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El-laberinto-de-la-soledad-Octavio-Paz-_2_

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una Iglesia. Por la fe católica los indios, en situación de orfandad, rotos los

lazos con sus antiguas culturas, muertos sus dioses tanto como sus ciudades,

encuentran un lugar en el mundo. Esa posibilidad de pertenecer a un orden

vivo, así fuese en la base de la pirámide social, les fue despiadadamente

negada a los nativos por los protestantes de Nueva Inglaterra. Se olvida con

frecuencia que pertenecer a la fe católica significaba encontrar un sitio en el

Cosmos. La huida de los dioses y la muerte de los jefes habían dejado al

indígena en una soledad tan completa como difícil de imaginar para un

hombre moderno. El catolicismo le hace reanudar sus lazos con el mundo y

el trasmundo. Devuelve sentido a su presencia en la tierra, alimenta sus

esperanzas y justifica su vida y su muerte.

Resulta innecesario añadir que la religión de los indios, como la de casi

todo el pueblo mexicano, era una mezcla de las nuevas y las antiguas

creencias. No podía ser de otro modo, pues el catolicismo fue una religión

impuesta. Esta circunstancia, de la más alta trascendencia desde otro punto

de vista, carecía de interés inmediato para los nuevos creyentes. Lo esencial

era que sus relaciones sociales, humanas y religiosas con el mundo

circundante y con lo Sagrado se habían restablecido. Su existencia

particular se insertaba en un orden más vasto.

No por simple devoción o servilismo los indios llamaban «tatas» a los

misioneros y «madre» a la Virgen de Guadalupe.

La diferencia con las colonias sajonas es radical. Nueva España conoció

muchos horrores, pero por lo menos ignoró el más grave de todos: negarle

un sitio, así fuere el último en la escala social, a los hombres que la

componían. Había clases, castas, esclavos, pero no había parias, gente sin

condición social determinada o sin estado jurídico, moral o religioso. La

diferencia con el mundo de las modernas sociedades totalitarias es también

decisiva.

Es cierto que Nueva España, al fin y al cabo sociedad satélite, no creó

un arte, un pensamiento, un mito o formas de vida originales. (Las únicas

creaciones realmente originales de América —y no excluyo naturalmente a

los Estados Unidos— son las precolombinas). También es cierto que la

superioridad técnica del mundo colonial y la introducción de formas

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