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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022

Antología de cuentos de autores de habla hispana

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sediento de la calle esas tardes tremendas de diciembre y Luis le

pedía un vaso de agua fresca, ella le apuntaba con su dedo índice a

donde quedaba la heladera y cuando él dirigía su mirada al

electrodoméstico que lo esperaba sin chistar, la chica con su dedo

medio le completaba el acalorado recibimiento con un silencioso

“Fuck you” y su correspondiente corte de manga. Sus hijos, su única

esperanza, ya hacía unos cuantos meses que no lo saludaban por

las mañanas, aunque él era quien se levantaba, les daba el desayuno

y los cargaba en el auto para llevarlos en forma puntual y rigurosa

a la prestigiosa institución. Su mujer siempre tenía clases de

cualquier pavada que se anteponía a la obligación de acompañar a

los críos en sus estudios. Mientras reflexionaba, los chicos se

estaban pegando con las fichas, hasta que el más chiquito vino

llorando porque el otro le había clavado el alfil en medio del ojo.

—No es nada —le dijo consolándolo ya que ninguno de los

comensales se había percatado de los aullidos de dolor del pequeño.

El dolor que el pequeño sentía en el globo ocular no tenía

punto de comparación con el dolor que Luis sentía en el fondo de su

corazón esa festiva noche. Parecía que involuntariamente había

vendido su alma al diablo, que había vislumbrado una vida llena de

gratos momentos, placeres y confort y se había cortado la yema de

su dedo pulgar para firmar con sangre ese contrato con el

mismísimo demonio. Estaba harto, quería terminar de una vez con

toda esa farsa, y aguantarse el chubasco que le presentara la vida,

aunque tuviese que volver a la facultad y volver a cursar todas esas

materias que había aprobado con tanto sacrificio. Estaba

convencido de que, para ser feliz, debía volver a empezar. Luis miró

al sargento primero de su esposa y al jefe supremo de su suegro y

se dio cuenta de que, en esa estructura castrense, él era lo que se

denomina el último orejón del tarro que ni para compota servía.

Mientras veía a las finas burbujitas, de uno de los champagnes que

solo unos pocos pueden darse el lujo de degustar, recordó la última

reunión de directorio donde le brindaron el privilegio de poder

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