Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

kalpana3023talsaniya
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Ray, en el fondo, está contentísimo de ver a su hija. Se le notaen los ojos, que por un momento no pueden disimular al mirara Ana: miedo, alivio, amor e ira asoman desde sus oscurasprofundidades. Yo enseguida me bato en retirada, porque séque va a reñirla tal como se merece. Taylor espera junto a lapuerta.—Señor, todavía hay fotógrafos en la entrada principal.—Busca una salida trasera y pídele a Sawyer que nos recojaallí con el coche.—Ahora mismo.Se aleja y yo saco el teléfono para llamar a Welch.—Señor Grey —dice al contestar.—Welch. ¿Alguna novedad?—Sí. Estoy esperando para subir a un avión. Un momento,que busco un rincón más tranquilo. —Oigo bullicio, luego elanuncio amortiguado de la salida de un vuelo… pero no haciaSeattle—. Vale —gruñe—. He destapado cierta informaciónsobre Hyde. Se la llevaré. Preferiría que la viera en persona atener que explicárselo por teléfono.—¿No me lo puedes contar ahora?—Mejor que no. Estoy en un lugar demasiado público, y lalínea no es segura.¿De qué demonios se tratará?—Además, la policía ha encontrado varias memorias USBen el apartamento de Hyde mientras buscaban huellasdactilares. Son todo grabaciones sexuales. Con sus antiguasayudantes. Con Morgan. Es un material bastante fuerte.

Joder. Siento un hormigueo en el cuero cabelludo.—Supongo que utilizaba las grabaciones para comprar susilencio, y también para chantajear a Morgan. —La voz ásperade Welch ha dado en el clavo.Lo de Morgan lo sabía… pero ¿sus antiguas ayudantes?Menos mal que impedí que Ana fuera a Nueva York con él.—Seguramente lo acusarán también de eso —siguediciendo Welch—, pero todavía están montando el caso.—Ya veo. ¿Se sabe algo de quién pagó la fianza?—Nada a ciencia cierta. Pero me pondré con ello en cuantoregrese.—¿A qué hora podemos vernos?—Estaré allí sobre las cinco de la tarde.—Pues hasta entonces. —Cuelgo y me pregunto qué habrádescubierto que me relacione con Hyde.Ana está algo apagada cuando bajamos a la puerta trasera delhospital. Creo que ha escarmentado con la regañina de supadre, y aunque estoy completamente de acuerdo con Ray enesto, una pequeña parte de mí lo lamenta por ella. No megustaría ser el blanco de la ira de Raymond Steele.Ya en el coche, llama por teléfono a su madre.—Hola, mamá… —Apenas logra contener la emoción de suvoz.A Carla, por el contrario, incluso yo puedo oírla sollozar yllorar.—¡Mamá!

Ray, en el fondo, está contentísimo de ver a su hija. Se le nota

en los ojos, que por un momento no pueden disimular al mirar

a Ana: miedo, alivio, amor e ira asoman desde sus oscuras

profundidades. Yo enseguida me bato en retirada, porque sé

que va a reñirla tal como se merece. Taylor espera junto a la

puerta.

—Señor, todavía hay fotógrafos en la entrada principal.

—Busca una salida trasera y pídele a Sawyer que nos recoja

allí con el coche.

—Ahora mismo.

Se aleja y yo saco el teléfono para llamar a Welch.

—Señor Grey —dice al contestar.

—Welch. ¿Alguna novedad?

—Sí. Estoy esperando para subir a un avión. Un momento,

que busco un rincón más tranquilo. —Oigo bullicio, luego el

anuncio amortiguado de la salida de un vuelo… pero no hacia

Seattle—. Vale —gruñe—. He destapado cierta información

sobre Hyde. Se la llevaré. Preferiría que la viera en persona a

tener que explicárselo por teléfono.

—¿No me lo puedes contar ahora?

—Mejor que no. Estoy en un lugar demasiado público, y la

línea no es segura.

¿De qué demonios se tratará?

—Además, la policía ha encontrado varias memorias USB

en el apartamento de Hyde mientras buscaban huellas

dactilares. Son todo grabaciones sexuales. Con sus antiguas

ayudantes. Con Morgan. Es un material bastante fuerte.

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