Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

kalpana3023talsaniya
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—Pon una pierna a cada lado de las mías —le ordeno,pasándole las manos por los muslos para volverlas a subir y asíapartarle la falda—. Pon las manos en mis rodillas, nena, einclínate hacia delante. Levanta ese bonito culo que tienes.Cuidado con la cabeza. —Levanta su precioso culo y me bajola cremallera de los vaqueros para liberar mi polla ansiosa. Lerodeo la cintura con un brazo, le aparto las bragas con la otramano y, levantando las caderas, tiro de ella hacia abajo y lapenetro hasta el fondo con un solo movimiento rápido.Dejo escapar el aliento sibilante por entre los labios. ¡Sí!—¡Ah! —grita Ana, completamente desinhibida, y se dejacaer sobre mí.Lanzo un gemido con los dientes apretados. Es como si estamujer no fuera de este mundo. Le extiendo la mano sobre lamandíbula y le empujo la cabeza hacia atrás para poder besarlela garganta. La agarro por la cadera con la otra mano paramantenerla firme, me muevo y la penetro hasta el fondo. Ellase levanta y empieza a cabalgarme. Con fuerza. Rápido. Confrenesí.Ah… Le muerdo el lóbulo de la oreja.Ella gime y se mueve y juntos conseguimos establecer unritmo desesperado y enloquecedor.Sube y baja, una y otra vez. Y yo la ensarto, una y otra vez.Deslizo los dedos hacia su clítoris y empiezo a torturarla através de las bragas.Ana lanza un grito entrecortado y el sonido no hace sinointensificar mi ritmo.Mierda. Voy a correrme.

—¡Rápido, Ana! —jadeo junto a su oído—. Tenemos queacabar con esto rápido, Ana.El sudor me resbala por la frente y aumento la presión sobreel clítoris, trazando un círculo tras otro con los dedos.—¡Ah! —grita Ana.—Vamos, nena. Quiero oírte.Seguimos moviéndonos, y moviéndonos más y más. Yentonces la siento. Al borde. A punto.Oh, gracias a Dios. La embisto una vez más y ella echa lacabeza hacia atrás sobre mi hombro, mirando al techo delcoche.—Sí… —jadeo, apretando los dientes, y se corre. Muyruidosamente—. Oh, Ana. —La rodeo con los brazos yalcanzo el clímax en lo más profundo de su interior.Cuando vuelvo a la realidad, tengo la cabeza apoyada en sucuello y ella está desmadejada encima de mí. Le recorro labarbilla con la nariz y le beso la garganta, la mejilla y la sien.—¿Ha aliviado ya toda la tensión, señora Grey? —Lemuerdo el lóbulo de la oreja. Ella suelta un gimoteo desatisfacción, y sonrío. Es un sonido maravilloso—. Yo, desdeluego, me he liberado de la mía —murmuro, levantándola demi regazo y apartándome de ella—. ¿Te has quedado sinpalabras?—Sí —responde con un hilo de voz.—Eres una criatura lujuriosa… No tenía ni idea de quefueras tan exhibicionista.

—¡Rápido, Ana! —jadeo junto a su oído—. Tenemos que

acabar con esto rápido, Ana.

El sudor me resbala por la frente y aumento la presión sobre

el clítoris, trazando un círculo tras otro con los dedos.

—¡Ah! —grita Ana.

—Vamos, nena. Quiero oírte.

Seguimos moviéndonos, y moviéndonos más y más. Y

entonces la siento. Al borde. A punto.

Oh, gracias a Dios. La embisto una vez más y ella echa la

cabeza hacia atrás sobre mi hombro, mirando al techo del

coche.

—Sí… —jadeo, apretando los dientes, y se corre. Muy

ruidosamente—. Oh, Ana. —La rodeo con los brazos y

alcanzo el clímax en lo más profundo de su interior.

Cuando vuelvo a la realidad, tengo la cabeza apoyada en su

cuello y ella está desmadejada encima de mí. Le recorro la

barbilla con la nariz y le beso la garganta, la mejilla y la sien.

—¿Ha aliviado ya toda la tensión, señora Grey? —Le

muerdo el lóbulo de la oreja. Ella suelta un gimoteo de

satisfacción, y sonrío. Es un sonido maravilloso—. Yo, desde

luego, me he liberado de la mía —murmuro, levantándola de

mi regazo y apartándome de ella—. ¿Te has quedado sin

palabras?

—Sí —responde con un hilo de voz.

—Eres una criatura lujuriosa… No tenía ni idea de que

fueras tan exhibicionista.

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