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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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Se oye un ruido fuerte. Algo se ha roto. Es él, ha vuelto.

¡No!

—¿Dónde coño estás, puta? He traído a un amigo. Tiene

pasta.

Mami se pone de pie, me coge de la mano y me empuja

dentro del armario. Me siento sobre sus zapatos y procuro

estar callado. Como un ratón. Me tapo las orejas y cierro los

ojos con fuerza. Si soy pequeño, no me verá. La ropa huele a

mami. Me gusta su olor. Me gusta estar aquí. A salvo de él.

Está gritando.

—¿Dónde está ese puto mequetrefe?

Me ha cogido del pelo y me saca del armario. Agita el

cepillo mirando a mami.

—No quiero que este gilipollas estropee la fiesta.

Le pega fuerte a mami en la cara con el cepillo.

—Ponte esos jodidos zapatos de tacón, házselo bien a mi

amigo y te conseguiré un pico, puta.

Mami me mira con lágrimas en los ojos. No llores, mami.

Otro hombre entra en la habitación. Un hombre grande con un

mono de trabajo sucio. Un mono azul. El hombre grande le

sonríe a mami. Me llevan a otra habitación. Él me tira al

suelo de un empujón y me hago daño en las rodillas. Ahora

agita el cepillo mirándome a mí.

—¿Qué voy a hacer contigo, mocoso de mierda?

Huele mal. Huele a cerveza y está fumando un cigarrillo.

Me despierto de golpe, y el miedo me atenaza la garganta.

¿Dónde estoy?

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