20.01.2023 Views

La pregunta y la respuesta - Patrick Ness

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

discernir—: cuando lloran.

No digo nada porque no puedo ayudarlo de ningún modo. ¿Cómo es

posible que no sepa nada del círculo, a no ser que su padre no quiera que lo

sepa?

—Ya lo sé —dice—, pero he intentado esa mierda, y no me funciona, y él

no…

Se detiene en seco, como si hubiera hablado demasiado.

—A la mierda —dice.

Seguimos trotando, y dejamos que el RUGIDO de Nueva Prentiss nos

envuelva cuando entramos en el centro de la ciudad, mientras los caballos

se dan órdenes entre sí, recordándose quiénes son.

—Eres mi único amigo, meón —dice Davy, por fin—. ¿No te parece la

mayor tragedia que hayas oído nunca?

—¿Un día duro? —me pregunta el alcalde Ledger cuando entro en la

celda. Parece muy animado y no para de mirarme.

—¿A usted qué le importa?

Tiro la bolsa en el suelo y me hundo en la cama sin quitarme el uniforme.

—Supongo que debe de ser agotador pasar el día torturando mujeres.

Parpadeo, sorprendido.

—No las torturo —gruño—. Será mejor que cierre el pico.

—No, por supuesto que no las torturas. ¿En qué estaría pensando? Solo

les colocas una banda corrosiva de metal en la piel que no se puede retirar

sin que se desangren hasta morir. ¿Cómo vas a considerar eso una tortura?

—¡Eh! —Me incorporo—. Lo hacemos deprisa y sin aspavientos. Podría

ser mucho peor. Si hay que hacerlo, mejor que lo hagamos nosotros.

Se cruza de brazos, con la voz todavía alegre.

—¿Esa excusa va a ayudarte a dormir esta noche?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!