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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Sí, señor. —Su voz incorpórea resuena alto y claro en mis

auriculares.

Me comunico por radio con la torre y están listos para

darnos luz verde.

—Bien, caballeros, nos vamos a casa. —Tiro hacia atrás del

mando colectivo y elevo el Charlie Tango suavemente en el

aire para dirigirme a Seattle.

Mientras ganamos velocidad, sé que he tomado la decisión

correcta al pilotar. Tengo que concentrarme en mantenernos en

el aire, pero, en el fondo, la ansiedad sigue corroyéndome por

dentro. Espero que Ana esté bien.

Aterrizamos justo a la hora prevista, las dos y media.

—Buen vuelo, señor Grey —dice Stephan.

—Que disfrutes llevándolo de vuelta a Boeing Field.

—Lo haré. —Sonríe.

Me desabrocho el cinturón, enciendo el teléfono y sigo a

Taylor hasta la azotea del Escala. Taylor frunce el ceño al

mirar su teléfono. Me detengo mientras escucha un mensaje.

—Es de Sawyer. La señora Grey está en el banco. —Taylor

levanta la voz para que pueda oírlo pese al viento que azota la

cubierta de la azotea.

¿Qué? Creía que se encontraba mal. ¿Qué coño está

haciendo en el banco?

—Sawyer la siguió hasta allí. Ha intentado darle esquinazo.

La ansiedad se agolpa en mi pecho y me atenaza el corazón.

Una vez encendido, mi teléfono emite un pitido y vibra con

una avalancha de notificaciones. Hay un mensaje de Andrea,

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