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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Bueno, habrá que ver qué puedo hacer al respecto,

señorita Steele.

Ana se muerde el labio inferior y se pasa los dedos entre los

pechos. Tiene los pezones rosados erectos y listos. Para mi

boca.

Necesito de toda mi fuerza de voluntad para no arrancarme

la ropa y hundirme en ella. Sin embargo, cojo el nudo de la

corbata y tiro de él con suavidad para deshacerlo despacio.

Cuando está suelto, arrojo la corbata al suelo y me desabrocho

el botón superior de la camisa.

Ana abre la boca y emite un jadeo seductor y complacido.

A continuación, me desprendo de la chaqueta y la dejo caer

al suelo, donde aterriza con un golpe sordo y suave. Supongo

que es el móvil, pero lo olvido al instante y me saco la camisa

de los pantalones de un tirón.

—¿Con o sin? —pregunto.

—Sin. Ya. Por favor.

Ana no ha vacilado ni un segundo.

Sonrío complacido y me desabrocho el gemelo izquierdo,

luego repito lo mismo con el derecho.

Ana se retuerce en la cama.

—Tranquila, nena —susurro mientras aflojo el botón

inferior de la camisa, y luego paso al siguiente, y al otro, sin

apartar los ojos de ella.

Una vez desabotonada, corre la misma suerte que la

chaqueta, y me agarro el cinturón. Ana abre los ojos y nos

perdemos el uno en el otro. Saco el extremo por la trabilla, me

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