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El-laberinto-de-la-soledad-Octavio-Paz-_2_

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realmente modernas y no en meras fachadas para demagogos y turistas. En

esta lucha nuestros pueblos no sólo se enfrentan a la vieja herencia española

(la Iglesia, el ejército y la oligarquía), sino al Dictador, al Jefe con la boca

henchida de fórmulas legales y patrióticas, ahora aliado a un poder muy

distinto al viejo imperialismo hispano: los grandes intereses del capitalismo

extranjero.

Casi todo lo anterior es aplicable a México, con decisivas salvedades.

En primer término, nuestra revolución de Independencia jamás manifiesta

las pretensiones de universalidad que son, a un tiempo, la videncia y la

ceguera de Bolívar. Además, los insurgentes vacilan entre la Independencia

(Morelos) y formas modernas de autonomía (Hidalgo). La guerra se inicia

como una protesta contra los abusos de la Metrópoli y de la alta burocracia

española, sí, pero también y sobre todo contra los grandes latifundistas

nativos. No es la rebelión de la aristocracia local contra la Metrópoli, sino la

del pueblo contra la primera. De ahí que los revolucionarios hayan

concedido mayor importancia a determinadas reformas sociales que a la

Independencia misma: Hidalgo decreta la abolición de la esclavitud;

Morelos, el reparto de los latifundios. La guerra de Independencia fue una

guerra de clases y no se comprenderá bien su carácter si se ignora que, a

diferencia de lo ocurrido en Suramérica, fue una revolución agraria en

gestación. Por eso el Ejército (en el que servían «criollos» como Iturbide),

la Iglesia y los grandes propietarios se aliaron a la Corona española. Esas

fuerzas fueron las que derrotaron a Hidalgo, Morelos y Mina. Un poco más

tarde, casi extinguido el movimiento insurgente, ocurre lo inesperado: en

España los liberales toman el poder, transforman la Monarquía absoluta en

constitucional y amenazan los privilegios de la Iglesia y de la aristocracia.

Se opera entonces un brusco cambio de frente; ante este nuevo peligro

exterior, el alto clero, los grandes terratenientes, la burocracia y los

militares criollos buscan la alianza con los restos de los insurgentes y

consuman la Independencia. Se trata de un verdadero acto de

prestidigitación: la separación política de la Metrópoli se realiza en contra

de las clases que habían luchado por la Independencia, El virreinato de

Nueva España se transforma en el Imperio mexicano. Iturbide, el antiguo

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