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Rallo-Una-Revolución-Liberal-para-España

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herramientas (y a la capacidad del propio inversor para informarse y

aprender de un modo autodidacta), la industria financiera se ha podido

desarrollar y proporcionar un buen servicio al cliente a pesar de que,

evidentemente, los problemas asociados a la asimetría de la información no

han desaparecido por completo (escándalos muy mediáticos, pero aun así

minoritarios dentro de una industria que en todo el mundo mueve billones

de euros, fueron el fraude piramidal de Bernhard Madoff en Estados Unidos

o las malas inversiones en preferentes dentro de España); pero la

pervivencia de algunos de estos problemas, inexorables en cualquier

sociedad humana, no ha llevado, ni debería llevar, a pedir la estatalización

de toda la industria financiera (fondos de pensiones, fondos de inversión,

hedge funds, bancos, asesorías financieras, seguros de vida...).

En general, la evidencia empírica de que existan asimetrías de

información problemáticas —ya sea entre las aseguradoras o entre los

pacientes— es muy escasa (Cardon y Hendel, 2001; Bolin et alii, 2010;

Lee, 2012). Ni siquiera parece que éste sea el caso en el Tercer Mundo,

donde, pese a su muy considerable falta de recursos materiales, han sido

capaces de solventar muchos de los problemas derivados de la asimetría de

la información recurriendo a organizaciones locales o internacionales

especializadas en proporcionar asesoría sanitaria sin ánimo de lucro a los

ciudadanos: éste es el caso de la India (Bloom y Leonard, 2013) o de buena

parte de África (Leonard, 2002).

Descartado el problema de la información asimétrica, nos corresponde

analizar el del riesgo moral: por riesgo moral se entiende la tendencia de los

individuos a poner en riesgo su salud una vez están asegurados. Por

ejemplo, si una persona está asegurada contra las dolencias

cardiovasculares, tenderá a descuidar su alimentación, lo que elevará los

costes de su tratamiento para la aseguradora y, por tanto, encarecerá sus

pólizas.

La objeción del riesgo moral puede tener su interés, pero debemos

tener en cuenta que los sistemas de sanidad estatal no lo solucionan en

absoluto: en tanto la sanidad es gratuita para el usuario, la población recibe

tantos o mayores incentivos para descuidar su salud. El sistema sanitario

privado que hemos descrito anteriormente, en cambio, sí contribuye a

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