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MANUAL

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Juliana Cruz Duarte

Mariana Moscoso Bayona

Mariana Parra Morales

Estudio 3 Creación - Proyecto

Oficios Bastardos

DISO 3015

Universidad de Los Andes


Primera edición: Diciembre de 2022

Formato: Carta

Diseño y diagramación:

Mariana Parra

Mariana Moscoso

Juliana Cruz

Bogotá D.C - Colombia

Impreso en Colombia: Printed in Colombia


1. Introducción

Objetivo del curso

Métodos de investigación empleados

Contextualización

2. Investigación

Introducción al oficio + oficiante escogido

Manifiesto

Brief

3. Conexiones - creación

Mise en place

Propuesta de diseño

Proceso de diseño

4. Conclusiones

Proyección a futuro

Posibles limitaciones

5. Cierre

Agradecimientos

Créditos




Este manual tiene el propósito de dar cuenta

del proceso de creación desde la investigación

hasta el producto final, del proyecto construido

en el curso Oficios Bastardos. El curso tiene

como objetivo apreciar y entender el paisaje

cultural del sector automotriz del barrio 7 de

Agosto. Para esto, fue necesario identificar las

interacciones entre oficiantes y las capas que

conforman el territorio. En particular, fue una

búsqueda de huellas, trayectorias, y reliquias

de la historia que se evidencian en el paisaje

actual. Los oficiantes que habitan este territorio

son los protagonistas de esta historia y a pesar

de la precariedad de su entorno estos se han

convertido en productores de cultura. Por tanto,

este proyecto pretende encontrar el potencial

en un oficio huérfano para ser integrado a la

red de oficiantes por medio de un proyecto

de diseño que logre exaltar, dignificar, y dar

visibilidad a sus oficios.


Para la investigación empezamos por visitar

a los contactos que teníamos en el barrio,

una empresa de modificación de carros y otra

de mecánica básica e hidráulica. Con ellos

empezamos a entender las dinámicas del

barrio y conocimos a los primeros oficiantes.

En los primeros acercamientos caminamos por

el barrio conociendo muchos oficiantes, tanto

a ellos como a nuestros contactos iniciales, les

hicimos preguntas acerca del sector, la historia,

su trayectoria con el oficio, y con en el barrio.

En el camino nos topamos con dos oficiantes

que llevan más de cincuenta años en el barrio,

ellos nos hablaron de la transformación del

sector desde 1940. Con cada visita fuimos

construyendo una variedad de trayectorias e

interacciones, que nos permitieron articular el

paisaje cultural. Con estas bases procedimos a

investigar en artículos, noticias, atlas, y libros la

historia de Bogotá y del barrio.

una investigación inmersiva, aprendimos el

oficio para poder entenderlo mejor. Con esto,

logramos identificar vacíos y necesidades

dentro de su oficio, para así definir las

oportunidades de diseño. Después, junto con

los oficiantes desarrollamos la propuesta de

intervención. Finalmente, a medida que íbamos

creando la intervención, volvimos a pasear por

el barrio, escuchando a los demás oficiantes y

prototipando la propuesta con ellos.

Al ganar confianza con los oficiantes pudimos

entender mejor los oficios, los nichos, y las

capas del paisaje. Nos topamos con algunos

oficiantes con los que forjamos una buena

relación y pudimos conocer sus oficios a

profundidad. Escogimos por su trabajo y arte

a dos oficiantes que estaban dispuestos a

enseñarnos su oficio, Humberto y su hijo

Yeison. Buscamos encontrar en sus historias el

punto de inflexión que los llevó al éxito y a ser

maestros de su arte. Posteriormente hicimos


La historia del barrio empieza con dos judíos

migrantes del imperio ruso que deciden

comprar las haciendas ubicadas en lo que hoy

conocemos como 7 de Agosto, y en lo que en

ese entonces era la nueva localidad de Barrios

Unidos. Luego, Olivero Rodríguez se encarga

de diseñar un barrio obrero destacado por su

cercanía al tranvía, sus calles amplias, solares

espaciosos, parques, y plazas de mercado

(Judíos y barrios obreros en Bogotá, s/f). Es

así como cien años después de la batalla de

Boyacá, en 1919, campesinos e indígenas

que huían de la violencia, llegan a este

territorio en busca de nuevas oportunidades.

En los años 40´s los habitantes del barrio

empezaron a traer el comercio a sus casas

y así empezó a crecer el comercio en el

sector. Paralelo al crecimiento del barrio, en

1962 la Fábrica Colombiana de Automotores

S.A (Colmotores) se convierte en la primera

empresa ensambladora de autos del país.

Mientras tanto, el 7 de agosto se posiciona


como barrio de comercio de calzado. Hasta

ese entonces, solo las élites podían acceder

a los carros en Colombia, pero en la década

de los 70’s eso cambió. La masificación de

créditos y la llegada de la ensambladora

Renault hicieron que los precios de los carros

fueran más asequibles. Al barrio empezaron a

llegar los bancos y los comerciantes se aliaron,

eran muy unidos y tenían una cooperativa

para ayudarse entre ellos. A finales de los

70’s, uno de estos negociantes, Clodoveo

Castro, decide poner un negocio de repuestos

importados. Al ver su éxito, muchos otros

decidieron también empezar sus negocios

de autopartes y se tumbaron muchas casas

para construir bodegas. Esto atrajo talleres,

pues podían comprar los repuestos en el

mismo lugar que hacían las reparaciones.

Estos comercios y talleres tuvieron mucho

éxito, cada vez llegaban más, con esto el

barrio se empezó́ a posicionar como el sector

automotriz de la ciudad. Después, la llegada

de los zapatos chinos y la migración de los

comerciantes destruyeron el comercio de

zapatos en el 7 de Agosto, y los negocios

automotrices se empezaron a multiplicar. Así,

en los 90’s ya el barrio se había posicionado

como el epicentro automotriz. Durante los 2000

era más fácil enfocarse en una sola marca,

entonces el barrio estaba sectorizado por

marcas. Después, la migración venezolana

del 2017 trajo al barrio mucha mano de obra.

Posteriormente, en la crisis sanitaria del

2020 los negocios se vieron muy afectados

y buscaron formas de seguir trabajando así

no estuviera permitido. Con el paso de los

años el barrio ha ido creciendo y permeando

los barrios aledaños de negocios del sector

automotriz. Por tanto, el 7 de agosto dejó

de ser una delimitación física, sino que se

convirtió en un paisaje cultural.


El paisaje cultural, Medicina Automotriz, es

un territorio que se compone de especialistas

enfocados en cada uno de los distintos

sistemas de los automóviles. Así como en

el cuerpo humano, es una ciencia que se

encarga de estudiar la parte interna y externa

de los carros. Esta involucra procedimientos

funcionales y estéticos que necesitan

conocimiento práctico o técnico para ser

llevados a cabo. Para los oficiantes, es un foco

del saber automovilístico, donde se aprende y

se hace de todo. Para los clientes, donde se

consigue y soluciona todo.

El territorio del popular siete de agosto está

dividido en 2 hemisferios: comerciantes en el

oriente, y oficiantes en el occidente.

El hemisferio de los oficiantes se compone

de cuatro capas que hacen referencia a

los distintos niveles o temporalidades que

se dan dentro del territorio. Cada una con

agrupaciones de especialistas automotrices,

que se caracterizan por desarrollar su trabajo

de forma similar. Estos patrones configuran

prácticas culturales y construyen una imagen

e identidad colectiva que refleja el paso del

tiempo en sus oficios.

Primera Capa: EL REBUSQUE

Esta capa se destaca por el rebusque del día a

día. La calle se convierte en el lugar de trabajo,

pues necesitan visibilidad para conseguir

clientes. El oficio más común es el lagarteo: ir

hacia los carros buscando clientela.

Segunda Capa: DEL TALLER AL ANDÉN

Esta capa se caracteriza porque los oficiantes

trabajan en el andén, afuera de sus negocios.

Esto lo hacen con el propósito de ser vistos e

identificados con facilidad, y así, atraer a su

clientela. Además, no cuentan con espacios

lo suficientemente amplios para realizar su

trabajo, pero el espacio público se los da.

Tercera Capa: LOS INDEPENDIENTES

Esta capa se compone de oficiantes que

trabajaron en la primera o segunda capa, pero

que decidieron dejar de ser empleados para

pasar a ser dueños. Ellos mismos manejan sus

negocios. Los oficios de “los independientes”

ocurren dentro de un establecimiento físico

cerrado, de tal modo que el cliente tiene que

entrar para poder ver.

Cuarta Capa: ORDEN DENTRO DEL

DESORDEN

En esta capa se llega a una alta estructura

organizacional. Los oficiantes se consolidan

dentro de una empresa, donde no sólo hay

oficios técnicos y prácticos, sino también

administrativos. Estos negocios no están muy

adentrados en el barrio, pues no comparten

el concepto de trabajo asociado a la falta de

orden.


Existe un mutualismo entre las primeras tres

capas pues, por ejemplo, los lagarteros de

la primera les llevan trabajo a los locales

de la segunda a cambio de una comisión.

Además, con el paso del tiempo los vecinos

se han convertido en aliados pues se ayudan

y recomiendan entre ellos. Por el contrario,

la última capa es un poco ajena a las otras.

Por otro lado, los oficiantes de las primeras

dos capas por lo general desean ascender

hacia la tercera y la cuarta, pues aspiran a ser

independientes y poder montar sus propios

talleres. Al final escalar por las capas es

un motivo de orgullo, pues es reconocer su

trayectoria dentro del territorio y saber que la

“guerrearon desde abajo”.




Al llegar a la esquina de la calle 66 No. 28b

- 02 se encuentra Humberto, un señor de 52

años, casado, y papá de 3 hijos. Yeison su

hijo mayor, de 33 años, lo acompaña todos los

días a camellar y atienden juntos el negocio

Farobomper (farolas, bómperes, y persianas).

Siempre están ellos dos, han tenido algunos

aprendices, pero se cansan rápido por la

exigencia y demora del trabajo. Sin embargo,

recientemente contrataron a un nuevo

oficiante, Javier, quien inicialmente iba a estar

solo unos días porque tenían mucho trabajo,

pero ya lleva más de un mes con ellos y trabaja

muy bien.

La historia de Humberto es encantadora,

evidencia de dónde nace Farobomber, y es lo

que lo ha encaminado a que hoy trabaje en un

oficio que le gusta y lo motiva todos los días.

Esta historia empieza cuando Humberto tenía

12 años y vivía en el barrio La Victoria en la

ciudad de Bogotá. “Un vecino era tapicero y

lo ponían a uno a echar pegante o levantar la

tela, y entonces fui aprendiendo”. Así fue como

comenzó a aprender, y todo porque como él

dice: “uno de chino por la gaseosa y el pan,

hacía lo que fuera”. Fue así como día tras día

llegaba al negocio y le decía “¿qué hay que

hacer patrón?”. Este señor fue su maestro,

le enseñó a lijar los muebles, echar fondo,

y pintar. Un año después, el vecino decide

montar una empresa en el barrio Carvajal y

su principal cliente era el Hotel Tequendama

con el salón Esmeralda. Humberto fue detrás

de él y lo acompaño por 4 años reparando

muebles y haciendo todo tipo de arreglos en el

hotel. “Acá fue donde empecé a perfeccionar

la vuelta, aprendí a pulir bien y a reparar los

bastidores”.

Como en el 90, después de que se acabó el

contrato con el hotel, el cuñado de su patrón ya

estaba trabajando con carros en la Estanzuela

y los convencieron de irse a trabajar con ellos.

A Humberto nunca le gustó mucho trabajar

con muebles así que fue una oportunidad que

no quiso desaprovechar. Humberto empezó a

aprender mucho sobre las piezas de plástico,

al principio solo veía a los demás trabajar, y

fue haciendo amigos que le enseñaban como

hacer los trabajos. Con eso, poco a poco fue

intentando, pues él dice que “dañando las

piezas es que se aprende”. Luego de 8 años

en el centro, escuchó sobre un nuevo negocio

de reparación de plásticos en El 7 y se fue al

barrio en busca de ellos. Unos años después,

con un amigo se arriesgaron y abrieron un

negocio en la 27b, pero como todos en el

barrio, buscaron abrir su negocio propio y cada

uno se fue por su lado. Los oficiantes del 7

comparten la mentalidad de Humberto “para

mi montar mi propio negocio fue un logro”,

además, “no tengo que cumplir horario y si me

canso de reparar piezas me pongo a vender,

por todo lado se gana”.

Posteriormente, Humberto compartió todo este

conocimiento con su hijo Yeison, en cambio a

sus hijas no las deja involucrarse mucho en el

oficio. Yeison manejaba un camión de carga,

le gustaba mucho, pero al ver que el negocio


de su papá “daba más plata” y era menos

pesado decidió ir a trabajar con él. Él aprendió

rápido y ya lleva ocho años trabajando en

farobómper. Lo que más le gustaba del trabajo

eran las modificaciones, pero estas tomaban

mucho tiempo y no las pagaban bien, por

eso, las dejaron de hacer. Su meta es poder

dejar de reparar y dedicarse a vender piezas,

porque es menos pesado y así Humberto

podría de alguna manera jubilarse. A diferencia

de su papá, Yeison no quiere compartir

su conocimiento con sus hijos, prefiere

mantenerlos lejos del medio.

El oficio de la reparación de bómperes,

farolas, persianas, y todo lo plástico del carro

es un arte que requiere una precisión casi que

quirúrgica. Estos oficiantes son reconocidos

en el barrio por reparar lo irreparable y

además, hacen mantenimiento y venta de

farolas, arreglan airbags, y hacen latonería

y pintura. “Con la pistola de calor se sacan

las abolladuras y se le va dando forma a las

piezas, luego se pasa la escobilla para que

quede pulido”. “Con el cautín se cosen las

piezas rotas”. Como todos en el 7, trabajan

en llave con varios talleres y su especialidad

es hacer los grandes arreglos para que luego

en los talleres hagan el detallado. Tienen una

colección de piezas para los casos en los

que se dan por perdidas, las personas pasan

preguntando si tiene el bómper de X carro,

son piezas recolectadas de talleres y carros de

siniestros.

Este padre e hijo están en constante

aprendizaje, pues todo el tiempo llegan nuevos

modelos, por eso cuando les piden una

reparación o pieza siempre piden una muestra,

pues para un mismo modelo existen diferentes

versiones. Esa es otra parte del oficio, conocer

las referencias, las marcas, y estar seguros de

todo lo que tienen amontonado en la bodega.

A ellos no les importa si los clientes se van

a otro lado porque es más barato, pues son

conscientes del tiempo y trabajo que requiere

su oficio y de acuerdo a eso fijan un precio.

Con respecto al desorden “Uno no le pone

mucho color, arruma y uno ya más o menos

sabe dónde están ubicadas las cosas y no le

toca a uno ponerse a buscar, además, a los

clientes no les importa que este limpio, sino

que se haga bien el trabajo.” Sumado a todo

esto, hay una habilidad que se forma al oficiar,

si un cliente llega buscando algo que ellos no

tienen, le dicen dónde conseguirlo.


Después de acercarnos a los oficiantes que

escogimos decidimos redactar el siguiente

manifiesto que nos compromete con el

proyecto y con ellos.

Nosotras, quienes firmamos este documento,

estamos en búsqueda de entender el paisaje

del 7 de Agosto y los oficios que ocurren

allí. Asombradas por la técnica y el arte que

performan los oficiantes de la segunda capa

del sector automotriz del barrio, hemos sido

conmovidas e impulsadas a aprender estos

oficios para co-crear con los especialistas.

Nosotras queremos visibilizar y exaltar la

cultura de aprendizaje que se desarrolla en

todas las capas. Queremos tener presente el

mutualismo, cualidad e interacción existente

dentro del barrio y la comunidad. Nuestro

motor, definitivamente, es y será la admiración

que tenemos hacia los oficiantes y su

trayectoria, los reconocemos como artistas

y es importante que ellos mismos también lo

hagan. Queremos que los oficiantes se puedan

ver a sí mismos con la misma admiración que

nosotros los vemos. El perrenque, el rebusque,

y la calidad serán el capital de nuestras

intervenciones, pues somos conscientes

del valor incorporado que hay en estos.

Igualmente, queremos enseñar a la sociedad

a apreciar el arte del 7 de Agosto e impulsarlos

a ver su importancia, pues los oficiantes

son quienes mantienen viva la industria

en la ciudad. Queremos poder nutrir este

oasis de conocimiento automotriz, pues con

respecto a lo que nos aporta, no devolvemos

mucho a cambio. Buscamos hacer evidente

la necesidad de estos oficios en nuestra

sociedad. Finalmente, no olvidar que nosotras,

como diseñadoras, tenemos la responsabilidad

de ver a la persona detrás del artista.


Presentación:

Hace aproximadamente 40 años el gremio

automotriz empezó a surgir en el 7, y desde

ahí se ha posicionado como el epicentro de

la medicina automotriz de la ciudad. Desde

que llegamos al sector nos encontramos con

el boleo, el ruido, y el desorden... Es difícil

saber dónde empieza y dónde termina cada

taller, pero sin duda lo más sorprendente es

ver la cantidad de oficiantes que hay y cómo

cada uno es un universo completamente

particular dentro de la homogeneidad de la

estética del lugar. De este modo, pudimos

observar que dicho universo está compuesto

por cuatro capas: el rebusque, del taller al

andén, los independientes, y el orden dentro

del desorden.

Nosotras nos enfocaremos en la segunda

capa, porque a esta pertenecen nuestros

oficiantes. El valor más destacado de

Humberto y Yeison reside en la capacidad

de reconstrucción que poseen, pues su

especialidad requiere de un alto grado de

sensibilidad táctil y visual. Esto quiere decir

que cuentan con el conocimiento y las

habilidades para arreglar cualquier pieza

plástica o incluso de fibra de vidrio. Esto nos

impulsó a aprender su oficio para co-crear con

ellos.

Durante nuestra investigación encontramos

tres valores muy importantes presentes en

su trabajo: reparar, reciclar, y transformar. Así

como también se hizo cada vez más evidente

la importancia del andén como vitrina. Los

oficiantes nos comentaron que les gustaría

tener sillas para que los clientes se pudieran

sentar a esperar. Entonces, empezamos a

analizar las sillas de los locales y encontramos

dos categorías, las de los clientes y las

de trabajar. Las de los clientes son sillas

normales, altas, con espaldar, cómodas, y

algunas pocas tienen una estética de carro. En

cambio, las de trabajar son únicas para cada

oficiante, pues ellos mismos las modifican.

Están las de madera o las de plástico que les

cortan las patas, los bancos con un cojín, los

baldes, e incluso sillas de carros. Dichas sillas

deben ser bajitas para poder trabajar cómodos

y alcanzar la herramienta, pero cada quien

tiene preferencias específicas.

En el proceso de experimentar con las

superficies para sentarse, nos dimos cuenta

de que los prototipos llamaban mucho la

atención de las personas que pasaban.

Muchos, incluyendo a nuestros oficiantes, nos

decían que le veían forma de animales u otros

personajes. Ahí empezó a surgir la emoción de

evocar algo que conectara con el oficiante y

que ellos mismos las pudieran hacer en llave.

Encargo:

A partir del conocimiento e inmersión

dentro del sector automotriz del barrio 7

de agosto, y el oficio de reparar bómperes

(información consignada en el Atlas: Medicina

Automotriz), se busca co-crear junto a los

oficiantes elegidos. Identificamos una falta de

reconocimiento hacia nuestros oficiantes y lo

que hacen, ni los agentes externos, ni Yeison

o Humberto reconocen su oficio como un arte

digno de ser contemplado. Por tanto, nuestra

intervención tiene el propósito de materializar

el valor de reparar y reciclar que encontramos

en ellos. Buscamos plasmar lo que es ser


“vitrina” dentro del universo automotriz,

aprovechando que puede ser protagónico

dentro de la estética del barrio. No queremos

que su trabajo pase desapercibido. Con esto,

buscamos mostrar al público el alcance de

sus habilidades, y a los oficiantes, el potencial

de crecimiento que tiene su oficio. Para

esto, usaremos la materialidad como medio

de comunicación con los oficiantes, pues

es a través de ella que su oficio sobrevive.

Adicionalmente, queremos explorar y aplicar

sus técnicas para sacar provecho de objetos

que no están presentes dentro de su oficio,

pero sí dentro de su cotidianeidad. De igual

manera, el proyecto busca que la cultura del

paisaje se siga nutriendo para que se pueda

seguir produciendo conocimiento, lleguen

nuevos oficiantes, y tengan la posibilidad

de prosperar. Nuevamente, es importante

lograr que ellos mismos se reconozcan como

artistas y se puedan ver a sí mismos con la

misma admiración que nosotros los vemos.

Adicional a este reconocimiento, lograr ampliar

el segmento de productos que son capaces de

transformar, para así crear un nuevo segmento

de mercado.

Fases metodológicas:

1. Primera aproximación al oficio: fly on the

wall. Ser espectadoras. Trabajo de observación

del sector y del oficio y los elementos que

involucra. Identificación de habilidades y

destrezas para llevarlo a cabo.

2. Inmersión: Ensuciarse las manos. Aprender

sobre la reconstrucción de bómperes. Práctica

prueba y error. Adentrarse en el espacio

de trabajo del oficiante. Descripción de la

experiencia. ¿Con qué otros elementos o

individuos se interactúa durante el desarrollo

del oficio? Mostrar un contraste material y

sensorial que evidencie el proceso que es

llevado a cabo por nuestros oficiales.

3. Necesidades y motivaciones: Ojo crítico.

Identificación de vacíos o necesidades dentro

del oficio o de los oficiantes. Definición

oportunidades de intervención, entendiendo

que no es un usuario más, sino Humberto y

Yeison, personas con las que vamos a cocrear.

Diseño participativo.

4. Decisión de intervención: Co-creación.

Propuesta de diseño aprobada por Humberto

y Yeison. Depurar e integrar los resultados


del proceso de aprendizaje en la propuesta,

tomando como base el manifiesto.

5. Ejecución: Llevar a cabo la intervención

previamente pensada en el proceso de cocreción

con Humberto y Yeison. Empezar

con un proceso de prototipado e iteraciones,

tomando en cuenta los resultados y las

percepciones de nuestros oficiantes.

Requerimientos del proyecto:

1. Crear por medio de las técnicas de

modificación y reciclaje (upcycling).

2. Rescatar materialidades y técnicas de la

medicina automotriz.

3. Debe lograr “pimpear” el oficio, para

que los oficiantes tengan la visibilidad, el

reconocimiento, la remuneración justa.

4. Las piezas deben reflejar una apropiación

del universo automotriz.

Entregables:

1. Superficies: Colección de superficies para

sentarse, hechas con bómperes diferentes

para que tengan alturas y formas diferentes.

Cada pieza extrapola los valores encontrados

a universos diferentes y refleja la creatividad de

los oficiantes.

2. Ficha técnica: Una para cada pieza que

contenga una descripción formal de las

medidas, materiales, y técnicas utilizadas en la

creación de la pieza.

3. Manual: Da cuenta de todo el proceso de

elaboración del proyecto y los resultados.

4. Video: Visualización de máximo 3 minutos

de lo que es la propuesta, evidencia de dónde

salió, y cómo se relaciona con el paisaje y los

oficiantes. Este debe exaltar el oficio y mostrar

su importancia.

5. Las piezas deben ser dignas de apreciar,

mostrando así que el oficio es un arte digna de

apreciar.




Tras varias semanas de experimentación con

el material y de continuos aprendizajes con los

oficiantes fue momento de reunir los hallazgos

para construir un catálogo de elementos a

partir de los cuales empezaríamos a iterar.

Desde el principio de nuestra investigación

notamos lo importante que es para los

oficiantes de la segunda capa ser la vitrina de

su negocio. Incluso, cuando empezamos a

hablar de la intervención, Humberto recalcó la

importancia de que fuera algo visible al público.

Por otro lado, dentro de su trabajo está muy

presente el reciclaje, toman lo que la gente

cataloga como basura y le dan nueva vida útil.

o quemaran. Sin embargo, no fue sino hasta

que hablamos de la propuesta con los otros

oficiantes que entendimos que poder ubicar

la herramienta en el mismo lugar donde se

sientan facilita mucho su trabajo. Finalmente,

el uso de elementos o utensilios que son

desechados, como las latas de pinturas, nos

permitieron crear los accesorios para las

piezas.

En nuestro aprendizaje, lo primero fue

entender la materialidad de los bómperes, y

las formas a las que se podía llegar doblando,

cortando, cociendo, termoformado. Al empezar

a doblar los bómperes, las formas de animales

se fueron mostrando casi que por sí solas, y

fue ese ejercicio de dejar al bómper “hablar”

lo que nos permitió llegar a la propuesta. Otro

ingrediente importante fue personificar los

bómperes, pues la emoción de los oficiantes al

diseñar animales y personajes divertidos era

evidente. También, consideramos importante

incluirlos para determinar requerimientos como

el tamaño de las sillas o accesorios que debía

incluir, puesto que son ellos quienes tienen

más claro cómo les aportaría la pieza en su

oficio. Las técnicas del tapizado y la pintura

también fueron arrojando distintos caminos que

podíamos tomar. Siempre fuimos conscientes

del desorden alrededor de las herramientas,

y cuando empezamos a pasar más tiempo allí

nos dimos cuenta de que esto hacía que se

refundieran o incluso los clientes se tropezaran


Una colección de 3 superficies para sentarse,

fabricadas a partir de bómperes que van a ser

desechados. Estas tres piezas servirán como

ejemplo de lo que los oficiantes pueden replicar

a futuro. La colección incluye contenedores

removibles para guardar las herramientas. Uno

para guardar las que se calientan y otro para

guardar las que no, ambos están hechos a

partir de materiales encontrados en el 7. Ahora

bien, la estética de cada una mantiene su raíz

automotriz, pero también evoca personajes o

animales con los que los oficiantes conectan

eventualmente, pues la interpretación de la

forma surge como resultado de un despertar

creativo. Cada creación se remite a la emoción

de pimpear una superficie, personalizarla,

y plasmar libremente su creatividad. Se

recurre a las habilidades, conocimientos,

experimentación, e interés de los oficiantes

para crear símbolos atractivos y ser una nueva

línea de negocio. Todo el trabajo se hará en

llave con otros oficiantes que también se verán

beneficiados.

El proyecto impacta el paisaje cultural, ya que

se convierte en un statement dentro de la

segunda capa. Son objetos cotidianos que se

transforman en objetos particulares e inusuales

que despiertan nuevas estéticas dentro del

universo automotriz. Dichos íconos fortalecen

su identidad y generan sentido de pertenencia

entre ellos, puesto que les permite encontrar

nuevas conexiones de valor en cada creación.


modificar la altura original, afectábamos los

diferentes puntos de contacto con el piso. En

cambio, cuando no interveníamos con dichas

medidas y lo doblábamos hasta ciertos puntos,

podíamos trabajar sobre una estructura base

más estable.

Es así como escogimos dejar 3 alturas

diferentes, utilizando bómperes que

correspondieran a distintos modelos de carro.

Debido a la morfología de cada uno, hay una

infinidad de posibilidades para personificar

cada superficie. Ahora bien, gracias a la

Cada pieza tiene una altura diferente y

accesorios removibles donde los oficiantes

pueden guardar sus herramientas. Decidimos

que la horma y estructura del bómper

determinaran una línea guía que diera como

resultado una forma única. Desarrollamos

la capacidad de leer las líneas de cada

bómper para definir qué áreas modificar, y

así darle forma y mayor estabilidad a cada

pieza. Asimismo, nos dimos cuenta de que al


opinión de varios oficiantes de la 2da capa,

siendo este diálogo una premisa fundamental

de nuestro proyecto, llegamos a 3 figuras: Una

ballena, un dinosaurio y un mounstro.

Por consiguiente, escogimos colores que

evocaran directamente a cada personaje,

acercándonos a la literalidad para no navegar

en lo abstracto o relativo. Teniendo en cuenta

que queríamos que fuera una pieza que

resaltara dentro del sector, era necesario

articular cada rasgo de ella para hacerla

visiblemente llamativa e incluso familiar

para generar una variedad de conexiones.

Al exponer la pieza en la segunda capa,

comprobamos lo anteriormente mencionado,

pues sentían admiración por y cercanía con el

resultado.

Adicionalmente, pensando en la comodidad

y plausibilidad de convertir la superficie en un

área de descanso y oficio, debíamos incorporar

una superficie blanda en la tapa superior para

que los oficiantes se pudieran sentar de forma

cómoda para desarrollar ambas actividades.

Recordando la importancia del trabajo en

llave, Julián nos ayudó con la construcción de

cojines tapizados que mantuvieran la esencia

automotriz.

Por último, decidimos aprovechar las formas,

irregularidades y orificios dentro de cada

bómper para poder insertarle un accesorio

removible que pueda contener herramientas

vitales para el desempeño de su trabajo como

utensilios “fríos” o “calientes”, ya sean de

tamaño grande o pequeño. Utilizamos latas

metálicas y plásticas de pintura, pues son otro

de los desechos comunes en el 7 de Agosto.

De hecho, a los pintores, a los vendedores, y a

muchos otros oficiantes se les llena el local de

estos tarros sin que les den ningún uso, u otros

simplemente los desechan.

En conclusión, Encontramos una oportunidad

de negocio con bómperes deteriorados

que se pueden comprar a 8.000 pesos y

luego ser transformados en piezas con un

claro componente artístico, que se pueden

vender a mayor precio. Inicialmente, estaban

pensadas para el oficio de reparar bómperes,

pero al seguir trabajando en su composición,

surgió como oportunidad crear superficies

que pudieran ser usadas en las 4 capas.

Incluso, surgió la idea de implementarlas en

otros negocios del sector no relacionados

directamente con el universo automotriz. Así,

estas piezas pueden convertirse en un ícono

del lugar creando sentido de pertenencia. Por

último, estas superficies le dan la oportunidad

a los oficiantes de explotar libremente su

creatividad, casi que tomarlo como un hobby

que a la vez es una nueva fuente de ingreso.

Así se convierte en un descanso de la

monotonía en donde pueden plasmarse a si

mismos en su arte.




Inicialmente, proyectamos que las superficies

se puedan convertir en objetos insignia del 7

de Agosto, que hagan parte de la identidad,

hagan el sector más llamativo, y evidencien los

talentos y técnicas de los oficiantes.

Teniendo en cuenta las cualidades estéticas

de las piezas, Don Humberto, Yeison y Javier

nos manifestaron un interés por ubicar las

sillas en otros espacios donde puedan ser

contempladas y apreciadas; nuestros oficiantes

son conscientes del riesgo que corren en su

espacio de trabajo. Las empezaron a ver más

como piezas dignas de apreciar que como una

herramienta de trabajo. Al generar conexiones

de valor con la colección, surgió en ellos una

noción de cuidado, diferente al que tienen

con las sillas donde se sientan actualmente.

Les llama la atención darlas a conocer en

escenarios fuera del territorio y así, reconocer

el potencial inexplorado de su trabajo.

inspirado en un híbrido entre especies

animales y carros. Sería una gran iniciativa

hacer convocatorias donde deban transformar

bómperes en sillas novedosas, tal como

nosotras lo hicimos. Logrando así atraer a

personas del exterior e impulsar el sector del

7 de Agosto mediante las sillas como símbolo

cultural. Dicho proyecto tiene como propósito

rescatar oficios que pasan desapercibidos

y podrían ser olvidados... como arreglar

bómperes. Convertirlos en figuras protagónicas

dentro de esos eventos también los invita

indirectamente a perfeccionar sus técnicas.

Considerando que identificamos una serie de

pasos fundamentales para la realización de las

sillas, es probable que a futuro Don Humberto

y Yeison se demoren menos que nosotras, ya

que, además de su experticia en cada técnica

desarrollada, sabrán qué funciona y qué no

dentro del proceso de materialización. Al haber

explorado una serie de pasos que se sintetizan

en una metodología, es un proyecto replicable.

De igual forma, una gran oportunidad de

proyección es atraer diseñadores, artistas

o empresarios de la zona automotriz para

integrar estas piezas al mundo mobiliario


Somos conscientes del arduo trabajo que

requiere hacer estas piezas, por tanto,

sabemos que el beneficio económico es

bastante significativo. No obstante, para

nuestros oficiantes no es del todo llamativa

la idea de invertir tanto tiempo en un trabajo,

pues consideran que los trabajos que hacen

actualmente se pueden alcanzar en tiempos

más cortos con remuneraciones de todas

formas beneficiosas. Al ser un proceso mucho

más demorado de lo que es habitual para

ellos, les hace perder un poco de motivación,

sin embargo, con la metodología se podrían

optimizar los procesos.

Otra limitación que dificultó la evolución

“rápida “ de nuestro trabajo fue la inexperiencia

para construir la estructura y dejar lista la pieza

para pintar. Somos conscientes que en estos

espacios a la intemperie es menos probable

que queden con acabados 100% detallados,

por causa de las condiciones climáticas o

fluidos externos, como el popó de paloma,

que se pueden convertir en una dificultad que

retrasa el proceso de terminar la pieza.




Estas 16 semanas de trabajo se convirtieron

en una experiencia verdaderamente

enriquecedora, donde nos tuvimos que acercar

a un tema con el cual no teníamos conexión

alguna, pero que poco a poco fue cobrando

valor en nuestras vidas hasta hacernos sentir

parte de. No es fácil acercarse a universos

desconocidos, donde nos encontramos fuera

de nuestra zona de confort, pero podemos

decir que valió completamente la pena. Los

oficiantes nos hicieron sentir bienvenidas y nos

unieron a su universo. Durante todo el proceso

Humberto y Yeison estuvieron dispuestos a

enseñarnos y acompañarnos en todo lo que

necesitamos. Siempre tuvieron la disposición

para guiarnos y la emoción y las ganas de

involucrarse. En general, los oficiantes del

sector se interesaban por nuestro trabajo, se

involucraban, aportaban, y nos ayudaban con

todo lo que necesitábamos. Pese a que Javier

no estuvo desde el principio del proyecto,

desde que llegó estuvo atento a ayudarnos

en todo lo que podía. Fue muy especial para

nosotras verlos a ellos tres parar su trabajo

por hacer ayudarnos a construir este proyecto.

De igual manera, Yenni y Julián también

contribuyeron al proceso de experimentación,

nos aconsejaron, y participaron en el diseño de

los asientos.


El proyecto se hizo en llave con varios

oficiantes que nos fuimos encontrando en el

camino.

Tapicería: Julián y Yenni

Acrílico: Angelo y Neidi

Estructura: Yeison, Humberto y Javier

Proveedores de pinturas: Arley y Carlos





HIBRI7

Colección de 3 superficies para oficiar y descansar en el barrio 7 de Agosto. Se

caracterizan por ser un híbrido entre personajes y autos, pues sus formas evocan

criaturas y la materialidad se compone de bómperes.

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