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kalpana3023talsaniya
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Hago caso omiso de su provocación y empiezo a asestargolpes contra las protecciones de sus manos.—Genial. Bien. Ya es suficiente.Paro y recobro el aliento. Estoy como una moto. Me sientoen forma mientras me balanceo dando saltitos sobre las puntasde los pies. La adrenalina corre por mis venas. Estoy listo parala pelea. Me siento en la puta cima del mundo.—Creo que ya ha habido bastante precalentamiento. Te voya dejar tan reventado que no tendrás fuerzas ni para pensar enla empresa.—Estás muy subidito, tío. Voy a bajarte los humos.Él me lanza una sonrisa amplia y radiante mientras seenfunda los guantes en las manos protegidas por la venda.—Eso no es más que palabrería, Grey. Ya sabes que tu chicaestá haciendo muchos progresos. Ella te pondrá a raya. Seráuna oponente dura de pelar.Ya es dura de pelar.Y ya me tiene a raya.Y yo a ella.¡No pienses en eso ahora!Bastille levanta los puños.—¿Estás listo, vejestorio?¡¿Qué?! Soy diez años más joven que él.—Conque vejestorio, ¿no? Ya te daré yo vejestorio, Bastille.Y arremeto contra él.

Me siento como nuevo y a punto para empezar el día. Ocupomi silla detrás del escritorio y enciendo el iMac. Ana meespera al inicio de la bandeja de entrada.De: Anastasia SteeleFecha: 18 de julio de 2011 09:32Para: Christian GreyAsunto: Volar, dentro y fuera del cuarto rojo.Queridísimo señor Grey:Me cuesta decidir qué prefiero, si navegar, volar o el cuarto rojo deldolor placer. Gracias por ofrecerme un fin de semana inolvidable unavez más.Me gusta volar muy alto contigo, en todos los sentidos.Como siempre, me tienes asombrada con tus habilidades; todas ellas.;)La que muy pronto será tu esposa xxxxSe me escapa una sonrisa burlona en respuesta al e-mail deAna, pero me da igual. Levanto la cabeza cuando Andrea medeja una taza de café en el escritorio, y la veo un pocodesconcertada.—Gracias, Andrea.—¿Le pido a Ros que suba? —pregunta Andrea recobrandola compostura.—Sí, por favor.

Hago caso omiso de su provocación y empiezo a asestar

golpes contra las protecciones de sus manos.

—Genial. Bien. Ya es suficiente.

Paro y recobro el aliento. Estoy como una moto. Me siento

en forma mientras me balanceo dando saltitos sobre las puntas

de los pies. La adrenalina corre por mis venas. Estoy listo para

la pelea. Me siento en la puta cima del mundo.

—Creo que ya ha habido bastante precalentamiento. Te voy

a dejar tan reventado que no tendrás fuerzas ni para pensar en

la empresa.

—Estás muy subidito, tío. Voy a bajarte los humos.

Él me lanza una sonrisa amplia y radiante mientras se

enfunda los guantes en las manos protegidas por la venda.

—Eso no es más que palabrería, Grey. Ya sabes que tu chica

está haciendo muchos progresos. Ella te pondrá a raya. Será

una oponente dura de pelar.

Ya es dura de pelar.

Y ya me tiene a raya.

Y yo a ella.

¡No pienses en eso ahora!

Bastille levanta los puños.

—¿Estás listo, vejestorio?

¡¿Qué?! Soy diez años más joven que él.

—Conque vejestorio, ¿no? Ya te daré yo vejestorio, Bastille.

Y arremeto contra él.

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