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La pregunta y la respuesta - Patrick Ness

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Y entonces ella se marchó a la vida propia que ya estaba viviendo sin mí

en algún lugar y yo me quedé solo con mi brazo y regresé a la catedral con

los calmantes que me producían tanto sueño que apenas tuve tiempo de

caer desplomado en el colchón antes de quedarme frito.

No me desperté cuando el alcalde Ledger regresó con su ruido grisáceo y

quejándose de la jornada de recogida de basuras. Tampoco me desperté

cuando trajeron la cena y el alcalde Ledger devoró las dos raciones. No me

desperté cuando nos encerraron a pasar la noche con un catacloc.

Pero sí que lo hice cuando un ¡BUM! estruendoso hizo temblar toda la

ciudad.

E incluso me incorporé en la oscuridad y noté las náuseas de los

calmantes en el estómago, sin saber qué era aquel ¡BUM! ni de dónde venía

ni qué significaba, y entonces supe que todo había vuelto a cambiar, que de

pronto el mundo se había transformado una vez más.

Y, como es lógico, hacia allí nos dirigimos con el alcalde y sus hombres a

la luz del alba, con heridas o sin ellas, directos a la zona bombardeada.

Ahora le observo, a lomos de Morpeth. El sol de la mañana brilla tras él, y

proyecta su sombra sobre todo lo demás.

—Aun así, ¿la veré esta noche? —pregunto.

Se produce un largo y silencioso momento, durante el cual permanece

con la mirada fija.

—¿Señor presidente? —le llama el cabo Parker, mientras sus hombres

retiran una larga plancha de madera que se ha estampado contra otro árbol.

Hay algo escrito en la parte de abajo del tronco.

Y sin saber cómo…

Bueno, y sin saber demasiado, adivino lo que es.

Se trata de una letra azul.

La R. Solo la letra R.

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