Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
Ana coge aire de golpe, turbada por mis labios juguetones.—¿Qué?—Los cuadros… ¿Dónde los pondrías?Le aprisiono el lóbulo de la oreja con los dientes.—En la cocina —musita.—Mmm. Buena idea, señora Grey.—¡Son carísimos!—¿Y qué? —La beso detrás de la oreja—. Acostúmbrate,Ana.Tras separarme de ella, me acerco a la dependienta paracomprar los tres cuadros y le doy mi tarjeta de crédito ynuestra dirección en el Escala para el envío.—Merci, monsieur —me contesta con una sonrisainsinuante.Cariño, estoy casado.Levanto la mano izquierda para acariciarme la barbilla ydejar a la vista el anillo, y luego vuelvo junto a Ana, que estácontemplando los desnudos.—¿Has cambiado de idea? —le pregunto.Ella se echa a reír.—No. Pero son muy buenos. Y la fotógrafa es una mujer.Vuelvo a echarles un vistazo. Uno capta mi atención: unamujer arrodillada sobre una silla, de espaldas a la cámara. Estádesnuda salvo por los zapatos de tacón alto, y el pelo, largo yoscuro, le cae suelto. Algo que no deseo recordar se abre paso
en el fondo de mi mente y me viene a la cabeza la tristefotografía en blanco y negro de mi panel de corcho.La puta adicta al crack. Mierda.Aparto la mirada y tomo a Ana de la mano.—Vámonos. ¿Tienes hambre?—Claro —dice con cierta inquietud en la mirada mientrasyo abro la puerta y salgo a tomar aire fresco. Me alegro devolver a estar en el exterior, donde puedo respirar.¿Qué narices me pasa?Nos sentamos bajo unas sombrillas de un rojo vivo en unaterraza de piedra con sabor de época del restaurante de unhotel, a salvo del implacable sol mediterráneo. Estamosrodeados de geranios y de antiguos muros cubiertos de hiedra.Resulta verdaderamente impresionante. La comida también esexcepcional. Joder, cómo cocinan los franceses. Espero queMia haya aprendido alguna de estas habilidades. Un día tengoque convencerla de que nos prepare una cena.Al pagar la cuenta, le doy una suculenta propina alcamarero.Ana está tomándose el café mientras contempla las vistas.Se ha mostrado muy callada, y de nuevo me pregunto en quéestará pensando.¿En ayer?Me remuevo en el asiento.Todavía intento quitarme de la cabeza la pesadilla. Siguenasaltándome fragmentos de ella, y me resulta muy inquietante.
- Page 372 and 373: He recibido alguna que otra llamada
- Page 374 and 375: Ana está envuelta en un albornoz,
- Page 376 and 377: inferior.—Tenía la esperanza de
- Page 378 and 379: Se me para un momento el corazón.D
- Page 380 and 381: Recuerdo una visión de la noche an
- Page 382 and 383: —Señora Grey, es usted una mujer
- Page 384 and 385: —Créeme. Te están mirando. ¡Y
- Page 386 and 387: sacarles ventaja.¡Ja! ¡Me encanta
- Page 388 and 389: —¿De qué?—De si quieres hacer
- Page 390 and 391: —Gracias. Se lo haré llegar a Ma
- Page 392 and 393: Su suspiro ahogado me resulta grati
- Page 394 and 395: —Vamos a necesitar una palabra de
- Page 396 and 397: La cojo de la cintura con brusqueda
- Page 398 and 399: Y yo sigo conquistando su cuerpo, l
- Page 400 and 401: —Dímelo. —Tengo la voz ronca.
- Page 402 and 403: Estás hecha polvo.Cojo la llave de
- Page 404 and 405: Esto no pinta nada bien.A lo mejor
- Page 406 and 407: oídos parezco un adolescente capri
- Page 408 and 409: —Sí —contesto.—Ídem.Estamos
- Page 410 and 411: Cuando Rebecca ha retirado nuestros
- Page 412 and 413: Veo que sus pupilas se dilatan y lo
- Page 414 and 415: Se oye un ruido fuerte. Algo se ha
- Page 416 and 417: ¿Por qué? No lo entiendo.Ya he te
- Page 418 and 419: Bueno, ¿qué va a hacerte, Grey?
- Page 420 and 421: —¿Qué? —le pregunto, alarmado
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- Page 426 and 427: que se asienta en sus ojos es amor.
- Page 428 and 429: Mueve la muñeca, y los diamantes d
- Page 430 and 431: Le desabrocho la tira de la sandali
- Page 432 and 433: —¿Se ha activado el sistema de s
- Page 434 and 435: —Sí, monsieur.Ferreux aprieta el
- Page 436 and 437: labios.—Andrea, te llamo luego.
- Page 438 and 439: ¡No, Ana! No te sueltes.Tengo el c
- Page 440 and 441: —Estoy bien, mamá.—Solo te lla
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- Page 446 and 447: —Seguro que me encanta, sea lo qu
- Page 448 and 449: oscuros secretos.—He convertido a
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- Page 452 and 453: No; es más que eso.La deseo, sí,
- Page 454 and 455: Ella me besa el pecho, con suavidad
- Page 456 and 457: —Puede que me haga daño a mí.
- Page 458 and 459: —No —le digo con voz queda cuan
- Page 460 and 461: —Por supuesto que sí.—Solo nos
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Ana coge aire de golpe, turbada por mis labios juguetones.
—¿Qué?
—Los cuadros… ¿Dónde los pondrías?
Le aprisiono el lóbulo de la oreja con los dientes.
—En la cocina —musita.
—Mmm. Buena idea, señora Grey.
—¡Son carísimos!
—¿Y qué? —La beso detrás de la oreja—. Acostúmbrate,
Ana.
Tras separarme de ella, me acerco a la dependienta para
comprar los tres cuadros y le doy mi tarjeta de crédito y
nuestra dirección en el Escala para el envío.
—Merci, monsieur —me contesta con una sonrisa
insinuante.
Cariño, estoy casado.
Levanto la mano izquierda para acariciarme la barbilla y
dejar a la vista el anillo, y luego vuelvo junto a Ana, que está
contemplando los desnudos.
—¿Has cambiado de idea? —le pregunto.
Ella se echa a reír.
—No. Pero son muy buenos. Y la fotógrafa es una mujer.
Vuelvo a echarles un vistazo. Uno capta mi atención: una
mujer arrodillada sobre una silla, de espaldas a la cámara. Está
desnuda salvo por los zapatos de tacón alto, y el pelo, largo y
oscuro, le cae suelto. Algo que no deseo recordar se abre paso