Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
que se asienta en sus ojos es amor.Su amor.Por mí.Creo.Todo lo que está torcido se endereza, y mi mundo vuelve agirar sobre su eje. La rodeo con el brazo y ella desliza la manoen el bolsillo trasero de mis pantalones, tocándome el culo. Esun gesto posesivo, y vivo por él.Bajamos paseando por una de las calles adoquinadas,seguidos por el equipo de seguridad, cuando una joyeríaselecta capta mi atención. Nos paramos delante, y siento laapremiante necesidad de comprarle algo a Ana. Le cojo la otramano y le paso el pulgar por la marca roja que le dejaron ayerlas esposas.—No me duele —dice Ana tras haber interpretado bien mimirada de preocupación.Cambio de posición, de manera que Ana no tiene másremedio que sacar la mano del bolsillo de mis pantalones. Esen esa muñeca donde lleva mi regalo de bodas, el que lecompré cuando acudí desesperado a Astoria Alta Joyería enbusca de los anillos. Es un reloj Omega De Ville de platinocon diamantes. Tiene una inscripción.AnastasiaTú eres mi «más»Mi amor, mi vidaChristian
Y eso jamás fue más cierto que ahora.Sin embargo, bajo la correa sigue teniendo una marca roja.Que le hice yo.Y también están los chupetones.Porque estaba cabreado con ella.Mierda. Me separo de ella, le cojo la barbilla con suavidad yle levanto la cabeza para que me mire a los ojos. Ella lo hace,tan cándida como siempre, y con la misma expresión de amor.—No me duelen —musita, y vuelvo a cogerle la mano y leplanto un delicado beso en la muñeca.Lo siento, Ana.—Ven.Entramos en la tienda porque en el escaparate he visto unapulsera de Chanel que me ha llamado la atención. Una vezdentro, se la compro sin perder tiempo. Sé que si le pregunto aAna, ella se negaría amablemente. Es bonita, de platino conpequeños diamantes, y le queda de maravilla.—Póntela. —Se la pongo en la muñeca y se la abrocho.Oculta la marca roja—. Así está mejor —musito.—¿Mejor?Ana frunce un poco el ceño.—Ya sabes por qué lo digo.—No necesito esto.
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- Page 384 and 385: —Créeme. Te están mirando. ¡Y
- Page 386 and 387: sacarles ventaja.¡Ja! ¡Me encanta
- Page 388 and 389: —¿De qué?—De si quieres hacer
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- Page 394 and 395: —Vamos a necesitar una palabra de
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- Page 400 and 401: —Dímelo. —Tengo la voz ronca.
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- Page 404 and 405: Esto no pinta nada bien.A lo mejor
- Page 406 and 407: oídos parezco un adolescente capri
- Page 408 and 409: —Sí —contesto.—Ídem.Estamos
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- Page 412 and 413: Veo que sus pupilas se dilatan y lo
- Page 414 and 415: Se oye un ruido fuerte. Algo se ha
- Page 416 and 417: ¿Por qué? No lo entiendo.Ya he te
- Page 418 and 419: Bueno, ¿qué va a hacerte, Grey?
- Page 420 and 421: —¿Qué? —le pregunto, alarmado
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- Page 424 and 425: Me acuerdo de la pregunta que Ana m
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- Page 436 and 437: labios.—Andrea, te llamo luego.
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- Page 440 and 441: —Estoy bien, mamá.—Solo te lla
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- Page 452 and 453: No; es más que eso.La deseo, sí,
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- Page 456 and 457: —Puede que me haga daño a mí.
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que se asienta en sus ojos es amor.
Su amor.
Por mí.
Creo.
Todo lo que está torcido se endereza, y mi mundo vuelve a
girar sobre su eje. La rodeo con el brazo y ella desliza la mano
en el bolsillo trasero de mis pantalones, tocándome el culo. Es
un gesto posesivo, y vivo por él.
Bajamos paseando por una de las calles adoquinadas,
seguidos por el equipo de seguridad, cuando una joyería
selecta capta mi atención. Nos paramos delante, y siento la
apremiante necesidad de comprarle algo a Ana. Le cojo la otra
mano y le paso el pulgar por la marca roja que le dejaron ayer
las esposas.
—No me duele —dice Ana tras haber interpretado bien mi
mirada de preocupación.
Cambio de posición, de manera que Ana no tiene más
remedio que sacar la mano del bolsillo de mis pantalones. Es
en esa muñeca donde lleva mi regalo de bodas, el que le
compré cuando acudí desesperado a Astoria Alta Joyería en
busca de los anillos. Es un reloj Omega De Ville de platino
con diamantes. Tiene una inscripción.
Anastasia
Tú eres mi «más»
Mi amor, mi vida
Christian