21.12.2022 Views

EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022

Antología de cuentos de autores de habla hispana

Antología de cuentos de autores de habla hispana

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

A

brigado por cartones, Eddy se resistió a levantarse

hasta sentir a los viandantes de la tarde pasar.

Todavía recostado, había oído los gorjeos de un

ruiseñor posado en un ficus. Escuchó (o eso creía) los

comentarios acusatorios de los vecinos, escuchó a

una excompañera de trabajo burlona, oyó el crepitar de un cuerpo

devorado por el fuego, un ladrido, escuchó oprobios contra él,

insultos, amenazas, escuchó (porque su atención nunca podía

desviarse de aquellas voces ominosas) la sentencia final de su padre.

Era lo mismo, una y otra vez, y durante el resto del día mientras

hurgaba en la basura. Su pata, Cletus Kasady, se lo había advertido.

Ni un momento de reposo, ni siquiera sentado para el cague, Eddy.

Nunca pudo hallar a sus atacantes a esas horas; nunca pudo

sorprender a quienes lo despreciaban tan abiertamente. Cletus

también se lo había comentado; los enemigos eran muchos y

estaban ocultos en todas partes. Marchó al comedor popular, y

mientras tanto meditó sobre el sacrificio que entregaría hoy, ya lo

había decidido. Dios era una boca, Dios era un negociador, una

ligera promesa. Era necesario complacerlo con otras vidas; así lo

hizo, al desembarcar, la familia de Noé. Al ocaso, llamó a un pata,

que no era su pata Cletus Kasady, para que lo ayudara. Había

investigado: la familia se largaba a la parroquia a esa hora y dejaba

abandonado el hogar, y desprotegida a su cautiva. Le pidió a su

compañero que sostuviera uno de sus pies para trepar la reja de

fierro. Dentro, halló lo que buscaba y cortó el tallo con sus dientes.

Era una rosa recién abierta, como las que su madre, cuando vivía,

ofrecía cada noche del domingo. Afuera, le entregó a su pata medio

pan y una moneda, anduvieron un poco, se separaron y oyó

nuevamente a los atacantes. Eddy, reconcentrado y ansioso, caminó

dos horas más, balbuceando. Más calmado, decidió llevar su

ofrenda. La iglesia, no la parroquia, todavía seguiría abierta unos

minutos más, casi una hora. Un desgastado Jesucristo de yeso

aguardaba su llegada; los ausentes feligreses no se escandalizarían

14

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!