10.12.2022 Views

Rallo-Una-Revolución-Liberal-para-España

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

comienzos del siglo XX era más que suficiente para resistir los cambios y

adaptarse a la nueva provisión de servicios (Broten, 2010). Por otro, y

también en contra de lo que suele suponerse, los sindicatos y los

trabajadores se opusieron firmemente a la implantación de un Estado de

Bienestar que, al financiarse con impuestos sobre los propios trabajadores,

les privaba coactivamente de aquella parte de sus rentas que venían

dedicando a costear sus sociedades de ayuda mutua; a la postre, recordemos

que los trabajadores ejercían un control democrático directo sobre las

sociedades de ayuda mutua de las que eran miembros, mientras que el

Estado de Bienestar era observado como una exacción cuasi tiránica por

parte de las oligarquías políticas con la excusa de garantizar su latrocinio

(Gladstone, 1999).

De hecho, ésa es justamente la segunda de las explicaciones posibles

sobre por qué el Estado de Bienestar ha terminado reemplazando a las

sociedades de ayuda mutua: como consecuencia de un programa político

que, bien por motivos ideológicos, paternalistas o de control social, buscó

deliberadamente reemplazar las redes voluntarias de asistencia social por un

entramado coactivo manejado por el propio Estado. No en vano, el primer

país del mundo que inició esta tarea de absorción y monopolización estatal

de las redes de asistencia voluntaria fue la Alemania de Otto von Bismarck,

y el historiador William Harbutt Dawson, defensor del Estado de Bienestar

y crítico de las sociedades de ayuda mutua, confesó en uno de sus libros

(1912) la explicación que le había dado personalmente Bismarck para

justificar su imposición del Estado sobre la asistencia social privada: «[Mi

propósito] es engañar a las clases trabajadoras o, si lo prefieres, persuadirlas

de que el Estado es una institución social que existe para preocuparse por

sus intereses y por su bienestar».

Y, ciertamente, Bismarck y cuantos le imitaron tuvieron éxito en tal

empresa: tras un breve período de resistencia inicial, la ciudadanía terminó

aceptando todo ataque estatal a las libertades individuales y sociales bajo el

pretexto de que lo hacía en nombre de su bienestar. Por ejemplo, en 1946, el

gobierno de Inglaterra nacionalizó sin resistencia relevante los más de 1.000

hospitales voluntarios y gratuitos que tan buen servicio habían prestado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!