la preparación de un esmalte, el grado de temperatura

de una quema… y pone de manifiesto que el conocimiento cabal de una

forma de hacer, puede llevar toda una vida.

específica, de la paciencia de artesanas y artesanos que en su relación con

la arcilla la transforman en algo especial, una forma que encierra contenidos

artísticos y sociales. Ese objeto refleja los cambios de una época, del

oficio mismo y su avance en el desarrollo de la técnica y su apropiación

histórica. En este sentido, la cerámica carmelitana es una representación

significativa de la cultura popular; de más de 120 años de ensayos, de

formular, probar, adaptar, cambiar y permanecer.

III

El oficio ceramista de El Carmen de Viboral, ha florecido durante

las últimas décadas de la mano de la decoración. Esta estabilización y

profundización técnica y estilística es relativamente reciente. Entre las

décadas de 1970 y 1990 el oficio sufrió una crisis sin precedentes que se

extendió de forma agónica hasta provocar el cierre de casi todas las fábricas

y talleres existentes. Ese contexto de crisis generó diversas acciones

en un intento por generar condiciones de sostenibilidad del oficio entre

las que se cuentan: la diversificación de la producción, innovaciones en

diseño, trabajo con barro de una sola quema y el énfasis de la decoración

bajo esmalte.

Ese es el reflejo de la «experiencia artesanal»: el momento en que

el pasado influye en el presente, lo afecta y define la capacidad de abordar

futuras experiencias donde el conocimiento previo es puesto a prueba.

Un plato, un pocillo, una matera, un salero o cualquier pieza producida

en El Carmen es síntesis de los esfuerzos pasados y presentes,

es resultado de un patrón cultural de producción, de una mirada estética

El cambio de siglo trajo intentos de resurgimiento y formalización

empresarial del oficio; si bien los hornos se apagaron el fuego no se extinguió.

El oficio se sustentó de la mano de pequeñas unidades productivas

de tipo familiar: talleres caseros encabezados principalmente por las artesanas

y los artesanos más antiguos. Durante esta nueva etapa el camino a

seguir era claro: hablar de cerámica carmelitana era hacerlo de cerámica

utilitaria decorada a mano.

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121



Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral

Julián González Ríos

Actualmente esta técnica, aunque no comprende la totalidad de

las expresiones artesanales del municipio, vale para otorgarle un amplio

reconocimiento más allá del plano nacional. La decoración de motivos

florales se ha convertido en una impronta inconfundible incluso con relación

a los demás escenarios de producción cerámica del país a la vez

que resalta como una expresión auténtica de la región y que dialoga con

la biodiversidad local.

La cerámica carmelitana constituye el segmento material de una

cultura que no se reduce al simple objeto y que combina lo funcionalutilitario

con lo artístico. De esta manera y en relación con el valor que le

otorga la decoración a mano, su utilidad no está encasillada como mero

objeto de contemplación estética (de colección o exposición) y, por el

contrario, conserva la utilidad que define su propósito y modo de uso

.

Sus características estéticas personifican solo una dimensión del

sistema del objeto en general, pero si es el punto de referencia más notable

para hablar de las representaciones compartidas de la cultura local y

lo que la define como única dentro del estilo artesanal carmelitano, o sea,

es un factor que denota identidad y pertenencia.

IV

Actualmente, parte del sector artesanal de la cerámica de El Carmen

de Viboral y la ciudadanía trabajan por la inclusión de la cerámica en

la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

Una oportunidad para actualizar la relación con el pasado del oficio y

ampliar la comprensión de esta manifestación cultural, además de fortalecer

la discusión sobre la posibilidad de argumentar su valor y formas de

expresión patrimonial.

Es necesario abrir las discusiones acerca del complejo sistema de

símbolos de identidad que el pueblo crea o preserva a través del tiempo

alrededor de la cerámica. Hacer notar que el patrimonio no reposa en los

museos: es algo más amplio, diverso y vital que incluye los patrones culturales

que se han ido formando y que identifican a una comunidad humana

como poseedora de una identidad específica.

Esta conservación no significa cerrar las puertas a la modernización.

Significa entender que hay que enfrentar desafíos en el futuro, un futuro

que puede ser ahora y que debe pasar por atender las particularidades

del oficio en la localidad.

El oficio de la decoración sentó bases para la afirmación y el desarrollo

de las distintas expresiones culturales del municipio por medio de

la cerámica, e indirectamente permite pensar la cuestión de la identidad

como un proyecto reflexivo que recoge una narrativa de la historia (pasada

y presente) capaz de sintetizar los sentidos de una tradición susceptible

de una constante re-significación.

La cerámica carmelitana es una expresión cultural diversa; evidentemente

tiene matices que permiten establecer diferencias alrededor

de variables como las técnicas o la implementación de procesos distintos

en su cadena de valor. En este punto, se ha hecho notable la pretensión

de establecer una diferenciación entre cerámica tradicional y cerámica

contemporánea, que pasa por alto la matriz del surgimiento de ambas: que

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Imágenes momentáneas: Una mirada al oficio ceramista de El Carmen de Viboral

Julián González Ríos

se sustentan en las raíces de un legado compartido con todas las personas

que cimentaron la tradición.

BIBLIOGRAFÍA

El autor no considero pertinente incluir bibliografía

La antigua tensión tradición–modernidad se refleja cuando los defensores

de la primera sienten que otros se apropiaran de algo que fundamentaron,

mientras los segundos piensan que los otros obstaculizan

el progreso, el avance hacia nuevas formas. Mientras tanto ninguno reemplaza

al otro y ambos siguen creando, construyendo y conservando el

mismo mundo de orientación artesanal.

De fondo, existe una diferencia significativa: el grupo de hacedores

de cerámica contemporánea es el pilar del oficio y de la cultura

artesanal en el futuro. En esta medida, para ambos es importante poner en

relación sus contenidos como medida para el fortalecimiento y las posibilidades

de la cerámica a largo plazo. Para tal fin, es necesario establecer

cambios en las bases sobre las cuales interactúan unos y otros en aras de

la legitimación del sector y del oficio.

Así, el pasado se convierte en presente y el oficio se ve influenciado

por ideas distintas que incorporan nuevos ritmos y posibilidades al

oficio y, sin embargo, como dijo Octavio Paz:

[…]transcurre con los días, fluye con nosotros, se gasta poco a

poco, no busca a la muerte ni la niega: la acepta. Entre el tiempo

acelerado de la técnica, la artesanía es el latido del tiempo humano[…].

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

LA PRODUCCIÓN DE PANELA:

UNA TRADICIÓN DE

GIRARDOTA

THE PRODUCTION OF PANELA: A

TRADITION OF GIRARDOTA

Centro de Historia de Girardota

LA PRODUCCIÓN DE PANELA: UNA TRADICIÓN DE

GIRARDOTA

RESUMEN

He aquí una síntesis de muchos años de

la historia de trabajo la elaboración de la

panela en los trapiches de Girardota, un

pueblo en que muchos de sus habitantes

han cultivado la caña de azúcar por generaciones.

Bien se puede señalar que los

remotos orígenes son coloniales cuando

los españoles privatizaron el territorio,

establecieron haciendas ganaderas y

cañeras. Luego la explotación de la caña

se impuso como patrón agrario, una

herencia que trascendió al siglo XIX y

XX, sin quererse decir que esa trayectoria

fuese invariable; más bien ha estado

atravesada por múltiples circunstancias.

Palabras Claves: Agricultura de la caña

de azúcar; trapiche, oficios, nutrición

SUMMARY

Here is a synthesis of many years of the

working history of panela production in

the sugar mills of Girardota, a town where

many of its inhabitants have cultivated

sugar cane for generations. It can well be

pointed out that the remote origins are colonial

when the Spaniards privatized the

territory, established cattle and sugar cane

ranches. Then the exploitation of sugar

cane was imposed as an agrarian pattern,

a legacy that transcended the nineteenth

and twentieth centuries, without meaning

that this trajectory was invariable; rather,

it has been crossed by multiple circumstances.

Keywords: Sugar cane agriculture; sugar

mill, trades, nutrition

El municipio de Girardota, (ubicado al norte del Área Metropolitana

del Valle de Aburrá, a una distancia de 26 kilómetros de Medellín)

mide hoy día 82 km² y su zona urbana es de aproximadamente 1,5 km².

Mucho tiempo antes, en el año de 1.843 en él predominaba la vida campesina

y en ella predominaba la actividad ganadera y agrícola. Ésta última,

se centraba en el cultivo de la caña panelera, maíz, plátano, yuca y café.

La siembra extensiva de caña de azúcar se desarrollaba principalmente

para la producción de panela y otros derivados, como el aguardiente y la

melaza. No se sabe cuanta tierra estaba ocupada los cañaduzales y cuantos

trapiches existían, pero la tradición hacia que se sembrara en los pequeños

medidos y mayores propietarios. En una fecha posterior la actividad

porque ocupaba aproximadamente 24 km² del territorio equivalente a un

28% de las tierras de producción agrícola y junto a caña de azúcar estaba

el maíz y el plátano. Hoy día se reconoce que desde épocas coloniales y

hasta muy entrado el siglo XX, los trapiches, como industria artesanal,

marcaron las pautas de las actividades económicas y sociales.

CENTRO DE

HISTORIA DE

GIRARDOTA

126

Miembros del Centro de Historia de Girardota

El articulo es una creación colectiva de todos sus integrantes: Jesús

E. Cadavid Mesa, Nayive Henao Zuleta, Valentina Úsuga Monroy,

Juan de Dios Cadavid Cadavid, Ruth Meneses Saldarriaga, Martín E.

Castrillón Cadavid y José Arturo Gómez Vásquez

La evidencia histórica muestra que 40 trapiches paneleros hasta

mediados del siglo XX producían 40.000 cargas de panela cuya comercialización

era amplia; el producto iba a muchos pueblos del Oriente Antioqueño

y se abastecía el mercado de Medellín. A partir de entonces un lento

proceso decadente se experimentó. Esta exclusividad en la producción se

da hasta que Girardota comenzó ese tránsito hacia lo que Arturo Escobar,

antropólogo colombiano, reconoce como “el modelo desarrollista”; lo que

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

Centro de Historia de Girardota

se conoce, como la “industrialización”. En la página web del municipio

de Girardota se rescata que: “si bien es cierto que, el primer renglón económico

del municipio hoy en día es la industria, éste no olvida su tradición

panelera”. 1

En Girardota, la panela se ha elaborado en los trapiches con el

mismo sistema de producción con el que comenzó hace casi tres siglos.

Los trapiches, siguen ubicados en la zona rural del municipio, donde se

extienden aún los minifundios de caña. La cifra de trapiches activos, según

la Secretaría de Agricultura, es de 19. Algunos censos hasta mediados

del siglo pasado hablaban de 16, otros para la misma época de 40.

Pero, según un informe de la Asociación de Paneleros y Cultivadores de

Caña de Girardota, hasta el año 2.012 había 27 que están distribuidos en

11 veredas del municipio. Lo cierto es que, en 2.014, según versiones de

la misma Asociación, en Girardota, son cada vez menos los trapiches que

funcionan a cabalidad.

Historia de los Trapiches y de la formación de la Asociación de Paneleros

La historia de los trapiches comienza con uno de los principales

personajes, José María Sierra Sierra, que siempre se ha conocido como

“Don Pepe Sierra”. Cuando sólo tenía 14 años, se inició en el mundo de

la agricultura y el trabajo del campo, con especial énfasis en la produc-

1 De ahí que, en los últimos años el objetivo ha sido mantener los trapiches como atractivos turísticos,

tradicionales y de contribución económica de las familias paneleras. De esta manera, han intervenido entes

administrativos como las secretarias de: Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente; La de Salud y

la de Gobierno, con el fin de mejorar las condiciones físicas y de bioseguridad de los trapiches existentes.

ción de la caña de azúcar. Comenzó el negocio de la panela en el viejo

trapiche de “sangre”, que durante la molienda, era movido por mulas.

A los 20 años y ante el progreso de otros trapiches, entre ellos el de los

Londoño que estaba ubicado en el Hatillo (Barbosa – Antioquia), lo llevó

a construir el trapiche del Sacatín, que fue muy novedoso en su época,

porque utilizaba la fuerza hidráulica de la quebrada cercana, para darle el

movimiento a la rueda de agua y realizar así la molienda de la caña. 2 Don

Pepe Sierra no sólo se dedicó al cultivo de la caña y producción de panela,

también incursionó en el comercio local del municipio de Girardota y

se convirtió en un personaje representativo de emprendimiento, como se

diría hoy en día.

Importancia económica, cultural y política de la producción panelera

La cultura panelera existe por herencia familiar, los padres heredaban

a sus hijos la responsabilidad de conservar los cultivos de caña

y de elaborar la panela cada semana. El trapiche de Valentín Carmona,

es un ejemplo de esta tradición de generaciones en la vereda Los Encenillos.

Cuando don Valentín murió, pasó a ser de su hijo José de la Cruz

Carmona Castro. Mario, otro hijo de don Valentín Carmona, con el fin de

mejorar la calidad de la panela decidió construir otro trapiche en la vereda

Jamundí. Su propósito fue siempre mejorar los procesos de elaboración

de la misma y, hacer más eficiente la molienda. Para lograrlo, utilizó la

misma técnica que empleó don Pepe Sierra, la de un molino hidráulico.

También, tiene presente las actuales especificaciones técnicas y de salu-

2 Este proceso es muy diferente al de la rueda Pelton, que se emplea para darle movimiento a los

generadores que producen corriente eléctrica.

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

bridad pública que exige el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos

y Alimentos (INVIMA), para que su producción sea apta.

Centro de Historia de Girardota

hacen parte de la infancia y adolescencia, de la mayoría de los girardotanos.

En compañía de vecinos, amigos y familiares se hacían largas caminatas

nocturnas, que alumbraban las estrellas y en medio de historias

de terror y risas, la intención era disfrutar de las mieles que regalaban los

señores paneleros a todo aquel que pasara por su trapiche; poco a poco,

se fue arraigando esta costumbre, que, desde antaño, se conoce como ir

a “melar”, así se le decía a este tradicional paseo. A dicho paseo, se llevaba

una olla, cucharas, y como insumos, el pan y el bicarbonato, que se

necesitaban para compartir. Ir a melar era toda una experiencia, que se

podía repetir cada ocho o cada quince días, en casi cualquier vereda de

este próspero municipio.

Y ¿cómo no ser próspero?, si la industria panelera fue una de

las que dio empleo y sació el hambre de los muchos que poblaron estas

montañas. Sistema impuesto o no, la verdad de la caña de azúcar y de la

panela se lee a la luz de hombres y mujeres que “a punta de aguapanela”

supieron dar forma a este pueblo, a los collados o colinas que cultivaron

y a las muchas bocas que alimentaron.

Molino Hidráulico, en el Trapiche Jamundí los Rieles, de la familia Zuleta (2020).

Después de muchos años de tradición familiar en la elaboración de

la panela algunos trapiches fueron desapareciendo, por diversas razones:

El Tratado de Libre Comercio (T. L. C), precios elevados de los insumos

agrícolas, contaminación ambiental y el cambio climático, abandono gubernamental

del campesinado colombiano y ni qué decir del desplazamiento

forzado. No obstante, los trapiches de Girardota son lugares que

Los trapiches son laboratorios, lugares donde lo que entra no sale

igual (dígase humano o caña) y, sobre todo, porque una molienda nunca

es igual a la otra. Los tubos de ensayo son esos enormes fondos (pailas)

que calientan, hierven, cocinan y transforman los diferentes estados del

líquido que sale de la caña; los trapicheros son los científicos, grandes

conocedores de colores, olores, texturas y temperaturas. Entrar a un trapiche

es viajar a partir de una dimensión que satisface los sentidos, es

disfrutar de un lugar en el mundo que endulza y calienta.

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

Centro de Historia de Girardota

La trascendencia económica, cultural y política de la producción

de la panela en el desarrollo del municipio de Girardota, se refleja hoy

en día, en este tejido social que aún conserva un alto porcentaje de esos

valores y principios que hacen que este municipio sea uno de los mejores

vivideros del Área Metropolitana. Los establecimientos educativos del

municipio, al igual que los hogares girardotanos, siguen en la formación

de educar para el ser. Para no extinguir este bello producto que ha sido

determinante para la vida cotidiana de Girardota, porque gana confianza

para que el municipio progrese ostensiblemente, y para muchas otras personas

que llegan hasta él. Los profesionales girardotanos, llevan en su A.

D. N. el acerbo de la responsabilidad, la honradez, la creatividad, la solidaridad,

el ser emprendedores y, ante todo, el amor por su terruño, como

lo enseñaron nuestros ancestros; que inclusive, ni tierra vendían, ¡antes

compraban!, todo esto, aunado a un arroyador sentido de pertenencia.

Es interesante reflexionar, sobre cómo se han incrementado no

sólo en cantidad, sino también en calidad, los valores culturales de su

gente, porque cada día quieren superar a sus mayores, los de aquellas gestas

artísticas, que muy empíricamente en esos cañaduzales, difundieron

habilidades como el canto, la música instrumental, la copla, la trova y las

representaciones teatrales; tanto que éstas últimas, se reflejan en el Sainete

de la vereda San Andrés. A propósito de lo anterior, el Sainete de dicha

vereda, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Departamento

de Antioquia en el año 2.018, logro que se obtuviera en su mayor parte,

por el empuje de jóvenes de este terruño. Así pues, los grupos musicales

de Girardota, han traspasado también los confines de su patria chica, lo

mismo ha ocurrido con muchas otras manifestaciones artísticas, culturales

y deportivas.

Sociopolíticamente, nuestro municipio, no se ha escapado a los

vejámenes que han sido un adefesio para la buena convivencia y progreso

de esta tierra, por parte de algunos representantes de sectores partidistas

que desde hace muchos años han ocasionado diversas dificultades,

tropiezos y sinsabores en varios aspectos (social, económico, artístico

y otros), lo que ha evitado que se tenga una mejor calidad de vida municipal.

Como también, algunos otros han aunado esfuerzos de forma

integral en pro del desarrollo del municipio.

Estadísticas y Comercialización de la Panela

Actualmente Girardota tiene 100 familias campesinas productoras

de caña, que representa el 8.7% de los productores totales en el

municipio. Por otra parte, se han identificado 132 campesinos que tienen

cultivos de caña como complemento de otros sistemas productivos

agropecuarios. Las veredas con más sistemas de cultivo de caña son: Los

Encenillos (41%), La Meseta (24%) y San Andrés (13%). (Figura 1).

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

Centro de Historia de Girardota

Figura 1. Distribución porcentual de los sistemas de caña por vereda.

El 69% de los cañicultores son hombres y el 31% mujeres. Del

total de productores se identificó que el 13% han sido víctimas del conflicto

armado, los cuales se ubican en la zona suroriental del municipio;

especialmente, en la vereda Los Encenillos. A continuación, se presenta

el mapa de calor con la ubicación de los sistemas productivos de caña

(figura 2), se identificó que la zona sureste del municipio posee la mayor

concentración de sistemas productivos que se dedican a la caña (Plataforma

Web IN-OVA BI Girardota).

Figura 2. Mapa de calor de los sistemas de caña en el municipio de Girardota.

Para el cultivo se tienen destinados 102 hectáreas, que se distribuyen

por veredas de la siguiente manera: Los Encenillos tiene aproximadamente

48, La Meseta posees aproximadamente 20 y San Andrés

dispone de 10.

La elaboración de la panela, se realiza por lo general en pequeñas

fábricas que comúnmente se denominan trapiches, en procesos de agroindustria

rural que involucra a múltiples trabajadores agrícolas. En este

proceso se usan tres vasijas de cobre o bronce.

En la primera, comienza la cocción del líquido proveniente de la

caña (guarapo no fermentado); en la segunda se va traspasando la espu-

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

ma y otras impurezas del hervor de la primera; y así consecutivamente

desde la segunda hasta la tercera.

El Valor Nutricional y Medicinal de la Panela

La panela tiene un importante valor nutricional en la alimentación

debido al alto contenido de sales minerales. Es un edulcorante más natural

porque no ha sido refinada y aún conserva sus propiedades. Por el contrario,

el azúcar blanco, sí es un producto que se refina y sólo es fuente de

carbohidratos; por lo anterior, la panela es una buena alternativa a la hora

de endulzar bebidas o elaborar recetas de repostería.

Su principal ingrediente es la sacarosa, que varía entre un 75 y un

85%, tiene menos calorías que el azúcar blanco, porque contiene de 310 a

350 calorías por 100 gramos, frente a 400 calorías que contiene el azúcar

blanco. No obstante, hay que dejar claro que, aunque la panela cuenta

con sustancias como el fósforo o el potasio, apenas hay aporte nutricional

porque la cantidad que tomamos de esta es mínima. Si atendemos a la

Organización de Consumidores y Usuarios (O. C, U.), “las cantidades de

estos nutrientes son tan pequeñas que no podemos considerar que sea más

saludable que el azúcar blanco”.

Entre los beneficios a la salud se destacan los siguientes:

1. Energía rápida e inmediata: por la fructuosa y sacarosa que contiene,

es rica en carbohidratos, que le aportan al cuerpo energía al instante.

2. Rica en vitaminas: contiene de los grupos A, B (B1, B2, B3, B12), C

(ácido ascórbico), D y E.

3. Alto contenido de minerales: para que nuestro organismo funcione

Centro de Historia de Girardota

bien, se requieren el sodio, calcio, hierro, magnesio, cobre, fósforo,

potasio y zinc; entre otros.

4. Ideal para la salud ósea y dental: resulta un gran alimento para proteger

el sistema óseo humano y los dientes, porque es rica en calcio.

5. Sirve de tratamiento para la anemia: gracias a su amplio aporte en

nutrientes, se recomienda cuando se padece anemia ó falta el hierro

en el organismo por algún otro motivo.

6. Refuerza nuestro sistema inmunológico: la panela tiene un aporte de

vitaminas y minerales que nos ayudan a mejorar el sistema inmunológico

de forma natural.

7. Reduce la glucosa en la sangre: es un alimento que endulza las comidas

de forma natural y saludable; por tal motivo, la glucosa en la

sangre, se reduce de forma notoria.

8. Además, la panela suele tomarse con agua caliente y limón para aliviar

resfriados y disminuir los síntomas del malestar. A diferencia del

azúcar blanco no cuenta con ningún tipo de aditivo químico, que es

fruto del proceso de refinación. Por ejemplo, el agua de panela fría

es utilizada con frecuencia por algunos deportistas como una bebida

hidratante natural, que refresca, aporta calorías, sales minerales para

un mejor rendimiento corporal y una mayor resistencia física.

9. Igualmente, se han descubierto propiedades hidratantes y cicatrizantes

de la panela para el tratamiento de las úlceras varicosas y la sinusitis.

Asimismo, la este ancestral alimento, se usa en diversas formas

o presentaciones en productos alimenticios, cosméticos, industriales

y otros.

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

Centro de Historia de Girardota

Algunas Contraindicaciones

Se debe tener claro que, aunque es un endulzante natural, es un

alimento dulce; por lo tanto, debemos cuidar nuestra salud y no abusar

de ella:

• La salud dental: así como sucede con el azúcar blanco, un

alto consumo de la panela, puede afectar los dientes y propiciar la

aparición de caries.

• Genera más hambre: cuando consumimos algún tipo de

azúcar en exceso, se altera la leptina, que es la hormona que regula

la sensación de hambre. Por ende, si nos excedemos, nos genera

ansiedad de comer más.

• Aumento de peso: si sobre pasamos el consumo de panela

y aunque tenga menos calorías que el azúcar blanco, puede subirnos

de peso.

• No es ideal para las personas con diabetes: es un alimento

muy rico en azúcares, por tal motivo, los pacientes diabéticos, deben

evitar su consumo al máximo.

Anexo 1

Los oficios en los Trapiches Paneleros

1. Agricultor: es el que desyerba, pica la tierra y siembra la

semilla de la caña, vuelve a desyerbar y a aporcar la caña.

2. Cortador de caña: es la persona que corta la caña, más o

menos de 80 centímetros, le quita el cogollo que sirve para alimentar a las

vacas, mulas y caballos.

3. El sacador de caña: éste, recoge la caña que corta el anterior

y la amontona en un solo punto que sea de fácil acceso, para que el

próximo la cargue sin inconvenientes.

4. El arriero: transporta la caña desde el cañaduzal hasta el

molino, trapiche, o máquina de moler.

5. El arrima – caña: es el que toma la caña desde donde la

dejó el arriero y la acerca al molino.

6. El mete – caña o molinero: es el encargado de meterle la

caña al molino para extraerle el jugo o guarapo que va al pozuelo (cajón

de madera).

7. El ripiero: es la persona que recoge el bagazo que sale

del molino y lo almacena en determinado sitio que se llama bagacera,

para que se seque y sirva más tarde como combustible para el horno.

8. El materialista: es el que le lleva el bagazo seco a la boca

del horno.

9. El atizador: es el encargado de que el horno mantenga un

determinado fuego, que no sea demasiado fuerte porque se quema la miel

y que no sea muy poco, para que la miel se cocine bien.

10. Contra hornero: es el que le adiciona el cadillo al jugo

de la caña para purificar el guarapo, le saca los sucios (descachaza) y lo

pasa poco a poco a las pailas o fondos para comenzar el proceso de la

panela.

11. El hornero: es el que recibe el guarapo ya limpio y lo va

pasando a los fondos siguientes para ir dándole el punto a la miel que más

tarde se convierte en la panela. Esta persona debe saber darle diferentes

puntos o tiempos según el producto que se espera sacar, porque el punto

debe ser muy exacto; así por ejemplo: si es la miel, o si la deja un poco

más para sacar la melcocha de la que se hacen los blanquiados, el punto

para sacar la panela en pan, o la panela granulada o en polvo, y así según

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La producción de Panela: una tradición de Girardota

Centro de Historia de Girardota

sea el producto que se hará.

12. El pesador: es la persona que comienza a batir la miel

ya muy espesa para convertirla en panes de panela o en panela en polvo;

es decir, también debe saber darle bien el punto. Cuando la miel ya está

lista para sacar la panela en panes, vierte esta miel muy espesa sobre unos

moldes hechos de madera y cuya altura, longitud y anchura sean ajustadas,

para que el producto que salga de allí pese exactamente una libra.

Aunque, anteriormente el ajuste lo daban unos moldes (cocos) hechos de

madera, que se cortaban con determinada medida para que al llenarlos

diera exactamente una libra.

13. El envolvedor: es el encargado de poner las libras de panela

en determinado punto para que se enfríen y se envuelvan. Anteriormente,

se hacía en hojas de plátano seco desvenadas, se empacaban en

costales de cabuya y cada costal contenía 24 pares.

14. El empacador: hoy en día, es el encargado de empacar la

panela por pares, en papel plástico, para formar paquetes o pacas de de 12

pares, que se envuelven en papel craf.

15. El transportador: es el encargado de cargar la panela en

un carro y llevarla a un depósito o distribuirla entre los diferentes compradores.

BIBLIOGRAFIA

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Cea, 3(06).

Referencias Orales

Fuentes orales de los miembros del Centro de Historia de Girardota y Extensionistas

de la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio ambiente de

140

141



La producción de Panela: una tradición de Girardota

Girardota.

Entrevista al presidente de la Asociación de Paneleros del municipio de Girardota

el señor Mario Carmona.

Entrevista a Humberto Valencia Arias, productor de panela de la vereda Manga

Arriba

El oficio del Barbero

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143



Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

LOS LUTHIERES DE MARINILLA:

UN OFICIO ANCESTRAL

THE LUTHIERS OF MARINILLA:

AN ANCESTRAL TRADE

Fernando Castaño Cuartas

LOS LUTHIERES DE MARINILLA : UN OFICIO ANCESTRAL

RESUMEN

SUMMARY

¿Cómo se fabricaron y se fabrican los

instrumentos musicales de cuerda en

Marinilla? ¿Quiénes fueron los protagonistas

de esta larga tradición artesanal?

¿Cómo fue su técnica de fabricación?

¿Cuál ha sido su prestigió? He aquí todo

ello expuesto. Los luthieres fabricantes,

restauradores y músicos notables cuya

labor es un patrimonio cultural invaluable

para Marinilla. La fabricación de

guitarras, tiples y liras de manera artesanal

ha identificado a Marinilla en el

concierto Nacional como cuna de luthieres

y ha impulsado la cultura musical

de este pueblo hasta tal punto que ha

sido llamada “Ciudad con alma musical”.

Palabras Claves: guitarra, instrumentos,

tallador, ebanista, artesanal, tiple,

liras

How were and are stringed musical instruments

made in Marinilla? Who were

the protagonists of this long artisan tradition?

How was their manufacturing

technique? What has been their prestige?

Here is all this exposed. The luthier makers,

restorers and remarkable musicians

whose work is an invaluable cultural heritage

for Marinilla. The manufacture of

guitars, tiples and lyres in an artisan way

has identified Marinilla in the National

concert as a cradle of luthiers and has

boosted the musical culture of this town

to such an extent that it has been called

"City with musical soul".

Keywords: guitar, instruments, carver,

cabinetmaker, artisan, tiple, lyres

FERNANDO

CASTAÑO

CUARTAS

Miembro de la Corporación Centro Académico de Historia San José

de la Marinilla

Esta tradición de luthieres se lo debemos a la familia Arbeláez que,

si bien provenían de San Vicente Ferrer, eran representantes de una familia

con ancestros marinillos, ya que don Vicente Arbeláez Vallejo tatarabuelo

de Isaac Arbeláez, era vecino de esta localidad, quien se casó el 17

de junio de 1787 en Marinilla con María Ignacia González Gómez, hija de

Javier González y Basilia Gómez Jiménez.

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

La historia de los luthieres en Marinilla empieza en 1860 cuando

llega a san Vicente Ferrer un ebanista español de Apellido Flores. Este

había sido contratado por el Señor cura párroco de San Vicente Ferrer

para tallar el altar mayor del templo que estaba en construcción. Don Isaac

Arbeláez, siendo un niño de tan solo 8 años, se hizo amigo del tallador

quien lo acogió como ayudante. Estando en esto, se percató que el ebanista

en sus ratos libres se dedicaba a fabricar guitarras y a tocarlas. Por lo

que le pidió que le enseñara este arte, tanto de su fabricación como para

interpretarlas. Isaac, prodigó de una gran inteligencia, aprendió ambos

oficios el de guitarrista y el de luthier.

Fernando Castaño Cuartas

Eduardo Arbeláez Gómez, Roberto Arbeláez Gómez, Emilio Arbeláez

Gómez, Gerardo Arbeláez Gómez, María del Rosario Arbeláez Gómez,

María Benilda Arbeláez Gómez, María del Carmen Arbeláez Gómez,

Eleázar Arbeláez Gómez, Francisco Eladio Arbeláez Gómez

Isaac trajo de San Vicente Ferrer a Marinilla su fábrica de instrumentos

de cuerdas especialmente Guitarras. La fabricación de guitarras

de manera artesanal es un proceso delicado que requiere de muchas experticias

de parte del fabricante ya que de su habilidad depende la calidad

sonora del instrumento. Empieza con la fabricación del aro que implica

colocar a la pieza de madera en una formaleta que le da la forma a la caja

de resonancia con la cintura. Cuando se tiene esta parte bien formada se

retira de la formaleta y se le coloca la tapa de fondo. El siguiente paso es

colocarle el mástil el cual en un extremo tiene la pala lugar donde posteriormente

se colocarán las clavijas y el soque con el que se fija a la caja.

Al mástil se le colocan los trastes. Después se coloca la tapa anterior con

la boca y el puente donde se fijarán las cuerdas.

Isaac Arbeláez se vino de su patria chica, San Vicente, y a la edad

de 25 años se casó el 14 de octubre de 1877, con su prima de Marinilla,

María del Rosario Gómez Arbeláez, hija de Jesús Gómez y Francisca

Arbeláez. De este Matrimonio tuvo 10 hijos: Lázaro Arbeláez Gómez,

La pintura es algo importante. Anteriormente se hacia con una brocha,

pero hoy se hace con una pistola. Esto le da un mejor acabado y una

mejor presentación al instrumento; pero le tapa los poros de la madera lo

que le resta sonoridad al instrumento al ser ejecutado. Cuando la pintura

se seca, es tiempo de colocar las clavijas y después de ello las cuerdas,

dando por terminado el proceso. En su fábrica no solo hacián guitarras,

sino también: tiples y liras.

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Fernando Castaño Cuartas

que venía de Popayán con alguna frecuencia. Se le vendieron guitarras al

Dueto de Antaño, al Dueto Garzón y Collazos, a Obdulio y Julián, a Ríos y

Macias, a Alfonso Vieco (familiar del maestro Carlos Vieco Ortiz), a Emilio

Vargas (de El Santuario padre del humorista Vargas Vil). Además, vendimos

instrumentos musicales a escuelas y universidades. El taller donde

fabricábamos los instrumentos de cuerda se convertía en un tertuliadero

musical cuando venían artistas a probar y comprar algún instrumento musical.

Lástima que no teníamos oportunidad de gravar estas sesiones, pues

llegaba músicos de muy buena calidad.

De los hijos de Don Isaac: Lázaro, Eduardo, Roberto, Emilio,

Gerardo y Eladio heredaron el oficio de luthier de su padre. Ellos además

de fabricar las guitarras las ejecutaban.

En 1946 Luis Arbeláez Saldarriaga, nieto de don Isaac e hijo de

Lázaro Arbeláez y Carlota Saldarriaga, con tan solo 13 años empieza a

fabricar sus propias guitarras y más tarde formaría su propio taller, fábrica

de guitarras Ensueño, la cual sería la fuente de sus futuros ingresos

familiares. Eran muchas las personas y artistas las que venían a comprar,

instrumentos a la fábrica. Podemos mencionar: Jesús Zapata un lirista

bastante bueno de Medellín quien compró muchas liras, un comerciante

En Palabras de Luis: “Mi papá tocaba muy bien el tiple, la guitarra

y la lira. En los últimos 40 o 50 años de su vida, los dedicó a la fabricación

de guitarras y les quedaba bien hechas, lógico que, al tocar el tiple o la lira,

tal vez su digitación no era muy buena, pero los pasillitos, los bambuquitos

que de pronto tocaba le sonaban bien, yo era capaz de acompañárselos.

Mi padre leía nota.

Siendo mi padre muy joven, aún sin casarse, en los años 1913 estuvo

en Aguadas (Caldas), porque allí eran conocidos los instrumentos musicales

de Marinilla y quiso fabricar guitarras allí. Don lázaro estudió con

los hermanos Hernández: Francisco, Gonzalo y Héctor. Quienes conformaban

en grupo musical en Aguadas; quienes habían aprendido de unos

tíos suyos pertenecientes del grupo musical “Los Grillos”. En Marinilla,

don Lázaro, continuó sus estudios musicales con Luis Pérez, flautista, y

Manuel Arcila, Saxofonista.

Issac Arbeláez, padre de Lázaro, fue por el a Aguadas, quien vino y

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Fernando Castaño Cuartas

posteriormente se casó con Carlota en Marinilla en 1915. En 1920, Lázaro

con su esposa Carlota se trasladó al sector de la Dalia, lugar donde

aún hoy se encuentra la fábrica de guitarras Ensueño.

Aparte de elaborar Instrumentos de cuerda mi padre construyo

unos pequeños pianos que sonaban bien. Él tenia algo muy especial y era

que él tocaba el piano por nota y no a oído, como también lo hacía con

los otros instrumentos de cuerda como la guitarra, el tiple y la lira. Mi

padre era músico profesional no aficionado. Él podía demorarse un mes

fabricando un pianito, tiempo que gastaba en construir la parte de ebanistería,

los aditamentos para colocar las cuerdas y las teclas y después

afinar el instrumento de acuerdo con la escala musical y dejarlo listo para

su ejecución.

En tiempos en que era muy costoso y difícil adquirir pianos, estos

pequeños teclados resultaban como una buena alternativa. Fue así como

casi toda mi familia aprendió a tocar en ellos. Un hermano de mi padre,

Emilio, comentaba que, en su juventud con el pequeño piano fabricado

por mi padre, se defendió muy bien tocándolo en los mejores hoteles del

país.

En Colombia se han hecho pianos de muy buena calidad, mi padre

empezó a fabricar esos pianitos en el campo cuando no tenía nada

que hacer. Y los hacía por goma. Él se puso a investigar sobre el teclado

de los pianos y logró organizar la escala musical y fabricar unos pequeños

pianos. Estos gustaban, pues, muchos venían a verlos. Tan pronto

los observaban y apreciaban su sonoridad, pedían que se los envolvieran

para llevárselo. Esa especie de juguete fue tan apreciada que muchos de

ellos salieron del país, especialmente para Francia y Estados Unidos.

Además de mi familia muchas personas aprendieron a tocar en

esos pequeños pianos, como el maestro Miguel Ángel Ramírez Gómez,

quien fuera músico corista de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la

Asunción de Marinilla por varios años. También aprendió en uno de estos

pianitos Luis Ángel Ramírez Álzate, quien musicalizó el himno de Marinilla

y fue fundador y director de la Banda Sinfónica de Armenia, Quindío.

Otros que aprendieron música en estos pequeños instrumentos fueron

Roberto Pineda Duque del El Santuario, quién le hizo propaganda a los

pianitos llevándolo a una exposición en El Santuario en 1935 logrando

un reconocimiento. Y Lázaro Ramírez, corista de El Retiro, Antioquia.

El maestro Jaime Llano Gonzáles quiso llevarse uno de estos pianitos

A mi me satisface decir y repetir que en mi familia hubo muchos,

entre primos, tíos y los que usted quiera que aprendieron a tocar en esos

pequeños pianos que hizo mi padre”

Según Sergio García, Luthier, hijo de Gonzalo Neftalí García y

nieto de Ernesto García, otro san vicentino que llegó a vivir a Marinilla:

“Luis Arbeláez Saldarriaga heredó la fábrica de su padre que más tarde la

llamó Ensueño y su hermano Gerardo Arbeláez Saldarriaga, se independizó

y montó la fábrica llamada la Sonora. Carlos Arbeláez Saldarriaga,

continuaría también por su cuenta, creando instrumentos, guitarras para

niños.”

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Fernando Castaño Cuartas

Orlando Tamayo trabajaba con don Lázaro y sus hijos, posteriormente

se independiza con su empresa llamada la Sinfónica, pues, es así

como se convierte en un verdadero luthier o fabricante de instrumentos de

cuerda. Este es el legado de don Lázaro Arbeláez.

Dice don Gerardo Arbeláez, hijo de don lázaro, que en su fábrica

de instrumentos de cuerda la Sonora se utiliza el pino y para instrumentos

finos se usa el pino importado.

A finales de los años 60 llegaron a Marinilla unos gringos que

decían pertenecer a los Cuerpos de Paz, financiados por el programa de

la Alianza para el Progreso. Ellos se enteraron de la fábrica de guitarra y

pianos y fueron allí a comprar algunos y pedir que les enseñaran a fabricarlos.

Continuando con el legado de los Arbeláez, tenemos a Luis Adolfo

Arbeláez hijo de don Luis Arbeláez, nieto a su vez de don lázaro Arbeláez

y bisnieto de don Isaac Arbeláez. Desde 1987, Luis Adolfo ha estado

con su padre Luis, en un principio aprendiendo de él y logrando ser un

verdadero luthier, elaborando productos sonoros de muy buena calidad.

Actualmente Luis Adolfo, aparte de ser un luthier, continúa con

la difusión de instrumentos ancestrales. Ha evolucionado utilizando maderas

más refinadas para su fabricación, propiciando la diversificación en

el surtido de los 3 instrumentos tradicionales de la música andina colombiana.

Además del surtido de instrumentos de cuerda del almacén taller

Ensueño incluye otros insumos musicales como métodos para aprender a

tocar instrumentos de cuerda, la línea de teclados, baterías, etc.

Carlos Andres Arbeláez, tataranieto de don Isaac, es hijo de Luis

Adolfo Arbeláez, es otro luthier que creció con su abuelo Luis y su padre

Luis Adolfo. Dice Carlos que él venía los fines de semana y que se quedaba

pegando palitos y mirando como trabajaban su padre y su abuelo.

Actualmente Carlos trabaja con su padre y su abuelo en el almacén taller

Ensueño impulsando los instrumentos tradicionales elaborados con madera

refinada como palo santo, abeto alemán, palo de rosa, ébano y cedro

rojo. En su taller se hacen guitarras, tiples, bandolas, charangos, ukeleles,

cuatros y tres cubano y que no hay nada más bueno que vivir haciendo

estos instrumentos. Carlos Andres Arbeláez participó como expositor en

la más reciente edición Expoartesano 2018, feria a la que fue invitado por

la gobernación de Antioquia y Artesanías de Colombia.

Otro restaurador de instrumentos de cuerda o luthier fue don Luis

Eduardo Orozco en los 50s 60s quien era un hombre tan talentoso que

ejerció simultáneamente 3 oficios: Polvorero, músico y carpintero restaurador

de instrumentos de cuerda, o sea luthier. Como polvorero fue importante

en Marinilla, manejaba muy bien el carbón molido, clorato para

la pólvora de chispa, aluminio para la pólvora brillante, además, utilizaba

el azufre, el clorato y el antimonio para la pólvora detonante, pues, todo

el mundo le conocía como Luis Enrique Orozco el polvorero. Su pólvora,

era destinada especialmente, para las fiestas religiosas en Marinilla, o sea

para los juegos de pólvora del 15 de agosto y los juegos de pólvora de la

virgen del Carmen.

En algún año estando en los juegos de pólvora en homenaje a la

virgen del Carmen, perdió el dedo pulgar de la mano izquierda por no

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

dejar que se quemara la estampa de la Virgen, le explotó una recámara y

esto no fue impedimento para seguir interpretando la lira.

El otro oficio de Luisito Orozco fue el de carpintero o restaurador

de instrumentos de cuerda, luthier. La materia prima para los trabajos de

madera la conseguía en la misma fábrica de guitarras de los Arbeláez, en

la Dalia, pues, le compraba las guitarras, las liras y los tiples dañados o

deshechos, entonces, Luisito Orozco, como por arte de magia los restauraba.

En algunas ocasiones cuando algún comprador de un instrumento

de cuerdas no encontraba la guitarra, tiple, lira ideal en la fábrica de los

Arbeláez, el mismo don Luis Arbeláez le recomendaba a su cliente que

fuera al taller de Luisito Orosco el polvorero y allí encontrará el instrumento

musical de muy buena calidad.

El tercer oficio de Luisito Orozco era el de músico pues con su

buen oído restauraba e interpretaba instrumentos de cuerda especialmente

la lira. Su música era empírica y aprendió a interpretar los instrumentos

de cuerda a oído, enseñó a tocar lira y tiple a varias personas como

al maestro John Castaño Cuartas. Su humilde taller de carpintero y restaurador

de instrumentos de cuerda era convertido en un salón de música

donde iban sus amigos a ensayar para las serenatas, vísperas de matrimonios,

romerías o lo que hoy llamamos festivales.

Otro legado de los Arbeláez es el requintista y tiplista Pedro León

Quintero Cardona. El canto y el Sonido de los pájaros lo motivaron a ir

Fernando Castaño Cuartas

a la música, pues su padrino Lisímaco le reforzó el amor a ella regalándole

un tiple para que se entretuviera surrunguiándolo. El primer dueto

musical de su infancia lo conformó con su hermano Rafael, ambos de 7 y

6 años e interpretaban aquella canción que decía: “Canta, canta palomita

blanca que tu dicha es tanta que hasta mi alma llora”, de José Alfredo

Jiménez. Pedro León aprendió a fabricar guitarras con los señores Gerardo,

Luis Arbeláez y Oscar Tamayo. Gracias a ellos aprendió a tocar guitarra,

tiple y lira, convirtiéndose en un gran requintista y tiplista a oído.

Pedro León el momento de quería fabricar un instrumento musical

de cuerda y luego interpretarlo.” La curiosidad mató al gato. Yo salía

de mi casa y me iba para la fábrica de guitarras de don Gerardo Arbeláez.

Me paraba en la ventana a observar, veía que Don Gerardo sacaba codal

al diapasón de la guitarra. Esto me llamaba la atención. Se convirtió en

algo cotidiano pararme frente a la ventana, hasta que alguna vez Don

Gerardo me preguntó cuál era mi nombre, y le respondí que Pedro León

Quintero Cardona. Luego don Gerardo me dijo: “Venga y me le da una

barridita a la carpintería”. Yo ingresé y le hice el barrido, pero cuando

terminaba el último tramo, ya había residuo de madera otra vez. Después

de darme la oportunidad de entrar al taller, me puso a pulir las guitarras

con papel de lija.

Más tarde, Don Gerardo me envió a la fábrica de Luis Arbeláez,

hoy Ensueño. Allí me recibieron Don Luis, Carlos (su hermano) y Orlando

Tamayo y como ya tenia un poco de conocimiento musical, fui

nombrado afinador a oído de instrumentos musicales de la fábrica de

guitarras de Luis Arbeláez por algún tiempo.

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Fernando Castaño Cuartas

Orlando Tamayo, quien trabajaba con don Luis se independizó,

creando el taller La Sinfónica y me fui allí con él, como ayudante mejorando

la calidad de los instrumentos de cuerda.

En 1997 hice una exposición de Instrumentos musicales de cuerda

que yo fabriqué como: Guitarras, cítaras, instrumentos de percusión,

instrumentos de viento, instrumentos de choque, maracas, flautas de

caña, kenas y panderetas, entre otras. Esta exposición se realizó en la

Casa de la Cultura José Duque Gómez de Marinilla.

Don Orlando Tamayo y yo hicimos un alto en la construcción de

instrumentos de cuerda y nos dedicamos a otra clase de artesanías como

elaborar repisas, charoles de madera, entre otros. Meses más tarde retomamos

de nuevo la fabricación de instrumentos de cuerda. Como bien

había dicho, yo aprendí totalmente de manera artesanal la fabricación

de instrumentos de cuerda empleando cedro, cedrillo pino, entre otras.

Ramón de Posada y muchos otros.

Pedro León creó grupos musicales de talla municipal, departamental

y nacional. Entre ellos estaban :

• El trío Quintero, que participó con Vargas Vil, actuó en el

programa Serenata de Teleantioquia, participó en festivales como

Antioquia le Canta a Colombia, difundiendo nuestra música y grabaron

con los Marinillos como intérpretes y marco musical

• El trío Soledad cuyo objetivo era promover la música en

todos los medios sociales.

• El Trío Romances que ha estado en vigencia por más de

25 años interpretando música variada.

Es de advertir que pedro León a través de estos grupos musicales

y coros interpretaba el requinto y el tiple, convirtiéndose en uno de los

mejores requintista y tiplista de Marinilla y la región.

Al yo darme cuenta que en la ejecución de estos instrumentos

(guitarra, tiple, lira) me desempeñaba mucho mejor, decidí hacer un alto

en la fabricación de instrumentos de cuerda y me he dedicado solamente

al estudio e interpretación musical de estos instrumentos”.

Pedro León como buen amante de la música, la promovió entre

los niños, creando coros escuelas y colegios de Marinilla, con énfasis

por el amor a la música colombiana. Entre los coros que creó estaban:

Estrellitas de Oriente de la casa de la cultura, Cariñositas musicales de

la Anexa de la Normal Rafael maría Giraldo, coro de la Escuela Jorge

Sergio García Muñoz es un luthier de la generación moderna, ha

tocado la guitarra desde muy joven y su inquietud por fabricar guitarras

comenzó hace, más bien, poco tiempo. Sergio es historiador y con esto

ha podido investigar los diferentes constructores desde Antonio de Torres

que le dio la forma actual a la guitarra, a Herman Hauser, a Robert

Souchet, a Daniel Friederich y a John Bogdanovich, entre otros. Dice

Sergio que al interpretar la guitarra clásica lo motivó a fabricarla. Su

viaje a España, donde visitó algunos talleres de luthiers, le dio ciertos

conceptos para fabricar sus guitarras.

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Según Sergio que al él interpretar la guitarra clásica lo motivó

a fabricarla. La técnica que emplea para la fabricación de guitarras es

la tradicional española, además de algunas implementaciones más modernas

o innovaciones que han sugerido algunos constructores de renombre.

Él, en la construcción o elaboración de los instrumentos, utilizó

solamente maderas macizas como ébano, cedro, palo santo de la india,

abeto alemán y abetos canadienses, también, trabajó con maderas de la

región. Generalmente fabrica guitarras por encargo y siempre pienza en

la persona que manda hacer la guitarra, o sea, cada guitarra va dirigida

a un cliente especial, cada detalle de la guitarra es elegido por el cliente

y en consecuencia cada guitarra es fabricada completamente a mano.

Las guitarras de Sergio García son de renombre nacional e internacional,

pues, le ha construido guitarras al cantautor colombiano Pala lo

mismo que a Andrés Correa, al cantante uruguayo Jorge Drexler le hizo

una guitarra renacentista, a Daniel Uribe uno de los mejores arreglistas

de temas interpretados en guitarra y al cantautor colombiano Alejo García.

Fernando Castaño Cuartas

Sergio nunca acaba de recibir conocimientos de otros para perfeccionar

sus guitarras como de Luis Adolfo Arbeláez, de Pedro Hernández

de El Santuario, de León Vásquez de Medellín o de la misma internet.

Un legado de Sergio García Muñoz es su alumno Deiber Jaramillo

Soto quien ha estado formándose como luthier. La formación musical

de Deiber, desde tocar un instrumento de viento en la banda Incoomar,

tocar guitarra y cantar ha sido un gran aporte como garantía para construir

guitarras de muy buena calidad, actividad que viene desarrollando

desde el año 2017.

Según Deiber Jaramillo: “Mi maestro Sergio García es un hombre

admirable, lleno de paciencia y sencillez, que ha dedicado parte de su

tiempo en compartir sus experiencias conmigo. Sus consejos, sus libros

y sus palabras de ánimo me han ayudado a no desistir en este bello oficio

de luthier. Gracias a él, ya he fabricado algunos instrumentos de cuerda

empleando abeto alemán, cedro canadiense, palo santo de la india y ciprés”.

Según el maestro John Castaño Cuartas que gracias a la presencia

de la fábrica de instrumentos de cuerdas de los Arbeláez en Marinilla

desde el siglo XIX, es común la existencia de grupos o conjuntos conformados

por la tríada de tiple, bandola o lira y guitarra, que quizás estos

grupos de este tipo se encontraban principalmente en las veredas, pues,

primero emigraron del campo y luego fueron penetrando en el ámbito

urbano.

Como ejemplo de algunos grupos tradicionales musicales de Marinilla

tenemos a los Silillos integrado por los hermanos Pedro Nel, Carlos,

Eleuterio o Teyo, Sabino y José Zapata Villegas. Manejaban muy

bien la guitarra acompañada de sus voces. Desde los años cincuenta, interpretaban

música variada en distintas ocasiones como romerías, vísperas

de matrimonios, cumpleaños, etc.

La radio y las casas disqueras contribuyeron mucho en la difusión

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

Fernando Castaño Cuartas

de nuestra música tocada en instrumentos de cuerda de la fábrica de los

Arbeláez. La familia campesina, Zapata Villegas o sea los Silillos, no

disponía de la vitrola de la época para escuchar música, entonces, tenían

que venir del campo al pueblo a ensayar, aprender y escuchar sus canciones

en el piano del tradicional Café Colombia del Caratejo. Fueron

muchas las monedas que tuvieron que echarle al piano para aprenderse

las canciones de la época y así poder atender su demanda en la mayoría

de los eventos sociales que se daban en Marinilla y en el casco rural.

Otro grupo tradicional fue el de Los Arbelaices (Los Arbeláez)

integrado por Rafaelito Arbeláez El Cojo interpretando la lira. Juan de la

Cruz y su hijo interpretando la guitarra y el tiple. Sus integrantes eran albañiles

quienes después de trabajar fuertemente, se dedicaban a ensayar

para atender las demandas en romerías, serenatas, vísperas de matrimonios,

cumpleaños, etc.

La fábrica de guitarras de los Arbeláez de La Dalia motivó a mucha

gente a aprender a tocar guitarra, tiple o lira. No faltaba en una casa

uno de estos instrumentos o los tres colgados en alguna parte esperando

ser tocados por alguien de esa casa. Es de recordar que el luthier Lázaro

Arbeláez andaba y replicaba la procesión, es decir, él cogía la lira y en

compañía de sus hijos Luis y Gerardo con guitarra y tiple en mano, punteaba

hábilmente un pasillo o bambuco, convirtiéndose este trío musical

como grupo de estudio o de control de calidad para darle el visto bueno a

todos los instrumentos que vendía. Posteriormente, después de la muerte

de su padre Lázaro, don Luis con su guitarra, Gerardo con el Tiple y otros

amigos de guitarra y acordeón conforman un maravilloso grupo musical

para participar en serenatas, romerías y fiestas de Marinilla y poblaciones

vecinas. Se puede decir que los Arbeláez fabrican el instrumento de

cuerdas, lo interpretan y, además, cantan.

La fábrica de guitarras de Marinilla, también, motivó el surgimiento

de amantes de la música como el luthier Luisito Orozco gran

intérprete de la lira a oído y maestro, Horacio Henao renombrado lirista

a oído, campesino y maestro de maestros, el gran intérprete de la guitarra

y maestro Chulo Duque a quien llamábamos cariñosamente Chorizo por

su figura, Jairo Galeano gran intérprete de la guitarra y cantante, Pedro

León Quintero gran intérprete del requinto y maestro, y muchos más que

enriquecieron no sólo la música colombiana, sino también, motivaron la

interpretación con instrumentos de cuerdas nativos.

La Escuela de música y Bellas Artes Luis Carlos García Gómez

de Marinilla rinde homenaje a la guitarra, al tiple y a la lira o bandola a

través de la Estudiantina Melodías y Cuerdas y exalta nuestra música a

través del Festival de Música Andina Colombiana John Rodrigo Castaño

Cuartas y de otros eventos musicales, artísticos y culturales de Marinilla.

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Los luthieres de Marinilla: un oficio ancestral

BIBLIOGAFRÍA

Memorial Oral de varios Luthiers:

• Luis Arbeláez Saldarriaga

• Sergio García Muñoz

• Gerardo Arbeláez

• Pedro León Quintero

• Deiber Jaramillo

Entre otros

El cuatrista José Marcelino Quiñones, con su cuatro hecho por la familia Franquiz de Cabo

Rojo

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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia

OFICIOS DE UN PUEBLO

CAFETERO: BETANIA, ANTIOQUIA

TRADES OF A COFFEE GROWING

TOWN: BETANIA, ANTIOQUIA

Nancy Milena Isaza Cañaveral

OFICIOS DE UN PUEBLO CAFETERO: BETANIA, ANTIOQUIA

RESUMEN

El articulo busca sintetizar la cultura

cafetera y campesina de Betania. Para

ello recorre sus tradiciones, la participación

de la familia, las festividades, el

comercio y la arriería.

Resalta, además, los valores de los habitantes

del pueblo.

Palabras clave: café, agricultura,

comercio cafetero, festividades, vida

familiar

SUMMARY

The article seeks to synthesize the coffee

and peasant culture of Betania. For this

purpose, it reviews its traditions, the participation

of the family, the festivities,

the commerce and the muleteer's trade.

It also highlights the values of the town's

inhabitants.

Key words: coffee, agriculture, coffee

trade, festivities, family life.

Se desarrolla entre las familias betaneños a través de la historia y

de muchas generaciones, el oficio más tradicional de nuestra gente, el oficio

del que han vivido toda una vida, hombres y mujeres, jóvenes y niños

y nuestros abuelos; familias enteras se preparan cada año para recolectar

el fruto maduro producto del sudor, fruto rojo y dulce como la miel, fruto

de la esperanza, el café. ¿Cómo explicar esta uniformidad? La razón fundamental

es que el pueblo desde su inicio se formó por décadas con sus

gentes obteniendo del cultivo del café la financiación de su subsistencia.

En efecto su territorio fue colonizado durante el curso de difusión acelerada

de este cultivo dentro del contexto del dinamismo expansivo de la

economía del Suroeste y establecido el café este patrón agrario permanece

invariable hasta el presente.

NANCY MILENA

ISAZA

CAÑAVERAL

Poeta y escritora de Betania.

Correo electrónico: milen41781@gmail.com

Un indicio del dominio que representa el café en su agricultura es

esta referencia anotada por Heriberto Zapata Cuencar en su referenciado

libro sobre el conjunto de los pueblos antioqueños: “Betania ocupa el tercer

lugar en Antioquia como productor de café con más de 500.000 arrobas

por año (Zapata Cuencar,1978,54)”. Uno de los aportes a la cultura

cafetera Betaneña, la han hecho en Betania los trabajadores trashumantes

que llegan, en los últimos meses del año, a recolección de la cosecha. Y

para resaltar algo bonito de nuestro folclor es la música tradicional campesina,

interpretada por los recolectores de café, mientras hacen su trabajo,

esto seguramente influyo positivamente en el surgimiento de las Fiestas de

la música Guasca. Fiestas tradicionales de nuestro pueblo. Cantos y sonidos

guasqueros en medio del fruto maduro del café. Por Orlando Betancur

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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia

Restrepo. (aportes de la cultura del café)

El dato, aunque antiguo, y hoy día puede ser que no sea tal el

lugar ocupado, sí destaca la generalización de un producto en un pueblo

que lo tiene inscrito en la larga duración de su existencia. El citado autor

agrega que en él además se producían 185 cargas de yuca, 35.000 de panela

y existía un número indeterminado, al parecer no alto, de vacunos.

Lo que estas referencias conjuntas pueden deducirse es que los

betaneños son en esencia hombres y mujeres esencialmente campesinas

y este carácter se desagrega en un variado repertorio de trabajos, no por

cierto exclusivos sino afines a pueblos vecinos de la región suroeste.

Nancy Milena Isaza Cañaveral

al campo, a realizar sus labores culturales oficio de preparar la tierra para

depositar en ella la esperanza, se llevan a sus familias y juntos golpean

la tierra con amor con fe, no importa el imponente sol o la implacable

lluvia que azota sin clemencia sus espaldas, el oficio de un pueblo en

su mayoría cafetero, todo gira en torno a ello ese amor por la tierra, por

recoger los frutos de cada cosecha de cada sembradío motiva el hombre

que despierta cada mañana y mira con gusto como florece, madura y se

ve el fruto su esfuerzo.

No podemos dejar de mencionar que nuestros ancestros también

vivieron el oficio de la arriería como parte de nuestra cultura, hombre

berracos y luchadores recorrían estrechos y pantanosos caminos arriando

sus mulas, llevando y trayendo consigo historias y sueños. El comercio

pueblerino, las tiendas y el mercado popular oficios que no podemos dejar

de nombrar ese bello arte vender de negociar.

Fundada el 29 de julio de 1889 por decreto la Parroquia de Betania

se da inicio a una historia a una generación a una rasa de gente pujante,

sencilla y trabajadora, a los pies de los farallones y bañados por las

frías aguas de sus ríos el pedral, guadalejo y el rio taparto. Se riega por

esta zona un manto verde de sembrados de café, hombres que desde antes

de salir el sol preparan sus cuerpos y sus elementos de trabajo para salir

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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia

Entre esas familias seguramente se encuentra ese anciano canoso

ya cansado de la lucha ese que al hablar se le nota la nostalgia y en su

mirada esconde historias de las que nunca talvez hablo, algunos cuentan

de ese oficio del que orgullosos se siente cuando con sus mulas salían

por esos caminos llevando carga frutos, cosechas y equipajes de familias

que se iban para otras tierras, estos hombre caminantes, bebedores por

naturaleza y orgullosos de su oficio dejaron una historia una, de la que

siempre tendremos que hablar.

Se debe de tener en cuenta que las tradiciones de los oficios de

largas generaciones podrían estar delegadas a una cultura y podemos

hablar de aquellos oficios como el que pasa en las mañanas con su aturdidora

voz despertando a más de uno ¡¡ buñuelos buñuelos¡! o el que

dedico toda su vida a vender mazamorra, como dejar de hablar del señor

de las boletas y que tal a que tipo que se encarga de hacer disque política

y se la pasa sentado en el parque hablando mal del contrincante solo porque

recibe una bonificación en dinero y que cada siclo político cambia

de partido, es que viéndolo bien hay de oficios a oficios; el joven de los

mandados tradicional de una cultura pueblerina y la señora que su oficio

es saber todo lo que pasa en el pueblo, ( yo no es que sea chismosa pero

dar información no es pecado)

Nancy Milena Isaza Cañaveral

Nuestros campesinos abrazadores de una tierra dadora de esperanza

una tierra donde brotan sueños, familias luchadoras trabajadoras

ellas reflejan en sus rostros el orgullo por el oficio de hacer que de la

tierra broten frutos y se coseche el mejor café del mundo café con sabor

a farallón café con aroma a esperanza, oficios de una raza de una región

Betaneños cafeteros de corazón.

Nos orgullecemos de pertenecer a una raza de gente pujante, es

eso que hacemos y en lo que creemos lo que nos permite dejar una huella

para futuras generaciones, nuestros antepasados, nuestros padre y abuelos

nos dejaron de herencia una tierra una semilla y es deber nuestro

honrarlos haciendo florecer los campos y cosechar frutos para todos, el

oficio más noble más limpio y honesto de una comunidad que da fe y se

orgullece de ser cafetero por naturaleza y por herencia.

La tienda, el mercado de plaza, oficio de comercializar los productos

del campo, yuca, maíz, tomate, cebolla, cilantro, limones, naranjas,

plátanos, se venden por acá por allá más que un oficio y un arte, una

tradición que se deja de generación en generación.

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Oficios de un pueblo cafetero: Betania, Antioquia

Nancy Milena Isaza Cañaveral

BIBLIOGRAFÍA

Heriberto Zapata Cuencar (1978). Libro sobre el conjunto de los pueblos antioqueños.

Medellín: Cervecería Unión

Orlando Betancur Restrepo: Historias, crónicas, y cuentos (2019). Medellín:

Academia Antioqueña de Historia

Biografía de tiempos difíciles. Aportes de la cultura Cafetera (s.f) (s.e)

RESEÑA FOTOGRÁFICA

Hugo Villegas

Jota valencia

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El guarniel Jericoano

EL GUARNIEL JERICOANO

THE JERICOANO GUARNIEL

Centro de Historia de Jericó

EL GUARNIEL JERICOANO

RESUMEN

Una de las más importantes tradiciones

artesanales de Jericó es la fabricación

del carriel. La historia de su fabricación

no posee casi un comienzo, pues está

inscrita en la cultura antioqueña de su

arriería. Muchos jericoanos se han desempeñado

como artesanos y han perfeccionado

la técnica a lo largo del tiempo.

Hoy día representa una carta de

presentación del pueblo ante Antioquia,

el país y los visitantes extranjeros. En

este artículo se tocan breves aspectos de

lo mucho que habría que decir de esta

larga tradición.

SUMMARY

One of the most important handicraft traditions

of Jericho is the manufacture of

the carriel. The history of its manufacture

has almost no beginning, since it is

inscribed in the Antioquian culture of its

muleteers. Many Jericoans have worked

as artisans and have perfected the technique

over time. Today it represents a

letter of introduction of the town to Antioquia,

the country and foreign visitors.

This article touches on brief aspects of

the many things that should be said about

this long tradition.

INTRODUCCIÓN GENERAL QUE SE HAYA RECOPILADA EN

LA MONOGRAFÍA DE JERICÓ

EL CARRIEL – EL GUARNIEL

Palabras Clave: Carriel, artesanía, arriería,

talabartería, patrimonio.

Keywords: Carriel, handicrafts, muleteering,

saddlery, heritage.

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CENTRO DE

HISTORIA DE

JERICO

Miembros del Centro de Historia de Jericó

La palabra Guarniel o Carriel; en nuestro idioma, significa bolsa

de cuero para portar objetos adecuados a su dimensión, del mismo modo,

en el idioma inglés la expresión “Carry all” (carga todo), hace referencia

a este accesorio, además en el lenguaje francés “Cartier” significa bolso

de cazador; para reseñar este artículo en cuero. Podemos sintetizar que la

forma exclusiva del carriel antioqueño, es una inspiración basada en los

diseños traídos de diversas naciones a tierras colombianas y que se ajustó

a nuestro territorio y a las necesidades del arriero de la época, gracias a

la fauna de esta región, abundante en especies como la nutria, el tigrillo y

perro de monte; pieles con las que se fabricaban en esos inicios los carrieles,

“eso también da un precedente que por la proliferación de este tipo de

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animales en Jericó se procesaban y se fabricaban los carrieles”.

Más o menos desde 1880 se fabrica este artículo de cuero en Jericó,

totalmente hecho a mano, antes realizado en piel de nutria y tigrillo,

ahora por protección de estos animales, los carrieles jericoanos son confeccionados

en piel de becerro. Conocidos mundialmente por su acabado

perfecto, estos carrieles poseen doce bolsillos, algunos muy secretos en

donde los abuelos escondían sus intimidades. En él se carga el yesquero,

el tabaco, las cartas, el espejo, la barbera, los dados... en fin, todas

aquellas cosas que un buen paisa debe llevar consigo a todos lados. Son

cosidos con hilo verde, en la tapa llevan dos franjas, una amarilla, otra

roja, colores de la bandera municipal. Su nomenclatura va de 0 a 12, ahí

su tamaño y número de bolsillos.

El carriel se fabricó por la necesidad que tuvieron los arrieros de

llevar una bolsa donde cargar sus objetos personales y herramientas de

su rutina diaria, portando en él, desde un espejo pequeño, una peinilla, jabón

de tierra, y la barbera, objetos que usaba para su aseo personal, hasta

un martillo pequeño, tenazas, clavos de herrar y herraduras como esos

utensilios básicos para su labor, siendo el carriel un accesorio indispensable

para ellos. Según investigaciones, se puede afirmar que el carriel

tiene sus inicios en Jericó desde que los primeros colonos entre los que

se presume llegó la familia Calle, en cabeza del señor Luis Eduardo Calle

Lotero al municipio en la época de la fundación, a él se le referencia

como uno de los pioneros, quien aprendió de su padre este arte ancestral

de elaborar carrieles, relata su hijo Sigifredo Calle Arango en el reportaje

del periodista Hernán Escobar para el periódico El Colombiano (1962).

Por su parte, Don Sigifredo Calle, fue al igual que su padre, uno

de esos artesanos que con su trabajo forjó la grandeza de este accesorio

emblemático de los arrieros, nacido en la ciudad de Jericó. En 1935, Calle

Arango se desplazó a Envigado para seguir con el oficio que aprendió de

su padre y abuelo en Jericó (El Colombiano, 1962). El señor Apolonio

Arango, quien era familiar de María Dolores Arango, esposa de Calle Lotero,

aprendió de este último la fabricación del carriel de Jericó; Apolonio

tenía su taller ubicado arriba de la calle cien (100) escalas, el señor Arango

fue conocido ampliamente en el municipio por la elaboración de carrieles,

tuvo su guarnielería hasta cerca de los años de 1950.

De acuerdo con la cronología de los fabricantes de éste… “El escapulario

de la raza” como lo llamó el poeta Ernesto González, podemos

ubicar al Señor Rafael (Lito) Velásquez, sucesor de los hermanos Rubén y

Jesús Santamaría a finales de los años 40, quienes por aquellos días tenían

su taller de fabricación ubicado en la carrera quinta con calle tercera. Allí,

trabajaban con el señor Lito Velásquez, Gildardo Uribe, Darío de Jesús

Agudelo Bermúdez y Luis Eduardo Gil Moreno; todos de procedencia

jericoana; estos dos últimos y como lo expresa Agudelo Bermúdez, aprendieron

el oficio de manos del mentado Gildardo Uribe. Por estos mismos

días, el señor Darío Rodríguez Porras aprendía su elaboración de los Hermanos

Santamaría, quienes no dejaron descendencia que continuará con

este arte de ancestros. En 1984, don Darío Rodríguez se independiza y

como anécdota cuenta su hijo Henry, “que inició su taller con una letra de

cambio por valor de $100,000”.

Darío Agudelo Bermúdez es en este momento de la historia del

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carriel, (2020), el fabricante más antiguo de esta tradición, quien se dedicó

a su manufactura desde la edad de 15 años. A sus 84 años relata con

orgullo Don Darío que fue maestro de sus hijos: Rubén, John Jairo, Saulo

Antonio, Rigoberto y Oliverio, y que además, tuvo la oportunidad de

transmitir ese conocimiento no solo a su familia, sino también a Alfonso

Vélez, Jorge y Augusto Gil Moreno; quienes aún se dedican a este oficio,

hijos de Luis Eduardo Gil quien trabajó con él, después de que Lito Velásquez

cerrará su fábrica. Es importante anotar, que los hijos de Agudelo

Bermúdez continúan con la construcción de este emblemático elemento

antioqueño, cada uno de ellos tiene su propia fábrica de carrieles donde

dos de sus herederos Rubén y Saulo Antonio compartieron este saber con

sus descendientes. Llegando a la familia Agudelo, la tercera generación

dedicada al comercio y confección del carriel jericoano tres hijos de Saulo

Antonio: Saulo Emilio, Juan Sebastián y Santiago Agudelo Cardona,

y dos mujeres hijas de Rubén: Carolina y Alejandra Agudelo Gaviria.

Don Darío Agudelo, sus hijos y nietos guarnieleros en la calle de 100 escalas- 2019.

Esta familia representativa en la historia de este símbolo ancestral

de una raza y una cultura, sigue llevando en alto el nombre de Jericó,

Don Darío recibió por parte de Artesanías de Colombia la “Medalla a

la Maestría Artesanal” en 1987, al igual que su hijo Rubén en 2016,

máxima distinción entregada a los artesanos colombianos. También a

Saulo Antonio por parte del Honorable Concejo de Jericó, recibe la declaración

a “Mejor Guarnielero” en 2017. Al igual que sus mayores,

Juan Sebastián, Carolina y Alejandra por parte de la misma entidad, son

exaltados como “Nueva generación de guarnieleros” en 2016. En 2019

a Santiago, La Casa de la Cultura de Jericó, en el marco de la semana de

la cultura le hace un reconocimiento como “Mejor Artesano”.

Se resume entonces que desde los albores jericoanos, han existido

talabarterías y guarnielerías muy representativas como Arango, Santamaría,

Velásquez, Agudelo y Rodríguez. En 1888 por ejemplo, aparece un

puesto público en la plaza de venta de carrieles, propiedad del señor Rafael

Duque. Se nombra al señor Luis Eduardo Calle Lotero como pionero

con su primer taller en los años de 1900, le sucedió el señor Apolonio

Arango, taller ubicado arriba de cien escalas, fabricó carrieles más o menos

hasta 1950. Por esta época elaboraron también carrieles los hermanos

Eugenio y Jesús Santamaría, auténticos jericoanos.

El señor Carlos Klinkert Correa de ascendencia alemana y casado

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con Rosa Laura Echeverri (13 hijos), fabricaba otro tipo de carriel en

cuero liso y amarillo de forma rectangular con riata argollada y de la

misma piel. El señor Rafael Velásquez Moncada sucesor de los Santamaría

tuvo su taller en la famosa calle de El Chorizo, esquina de la calle de

Rincón Santo, con él trabajaron los señores Eduardo Gil, Darío Agudelo

y Gildardo Uribe, los tres jericoanos. Ese taller luego fue trasladado a la

plaza principal esquina de la carrera cuarta con calle séptima, en la década

del setenta el señor Velásquez se trasladó a Medellín con su familia.

Otro fabricante consagrado fue Norberto González Garcés cuyo taller

estuvo cerca al Teatro Santamaría y luego en el sector de El Faro, hubo

otro fabricante de apellido Betancur quien tuvo su taller en uno de los

locales de la Terraza.

En la misma carrera quinta, Carrera Santamaría han estado ubicados

tradicionalmente las talabarterías: Darío Agudelo e hijos, Darío

Rodríguez, Alfonso Vélez y Arturo Carvajal. Don Gonzalo Espinal, hábil

fabricante de aperos, fue ese otro gran artesano del cuero cuyas sillas

de montar y otros accesorios eran exportados a México y Venezuela.

El Honorable Concejo Municipal por medio del Acuerdo 078 del

21 de mayo de 1973 creó la “Orden del Carriel Jericoano” la cual sería

entregada en acto público a personas o entidades que hayan contribuido

a enaltecer a Jericó. Posteriormente, mediante Acuerdo 013 de mayo

30 de 2009, la misma Corporación declaró el Carriel como “Patrimonio

Cultural del Municipio”. Para esta época de 2020, existen más de nueve

talleres de ingeniosos y dedicados hombres que elaboran a mano este

bello bolso de cuero y otra serie de accesorios símbolos de Jericó, Antioquia

y la Nación.

Este poema escrito en 1995 por el poeta jericoano Hugo Martínez

hace gala de esta prenda local:

Soy jericoano y tengo secretos y secretas…

de nutria y becerros y tigres, llevo piel;

me lleno los bolsillos de estampas y de aretas,

los dados, los tabacos, yesqueros y piedra fiel.

Soy cofre del arriero de fuertes manos prietas

que arrea su mulada, seguida de un lebrel;

también a veces cargo revólver, puñaletas

y cartas amorosas más dulces que la miel !

Me gustan las mujeres sencillas y risueñas,

que acarician mi felpa con sus manos sedeñas

y esculcan mis cubiertas por ver si hay un joyel !

Y ostento con orgullo mi típico diseño,

portátil escariño que guarda con empeño

la historia titulada: Fiesta del Carriel !

En el año 2020, el Representante Cámara oriundo de Jericó Juan

Fernando Espinal Ramírez en compañía de otros Congresistas, presentaron

un Proyecto de Ley pretendiendo que el Carriel (Guarniel), fuera

declarado como “Patrimonio Cultural de la Nación”, además declarar el

día 15 de agosto de cada anualidad como Día Nacional del Carriel, bus-

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caba este Proyecto que se levante en Jericó un monumento alusivo a

este símbolo artesanal para enriquecer la cultura y el arte a la vez que se

inmortaliza este elemento y adicional, que la próxima moneda que emita

el Banco de la República timbre también el carriel.

Este Proyecto se constituye en un reconocimiento a la labor auténtica

de años atrás y hasta el presente de varias familias que han preservado

este elemento simbólico; aportaron insumos para la exposición

de motivos Sebastián, Carolina y Alejandra Agudelo, Henry Rodríguez,

Juan David Vélez y la Junta Directiva del Centro de Historia (2020). El

proyecto fue aprobado en tercer debate el 1 de octubre de 2020.

¡ ...Hasta el Santo Padre se ha colgado un Carriel jericoano!

El carriel jericoano ha logrado llegar al mundo entero y a estar

en las manos de altos jerarcas de la Iglesia Católica; como el Papa Pio

XII (1958), Pablo VI (1968), Juan Pablo II (1984-1986-2004) y el Papa

Francisco (2017). También de celebridades de talla mundial, así como figuras

del ámbito político y empresarios a nivel nacional e internacional,

entregado a esas personas como emblema de las costumbres de la región

antioqueña, dado que en Jericó se ha plasmado la identidad del carriel,

mostrando el talento e ingenio que tienen sus artesanos como muestra de

la enorme creatividad que los caracteriza.

Papa Juan Pablo II - Papa Francisco.

En la entrevista realizada al Sacerdote Nabor Suárez manifiesta:

“Tuve la oportunidad de colgarle el carriel al Santo Padre, y luego a varios

personajes condecorados con la orden del carriel jericoano; el Padre

Carlos E. Mesa expresó estas palabras significativas cuando recibió el

carriel:

“No os imagináis la emoción con que en este día recibo

yo la condecoración, siempre muy estimada nunca por mi soñada,

de la orden del carriel de Jericó la estimo tanto que la he querido

venir a esta ceremonia con otra condecoración que me llena de

orgullo al tiempo que me sonroja mi medalla de miembro de la

Real Academia Española porque en mi estimación las considero

iguales: Una condesa mi españolismo del alma y de letras de toda

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la vida, la otra condesa mi antioqueñismo raizal, el amor a la tierra.

La medalla es el símbolo de mi hispanidad espiritual y literaria

de mí de Cervantes, de mí Teresa de Jesús, de mis prosistas y de

mis poetas en clásicos. El carriel en Antioquia, sus caminos, sus

yarumos, sus coplas, sus haciendas, sus maizales. Antioquia la de

Epifanio, de Gregorio, de Marco Fidel Antioquia de los Mesas de

mis Gómez, de mis Restrepos. El carriel de Jericó es el carriel por

excelencia de Antioquia, el prototipo y el monarca de los carrieles

de Antioquia el carriel es el guardián de símbolos eternos.” .

Elaboración: Es preciso resaltar que su fabricación es de forma

artesanal, totalmente a mano y con la ayuda de herramientas manuales

como: cuchilla de marroquinería, moldes de lata, tijeras, tenazas, saca bocados,

martillo, prensa manual, aguja capotera, lezna, compás, regla, punzón

y piedra de amolar; usadas en la mesa de trabajo o banco.

Don Darío Agudelo. Guernielero de tradición quien aún vive en Jericó.

Del mismo modo, el artesano puede usar herramientas mecánicas

siempre que la fuerza directa del hombre siga siendo el elemento más importante

en el proceso del carriel. Desde inicios del siglo XX que llegaron

maquinas importadas (Singer y Pfaff) al municipio pasó de ser cosido a

mano a la utilización de estas herramientas en su fabricación.

Además, se utilizan una serie de cueros o pieles ya procesados para

la elaboración de esta alforja de arrieros, esta materia prima se obtiene de

las curtimbres. En el carriel de Jericó se utilizan poco o nada sintéticos, sin

embargo, se afirma que el verdadero y legítimo carriel es todo en cuero.

Los materiales usados en la elaboración del carriel jericoano son

los siguientes: Charol cuero brillante, cuero al pelo, cuero napa negro,

cuero colegial rojo, vaqueta de tanino , cuero tula amarillo, cuero forro,

cuero traslucido color claro, odena, argollas de acero de una pulgada, cremallera

de 20 cm, remaches, ojáleles y pegantes. Para armar un carriel,

el tiempo puede variar entre uno o dos días de trabajo, dependiendo de la

experticia, los materiales, equipos de trabajo o herramientas; pero lo más

importante son los acabados y la calidad del producto final.

Investigación:

Muchos hemos escuchado en nuestro estado infantil o juvenil por

parte de nuestros padres o adultos cercanos: “vaya coja oficio, póngase a

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hacer algo”. Ese oficio era el hacer algo útil con las manos, remunerado

o no, que nos alejara del ocio y la pereza. Era la forma más ágil que encontraban

los progenitores de ir disciplinando el cuerpo y la mente de sus

vástagos, ocupando el tiempo libre en labores manuales y posiblemente

ir escogiendo ese futuro laboral en un arte disponible en el lugar de habitación

familiar, vecinal o regional. Si buscamos el término “oficio”, en

alguna enciclopedia del siglo XIX encontramos que: el oficio viene del

lat. officium, el cual es una ocupación a la que habitualmente se dedica

una persona para ganarse la subsistencia o más comúnmente el ejercicio

de un arte mecánica. “…los hogares y los hornos, las artes y oficios…, lograrán

la abundancia y baratura, etc.”, Jovellanos. A más de otras acciones

relacionadas con escritos o acciones judiciales o eclesiásticas. En estos

tiempos en cualquier buscador de la Web o diccionario en papel encontramos

que el oficio es una actividad laboral habitual que requiere esfuerzo

manual o esfuerzo físico.

El oficio es la ocupación del tiempo propio en la elaboración o reparación

de algún bien para sí o para alguien. Esa acción del hacer emerge

con la aparición del homo faber y el homo habilis, el ser que fabrica los

utensilios y organiza su hábitat. Allí no solo son las manos, sino la habilidad

de transformar objetos para el beneficio del ser humano. Hay una conexión

entre manos y mente que permite el crear, o mejor dicho, las manos

creativas que posibilitaron el desarrollo artesanal y cultural del hombre

sobre la tierra. El artesano es el hacedor con las manos por excelencia, su

oficio es ser y hacer en el mismo espacio la creación de la civilización.

Según Sennet, citando a Hesiodo:

[...] Hefesto junto a Atenas… oficios ilustres enseño a los

hombres que moran sobre la tierra, quienes antes en grutas de las

montañas habitaban como fieras, pero ahora, habiendo aprendido

oficios gracias a Hefesto, famoso por su ingenio, con holgura, en

tanto se suceden los años, su vida pasa sin cuidado, en sus propias

casas… Hefesto es el artesano como dador de paz y productor de

civilización[...] (Sennet, R. El artesano, pp. 33,34).

Gran parte de la historia de la humanidad ha emergido con el hacer

y ha continuado con él, el artesano ha sido fundamental en esa construcción

de futuros en cada era y etapa histórica que hemos construido en el

trascurso de los años terrestres. Esas rupturas sociales y culturales que la

humanidad ha padecido han posibilitado progresos y desarrollos humanos.

El oficio del artesano encontró su obstáculo más grande con la llegada

de la Revolución Industrial, iniciada en Londres entre 1760 y 1840 y

diseminada por todo el orbe, mecanizó el hacer y posibilitó el nacimiento

de una clase social que desbancaría al artesano, la del obrero que emerge

para ocupar su lugar con la aparición de la producción fabril.

La normalización e institucionalización del individuo moderno

implicó un cambio radical en las formas de producir bienes y servicios,

se pasa de la mano a la máquina, de producir uno a uno a producir en

serie. La masificación es la constante. Aparecen nuevos oficios ligados a

la máquina y al uso de los combustibles fósiles que revolucionaron cada

rincón de nuestra cotidianidad. Los espacios comienzan a homogenizarse,

a acercarse, a desvanecerse en las ciudades, las cuales empiezan a crecer

en habitantes, lo cual se hace necesario para atender la demanda creciente

de obreros y consumidores.

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El artesano fue desbancado y arrinconado en pequeños espacios

y los gremios comienzan a diluirse en los sindicatos obreros. Colombia

no fue ajeno a dicho suceso, aunque no con la intensidad de estos países

del norte. El proceso fue lento y con bastante resistencia por los cambios

propuestos desde los sectores políticos y gubernamentales. En Colombia a

mediados del siglo XIX, rondaba en el ambiente la necesidad de tener una

Escuela de Artes y Oficios, pero fue en 1869 y bajo la tutela de Pedro Justo

Berrio que se crea la Escuela, la cual comienza a funcionar en 1871.

El objeto de la Escuela era “formar artesanos instruidos, laboriosos

y honrados, que con su conducta sirvan de ejemplo y que con sus

conocimientos contribuyan al adelantamiento de la industria en el Estado,

y à la reforma de las clases trabajadoras” (Artículo 1º. Reglamento de la

Escuela de Artes y Oficios del Estado Soberano de Antioquia (Medellín,

Imprenta del Estado, 1870)”. La estructura curricular tenía dos grandes

bloques, el teórico el cual estaba conformado por gramática castellana,

escritura, dibujo y matemáticas, Mecánica industrial y elemental de Física

y de Química. Y la parte práctica contaba con mecánica, herrería, fundición,

modelería, carpintería, ebanistería, cerrajería, calderería, hojalatería,

talabartería, sastrería, platería, carretería.

La institucionalización de la labor artesanal fue iniciada para fortalecer

esa incipiente industrialización que comenzaba a darse por estos

lares, era el desligue de la ruralidad, de la tradición para entrar a esa modernidad

anhelada de grandes ciudades, comportamientos urbanos y la

maquinización que se veía venir con el nuevo siglo. Las escuelas reemplazan

a la tradición de aprendices en los talleres, a los padres y madres que

enseñaban a sus hijos desde pequeños. Esa oralidad y enseñanza práctica,

pasa a los libros y cuadernos. La mente se despega de las manos, es decir,

esa relación creativa y empírica de las manos da paso a esa creación a

priori de la mente científica.

La tradición da paso a la modernidad y a la modernización del

mundo. La industria comienza a desplazar a muchos de los oficios artesanos

que venían desde muy atrás, relegando a muchos a la historia o a los

anaqueles de anticuarios y demás. Las palabras, usos y costumbres relacionadas

con ese bien relegado, también comienzan a desaparecer de enciclopedias

y diccionarios para darle paso a lo nuevo. Hay algunas prácticas

que subsisten, no hay manera de moldearlas y troquelarlas para fabricarlas

en serie, continúan en las manos de viejos artesanos que las transmiten a

familiares e interesados y que subsisten hasta ahora por la terquedad del

hacer o por la nostalgia del consumidor. Jericó municipio fundado en la

mitad del siglo XIX en las montañas del Suroeste antioqueño por el señor

Santiago Santamaría, es una muestra clara de esa tensión entre tradición

y modernidad que se estaba dando en el mundo occidental después de la

“Revolución Francesa”. Un poco antes de 1850 comienza a erigirse La

Aldea de Piedras y como caso recurrente en muchos pueblos recién fundados,

cambia de sitio y de nombre hasta encontrar su lugar en la tierra

como en su denominación. Jericó en su sitio actual.

La empresa colonizadora de Don Santiago Santamaría, fruto de la

concesión Echeverri, comienza el trazado de calles y avenidas, la ubicación

de las casas y el amueblamiento urbano. Las gentes que llegaron con

él o poco después, traían sus fortunas, sus familias y conocimientos para

construir una gran ciudad. Como pueblo alejado de la gran capital Medellín,

debía de arribar con lo necesario para producir y colmar las necesi-

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dades de los jericoanos. Llegaron con la primera avanzada los artesanos,

aquellos que con sus manos ayudarían a construir sus casas y lo necesario

para habitarlas. La llegada a estas tierras no era fácil, dejando la ribera del

río Cauca, había que enfrentar un escarpado rocoso bastante alto y extenso,

los arrieros, junto con sus mulas fueron los grandes protagonistas de

la gesta colonizadora. Por sus manos y lomos pasaron los bienes muebles

de los nuevos habitantes.

Según el libro de censos de los oficios de Jericó de 1863, había

para la fecha 83 artesanos, un número considerable para colmar las necesidades

de sus habitantes. Sastres, albañiles, carpinteros, talabarteros, etc.

Dichos oficios permitieron que la ciudad fuese creciendo a un buen ritmo.

En la mente de aquellos fundadores, muchos con vínculos con Europa por

estudios o negocios, estaba un Jericó moderno y en buen uso de las nuevas

tecnologías del momento.

A finales del siglo XIX y principios del XX Jericó comienza una

entrada en la modernización con paso firme, para 1906 contaba con luz

eléctrica, el segundo municipio del departamento en tenerla, se iniciaban

industrias textiles, de alimentos, del cuero, etc. Fue departamento, es sede

de la Diócesis. Sin carretera de entrada para 1906 tenía un auto que circulaba

por el municipio. Tenía imprenta, había varios periódicos, colegios

y liceos de reconocida trayectoria tanto laicos como religiosos, construyó

el teatro Santamaría donde se presentaban revistas musicales y obras extranjeras

y nacionales.

Había un flujo importante de gentes hacia Jericó que traían consigo

las últimas novedades. Jericó, una ciudad en medio de la ruralidad,

en la cual aún hoy encontramos reductos de arrieros emulando un pasado

lleno de historias y porte de mercancías, siempre en tensión y comunión

con esa modernidad esquiva, no permite que su pasado se diluya en las

páginas de la historiografía social y cultural de Antioquia. Hoy “Pueblo

Patrimonio de Colombia” mantiene vivo y activo el oficio del artesano

guarnielero como en sus primeros años.

El “Guarniel” o “Carriel” prenda necesaria en el oficio del arriero,

que más tarde hizo parte de la indumentaria de campesinos y ganaderos,

hoy es usado también por aquellos urbanitas que quieren identificarse con

esa cultura antioqueña pueblerina. Es un bolso que ya no solo es exclusividad

del hombre, sino que la mujer se lo ha apropiado y lo usa como una

prenda para su labor o como lujo. Buscar la fuente del guarniel es tarea

titánica y seguramente quedará inconclusa.

¿De dónde viene el bolso, el vocablo, su uso? En aproximaciones

hechas por académicos, artesanos o ensayistas, nos remiten al viejo

continente: España, Francia, Alemania, más aún, van hasta África. Su

nombre iniciático: Bursaca o burjaca, garniel o guarniel, o simplemente

carriel al que acercan al vocablo anglosajón Carry Hall, bolso para llevar

de todo. En sus primeros momentos los andariegos portaban un bolso de

cuero que colgaba de sus hombros y llegaba casi hasta la rodilla, era la

Burjaca: “Bolsa grande de cuero que los peregrinos o mendigos solían

llevar debajo del brazo izquierdo colgando de una correa, cinta o cordel

desde el hombro derecho, y en la cual metían el pan y las demás cosas que

les daban de limosna”.

Luego fue apareciendo en la literatura entre los siglos XV y XIX

el vocablo guarniel: “Bolsa de cuero que traen los arrieros sujeta al cinto,

con separaciones, para llevar papel, dinero, etc.”, “bolsa de cuero, especie

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de burjaca, pendiente del cinto y con varias divisiones. II 2. Cinturón del

que pende esa bolsa”, “Bolsa de cuero pendiente del cinto y con varias

divisiones”.

Posteriormente en el siglo XX es incorporada la palabra carrieli

a la RAE: “(Del prov. Carnier, morral de caza, de carn, carne). M Col.

Y Ven. Garniel (bolsa de cuero). Indudablemente hay una relación muy

estrecha entre guarniel y carriel que a la larga son lo mismo, pero la signatura

guarniel ha quedado relegada a ciertos espacios y localidades. La

antropóloga Sandra Turbay, citando a Jaime Sierra García “…El carriel es

una derivación de los bolsos o sacos de cuero que se usaban en España.

Parece que la palabra carriel se deriva del inglés carry (llevar) y all (todo),

expresión empleada por los extranjeros que, al llegar a Antioquia, observaban

esta bolsa de cuero”.

La génesis de vocablo carriel posiblemente provenga de la vocalización

al español de ese anglicismo, al asemejar el guarniel al bolso

citado por los extranjeros. Se sabe que la arriería fue importante para el

desarrollo de Jericó, para poder mantener este oficio activo, se requería de

talabarteros que pudiesen fabricar y arreglar los aparejos de las bestias,

además de cubrir las necesidades del arriero en cuanto a su indumentaria

de cuero como los bolsos.

Es de aclarar que el guarnielero solo fabrica guarnieles. En Jericó

hay varias guarnielerías que continúan con el legado de aquellos primeros

artesanos llegados al territorio en el siglo XIX. Es difícil datar la fecha

exacta de la fabricación del guarniel en Jericó, pero podríamos aproximarlo

con la familia de don Sigifredo Calle, guarnielero radicado en Envigado,

Antioquia.

El oficio de guarnielero es transmitido de generación en generación

o en algunos casos, los maestros recibían aprendices, los cuales pagaban

para que se les enseñase el oficio, estos recibían la formación durante

un periodo de tiempo hasta que aprendieran a hacer los guarnieles sin ayuda,

luego pasaban a trabajar en el taller o en el mejor de los casos salían a

montar sus propios talleres en algún rincón de sus casas para luego salir a

venderlos a las plazas o dejarlos consignados en algún almacén.

Se sabe también que muchos de ellos fabricaban los carrieles para

alguna guarnielería afamada. Sigifredo Calle, nacido en 1921, aprende el

oficio guarnielero de su padre Luis Eduardo Calle, este a su vez lo aprende

de su padre. Son tres generaciones en Jericó que fabricaban los guarnieles.

Esto nos lleva a finales del siglo XIX cuando el abuelo de Sigifredo

ya fabricaba y le enseñaba a Luis Eduardo. Hasta acá encontramos una

familia bastante importante porqué de ese momento en adelante surgirán

en la tercera década del siglo XX, dos escuelas guarnieleras que perduran

hasta hoy en Jericó. Según Sigifredo Calle, su padre Luis instala su taller

de guarnielería en Jericó en los años 20. Su hijo Sigifredo Calle Arango,

luego de aprender el oficio de guarnielero parte a la ciudad de Envigado

en 1935, monta allí su guarnielería, convirtiéndose en uno de los mejores

de su oficio.

Tiempo después arriba a la Atenas del Suroeste don Apolonio

Arango, familiar de la esposa de Luis Eduardo y monta un taller en la

parte superior de cien escalas. Los carrieles tenían felpada la lengüeta y el

mentón. Dato curioso porqué allí se afirma que el guarniel sufre algunas

modificaciones de como se venía haciendo anteriormente. “Se decía que

los guarnieles de Apolonio eran de los mejores que se fabricaban en Jeri-

190

191



có”, con el aprenden varios artesanos guarnieleros de Jericó como son los

Santamaría y otros. Por otro lado, en la década del 30 del siglo pasado,

un gran comercializador de artículos de talabartería, marroquinería y de

guarnieles, denominado el “taller de Lito Vásquez”, ocupaba gran cantidad

de mano artesana, allí trabajaba como jefe el señor Gildardo Uribe.

El señor Uribe era un caso especial, nadie sabe dónde aprendió el

oficio de guarnielero, pero ahí estaba como gran maestro enseñando a los

aprendices. Él era un personaje que hacía de todo, arreglaba máquinas de

cualquier tipo, se aventuraba con el reloj de la catedral, con los carros.

Sus últimos años los terminó como profesor de mecánica en el Liceo San

José. Gildardo cobraba 100 pesos de la época para enseñar el arte guarnielero.

En dicho taller entra como aprendiz el joven Darío Agudelo, luego

de dejar el trabajo en la tierra. Era un muchacho bastante aventajado y en

poco tiempo, según su hijo Rubén, en tres meses ya armaba un guarniel

completo. Darío pasa reemplazar a Gildardo en el taller y poco tiempo

después monta su taller independiente. El taller de guarnielería Agudelo

arropa a sus hijos y a otras personas que querían aprender el arte de la

guarnielería.

Hasta acá hay dos ramas de la fabricación del guarniel jericoano,

distinguido por sus colores en sus costuras con hilos rojos y amarillos asemejando

la bandera del municipio. Su tapa frontal peluda con piel de nutria,

tigrillo, perro de monte o becerro. Uno, el de los herederos artesanos

de Apolonio Arango y los Santamaría y por el otro lado los de Gildardo

Uribe en los que se inscribe Darío Agudelo.

El artesano guarnielero que se visibiliza como iniciador de la guarnielería

en Jericó es Luis Eduardo Calle. Hay muchos nombres y apellidos

que quedaron relegados por la fama de algunos, o porque se marcharon

a otras tierras buscando mejores mercados, en fin, para ellos el reconocimiento

necesario. En Jericó actualmente hay varios guarnieleros que

vienen de una tradición familiar, tienen sus talleres y sus puntos de venta

cerca del marco de la plaza principal. Hay otros tantos que laboran desde

sus casas o pequeños tallercitos por fuera de la vista de paseantes y visitantes.

Muchos de ellos surten los almacenes del municipio o a comercializadores

que los distribuyen a todo el país o el extranjero.

Hay jericoanos o habitantes de este municipio aprendiendo el arte

de la guarnielería. Es de resaltar que dicho oficio solo era practicado por

hombres, según se dice: es una labor muy dura para una mujer por los

cortes y la fuerza que hay que hacer al fabricarlos. Muchas mujeres desde

hace más o menos 20 o 30 años participan en los talleres como ayudantes

y pocas pasan de allí. Solamente hay tres o cuatro mujeres las que fabrican

un guarniel en su totalidad. Según la investigación de José Manuel Restrepo:

Origen del carriel en Envigado y de Sandra Turbay: Marroquinería del

carriel en Envigado, destacan algunos nombres como los pioneros de la

guarnielería en Jericó: Apolonio Arango, Sigifredo Calle Arango, Víctor

Calle Arango, Rubén Santamaría (padre e Hijo), Eugenio Santamaría, Jesús

Santamaría, Jorge Gil, Luis Osorio, Orlando Atehortúa, Gildardo Uribe,

Antonio Jesús Mesa Caballero, Darío Agudelo Bermúdez, Raúl Cañas,

Darío Rodríguez Porras, Hernando Tamayo Porras, Arturo Rojas.

Es de anotar que muchos de ellos en sus inicios aparecen con vínculos

muy fuertes entre Envigado y Jericó. En la actualidad hay tres mujeres

guarnieleras: las hermanas Carolina y Alejandra Agudelo hijas de

Rubén Agudelo y nietas de Darío Agudelo, su taller no continuó con el

192

193



nombre de Agudelo, sino que optaron por una marca propia “CarrielArte”.

Bibiana Aprendió de y su desarrollo como guarnielera se dio en. (XXX).

Los talleres donde se fabrican los guarnieles prácticamente siguen siendo

los mismos desde su inicio.

Hasta antes del siglo XIX y principios del XX todos los guarnieles

eran cosidos a mano y con el cáñamo como materia prima, eran más

bruscos en su terminado. En los años 20 del siglo pasado llegan al país las

máquinas guarnecedoras, las cuales les permitió a los artesanos agilizar la

costura de los guarnieles, más tarde aparece la máquina devastadora para

pulir las pieles. Los cuchillos, tijeras, lijas, martillo, tenazas, agujas; los

bancos de corte, los butacos siguen prácticamente su función guarnielera.

al lado derecho por medio de una faja suspendida al hombro izquierdo

cruzando el pecho y la espalda.

Úsanlo, no sólo los arrieros, sino toda especie de gentes. Con todo, bien

será preferir GUARNIEL”.

Encontramos también ayudantes y aprendices como en el siglo

pasado que esperan la oportunidad de terminar un guarniel completo y

montar su propio taller. Me gustaría terminar con alguna discusión que se

dio a finales del siglo XIX sobre el bolso de cuero que ya comenzaba a

mostrarse por todo el territorio y que era de obligada conversación entre

los hombres.

Una de ellas a nivel académico si nos permitimos llamarlo así,

fue el libro de Rafael Uribe Uribe, notas sobre el provincialismo de 1887,

donde describe el vocablo: “CARRIEL - Ni guarniel (bolsa de cuero que

traen los arrieros sujeta al cinto, con separaciones para llevar papel, dinero,

etc.) ni menos garniel (cinto de los arrieros al que llevan cosidas unas

bolsitas para guardar el dinero) , corresponden por completo a nuestro carriel,

que es una bolsa con compartimientos, cubierta a lo exterior de piel

de nutria o de otros animales, o con bordados de lana; cuelga por lo común

194

195



BIBLIOGRAFÍA

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Año 2, números 7- Revista Credencial Historial (Bogotá-Colombia) Tomo II.

Enero-diciembre, 1991. No. 13-24 TURBAY, Sandra. (1986) Marroquinería del

carriel antioqueño en el municipio de Envigado, Colombia. Artesanías de Colombia.

ZAPATA ROJAS, Lázaro Alberto. Mi carriel y varias cuscas. (spi) ZEROLO,

Elías; DE TORO, Miguel e ISAZA, Emiliano. (1895) Diccionario enciclopédico

de la lengua castellana. París, Garnier Hermanos, Libreros, Editores.

ENTREVISTAS Rubén Agudelo, Henry Rodríguez Santiago Agudelo Carolina

Agudelo Alejandra Agudelo.

196

197



Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

HUELLAS EN LA TRAMA DE LA

CONFECCIÓN: Tejiendo sociedad desde

las máquinas de coser industriales

TRACES IN THE CLOTHING FABRIC:

weaving society from industrial sewing machines

Luis Orlando Luján Villegas

HUELLAS EN LA TRAMA DE LA CONFECCIÓN: Tejiendo sociedad

desde las máquinas de coser industriales

RESUMEN

SUMMARY

La historia de los oficios pueblerinos en

Antioquia esta representa a través de los

zapateros, obreros textiles, confeccionistas,

alfareros, orfebres, mazamorreros, carpinteros,

entre otros. Brindarles una valoración

y reconocimiento, en clave de patrimonio

cultural, permite comprender la contribución

hecha a la identidad de una sociedad.

Consecuente con lo anterior, el artículo estudia

el oficio de la confección en la ciudad

de Itagüí, durante el siglo XX, visto desde la

tecnología que representaron las máquinas

de coser industriales. Es por eso que presenta

el Museo Hilos de Historia, lugar donde

reposa una colección de 150 máquinas que

sirven de apoyo y fuente de consulta; luego

precisa el planeamiento, según el cual, esta

colección hace parte del patrimonio cultural

mueble de carácter utilitario. Por último,

ubica la Vía de la Moda, en Itagüí, como un

escenario que permite comprender -a modo

de ejemplo- el tejido social que la tecnología

de las máquinas de coser propició durante el

siglo XX.

Palabras claves: Museo, máquinas de coser,

industria textil, Itagüí.

LUIS ORLANDO

LUJÁN

198

VILLEGAS

The history of village trades in Antioquia is

represented through shoemakers, textile workers,

garment makers, potters, goldsmiths, mazamorreros,

carpenters, among others. To give

them an appreciation and recognition, in terms

of cultural heritage, allows to understand the

contribution made to the identity of a society.

Consistent with the above, the article studies

the trade of dressmaking in the city of Itagüí,

during the twentieth century, seen from the

perspective of the technology represented

by industrial sewing machines. That is why

it presents the Hilos de Historia Museum, a

place where a collection of 150 machines that

serve as support and source of consultation

rests; then it specifies the planning, according

to which, this collection is part of the movable

cultural heritage of utilitarian character. Finally,

it locates the Vía de la Moda, in Itagüí, as

a scenario that allows to understand -as an example-

the social fabric that the technology of

sewing machines propitiated during the 20th

century.

Key words: Museum, sewing machines, textile

industry, Itagüí.

Historiador de la Universidad de Antioquia. Miembro de Número del

Centro de Historia de Itagüí (CHI)

Correo electrónico: lujanorlando54@gmail.com.

Tel: 311 775 2061

Museo Hilos de Historia

El Museo Hilos de Historia lo componen 150 máquinas de coser

industriales del siglo XX (ver fotos 1 y 2) 1 . Con piezas de repuesto y

catálogos, dan cuenta del proceso de industrialización del sector textilconfección

y de la innovación tecnológica, en empresas como Rosellón,

Everfit, Coltejer, Leonisa, Inversiones El Cid, entre otras.

La adquisición de la colección data de la década del 90, cuando

su dueño, el señor Francisco Daniel Patiño Martínez, 2 decide aprovechar

su valor histórico, estético y simbólico y las exhibe ocasionalmente. En

el año 2013 inició la labor con muestras itinerantes en algunas casas de

la cultura, pasando por el Museo El Castillo y Centros comerciales de la

ciudad. Resultado de ello, ha tenido reconocimiento en distintos medios

de comunicación, tanto escritos como visuales. 3

1 Algunas ideas expuestas en el presente artículo se encuentran en la investigación: Luján Villegas, L.

O. (2019). Hilos de Historia. Tecnología de la confección y tejido social en Itagüí, siglo XX. Medellín: Instituto

de Cultura y Patrimonio de Antioquia. También se puede descargar en el siguiente enlace: https://drive.

google.com/file/d/1c6tX_CKP0oNg8BY1qPJzSHUMkVdlEFxR/view

2 Francisco Patiño es oriundo de Santa Rosa de Osos y criado en Don Matías; formado por el SENA

como mecánico de máquinas de confección industrial; también tiene experiencia como confeccionista con

la empresa Inversiones JDL S.A.S., y con una marca propia de ropa infantil llamada TRINA.

3 Cfr. PERIÓDICO EL COLOMBIANO. Las máquinas de coser hilan este museo, 5 de diciembre de 2021:

https://www.facebook.com/ElColombiano/videos/334239651846518

https://www.facebook.com/watch/?v=334239651846518

https://www.youtube.com/watch?v=p64qovb0xbg&t=7s

https://www.elcolombiano.com/multimedia/videos/museo-de-maquinas-de-coser-en-antioquia-MH16

117821?fbclid=IwAR23pTVstTvtzP3tGeH857UsHPBPiPRDVP64DphuKEwZYBZ_lCp9TG1vMZA

199



Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

Luis Orlando Luján Villegas

que no cuenta con más preservación en sus objetos que estos. En suma, representa

un espacio para la experimentación y comprensión de los procesos

de la confección, que contribuyen a entender el desarrollo tecnológico

de las máquinas de coser industriales, y la consolidación del tejido social.

Foto 1. Frontis del Museo Hilos de Historia, 2022

El Museo cuenta con las siguientes actividades: recorridos pedagógicos

por las cuatro salas que lo componen; talleres sobre historia de

la confección en Antioquia; y talleres básicos sobre tejido y confección.

Durante los meses que faltan del año 2022 se exhibe una muestra parcial

de la colección, distribuida en cuatro salas: pantalón, saco, familiar y del

blue jeans, que se describen en los siguientes párrafos:

Sala del pantalón. La mayoría de máquinas que reposan en esta

sala son mecánicas, es decir, que el operador realizaba el 88% de actividades

de manera manual: levantar el présatelas, cortar el hilo, rematar,

posicionar la aguja; un ejemplo que destaca lo anterior es la máquina

SINGER, de los años 30 (posee un motor original, de baja velocidad y

embrague mecánico). Mientras que la máquina DÜRKOPP ADLER AG,

de los años 80, requiere de ayudas eléctricas para su funcionamiento, pues

el operador realiza el 60% de los ordenamientos manuales.

Foto 2. Máquina Union Special, modelo Class 7400, para puntada cadeneta a cuatro

hilos, de los años 20.

Hoy día, el Museo Hilos de Historia funciona, de manera permanente,

en el municipio de Envigado (carrera 24E # 40Sur-40, barrio El

Salado) y es parte de la memoria y la identidad del patrimonio industrial

antioqueño, un campo de su historia económica de gran importancia, pero

Sala del saco. Las máquinas que componen esta sala permiten conocer,

de primera mano, la dinámica de la confección que se insertó en el

territorio nacional. En 1852 llegaron a Cartagena y Bogotá las primeras

máquinas de coser textil para el uso doméstico, ejemplares provenientes

del diseño patentado por el norteamericano Elias Howe. En la capital antioqueña

el acercamiento a la tecnología textil se desarrolló en los inicios

del siglo XX, mediante las acciones de inversionistas y empresarios que

200

201



Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

Luis Orlando Luján Villegas

identificaron en el ámbito de las telas un promisorio frente de acción.

En 1903 se fundó en Medellín la empresa Compañía Antioqueña

de Tejidos, y en 1907 la Compañía Colombiana de Tejidos. Durante los

decenios siguientes se crearon numerosas fábricas de textiles. Todo esto

fue en Medellín y sus alrededores. Estas nuevas fábricas fueron el germen

de lo que, pasado el tiempo, llegaría a ser la industria fabril más importante

del país: el sector textil y de la confección. Con estas industrias llegarían

elementos técnicos nuevos: la máquina para hilandería, los telares con

lanzadera, los procesos y equipos de tintorería y acabados, las máquinas

estampadoras, los oficios propios de la industria.

Sala familiar. Las máquinas y utensilios que la conforman definen

un espacio para la memoria, de encuentro familiar que evoca el sonido de

la máquina manipulada por la abuela. La línea del zigzag que luce la prenda

que vistieron los antioqueños a lo largo del siglo XX. También fue el

medio propicio para realizar los proyectos de vida de muchas familias, al

respecto Francisco Patiño describe el proyecto de doña Fanny Mosquera

en el siguiente párrafo:

[…]Hace ya 20 años que doña Fanny cogió por

primera vez una máquina de coser, sin saber que

esa sería la puerta a una vida llena de “muchas

bendiciones”, como diría ella. Cuando su esposo

se marchó, los niños aún estaban muy pequeños

y ella, que nunca había trabajado por fuera de su

hogar, decidió encargarse económica y emocionalmente

de su familia. Así que con el empuje

que siempre la ha caracterizado, logró ingresar

al mundo de las confecciones y allí se quedó por

dos razones; la primera es que se enamoró profundamente

de su trabajo y la segunda, aún más

importante, es que a través de éste pudo cumplir

sus dos grandes sueños: tener una casa propia y

hacer de sus hijos unos profesionales. […]

Sala blue jeans. Compuesta por un conjunto de máquinas de coser

industriales que reflejan la confección de una de las prendas más usadas en

el mundo, y que recibe varios nombres: jeans, denim, vaquero, tejano. En

Antioquia se asentaron confeccionistas en la década del ochenta, un ejemplo

lo constituye la Vía de la Moda de Itagüí, e hicieron del blue jeans una

mercancía de exportación. Algunas máquinas que componen esta sala son:

la remachadora, de los años 80; la ojaladora de lágrima, de los años 70; la

presilladora, de los años 60; y la empretinadora de los años 60.

Máquinas de coser industriales: patrimonio cultural mueble

La colección de máquinas de coser industriales del siglo XX, que

componen el Museo Hilos de Historia, se clasifica como manifestación

del patrimonio cultural mueble, de carácter utilitario. Al respecto, el Ministerio

de Cultura puntualiza que entre los bienes utilitarios se encuentra

el patrimonio tecnológico:

[…]Por formar conjunto de bienes de distintas

épocas, usados para los procesos de producción

y transformación de otros bienes que comprenden

máquinas, equipo, artefactos, aparatos e

instrumentos de laboratorios, herramientas de

talleres de oficios, tanto las adquiridas como las

manufacturadas por los mismos operadores.

Los objetos que son producto de la creatividad

humana con fines utilitarios pueden pertenecer

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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

Luis Orlando Luján Villegas

al ámbito privado o público y ser de uso religioso,

militar, civil o institucional, ya sea generalizado

o especializado. […] (Ministerio de Cultura,

2005, pp. 55-56)

Atendiendo especificaciones del Ministerio de Cultura relativas a

destinación o actividad de los bienes utilitarios, la colección de máquinas

de coser industrial se ubica entre los “utensilios, instrumentos, herramientas

de trabajo, equipos tecnológicos y máquinas”, entendiendo por tales:

[…]Objetos, instrumentos o accesorios empleados

para trabajar en diversos oficios o realizar un

trabajo manual, transformar energía o aumentar

la potencia del organismo humano. De acuerdo

con la fuerza que requieren para su funcionamiento,

las herramientas pueden ser manuales,

eléctricas o neumáticas.

Algunas máquinas pueden ser accionadas manualmente

o con energía como por ejemplo una

máquina de coser. […] (Ministerio de Cultura,

2005, pp. 59-60)

Al considerar la colección privada de máquinas de coser un patrimonio

cultural mueble, de carácter utilitario, el presente texto se constituye

en una oportunidad para aportar a la valoración contextualizada que

ello implica, y es por ello que la Vía de la Moda, ubicada en la ciudad de

Itagüí, es un ejemplo paradigmático de dicha valoración, razón por la cual

se presentan algunas ideas en el siguiente acápite.

La Vía de la Moda

Las máquinas de coser industriales hicieron parte de la tecnología

que las grandes empresas textileras usaron en su producción, estudios realizados

por Poveda Ramos (2000) así lo indican. El primer reconocimiento

que dicha tecnología tuvo dentro de las investigaciones y estudios sociales

es en tanto hizo parte del proceso de industrialización en Antioquia a lo

largo del siglo XX; el surgimiento de este proceso ha sido reconstruido

en sus aspectos esenciales en obras como, por ejemplo, La industrialización

en Antioquia. Génesis y consolidación, de Fernando Botero Herrera

(2003); y otras de sus etapas o fases fueron y siguen siendo a su vez razón

de ser para múltiples grupos de investigación en la región antioqueña,

siendo relevante entre ellos el Grupo de Historia Empresarial EAFIT.

Una línea diferente de estudio, si bien derivada de la industrialización

en la región antioqueña, es la innovación tecnológica (telares,

máquinas de coser, motores eléctricos, entre otros); un claro representante

de ella es el ingeniero químico y electricista Gabriel Poveda Ramos;

para él, estas innovaciones son de vieja data, y han venido desde Europa

o desde Estados Unidos, y no han nacido en fábricas del país, ni en sus

laboratorios. Sin embargo, se trata de un campo en el que escasean las investigaciones.

Mucho más escasas, casi podría decirse nulas, son las que

se han ocupado del uso de las máquinas de coser industrial en un contexto

determinado, extendiendo su análisis y valoración hasta repensar su significado

social y cultural.

Es por eso que se define como ejemplo al municipio de Itagüí, y

de manera particular la escala espacial comercial que lleva por nombre la

Vía de la Moda (ver foto 3). Vía icónica que en las dos últimas décadas

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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

del siglo XX fue ´peregrinación comercial´ de nacionales y extranjeros,

ya que era el punto de producción “único en el país por la concentración

de fábricas, almacenes y precios ofrecidos” (entrevista a Ana Ramírez).

Luis Orlando Luján Villegas

para los textileros y confeccionistas grandes. Reconocido este viraje en

el propósito de Inexmoda, los sectores excluidos se organizaron para dar

vida a nuevos proyectos que los aglutinaran, y es ahí cuando se originó

el proyecto Vía de la Moda en Itagüí (Betancur, Stienen y Urán, 2001, p.

122).

Foto 3. La Vía de la Moda comprendía desde la entrada del municipio de Itagüí, carrera

52D, hasta la calle 77, e incluía dos centros comerciales: el Centro Nacional de Confección y

Moda, y el Súper Centro de la Moda.Tomado de: Periódico El Mundo, Especial Suplemento, 27

de noviembre de 1998, p. 10.

206

La historia económica también recuerda que a comienzos de la

década de los 80, la llamada carretera vieja de Itagüí cruzaba en medio de

tejares, los cuales fueron demolidos abriendo paso a la ubicación de varias

fábricas de confección, detrás de las cuales llegaron almacenes especializados

que poco a poco llevaron a bautizar el sector con el nombre de

Vía de la Moda. A partir de las fuentes disponibles se sabe que dicha Vía

emerge en la coyuntura de Inexmoda, creada por la ciudad de Medellín en

El Poblado, en 1987. La percepción de los confeccionistas de Medellín,

inicialmente, vio en Inexmoda una organización para los sectores medios

de la cadena productiva, que luego pasó a promover y apoyar proyectos

Este importante punto de comercio nació como respuesta a las demandas

de ropa casual del mercado nacional. Entre los fundadores de esta

Vía se encuentran Ana Ramírez, del almacén: Hello Kitty, y Guillermo

Villada, del almacén: Las Camisetas. Villada (citado por el periódico El

Mundo, en 1998), señaló que “los primeros en llegar y comenzar la historia

del sector son, entre otros, la familia Rodríguez y Juan Guillermo

Correa…” (p. 7). En sus comienzos, a finales de 1989, los locales fueron

entregados en concesión a los industriales, y en 1993 se vendieron como

propiedad horizontal. Los dos centros comerciales que concentraron el

radio de acción del proyecto: Centro Nacional de Confección y Moda y

Súper Centro de la Moda, atraían a potenciales clientes con el eslogan:

“En marcas y precios somos los mejores”. Con estas instalaciones, los

compradores empezaron a llegar para adquirir ropa a precios económicos

y el sitio se convirtió en un atractivo para mayoristas y minoristas que

venían de otras ciudades de Colombia, e incluso de otros países, a surtir

sus negocios. 4

4 El fenómeno del narcoterrorismo, unido a la apertura económica y al incremento del

contrabando, afectaron profundamente la competitividad de la Vía de la Moda. Hoy

persiste en su oferta como “Área de Desarrollo Naranja”, pero con unas condiciones muy

diferentes a las de su “época dorada”, y más con un perfil comercial que manufacturero.

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Huellas en la trama de la confección: tejiendo sociedad desde las máquinas de coser industriales

Luis Orlando Luján Villegas

Colofón

El artículo se aproxima al estudio del patrimonio cultural mueble

que representó la tecnología de las máquinas de coser industriales. Remite

a la historia y memoria del sector de la confección, en un escenario

particular como la Vía de la Moda. En este contexto, para el señor Francisco

Patiño estas máquinas “han sido cómplices de miles de mujeres y

hombres que llegaron al mundo de las confecciones, buscando un futuro

mejor para su familia y que terminaron enamorándose de su labor, porque

entendieron que más que vestuario, estaban tejiendo sociedad”. Sociedad

que, hoy en día, debe garantizar la valoración, protección, promoción, sostenibilidad

y apropiación del patrimonio cultural mueble que representan.

BIBLIOGRAFÍA

Entrevistas:

Francisco Daniel Patiño Martínez, en las instalaciones de la Subsecretaría de

Cultura de Itagüí, el 16 de mayo de 2019.

Ana Ramírez el 23 de junio de 2019 en su residencia.

Visita a Museo:

Museo Hilos de Historia, ubicado en la carrera 24E # 40Sur-40, barrio El Salado,

Envigado.

Periódico:

El Mundo, Suplemento Especial, 20 de noviembre de 1998.

General:

Betancur, M.; Stienen, A. y Urán O. (2001). Globalización cadenas productivas

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208

209



Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

LOS ALQUIMISTAS DE LA MADE-

RA: Historia de la Ebanistería en

El Retiro

THE ALCHEMISTS OF WOOD: The

History of Cabinetmaking in El Retiro

Daniel Acevedo Arango

LOS ALQUIMISTAS DE LA MADERA: Historia de la Ebanistería

en El Retiro

RESUMEN

SUMMARY

Introducción

La tradición del trabajo de la madera en

El Retiro es una de las más representativas

de Antioquia. Comenzada desde finales

del siglo XIX, se conserva hoy en

día después de tanto tiempo y constituye

un símbolo del municipio. Ha tenido diversos

representantes que han dejado

su legado y han trasmitido su saber de

generación en generación. Los muebles

producidos de El Retiro tienen un reconocimiento

nacional e internacional.

Palabras clave: Ebanisterías,

Carpinterías, Muebles, Aserradores,

Talleres, Patrimonio,

The tradition of woodworking in El Retiro

is one of the most representative of Antioquia.

Begun at the end of the 19th century,

it is still preserved today after such a

long time and constitutes a symbol of the

municipality. It has had several representatives

who have left their legacy and have

transmitted their knowledge from generation

to generation. The furniture produced

in El Retiro has national and international

recognition.

Keywords: Cabinetmaking, Carpentry,

Furniture, Sawmills, Workshops, Heritage

Cuando se entra por primera vez al Retiro, la primera imagen con

la que se encuentra el foráneo es con la división de dos calles y algunas

unidades residenciales, además de un par de montañas que permanecen

férreas en el horizonte. Pero la segunda imagen, aquella que permanecerá

más en su memoria es, sin duda, la cantidad de talleres de ebanistería y

carpintería que hay en el municipio. Más aún, profundo en sus recuerdos,

permanecerá el olor de la madera, que está siendo trabajada y moldeada

para dar lugar a muebles de todo tipo, prácticos, fuertes y de una riqueza

ornamental única. La industria del mueble es hoy por hoy la principal

fuente de empleo y progreso de los guarceños. La calidad de los muebles:

armarios, camas, mesas, bibliotecas, marcos, sofás, entre otros, resalta por

el trabajo de su técnica. Esto ha implicado un reconocimiento nacional, e

incluso internacional, de la excelencia del trabajo de nuestros ebanistas.

DANIEL

ACEVEDO

ARANGO

Historiador de la Universidad Nacional, director del Centro de Historia

de El Retiro y miembro correspondiente de la Academia Antioqueña

de Historia

Pero la revolución de la industria del mueble va más allá del aspecto

económico y de reconocimiento. La presencia de talleres, ebanisterías,

carpinterías, marqueterías y tapicerías de variada índole permeó profundamente

la mentalidad, la cultura y la identidad de los guarceños. La madera

estaba allí, en múltiples expresiones, como tradiciones, fiestas, canciones,

pinturas, poemas, como un elemento material que creaba lazos de comunidad

y forjaba subjetividades de carácter fuerte. El taller era la escuela de

muchos guarceños, quienes allí encontraban no sólo un medio de sustento,

sino profundos aprendizajes para la vida. Los ebanistas, grandes maestros,

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

eran personajes que desfilaban por el pueblo y se ganaban el respeto por

la agilidad de su garlopa y su serrucho. La madera es y sigue siendo un

elemento articulador, formador y constructor, motivo de orgullo, que da

forma al rostro de nuestro Guarzo.

Daniel Acevedo Arango

algunas de sus obras combinaba, y se refleja en sus trabajos de las puertas

y dinteles con flores talladas, aves y figuras mitológicas, racimos de

frutas en los balcones. Es común ver en los portones figuras de uvas y

rostro de faunos o sátiros.

Los primeros talladores

Su origen se remonta a finales del siglo XIX cuando los primeros

grandes talladores como Eliseo Tangarife y Anatolio Peláez, dejaron una

huella importante en el trabajo de la madera, al hacer magníficos balcones,

portones y ventanas con diseños únicos. Tangarife, llamado el Miguelangel

de la montaña, residió varios años en el municipio de El Retiro

y allí dejo una profunda huella. También en otros distritos parroquiales

como Rionegro, Salamina y otros más del Oriente Antioqueño, en pleno

apogeo de la colonización antioqueña del sur. De origen indígena, el legendario

tallador, hacía sátiros, faunos y toda clase de bodegones en sus

diseños para las familias más prestantes. De su mano quedan vestigios

como el balcón de los Arias, la puerta de la capilla del cementerio y los

confesionarios del templo de Nuestra Señora del Rosario. Posteriormente,

el artista se trasladó a Salamina, donde ayudó a erigir muchos inmuebles

que hoy son patrimonio arquitectónico de la nación. A partir de allí se

abrirían las primeras carpinterías, aunque con un énfasis muy local y de

construcción.

El 13 de octubre de 1866 nació en el resguardo indígena de San

Antonio de Pereira de Rionegro, hijo natural de Juana Tangarife y desde

muy joven mostró un increíble talento. Logró dominar la técnica para la

utilización de maderas, como roble, guadua, sauce, pino y cedro, que en

A muy temprana edad fue traído y contratado por el presbítero

José Vicente Calad Ardila para realizar en El Retiro trabajos especiales

de talla en el altar mayor del templo parroquial, como también sus maravillosas

figuras demoníacas para el cementerio. Fue por esta época que

trabajo en el taller de Nicéforo Calvo, quien tenía un prestigioso taller

y fue su primer maestro. Posteriormente, asistió esporádicamente a la

Escuela de Artes y Oficios de Medellín, sin interrumpir su labor en el taller.

Allí tuvo contactos con los maestros Enrique Hausler, alemán nacido

en Maguncia y Eugenio Lutts, francés procedente de la Escuela Central

de París, entre otros. (Macías Vásquez, 2021, p. 62). Bien decía Manuel

Uribe Ángel, refiriéndose a la vasta preparación que allí recibieron muchos

aprendices: “ebanistas tenemos para quienes es practicable la tarea

de construir órganos y pianos”

Algunos vestigios de su trabajo se conservan en El Retiro en tallas

como los balcones de los Arias; tallas en honor al cura de la casa la

de los Jaramillo Mejía, hoy de los Villa; puertas, contra portones y balcones

de la casa de los Mejía Ochoa, hoy de los Urreas; puertas, ventanas,

balcones contra portón de la casa de doña María Rosa Vallejo Mejía, hoy

casa cural, entre otros. Fue en su época orgullo de El Retiro haber podido

contar con él y con algunos trabajos que siguieron labrando sus discípulos.

No todos sus trabajos se hicieron durante su estancia en el pueblo,

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

algunos fueron posteriores cuando ya vivía en Salamina.

¿Cómo llegó a este lugar? su amigo y cura rionegrero José Joaquín

Barco Ángel, durante su ejercicio como cura párroco de Salamina, lo llevo

a trabajar en su parroquia. No sólo eso, lo recomendó en diferentes lugares

de asentamiento de la colonización antioqueña del sur, donde pudo hacer

diversos trabajos. No es baladí pensar que Eliseo pudo desarrollar su

grandioso don gracias el apoyo de la Iglesia, institución que fue su principal

mecenas. En Salamina, Eliseo pudo desarrollar a plenitud su talento,

llegando a ser considerado como el Miguel Ángel de la talla y la joya o

gloria, uno de los personajes referentes en la historia de este municipio

Su estilo fue muy propio y de bastante carga en el detalle, de fácil

reconocimiento en el detalle del calado para puertas, ventanas y balcones

y que son referentes de la arquitectura republicana. El arte de Eliseo, cargado

de faunos y sátiros, criaturas propias de la mitología griega, fue mal

leído, en algunas ocasiones, en pueblos como El Retiro y Salamina, de

una amplia tradición católica. Se asoció su talla con criaturas demoniacas

y espíritus del inframundo. Esto costó que, en los portones de muchas

casas antiguas, muchos de estos mal llamados “diablos” fueran retirados,

ante la superstición. En El Retiro solo permanece uno de ellos, en una

casa del parque. En Salamina algunos más, siendo uno de los más trabajados

aquel que se encuentra en el portón de la casa de la cultura. Sin

duda, Eliseo quería destacar, en los gestos de estos personajes, la fiesta,

la risa, la burla, elementos necesarios en una sociedad tan conservadora

y poco dada a admitir un quiebre en su cotidianidad republicana.

Eliseo Tangarife, cortesía Omar David Ríos.

Pero su trabajo no sólo dejo vestigios importantes sino que influenció

a otros talladores de la época, con quienes se relacionó e incluso

trabajó conjuntamente. Sembró una semilla en El Guarzo, una inquietud,

la más bella de las flores, una orquídea o un clavel, que pronto no tardaría

en florecer y traer luz a los hogares de los guarceños. Resaltan otros

forjadores de la madera importantes como Pablo Aristizábal, Anatolio

Peláez y Rodrigo Cuartas. Este último, de origen guarceño, realizó gran

parte de los portones y ventanas de nuestro municipio, en un estilo de

talla caracterizado por columnas con superficies cuadradas, calados con

rombos y la presencia de pequeños abanicos. Tal como se vio en la investigación

de Omar David Ríos, queda, incólume, una obra de Cuartas,

aquella enorme puerta de madera, que abre la capilla de San José, a los

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

guarceños que los domingos se entregan en silencio a los rezos silenciosos.

Principios del siglo XX: Los primeros maestros

A principios del siglo XX se puso de moda cierto tipo de muebles

fabricados en raíces. Uno de los primeros en trabajar este estilo fue el

docente Gabriel Mejía Vallejo, quien aunque no era carpintero de profesión,

usó su conocimiento empírico para forjar sofás, aguamaniles y pequeñas

repisas. Las raíces conservaban su forma original y al juntarlas se

buscaba cierta armonía que permitiera al mueble ser práctico y ágil para

su uso. Estos muebles tenían también cierto aire aristocrático que correspondía

con una moda que, en aquellos momentos, había en algunos

países europeos. La escuela del trabajo con raíces se conservó y muchos

siguieron su estela. Aún hoy en Carrizales se encuentran algunos talleres

que trabajan este tipo de madera.

Por otro lado, Nepomuceno Botero, otro artífice de la madera, se

especializó en la fabricación de ataúdes en un pueblo donde la muerte

aparecía con frecuencia, fruto de las epidemias y las enfermedades que

se propagaron a principios del XX. El trabajo de fabricar un ataúd implicaba

una visión diferente a la de un carpintero tradicional, pues el sitio

del reposo eterno, debía ser digno, el hogar del cuerpo de los durmientes.

Allí aparecían las tallas, los modelos únicos, un trabajo artesanal que

requería tiempo y dedicación. Mientras “Ceno” fabricaba con su garlopa

y serrucho aquellas cámaras fúnebres, sus hijos, entre ellos Don José María

y Don Rafael lo observaban. Aprendían el oficio y experimentaban,

a su vez, con las posibilidades que la madera tenía. Muy pronto allí se

gestaría una gran revolución.

La primera revolución: Muebles el Pino

No sería sino hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo

pasado cuando se abrieron los primeros grandes talleres de ebanistería

y carpintería en el municipio. El Retiro se encontraba inmerso en una

crisis debido a la quiebra y cierre de las salinas, antigua fuente principal

de producción económica. Era necesario reformular, renovarse, buscar

nuevos trayectos. Pero, ¿cómo comenzó todo? El más famoso de los talleres

y uno de los primeros en abrir sus puertas fue, quizás, “Muebles El

Pino”, que se ubicó en la vanguardia de la producción del mueble. Don

José María Botero, “Pepe” Botero, su fundador, descubrió una forma de

trabajar la madera del pino ciprés para que no se rajara, buscando así

obtener un producto de una calidad mucho mayor. La madera de pino

ciprés, hasta ese momento, generaba una gran desconfianza, porque con

los métodos de trabajo que en ese entonces existían los muebles fabricados

con tal madera tenían una vida útil muy breve. Don Pepe descubrió

que esto se debía al mal secado y arregló el problema. La revolución que

inició permitió que su modelo de producción se expandiera y empezará

un boom, alrededor de la industria del mueble, que aún hoy trae muchos

réditos a la comunidad.

El pino crecía en abundancia en varias de las veredas del municipio

y su madera era muy accesible. Esta especie que no era nativa se

sembraba principalmente en potreros y lotes que ya habían sido talados

para la ganadería y la minería de sal. Fue una solución temporal debido

a que, cuando se acabó la madera de bosque nativo para alimentar los

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

calderos de las salinas, tocó reemplazar los árboles con cipreses y pinos

pátula. Posteriormente, en los potreros de Normandía y la parte alta de

Fizebad también se implementó un extenso cultivo del preciado árbol. El

ciprés era el mismo que pintó Van Gogh, como una llama encendida durante

su asilo en el manicomio de Saint-Paul-de-Mausole, y que producía

una madera única.

Esta solución conecta, indudablemente, la crisis de las salinas

como el origen de la principal materia prima de la nueva manufactura

que, poco a poco, se fortalecía en el pueblo. La oportunidad de negocio

fue aprovechada no sólo por los ebanistas sino también por terratenientes

y pequeños propietarios que encontraron una posibilidad de ganancia.

En Puente Peláez, por ejemplo, el Dr. Álvaro Restrepo tuvo una gran

siembra de pino pátula del que también se hacía papel, y muchas familias

campesinas cercanas vivían de aserrar y trabajar la madera.

Pero, ciertamente, trabajar el ciprés y el pino era un desafío que

sólo los mejores artífices de la madera podían llevar a cabo. No cualquiera

podía entrar allí, sólo los verdaderos artesanos, de quienes Richard

Sennet dijo: “en ellos la práctica se encarna y se funde con su ser” (Sennet,

2021). Había un ritual, un encuentro sagrado que empezaba desde

el momento mismo que la madera era cortada. Los aserradores sabían

que el pino sólo debía cortarse en cuarto menguante, pues sólo así, según

cuentan algunos ancianos ebanistas, la madera absorbía las mejores

propiedades y estaba lista para forjar muebles duraderos. Pero había algo

más en el fondo: un profundo conocimiento empírico sobre los árboles,

la naturaleza y sus ciclos.

El pino, cortado por los fornidos aserradores, era traído por mulas,

a través de trochas y caminos de herradura, que lo desembocaban en

algunos de los talleres del pueblo. Don Pepe, solía sacar la madera al aire

libre y ponerla a secar naturalmente; acostados, los troncos recibían la

luz del sol, en un proceso que podía durar varios meses. Luego, cuando

estaba lista, el artífice tomaba su garlopa y su serrucho y empezaba a

trabajar. Su labor no era fácil pues el pino no se dejaba manipular por

cualquier incauto. De allí, producto de esa suerte de alquimia antigua,

salían camas, armarios, muebles de sala, comedores, escritorios, sillas y

butacas. El vestigio del acto creativo era el aserrín que luego, guardado

en costales, terminaba en los establos de alguna finca de las veredas del

sur.

Don Pepe abrió su taller con tan solo tres trabajadores, en la carrera

21 a tres cuadras del parque, pero pronto su número aumentaría

exponencialmente, convirtiéndose en fuente de empleo y transformación

social. El ebanista fue un visionario que vio más allá de las posibilidades

de su época. Autodidacta, aprendió su oficio de su padre y de una

formación netamente empírica. Según Carlos Rendón, uno de sus antiguos

trabajadores, Don Pepe era un hombre hermético respecto a algunos

aspectos de su técnica, y muchos de los secretos que hicieron famoso a

“Muebles el Pino” desaparecieron para siempre con su partida, otros,

como un excelente maestro, los trasmitió a sus trabajadores y discípulos

quienes los aplicarían en sus nuevos talleres. El hechicero ebanista se

paraba junto al banco con su garlopa, su regla y su serrucho y era capaz

de transformar un joven pino ciprés en la más elegante cama digna de la

aristocracia francesa.

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

para que el negocio prosperara y los clientes se sintieran cómodos al visitar

el taller. Este modelo de pensamiento y trabajo del viejo maestro fue

imitado por sus empleados y su familia y, aún se conserva, en muchos de

las ebanisterías del municipio.

Don Pepe Botero, por Edison Castañeda, “Nene”

Casa Museo de El Retiro

Rodrigo Maya Blandón en su libro “Perfiles y Crónica Guarceñas

del Retiro Bicentenario” hace énfasis en que la política de trabajo

de Don Pepe era de un orden absoluto, que pasaba por tener un espacio

bien aseado, el cual arreglaba todos los sábados con sus empleados para

asegurar la productividad. Establecía una exigente rutina: barrer, organizar,

que cada cosa estuviera en el espacio designado. Esto trascendía el

espacio físico y pasaba también al plano de la documentación, había que

tener las cuentas claras, anotadas en recibos o en un pequeño cuaderno,

organizadas por nombre o fechas de encargo. El orden era fundamental

Otra característica que se le atribuye a Don Pepe es su buen humor.

Rafael Botero, su hermano, lo describe, con una sonrisa, como un

“charlatán” y “burletero”, como una persona que a través del humor generaba

una mayor empatía con la gente. Era reconocida su cualidad de

hacer bromas y ponerle apodos a sus empleados y algunos de sus clientes

más cercanos. Los apodos estaban dados por características fisiológicas o

aspectos de la personalidad del sujeto: “Doctor Gallón, Teta Roja, Mango

Peludo, Flecha Cagada, Matuto, Chocha Fría” y su recordado “jovencito”

que aplicaba a todos los nuevos trabajadores. Más allá del humor

vinculado a estos apodos, que implicaban que la risa era un eco constante

en las paredes de la mueblería, había también otro hecho: el profundo

conocimiento que tenía Don Pepe de sus clientes y su personal, de sus

pasiones, de sus gustos y sus miedos.

El maestro de acuerdo a la personalidad del comprador era capaz

de moldear un mueble. Esta conexión era llevada a la garlopa, al color, al

molde, a la madera, lo que hacía que cada mueble fuera único y que los

clientes, emocionados, volvieran una y otra vez a solicitar sus servicios.

Algunas familias de la elite y la clase media alta de las grandes ciudades

como Bogotá, Medellín, Barranquilla o Cali no dudaban en encargar

muebles a Don Pepe por la fama de su técnica y su calidad. Pero más

importante aún, porque el viejo ebanista sabía crear el mueble indicado

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

para ubicar en el espacio indicado y ser usado por la persona indicada.

Algunas de las obras del hechicero aún permanecen y tienen el

registro de su trabajo. La más conocida, quizás, es las escaleras del coro,

en forma de caracol, de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Esta

obra, hecha en conjunto con sus hermanos y su padre Nepomuceno Botero,

es testimonio de calidad, técnica y servicio a la comunidad. También

el primer Quiosco que tuvo el parque, cilíndrico, fue realizado por las

hábiles manos de Don Pepe. Pero también se conservan muchas camas,

armarios, mesas y muebles de todo tipo en muchas de las casas de los

guarceños y la primera impresión es que aún parece como si los hubieran

fabricado ayer, el paso del tiempo no les afecta. Rafael Botero dice en

son de broma: “Los muebles eran tan finos que la gente se aburría con

ellos, de lo refinados que eran”. Don Pepe fue, aparte de un visionario, un

maestro para toda una generación, un maestro ebanista considerado por

muchos patrimonio moral que dejo profundas enseñanzas no sólo sobre

el trabajo con la madera, sino también a nivel ético y humano.

Primer Quiosco de El Retiro

Archivo Fotos Antiguas de El Retiro

Daniel Acevedo Arango

La cultura de la madera

Lo que vino después en la historia de la industria del Mueble es

la expansión: los alumnos de Don Pepe, y otros soñadores que vinieron

atraídos por el boom, abrieron nuevas ebanisterías, carpinterías y marqueterías,

expandieron el modelo y buscaron seguir su propia ruta de

explotación y moldeamiento de la madera. Se destacan: “Los Compas”,

de Antonio Castaño, quien vino procedente de Marinilla y es reconocido

por su modelo de “La Alcoba 46”, además de ser el primer tornero

que tuvo el municipio; “Muebles el Nogal”, de Luis García, “El Joven”,

“Muebles Serna” de Gabriel Serna, el Taller de Jairo Mejía “Resurrección”

y “Muebles Estilo” de León Villa, “El Tío”. Cada uno le dio su

sello personal y el negocio del mueble se sumergió en una era de apogeo

y prosperidad.

A medida que se expandieron los talleres muchas familias se insertaron

en la floreciente economía de las ebanisterías. Al pavimentarse

la vía de acceso al municipio en los años 50s se propició el ingreso de

potenciales compradores. Ciertamente, así funcionó: la mayoría de los

clientes no eran de El Retiro sino de Rionegro, Llanogrande, Marinilla,

El Vallé del Aburrá y la costa atlántica. Este fenómeno se debió principalmente

primero al voz a voz que se iba pasando de clientes satisfechos que

evocaban en sus viajes la calidad de los muebles guarceños y segundo a

que los habitantes de El Retiro tenían, casi siempre, un familiar ebanista

o peón en los talleres que les hacía el trabajo a un precio más reducido o

gratuitamente, mientras que los muebles de exhibición se dejaban para

los clientes foráneos. La relación con el cliente, en esta primera época,

era clara: el cliente traía las medidas y el tipo de mueble que quería, el

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

ebanista trabajaba a partir de un esbozo, de una primera imagen, con la

que armaba el mueble. Aunque podía hacer sus propias propuestas.

Por otro lado, a pesar de que ya se habían introducido algunas máquinas,

el trabajo de la madera seguía siendo muy artesanal y la presencia

de herramientas como la garlopa, el serrucho y el cepillo seguía siendo

imprescindible. Esto permitía, en cierto modo, que la huella del ebanista

o el artista fuera más perceptible. Pero, a su vez, implicaba un oficio de

una amplia dedicación, con jornadas laborales extensas, con susceptibilidad

de accidentes y enfermedades por el polvo. Los productos podían

demorarse varias semanas o meses antes de llegar al cliente que lo había

solicitado. La talla aún tenía sus buenos representantes y algunos de ellos

se asociaron a las primeras ebanisterías, haciendo del oficio un arte, pero

a su vez un trabajo ciertamente exigente. No todos lograban adaptarse a

él, pero muchos jóvenes del pueblo buscando una oportunidad de sobresalir

y alimentar a sus familias encontraron en la garlopa una respuesta

a su necesidad. Se dice, incluso, que hijos de campesinos, se trasladaron

al casco urbano buscando una oportunidad de entrar. Lo que implicó un

alto flujo de población rural migrante al pueblo.

una identidad acorde con los nuevos tiempos y el ebanista, la mayoría de

ellos llamados por algún apodo, pasaron a formar parte de los personajes

habituales que deambulaban por el pueblo.

Ebanistería Los Compas

Fotos antiguas de El Retiro

La economía del municipio de El Retiro empezó a girar alrededor

de la industria del mueble y la mayoría de sus habitantes se asociaron al

circuito de la madera, no solo como ebanistas, sino también como aserradores,

cultivadores de pino, arrieros, comerciantes, tapiceros, entre otros.

Familias enteras encontraron un lugar en la naciente industria y vieron

allí una posibilidad. Talleres enteros se especializaron en algún tipo de

madera, mueble o diseño particular. Poco a poco se iba construyendo

Actual imagen de San José

Parroquia de San José

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Dos manifestaciones culturales surgen en aquella época como

testimonio de unión y de apoyo a consolidación de la tradición. Lo primero

es que los ebanistas y carpinteros se apropiaron de las Fiestas de

San José, como un evento religioso en el que confluían la devoción católica,

ampliamente presente en todos los talleres, y la música, la alegría

y el encuentro. San José era un santo ampliamente venerado y su culto

en la región se remite al mismo Don Ignacio Castañeda quien, a finales

del siglo XVIII, hizo establecer una capilla pajiza para sus esclavos a la

que le otorgó el nombre del santo de su devoción. Fue una feliz coincidencia,

pues San José, como padre putativo de Jesús, es el patrono de

todos los carpinteros y ebanistas. Las fiestas de San José contenían varios

momentos: un oficio religioso, una procesión con San José, reunión de

ebanistas y carpinteros alrededor de la música, el licor y el baile. Era una

ruptura en la cotidianidad, en la larga jornada laboral del ebanista, donde

se consolidaban vínculos de amistad y apoyo en el gremio. Estas fiestas

estuvieron a cargo primero de Zeno Botero, luego Don Pepe su hijo y finalmente

Matías Botero, su nieto, pasando de generación en generación.

Daniel Acevedo Arango

travesura, de juego de doble sentido, y evoca la alegría y el baile como

elementos ineludibles de la fiesta.

Pacho trajo la idea de la canción de El Beque desde Ecuador,

compuso la letra y la música y la adaptó para las fiestas de El Retiro.

La canción claramente era una alegoría a la tradición maderera, al carpintero,

a las fiestas de El Retiro y a toda la alegría de la población y en

especial de la familia García. Durante las fiestas, en el desfile del 28,

Al Beque se le incorporaban una mezcla de diferentes tipos de tragos,

la cual se iban bebiendo los participantes de la comparsa al ritmo de la

música y mientras realizaban el recorrido. Más de uno de los bebedores

tradicionales del pueblo le gustaba participar de la comparsa.

Lo segundo fue la irrupción del Beque en la escena cultural y en

las fiestas tradicionales. Esta es una canción compuesta por el compositor

Francisco “Pacho” García, mediante la adaptación de una melodía

con una letra propia del folklore local. El Beque habla de un niño que va

a pedirle a un carpintero que le haga un beque, una pieza de madera o

peltre cóncava que normalmente se usaba para orinar y se guardaba bajo

la cama. El niño pide que le hagan el Beque de comino, una madera que,

ciertamente, era una de las mejores y que se usaba en la realización de

muebles de mucha calidad. La canción tiene una suerte de picardía, de

Video de El Beque

Link:https://www.youtube.com/watch?v=Q_zHnxN6-pY&ab_channel=ElRetiro-

Antioquia-Alcald%C3%Ada

La segunda revolución: Andina de Muebles

La segunda revolución la empezó Don Juan Ignacio Mejía, quien

vino procedente de Medellín y en 1974 creó Andina de Muebles. Los

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

tiempos estaban cambiando, la irrupción de la tecnología, la globalización

y maquinaria avanzada como la sierra y el sinfín implicaba un nuevo

modelo de explotación de la madera y de la forja del mueble. Don Juan

Ignacio abrió su taller cerca al Paso del Toro, en la vereda el Carmen, y

desde el principio fue una preocupación constante encontrar una estética

propia de calidad, alejada de las tradicionales ebanisterías de pino del

municipio. Lo primero que hizo fue arriesgarse a explotar otras maderas

diferentes que abundaban en la región como el nazareno, el guayacán, el

algarrobo y el siempreviva. El pino era una madera difícil de trabajar a

nivel industrial. Su idea era romper con los diseños tradicionales y abrir

potencias de producción de mueble que hasta ahora no se habían considerado.

Esa fue esa la clave de su revolución: un diseño innovador, más

en relación con el mercado global. Fue la vanguardia necesaria en un

momento que se necesitaba que la industria se amoldara a los nuevos

tiempos. Es por esa época en que se empieza a hablar de “Empresa del

Mueble” en lugar de “Taller de ebanistería”.

Don Ignacio, al igual que Don Pepe, se convirtió en un maestro y

un referente importante de la industria por su humanismo e innovación.

Muchos ebanistas que tienen talleres hoy en el municipio fueron sus

alumnos, quienes lo recuerdan no solo por sus enseñanzas, sino también

por su entrega, desapego y amor por sus empleados, a quienes ayudaba

siempre que podía con préstamos y consejos. Tanto era así que llego a

ofrecerles a algunos de ellos lotes de tierra para que hicieran sus casas

y los pagaran con el valor de las cesantías. Su trato era cordial, ameno e

Daniel Acevedo Arango

implantaba en la cotidianidad un ambiente de trabajo único y agradable.

Era tanto el cariño que le tenían los trabajadores que, luego de haberle

montado sindicato y pedir algunas reivindicaciones laborales, decidieron

desmontarlo, arrepentidos, por respeto a Don Ignacio y su familia, y lo

que ya habían recibido de su mano.

Andina contó en sus mejores tiempos con más de 80 trabajadores,

muchos ebanistas que tienen hoy taller en el municipio aprendieron

el oficio en las jornadas de trabajo en la fábrica. Entre ellos. La fábrica

contaba con un equipo que incluía no solo armadores y pulidores, sino

también torneros, talladores, pintores, tapiceros y toda clase de oficios,

logrando quizás el equipo de trabajo más completo que ha tenido algún

taller en El Retiro. Los trabajadores se integraban en numerosos planes

sociales y de recreación que incluían un equipo de futbol que ganó varios

campeonatos locales, una estudiantina dirigida por el maestro Luciano

Bravo — Ignacio Mejía eran un gran melómano— y varios paseos a diversos

lugares. Estos planes eran impulsados por el mismo Don Ignacio,

quien, se cuenta, tenía un amplio afecto por sus trabajadores y creía que

si mantenía una armonía y una estabilidad emocional en ellos, el trabajo

rendiría mucho más. Es una constante en la entrevista realizada a varios

ebanistas que surge el dicho “un jefe como esos ya no hay ni habrá en El

Retiro”

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

tan sólo unas pocas horas, fue hecha en Andina de Muebles. La cama tenía

un diseño especial y un trabajo de talla adecuado para la dignidad del

mandatario. Más allá de la anécdota, que ciertamente es llamativa, lo que

denota es la relevancia que tenía el trabajo de la madera y del mueble en

El Retiro que ya adquiría connotaciones nacionales e internacionales. Lugares

tan lejanos como Coveñas, Cartagena o Santa Marta abastecían los

muebles de sus hoteles, restaurantes y lugares turísticos con muebles tanto

de Andina, como de otras ebanisterías del municipio. Varios ebanistas

se desplazaban a estos lugares a construir, amoldar y adecuar espacios.

Andina de Muebles, 1982-1986

Archivo Fotos Antiguas de El Retiro

Dos circunstancias favorables aumentaron el potencial mercado

de la industria del mueble en El Retiro. Uno fue la creación del Embalse

de la Fe, en funcionamiento desde principios de los años 70s, y lo otro la

aparición del aeropuerto José María Córdova en 1985. Ambos fenómenos

atrajeron turistas y foráneos a la región del oriente, ávidos de consumir

servicios y comprar muebles de buena calidad. Andina aprovechó

las ventajas del ingreso de turistas y foráneos y una era dorada empezó.

El Retiro había dejado de ser ya un pueblo perdido en las montañas y

ahora era un centro importante de manufactura maderera. Su cercanía al

Valle del Aburrá permitía además un constante flujo de armarios, camas,

mesas, sillas, escritorios, salas, entre otros.

Se cuenta que en el año de 1986 durante la visita del sumo pontífice

Juan Pablo II a la ciudad de Medellín, la cama en la que durmió, por

Mientras Andina le apostaba a la innovación, los nuevos diseños,

el uso de otras maderas y la industrialización del mueble, los viejos talleres

de la zona urbana tuvieron una pequeña crisis. El pino dejo de ser

rentable principalmente por la dificultad y lentitud para ser secado en un

horno industrial lo que lo hacía poco competitivo, aunque también incidió

el mal manejo que daban algunos ebanistas, el problema ambiental

de su consumo de recursos hídricos y la misma demanda que cada vez

solicitaba más muebles en cedro o roble. Algunos se adaptaron al cambio,

pero el viejo Don Pepe, hasta el final, se resistió a cambiar el pino por

alguna otra madera. Lo que generó que en sus últimos años Muebles el

Pino tuviera un momento de dificultad y finalmente con la muerte de Don

Pepe en el 2006 no pudiera sobrevivir. Su hijo Matías, quien hace trabajos

de marquetería, siguió encargado de manejar las fiestas de San José.

Don Juan Ignacio Mejía murió en 1997 y Don Pepe Botero murió

en el 2006. Desgraciadamente ninguno de los dos negocios pudo sobrevivir

a la muerte del fundador. El local de “Muebles el Pino” se alquiló

a otros ebanistas y “Andina de Muebles” cerró debido a varios motivos,

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

entre ellos el secuestro de Camilo Mejía, hijo de don Juan Ignacio, y su

señora por parte del ELN en el 2001. El legado de ambos personajes no

puede medirse entonces por los espacios que habitaron o la materialidad

que se aún se conserva producida por su mano maestra, sino por lo que

forjaron y moldearon con su garlopa en los corazones de todos los guarceños,

los cuales pulieron con su conocimientos, su disciplina, su cariño

y sus sueños de progreso.

Nuevos modelos de trabajo

En 1994, a medida que pasaba la época de gloria de Andina, un

nuevo signo parecía augurar un nuevo futuro para la historia del mueble.

Algunos ebanistas, entre ellos Cola y Matías Botero decidieron iniciar el

proyecto de la construcción de una enorme cruz en todo el cerro, acompañado

de un viacrucis para impulsar las peregrinaciones en el viernes

santo. El traslado de materiales fue toda una hazaña que implicaba numerosos

viajes entre el pueblo y la cima de la montaña. El símbolo de la

cruz era significativo para unos trabajadores de la madera fuertemente

católicos, que veían allí la protección de Dios sobre nuestro pueblo. Pero

también, es el símbolo del cambio, de la transformación, de la muerte

que lleva a la resurrección. Y pronto, a pesar de la crisis, surgirían nuevas

propuestas que traerían de nuevo las ebanisterías a un primer plano. Era

un augurio de una nueva época.

Construcción de la cruz, 1994.Archivo fotos antiguas de El Retiro

Por otro lado, la apertura del aeropuerto y el crecimiento de flujo

vehicular en la vía de Las Palmas-La Fe implicaron que, invadiendo la

vía, no siempre de manera legal, surgieran varios talleres de ebanistería.

Estos ebanistas aprovecharon su entorno y trabajaron principalmente

pino, raíces y muebles rústicos. Pero con el tiempo el panorama se amplió

a materiales como el mimbre o maderas foráneas. Estos talleres pretendían

aprovechar el flujo de clientes, muchos de ellos extranjeros, procedentes

de otros lugares. Las veredas Carrizales, Normandía, Los Salados

y Don Diego fueron los principales ejes de estos talleres rurales. Este

cambio sin duda llevo que muchos campesinos que ejercían la mayordomía

o la agricultura se formaran de manera empírica en el arte de la forja

de la madera y abrieran sus propios espacios de venta.

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233



Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Mientras tanto en la zona urbana, abierto en 1978 Muebles de

Oriente, de Darío Gómez, es probablemente una de las más grandes e

importantes ebanisterías del presente y una de las más completas. Empezó

como un taller pequeño y ahora tiene un nivel de trabajadores y espacios

que se acerca al que logró Andina de Muebles en su momento, con

amplias instalaciones. Darío le ha apostado por una fuerte capacitación

técnica de sus empleados y de él mismo, diseños innovadores y a la vanguardia,

la compra de maquinaria en la avanzada tecnológica del trabajo

de la madera y sobre todo, lo más representativo, un nuevo modelo de

trabajo: el modelo de procesos.

Este se basa en una división del trabajo del mueble en varias acciones,

desde que llega la madera al taller hasta que sale convertida en

mueble. Los trabajadores se van rotando entre los diferentes procesos,

muy al estilo de aquel modelo utópico de trabajo que propuso Fourier a

mediados del siglo XIX, y aportando en todos los campos. Esto permite

que el trabajador se mantenga activo y no se aburra de estar siempre inserto

en la misma acción repetitiva. Hay varias salas, cada una con un proceso

respectivo, donde los trabajadores se reparten el trabajo en diferentes

horarios. Se pasa de la llegada de la madera, pasando por la destajada de

los enormes troncos de madera, para pasar luego al proceso de corte en

la sijin, la sierra y otras máquinas. Le siguen el secado, el ensamblaje,

el pulido, la pintura y, algunos casos, el mueble finaliza en la tapicería.

El resultado es exhibido en amplios espacios que simulan perfectamente

una galería de arte y donde los clientes se deleitan soñando con su alcoba

idealizada.

Daniel Acevedo Arango

Muebles de Oriente

Otro modelo interesante es el que implementaron ebanisterías

como Muebles el Atajo y que pronto se dispersó por las veredas de Carrizales,

Los Salados y Don Diego. La apuesta fue clara: ante el inminente

aumento de zonas de parcelación e ingreso de habitantes pudientes del

Valle del Aburra, se hace necesario un diseño que sea propicio. El mueble

rústico y campestre, con su encanto propio, hecho con maderas recogidas

de las riveras de quebradas y ríos, pronto se convierte en un éxito.

La primera ebanistería que le apuesta a este tipo de diseños es Muebles

El Atajo, que se llamaba así por situarse cerca de un “atajo” para llegar

rápidamente a El Retiro, por la María, sin pasar por la fe.

Los muebles eran ensamblados con polines del Ferrocarril de Antioquia,

los cuales son de amplia calidad al aguantar el peso y el paso de

una locomotora. Al principio fue un método ingenioso de reusar estos

recursos abandonados y permitía ensamblar muebles resistentes y duraderos.

Pero el Estado pronto cayó en cuenta y tomó medidas para evitar

que los polines fuesen robados y debieron ser reemplazados con otro

material. Con el tiempo han surgido otras ebanisterías que han seguido

este modelo, como Muebles Travesía en Don Diego. El aumento de parcelaciones

y restaurantes ha permitido un auge notable de este negocio

y de las ebanisterías que se encuentran, sobre todo, en la vía que va del

aeropuerto hasta las palmas, pasando por Don diego y la Fe.

Aún quedan algunos desafíos y adversidades por resolver como el

relevo generacional y el excesivo costo de algunas materias primas. Pero

estamos seguros nuestros ebanistas sabrán afrontar el reto y estarán listos

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Los alquimistas de la madera:Historia de la Ebanistería en El Retiro

Daniel Acevedo Arango

para afrontar los tiempos que vienen. Pues bien vale la pena. Hoy por hoy,

el presente de la Industria del Mueble no puede ser más alentador.

El Retiro se ha posicionado a nivel nacional e internacional como

una de las industrias alrededor de la madera más sólidas y de mayor técnica

y calidad en su oficio. Nuestros ebanistas son reconocidos y solicitados

en gran parte del territorio nacional. Los talleres se han multiplicado y

se reproducen por todo el territorio guarceño. Se calcula que hay más de

ochenta y con el crecimiento demográfico acelerado de los últimos años

bien podrían aumentar mucho más. Es la principal fuente de empleo de

muchos jóvenes en El Retiro y uno de los referentes de identidad más

destacados de la comunidad. Se encuentran muebles de todos los estilos

y para todos los gustos: coloniales, rústicos, republicanos, modernos,

posmodernos. El olor de la madera seca y el ruido de las sierras se han

convertido en constantes que permanecen en la cotidianidad y el imaginario

colectivo guarceño, no sólo por ser parte de su identidad, sino por ser

potencias y huellas de su espíritu luchador e inconmensurable.

BIBLIOGRAFIA

- Agudelo de Peláez, Marta (2013). El Retiro: Miradas al pasado. Medellín:

Litoimpresos y servicios

- Entrevistas orales a varios ebanistas y carpinteros y sus familiares, entre

ellos Rafael Botero, Matías Botero, Jair Castaño, Tulio Ramírez, entre otros.

- Investigación sobre talladores de El Retiro, Omar David Ríos (Inédito)

- Macías Vásquez, Fernando (2021). Eliseo Tangarife, el Miguel Ángel

de la Cordillera

- Maya Blandón, Rodrigo (2014). Perfiles y crónicas guarceñas de El Retiro

Bicentenario. El Retiro: Alcaldía de El Retiro

- Revista Distritos (Octubre- Diciembre 1969), N. 17. Medellín

- Sennet, Richard (2009). El artesano. Barcelona: Anagrama

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237



El oficio del guaquero

EL OFICIO DEL GUAQUERO

RESUMEN

SUMMARY

THE GUAQUERO'S TRADE

Eduin Marín Mejía

EL OFICIO DEL GUAQUERO

La guaquería es un oficio institucionalizado

en Antioquia desde la misma

llegada de los españoles a tierras antioqueñas.

En el siglo XIX, el médico Uribe

Ángel, al ver su importancia, la incluyó

en su magna obra geográfica como parte

introductoria del compendio histórico

que escribió. Su práctica ha implicado

una percepción cultural frente a los vestigios

buscados, al mismo tiempo que

una técnica para localizar las guacas y

los entierros. Su difusión a lo largo de la

historia antioqueña se corresponde con

un pasado prehispánico extensivo y rico

culturalmente.

Palabras clave: Guaquero, anticuario,

Manuel Uribe Ángel, imaginario cultural

The guaquería is an institutionalized trade

in Antioquia since the arrival of the Spaniards

to Antioquia. In the 19th century, the

physician Uribe Angel, seeing its importance,

included it in his great geographical

work as an introductory part of the

historical compendium he wrote. Its practice

has implied a cultural perception of

the vestiges sought, as well as a technique

for locating guacas and burials. Its diffusion

throughout Antioquian history corresponds

to an extensive and culturally rich

pre-Hispanic past.

Keywords: Guaquero, antiquarian, Manuel

Uribe Angel, cultural imaginary.

La guaquería nace en los albores de la Conquista Española, son los

mismos soldados y capitanes de cada una de las jornadas los que obligan a

los indígenas a desenterrar las tumbas de sus ancestros, para ello los amenazan

con cortarles las orejas, nariz o llevarlos a la horca; en el Oriente

de Antioquia las jornadas del capitán Asencio Salinas de Loyola son desastrosas,

ni que decir las de Pedroso, cada uno de ellos con sus caudillos

promovían el saqueo de las tumbas, el capitán Hernando de Cafra Centeno

seguido por Francisco de Ospina complementan la lista, para el Occidente

de Antioquia sobresalen los Heredias y Rodas; estas tierras intervenidas

quedaban entre los dos ríos: Cauca y Magdalena, llamadas las del Pancenú

y Zenú, territorios ricos en el mineral de oro. Según el cronista Fray

Pedro de Aguado, los indígenas de estas zonas utilizaron brazaletes, orejeras

y pectorales en oro. Costumbre entre los indígenas era enterrar a sus

familiares con toda clase de atuendos. Es poco lo que se encuentra en los

archivos departamentales sobre la guaquería, pero se sabe por documentos

de Crónicas de Indias que los indígenas tenían la costumbres de enterrar

en sus sementeras algunos de estos objetos fabricados en oro a los cuales

llamaban “santillos” (Aguado, Fray).

EDUIN MARÍN

MEJÍA

Historiador

Indígenas de otras partes de Colombia que salen en las expediciones

con los conquistadores hacia las tierras orientales de Antioquia,

utilizan sus conocimientos para guaquear, este tipo de costumbres pasó

a los mestizos, con el tiempo, a la población en general. La guaquería es

tan antigua como la Conquista española. El oro se había convertido en una

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239



El oficio del guaquero

moneda exquisita en el Nuevo Reino de Granada, tenerlo en las manos

era asegurar la comida del día, además con él se podían dar ciertos lujos.

Tiempo después en la época de la Colonia siglo XVII y con la

Colonización Antioqueña del siglo XIX, la guaquería incrementó su poder

destructivo en las tumbas indígenas ancestrales que sobrevivieron a

la Conquista, fueron muchos los pueblos guaqueados en el Oriente de

Antioquia y otros pueblos del sur del departamento. El Museo del Oro

en Bogotá, cuenta con este tipo de piezas arqueológicas, entre las más

famosas está el Poporo Quimbaya y algunos objetos como narigueras de

diferentes estilos, anzuelos, pectorales, bastones de mando. Objetos con

alto valor simbólico pasados de generación en generación entre las diferentes

culturas prehispánicas.

Lo que ha ocasionado la guaquería en general, es el daño a los

depósitos arqueológicos y a su legado cultural. Una de las peores herramientas

que genera destrucción a los yacimientos es la media caña, artefacto

construido con un metal hueco y alargado cilíndrico que se soporta

con un madero de tres o más metros de largo, con él se excava la tierra, se

mira el color, si posee fragmentos de vasijas es prometedor, el sitio se va

ahondando hasta llegar a un espacio hueco a una profundidad de 2 o más

metros, esto señala un hipogeo, es decir, una cámara subterránea, luego se

procede a ensanchar el hueco en grandes proporciones, algunos de ellos

los hacen escalonados.

Allí, en lo profundo, yacen entre vasijas de barro y metates, las

maravillas del pasado precolombino. Este material luego se vende en las

Eduin Marín Mejía

prenderías a un valor bajo, luego las piezas van a manos de coleccionistas

que pagan monetariamente alto el valor de los objetos, estos también los

venden a personas extranjeras, así es cómo gran parte de estos objetos

de la cultura material han viajado por todo el mundo, gran parte de estas

piezas se encuentran en España, Francia, Inglaterra, Alemania, se ha establecido

un comercio ilegal y lucrativo de grandes proporciones producto

de la guaquería. Sin embargo, a esto hay que añadir que también algunas

personas y arqueólogos que han trabajado en la recuperación de objetos

arqueológicos, se han dedicado a negociar las piezas que sacan de los yacimientos,

no los reportan en los informes, se ha establecido un comercio

lucrativo de las piezas recuperadas; realmente falta compromiso con el

legado cultural de los pueblos precolombinos en casi todas las partes de

Colombia por parte de los guaqueros y personas dedicadas al oficio de la

arqueología, así mismo de los entes de control.

El guaquero para poder desenterrar una guaca se tiene que enfrentar

a un sinnúmero de demonios que yacen en su cabeza. En cierta

ocasión, uno de ellos manifestó que antes de desenterrar la guaca, tiene

que poner a jugar naipes a los duendes que la cuidan, le ponen comidas y

bebidas, mientras los guaqueros van abriendo el hueco, finalmente, cuando

se saca la huaca se le deja una ofrenda para que los espíritus no se molesten

o entren en sus cuerpos. Aseguran que algunos de sus compañeros

han salido afectados después de sacar una guaca, y ello es debido a que

poseen una avaricia muy grande, inclusive muchos de ellos han perdido

la vida, a otros los persiguen las enfermedades. A las piezas arqueológicas

les hacen baños de purificación.

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241



El oficio del guaquero

Los huecos de las guacas a más de 5 metros son los más peligrosos,

si el terreno está desestabilizado puede tapar a quien esté dentro de

él, como muchas veces ha pasado. Otros guaqueros por excelencia son

los maquinistas que hacen adecuaciones para construcciones o carreteras.

En cierta ocasión, un maquinista hizo la adecuación para una cancha de

fútbol en la vereda de Campo Alegre del municipio de Cocorná, realizó

una explanación, una de las llantas de la máquina se hundió y destapó un

hipogeo, un trabajador ingresó a él y le empezó a pasar cuanta vasija y

objetos habían, el sitio tenía un sinnúmero de piezas arqueológicas importantes

que quedaron en las manos del maquinista y de las personas que allí

fueron, algunas de esas piezas se recuperaron y hoy están en el museo de

arqueología del municipio, no obstante, piezas con alto contenido patrimonial

fueron negociadas.

Otro maquinista compró un detector de metales, por intermedio

de él ha sacado piezas arqueológicas; las historias de estos señores con

respecto a la guaquería son cuantiosas. Ninguna región se ha salvado de

la guaquería, las piezas arqueológicas son desbordantes. Existe un video

impresionantes donde se muestra una guaca extraída en las inmediaciones

del río Samaná, cerca al municipio de Argelia, el sitio estaba invadido por

mucha naturaleza, pero en él sobresalían unas barricadas y unos huecos

estilo mojones, los guaqueros inspeccionaron el sitio y empezaron con la

excavación, aproximadamente a 7 metros de profundidad hallaron una

vasija de barro grande, en ella habían los restos óseos de un aborigen, un

lado de la vasija estaba una piedra mazamorrera cuadrada que contenía

un collar largo, estaba diseñada con diferentes piezas en oro pequeñas,

entre las que sobresalían mazorcas, ardillas y yoyos, la pieza arqueológica

Eduin Marín Mejía

fue vendida por fragmentos en más de trescientos cincuenta millones de

pesos. Dependiendo a como está el gramo de oro se vende la pieza. En

algunos municipios del Occidente de Antioquia se han hallado hipogeos

con cantidades exageradas de piezas arqueológicas, los guaqueros las sacan

de los municipios y las negocian a precios no tan altos, para ellos lo

importante es cubrir parte del mercado gastado y tiempo empleado, recuperar

económicamente el esfuerzo es lo importante.

De otro lado, esto de la guaquería es complejo porque cuenta con

personas que trabajan el espiritismo, recurren a prácticas chamánicas para

conectarse con los espíritus que cuidan las guacas, así mismo, hacen riegos

en sus cuerpos y en los sitios para purificarlos, practicas que han pasado

de guaqueros a guaqueros. Son muchos y exagerados los días que pasa

un guaquero en los yacimientos arqueológicos, ello con el fin de sacar una

suerte. Cuando salen decepcionados es común que entre ellos se echen la

culpa del fracaso por no haber desenterrado de la guaca. El decir de muchos

de ellos es que cuando la guaca se esconde o se profundiza es porque

algunos de sus compañeros no están purificados, no hicieron los baños

respectivos y tienen mucha avaricia. Hay que anotar que es peligroso estar

cerca donde ellos están trabajando, pues no les gusta que los vean en su

ejercicio. Parte de los dineros obtenidos por las guacas son empleados en

licor y fiestas clandestinas, entre otras cosas.

La guaquería perjudica la historia precolombina porque es trabajada

por personas que no tienen ninguna formación arqueológica e histórica,

los guaqueros buscan hacer su agosto, obtener un patrimonio económico

mediante la venta de las piezas, muchas de ellas son falsas y no

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El oficio del guaquero

pertenecen a ningún yacimiento, otras son verdaderas y viajan al exterior;

el comercio de piezas en el mercado “Negro” es exagerado, como excedido

los objetos falsos que en ciertas ocasiones se han convertido en un

patrimonio local o nacional, adicionalmente, los guaqueros destruyen los

perfiles estratigráficos, hacen difícil el conocimiento de la posible flora y

fauna de la región en la antigüedad debido a la alteración de los suelos.

Finalmente, el historiador y médico Uribe Ángel en el “Compendio

de Histórico del Estado de Antioquia en Colombia”, publicó a finales

del siglo XIX un corto ensayo sobre las practicas cotidianas del guaquero,

notifica este trabajo es arduo, ensayo que es un aporte invaluable a la

historiografía antioqueña y que vale la pena leer. Para él es preocupante

el daño a las piezas cerámicas, asegura que lo único que le importa al

guaquero es la pieza fabricada en oro, las piezas en cerámica se fragmentaban

y tenían poco valor. En ese tiempo el artefacto más utilizado por los

guaqueros para desenterrar las guacas era la hoz o el famoso tacizo, instrumento

metálico que era empleado como regatón. Otros guaqueros no

desechan las piezas de cerámica, ni mucho menos los objetos fabricados o

talladas en piedras como las hachas de manos. Muchas de las tumbas son

tipo Cancel, es decir, están cubiertas por lajas de piedra alargadas donde

introducen el cuerpo completo del difunto. Otras son tipo dolmen, pero

también están las que son en cámara lateral a profundidad de un metro,

son características de la fase Butantán, tumbas elaboradas desde el siglo

VII de Nuestra Era hasta el siglo XII aproximadamente. Este tipo de sepulturas

son características para las zonas del Magdalena Medio, mientras

que las tumbas tipo Cancel son comunes para el Occidente de Antioquia.

Eduin Marín Mejía

Los grupos de guaquería lo conforman diferentes personas de

municipios de Antioquia, casi siempre existe un señor acaudalado que

patrocina las expediciones, da el mercado y el dinero. Las guacas son

buscadas en partes altas y planas en su mayoría, o donde aparece una luz

resplandeciente estilo fogata, allí dicen que asustan o se escuchan ruidos

extraños, estos son los sitios preferidos para buscarlas, especialmente el

trabajo se hace empezando la noche. Algunos de los guaqueros han trabajado

con arqueólogos profesionales. Los guaqueros viajan de región en

región como fantasmas, tienen sus contactos con otros de otras latitudes,

muchos de ellos necesitan de sus servicios porque las guacas son complejas

y enormes.

Últimamente y para recordar, en el siglo XIX los coleccionistas de

piezas arqueológicas en Antioquia tenían almacenes clandestinos donde

las vendían, éstas se iban principalmente al extranjero. Arqueólogos de

profesión de otros países que han llegado a Colombia sacaron piezas

arqueológicas para sus respectivos países. Un evento bochornoso fue

el de un presidente, Carlos Holguín, colombiano que dio unas piezas

nombrado como el tesoro “Quimbaya” a una reina de España en el siglo

XIX.

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El oficio del guaquero

Eduin Marín Mejía

Piezas arqueológicas de la Sierra Nevada, colecciones particulares.

Mascarás precolombinas. Museo del Oro de Bogotá.

Piezas arqueológicas precolombinas narigueras. Colecciones particulares.

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El oficio del guaquero

BIBLIOGRAFÍA

Memoria Oral de guaqueros de Cocorná

Piezas arqueológicas del Museo del Oro de Bogotá y de colecciones privadas

Uribe Ángel, Manuel (1885). Geografía general y compendio histórico del Estado

de Antioquia en Colombia. París, Imprenta de Víctor Goupy y Jourdan.

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Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela

EVOCANDO A DOÑA ESNEDA, LA

MAESTRA DE ESCUELA

EVOKING DOÑA ESNEDA, THE

SCHOOLTEACHER

Guillermo Zuluaga Ceballos

EVOCANDO A DOÑA ESNEDA, LA MAESTRA DE ESCUELA

RESUMEN

Este es el registro de un recuerdo, de un

recuerdo grato. De un oficio de pueblo

humilde y esencial. De quien forma la

primera infancia: la maestra.

Dona Esneda, una de tantas de esa época

en que ellas durante días, meses y años

recibían de las familias campesinas sus

pequeños frutos humanos para darles

forma, para introducirlos en el mundo.

No es más que eso este registro, un

homenaje, una añoranza, un símbolo del

pasado local.

Palabras claves: recuerdos, maestra,

homenaje

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GUILLERMO

ZULUZGA

CEBALLOS

SUMMARY

This is the record of a memory, of a pleasant

memory. Of a humble and essential

village profession. Of the one who shapes

early childhood: the teacher. Dona Esneda,

one of so many of that time in which

for days, months and years they received

from the peasant families their little human

fruits to shape them, to introduce

them to the world. This record is nothing

more than that, a tribute, a longing, a

symbol of the local past

Keywords:memories, teacher, tributes

Comunicador Social, Magister en Historia, autor de varias

obras entre ellas 24 Negro, 6 a 0 el Futbol en Colombia, 2900-

1948 y Camino a Versalles.

Ha sido miembro del Centro de Historia de San Vicente Ferrer.

El comienzo y final de un recuerdo de infancia

Fue quizá la mujer más importante de mi vida. Descontando, por supuesto,

a mi madre que me trajo al mundo y a mi abuela que me guio en los

primeros años. A doña Esneda le debo gran parte de mi ser y de mi esencia.

Doña Esneda fue mi profesora en la escuela primaria. La pinto con

los colores de la nostalgia y la veo: una mujer de rostro redondo, no muy

alta, aunque en la niñez a todos los vemos grandes, y de manos delicadas.

Fue mi profesora por tres años largos y digo que a ella le debo todo porque

fue la mujer que me enseñó a leer, y ese es un asunto clave en la vida de

cualquier persona, pero más para quienes dedicamos nuestra vida a las ciencias

sociales y a este arte de ensartar palabras e imágenes. Mi madre y mi

abuela, entonces, me dieron raíces, pero doña Esneda, desde que me empezó

a hacer entender que un dibujo que yo veía en el tablero, seguido de otro y

de otro, tenían un sonido y cierta lógica, me dio alas para echar a volar mi

imaginación más allá de esa anodina escuela rural donde pasaba la mayoría

de mi tiempo, y valga decirlo donde pasé mis mejores años.

Evoco a doña Esneda porque ella además de su capacidad para enseñarnos

materias básicas de ese entonces: Matemática, Sociales, Ciencias,

Religión (católica, por supuesto), Educación Física, Estética, Canto, nos enseñaba

asuntos importantes de la vida, como la puntualidad, el respeto por

el otro, la solidaridad, el amor por la Patria, y aunque éramos un grupo

numeroso, cada uno recibía un trato preferencial. En los cumpleaños alguna

251



Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela

Guillermo Zuluaga Ceballos

golosina le llevaba a quien fuera el celebrante, y a la hora de reprender lo

hacía con calma, nunca con castigos exagerados. Cómo olvidar que una

tarde, a principios de 1980, a mis escasos cinco años, recién comenzaba

a estudiar y en horas de la tarde me venció el cansancio y entonces ella

sacó a todos mis compañeritos y les dio la clase en el patio para que no

interrumpieran mi sueño. Así que doña Esneda no nos enseñaba sino que

con su ejemplo y sus acciones nos demostraba y nos formaba. Ella no

hablaba de caricias, ella nos acariciaba con sus gestos.

enviadas a remotas veredas a enseñar lo básico. En muchas veces llegaban

a esas zonas, los domingos en la tarde o los lunes en la mañana, a pie

o a lomo de mula y en la misma escuela comían y dormían y solo regresaban

a sus lugares de origen los viernes en la tarde. Pero estando en esas

veredas eran más que las profesoras: a muchas las recuerdan como “las

segundas mamás” y se convertían en el faro de las comunidades: hacían

parte de la Acción comunal, participaban o lideraban acciones sociales,

cívicas, solidarias, daban consejos matrimoniales, atendían en muchas

veces partos y llevaban en sus faltriqueras medicinas que en esos parajes

no se encontraban.

Si en los pueblos mandaba el Párroco o el boticario o el Alcalde,

en las veredas el poder estaba en las maestras de escuela, poder que casi

siempre fue utilizado con un sentido humanista. Para ellas el servicio social

era parte de su misión como educadoras. Y ellas eran el ejemplo a

seguir de muchos niños y jóvenes.

Réplica de escuela antigua, Casa de los Abuelos Sonsón

Doña Esneda hacía parte de un grupo de mujeres a las que este

país no les ha agradecido lo suficiente: era una de las tantas maestras rurales,

a quienes mucha gente se refería como “Señoritas”; su formación

era en Escuelas normalistas, o en muchas veces solo eran chicas que si

acaso hacían una primaria y se insertaban en el sistema educativo y eran

Una tarde de lunes o de martes de principios de 1983, doña Esneda

nos puso la tarea para el día siguiente. Rezamos una breve oración, como

era costumbre a cada tarde, y salimos para la casa. Al día siguiente esperamos

que llegara para la clase de las ocho, pero no apareció en el carro

en que puntualmente llegaba. Al rato la profesora de otro grupo, nos dijo

que ella había muerto la noche anterior, ya ni recuerdo si de un derrame

o de un infarto, qué importa. Yo no entendía qué significaba eso: lo que sí

tuve claro fue que nunca más volveríamos a tenerla y también tengo tan

cierto el sentimiento de tristeza que me recorrió mi alma, como también

el alma colectiva de ese zona, que se demoró mucho para reponerse, pese

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Evocando a doña Esneda, la maestra de escuela

Guillermo Zuluaga Ceballos

a que enviaron una entusiasta y joven profesora para reemplazarla en sus

labores. Ese resto de año no fue para mi el mismo, ni para ninguno de

los compañeritos que nos habíamos acostumbrado a su trato amable y

generoso.

BIBLIOGRAFÍA

¿Qué más bibliografía que los recuerdos personales de una primera

infancia escolar?

En estos tiempos de inmediatez y de tecnología quizá no se alcance

a dimensionar lo que aquellas mujeres significaron. Sin embargo,

no podemos dejar que las borrascas de la memoria pasen por alto a unas

mujeres que serían clave en la formación de tantos colombianos. Felicitaciones

en su Día, y por ese, su apostolado.

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Rodrigo Campuzano Cuartas

PERSONAJE

INVITADO

MANUEL URIBE ÁNGEL

“ENTREVISTA IMAGINARIA AL DOCTOR MANUELITO”

Rodrigo Campuzano Cuartas

Centro de Historia El Retiro

El doctor Manuel Uribe Ángel cumple 200 años de haber nacido. Vivió 82,

entre 1822 y 1904, y muchos más ha permanecido en la memoria de los

antioqueños. La revista Memoria Local ha querido rendirle un reconocimiento

por medio de esta entrevista imaginaria, en que el mismo doctor

Manuelito se refiere a unos cuantos rasgos de su manera de pensar. Dejarlo

expresarse quizás sea la mejor forma de hacer que el lector se interese por

leerlo y se forme un concepto sobre realmente cuál fue su dimensión como

ser humano.

MEMORIA LOCAL (ML): Una pregunta básica doctor. A usted se le

reconoce como un buen escritor; ¿qué temas prefiere para escribir?

MANUEL URIBE ÁNGEL

MANUEL URIBE ANGEL(MUA). — “Muy conveniente es que los

escritores públicos trabajen de preferencia sobre asuntos importantes y de

notoria utilidad para los lectores; pero sucede frecuentemente, que escribir

sobre materias morales, metafísicas o de pura ciencia, llega a fatigar de tal

manera la organización del escritor, que la tarea se torna de difícil a enfermiza.

Lo único que es verdaderamente higiénico, lo solo que hace reposar el espíritu,

es seguir el método francés relativo a escritos sobre cosas pequeñas;

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Personaje invitado: Manuel Uribe Angel

sobre puerilidades de la vida, que son leídas a veces por el solo placer

de gastar tiempo y que leídas, ni fatigan la mente, ni quebrantan el corazón,

ni entristecen el alma.”

ML: Doctor Manuelito, ¿para que escribió una la Geografía General

y un Compendio Histórico del Estado de Antioquia?

MUA: - He encontrado en la historia un saber que hace muchos

años me ha llamado la atención y no he recuerdo desde hace cuando leo

sobre ella. En nuestro país los pueblos de otras regiones de la Unido

Colombiana tienen la ventaja de contar con obras que narren su pasado,

pero según mi parecer el Estado de Antioquia carece de ese material

fundamental, por tanto con gran dificultad y trabajo, sacando tiempo de

mi oficio como médico, ya avanzado en mi edad, he logrado escribir la

geografía general de mi tierra y también la he complementado con un

compendio histórico que cuenta cómo fue la llegada de los españoles y

el establecimiento de lo que fue la provincia de Antioquia

“Mi labor ha sido larga y penosa, y si bien no he hecho de ella objeto

exclusivo de mis estudios, sí he tratado de reunir todo lo que alude a

la historia de nuestra Conquista. Sin embargo, debo confesar que por

minuciosas que hayan sido mis investigaciones, no he podido llenar los

vacíos que a cada paso encontrará el lector, en lo que hoy público”

Ofrezco mi esfuerzo a la “juventud colombiana, me he propuesto dos

cosas: primera, hacer la manifestación última de mi constante amor a

esa parte distinguida de nuestra nación; y segunda, abrir una puerta para

nuevos estudios que considero provechosos al porvenir de mi patria”.

Rodrigo Campuzano Cuartas

Una última anotación, “mi obra nada tiene de cientifica y soy el primero

en reconocer que, tanto en la forma como en el fondo, es sumamente

defectuosa. Como no soy sabio, no puedo expresarme con autoridad de

tal, y al trabajar sobre un país tan poco conocido y tan mal estudiado,

mis aseveraciones no pueden salir del campo de lo condicional y aproximativo”

ML: Doctor Manuelito, ¿cuál es su opinión sobre el comportamiento

de los jóvenes que en su época iban a estudiar a Europa?

MUA - “ Mucho llama la atención entre nosotros la gran mayoría de

jóvenes que van a Europa y que vuelven lo mismo que se fueron. Vulgarmente

se dice que viajan como baules, y la generalidad de la gente

se burlan de ellos, sin para bastante la consideración en un grupo de

mocetones que vienen con el revolver montado, en estoque en tercia y

cuarta, que escupen por el colmillo y pisan la capa del vecino para ver

si aceptan riña. Francamente, no se conoce en esta pobre América una

cuestión más difícil de resolver que la de mandar los jóvenes a países

extranjeros con el propósito de educarlos. Si son muy jovencitos, olvidan

padre, madre, hermanos, lengua y hasta patria; si mayorcitos, se

entregan de ordinario al libertinaje.

Hay honrosas excepciones. Los que conocen un poco a Europa, saben

que Londres, París y demás ciudades populosas de aquel Continente,

son centros de corrupción, en que ni la respetable inocencia del niño, ni

la caduca impotencia del anciano se hallan libres de contagio, y saben,

por tanto, que en esta materia los americanos deben ser prudentes y

cautelosos.”

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Personaje invitado: Manuel Uribe Angel

ML: Usted fue en el siglo XIX un gran viajero. Para hacer una idea

sobre las condiciones en que se viajaba por Antioquia En sus recorridos

¿Recuerda alguna posada en especial donde le haya tocado

pernoctar?

MUA: - Pasé por muchas y no todas eran iguales. Recuerdo una,

saliendo de la Ceja del Tambo. “La posada está casi llena de cargas; el

corredor igualmente, y no hay precaución bastante que nos exente de

tanta suciedad. El potrero para las bestias es de difícil acceso, y el agua

potable para preparar nuestros alimentos está a gran distancia. Nos hallamos

calados y, sin embargo, estamos como los marinos que en alta

mar ven vacíos sus toneles y arden de sed. La jornada ha sido violenta,

pero tenemos la dicha de haber preservado de mojarse hasta los huesos

a nuestras queridas mitades.”

ML: ¿Cuál fue medio de transporte que predominó?

MUA: Le respondo con unas comparaciones: “Que los asiáticos se queden

con sus elefantes, los egipcios y árabes con sus camellos y todos

los pueblos de la tierra con sus caballos; pero que por Dios dejen las

mulas para los antioqueños. Sin tal semoviente la vida es dificilísima,

casi incomprensible en esta comarca.”

ML: Dr. Manuelito, usted por qué escribió y se interesó tanto por la

nigua?

MUA: - A sí fue uno de los males propios de esta tierra. La padecieron

los españoles y luego los extranjeros que nos visitaban; ni se

diga los antioqueños. Prefirió a los desaseados y por ello estuvo más

presente en la plebe que en los de clase acomodada.

Rodrigo Campuzano Cuartas

“La primera operación que ejecuta la nigua es la de procurarse punto de

adhesión en la piel. Una vez prendida abre campaña (…) y si además

hubiere incuria en extraerla, en lugar de una habrá muchas.”

“Cuéntase de un fraile que en viaje hecho desde América a Europa, se

propuso llevar la viejo continente semilla del animalito americano por

medio de los huevos contenidos en uno que llevaba en el dedo gordo

del pie. La nigua creció monstruosamente durante la travesía, rompió la

cubierta, se unceró (…) apareció la gangrena que mató al padre, quien

parece haber pagado con la vida sus malas intenciones.”

Un niguatero se conoce a distancia por su caminado: “andan temerosos,

tuercen los pies; abren o ajuntan las piernas, inclinan el busto; se ladean

a izquierda y derecha (…).

Por último algo, no todo por motivos de espacio, sobre el curativo: “para

los casos comunes los mejores cirujanos (…) son los niños y las mujeres

inteligentes, porque las operacioncitas que se ejecutan piden claridad de

vista, ligereza de pulso, sensibilidad exquisita y destreza de movimientos.”

Ya se imagina el instrumental a usar: “espinas vegetales de nogal y

de palmera; alfileres comunes o de plata u oro; agujas de coser; un cortaplumas

de buen filo y buena punta, o un bisturí recto.”

.

ML: Doctor, usted es una caja de música, se nos quedan muchos temas

por fuera y ojalá nos pueda acompañar en otra ocasión; en verdad

lo admiramos. Debemos concluir la entrevista y si quiere anotar algo

más, con mucho gusto.

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Personaje invitado: Manuel Uribe Angel

Rodrigo Campuzano Cuartas

MUA: La vida me llevo por muchos caminos y a todos los que conocí

en la tierras donde estuve les hable con amabilidad; igual presté mis

servicios como médico desinteresadamente, leí bastante pero nunca me

consideré un sabio y en realidad mis conocimientos no llegaron a ese

nivel; creo haber sido un buen cristiano y un buen antioqueño; ame a

mi tierra y siempre fui optimista sobre ella; siempre fui prudente en lo

que dije y escribí porque la verdad total solo la tiene Dios; creo haber

cumplido mi deber de ser humano.

Gracias a la revista por dejarme expresar ante las gentes de un tiempo

que no conocí

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GEOGRAFÍA GENERAL Y COMPENDIO HISTÓRICO DEL

ESTADO DE ANTIOQUIA

Manuel Uribe Ángel

Por: Daniel Acevedo Arango

RESEÑAS

No se sabe cuándo el Doctor Manuel Uribe Ángel, emprendió la tarea

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Geografía General y compendio histórico del estado de Antioquia

Daniel Acevedo Arango

de escribir una Geografía General y Compendio Histórico del Estado de

Antioquia, pero se conoce su fecha y ciudad de publicación: París, 1885

. La obra la dividió en tres partes, las dos primeras sobre geografía y la

tercera sobre historia. Sus extensiones fueron así: primera de la página

uno a la 99 denominada Geografía Física; la segunda, bien extensa, de

la página 101 a la 493 y la llamó Geografía Descriptiva; por último, la

tercera parte del libro, denominada Compendio Histórico, comprendió de

la página 495 a la 764.

El motivo por el cual la geografía descriptiva tuvo mayor extensión se

debió a haberse propuesto la caracterización de todos los distritos municipales

existentes; más exactamente su descripción de los pueblos le implicó

escribir 309 páginas y, aunque fue concreto al presentarlas, eran numerosas

las localidades. Bien puede anotarse que describirlas fue lo más

laborioso de su trabajo puesto que la información disponible, difícil de

encontrar, resultó ser desigual e insuficiente según el pueblo, un limitante

que pesó respecto a su intensión de exponer de forma uniforme cada uno.

Al ser el médico, un hombre leído, en los tres campos: la literatura, la

geografía y la historia, encontró la asociación y buscó un diálogo constante

entre la trilogía de expresiones en muchos de sus textos. Su estilo

es ameno y, en algunos casos, acompañado de figuras literarias que hacen

más agradable la lectura.

El concepto Geografía General, fraccionado en física y descriptiva, se

correspondió a la forma como en el siglo XIX se escribían los libros de

esta disciplina, con una perspectiva de registrar las evidencias observadas

al recorrer el territorio. Fueron inventarios de percepciones buscadas exponer

de la forma más impersonal posible sin considerar las interrelaciones

entre los componentes y en especial ser humano-naturaleza. Hoy en

día este último vínculo para la geografía moderna es esencial, pero otra

cosa era el siglo XIX. Aún así cuando Uribe Ángel se enfrentó a la gran

responsabilidad de dar cuenta de toda la cantidad de pueblos que existían

en Antioquia le fue imposible que el sello de su percepción valorativa no

estuviese presente. Inició la descripción de los poblados con datos geográficos

para luego pasar a señalar particularidades. Algunas de ellas fueron:

fisonomía del Centro Urbano, Clima, límites, hidrografía, economía

costumbres, población, personajes representativos y otros aspectos más.

En su Compendio se enfocó en la forma como los conquistadores lograron,

después de muchas dificultades, incorporar al dominio de la corona

española el territorio que dio nacimiento a la provincia llamada Antioquia,

por tanto, no incluyó la trayectoria posterior que iba desde buena

parte del siglo XVII hasta finales del XIX. El recorrido que presentó

sobre la fase de conquista estuvo precedido por una caracterización de

los indígenas prehispánicos y el oficio de la guaquería. Probablemente

motivado por el auge de la anticuaria en su medio social, donde los objetos

hallados eran vestigios de una época misteriosa y admirable.

La Geografía y Compendio Histórico del Estado de Antioquia se dirigió

principalmente a la juventud y al hombre común y corriente en busca de

incentivar el conocimiento sobre la naturaleza del territorio y el pasado

de su terruño. Otra cosa fue el resultado que decepcionó al médico por

la poca acogida popular e institucional. Sin embargo, en los círculos intelectuales

fue bien recibida. Como siempre la brecha existente, entre su

personalidad intelectual y el individuo corriente fue más insalvable que

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Geografía General y compendio histórico del estado de Antioquia

rota.

Hoy en día la obra de Uribe Ángel pervive y es un referente indispensable

de la historiografía regional. Nos ayuda a comprender como se

pensaba la Antioquia de su tiempo y así debe ser asumida. Sobre ella hay

que construir la actual historia de nuestros pueblos. Se puede considerar

como una puerta que se abre al pasado. Es frágil y solida al mismo tiempo.

Fue construida con la precariedad de un intelectual multifacético y

creativo, consciente de un deber moral para mejorar la calidad cultural

de su pueblo según él entendió el camino que debía recorrer.

Bibliografía

¬Uribe Ángel, Manuel (1885). Geografía general y compedio histórico

del Estado de Antioquia en Colombia. París, Imprenta de Víctor Goupy

y Jourdan.

Uribe Ángel, Manuel (2007). Recuerdos de un viaje de Medellín a Bogotá.

Medellín: Universidad de Antioquia.

Tamayo O, D.H. y Botero R., H. (compiladores). Manuel Uribe Ángel

Narrador. Medellín: Universidad de Antioquia

REVISTA MEMORIA LOCAL

REVISTA DE LOS CENTROS DE HISTORIA DE ANTIOQUIA

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