Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
—Señora Grey, es usted una mujer insaciable y unadescarada. ¿Qué clase de monstruo he creado?—Un monstruo hecho a tu medida. ¿Me querrías de algunaotra forma?—Te querría de cualquier forma en que pudiera tenerte, yalo sabes. Pero ahora mismo no. No con público. —Ladeo lacabeza señalando la orilla.Ana mira hacia la gente de la playa y se interesa por susactividades con descaro.Ya vale, Grey.La agarro de la cintura, la lanzo al aire y acaba cayendo conuna gratificante zambullida en el agua. Cuando sale a lasuperficie, ríe y resopla fingiendo indignación.—¡Christian! —me riñe, y pasa deprisa la mano por lasuperficie del agua para salpicarme.Yo le devuelvo el ataque y sonrío al ver lo decepcionada queestá.¡No pienso exponerla al público mientras follamos!—Tenemos toda la noche —explico, encantado con sureacción. Antes de que pueda cambiar de opinión y acabarhaciendo que nos arresten (aunque esto es Francia, así que¿quién sabe?), me preparo para zambullirme—. Hasta luego,nena —me despido, y me hundo bajo las aguas limpias ytranquilas para alejarme nadando.Con unas brazadas de crol a buen ritmo me bajará elcalentón y gastaré parte de este exceso de energía.
Algo después, sintiéndome ya más sereno y refrescado, salgo ala orilla y me pregunto cómo le estará yendo a mi mujer.Pero ¡¿qué cojones…?!Ana está haciendo topless en la tumbona.Aprieto el paso y estudio toda la playa con la miradamientras avanzo. Veo a Taylor, que está sentado en el bar,bebiendo una Perrier con nuestros agentes de seguridadfranceses, que resultan ser hermanos gemelos. Entre los tresvigilan nuestro entorno. Taylor niega con la cabeza, me pareceque me dice que no ha localizado a ningún fotógrafo.Me importa una mierda, joder. Creo que me va a dar uninfarto.—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —grito cuandollego junto a Ana, furioso.Abre los ojos.¿Fingía estar dormida? ¡¿Boca arriba?!Mira a su alrededor, presa del pánico.—Oh, estaba boca abajo… Debo de haberme giradomientras dormía —susurra.Cojo el sujetador del biquini, que está en mi tumbona, y selo lanzo.—¡Póntelo! —ordeno en un gruñido.No me jodas. Te había pedido explícitamente que nohicieras esto.Y no por capricho, joder, ¡es por tu intimidad!—Christian, nadie me está mirando.
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Algo después, sintiéndome ya más sereno y refrescado, salgo a
la orilla y me pregunto cómo le estará yendo a mi mujer.
Pero ¡¿qué cojones…?!
Ana está haciendo topless en la tumbona.
Aprieto el paso y estudio toda la playa con la mirada
mientras avanzo. Veo a Taylor, que está sentado en el bar,
bebiendo una Perrier con nuestros agentes de seguridad
franceses, que resultan ser hermanos gemelos. Entre los tres
vigilan nuestro entorno. Taylor niega con la cabeza, me parece
que me dice que no ha localizado a ningún fotógrafo.
Me importa una mierda, joder. Creo que me va a dar un
infarto.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —grito cuando
llego junto a Ana, furioso.
Abre los ojos.
¿Fingía estar dormida? ¡¿Boca arriba?!
Mira a su alrededor, presa del pánico.
—Oh, estaba boca abajo… Debo de haberme girado
mientras dormía —susurra.
Cojo el sujetador del biquini, que está en mi tumbona, y se
lo lanzo.
—¡Póntelo! —ordeno en un gruñido.
No me jodas. Te había pedido explícitamente que no
hicieras esto.
Y no por capricho, joder, ¡es por tu intimidad!
—Christian, nadie me está mirando.