-El cerebro y la inteligencia emocional - Daniel Goleman-1-1
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equivale a un secuestro amigdalar leve pero
crónico.
¿Cómo podemos reducir al mínimo los
secuestros? En primer lugar, debemos prestar
atención. Si no nos damos cuenta de que estamos
sufriendo un secuestro amigdalar y dejamos que
nos arrastre, no tenemos posibilidades de
recuperar el equilibrio emocional y el dominio
prefrontal izquierdo hasta que se haya completado
el ciclo. Es mejor ser consciente de lo que sucede
y desconectar. Para concluir o cortocircuitar un
secuestro tenemos que empezar por observar lo
que sucede en nuestra mente y decirnos: «La
verdad es que estoy exagerando», «He perdido los
nervios» o «Estoy a punto de perder los nervios».
Es mucho mejor detectar sensaciones conocidas
que nos indican el inicio de un secuestro, como un
cosquilleo en el estómago o cualquier otro indicio
que pueda revelar que estamos a punto de sufrirlo.