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La pregunta y la respuesta - Patrick Ness

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hombres no da señal alguna de detenerse.

—Hay que ser prácticos —dice el alcalde Ledger—. Incluso ante los

tiranos.

—Entonces, ¿es eso lo que es usted? ¿Práctico?

Estrecha los ojos.

—No sé adónde quieres ir a parar, chico.

Yo tampoco sé muy bien adónde quiero ir a parar, pero estoy asustado y

tengo hambre, y estamos encerrados en esta estúpida torre mientras vemos

que el mundo a nuestro alrededor se cae en pedazos, pero no podemos

hacer nada por cambiar las cosas, y no sé qué papel tiene Viola en todo esto

ni dónde está, y no sé qué nos deparará el futuro, pero no creo que vaya a

salir nada bueno de todo esto. Lo que sí sé es que el hecho de que alcalde

Ledger me diga lo práctico que ha sido me está cabreando bastante.

Ah, sí, y otra cosa.

—No me llame chico.

Da un paso hacia mí.

—Un hombre entendería que las cosas son complicadas, que no se trata

simplemente de distinguir entre el bien y el mal.

—Un hombre que solo intentara salvar el pellejo, seguro que sí.

Y mi ruido dice «Inténtalo, vamos, inténtalo».

El alcalde Ledger cierra los puños.

—Hay muchas cosas que tú no sabes, Todd —dice, con las fosas

nasales dilatadas—. Muchas…

—¿Qué es lo que no sé? —pregunto, pero entonces se oye el chasquido

del cerrojo al abrirse, y ambos damos un respingo, sobresaltados.

Davy irrumpe con rifles en las manos.

—Vamos —dice, tirándome uno—. Mi padre nos llama.

Salgo sin decir palabra, y a nuestra espalda el alcalde Ledger grita «¡Eh!»

mientras Davy vuelve a echar el cerrojo.

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