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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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Me despierto jadeando y, por un momento, no sé dónde

estoy. A ver, estoy en el Charlie Tango, y acabamos de

aterrizar en Portland. Los rotores todavía siguen girando y

Stephan está hablando con la torre. Me restriego la cara para

despejarme y me desabrocho el cinturón.

Taylor abre su puerta y se baja de un salto a la superficie del

helipuerto mientras yo me pongo la chaqueta, con cuidado

para que el cable de mis auriculares no se quede enganchado.

—Gracias, Stephan —digo, hablando en voz muy alta para

que me oiga con los cascos puestos.

—De nada, señor Grey.

—Deberíamos estar de vuelta sobre la una de la tarde.

—Estaremos listos y esperando. —Frunce el ceño y su

preocupación se refleja en los pliegues de su frente mientras

Taylor agacha la cabeza para abrirme la puerta.

Mierda. Espero que esa preocupación no sea por mí. Me

quito los auriculares y me bajo del aparato para situarme junto

a Taylor. El aire de la mañana es fresco y hace un día más

luminoso que en Seattle, pero sopla un viento enérgico que

trae consigo el aroma del otoño. No hay rastro de Joe, el

veterano que suele estar está aquí para supervisar las llegadas

y las salidas. Tal vez es demasiado temprano o no le toca

trabajar esta mañana… o se trata de un mal presagio o alguna

mierda parecida.

No me jodas, Grey. Contrólate.

Nuestro chófer nos espera en la puerta del edificio del

helipuerto. Taylor abre la puerta del Escalade y me subo

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