20.01.2023 Views

La pregunta y la respuesta - Patrick Ness

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Esos eran los últimos —digo, observando cómo el zulaque 1182 se

aleja caminando provocativamente y frotándose la muñeca.

—Ya era hora —comenta Davy, y se sienta sobre la hierba. El aire es

fresco, pero brilla el sol y el cielo está prácticamente claro.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —pregunto.

—No tengo ni idea.

Me quedo plantado mirando a los zulaques. De no haber tratado con

ellos, realmente pensaría que no son más inteligentes que las ovejas.

—No lo son —dice Davy, cerrando los ojos al sol.

—Cállate —digo.

Pero lo que quiero decir es: míralos.

Sentados en la hierba, todavía sin ruido, sin decir nada, la mitad nos

miran a nosotros, la otra mitad se miran entre ellos, chasquean de vez en

cuando, pero apenas se mueven, no utilizan las manos ni el tiempo. Todas

esas caras blancas, vacías de vida, sentadas junto al muro, esperando y

esperando el momento en que suceda algo, sea lo que sea.

—Y ese momento ha llegado por fin, Todd —resuena una voz a nuestras

espaldas. Davy se pone rápidamente de pie mientras el alcalde, que ha

atado el caballo fuera, irrumpe por la puerta principal.

Pero me mira a mí, solo a mí.

—¿Listo para tu nueva tarea?

—Apenas me habla desde hace dos semanas. —Davy echa humo Davy

de camino a casa. Las cosas no van demasiado bien entre su padre y él—.

Solo «vigila a Todd» por aquí y «date prisa con los zulaques» por allá. —

Agarra con rabia las riendas del caballo—. ¿Acaso me da las gracias?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!