SILENCIOS REVELADOS

COLUMNAS
PÁGINA 12
¿POR QUÉ NO LEER AL
QUIJOTE EN SECUNDARIA?
POR: JONATHAN ALEXIS
LOERA GALLEGOS
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un Hidalgo de
los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo
corredor…”
¿Quién no reconocería este extracto?, porque algunos
aspectos que son fundamentales a la hora de hablar de la
obra de Cervantes tienen que ver con los temas que aborda
(desde el amor y la libertad hasta la sociedad de su tiempo
y la propia literatura), el lenguaje popular que el autor
utilizaba para hacer hablar a sus personajes y el impacto de
ese libro en nuestra visión moderna de la literatura cientos
de años después.
Pero, ¿qué es realmente el libro Don Quijote de Miguel de
Cervantes? ¿Qué impacto tiene en la juventud de hoy?
Cuando nos referimos a alguien como un "Quijote", en
realidad estamos indicando que esa persona "tiene altos
ideales y lucha y defiende cosas que, aunque nobles y
justas, no son de su incumbencia".
¿Qué significa decir que alguien "es un Quijote"? ¿Qué
significa "Dulcinea"? Estas ediciones demuestran que a lo
largo de los siglos el libro de Don Quijote no solo ha
trascendido las fronteras territoriales, sino que ha
trascendido las fronteras del lenguaje. La novela logró
traducir términos típicos al lenguaje cotidiano.
Obligar a leer El Quijote en las aulas de primaria y de
secundaria, sin realizar una adaptación previa, es una
barbaridad. El alumnado no entendería nada y sería
frustrante y agotador para ellos. Al obligar a leer la versión
original, lo único que hacemos es castigar a los lectores sin
tener en cuenta uno de los mandamientos que promovemos
en las escuelas: "hay que leer por gusto". Si un libro no te
gusta, puedes dejarlo. El Quijote es un gran libro, pero ¡hay
más adaptaciones!
La obra responde al reto de ofrecer el Quijote a los jóvenes
el texto clásico, proponiendo formas de abordarlo a partir
del reconocimiento del derecho del joven lector a no leer,
llegan a la obra de Cervantes de manera poco
convencional, planteando, como principio rector, la libertad
del lector como condición inexcusable para una adecuada
promoción de la lectura.
Hoy, con la atención dispersa que provoca el mundo de las
redes y el audiovisual, los niños y niñas no están en
condiciones de enfrentarse a la obra del Quijote, ya que es
extensa y aburrida para los jóvenes, salvo sus contadas
excepciones. Estas generaciones están sujetas al lenguaje
de las redes sociales: corto, muy corto y resumido, muy
resumido. Eso nos hace bastante flojos y con poca
capacidad para pensar, pienso.