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vamos a examinar cada uno de ellos. En la segunda parte de este libro aprenderás a
reorientar tu mente para la riqueza y el éxito.
Primera influencia: la programación verbal
Comencemos por la programación verbal. ¿Qué oías en tu infancia sobre el
dinero, la riqueza y la gente rica?
¿Oíste alguna vez expresiones como: el dinero es el origen de todos los males, los
ricos son avariciosos y mezquinos, los ricos son malvados, esta podrido de dinero,
para juntar algún dinero tienes que matarte a trabajar, el dinero no crece en los
árboles, no puede ser rico y espiritual, la felicidad no puede comprarse, poderoso
caballero es don Dinero, los ricos son cada vez mas ricos y los pobres cada vez más
pobres, no todo el mundo puede ser rico, nunca se puede llegar a todo, y la infame
eso no es para nosotros.
En mi casa, cada vez que pedía dinero a mi padre le oía despotricar: “¿De qué
estoy hecho yo…, de dinero?”. Yo respondía en broma: “Ojala. Me llevaría un brazo,
una mano o hasta un dedo”. Jamás se rió ni una sola vez.
Aquí reside el problema: todas las afirmaciones que oíste sobre el dinero cuando
eras niño permanecen en tu subconsciente como parte del patrón que está rigiendo tu
vida económica.
El condicionamiento verbas es extremadamente poderoso. Por ejemplo, cuando
mi hijo, Jesse, tenía res años un día vino corriendo hacia mi y me dijo nervioso:
“Papi, vamos a ver la película de las Tortugas Ninja. La ponen muy cerca de casa”.
Por nada del mundo podía imaginar cómo aquel niño era capaz de conocer la
ubicación de los cines. Un par de horas después, la respuesta me vino en forma de
anuncio de televisión de la película, al final del cual se decía el habitual eslogan: “Ya
puedes verla en un cine muy cerca de tu casa”.
Otro ejemplo del poder del condicionamiento verbal llegó a expensas de uno de
los participantes en nuestro seminario Intensivo Mente Millonaria. Stephen no tenía
problemas para ganar dinero; su reto era conservarlo.
En el momento en que Stephen vino al curso estaba ganando mas de 800.000
dólares al año y llevaba nueve años así. Pese a ello, se las apañaba con dificultad. De
algún modo, lograba gastarse el dinero, prestarlo o perderlo todo tomando malas
decisiones a la hora de invertir. Sea cual fuere la razón, ¡su fortuna neta era
exactamente cero!
Stephen nos confió que, siendo niño, su madre solía decir: “Los ricos son
avariciosos y mezquinos. Su dinero sale del sudor de los pobres. Se debería tener sólo
lo suficiente para ir tirando. Si tienes más, eres un cerdo”.
No hay que ser científico de la NASA para deducir lo que estaba ocurriendo
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