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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Se acabó, y no he derramado ni una gota de sangre —me

dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Subo las manos por su pierna y la atraigo hacia mí de modo

que queda sentada a horcajadas sobre mi regazo.

—¿Quieres que te lleve a alguna parte hoy?

—A tomar el sol no, ¿verdad?

El tono de Ana es sarcástico, pero yo lo ignoro.

—No, hoy no tomamos el sol. Tal vez te apetezca hacer otra

cosa.

—Bueno, como estoy llena de los chupetones que tú me has

hecho, lo que me impide absolutamente cualquier actividad

con poca ropa, ¿por qué no?

¿Chupetones? ¡No estamos en el instituto!

«Jamás tuviste una auténtica adolescencia, desde un punto

de vista emocional. Creo que estás experimentándola ahora.»

Joder.

Hago caso omiso de las palabras de Flynn y del comentario

de Ana sobre mi mala conducta, y prosigo:

—Hay que conducir un buen trecho, pero por lo que he

leído, merece la pena visitarlo. Mi padre también me

recomendó que fuéramos. Es un pueblecito en lo alto de una

colina que se llama Saint-Paul-de-Vence. Hay unas cuantas

galerías en el pueblo. He pensado que podríamos comprar

algún cuadro o alguna escultura para la casa nueva, si

encontramos algo que nos guste.

Ella aprieta los labios y se inclina hacia atrás para

examinarme.

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