De sapos a príncipes
programación neurolinguística
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demostración aquí. Métete Dick y pregúntale a la misma parte ahí, usando la misma
señal si-no si estaría dispuesta a permitir que tu mente consciente sepa una de estas
nuevas alternativas, simplemente para demostrarle que sabe cosas que tú no sabes.
A esto se le llama un convencedor. Es totalmente irrelevante para el proceso de
cambio, pero puede tranquilizar la conciencia un poco.
Dick: No, no lo va a hacer.
Menos mal. Si yo fuera la mente inconsciente de Dick, tampoco le diría porque él
trataría de interferir. ¿Qué fue lo que hizo antes? Su parte inconsciente no entregaba
información específica e inmediatamente tuvo una sensación de fracaso. Yo tampoco
me comunicaría con esta mente consciente si se fuera a comportar así. Es
suficientemente convincente el que tu inconsciente te diga: «No, no te voy a decir
cuáles son las nuevas alternativas» si es una señal involuntaria, ¿verdad?
Dick: Verdad.
Ahora les voy a mencionar algo acerca de la naturaleza paradójica de lo que
pedimos en el paso número dos. La pregunta fue: «¿Estarías dispuesto a comunicarte
conmigo en conciencia?». Cualquier señal que detecte, va a ser una respuesta en
conciencia. Incluso si la parte dice: «No, no me voy a comunicar contigo». De todas
maneras es una comunicación en conciencia.
Si hubiera obtenido una respuesta que dijera «no», la hubiera entendido del
siguiente modo: la intención de esa parte no es no comunicarse con él en conciencia,
es más bien una declaración de que no confía en él. De hecho no está dispuesto a
entregarle información a su mente consciente y yo respeto eso.
Yo creo que la mente consciente [6] debiera tener la libertad y de hecho el deber de
mantener fuera de la conciencia material que no le resultaría útil a la mente
consciente.
Hubo una época en que hacíamos únicamente hipnosis de trance, muy, pero muy
profundo. En una oportunidad vino un hombre y dijo que había toda clase de cosas
que le impedían ser feliz. Yo le pregunté: «¿Le gustaría decirme cuáles son estas
cosas?». A lo cual me respondió: «No, quiero que me pongan en trance y cambiarlo
todo y por eso es que vine, para que me hicieran hipnosis». Así que aceptando todas
sus conductas le hice una inducción, lo puse en trance profundo quitando del camino
su mente consciente y le dije: «Quiero hablar privadamente con su mente
inconsciente». No tengo la más remota idea qué significa eso y sin embargo las
personas lo hacen. Le hablan a uno y no es la misma persona a la que estaba hablando
antes, porque saben cosas que el otro no sabía. No tengo la más remota idea si fui yo
quien creó la división o si estaba ahí desde antes. La solicité y la obtuve.
En este caso particular su mente consciente estaba, por así decir, vacía. Sus
recursos inconscientes, sin embargo, eran increíblemente inteligentes. Así que le dije:
«Lo que quiero saber de usted, ya que sabes más de él que yo cuál es el cambio que él
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