Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

kalpana3023talsaniya
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—Sí. Lo que Gia propone es muy radical pero… bueno…Yo me enamoré de la casa como está… con todas susimperfecciones.Oh. Pues yo creo que esta casa necesita una reforma muyseria.—Me gusta como está —susurra, con expresión solemne.En ese momento, lo veo con toda claridad.—Quiero que la casa sea como tú desees. Lo que tú desees.Es tuya.Frunce el ceño.—Pero yo también quiero que te guste a ti. Que también túseas feliz en ella.—Yo seré feliz donde tú estés. Es así de simple, Ana. —Lodigo en serio. Tú eres la que hará que esta casa sea un hogar, yquiero hacerte feliz. Siempre.—Bueno —la voz se le quiebra en la garganta—, me gustala pared de cristal. Quizá podríamos pedirle que la incorpore ala casa de una forma más comprensiva.—Claro. Lo que tú digas. ¿Y lo que ha propuesto para elpiso de arriba y el sótano?—Eso me parece bien.—Perfecto.Se muerde el labio.—¿Vas a querer poner allí también un cuarto de juegos? —me suelta, y su pregunta me pilla completamentedesprevenido. Se ruboriza.

Ana, Ana, Ana… Incluso después de lo de hoy, ¿todavía teda vergüenza lo que hacemos?Disimulo mi sonrisa.—¿Tú quieres? —pregunto.Encoge un hombro, tratando de aparentar despreocupación.—Mmm… Si tú quieres…Yo creo que ella sí.—Dejemos todas las opciones abiertas por el momento.Después de todo, va a ser una casa para criar niños. Además,podemos improvisar.—Me gusta improvisar —murmura.A mí también, nena.—Hay algo que me gustaría hablar contigo. —No quierobaños separados. Me gusta demasiado ducharme con Ana.Por suerte, ella está de acuerdo.—¿Tienes que volver a trabajar? —pregunta mientrasenrollo los planos.—No si tú no quieres. ¿Qué te apetece hacer?—Podríamos ver un poco la tele.—Vale. —Deposito los planos en la mesa del comedor y losdos nos dirigimos a la sala de la televisión.En el sofá, cojo el mando a distancia, enciendo el televisor yempiezo a cambiar de canal mientras Ana se acurruca a milado y apoya la cabeza en mi hombro.

Ana, Ana, Ana… Incluso después de lo de hoy, ¿todavía te

da vergüenza lo que hacemos?

Disimulo mi sonrisa.

—¿Tú quieres? —pregunto.

Encoge un hombro, tratando de aparentar despreocupación.

—Mmm… Si tú quieres…

Yo creo que ella sí.

—Dejemos todas las opciones abiertas por el momento.

Después de todo, va a ser una casa para criar niños. Además,

podemos improvisar.

—Me gusta improvisar —murmura.

A mí también, nena.

—Hay algo que me gustaría hablar contigo. —No quiero

baños separados. Me gusta demasiado ducharme con Ana.

Por suerte, ella está de acuerdo.

—¿Tienes que volver a trabajar? —pregunta mientras

enrollo los planos.

—No si tú no quieres. ¿Qué te apetece hacer?

—Podríamos ver un poco la tele.

—Vale. —Deposito los planos en la mesa del comedor y los

dos nos dirigimos a la sala de la televisión.

En el sofá, cojo el mando a distancia, enciendo el televisor y

empiezo a cambiar de canal mientras Ana se acurruca a mi

lado y apoya la cabeza en mi hombro.

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