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centrarnos en el próximo partido. Vamos a repasar lo hecho y a ver qué debemos
mejorar. Vamos a hacer lo que sea para ganar””.
Durante los juegos olímpicos del 2004, la canadiense Perdita Felicien, entonces
campeona mundial de los cien metros vallas, era la gran favorita para ganar la
medalla de otro. En la carrera final chocó con la prima valla y sufrió una aparatosa
caída. Fue incapaz de terminar la carrera. Extremadamente disgustada, tenía lágrimas
en los ojos mientras yacía allí, perpleja. Se había preparado para aquel momento seis
horas diarias todos los días de la semana durante los cuatro años anteriores. A la
mañana siguiente, vi. su rueda de prensa. Ojala la hubiese grabado. Fue increíble
escuchar su perspectiva. Dijo algo como: “No sé por qué ocurrió, pero ocurrió, y voy
a utilizarlo. Voy a centrarme aún más y trabajar todavía más durante los próximos
cuatro años. ¿Quién sabe qué camino habría emprendido de haber ganado? Tal vez
había enturbiado mi deseo. No lo sé, pero si sé que ahora tengo más ganas que nunca.
Volveré todavía aún más fuerte”. Al oírla hablar, todo cuanto pude articular fue:
“¡Ostras...!” Se puede aprender mucho escuchando a campeones
La gente rica anda con ganadores. La gente pobre, con perdedores. ¿por qué? Es
una cuestión de comodidad: Los ricos se sientes cómodos con otras personas
prósperas. Se sienten completamente dignos de estar con ellas. Los pobres se
encuentran incómodos con gente a la que le vaya muy bien económicamente: o bien
les da miedo ser rechazados o se sientes como si no perteneciesen a la misma raza.
Para protegerse, el ego se enfrasca entonces en el enjuiciamiento y la crítica.
Si quieres hacerte rico, deberás cambiar tu patrón interior para creer plenamente
que cada centímetro de ti mismo es tan bueno como cualquier millonario
multimillonario que pueda haber ahí.. Me quedo horrorizado cuando, en mis
seminarios, la gente se me acerca y pregunta si pueden tocarme. Dicen: “Es que
nunca he tocado a un multimillonario”. Normalmente soy educado y sonrió, pero por
dentro estoy diciendo: “¡Espabila! Yo no soy mejor que tú ni distinto a ti, y mientras
no empieces a entender eso te quedarás en la ruina para siempre!”.
Amigos, no se trata de “tocar” a millonarios; se trata de daros cuenta de que
vosotros sois igual de buenos y dignos que ellos, y luego actuar en consecuencia. Mi
mejor consejo es éste: si de verdad quieres tocar a un millonario, ¡conviértete en uno!
Espero que captes lo principal de la cuestión: en lugar de burlarte de los ricos,
tenlos como modelos que debes imitar; en lugar de rehuir con vergüenza a los ricos,
ve a conocerlos; en lugar de decir: “Ostras, es qu3e son tan especiales...”, afirma; “ Si
ellos pueden hacerlo, yo también”. Al final, si quieres tocar a un millonario ¡podrás
tocarte a ti mismo!
DECLARACIÓN: Pon la mano sobre el corazón dí:
“Imito a la gente rica y próspera”.
“Me relaciono con gente rica y próspera”.
www.lectulandia.com - Página 75