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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Relájate. Hay desagües en el suelo. —Ruedo sobre el

colchón y la sujeto sobre la cama una vez más y la beso a toda

prisa—. Voy a cerrar el grifo.

Sintiéndome más relajado que en los últimos días, me

levanto, me dirijo tranquilamente al baño y cierro el grifo.

Como era previsible, la bañera está demasiado llena, lo cual

será divertido para experimentar en compañía de mi esposa.

Ana me sigue y se queda mirando el suelo, boquiabierta.

—¿Lo ves? —Señalo el punto donde el agua está yéndose

por el desagüe.

Ella sonríe y nos metemos juntos, riendo cuando el agua se

sale de la bañera a nuestro alrededor. Ella se ha hecho un

moño que se sujeta a duras penas sobre la cabeza y le caen

unos mechones por ambos lados de la cara.

Está preciosa.

Y es toda mía.

Nos sentamos uno a cada lado de la bañera demasiado llena.

—Dame un pie —le ordeno, y ella coloca su pie izquierdo

sobre mi mano.

Empiezo a darle un masaje con los pulgares. Ella cierra los

ojos y, como antes, echa la cabeza hacia atrás y gime de placer.

—¿Te gusta? —susurro.

—Sí —suspira.

Voy tirando de cada uno de los dedos y le miro los labios,

que frunce con cada descarga de placer. Voy besando cada

dedo, uno a uno, y le muerdo con suavidad el meñique.

—¡Aaah! —gime una vez más y abre los ojos de golpe.

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