Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

kalpana3023talsaniya
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Ella suelta otro gritito e intenta apartarse, pero la tengoagarrada con fuerza.—Oh, no, no te escaparás, nena.Cuando levanto la mirada, veo que tiene la blusa pegada alcuerpo como una segunda piel. Se le ve el encaje del sujetadory tiene los pezones erectos bajo la tela. Está espléndida, perotambién indignada, divertida y excitada a la vez.—Me encanta esta vista —susurro, y me agacho para frotarla nariz contra uno de sus pezones mojados, que estánesperándome. Ana gime y se menea encima de mí—.Respóndeme, Ana. ¿Aquí o en el dormitorio?—Aquí —musita.—Buena elección, señora Grey —murmuro en la comisurade su boca, y deslizo la mano de su mandíbula a su pierna.Paso los dedos por encima de sus pantis en dirección almulso, le levanto la falda cada vez más, y mientras tanto voydejando un rastro de besos a lo largo de su mandíbula.—Vamos a ver, ¿qué te voy a hacer? —susurro.Oh. Mis dedos se topan con la carne firme de sus muslos.¡Se ha puesto medias! Qué delicia.—Me gusta esto. —Deslizo un dedo bajo el borde de lamedia y desciendo por la suave piel de la parte superior delmuslo.Ana se retuerce de placer y yo suelto un gruñido grave.—Te voy a follar mil veces peor que el domingo. Perotienes que quedarte quieta.

—Oblígame —exige, y el reto que percibo en su mirada vadirecto a mi polla.—Oh, señora Grey, solo tiene que pedirlo. —Sigo subiendocon la mano hasta sus bragas, encantado de que las lleve porencima del liguero—. Vamos a quitarte esto. —Tiro condelicadeza, y ella se mueve encima de mi erección.Joder. Tengo que soltar aire con los dientes apretados.—Quieta —la riño.—Te estoy ayudando… —protesta con un mohín.Le atrapo el labio inferior con los dientes y succiono.—Quieta —advierto una vez más, luego le suelto el labio ytiro de las bragas para bajárselas por las piernas.Las arrugo en mi mano; tengo un plan para ellas. Levanto lafalda de Ana hasta que le queda recogida alrededor de lascaderas y me tomo un momento para admirar lo imponentesque están sus piernas vestidas en esas medias con borde deencaje. La levanto.—Siéntate. A horcajadas.Obedece sin apartar sus ojos sombríos de los míos, perolevanta un poco la barbilla con una expresión que dice«Dámelo todo».Oh, Ana.—Señora Grey, ¿pretende incitarme? —Podríamosdivertirnos un poco con esto.Noto los pantalones como si fueran dos tallas máspequeños.

—Oblígame —exige, y el reto que percibo en su mirada va

directo a mi polla.

—Oh, señora Grey, solo tiene que pedirlo. —Sigo subiendo

con la mano hasta sus bragas, encantado de que las lleve por

encima del liguero—. Vamos a quitarte esto. —Tiro con

delicadeza, y ella se mueve encima de mi erección.

Joder. Tengo que soltar aire con los dientes apretados.

—Quieta —la riño.

—Te estoy ayudando… —protesta con un mohín.

Le atrapo el labio inferior con los dientes y succiono.

—Quieta —advierto una vez más, luego le suelto el labio y

tiro de las bragas para bajárselas por las piernas.

Las arrugo en mi mano; tengo un plan para ellas. Levanto la

falda de Ana hasta que le queda recogida alrededor de las

caderas y me tomo un momento para admirar lo imponentes

que están sus piernas vestidas en esas medias con borde de

encaje. La levanto.

—Siéntate. A horcajadas.

Obedece sin apartar sus ojos sombríos de los míos, pero

levanta un poco la barbilla con una expresión que dice

«Dámelo todo».

Oh, Ana.

—Señora Grey, ¿pretende incitarme? —Podríamos

divertirnos un poco con esto.

Noto los pantalones como si fueran dos tallas más

pequeños.

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