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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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Bueno, ¿qué va a hacerte, Grey? ¿Rebanarte el pescuezo?

Doy un hondo suspiro, cierro los ojos y levanto la barbilla,

ofreciéndome a ella. Ella desliza los dedos por mi pelo y lo

aferra mientras yo cierro los ojos con más fuerza. Está de pie

muy cerca de mí. Noto su olor. El mar. El sol. Sexo. Dulzura.

Ana.

Es embriagador.

Con la mayor ternura, ella desliza la maquinilla por mi

cuello hacia la barbilla y me afeita. Suelto el aire que estaba

reteniendo.

—¿Creías que te iba a hacer daño?

Oigo un temblor en su voz.

—Nunca sé lo que vas a hacer, Ana, pero no… No

intencionadamente al menos.

Vuelve a pasarme la maquinilla por la piel y añade en voz

baja:

—Nunca te haría daño intencionadamente, Christian.

Lo dice en un tono muy sincero. Abro los ojos y la rodeo

con los brazos mientras me afeita la mejilla.

—Lo sé —susurro.

Me hizo daño cuando se marchó aquella vez. Y me lo

merecía. Yo también le hice daño.

¡Eres un puto cabrón!

Grey, no vayas por ahí.

Giro la cara para que pueda continuar con mayor facilidad,

y tras dos pasadas más termina de afeitarme.

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