EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022
Antología de cuentos de autores de habla hispana
Antología de cuentos de autores de habla hispana
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hasta el paradero de buses, pero no lo aceptó.
—Tranquila, son solo tres cuadras, puedo solo —le contestó
con gesto amable y salió renqueando. Ya el efecto de la morfina se
estaba yendo y no le permitía el lujo de caminar erguido.
Al cruzar la calle recogió una piedra del tamaño de su puño,
abrió la cremallera de su maleta y comenzó a llenarla. Pasó
desapercibido, como un vagabundo que esculca tachos de basura
recolectando cosas, pero este solo buscaba piedras, y fue llenando
su maleta con pequeños pedruscos que encontró en el camino hasta
dejarla del peso que podía arrastrar y la cerró.
El autobús pasó a las cinco y recogió al único viajero de esa
parada, que prefirió no ponerse cómodo por estar atento a la
carretera para no pasarse de su destino.
—Me deja antes del puente, por favor —le dijo al chofer, y al
ayudante le pidió el favor de bajarle la maleta de rodachines que
estaba en la bodega.
—Que carga, ¿piedras? —preguntó este irónicamente al
pulsear la maleta —Sí señor —le respondió el viejo, congraciándose
con él, por su acertada ocurrencia.
Esperó que el bus arrancara y emprendió su viacrucis con la
actitud de un penitente, arrastrando su pesado fardo por el sendero
peatonal hasta el centro del puente, donde tiempo atrás también
había contemplado la puesta de sol, pero en distintas
circunstancias. Se acomodó como un niño en una atracción
mecánica, con sus piernas colgando en la enorme estructura de
acero y hormigón, acomodó su equipaje a la izquierda y con
parsimoniosa labor sacó las piedras y las acomodó en un túmulo a
su derecha, sacándolas de una en una. Luego de la base de la
maleta, sacó un morral y una chamarra con cuatro cremalleras que
había conseguido especialmente para la ocasión; dos bolsillos
grandes a cada lado. Se vistió la chamarra y con la lentitud que le
permitían sus dedos temblorosos, llenó tres bolsillos con los
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