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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Tranquila… —Con delicadeza, le cojo la cabeza y la

aparto—. No hay prisa. Tómatelo con calma. Quiero

saborearte.

—Christian, ha pasado tanto tiempo…

Está sin aliento.

Ya lo sé. Pero estás lesionada. Será mejor que no nos

precipitemos.

—Despacio. —No es una sugerencia sino una orden. Le doy

un beso en la comisura derecha de la boca—. Despacio. —En

la comisura izquierda—. Despacio, nena. —Tomo su labio

inferior en mi boca—. Vayamos despacio. —Le sostengo la

cabeza entre las manos y sigo besándola; mi lengua domina a

su lengua y la suya seduce a la mía. Desliza los dedos por mi

cara, mi barbilla, mi cuello, y de nuevo se dedica a

desabrocharme los botones de la camisa, hasta que la abre y

me acaricia el pecho con los dedos. Y luego me empuja hacia

atrás de modo que quedo tumbado debajo de ella.

Ella mira hacia abajo y se mueve contra mis caderas, y yo

las elevo para disfrutar del contacto con mi ávida polla.

Ana me observa, tiene los labios separados mientras recorre

mi boca con la punta de los dedos. Se mueve más, y sus dedos

recorren mi mandíbula, mi garganta y la base del cuello. Se

inclina y posa unos besos suaves donde antes estaban sus

dedos, aferrándome la barbilla y el cuello. Me rindo a la

sensación, cierro los ojos y reclino la cabeza con un gemido.

Su lengua prosigue en descenso por el esternón y de lado a

lado del pecho, donde se detiene para besarme algunas

cicatrices.

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