Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told
Esto es lo que llevo temiendo desde el preciso instante enque la conocí. Este momento. Me arrodillo a su lado,aterrorizado ante la idea de tocarla.Taylor recoge la pistola que está a su lado y le ordena a lamujer que se tumbe en el suelo.—No me dispare, no me dispare —farfulla.¡Mierda! Es Elizabeth Morgan, de Seattle IndependentPublishing.¿Cómo diablos puede estar implicada en esta puta mierda?De pronto, Sawyer aparece a nuestro lado. Saca su armapara apuntar a Elizabeth y vigilar sus movimientos.Hyde sigue lanzando alaridos de dolor.—¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Esa zorra me ha disparado.Hacemos caso omiso de sus súplicas.Taylor se agacha y comprueba el pulso de Ana, apoyandoun dedo bajo su mandíbula.—Está viva. El pulso es fuerte —dice. Gracias a Dios.Luego le da instrucciones a Sawyer—: Llama al 911, ahora.Que venga una ambulancia y la policía.Sawyer busca su teléfono mientras Taylor recorre con lasmanos el cuerpo de Ana, rápidamente y con delicadeza, paracomprobar si tiene lesiones.—Creo que no hay ninguna hemorragia.—¿Puedo tocarla?—Puede que se haya roto algo. Es mejor que no lo hagahasta que lleguen los paramédicos y le den permiso para
hacerlo.Oh, no. Mi esposa. Mi chica. Mi chica preciosa.Le acaricio el pelo y le coloco un mechón por detrás de laoreja con suavidad. Parece como si estuviera dormida, aunquetiene una marca roja en la cara. ¿Te ha pegado, joder? ¿Él te hahecho esto?En ese momento dirijo toda mi atención hacia Hyde, quesigue gritando, el muy cabrón. Una nueva inyección deadrenalina me recorre el torrente sanguíneo.El hijo de la gran puta. Le ha puesto la mano encima a mimujer y ella le ha disparado.Dios mío, Ana le ha disparado.Me pongo de pie y me sitúo encima de él mientras se sigueretorciendo en el suelo. Y antes de saber lo que estoyhaciendo, me apoyo en el Dodge, retiro la pierna hacia atráspara darme impulso y le doy una patada en el estómago contodas mis fuerzas, con rabia. Dos, tres veces, impulsando todomi peso con cada patada.Él se pone a chillar.—¡¿Le has hecho esto a mi mujer, cabrón?! —grito contoda mi rabia, y le doy otra patada.Levanta las manos para protegerse el estómago y yo le pisocon todo el peso de mi cuerpo la herida abierta del muslo.Vuelve a gritar, lanzando un chillido de dolor distinto, másfuerte y salvaje. Me agacho, le agarro las solapas de lachaqueta y le golpeo la cabeza contra el suelo una, dos veces.Abre mucho los ojos, desorbitados de miedo, mientras meagarra las manos y me mancha con su sangre.
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- Page 1078 and 1079: —Ana, ya te lo he dicho, ella no
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hacerlo.
Oh, no. Mi esposa. Mi chica. Mi chica preciosa.
Le acaricio el pelo y le coloco un mechón por detrás de la
oreja con suavidad. Parece como si estuviera dormida, aunque
tiene una marca roja en la cara. ¿Te ha pegado, joder? ¿Él te ha
hecho esto?
En ese momento dirijo toda mi atención hacia Hyde, que
sigue gritando, el muy cabrón. Una nueva inyección de
adrenalina me recorre el torrente sanguíneo.
El hijo de la gran puta. Le ha puesto la mano encima a mi
mujer y ella le ha disparado.
Dios mío, Ana le ha disparado.
Me pongo de pie y me sitúo encima de él mientras se sigue
retorciendo en el suelo. Y antes de saber lo que estoy
haciendo, me apoyo en el Dodge, retiro la pierna hacia atrás
para darme impulso y le doy una patada en el estómago con
todas mis fuerzas, con rabia. Dos, tres veces, impulsando todo
mi peso con cada patada.
Él se pone a chillar.
—¡¿Le has hecho esto a mi mujer, cabrón?! —grito con
toda mi rabia, y le doy otra patada.
Levanta las manos para protegerse el estómago y yo le piso
con todo el peso de mi cuerpo la herida abierta del muslo.
Vuelve a gritar, lanzando un chillido de dolor distinto, más
fuerte y salvaje. Me agacho, le agarro las solapas de la
chaqueta y le golpeo la cabeza contra el suelo una, dos veces.
Abre mucho los ojos, desorbitados de miedo, mientras me
agarra las manos y me mancha con su sangre.