01.01.2023 Views

El-laberinto-de-la-soledad-Octavio-Paz-_2_

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

asombrosa como la solidez del edificio social que construye. La sociedad

colonial es un orden hecho para durar. Quiero decir, una sociedad regida

conforme a principios jurídicos, económicos y religiosos plenamente

coherentes entre sí y que establecían una relación viva y armónica entre las

partes y el todo. Un mundo suficiente, cerrado al exterior pero abierto a lo

ultraterreno.

Es muy fácil reír de la pretensión ultraterrena de la sociedad colonial. Y

más fácil aún denunciarla como una forma vacía, destinada a encubrir los

abusos de los conquistadores o a justificarlos ante sí mismos y ante sus

víctimas. Sin duda esto es verdad, pero no lo es menos que esa aspiración

ultraterrena no era un simple añadido, sino una fe viva y que sustentaba,

como la raíz al árbol, fatal y necesariamente, otras formas culturales y

económicas. El catolicismo es el centro de la sociedad colonial porque de

verdad es la fuente de vida que nutre las actividades, las pasiones, las

virtudes y hasta los pecados de siervos y señores, de funcionarios y

sacerdotes, de comerciantes y militares. Gracias a la religión el orden

colonial no es una mera superposición de nuevas formas históricas, sino un

organismo viviente. Con la llave del bautismo el catolicismo abre las

puertas de la sociedad y la convierte en un orden universal, abierto a todos

los pobladores. Y al hablar de la Iglesia Católica, no me refiero nada más a

la obra apostólica de los misioneros, sino a su cuerpo entero, con sus santos,

sus prelados rapaces, sus eclesiásticos pedantes, sus juristas apasionados,

sus obras de caridad y su atesoramiento de riquezas.

Es cierto que los españoles no exterminaron a los indios porque

necesitaban la mano de obra nativa para el cultivo de los enormes feudos y

la explotación minera. Los indios eran bienes que no convenía malgastar. Es

difícil que a esta consideración se hayan mezclado otras de carácter

humanitario. Semejante hipótesis hará sonreír a cualquier que conozca la

conducta de los encomenderos con los indígenas. Pero sin la Iglesia el

destino de los indios habría sido muy diverso. Y no pienso solamente en la

lucha emprendida para dulcificar sus condiciones de vida y organizarlos de

manera más justa y cristiana, sino en la posibilidad que el bautismo les

ofrecía de formar parte, por la virtud de la consagración, de un orden y de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!