Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
Jueves, 1 de septiembre de 2011Bastille me está dando una paliza.—El matrimonio te está ablandando, Grey —me hostigamientras se aparta las rastas a un lado y yo me pongo de piecomo buenamente puedo. Es la tercera vez que me tumba deespaldas—. A lo mejor esto es lo que pasa con la felicidad.Se le ilumina el rostro con una sonrisa benévola y vuelve apor mí con una patada giratoria. Pero yo la bloqueo, fintohacia la derecha y luego lo derribo con la pierna izquierda.—Sí —replico con la adrenalina recorriéndome las venas—.A lo mejor sí.Salto sobre ambos pies con los puños en alto, dispuesto aenfrentarme a él una vez más, y se levanta de un salto.—Eso está mejor, tío.Mientras me bebo el café a sorbos en mi escritorio, meditosobre los últimos días y esas palabras de Bastille. «A lo mejoresto es lo que pasa con la felicidad.»La felicidad.
Es un sentimiento extraño e inquietante, uno que heexperimentado a menudo desde que conocí a Ana. Perosiempre he pensado que consistía en momentos fugaces, aveces de euforia, a veces de pura dicha. La felicidad nunca hasido una compañera constante. Me acechaba, y ahora estáconmigo siempre… Pero también es algo perturbador, algoque me tensa el pecho. Y sé que es porque podríanarrebatármelo en cualquier momento, y eso me devastaría.«No quiero que sabotees tu felicidad, Christian. Sé que sientesque no te lo mereces.» Las palabras de Flynn resuenan una vezmás en mis pensamientos.¿Sabotear mi felicidad?¿Cómo y por qué iba a hacer eso?Es como el amor. También era una perspectiva aterradora, yaun así le abrí la puerta.Mierda. ¿Por qué no puedo aceptar este sentimiento ydisfrutarlo sin más? Podría deleitarme en su calidez y alzarmerenacido como un fénix… ¿O perecer en sus llamas, con loque quede de mi corazón destrozado?Muy florido, Grey. Suelto un soplido. Contrólate.Tal vez Bastille tenga parte de razón. Estos últimos días hansido idílicos. El trabajo va bien. No he tenido más discusionescon mi mujer, solo nos hemos divertido y hemos retozado.Ella ha sido… Ana. Mi Ana.Recuerdo la cena de la Asociación Americana de Astillerosde hace varias noches, donde a petición mía llevó las bolaschinas durante toda la velada. Nunca sabré cómo lo aguantó.
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Jueves, 1 de septiembre de 2011
Bastille me está dando una paliza.
—El matrimonio te está ablandando, Grey —me hostiga
mientras se aparta las rastas a un lado y yo me pongo de pie
como buenamente puedo. Es la tercera vez que me tumba de
espaldas—. A lo mejor esto es lo que pasa con la felicidad.
Se le ilumina el rostro con una sonrisa benévola y vuelve a
por mí con una patada giratoria. Pero yo la bloqueo, finto
hacia la derecha y luego lo derribo con la pierna izquierda.
—Sí —replico con la adrenalina recorriéndome las venas—.
A lo mejor sí.
Salto sobre ambos pies con los puños en alto, dispuesto a
enfrentarme a él una vez más, y se levanta de un salto.
—Eso está mejor, tío.
Mientras me bebo el café a sorbos en mi escritorio, medito
sobre los últimos días y esas palabras de Bastille. «A lo mejor
esto es lo que pasa con la felicidad.»
La felicidad.