28.11.2022 Views

Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Le beso el pelo, agradecido de tenerla en casa conmigo

cuando había temido que…

Mierda. No vayas por ahí, Grey.

De repente oigo que inspira con fuerza por la nariz y se libra

de mis brazos. Parece que ha dejado de llorar.

—¿Mejor?

Asiente.

—Bien. Déjame verte.

Frunce el ceño, y espero que no me impida ver con mis

propios ojos lo que ese capullo de mierda le ha hecho a mi

mujer. Le cojo una mano y le doy la vuelta. Mi mirada va

desde el rasguño que tiene en la muñeca hasta la abrasión del

codo, y luego al hematoma grande como un puño que le ha

salido en el hombro. Verle esas marcas me enfurece y vuelve a

avivar las brasas de la ira que ya sentía hacia Hyde. Me inclino

para besarle cada arañazo y cada magulladura, dejando en

cada punto el más tenue de los besos. Alcanzo la esponja de la

estantería, le echo gel e inhalo el dulce aroma a jazmín.

—Vuélvete.

Ana me obedece y, como sé que está frágil y herida, le lavo

los brazos, el cuello, los hombros y la espalda con toda la

ternura de la que soy capaz. Absorto en esa tarea, apenas la

rozo. Ella no se queja, y la tensión de sus hombros se relaja

poco a poco mientras se los enjabono. Le doy la vuelta para

poder verle mejor el hematoma de la cadera; mis dedos se

deslizan sobre la marca amoratada. Ana se estremece.

Hijo de puta.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!