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Edicion 45 - Octubre

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Olvide las etiquetas y los<br />

nombres que le han puesto.<br />

Si cree en Jesucristo, usted<br />

es amado, aceptado,<br />

seguro y valioso.<br />

FOTO DE GERALD TOOKES<br />

cambiar. Voy a volver a la iglesia y a estar bien<br />

con Dios. Hay algo distinto dentro de mí”.<br />

No tenía motivo alguno para creerme, pero<br />

fue. Dios me mostró una enorme cantidad de<br />

compasión y perdón al incitarla a que pague la<br />

fianza para sacarme de la cárcel.<br />

Fiel a mi palabra, le entregué mi vida al Señor<br />

y enfrenté mi adicción con Él a mi lado. Tuve una<br />

recaída y me drogué, pero fue por poco tiempo.<br />

No he bebido una gota de alcohol ni consumido<br />

drogas desde abril de 2004. Gloria a Dios.<br />

Hace 18 años que me entregué al Señor.<br />

Todavía no sé por qué Dios me eligió para utilizarme<br />

en las tareas de Su reino, pero lo hizo. Y<br />

lo hace. Después de todo lo malo que hice y los<br />

años que malgasté llevando una vida en contra<br />

de Sus principios, no tiene sentido.<br />

Pero así es la cosa: el amor de Dios es verdaderamente<br />

incondicional.<br />

Dios me ha dado un nombre nuevo y una<br />

identidad que nadie me puede quitar. Gracias<br />

a Jesús, ya no soy un adicto mentiroso, tramposo<br />

y sin esperanza. No soy un hijo no deseado<br />

que no encuentra su lugar en este mundo. Soy<br />

un hijo de Dios amado, aceptado, perdonado,<br />

deseado, redimido y capaz de vencer cual quier<br />

cosa, hasta la adicción al crack (Filipenses 4:13).<br />

La sangre del sacrificio de Jesucristo me ha lavado<br />

y limpiado todos mis pecados.<br />

Él también me ha dado un propósito para<br />

mi vida. El Salmo 107:2 dice: “¿Los ha rescatado<br />

el Señor? ¡Entonces, hablen con libertad!<br />

Cuenten a otros que él los ha rescatado de<br />

sus enemigos” (NTV). ¡Vaya si tengo una historia<br />

para contar!<br />

Dios me permite compartir Su amor<br />

restaurador a través de mis escritos y la<br />

música. Siempre me gustó la música. De<br />

niño, iba detrás de mi mamá cuando ella<br />

recorría distintas iglesias para cantar los<br />

coros góspel. Son recuerdos hermosos. De<br />

alguna manera, a pesar de todas las dificultades<br />

y el sufrimiento, mi amor por la música<br />

nunca desapareció.<br />

Con la ayuda de Dios, comencé a crear<br />

mensajes significativos mediante poesías<br />

y canciones. Empecé a hacer presentaciones<br />

con el nombre artístico “Ministro Redimido”.<br />

Y después Él tuvo que lidiar conmigo por mi<br />

intransigencia con el rap. Ese género no me<br />

atraía en lo más mínimo, pero Dios no me iba<br />

a dejar en paz. “¿Cómo esperas relacionarte<br />

y predicar a los jóvenes, si no estás dispuesto<br />

a interactuar con ellos teniendo en cuenta<br />

sus gustos musicales?” me preguntó.<br />

No tenía sentido debatir el asunto con<br />

Dios. Él ya me había rescatado del foso, ¿por<br />

qué no iba a permitirle que pusiera una canción<br />

nueva en mi corazón también? (Salmo<br />

40:1–3). Y cedí.<br />

“Señor”—dije—“si quieres que haga rap,<br />

lo hago. Pero al menos ¿puedo rapear textos<br />

bíblicos?”. Y, así como así, el Señor cambió<br />

mi perspectiva.<br />

Brotaban de mí palabras llenas de fuerza que<br />

creaban canciones nuevas. Sabía que venían de<br />

Él porque aparecían sin que hiciera el menor<br />

esfuerzo. A menudo Él me despertaba durante<br />

la noche. Yo tenía un cuaderno en mi mesa de<br />

luz para anotar las palabras a medida que fluían.<br />

Desde entonces, escribir y representar el<br />

mensaje de redención de Dios ha sido mi pasión.<br />

Una de mis canciones favoritas y más<br />

populares es “Ya no me llamo así”. El mensaje<br />

es simple: Dios lo ama y desea darle un nombre<br />

nuevo y un propósito nuevo.<br />

Dios cambió el nombre de varias personas<br />

y les dio una nueva identidad en toda la Biblia.<br />

Lo hizo con Jacob, el embustero, que pasó a ser<br />

Israel. (Ver Génesis 32:22–32). También con<br />

el asesino Saul, que se convirtió en el Apóstol<br />

Pablo. (Ver Hechos 9:1–19, 13:9). Y lo hará con<br />

usted, si se lo permite.<br />

Olvide las etiquetas y los nombres que le han<br />

dado. Si cree en Jesucristo, ya no es ninguna de<br />

esas cosas. Es un hijo de Dios y, a Sus ojos, está<br />

perdonado y todos sus pecados están lavados<br />

con la sangre del sacrificio de Jesús (1 Juan 1:9).<br />

Eso es usted: Amado. Aceptado. Seguro.<br />

Y valioso.<br />

THADDEUS BRUCE integra su formidable testimonio<br />

de redención con su talento musical y habilidad<br />

para escribir para ayudar a los demás a encontrar<br />

un camino, una transformación y una relación más<br />

estrecha con Dios. Para más información, visite www.<br />

thaddeusbruce.com.<br />

8s Número 04 / 2022 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM

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