Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
Ya he conocido antes a otras como Gia. Siempre en uncontexto profesional.—Solo reacciona ante esta cara.Ana me mira alarmada.—¿Qué? No estarás celosa, ¿verdad? —Me sorprende quehaya podido planteárselo siquiera.Se ruboriza y, en lugar de contestar, vuelve a mirarse lasmanos; así sé que ya tengo mi respuesta. Recuerdo que Elliotme insinuó algo sobre el carácter de Gia que me hizo pensaren Elena: una mujer que no acepta un no por respuesta. Unamujer que consigue todo lo que quiere.—Ana, es una depredadora sexual. No es mi tipo. ¿Cómopuedes estar celosa de ella? ¿De cualquiera? Nada de lo queella tiene me interesa. —Me paso una mano por el pelo, no séqué más decir—. Solo existes tú, Ana. Siempre existirás solotú.Dejo los planos otra vez y me acerco enseguida a ella paracogerle la barbilla.—¿Cómo has podido pensar otra cosa? ¿Te he dado algunavez señales de que podía estar remotamente interesado en otrapersona?—No —susurra—. Me estoy comportando como una tonta.Es que hoy… tú… —Se interrumpe.—¿Qué pasa conmigo?—Oh, Christian. —Los ojos se le llenan de lágrimas—.Estoy intentando adaptarme a esta nueva vida que nunca habíaimaginado que llegaría a vivir. Todo me lo has puesto en
bandeja: el trabajo, a ti… Tengo un marido guapísimo al quenunca, nunca habría creído que podría querer de un modo tanfuerte, tan rápido, tan… indeleble.Me la quedo mirando, paralizado, mientras inspira hondo.—Pero eres como un tren de mercancías y no quiero que mearrolles, porque entonces la chica de la que te enamorasteacabará desapareciendo, aplastada. ¿Y qué quedará? Unaradiografía social vacía que va de una organización benéfica aotra.¡Uau! ¡Ana!—Y ahora quieres que sea la presidenta de una empresa,algo que nunca ha pasado por mi cabeza. Voy rebotando deuna cosa a otra, sin comprender, pasándolo mal. Primero mequieres en casa. Después quieres que dirija una empresa. Estodo muy confuso. —Intenta contener un sollozo—. Tienesque dejarme tomar mis propias decisiones, asumir mis propiosriesgos y cometer mis propios errores y aprender de ellos.Tengo que aprender a andar antes de correr, Christian, ¿no tedas cuenta? Necesito un poco de independencia. Eso es lo quesignifica mi nombre para mí.¡Sí que se trata de ella!Mierda.—¿Sientes que te voy a arrollar? —susurro.Ana asiente y yo cierro los ojos.—Solo quiero darte todo lo del mundo, Ana, cualquier cosa,todo lo que quieras. Y salvarte de todo también. Mantenerte asalvo. Pero también quiero que todo el mundo sepa que eres
- Page 562 and 563: Lunes, 22 de agosto de 2011Resulta
- Page 564 and 565: Saludo a las dos recepcionistas con
- Page 566 and 567: —Papá. —Le cuento todo lo ocur
- Page 568 and 569: —… El miércoles por la noche v
- Page 570 and 571: «Ahora no, renacuajo.»Es como un
- Page 572 and 573: —A las doce y media.—Nos vemos
- Page 574 and 575: Suspiro.—Nada grave. Tuvimos una
- Page 576 and 577: ¿Cómo no va a estar relacionado c
- Page 578 and 579: Él me ha empujado a ser una person
- Page 580 and 581: —Hola, señor Grey. Es un placer
- Page 582 and 583: —Estábamos repasando los horario
- Page 584 and 585: —Eso no es suficiente —murmuro.
- Page 586 and 587: —Oh —dice, aunque parece perdid
- Page 588 and 589: —Todo el mundo se va a mofar de t
- Page 590 and 591: Siento una repentina oleada de aliv
- Page 592 and 593: Conque megalomanía dominante, ¿eh
- Page 594 and 595: —Parece un poco tensa, señora Gr
- Page 596 and 597: Las puertas del ascensor se abren y
- Page 598 and 599: —Pero no soy ninguna de esas cosa
- Page 600 and 601: —¿Señor Grey? —dice.—Querem
- Page 602 and 603: Extiendo los planos en la mesa y lu
- Page 604 and 605: Le doy la mano a Ana mientras la ar
- Page 606 and 607: enamoré de la casa como estaba y n
- Page 608 and 609: Ana alza una mano para dar unas pal
- Page 610 and 611: —Habrá que tener más cuidado qu
- Page 614 and 615: mía. Me ha entrado el pánico cuan
- Page 616 and 617: —Significa mil veces peor que el
- Page 618 and 619: puño está sujeto por uno de mis g
- Page 620 and 621: —Échate hacia delante —ordena,
- Page 622 and 623: —¿Otra vez? —pregunta.—Por f
- Page 624 and 625: Ella suelta otro gritito e intenta
- Page 626 and 627: —Sí, ¿qué vas a hacer al respe
- Page 628 and 629: Levanto una mano hasta su nuca, le
- Page 630 and 631: —Eso es porque tengo hambre.—¿
- Page 632 and 633: Con un gruñido que solo le debo a
- Page 634 and 635: —Tú tienes el mismo efecto en m
- Page 636 and 637: nada a mi imaginación, recoge la p
- Page 638 and 639: —Lo es, pero no mucho. A algunos
- Page 640 and 641: —Hágalo lo peor que sepa, señor
- Page 642 and 643: Parece pensativa, y no sé si detes
- Page 644 and 645: —Todo esto es demasiado nuevo tod
- Page 646 and 647: la oscuridad. Ana me mira, con el p
- Page 648 and 649: —Es verdad. —Me subo a uno de l
- Page 650 and 651: —Solo quería estar segura de que
- Page 652 and 653: Me vuelvo hacia Taylor.—Eso me re
- Page 654 and 655: —Ah —murmura.—¿Qué?—Nada.
- Page 656 and 657: Me llevo una alegría al ver que el
- Page 658 and 659: Su respuesta me arranca una sonrisa
- Page 660 and 661: ¿Flirteando y jugando conmigo, se
bandeja: el trabajo, a ti… Tengo un marido guapísimo al que
nunca, nunca habría creído que podría querer de un modo tan
fuerte, tan rápido, tan… indeleble.
Me la quedo mirando, paralizado, mientras inspira hondo.
—Pero eres como un tren de mercancías y no quiero que me
arrolles, porque entonces la chica de la que te enamoraste
acabará desapareciendo, aplastada. ¿Y qué quedará? Una
radiografía social vacía que va de una organización benéfica a
otra.
¡Uau! ¡Ana!
—Y ahora quieres que sea la presidenta de una empresa,
algo que nunca ha pasado por mi cabeza. Voy rebotando de
una cosa a otra, sin comprender, pasándolo mal. Primero me
quieres en casa. Después quieres que dirija una empresa. Es
todo muy confuso. —Intenta contener un sollozo—. Tienes
que dejarme tomar mis propias decisiones, asumir mis propios
riesgos y cometer mis propios errores y aprender de ellos.
Tengo que aprender a andar antes de correr, Christian, ¿no te
das cuenta? Necesito un poco de independencia. Eso es lo que
significa mi nombre para mí.
¡Sí que se trata de ella!
Mierda.
—¿Sientes que te voy a arrollar? —susurro.
Ana asiente y yo cierro los ojos.
—Solo quiero darte todo lo del mundo, Ana, cualquier cosa,
todo lo que quieras. Y salvarte de todo también. Mantenerte a
salvo. Pero también quiero que todo el mundo sepa que eres