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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022

Antología de cuentos de autores de habla hispana

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Verificó que tres correos electrónicos programados para ese

día ya habían sido leídos y replicados, respondió uno y lo programó

para ser enviado ese día a las seis de la tarde con un breve video

adjunto.

Lo estremeció el recuerdo de su hija agarrada a su cuello,

llorando en silencio tras la última discusión que él asumió como la

despedida. “Me retiraré a algún lugar remoto a morir en paz, sin

molestar a nadie”, le había dicho. La discusión se tornó tensa y

quedó inconclusa, y ahora, con la frialdad de un correo electrónico

quería concluir lo ineludible.

“Amada hija. Hoy, cuando el sol se oculte, me habré liberado

de este cuerpo enfermo, que ofrendaré a la naturaleza, así que no te

ocupes de buscarlo, porque ese, ya no seré yo.

Te libero de seguir lidiando con mi decrepitud, ocupa tu tiempo

de mejor modo; el mío ya pasó, lo único pendiente es terminar pronto

con la precaria vida de este cuerpo en decadencia que muere

lentamente. Sé feliz a pesar de las adversidades. Yo estaré contigo a

través de tus recuerdos, así que procura los mejores.

Te amo.”

Salió erguido, aunque con paso trémulo. El efecto de la

morfina le permitía a veces caminar con placidez, pero ese día no era

uno de esos. Mientras duró el efecto del narcótico, experimentó un

falso sosiego que poco a poco fue desapareciendo a la par que el día.

Ya se había resignado a que esa dosis de la mañana era la última y

estaba dispuesto a lidiar con su suplicio cuando el dolor volviera al

caer la tarde.

Se encaminó con paso parsimonioso hacia un banco de la

plaza, a la sombra de unas acacias. Se hizo en el centro esperando

que nadie más se sentara en su banca, miró la hora en la torre de la

iglesia y la comparó con la de su reloj, bajó los hombros y la cabeza,

y con su mano izquierda cogió su derecha, que empezaba a

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