Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
—Es preciosa, Christian. —Me mira asombrada ypreocupada.Me acerco a ella, la sujeto por la barbilla y, con el pulgar, lelibero el labio inferior que estaba mordiéndose.—¿Qué te ocurre? —le pregunto mirándola para ver si susojos me dan alguna pista.—Tienes mucho dinero.¿Y eso es todo?Consigo sentirme aliviado.—Sí.Y entonces recuerdo lo callada que se quedó la primera vezque la llevé al Escala; allí es donde también la vi reaccionarasí.—A veces me deja anonadada ver lo rico que eres.—Que somos —vuelvo a recordarle una vez más.—Que somos —dice con un suspiro abriendo todavía máslos ojos.—No te agobies por esto, Ana, por favor. No es más queuna casa.—¿Y qué ha hecho Gia aquí, exactamente?—¿Gia?—Sí, ¿no fue ella quien remodeló esta casa? —me preguntaAna.—Sí. Diseñó el salón del sótano. Elliot se ocupó de laconstrucción. —Me paso la mano por el pelo mientras me
pregunto a dónde quiere ir a parar con todo esto—. ¿Por quéestamos hablando de Gia?—¿Sabías que Gia tuvo un lío con Elliot?Me quedo callado un segundo preguntándome qué deberíacontarle. Ana no sabe nada de las costumbres disolutas deElliot.—Elliot se ha tirado a más de medio Seattle, Ana.Ella lanza un suspiro.—Sobre todo mujeres, por lo que yo sé. —Me encojo dehombros y disimulo una sonrisa al ver su expresión deasombro.—¡No!—Eso no es asunto mío. —Levanto las palmas de lasmanos; no tengo ganas de hablar de esto.—No creo que Kate lo sepa —dice Ana con voz chillona,espantada.—Supongo que Elliot no va por ahí divulgando esainformación. Aunque Kate tampoco es ninguna inocente… —Al menos es discreto, eso es una ventaja. Ana me miradirectamente a los ojos y yo intento averiguar en qué piensa—.Pero lo que te pasa no tiene que ver con la promiscuidad deElliot —susurro.—Lo sé. Lo siento. Después de todo lo que ha pasado estasemana, es que…Se encoge de hombros al tiempo que sus ojos empiezan aanegarse en lágrimas.No, Ana, no llores. La acojo entre mis brazos.
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- Page 756 and 757: —Vale, está bien.Me inclino para
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- Page 762 and 763: —Pero tú eliges desafiarme.Estoy
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- Page 782 and 783: —Bueno, como ya sabes, hizo que A
- Page 784 and 785: —Lo siento.Apoyo mi frente contra
- Page 786 and 787: Y le recorro el muslo con una mano.
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- Page 790 and 791: Me inquieta imaginar a Ana con los
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- Page 802 and 803: —Lo sé. Yo también lo siento. V
- Page 804 and 805: Trago saliva.—Algún día.Su sonr
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- Page 808 and 809: —¿Ya has pescado aquí antes?
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- Page 812 and 813: solo amigos.—Creo que a ella le g
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- Page 844 and 845: —¿Mejor?Ella asiente y me dedica
- Page 846 and 847: —Eres un hijo de puta pervertido.
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pregunto a dónde quiere ir a parar con todo esto—. ¿Por qué
estamos hablando de Gia?
—¿Sabías que Gia tuvo un lío con Elliot?
Me quedo callado un segundo preguntándome qué debería
contarle. Ana no sabe nada de las costumbres disolutas de
Elliot.
—Elliot se ha tirado a más de medio Seattle, Ana.
Ella lanza un suspiro.
—Sobre todo mujeres, por lo que yo sé. —Me encojo de
hombros y disimulo una sonrisa al ver su expresión de
asombro.
—¡No!
—Eso no es asunto mío. —Levanto las palmas de las
manos; no tengo ganas de hablar de esto.
—No creo que Kate lo sepa —dice Ana con voz chillona,
espantada.
—Supongo que Elliot no va por ahí divulgando esa
información. Aunque Kate tampoco es ninguna inocente… —
Al menos es discreto, eso es una ventaja. Ana me mira
directamente a los ojos y yo intento averiguar en qué piensa—.
Pero lo que te pasa no tiene que ver con la promiscuidad de
Elliot —susurro.
—Lo sé. Lo siento. Después de todo lo que ha pasado esta
semana, es que…
Se encoge de hombros al tiempo que sus ojos empiezan a
anegarse en lágrimas.
No, Ana, no llores. La acojo entre mis brazos.