SILENCIOS REVELADOS
Fanzine del curso Didáctica de la lengua y la literatura
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ESCRITURA COLECTIVA
PÁGINA 28
-¿En qué piensas Toño? -preguntó Dogo de lo más intrigado al verme tan sumergido en mis pensamientos.
-Ah, no es nada, solo que estoy considerando la idea de visitar al tío Eduardo y evitar que él venga a la casa. Pero
no sé qué decirle a mamá como excusa, y tampoco puedo decirle que quiero ir al pueblo de visita.
Dogo y Dalia no me dijeron nada después de eso, tal vez no quieren entrometerse para que yo tomé mis propias
decisiones. Esto es algo que tengo que decidir de manera inmediata, pues por lo que comenta Dalia, no tengo
mucho tiempo para pensarlo.
Llegó la noche y la verdad aún sigo confundido, pero estoy decidido; iré con mi tío Eduardo. Le diré a mamá que me
quedaré en casa de un amigo, tal vez con Pedro, él siempre me ayuda con mis pequeñas travesuras y ya me debe
varios favores, es hora de cobrarme uno. Hablaré con ella en la mañana, por el momento empacaré algunas cosas.
Llegó la hora, ya es un nuevo día, mamá está en la cocina haciendo el desayuno, creo que es un buen momento para
hablar, aprovechando que los demás están dormidos y no se meterán como siempre. Además, desde hace un rato ya
hablé con Pedro sobre el tema, dice que me cubrirá, y su familia no está en casa. Mi plan es perfecto.
-¡Hola, mamá! ¿Cómo amaneciste el día de hoy? Luces reluciente, ese vestido te queda genial.
-¿Qué quieres, Antonio? Siempre que me halagas es porque quieres algo.
-Cierto, me conoces bien. Verás, Pedro me invitó a su casa para dormir, dice que ya va mucho de nuestra última
noche de chicos, y no te preocupes, no me deslindaré de mis obligaciones, estoy pensando en ayudar en su casa con
cosas de la agricultura, así seguiré formándome para el futuro de nuestra granja.
Espero haber sido muy convincente con mi discurso pues de lo contrario mi plan se irá por la borda.
-Está bien, te doy permiso, pero no vuelvas tarde el día de mañana, recuerda que aquí también tienes obligaciones.
No pensé que fuera a acceder tan fácil, en otra ocasión me habría dicho que no, pero tal vez el hecho de que
estuviéramos solos fue de ayuda, pues la mayoría de las veces mi familia siempre se mete cuando se trata de mí y de
lo que quiero hacer. No desaprovecharé esta oportunidad; tengo que ir por mis cosas y por mis perros para partir
desde ahora.
No perdí el tiempo, agarré mis cosas y le pedí a mis perros que por favor no tardaran, ¡teníamos que irnos ya!
Caminamos, caminamos y caminamos, hasta que por fin… -¡tío Eduardo!, te extrañé tanto, discúlpame por no
avisarte que venía de visita, mira, traje a Dogo y a Dalia conmigo; estamos, estoy muy contento por verte
nuevamente. ¿Sabes?, quiero hablar contigo de algo muy importante.
-¡Qué gusto verte! ¿Cómo lograste que tus papás te dieran permiso? Ven, pasa, siéntate; cuéntame todo y dime,
¿qué es eso tan importante de lo que quieres hablar?
-Debo confesarte que le mentí a mi mamá, le dije que iría con mi amigo Pedro y que me quedaría con él, yo sé
que estuvo mal que le mintiera, pero tío, de no ser así, jamás hubiera podido venir a verte. Pero dejando eso de lado,
estoy muy preocupado; escuché que quieres ir a la casa y hablar con mis papás para que me den permiso de
estudiar, ¡no, tío, por favor! Me aterroriza pensar en cómo reaccionarían mis padres, si tú, te presentas y les
mencionas algo al respecto, sabes que tengo prohibido estudiar, aunque deseo tanto ser profesor, no puedo… y eso
me hace sentir muy triste.
-¿Por qué te causa tanto miedo?, solamente estarías persiguiendo y alcanzando tus sueños, ¿qué hay de malo?,
solamente quiero ayudarte a que tus papás te den permiso, y si el dinero es el problema, yo estoy dispuesto a
apoyarte económicamente y pagar tus estudios.
-¿De verdad harías eso por mí, tío?
-Por supuesto, solo es cuestión de convencer a tus papás de que lo mejor que podrían hacer por ti es darte
permiso para estudiar. ¿Por qué no, para hacerles ver que realmente quieres estudiar, se los demuestras? Es decir,
puedes escribirles, tal vez, una carta, un texto, algo que ellos puedan leer y darse cuenta de tu capacidad y de tus
ganas de salir adelante. Mencionas que te da miedo su reacción, ¿no es así Toñito? Puedes iniciar con algo de esto y
ya después, juntos, hablamos con ellos.
-¡Qué buena idea! Escribiré la carta desde ahora, para mañana poder entregársela a mis padres. ¡Estoy tan
emocionado! Muchísimas gracias, tío.