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Freed-Fifty-Shades-Freed-As-Told

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—Dime que pare si es demasiado, ¿vale?

Asiente.

Maldita sea, Ana.

—Responde.

—Sí —contesta en un tono ligeramente agudo y jadeante

que delata su excitación.

Sonrío burlón y pongo voz grave.

—Bien. Así que, señora Grey… como me ha pedido, la voy

a atar.

Por algo he escogido este sofá, el único que tiene remates.

—Sube las rodillas. Y reclínate en el respaldo.

Una vez más, obedece sin rechistar. Le cojo la pierna

izquierda, le paso uno de los cinturones de los albornoces

alrededor del muslo y se lo ato por encima de la rodilla con un

nudo corredizo.

—¿El cinturón del albornoz?

—Estoy improvisando. —Ato el otro extremo al remate

decorativo de la esquina izquierda del sofá y tiro para

separarle los muslos—. No te muevas.

Hago lo mismo con la pierna derecha, atando el otro

cinturón al remate de ese lado.

Ana está completamente abierta de piernas, expuesta en

todo su esplendor, con las manos colocadas a los lados.

—¿Bien? —pregunto, deleitándome con la perspectiva que

tengo de ella.

Asiente y me mira con dulzura, vulnerable. Mía.

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