Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
Me inquieta imaginar a Ana con los esquíes puestos siendonovata. Le apretujo la mano.—Seguro que mi hermano pequeño puede enseñarte. —Elliot le guiña un ojo—. Es bastante rápido en las pendientes,también.Paso de él y miro a Natalia explicar las instrucciones deseguridad mientras el avión se dirige hacia la pista dedespegue.—¿Estás bien? —Oigo que Kate le pregunta a Ana—. Merefiero a después de todo el asunto de Hyde.Ana asiente en silencio.—¿Y por qué se volvió majareta? —le pregunta Kate.—Porque le despedí —intervengo yo con la esperanza deque eso la haga callar.—¿Ah, sí? ¿Y por qué?Kate se nos queda mirando fijamente.Maldita sea. Más preguntas.—Porque me acosó sexualmente.—¿Cuándo?Kate pone los ojos como platos. Está impresionada.—Hace un tiempo.—No me lo habías contado.Ana se encoge de hombros.—No puede ser por eso —dice Kate—. Su reacción ha sidodemasiado extrema. —Se dirige hacia mí—. ¿Es mentalmente
inestable? ¿Y qué pasa con la información que tenía de losmiembros de la familia Grey?Kate no piensa parar. Lanzo un suspiro.—Creemos que hay alguna conexión con Detroit.—¿Hyde también es de Detroit?Asiento. ¿Cómo narices sabe todas esas cosas?Ana me aprieta la mano cuando el avión acelera. Mivaliente chica no es fan de los despegues ni de los aterrizajes.Le acaricio los nudillos con el pulgar.Está todo bien, nena.—¿Qué sabes tú de él? —Elliot se pone serio por una vez, ya mí no me queda otra que desvelar lo que sé.Fulmino a Kate con la mirada, a modo de advertencia.—Os cuento esto extraoficialmente —le digo, y suelto todolo que recuerdo de la investigación sobre su pasado—.Sabemos poco sobre él. Su padre murió en una pelea en unbar. Su madre se ahogó en alcohol para olvidar. De pequeño nohizo más que entrar y salir de casas de acogida. Y meterse enproblemas. Sobre todo robos de coches. Pasó un tiempo en uncentro de menores. Su madre se rehabilitó con un programa deservicios sociales y Hyde volvió al buen camino. Al finalconsiguió una beca para Princeton.—¿Princeton? —repite Kate con voz chillona, sorprendida.—Sí, es un tío listo —digo y me encojo de hombros.—No será tan listo si le han pillado… —comenta Elliot consequedad.
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Me inquieta imaginar a Ana con los esquíes puestos siendo
novata. Le apretujo la mano.
—Seguro que mi hermano pequeño puede enseñarte. —
Elliot le guiña un ojo—. Es bastante rápido en las pendientes,
también.
Paso de él y miro a Natalia explicar las instrucciones de
seguridad mientras el avión se dirige hacia la pista de
despegue.
—¿Estás bien? —Oigo que Kate le pregunta a Ana—. Me
refiero a después de todo el asunto de Hyde.
Ana asiente en silencio.
—¿Y por qué se volvió majareta? —le pregunta Kate.
—Porque le despedí —intervengo yo con la esperanza de
que eso la haga callar.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué?
Kate se nos queda mirando fijamente.
Maldita sea. Más preguntas.
—Porque me acosó sexualmente.
—¿Cuándo?
Kate pone los ojos como platos. Está impresionada.
—Hace un tiempo.
—No me lo habías contado.
Ana se encoge de hombros.
—No puede ser por eso —dice Kate—. Su reacción ha sido
demasiado extrema. —Se dirige hacia mí—. ¿Es mentalmente