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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022

Antología de cuentos de autores de habla hispana

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mentalmente “Noche de paz” y me imaginaba comiendo galletas de

jengibre y mazapán.

Había algo que sí teníamos en Navidad: los regalos. El

veinticinco de diciembre era el cumpleaños de las mellizas y mamá

nos daba regalos a todos. Coches teledirigidos, casas de muñecas

con todos los muebles, bebés que hablaban. Nunca bicicletas o

patines. Pero el regalo de ese año fue especial. Quizá porque ese año

apareció Óscar en nuestras vidas. Óscar tenía una tienda de

ultramarinos en la calle principal. Cuando mamá estaba con él,

parecía otra. Hacíamos picnics en la zona del puente y mamá nos

dejaba acercarnos un poco al río a tirar piedras al agua. Óscar nos

llevaba en su coche a la ciudad y merendábamos bizcocho en una

cafetería que tenía unas cristaleras enormes.

Yo creo que la idea de ese regalo fue de Óscar. La mañana

del veinticinco nos levantamos corriendo para abrir los regalos y

escuchamos unos gemidos que venían de la cocina. Sobre un

pequeño colchón había un perro salchicha negro con el hocico

marrón. Sus orejas caían a los lados de la cara y nos miraba

ladeando la cabeza. Las mellizas corrieron a acariciarlo, Bastián se

quedó en el umbral de la puerta, yo creo que un poco decepcionado,

y yo me acerqué temeroso. Nunca había tenido mucho contacto con

perros. Mamá nos miraba entre alegre y preocupada, y Óscar sonreía

de oreja a oreja. Lo llamamos Pudin; el nombre lo elegí yo y Pudin

me eligió a mí. Me perseguía por toda la casa, se tumbaba a mis pies

mientras estudiaba, jugábamos en el jardín trasero. Huía cuando

veía a las mellizas y se escondía detrás de mis piernas. Yo le daba

de comer y le rascaba la barriga mientras veíamos la televisión. Nos

acompañaba al colegio con mamá y luego nos iba a buscar, y por la

tarde dábamos un paseo los seis por la alameda. A veces nos

acompañaba Óscar, cuando lograba cerrar pronto la tienda. Él

también jugaba mucho con Pudin, y me enseñó cómo conseguir que

se sentara y me diera la pata.

Los días empezaron a ser más largos y por las tardes daba el

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