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Nunca será como vosotros. Cuando crezca, voy a ser rico. Entonces tendré lo que yo
quiera tanto si os gusta como si no”. Después nos vamos corriendo a nuestra
habitación, damos un portazo y empezamos a aporrear la almohada o cualquier objeto
que tengamos a mano, para descargar nuestra frustración.
Mucha gente que procede de familias pobres se llenan de rabia y rebeldía por ello.
En muchos casos salen de casa y se hacen ricos o, al menos, tienen la motivación
para hacerlo. Pero hay un pequeño contratiempo, que, en realidad, constituye un gran
bache: tanto si este tipo de personas se hacen ricas como si se rompen la crisma
tratando de llegar a ser prósperas, normalmente no son felices. ¿por qué? Porque la
raíz de su riqueza o de su motivación por el dinero es la ira y el resentimiento. Por
consiguiente, dinero e ira quedan vinculados en su mente, y cuanto más dinero tienen
—o luchan por conseguir—, este tipo de individuos se vuelven más iracundos.
Al final, su yo interior dice: “Estoy cansado de ser irascible y de ir estresado por
la vida. Sólo quiero estar tranquilo y ser feliz”. De modo que preguntan a la misma
mente que creó la vinculación qué deben hacer ahora con respecto a esta situación, a
lo que su mente responde: “si quieres deshacerte de tu ira, vas a tener que deshacerte
de tu dinero”. Y eso es lo que hacen. Inconscientemente, se deshacen del su dinero.
Gastan más de la cuenta, realizan una mala inversión, caen en un divorcio
económicamente desastroso o sabotean su prosperidad de alguna otra forma. Pero no
importa, porque ahora esos tipos son felices. ¿Verdad? ¡Mentira! Las cosas están aún
peor porque ahora no sólo son iracundos: están arruinados e iracundos ¡Se
equivocaron al elegir aquello de lo que deshacerse!
Se deshicieron del dinero en lugar de la ira, del fruto en lugar de la raíz. Mientras
tanto, el auténtico problema es, y lo fue siempre, la ira existente entre ellos y sus
padres. Y mientras no se resuelva esa ira jamás serán verdaderamente felices ni
tendrán paz interior, con independencia del dinero que tengan o que no tengan.
La razón o motivación que tengas para ganar dinero o lograr éxito es vital. Si tu
motivación para adquirirlos procede de una raíz no productiva, como el miedo, la
rabia, o la necesidad de “demostrar lo que vales”, el dinero nunca re reportará
felicidad.
PRINCIPIO DE RIQUEZA:
Si tu motivación para adquirir dinero
o éxito procede de una raíz no productiva,
como el miedo, la rabia o la necesidad de
“demostrar lo que vales”, el dinero
nunca te reportará la felicidad
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